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En el barrio de Damasco llamado Soufanieh, se produjo a partir de 1982 una aparición aprobada tanto por la Iglesa Católica como por la Ortodoxa.

ns de soufanieh

A tal punto ha sido el compromiso católico, que Juan Pablo II, en su visita a Damasco, recibió una réplica del icono de Nuestra Señora de Soufanieh.
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Y utilizó el cáliz de Myrna (la vidente), donde recogía el aceite que manaba de la imagen de la Virgen, para la celebrar la santa misa en Damasco…

El milagro se ha propagado por todo el mundo.

Copias de la imagen milagrosa también han sudado aceite en muchas partes del mundo y también ante estas han habido curaciones.

El 22 de noviembre de 1982, en un antiguo barrio cristiano de la ciudad de Damasco, a corta distancia de la histórica casa de Ananías, donde Saulo se alojó después de su conversión (Hch 9,10), comenzó lo que se ha llamado «el milagro de Damasco».

Ese día, María Kourbet Al-Akhras, una joven de 18 años a la que llaman Myrna, católica del rito melquita bizantino y casada hacía siete meses con Nicolás Nazzour (ortodoxo griego), mientras oraba por su cuñada enferma junto con otras dos mujeres (una ortodoxa y otra islámica), comenzó a exudar aceite de sus manos.
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Al imponerle el aceite a la enferma quedó curada de inmediato.
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Tres días después, la madre de Myrna fue curada de la misma manera.

 

EL CUADRITO CON EL ÍCONO

El día 27 el aceite fluyó también aceite de la parte inferior de una estampa de la Virgen María, de tres pulgadas de ancho y con un marco de plástico barato, que había sido comprada, con algunas otras, por su esposo Nicolás en Sofía (Bulgaria).

Tanto era el aceite que fluía, que caía al piso junto a la cama de Nicolás y Myrna.

Éste fue a llamar a sus familiares, quienes vinieron y todos comenzaron a rezar.

El aceite seguía saliendo de la imagen y en una hora llenó cuatro platos.

Mientras oraban, el aceite apareció en las manos de Myrna, que entrando en éxtasis, escuchó una voz suave de mujer que le decía:
«María, no tengas miedo, estoy contigo. Abre las puertas y no impidas a nadie que me vea»…

Al día siguiente un sacerdote católico, el P. Elías Zahlaoui, de la parroquia Nuestra Señora de Damasco, en Koussour, quien comenzó a acompañar a Myrna con autorización de su obispo, otros sacerdotes, oficiales de seguridad del gobierno y un médico traído por ellos examinaron a Myrna y la estampita.

El patio estaba lleno de gente rezando.

Retiraron la imagen del marco y descubrieron que el aceite estaba goteando de la propia estampa.

Le pidieron a Myrna que se lavara las manos y que rezara en su presencia; inmediatamente el aceite salió de sus manos.

El médico las examinó y reconoció que se trataba de un milagro.
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Esta materia grasa al cabo de un tiempo se evapora y se seca sola, sin que Myrna sienta la necesidad de lavarse o secarse las manos.
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De hecho este aceite no ensucia ni mancha.

Los exámenes realizados al aceite por epidermologistas y médicos de diversas nacionalidades han mostrado que parece aceite de oliva de alta calidad combinado con hierbas de las que se utilizan para el óleo sacramental.

Está comprobado que el cuerpo humano no puede producirlo.

Los estigmas de Mirna y la transpiración de aceite han sido vistos de cerca y filmados.

Durante los éxtasis, también brota aceite de los ojos y de los pies de Mirna y, durante la misa, de su rostro y de sus manos.

El caso sigue siendo estudiado.

Dos nuncios apostólicos han sido testigos de la sudoración de aceite de la imagen y de las manos de Myrna.

El patriarca greco-ortodoxo ha reconocido estos hechos como sobrenaturales.

En la casa de Myrna y Nicolás la gente se agolpaba: miles de personas, católicos, islámicos y ortodoxos, visitaron la imagen que suda aceite.

El matrimonio nunca cerró las puertas de su casa.

Las autoridades de Damasco adoptaron una actitud de respeto en relación con los eventos de Soufanieh.

 

LA APARICIÓN DE LA VIRGEN MARÍA

Casi en la medianoche del 15 de diciembre de 1982, un gran número de personas estaba rezando delante del ícono.

Myrna sintió que algo la impulsaba a ir a la terraza de la casa.

Subió y temblando se arrodilló; cerca de 10 personas la siguieron, incluyendo a su esposo y su papá.

Cuando levantó los ojos vio a la Santísima Virgen.

Myrna se perturbó tanto que corrió a despertar a su cuñada que vivía allí gritando: «¡Elena, Elena, la santísima Virgen!».

Ésta fue la primera aparición.

El 18 de diciembre a las 23:37 la Virgen regresó y pudo hablarle por primera vez.

Cruzando la calle, en la parte alta de un árbol, Myrna vio un globo grande, luminoso, blanco, posado sobre la rama de un árbol.

Mientras miraba, la esfera se abrió, partiéndose desde arriba, dividiéndose en dos medias lunas.

Cuando las mitades se abrieron, un arco de luz apareció sobre la mitad superior dentro de la cual estaba la Virgen María.

Tenía un velo blanco que cubría su cabello y una capa azul.

El vestido blanco cubría sus pies y solamente se podían ver sus manos.

El vestido y la capa parecían de color blanco y azul claro.

En su mano colgaba un largo rosario. María se acercó hasta Myrna.

La Virgen habló en árabe clásico y dijo:

Mis hijos:
Acuérdense de Dios, porque Dios está con nosotros. Ustedes conocen todo y no saben nada. Su conocimiento es un conocimiento imperfecto, pero un día lo sabrán todo como Dios me conoce.
Hagan el bien a los que les hacen mal, y no traten mal a nadie.
Yo les di más aceite del que me pidieron y también les daré algo mucho más fuerte que el aceite.
Arrepiéntanse y crean. Acuérdense de mí cuando estén contentos. Anuncien a mi Hijo, Emmanuel. Quien lo anuncie está salvado. Quien no lo anuncie… su fe es vana.
Ámense unos a otros. No les pido dar dinero a las Iglesias ni para distribuir a los pobres. Pido amor. Los que dan dinero a los templos y a los pobres, pero no aman, no son nada.
Visitaré los hogares con más frecuencia, porque quienes van al templo no siempre van a orar.

(A partir de octubre de 1983 el aceite empezó a brotar de centenares de estampitas del ícono de Soufanieh, tanto en Damasco como en otros países, cuando la gente empezó a orar delante de ellas).

No te pido que me construyan una iglesia sino un lugar de peregrinación.

(A principios de mayo de 1983 se quitó una piedra del arco de la puerta de entrada para poner en su lugar un ícono de la Virgen, con una palabra de agradecimiento a Jesús).

Da. No niegues a nadie que pida ayuda.

 

LAS DISTINTAS IGLESIAS Y LOS ESTIGMAS

myrna estigmatizada

El 30 de diciembre de 1982, el patriarca ortodoxo griego Ignacio IV Hazim recibió a Nicolás y a Myrna y dio un reconocimiento parcial de lo que estaba sucediendo.
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El mensaje se leyó en todas las iglesias ortodoxas griegas de Damasco.

El patriarca ordenó que la imagen fuera llevada en procesión a la Iglesia de la Santa Cruz que queda muy cerca de la casa de Nicolás.

Pero la imagen dejó de derramar aceite, mientras que comenzó a hacerlo una imagen similar en la casa de Myrna.

El 21 de febrero, la imagen regresó a la casa de Nicolás.

A partir de entonces comienza a acompañar a Myrna y a anotar los mensajes de las apariciones, el P. José Malouli, C.M., sacerdote católico Lazarista del rito romano.

El 25 de noviembre de 1983, Myrna cayó en otro éxtasis y comenzó a mostrar signos de los estigmas.

Su casa estaba llena de sacerdotes de cada una de las diferentes Iglesias cristianas presentes en Damasco: católicos sirios, católicos romanos, católicos rumanos, ortodoxos griegos, ortodoxos sirios…

La sangre fluyó de sus manos, pies y costado. Luego cesó. Esto mismo ocurrió el Jueves Santo de 1984 (19 de abril).

Las heridas duraron 6 horas y luego se cerraron solas sin cuidado alguno. Los dolores duraron unos días más y luego desaparecieron.

El viernes 7 de setiembre Myrna tuvo otro éxtasis.

La Virgen María le confió un secreto. Durante el año, el aceite salió en presencia de personas de todo tipo de vida y de casi todas las religiones.

El 4 de noviembre fluyó delante del Pro Nuncio Nicolás Rotunno.

El 3 de marzo de 1985 Nicolás, Myrna, el P. Zahlaoui y el P. Malouli fueron a ver al obispo católico griego en Hauran.

Durante ese año Myrna vivió el silencio de Dios y de todos los milagros.

Estuvo embarazada y el 15 de octubre de 1986, después de cuatro años y medio de matrimonio, dio a luz a Myriam.

Posteriormente, mientras estaban de viaje en California tuvieron a Juan Emanuel (julio 1988).

El Jueves Santo de 1987 (16 de abril), año en que la Pascua se celebró el mismo día en la Iglesia Oriental y en la Iglesia Occidental, Myrna recibió nuevamente los estigmas como una señal de que Dios deseaba la unidad entre las Iglesias.

Como fruto de la presencia de la Virgen, sacerdotes católicos, ortodoxos y hasta clero islámico comenzaron a reunirse para rezar juntos. Algunos ortodoxos y católicos se quejaron de estas reuniones en común y quisieron cerrar la casa de las apariciones.

Trajeron agentes de la seguridad que tomaron la imagen milagrosa y, en el proceso de investigarla, rasgaron la parte superior de la imagen.

Esto es un signo: la imagen está rasgada tal como el Cuerpo Místico, la Iglesia, por causa de las divisiones.

La Virgen quiere conversión de nuestros corazones para que con amor traigamos la unidad.

Los mensajes y testimonios se siguieron sucediendo desde entonces.

La imagen continuó exudando aceite y numerosas personas se reúnen a rezar en la casa de Myrna y Nicolás.

Las apariciones se realizan en la víspera de las festividades. Ella recibe los estigmas cada vez que se celebra la Pascua en unidad (Iglesias Católica y Ortodoxa).

El 12 de junio de 1991 el Patriarca de Antioquía Zakka Iwas I, jefe de la Iglesia Universal Siria Ortodoxa, presenta un libro del P. Zahlaoui y dice:

«He tenido oportunidad de ver salir el aceite bendito de la imagen de Nuestra Señora de Soufanieh, así como de las manos de Myrna con mis propios ojos, en mi oficina.

Doy gracias al Señor por los dones maravillosos con los cuales nos ha gratificado en estos tiempos difíciles.

Alabado sea Él por haber puesto en vuestro camino, bajo la égida de la Santísima Virgen, a un laico que se ha encargado de imprimir vuestro libro en árabe para permitir una distribución gratuita…

Tengo el firme convencimiento de que este libro reafirmará la fe de los cristianos y confirmará a todos que nuestro Señor Jesucristo está VIVO, por siempre jamás, y que puede seguir obrando milagros, hoy y todos los días, así como obró anteriormente en Palestina, y así como sigue obrando desde hace dos mil años sin interrupción en Su Iglesia».

El Sábado Santo de 1990 (14 de abril), después de los estigmas, Cristo le dijo a Myrna:

«Hijos míos, ustedes enseñarán a las generaciones la palabra de unidad, de amor y de fe. Yo estoy con ustedes.
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Pero tú, hija mía, no escucharás mi voz hasta la fiesta (de Pascua) unificada».

 

EL PADRE RENÉ LAURENTÍN EN EL LUGAR DE LA APARICIÓN

myrna con exhudaciones

El Padre Laurentín, sacerdote francés, es teólogo y un reconocido investigador de las apariciones marianas, que recorre el planeta estudiando cada una.

Es autor de varios libros sobre apariciones marianas, considerado una autoridad mundial, y su juicio es una referencia.

A continuación se transcribe un pasaje donde narra su experiencia en esta aparición.

Transcribo a continuación las notas de mi visita a Soufanieh para el quinto aniversario: 26 de noviembre de 1987.

Llegué la víspera: Heme en Damasco, la ciudad en cuyo umbral Saulo, el perseguidor, vio al Señor. Aquí es un recuerdo vivo.

La casa de Myrna y Nicolás está situada en el barrio de Soufanieh.

Es una casa como muchas otras, sombreada por un eucaliptus, al borde de un arroyo, frente a una mezquita y un gran Boeing que había sido llevado hasta aquel solar despejado con ánimo de convertirlo en restaurante… si las autoridades de la mezquita no hubieran reaccionado a tiempo.

En esta casa, un joven matrimonio como muchos otros; él, ortodoxo; ella, católica griega.

Nicolás es un hombre valioso.

Diplomado en alta peluquería para señoras en Alemania, realizó a su regreso, con tanta habilidad como suerte, una operación comercial que le permitía vivir con desahogo.

Y había aprovechado su oportunidad para poner un restaurante de lujo en Lattakié, en el litoral.

Pero lo ocurrido a su mujer le ha determinado a dejar el negocio.

Ha cambiado de planes y ha vendido su restaurante, perdiendo dinero en la transacción.

Myrna es morena, sonriente y serena; cría con esmerada ternura a su primer retoño, una niña muy vivaracha: Myriam, nacida el 11 de octubre de 1986.

Espera su segundo hijo. ¿Quién podría imaginarse que tiene apariciones y que ha recibido tres veces los estigmas, como Francisco de Asís?

Esta casa familiar se ha convertido en una especie de santuario.

El patio, a cielo raso, ha sido cubierto. Se ha convertido en la pieza interior y central de la casa. Los peregrinos desfilan por allí y rezan devotamente delante de la minúscula imagen.

El padre Malouli se ocupa de recoger el aceite para los enfermos, que se sienten consolados al recibir su unción.

La pequeña Myriam visita también a Nuestra Señora con sólo deslizarse un poco en su cochecillo infantil.

Bajo el icono, una inscripción en rojo, muy visible: Discúlpennos, pero no aceptamos dinero ni regalos. Myrna y Nicolás han escrito el aviso de buena fe, por entender que este desinterés es indispensable para su credibilidad.

El óleo ha manado del icono el 26 de noviembre.
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Ha colmado el recipiente pero durante la noche. Se apercibieron de ello después.
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Por el contrario, yo he presenciado dos veces la efusión del aceite de Myrna.
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La primera vez, el 25 de noviembre de 1987, a mi llegada.

Fue algo inesperado. Fui a visitar al nuncio apostólico con Myrna, su marido y su hijita.

La criatura se había dormido sobre un canapé y, mientras nosotros hablábamos, Nicolás, el marido, me dijo en voz baja:

-Mire las manos de Myrna.

El aceite rezumaba.
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Una religiosa que estaba presente vino a recogerlo con unos tampones de algodón como un signo de bendición.
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Myrna se comportaba con entera naturalidad, como quien recibe algo que le pertenece.

 

EL QUINTO ANIVERSARIO

cuadro exhudando aceite

Al día siguiente, 26 de noviembre, en la vigilia del quinto aniversario de la aparición, se había aglomerado un gran gentío en todas las dependencias de la casa, desbordándose hasta la calle.

Algo se barruntaba en el ambiente. S

e me hizo pasar a la habitación de Myrna y de Nicolás, que da sobre el patio.

Justo donde ella se postra durante los éxtasis, donde queda aislada del mundo exterior.

Todo comenzó a oscuras.
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Un corte de energía eléctrica (incidente frecuente en Damasco) se había producido un poco antes del éxtasis.
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Myrna estaba aún de pie.
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Cuando volvió la luz, se pudo constatar que habían caído sobre la alfombra regueros de aceite.
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Las manos le brillaban.
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Los que estaban alrededor de ella recogían el óleo con almohadillas de algodón.
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Myrna salió del éxtasis al cabo de una hora escasa. Estaba insensible.

Uno de los médicos que siguen el fenómeno de cerca, el doctor Jamil Margi, convertido del ateísmo por estos acontecimientos y curaciones, realizó diversas pruebas desde el borde de la cama: examen de los ojos y palpación enérgica de los globos oculares, sin que ella reaccionase.

La pellizcó fuertemente hasta producirle amoratamientos en el antebrazo izquierdo, con idéntico nulo resultado.

Pero, al salir del éxtasis, Myrna, casi inmediatamente, se ha llevado la mano derecha a la parte pellizcada.

Había recuperado su sensibilidad y sentía un poco de dolor. Aún no veía.

La recuperación de la visión se produjo al cabo de algunos minutos.

Así que, todavía ciega, dictó el último mensaje de Cristo al padre Malouli.

He aquí lo esencial:

-Une mi corazón a tu corazón, y de esta manera salvarás a las almas que sufren. Sobre todo a las que te odian y hablan mal de ti. Por este camino obtendrás la gloria.

Estas palabras hacen alusión al diálogo del 26 de noviembre de 1985, en el que Cristo había preguntado:

-¿Prefieres ser crucificada o glorificada? -había contestado ingenuamente, como era lo más natural en una joven mamá llena de alegría y empapada de ternura.

-¡Glorificada!

El Señor -dijo ella- sonrió, y preguntó de nuevo:

-¿Para el Creador o para la criatura?

-Para el Creador -respondió ella sin dudarlo un segundo.

-Entonces, la gloria pasa por la crucifixión.

Myrna lo sabía bien. Dos años antes (25 de noviembre de 1983) había recibido los estigmas de la Pasión.

Todo esto es desconcertante y confunde la sabiduría de los sabios, aunque sean teólogos.

¿Para qué los estigmas? Pero este fenómeno, que se inició con San Francisco de Asís, fue recibido en la Iglesia con notable fervor, hasta el punto de que varios Papas, ya en el siglo XIII, castigaron a los predicadores que hablaban contra los estigmas. Ya entonces había espíritus agresivos.

Y el mismo hecho vuelve a conmover viva y fructuosamente a los amigos y vecinos de Myrna, Cristo sufrió por nosotros, lo que se ha olvidado con demasiada frecuencia.

Y no se trata de algo que pertenezca al pasado, porque los sufrimientos del Hijo de Dios son contemporáneos de su YO eterno.

Contemporáneos de lo eterno, conservan una misteriosa perennidad. Permanecen actuales.

Nos invitan a completar en nuestra carne «lo que falta a la Pasión de Cristo por su cuerpo que es la Iglesia» (Col 1, 24).

¿Y el aceite? Es «un aceite ordinario», aceite de oliva excepcionalmente puro, según han constatado los químicos consultados, que han analizado las muestras correspondientes sin haber sido prevenidos de las circunstancias.

Ni siquiera es un aceite perfumado, sino corriente. ¿Para qué?. ¿No producen suficiente aceite los olivos?

 

EL PLEBISCITO DEL «SENSUS FIDELIUM»

El pueblo de Dios, sensible a las señales del Cielo, ha plebiscitado con creces los signos de Soufanieh: como hiciera otrora con la Medalla Milagrosa y las apariciones de Lourdes o de Fátima…, como otras veces canonizaba por aclamación.

Esta actitud espontánea, venturosamente, es ayudada, seguida, guiada por sacerdotes convencidos.

El padre Malouli, lazarista de 71 años, y el padre Zahlaoui, del Prado.

Ellos han asumido esta tarea con un fervor muy realista, cada uno según su temperamento: el uno más ardiente, más reflexivo el otro.

 

¿QUÉ PIENSA LA AUTORIDAD?

Myrna e Patriarca Rai

La jerarquía episcopal, como siempre, prefiere esperar y no pecar por precipitación.

Y el problema es aún más complicado por la cantidad de confesiones religiosas que concurren en esta ciudad tan antigua.

Tres patriarcas residen hoy en Damasco: el ortodoxo, el sirio y el griego católico, así como numerosos obispos de diferentes ritos.

He tomado contacto con estas autoridades, para que no tuvieran noticia de mi visita como experto por otras personas, sino por mí mismo, aunque dejando claro que se trataba de una visita informal y privada.

El patriarca sirio me ha parecido personalmente interesado, pero está al margen de este caso, porque Nicolás y Myrna no pertenecen a su jurisdicción.

El patriarca griego católico, Máximos V, no puede intervenir en virtud del principio ecuménico establecido en Damasco: una familia depende del patriarca ortodoxo cuando el cabeza de esa familia es ortodoxo.

Este último patriarca se interesó un momento por este acontecimiento.

El icono, que atraía a tanta gente, fue trasladado con gran pompa a la iglesia de la Santa Cruz, completamente abarrotada, el día 9 de enero de 1983. He visto la película, espectacular.

Pero el icono, expuesto allí, cesó de manar aceite.

La decepción fue amarga. Al cabo de 44 días, la imagen presuntamente milagrosa fue devuelta embalada en una simple bolsa de plástico; menos gloriosamente, pues, de como se la habían llevado.

Pero, una vez en su lugar, se reanudó el fenómeno.

Se hicieron muchas conjeturas sobre ello: que en la iglesia había cepillos alrededor del icono, y la Virgen había dicho en uno de los mensajes:

«No pido que deis dinero para las iglesias… Os pido amor».

Era lo que había determinado a Myrna y Nicolás a colocar el aviso prohibiendo los donativos.

Pero la verdadera razón es, quizá, más simple, porque el mismo fracaso se produjo en Naju (Corea), donde la imagen de Julia Kim lloraba, derramaba lágrimas.

Pero cuando el párroco (católico) llevó la imagen al presbiterio de la iglesia el 5 de noviembre de 1986, para someter el fenómeno a un examen crítico, las lágrimas cesaron.

Y cuando la devolvió, el 2 de febrero de 1987, volvieron a fluir.

 

CONTROLES

sacerdotes mostrando la imagen de soufanieh

En la compleja situación de Damasco, cuyas autoridades permanecerán sin duda mucho tiempo sin pronunciarse, será útil aclarar el tema siquiera en una primera aproximación.

Los controles científicos se han llevado a cabo con todo rigor por personas ajenas.
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La policía (que estropeó el icono al desmontarlo) ha inspeccionado también las paredes y sus alrededores.
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Los médicos han establecido sólidamente que un cuerpo humano (el cuerpo de Myrna) no sabría producir aceite.
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Sin embargo, no se ha detectado ninguna superchería.

En caso de superchería, los timadores habrían perfumado el aceite. Ello hubiera dado al fenómeno un factor de credibilidad.

Y no hubieran prohibido tampoco los donativos, sino todo lo contrario.

Era necesario hacer estos controles, y habrá que seguir haciéndolos.

Myrna parece una más entre las amigas (alegres y profundas) que estaban a su lado durante el éxtasis.

La una, joven madre de familia, se expresaba en un perfecto francés; y la otra, doctora en medicina, cursaba su especialidad.

Myrna pertenece a esa raza mediterránea, poseedora de una cultura antigua y amante de la vida.

Sus dones místicos no alteran su natural ni crean obstáculos a su vida de familia.

Por el contrario, el 25 de noviembre de 1983, la Virgen le confirmó:

-No he venido a separar. Tu vida conyugal seguirá como hasta ahora.

¿De dónde venían Myrna y su marido? ¿Adónde iban? Yo pretendía comprender su rara claridad meridiana, su capacidad para asumir los hechos.

-¿Eras antes creyente? -le pregunté.
-Normal.
Sus padres, que estaban allí, me lo confirmaron.
-¿Ibas a misa todos los domingos?
-Solamente de vez en cuando.
-¿Qué lugar ocupa la oración en tu vida? ¿Cuándo rezas? ¿Por la mañana? ¿Por la tarde?
-Con la excepción del rosario y la oración en familia, no tengo un tiempo especialmente dedicado a la oración.
Ella reza también cuando trabaja. En su caso, la oración es un estado evidente, aunque se le note cierto pudor o cierta torpeza al explicarlo.
-¿Está más unido ahora que antes vuestro hogar?
-Más o menos igual, pero ahora es todo mucho más profundo.
-¿Has recibido mensajes sobre el porvenir del mundo?
La Santísima Virgen me ha pedido que guarde estas cosas en secreto hasta la hora de mi muerte. Entonces las podré revelar.

Entre los mensajes conocidos, el Señor le dijo el 26 de noviembre de 1985:
-¡Ay de la tierra, donde la corrupción se ha generalizado!
Y el 6 de noviembre de 1986:
-Que las cosas de la tierra no te turben, porque por mis heridas alcanzarás la eternidad.

Seguí preguntándole:

-Al principio veías a la Virgen. Ahora, a Cristo. ¿Cómo lo ves?
-En medio de un resplandor en el que El es una luz más fuerte. No distingo los rasgos.
-¿Son dolorosos los estigmas?
-Sí…
-¿Más que los dolores del parto?
-Los dolores del parto duran más, pero el dolor de los estigmas es más intenso.
-Mientras duran los estigmas, ¿ves la Pasión de Cristo?
-No la vivo, pero no la veo.

Myrna, intuitiva, vive profundamente su experiencia. Le cuesta trabajo responder.

Duda, sonríe, a veces no encuentra la palabra apropiada y prefiere no decir nada a hablar de más.

Y eso contrasta con la claridad lapidaria de los mensajes de la aparición, que ella dicta sin titubeos, enseguida, porque después se le olvidan.

Estos mensajes la rebasan, porque ella es incapaz por sí misma de pensar tales máximas.

También he interrogado a Nicolás, su marido:

-¿Han cambiado tu vida estos acontecimientos?
-Absolutamente.
-Pero ¿qué es lo que ha cambiado?
-En principio, el retorno a la fe. Se había eclipsado durante mis estudios de alta peluquería en Alemania. Inmediatamente después, la mentalidad. Antes, yo no creía en el pecado. Ahora, lo percibo muy bien. Antes luchaba y no tenía inconveniente en devolver mal por mal. Los mensajes me han enseñado ahora a perdonar de corazón y a estar por encima de la ley del talión.
-¿Y tu matrimonio? ¿Ha cambiado? -le pregunté.
-Se ha vuelto santo, sagrado. Cuando conocí a Myrna, le dije: «¿Para qué casarse por la Iglesia?. ¿Qué ganaríamos con ello?» Ella, sin embargo, lo quería; nuestras familias también. Me sometí por convencionalismo, no por convicción.
Cuando el aceite le comenzó a manar, aconsejé a Myrna: «No hables de ello; nos complicaría demasiado la vida». Myrna me obedeció, pero estaba perpleja. Entonces la Virgen le dijo en la siguiente aparición:
«No tengáis miedo, abrid vuestras puertas. No privéis a ninguno de los que esperan socorro».

Y llegó lo que Nicolás había previsto: su hogar familiar, antes tan cuidado, está hoy invadido por incesantes visitas. Ya no tienen casa.

Es molesto para su libertad, para su trabajo, para su reposo. En aquel momento los «Hermanos musulmanes» se mostraban muy agresivos.

Había riesgo de represalias por su parte, y se esperaba cierta incomprensión de las diversas Iglesias, por tratarse de un matrimonio mixto.

Sin embargo, ellos asumieron con tranquila abnegación esta aventura difícil, tan impropia de una vida normal.

La madre de Nicolás pasa todo su tiempo cuidando del patio, que tiene siempre impecablemente limpio, para que sea digno de albergar a Nuestra Señora.

Nunca se terminan las obras en la casa para poder dar respuesta a nuevas necesidades: consolidar y hacer más alto el pretil de la terraza, que amenazaba con desprenderse por la presión de la muchedumbre.

Pregunté a Nicolás:

-¿Eres más feliz o menos feliz que antes?
-He salido perdiendo económicamente, pero soy mucho más feliz en mi corazón. He perdido la tierra, pero he ganado el cielo.

 

LOS FRUTOS

myrna-soufanieh

Más allá de constataciones a inspecciones policiales o científicas, el mismo Cristo invita a enfocar estas visitas según un principio muy simple: “Se juzga el árbol por sus frutos”.

Y los frutos son evidentes, tanto en la familia de Myrna como entre los visitantes.

Para concluir, he aquí lo esencial del primer mensaje de Cristo a Myrna, el jueves de la Ascensión (31 de mayo de 1984), en el transcurso de un éxtasis:

Hija mía, Yo soy el Principio y el Fin. Yo soy la Verdad, la Libertad, la Paz. Mi paz os doy.
El que no busca la aprobación de las gentes, ni teme su desaprobación recibe la paz verdadera, que se realiza en Mí.
Vive tu vida dulce a independiente.
Que las fatigas que soportes por Mí no te quebranten. Antes bien, alégrate.
Yo sabré recompensarte. Tus fatigas no se prolongarán, ni tus dolores durarán demasiado.
Reza, adora, porque la vida eterna merece estos sufrimientos.
Reza para que se cumpla en todo la voluntad de Dios y di:
Muy Amado Jesús, concédeme descansar en Ti por encima de todas las cosas, por encima de toda criatura, por encima de todos tus ángeles, por encima de toda alabanza, por encima de toda alegría y exultación, por encima de toda gloria y dignidad, por encima de toda la corte celestial.
Porque sólo Tú eres el Altísimo, sólo Tú eres poderoso y bueno sobre todas las cosas.
Ven a mí y consuélame.
Rompe mis cadenas, y concédeme la libertad.
Porque sin ti mi alegría es incompleta, sin ti está vacía mi mesa.
Entonces vendré Yo para decir: Aquí estoy; vengo, porque me has invitado.

En marzo de 1988, Myrna y Nicolás fueron invitados a los Estados Unidos por el doctor Mansour, uno de los médicos de Reagan, para difundir su mensaje durante una estancia de seis meses.

Estos son 31 videos que narran la historia y los milagros producidos en Damasco a la vidente Myrna por Nuestra Señora de Soufanieh y Nuestro Señor Jesucristo.

Las imágenes son reales, con infinidad de testimonios y pruebas.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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