En el Piamonte, a 1200 mts. de altura se halla el Sacro Monte de Oropa.

Es un complejo de 19 capillas y varios albergues.

Construidos en una tierra en donde Nuestra Señora quiso afincarse.

madonna de oropa medio cuerpo

Y dentro del complejo está la antiquísima imagen de la Virgen Negra de Oropa.
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Su veneración fue introducida por San Eusebio, quien en el siglo III trajo desde Tierra Santa una escultura de la Virgen.
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Se cree esculpida por la comunidad de San Lucas Evangelista.

En la región del Piamonte, al noroeste de Italia, y en cercanías de la ciudad de Biella, se encuentra el “Sacro Monte de Oropa”, situado a 1.200 metros de altura y a 15 minutos de tal ciudad.

Es el Santuario de la Virgen Negra.

Uno de los mayores santuarios de Europa, situado en las laderas del Monte Mucrone.

Constituido por un amplio y escenográfico complejo de edificios, realizados entre el siglo XVII y principios del siglo XX.

Entre los cuales se destaca la Basílica Antigua que fue edificada a principios del siglo XVII en el lugar de la anterior construcción que se remontaba al siglo XIII, de la cual se conserva sólo el denominado «sacello eusebiano» (recinto sacro) donde se encuentra la estatua de la Virgen Negra.

Otro destaque es la Basílica Nueva, construida entre 1885 y 1960, en una plaza por encima del antiguo núcleo.
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Y completan el complejo las 19 capillas que forman el Sacro Monte de Oropa.
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Doce, construidas entre 1620 y 1720, y representan mediante grupos de esculturas escenas de vida de la Virgen.
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Otras siete, dispersas alrededor del santuario, cuentan episodios de devoción relacionados con Oropa.

 

SAN EUSEBIO, EL CULTO A MARÍA Y LOS MILAGROS

Para no perecer, los «Celtas – Ligures» llegaron a Oropa en los siglos III – II A.C. empujados por las legiones romanas.

En este lugar encontraron fuentes, torrentes, grandes masas adeptas al culto religioso de las «Matres», divinidades femeninas sujetas a proteger los campos, las familias, etc.

Oropa, así mismo, con su valle, es un clásico círculo de piedras celtas, donde la «barma», es decir, la caverna formada por masas errantes constituyeron una construcción prehistórica.

En esta gruta formada por masas errantes y sagradas para las matronas celtas, del IV siglo D.C., San Eusebio introduce el culto de María, llevándoles una estatua de leño de la Virgen negra con el Niño en brazos.
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La tradición dice que el Santo trajo consigo a Oropa una estatua de leño de la Virgen, encontrada en Jerusalén y tallada por San Lucas.

Desde entonces la Virgen María extendió su manto para proteger a todos sus hijos en un creciente número de milagros, prodigios, conversiones y gracias de orden sobrenatural.

Esta es la abundancia de maravillas que desencadenó la gratitud de los fieles que edificaron en los siglos sucesivos, un culto interrumpido, un espléndido Santuario.

Una maravilla que fue reconocida por la UNESCO como «Patrimonio Mundial de la Humanidad».

Su protección amorosa se extendió sobre los fieles, defendió del acecho muchas ciudades, ha protegido poblaciones de tres pestes, cuyo contagio era similar a los flagelos de Dios.

Restituyó la vista a los ciegos, hizo caminar a los cojos, oír a los sordos delante de más de 50.000 personas.

Concedió a manos llenas todo tipo de sanación, de alivio. Dispensó sus gracias sobre una humanidad que sufría, que corría de todas partes para ir a su encuentro y suplicarle.

madonna de oropa de pie

 

LA IMAGEN DE LA VIRGEN NEGRA

La imagen de la Santísima Virgen María y del Niño Divino que se venera en el Santuario de Oropa.
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La actual es una talla de madera recubierta de oro y piedras preciosas de finales del siglo XIII.
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Data de alrededor del año 350 de nuestra era cristiana.
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A ésta Virgen se le asignan numerosos milagros y gracias particulares.

Esta imagen Santísima representa la Fiesta de la Purificación y la Presentación del Niño en el Templo.

Como narra San Lucas en su capitulo II, versículos 22 al 24: “Cuando llego el día fijado por la ley de Moisés para la purificación, llevaron al Niño a Jerusalén para presentarlo al Señor”, como está escrito en la ley: “todo varón primogénito será consagrado al Señor”.

También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o pichones de palomas, como ordena la “ley del Señor”.

Vemos en la imagen de la Virgen, avanzando hacia el altar de Dios, su brazo derecho adelantado con los dedos hacia arriba, en señal de ofrecimiento, en los cuales sus fieles colocaron luego el símbolo del mundo coronado con una cruz.

El Niño Jesús tiene en su mano la paloma de la ofrenda.

La antiquísima Imagen no muestra ningún signo de envejecimiento.
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Se observó que, debido al tan húmedo clima de Oropa, se fueron desgastando los adornos que tenia alrededor, y no así la propia escultura.

Todos los años, antes de la Fiesta Patronal, el Rector del Santuario procede a la apertura de la Capilla de la Virgen y personalmente realiza la limpieza de la imagen.

Comprobando el hecho mas sorprendente, y al que hasta el momento no se le encuentra explicación alguna: «sobre la cara de la Virgen y la del Niño, no se acumula jamás el polvo».

Según la hagiografía, la veneración de la «Madonna Nera» en éstas tierras fue introducida por San Eusebio, que en el siglo III trajo desde Tierra Santa una escultura de la Virgen, se cree esculpida por la comunidad de San Lucas Evangelista, para ser colocada en la diócesis de Vercelli, sede del obispado.

El culto a la imagen y la Virgen Negra, difundidos posteriormente en muchas áreas europeas, podría asociarse en sus orígenes al uso por parte de las primeras comunidades cristianas, de estatuas de divinidades construidas en madera de ébano o pintadas, como imágenes de Vírgenes, alrededor de las cuales se manifestaba fervorosa veneración, en algunos casos hasta hoy, activísimas.

San Eusebio fue elegido como Obispo de la región que comprendía todo el Piamonte, cerca del año 345.
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Por su lucha a favor del cristianismo y su acción evangelizadora en esa región, fue considerado el “Padre” de la fe cristiana en tierras piamontesas.
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Y proclamado por el Papa Juan XXIII “Patrono del Piamonte”.

Esta región se encontraba aún envuelta en los cultos paganos, cuyo bosque estaba consagrado al dios Apolo y los montes a las deidades femeninas.

En el año 396 y para escapar de las persecuciones arrianas, San Eusebio se marcha hacia las montañas de Oropa.

Llevándose consigo la imagen de la Santísima Virgen, que escondió en un nicho, debajo de una gran roca, al abrigo de la intemperie.

Luego de casi 20 años de exilio, San Eusebio regresa a su diócesis, e intenta trasladar la imagen desde el refugio en las montañas a las ruinas del vecino Templo de Apolo, donde se comenzó a venerarla.

En esos primeros tiempos, toda clase de animales salvajes y forajidos infestaban la región de Oropa, dificultando el acceso a la misma de los pobladores de pueblos vecinos.

A raíz de estos hechos, los canónigos de la ciudad de Biella decidieron llevar la imagen a una iglesia recién construida, pero no contaron con la Divina anuencia de María.

La Santísima Virgen había elegido Oropa para su “real residencia”, y allí debía quedar.
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Milagrosamente hizo que la estatua fuera tan pesada que no fue posible transportarla mas de unos cientos de metros.
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Solamente cuando se decidió volver ésta a su primitivo lugar, su peso volvió a ser normal posibilitando el transporte, y volvió a ser colocada en el Monte de Oropa.

Durante la peste del 1600, la ciudad de Biella hizo voto a la Madonna de Oropa para permanecer incontaminada.

Desde ahí que anualmente la ciudad lleva a Oropa una procesión solemne in observancia de aquel voto.

 

EL SANTUARIO DEL SACRO MONTE DE OROPA

San Eusebio tenia la intención de crear un lugar de acceso menos complicado y un refugio para sus discípulos y compañeros de retiro y penitencia.

Al reparo del gran macizo, este comenzó la construcción de una pequeña capillita, capaz de contener cerca de diez personas.

Esta aún hoy se conserva en la Basílica Antigua, bajo la cúpula y se la llama “el refugio eusebiano”.

Ya en el siglo XIII están presentes en Oropa dos construcciones, una dedicada a Santa María y otra a San Bartolomeo.

El Sacro Monte surge como iniciativa de capuchinos como expresión del culto a la Virgen.
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El proyecto inicial incluía 20 capillas y contaba con el soporte de Carlo Emanuele I, Duque de Savoia.
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Pero el esfuerzo lo llevó a cabo la comunidad de Biella.

De la primitiva capilla a la imponente Basílica Superior, consagrada en 1960, el desarrollo edilicio y arquitectónico fue grandioso.

Esta constituido por un complejo de edificios, repartidos en tres plazas, ubicadas en diversos niveles de la montaña.
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El Monte Sacro se compone de diecinueve capillas, de las cuales doce forman parte del único ciclo dedicado a momentos de la vida de la Virgen.
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Mientras que las otras, esparcidas alrededor del santuario, narran episodios de devoción relacionados con Oropa.

La Basílica Antigua es el corazón espiritual de santuario, construcción iniciada en el 1600 sobre la inicial Capilla. Custodia la estatua de la Madonna.

La Basilica Nueva es construida sobres fines del 1800 sobre proyecto del arquitecto Ignazio Amedeo Galletti (1726-1791) prosiguiendo el desarrollo del Santuario hacia el Norte.

Fue puesta la primera piedra en 1885, el trabajo prosiguió con mucha dificultad a través de las dos guerras mundiales.

La solemne consagración del nuevo Templo, magnifica construcción de 98 mts. de alto y 100 mts. de largo, tuvo lugar en el mes de agosto de 1960.

santario de oropa aerea

 

Existe al interno del Santuario de Oropa:

El «Museo de los Tesoros», inaugurado en el 2003, tiene oro, joyas, prendas de vestir y otros objetos de valor histórico entre los cuales resalta un cáliz en plata dorada con brillantes y rubíes, donado por la reina María Cristina de Borbón en 1836.

Además, tiene la gran Custodia en plata dorada con incrustaciones de aproximadamente 800 piedras preciosas, donadas por María Giovanna Battista di Savoia Nemour, madre de Vittorio Amedeo II. Preciosa reliquia que fue confeccionada con el manto del beato Amnedeo IX.

• Las Galerías exvoto, en las cuales fueron expuestas tablillas con pinturas conmemorativas, fueron entregadas al Santuario por un fiel, como signo de agradecimiento por la gracia recibida. Se pueden contar hasta mil.

En la antigüedad estas obras fueron colgadas al interior de la Capilla y en las paredes de la Basílica que estaba totalmente tapizada por éstas.

• La Biblioteca es un archivo histórico, rico en volúmenes del 6 al 700 entre los cuales destaca la Biblia Políglota, más de 5.000 volúmenes de naturaleza humanística y científica y muchos otros.

• Más de 300 cómodas recámaras para hospedaje, arregladas elegantemente.

• Un observatorio meteoro-sísmico fundado en 1874 por el padre barnabita Francesco Denza de Nápoles. El observatorio de Oropa forma parte de la red meteorológica del Piemonte y de la red sísmica nacional.

 

Cerca del Santuario de Oropa se encuentra:

• El sacro Monte compuesto por diecinueve Capillas dedicadas a la vida de la Virgen y pobladas de estatuas esculpidas a partir de 1620.

• El jardín Botánico, Oasis WWF, que tutela y promueve el cuidado de la flora alpina y organiza exposiciones y actividades didácticas.

• El Cementerio, circundado por un portal semicircular en cuyo centro sobresale una Iglesia con una colección de la Deposición del Antonio.

En esta capilla reposan: Monseñor Pietro Losana y Monseñor Natale Serafino, Obispos de Biella; monseñor Carlo Montagnini, el presbítero que representaba la Santa Sede en Paris.

Está embellecido por estatuas y relieves, obras de artistas modernos.

Entre los mausoleos se puede evidenciar el de forma de pirámide de Quintino Sella.

Un teleférico parte de Oropa y llega a 1.900 metros al refugio de Savoia.

Desde este refugio se puede alcanzar, con una breve caminata, el lago Mucrone, o si no, gracias a otro teleférico, se puede subir al monte Camino, a 2.400 metros

interior de santuario nuevo oropa

 

TRES MILAGROS RECONOCIDOS JURÍDICAMENTE POR LA AUTORIDAD ECLESIÁSTICA

Al lado izquierdo de la Capilla de la Virgen de Oropa, se encuentran tres lápidas en mármol con leyendas en latín que se refieren a los tres milagros certificados por procesos canónicos oficiales. Estos son:

1. Juan S. A. queda a los 8 años de edad sin parientes y privado de cualquier recurso, por lo cual no le quedó más que vivir de limosna.

Su vida cambió cuando cuatro ladrones, después de haberle robado, le cortaron la lengua con unas tijeras.

Así, mudo, vivió por 11 años de limosna y con el trabajo de sus propias manos. En el año 1661 se dirigió a Oropa y al suplicar a la Virgen Santísima, recuperó la lengua.

Conocido el hecho, el Obispo de Vercelli instituyó el proceso canónico.

Fueron sometidos a un largo interrogatorio el que recibió el milagro y los testigos entre los cuales se encontraban: el podestá, el Párroco y el médico.

Se consultaron los mejores teólogos de la Diócesis y se emitió la siguiente sentencia: «Exponemos, pronunciamos y declaramos que a Juan S. A. le fue restituida milagrosamente la palabra y la lengua que le fue amputada y que este hecho sucede sobrenaturalmente. Y es así que por, puro y verdadero milagro se debe juzgar y publicar, manifestando este hecho todas las condiciones requeridas para la existencia de un verdadero milagro».

Sobre la lápida situada en el exterior de la Capilla está escrito:

JOANNE S.A. NATIONE SABAUDUS PATRIA CAMBERINSIS ELINGUI PRECE VIRGINEM IMPLORANS QUÆ VERBUM DEI MUNDO DEDIT EXECTAM PRÆ DONUM SEVITIA PROPE RADICES LUSTRA ANTE ALIQUOT LINGUAM HIC MOMENTO RECEPIT ET AD DEIPARÆ LAUDES VOCIBUS SUIS SAXUM HOC ERUDIVIT – ANNO SALUTIS MDCLXI SEPTID MARTIL –

Traducción: «Juan S. A., de nacionalidad saboyana, nacido en Chambery, implorando con una oración sin lengua, la Virgen que dio al mundo el Verbo de Dios, le devolvió la lengua, cortada hasta la raíz años antes por la crueldad de algunos saqueadores; aquí en un instante y con su voz dio instrucciones de inscribir esta piedra para alabar a la Madre de Dios».

 

2. Juan Bautista Perrone fue tomado prisionero por los turcos en el año de 1718; por su rechazo a renegar de la fe católica, le fue cortada la lengua.

Los Padres Franciscanos lo rescataron y es así que regresa a Piemonte.

Fue a Oropa par a la Coronación Canónica de María de Oropa y obtiene la gracia.

En el instante en que Monseñor Gattinara, Obispo de Alejandría, puso sobre el manto de la Virgen la nueva tiara, sintió cómo le crecía la lengua, y recupera la palabra.

Como en los casos precedentes, se instituyó un proceso canónico que se concluye en el año de 1724, aprobando como milagro «la recuperación de la lengua y de la palabra por parte de Juan Perrone».

 

3. Giacomo Vallet, nace sano, pero a la edad de nueve años, adquiere una enfermedad que lo paraliza y lo lleva a una total inmovilidad.

Permanece inmóvil por dieciocho años, después, en el año 1672, se encomienda a la Virgen con el voto de ir al Santuario de Oropa en caso de sanación.

Hecho el voto, inmediatamente se curó. El Obispo de Aosta, Alberto Bailly, acompañado por nueve Teólogos y canónicos, instituyó el proceso canónico.

Examinados los documentos, escuchados doctores y teólogos, se concluye con la siguiente sentencia: «Fue sanado en un instante y liberado… de la parálisis y por esto mismo aprobamos y declaramos como milagro la sanidad obtenida, del susodicho Giacomo».

En la lápida puesta al externo de la Capilla está escrito:

IACOBUS VALLET CAMPORCHIENSIS DIO ECESIS AUGUSTA TOTO CONVULSUS CORPORE NATURALIBUS DESTITUTUS OFFICIIS OCTODECIM ANNO IMMOBILIS IACUIT IN PRÆSEPIO OROPEAM VIRGINEM IMPLORANS SANITATI MOMENTO RESTITUTUS RENEFICAM GRATUS ADORAT – ANNO DOMINI MDCLXXII –

Traducción: «Giacomo Vallet, de Champorcher, Diócesis de Aosta, sufría de convulsiones en todo el cuerpo; privado de las capacidades naturales por dieciocho años, permanece inmóvil en una caballeriza; implorando a la Virgen de Oropa, en un instante le fue restituida su salud; venera grato a su benefactora».

 

Sumario de Milagros

Con motivo de obtener de la Santa Sede la concesión del Oficio y Misa propios de la Virgen de Oropa, en el año 1856 Monseñor Losana envió a Roma un sumario de prodigios constituido por las declaraciones conservadas en los registros del Santuario. He aquí el elenco:

14 – Ciegos han recuperado la vista
02 – Sordos han recuperado el oído
27 – Paralizados han recuperado la movilidad
14 – Mudos y sin lengua han recuperado la palabra
05 – Locos han recuperado la razón
11 – Fueron salvado de la peste
11 – Fueron salvados de la parálisis
11 – De hernia inguinal
11 – De epilepsia
35 – De dolor de cuerpo, garganta, pecho y caderas
23 – De fiebres
11 – De hidropesía, tubercolosis, fluidos de sangre
41 – De heridas
26 – De gangrena y úlceras
48 – De enfermedades declaradas mortales
17 – De embarazos difíciles
58 – De naufragio
73 – De caídas peligrosas
08 – De golpes mortales
20 – De ser atropellados por autos
26 – De peligros de muerte
06 – Librados de la muerte y de asfixia
10 – Disueltos de maldiciones
14 – Librados de espíritus malignos
14 – Gracias otorgadas a soberanos y personajes distinguidos
24 – A ciudades enteras

nicho de madonna de oropa

 

MARAVILLAS DE LA IMAGEN

Por varios escritores antiguos y modernos fueron señaladas algunas maravillas de la Sagrada Estatua de la Virgen de Oropa.

 

1. No se encuentra ni carcomida, ni marchita, ni corrupta

La antigua Imagen, tallada en madera, no presenta ninguna marca o indicio de que se haya comenzado a carcomer o a marchitar.

En 1621, el Obispo de Vercelli, Stefano Ferrero, escribe a propósito de ésta:

«Se puede decir razonablemente que en este hecho existe una virtud oculta y sobrenatural, siendo que el lugar donde ella está colocada es cerca al monte y, en consecuencia, friísimo y muy húmedo.

Donde los mismos mármoles y bronces han sufrido descomposición a través del tiempo y muchas veces los ornamentos de madera, aparte de pudrirse por la gran humedad, se vieron que goteaban de cada parte.

Y la Santísima Imagen siempre se ha preservado seca, ni después de largo tiempo se ha encontrado cubierta de una telaraña...

Y en cuarenta años se pudrieron los pedestales sobre los cuales se encontraba apoyada la Estatua Sagrada, a pesar de haber sido hechos con madera solidísima…»

Desde entonces pasaron 387 años y la Virgen de Oropa permaneció ilesa; el tiempo y las circunstancias no han dejado en Ella ninguna huella.

 

2. Los pies no se deterioraron

En ocasión de la coronación de 1720, el Prior Agostino Penna, Canónigo Teólogo de la Catedral de Vercelli, decía:

«Triunfadora por tantos siglos, hela aquí (la Sagrada Imagen) no gastada e ilesa.

Desde que la muchedumbre la comenzó a venerar frecuentemente, la piedad y el deseo de los fieles los llevaban a tocar los pies de la Virgen con cualquier objeto devoto, tales como medallas, coronas, etc., y los pies han permanecido sin marcas de corrosión.»

Lo mismo declararon los Sacerdotes Domenico Mercando y Giovanni Bocca, encargados por muchos años de la Iglesia de Oropa en 1853:

«Se solía tocar los pies sagrados con coronas, medallas, cruces, libros y otros objetos de devoción…, y algunas veces friccionaban estos objetos en estos pies sagrados con cierto ímpetu.

Si observamos que gran parte de estos objetos son de cobre, latón y otros materiales duros y corrosivos, esos pies debieron haberse desgastado».

 

3. Sobre el rostro de la Virgen y del Niño Jesús no se detiene el polvo.

Dice explícitamente el Canónigo Penna en 1720:

«Alcanza, sí, un mínimo polvo a cubrir las joyas de la preciosa tiara, a entrar en los pliegues del manto, a llenar la palma de la mano, el pecho, los tejidos y paños del vestido.

Pero nunca ha logrado tocar la belleza del rostro adorado: nunca ha logrado penetrar en lo cóncavo de aquellas purísimas pupilas«.

En el año 1853 el Sacerdote Mercando:

«El suscrito, teniendo domicilio por siete años en el insigne Santuario de María Santísima de Oropa, testifica que, mientras las coronas y las gemas estaban siempre llenas de polvo que no se veía su espléndido brillo, las caras estaban siempre limpísimas«.

Monseñor Davide Riccardi Arzobispo de Torino en 1858 cuenta:

«Fijando la mirada en el rostro de la Virgen y del Niño Jesús, los vislumbré lúcidos como el cristal, mientras que cada objeto, las coronas, las gemas y el cuerpo mismo de la Virgen estaban completamente cubiertos de polvo«.

El experimento fue repetido frecuentemente en presencia de Obispos, sacerdotes, seculares y el hecho aparece siempre claro e indudable.

 

4. La Sagrada Estatua no se puede transportar

En el año de 1621 hubo dos intentos de transportar en diferentes momentos la Sagrada Estatua a la localidad vecina, Biella; uno ala parte de Cossila, la otra hacia Pralungo.

Pero los dos intentos fallaron: a poca distancia del Santuario la Estatua se volvió tan pesada que los cargadores no pudieron continuar el transporte.

Perdió el peso sólo cuando decidieron regresarla a su capilla original.

procesion de oropa en biella

 

APARICIONES DE LA VIRGEN DE OROPA

En 1621 el escritor Bonfinio específica:
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«Siendo Biella asediada, aparece para defenderla la Santísima Virgen junto con San Estéfano, patrón de la Ciudad».

En 1620 una monja llamada Donna Anna Ludovica, se encontraba gravemente enferma en el convento de Santa Caterina en Biella.

El 26 de julio, fiesta de Santa Ana, después de la Santa Comunión, notificó a su Padre confesor y a la Madre Superiora del Convento que se le habían aparecido en su celda y en gran esplendor dos Damas de grandísima Majestuosidad, la más joven tenía en brazos una bellísima Niña.

La más anciana le dijo:

«Yo soy Ana, Madre de la gran Madre del Hijo de Dios, y esta que tú ves es mi hija, María, que engendró el Único Hijo del Padre Eterno.
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Y por esto te hago saber, que tu debes promulgar la Coronación que se trata de hacer a la imagen de Mi Hija y Madre de Dios en el Monte de Oropa; para Ella, y para su dulcísimo hijo, será extremadamente agradecida y aceptada…
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Y como señal de lo que te digo es verdad, partirás de la vida presente el séptimo día de tu enfermedad»

Añadió que la coronación la seguiría el último domingo de Agosto. Y así sucedió.

Los restos de esta monja fueron llevados en 1920 a Oropa y sepultados en la Capilla del Sepulcro, en el primer piso de la Iglesia.

Enrico Gamarra encontrándose en el lecho, desahuciado por los doctores y creído muerto, vio en sueños a la santa Virgen de Oropa y lo curó.

Así se despertó libre de todo mal.

El sacerdote Callabica sufría de fiebre sin esperanza de sanar.

En ese estado rezó a la Virgen de Oropa para que lo curara y Ella le respondió asegurándole la gracia. Enseguida se despertó completamente sano.

En 1623, Guillermo Pera, que era mudo de nacimiento, vio una mujer de belleza extraordinaria que le dice:
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«Ve con tu tío y pídele que recite contigo las oraciones a la Virgen y después regresa aquí».

Recitadas las oraciones regresó con el tío al lugar de la aparición, apareció la Virgen que le dijo:

«¿Por qué no vas a mi Santuario de Oropa a cumplir el voto que has hecho? ¡Ve a Oropa y cumple fielmente tu promesa!»

Guillermo, apenas llegó a Oropa, volvió a ver a la Virgen que le dijo:

«Yo te ordeno que hagas saber a mi pueblo que procure santificar en el futuro, mejor que en pasado, el día del Señor…»

Después desapareció y Guillermo recuperó la palabra.

En 1642, Nicolás Siletto sufría una grave enfermedad y fue desahuciado por los médicos, se le apareció la Virgen de Oropa que le aseguró su sanación. Apenas se despareció la visión se sintió enseguida mucho mejor y contó todo a su confesor, el Padre Todesco, dominicano.

El día después estaba completamente sano y pudo dirigirse a Oropa para agradecer a la Virgen.

En 1658, Anna Margarita Vera vio soñó con la Virgen de Oropa durante ocho días y se sanó completamente, lo certifica también su hermano y el Párroco Juan Bautista.

Carlo Antonio Brignone encontrándose en la cama con fiebre altísima hizo un voto a la Virgen de Oropa, enseguida se le apareció y lo curó. De esta forma, se dirigió a Oropa a darle gracias.

En 1674, Sor Etienne Brunet del Convento Santa Caterina de Aosta, estando enferma en etapa terminal, vio una noche aparecer a la Santísima Virgen de Oropa y sintió que le apoyaba la mano sobre las cobijas.

En ese mismo momento fue librada de todo mal y recuperó la salud. El médico certificó que era un milagro sobrenatural.

En 1675, Bartolomeo Vigna estaba en cama con fuertes dolores. Apareció la Virgen de Oropa que le preguntó si deseaba ser liberado.

El enfermo le pidió que le volviera el dolor más soportable.

Entonces la santa Virgen le respondió: «Ten fe hijo, eres libre». Desapareció y en ese mismo instante Bartolomeo recuperó la salud.

En 1681, Sebastián Pérez fue condenado a muerte y en espera de la sentencia fue confinado en la torre del Castillo Gaone en Sevilla.

Para salvarse decide arrojarse de la Torre; mientras caía, vio a la Virgen de Oropa que lo acompañó hasta el suelo, donde se encontró sin ninguna herida.

En 1832, el capitán Giovanni Savia yacía inmóvil en su cama y sintió una Mujer que le decía: «Levántate, que no tienen ningún mal». Se levantó de la cama al sentirse curado.

En 1813, Paolo Cimma estaba en batalla y se le apareció la Virgen de Oropa que le pidió no tener miedo. Así le salvó la vida.

Caterina Rolla estaba ciega, sin memoria, y yacía en una cama por un mal que la atormentaba.

María se le apareció en sueño y le dijo: «Ven a mi Santuario de Oropa; estarás contenta»

Transportada con fatiga a Oropa en la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz y puesta enfrente de la Capilla la enferma escuchó las palabras de la Madre Celeste: «Levántate y camina».

Así obtuvo la completa sanación. Los documentos relativos y el certificado del médico que la seguía se encuentran en el Santuario de Oropa. Era el año de 1877.

salida de madonna de oropa

 

SANACIONES DE LA VIRGEN DE OROPA

En 1920 Dorotea Garretta, en el día de la Primera Coronación y en presencia de más de cincuenta mil personas obtiene el don de la palabra.
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Y con voz clara agradece a María.

Lo mismo sucede para Antonio Cerruti que hasta la edad de 16 años nunca había hablado.

En el día de la Coronación, mientras los parientes pedían para él, la gracia, formuló las primeras palabras y después de eso comenzó a hablar libremente.

La esposa de Giovanni del Orto desde hacía cuatro meses que estaba enferma y no hablaba.

Hizo el voto a la Virgen de Oropa, recuperó la salud y la facultad del habla. No cumplió el voto prometido en el tiempo determinado y recayó en la misma enfermedad.

Sólo después de haberse dirigido a Oropa a cumplir el voto fue como recuperó la salud.

La condesa Margarita Gromo se había quedado ciega, para obtener la gracia fue llevada a pie a Oropa donde recuperó perfectamente la vista que le duró hasta los últimos días de su vida.

Giovanni Colonna herido con el fusil a la pierna, quedó obligado a caminar con ayuda de las muletas.

Encomendándose a la Virgen de Oropa arrojó las muletas y fue a agradecerle al Sacro Monte.

Martina Fausto quedó paralizada sin poder alzarse de la cama, después de haber invocado a la Santa Virgen de Oropa, se levantó enseguida de la cama completamente curada.

Se dirigió después al Santuario para cumplir su voto.

El noble Nicolao Collon tuvo un hijo sin ninguna señal de vida. Suplicaron a la Virgen de Oropa y pusieron sobre la cobija del bebé una imagen de la Virgen que había tocado la Estatua.

Inmediatamente se entibió el cuerpo del bebé que enseguida empezó a llorar.

El Conde Giacomo Mitolio tenía una llaga afectada de la gangrena, declarada incurable.

Después de haberse dirigido al Sacro Monte la herida se le desapareció.

La mujer de Miguel Dol, brigadista del regimiento de Piemonte, tenía a su mujer Caterina enferma y muda desde hacía 25 meses.

Llevada a Oropa recuperó la salud y la palabra.

En 1711 Giuseppe Antonio no podía sostenerse en pie y estaba obligado a caminar con las muletas. Conducido a Oropa recuperó la salud.

En el mismo año Giuseppe Sereno recuperó la vista que había perdido en un accidente.

María Levi tenía un tumor al brazo. Fueron inútiles los remedios aplicados. Subió al Santuario a pie e hizo una novena, nutriéndose sólo de pan y obtuvo la gracia de la completa sanación.

En 1826, María Daniela era muda y usaba las muletas para caminar. Al hacer la novena en la Iglesia de la Virgen de Oropa obtuvo la sanación completa que produjo un asombro general.

Dejó colgados en el muro de la basílica las muletas que ya no le eran necesarias.

En 1859, Carlo Pizzoglio se encontraba desde hacía tiempo enfermo gravemente y se le veía caminar con dos muletas.

No obstante su estado de salud, para la fiesta de la coronación de la Virgen de Oropa subió a pie de Biella al Sacro Monte cerca 10 km.

Y ahí, durante la Santa Misa él: «Sentí una gran descarga en el cuerpo», se sintió más ligero y se dio cuenta que la Virgen le estaba procurando la gracia.

Obtenida la gracia dejó sus muletas en el Santuario.

En 1869, María Meinardi, enferma incurable, fue conducida al Santuario de Oropa y después de varias súplicas obtuvo la sanación.

La sanación instantánea fue notificada por el Obispo de Biella Monseñor Pietro Losana, con el veredicto unánime de Teólogos y Sacerdotes.

En 1920, Miglietti Giovanni estaba gravemente enfermo y en condiciones desesperadas.

La medicina no podía hacer nada. Después de haberse encomendado a la Virgen María con el voto de dirigirse a pie a su Santuario, se curó ante el gran asombro del doctor y de los parientes.

madonna di oropa fondo

 

CONVERSIONES DE NUESTRA SEÑORA DE OROPA

Las gracias de conversión, si bien son cotidianas, están entre las más importantes; aún así, sólo en algunos casos los convertidos han pedido el registro y la publicación en el Santuario.

En 1564 un hombre estaba en pecado mortal. Hacía 25 años no se confesaba.

Era un Capitán que en el arte de la guerra tomaba todas las libertades y satisfacciones. Después, un día, vino a Oropa y la Virgen María le tocó el corazón.

No sólo purgó su conciencia, sino que lloró arrepentido por sus pecados. Apenas terminó, partió determinado a cambiar su vida. Se albergó en un Ermita con ásperas penitencias.

Carlo Gastaldi, a la edad de dieciocho años fue declarado tísico. Se encomendó a la Virgen de Oropa para obtener la sanación.

Después de haberla obtenido, en el año de 1818 se dirigió hacia Oropa. Como voto y agradecimiento decide abrazar el estado eclesiástico.

Entró en la congregación de San Filippo de Biella, reaccionó con celo y caridad, tanto que el pueblo de Biella desea erigir un monumento sobre su tumba en el cementerio de Oropa.

Teresa Giovannini sufría de dolores muy fuertes y buscó la sanación en la medicina. Siendo inútiles los recursos humanos, se dirigió a Oropa.

Una vez que llegó al Sacro Monte se dirigió para confesarse y, faltándole humildad, se alteró ante las palabras del Confesor.

De este modo no obtuvo la gracia de la sanación.

Cuando regresó a casa, su hijo la convenció de renovar una amplia confesión de todas sus culpas y de formular el propósito de palmar antes que ofender a Dios, de dirigirse a Oropa como manda en caso de sanación.

Y la Virgen la curó no sólo en el cuerpo, sino obtuvo la conversión del corazón apenas regresó reconciliada a Oropa.

Narra un Sacerdote que un señor de rica familia confesó haberse alejado de la Iglesia desde hacía 40 años.
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Después confesó sus culpas.
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Terminada la confesión se dirigió delante de la Virgen de Oropa y sintió su corazón inundarse de alegría y consuelo que nunca había sentido en su corazón.
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Era la conversión.

Un joven se dirigió a Oropa y, de modo despreciativo, se presentó en la capilla de la Virgen.

Ahí una fuerza oculta lo obligó a caer de rodillas. Comprendió lo horrible de sus pecados y después de 18 años se confesó. La Virgen, en su bondad, conviritió su corazón.

Un hombre que se dirigió a Oropa, apenas entró al Santuario sintió una fuerza oculta que lo obligó a rezar.

Terminadas las oraciones sintió en sí mismo un fuerte deseo de confesar sus propios pecados.

De esta manera, después de 18 años, limpió su alma y obtuvo la gracia de la conversión.

Partió del Santuario exclamando: «Estoy más contento que haber tenido cualquier ganancia en el mundo. Gracias a María Santísima por su Misericordia».

Una joven, hija de una prostituta y vuelta también prostituta, apenas llegó a Oropa se acercó indignamente a la Confesión y a la Comunión.

En los días sucesivos fue a la Capilla para asistir a Misa y sintió que la Virgen le tocaba el corazón.

Regresó a confesarse con buena disposición y de esta forma recuperó la paz que desde hacía tiempo había perdido. Se sintió convertida y llena de gloria.

 

ENDEMONIADOS LIBRADOS POR NUESTRA SEÑORA DE OROPA

En 1620, Anna Lavezzini fue atormentada y poseída por el demonio.

En el día de la Primera Coronación de la Sacra Estatua de Oropa y ante la presencia de 50 mil personas, después de muchos gritos y alaridos, Anna Lavezzini quedó liberada para siempre.

En 1622, Giovanni Bigatto, endemoniado, fue conducido delante de la Virgen de Oropa y obtuvo la completa liberación.

En 1650, Ángela Caterina Mendoza sufría de posesiones diabólicas desde hacía más de ocho años.

Rebelde a múltiples exorcismos fue conducida delante de la Capilla y he aquí que después de haber vomitado diferentes objetos, obtuvo la completa sanación.

Desde hacía tres años, espíritus malignos atormentaban a Clara Ottino.

Después, en 1652, fue conducida al Santuario del Monte de Oropa y aquí, después de múltiples exorcismos, obtuvo la liberación.

En 1771, Caterina Reineri fue conducida a Oropa para ser exorcisada por Domenico Carlotti. Cuenta esto el Sacerdote:

«Apenas me acerqué a la poseída… comenzó a estremecerse y alborotarse. .. Se necesitó la fuerza de cuatro de sus familiares para contenerla…

Dio lugar el interrogatorio a un número de demonios… y me fueron revelados sus nombres: el primero: Angelbel; el segundo: Giovan; y el tercero, Nicol.

Continuó el exorcismo hasta entrada la noche, cuando por fin la poseída estalló en un grito fuertísimo y la creímos liberada.

Al día siguiente llamé a la mujer, que dijo estar bien, pero durante el rezo del Rosario delante de la Virgen, rompió el rosario y lo lanzó con furor contra el altar.

Así nos aseguró que la pobre miserable no era libre de los demonios, retomamos los interrogatorios y el exorcismo. El tercer día no sucedió nada…

En el cuarto día, los demonios se empeñaron en oprimir tanto a la pobre mujer a tal punto que no tenía más voz para hablar, ni fuerza para permanecer de pie.

Continué con el exorcismo por varias horas…

Después la hice entrar en la Capilla, delante de la Virgen, e hice varias oraciones de intercesión a la Gran Madre con la orden a los espíritus de salir de ese cuerpo.

La poseída que tenía entre sus manos un crucifijo bajo mi orden, tomó aquél crucifijo, si bien estaba fuertemente agarrada, y lo arrojó directamente, con gran ímpetu, hacia la Virgen; llegando al cristal que protege a la Estatua, perdió todo impulso: una fuerza invisible lo detuvo y cayó sobre el Altar sin hacer el mínimo daño, cuando según el orden natural debía sin duda romper dicho cristal..

Después de los sucedido comenzó a proferir injurias horrendas contra la Virgen y a hacer esfuerzos increíbles para lanzarse contra de ella…
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Se le obligó a beber agua bendita… y comenzó a arrojar dentro del vaso dos moscas… una más gorda de la otra.

Apenas la mujer vomitó dichas moscas, se sintió enseguida aliviada y dice en voz alta: «Oh querida Virgen me haz liberado».

 

PESTES Y PROTECCION DE LA VIRGEN NUESTRA SEÑORA DE OROPA

La peste tiene como agente patológico la bacteria Pesteurella pestis y se transmite al hombre a través de la picada de algunos tipos de pulgas que infestan a las ratas enfermas.

La peste bubónica sobresale desde la antigüedad por las gravísimas epidemias que atacaron a Europa en los siglos VI-XIV.

La ciudad de Biella en 1522 estaba expuesta a un grave contagio del cual se temía el último exterminio, pero fue favorecida por la Virgen de Oropa después de haber invocado su intervención.

Lo atestigua el ilustre Rector Scaglia, prefecto de Santhia que: «Cumple el voto de la República de Biella por la peste del año de 1522».

La peste se manifestó como epidemia nuevamente en Biella en 1599 donde el número de muertos ascendió a 460 sobre una población de 6000, no obstante las prevenciones tomadas por los gobernadores de la ciudad.

Y mientras el flagelo se enterraba, se emitió el voto de agrandar la Iglesia de la Virgen de Oropa y de ir en procesión a este lugar.

De hecho el Consejo en uno de sus comunicados emitió el siguiente voto:

«Que sea notorio y se manifieste a cada uno… que los pecados la mayoría de las veces son causa de flagelaciones, los cuales se pueden remitir con las oraciones y devociones por medios de los cuales se aplaca la ira de Dios…
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Considerando en qué modo se pueda aplacar, hemos pensado que con las oraciones e intercesiones de la Beatísima Virgen María, Madre de Nuestro Señor Jesucristo, y de sus santos, recurrir a la bondad y clemencia de Dios para que se digne liberarnos del flagelo…
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Por esto, congregados en nombre de esta magnífica comunidad, por libre voluntad, y con ánimo y parecer unánime, hemos hecho voto solemne a la Beatísima Virgen del oratorio construido en los montes de Biella, de ir en procesión con todo el Clero…
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Y un donativo de los Rectores y Cónsules por cien ducados para agrandar la Iglesia».

Sobre la fachada de la Iglesia eregida al lugar del antiguo oratorio, se lee todavía hoy la inscripción: «Por la peste alejada de Biella. En el año del Jubileo 1600».

La protección de la Virgen se manifestó todavía en el año de 1630, preservando el Biellese del terrible flagelo inmortalado por Alessandro Manzoni en su famoso romance titulado: «I promesi sposi».

Por agradecimiento, en 1632 fue donada al Santuario una bellísima lámpara de plata sobre la cual fue escrito: «A la Virgen Madre de Dios Oropese, protectora y patrona de Biella, la ciudad intacta del contagio, el año 1632».

La peste en 1630 invadió Novara, Alessandría, Tortona, Casale etc. y duró hasta cuando cada la Parroquia recurrió a la protección de la Beatísima Virgen con votos especiales.

Mantuvieron promesa y salieron en procesión al Santuario de Oropa, costumbre que perduró en los siglos hasta ahora.

Por los hechos, resulta que el pueblo «Villata Novarese» fue liberado de la peste la primera vez en el año 1749 y una segunda vez en el año 1722.

Lo mismo sucede en 1733 para el pueblo «Lenta» y lo certifica el Priore Pievani:

«Encontrándose una gran multitud de hombres y mujeres del lugar de Lenta asaltados por una enfermedad maligna, fiebres agudas, se venían sorprendidos por la muerte cinco o seis veces al día…

Se pensó en recurrir a la Santísima Virgen en Oropa. Por intersección de María, invocada en su prodigiosa advocación, una multitud de enfermos se libró de la muerte».

En el año de 1733 el pueblo de «Ghislarengo» fue liberado del mal. Lo certifica el Reverendo Francesco Matteo Rinolfi:

«El pueblo casi en su mayoría fue asaltado por un mal agudo y maligno. Por el mal muchos morían diariamente, mientras otros permanecían enfermos…

Se hizo un voto público de llevar todo el pueblo a Oropa en procesión si el pueblo se curaba… y después de eso ninguno cayó enfermo».

 

ORACIÓN A LA VIRGEN DE OROPA

Me postro ante tu planta
Oh! Virgen de Oropa…
para implorar tu gracia,
de madre bondadosa.
Oh! Dulce nombre,
Oh! Protectora mia,
Oh! Consejera,
Oh! Madre de Oropa,
pide por mi a tu
hijo Jesus, alcanzar gracias…
y protección misericordiosa.
Amén

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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