El milagroso icono del siglo XV fue entregado por un cretense para que fuera puesto en una iglesia.

Al no cumplirse apareció la Virgen para reclamarlo.

virgen del perpetuo socorro

Los Redentoristas, fundados por San Alfonso María Ligorio, conociendo la historia los reclamaron para si a Pio IX.

 

LA APARICIÓN DEL ICONO

En el siglo XV un comerciante acaudalado de la isla de Creta (en el Mar Mediterráneo) tenía la bella pintura de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Era un hombre muy piadoso y devoto de la Virgen María.

Cómo habrá llegado a sus manos dicha pintura, no se sabe.

¿Se le habrían confiado por razones de seguridad, para protegerla de los sarracenos?, ¿La robó como dicen otros?.

Lo cierto es que el mercader estaba resuelto a impedir que el cuadro de la Virgen se destruyera como tantos otros que ya habían corrido con esa suerte.

Por protección, el mercader decidió llevar la pintura a Italia.
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Empacó sus pertenencias, arregló su negocio y abordó un navío dirigiéndose a Roma.
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En ruta se desató una violenta tormenta y todos a bordo esperaban lo peor.
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El comerciante tomó el cuadro de Nuestra Señora, lo sostuvo en lo alto, y pidió socorro.
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La Santísima Virgen respondió a su oración con un milagro.
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El mar se calmó y la embarcación llegó a salvo al puerto de Roma.

 

LA PINTURA SE QUEDA EN ROMA

Pasado un tiempo, el mercader se enfermó de gravedad.

Al sentir que sus días estaban contados, llamó a un amigo muy querido de Roma a su lecho y le rogó que le prometiera que, después de su muerte, colocaría la pintura de la Virgen en una iglesia digna o ilustre para que fuera venerada públicamente.

El amigo accedió a la promesa pero no la llegó a cumplir por complacer a su esposa que se había encariñado con la imagen.

Pero la Divina Providencia no había llevado la pintura a Roma para que fuese propiedad de una familia sino para que fuera venerada por todo el mundo, tal y como había profetizado el mercader.

Nuestra Señora se le apareció al hombre en tres ocasiones, diciéndole que debía poner la pintura en una iglesia, de lo contrario, algo terrible sucedería.
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El hombre discutió con su esposa para cumplir con la Virgen, pero ella se le burló, diciéndole que era un visionario.
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El hombre temió disgustar a su esposa, por lo que las cosas quedaron igual.
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Nuestra Señora, por fin, se le volvió a aparecer y le dijo que, para que su pintura saliera de esa casa, él tendría que irse primero.
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De repente el hombre se puso gravemente enfermo y en pocos días murió.

La esposa estaba muy apegada a la pintura y trató de convencerse a sí misma de que estaría más protegida en su propia casa.

Un día, su hijita de seis años vino hacia ella apresurada con la noticia de que una hermosa y resplandeciente Señora se le había aparecido mientras estaba mirando la pintura.

La Señora le había dicho que le dijera a su madre y a su abuelo que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro deseaba ser puesta en una iglesia; y, que si no, todos los de la casa morirían.

La mamá de la niñita estaba espantada y prometió obedecer a la Señora.

Una amiga trató de persuadir a su amiga de que se quedara con el cuadro, diciéndole que si fuera ella, no haría caso de sueños y visiones.

Apenas había terminado de hablar, cuando comenzó a sentir unos dolores tan terribles, que creyó que se iba a morir.

Llena de dolor, comenzó a invocar a Nuestra Señora para que la perdonara y la ayudara.

La Virgen escuchó su oración. La vecina tocó la pintura, con corazón contrito, y fue sanada instantáneamente.

Entonces procedió a suplicarle a la viuda para que obedeciera a Nuestra Señora de una vez por todas.

cuadro ns perpetuo socorro

 

LA VIUDA ENTREGA LA PINTURA

Se encontraba la viuda preguntándose en qué iglesia debería poner la pintura, cuando el cielo mismo le respondió.
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Volvió a aparecérsele la Virgen a la niña y le dijo que le dijera a su madre que quería que la pintura fuera colocada en la iglesia que queda entre la basílica de Sta. María la Mayor y la de S. Juan de Letrán.
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Esa iglesia era la de S. Mateo, el Apóstol.

La señora se apresuró a entrevistarse con el superior de los Agustinos quienes eran los encargados de la iglesia.

Ella le informó acerca de todas las circunstancias relacionadas con el cuadro.

La pintura fue llevada a la iglesia en procesión solemne el 27 de marzo de 1499.

En el camino de la residencia de la viuda hacia la iglesia, un hombre tocó la pintura y le fue devuelto el uso de un brazo que tenía paralizado.

Colgaron la pintura sobre el altar mayor de la iglesia, en donde permaneció casi trescientos años.

Amada y venerada por todos los de Roma como una pintura verdaderamente milagrosa, sirvió como medio de incontables milagros, curaciones y gracias.

En 1798, Napoleón y su ejército francés tomaron la ciudad de Roma.

Sus atropellos fueron incontables y su soberbia, satánica.

Destruyó treinta iglesias, entre ellas la de San Mateo pero uno de los Padres Agustinos, justo a tiempo, había logrado llevarse secretamente el cuadro.

Cuando el Papa, que había sido prisionero de Napoleón, regresó a Roma, le dio a los agustinos el monasterio de S. Eusebio y después la casa y la iglesia de Sta. María en Posterula.

Una pintura famosa de Nuestra Señora de la Gracia estaba ya colocada en dicha iglesia por lo que la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue puesta en la capilla privada de los Padres Agustinos, en Posterula.

Allí permaneció sesenta y cuatro años, casi olvidada.

 

UN SACERDOTE REDENTORISTA

Mientras tanto, a instancias del Papa, el Superior General de los Redentoristas, estableció su sede principal en Roma donde construyeron un monasterio y la iglesia de San Alfonso.

Uno de los Padres, el historiador de la casa, realizó un estudio acerca del sector de Roma en que vivían y se encontró con múltiples referencias a la vieja Iglesia de San Mateo y a la pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Un día decidió contarle a sus hermanos sacerdotes sobre sus investigaciones:

La iglesia actual de San Alfonso estaba construida sobre las ruinas de la de San Mateo en la que, durante siglos, había sido venerada, públicamente, una pintura milagrosa de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

Entre los que escuchaban, se encontraba el Padre Michael Marchi, quien recordaba que un viejo hermano que había vivido en San Mateo, le había contado muchas veces relatos acerca de los milagros de Nuestra Señora y solía añadir:

«Ten presente, Michael, que Nuestra Señora de San Mateo es la de la capilla privada. No lo olvides».

Ese mismo año, los Padres Redentoristas oyeron un sermón inspirado de un Jesuita que había lamentado el hecho de que el cuadro, que había sido tan famoso por milagros y curaciones, hubiera desaparecido sin revelar ninguna señal sobrenatural durante los últimos sesenta años.

A él le pareció que se debía a que ya no estaba expuesto públicamente para ser venerado por los fieles.

Les imploró a sus oyentes que, si alguno sabía dónde se hallaba la pintura, le informaran dueño lo que deseaba la Virgen.

iglesia san alfonso de roma

Los Padres Redentoristas soñaban con ver que el milagroso cuadro fuera nuevamente expuesto a la veneración pública y que, de ser posible, sucediera en su propia Iglesia de San Alfonso.
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Así que instaron a su Superior General para que tratara de conseguir el famoso cuadro, quien decidió solicitarle la pintura al Santo Padre, el Papa Pío IX.
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Le narró la historia de la milagrosa imagen y sometió su petición.

El Santo Padre escuchó con atención.

Él amaba dulcemente a la Santísima Virgen y le alegraba que fuera honrada.

Sacó su pluma y escribió su deseo de que el cuadro milagroso de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera devuelto a la Iglesia entre Sta. María la Mayor y S. Juan de Letrán.

También encargó a los Redentoristas de que hicieran que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera conocida en todas partes.

 

EL CUADRO DE NUESTRA SEÑORA Y LOS PADRES REDENTORISTAS

Una vez que supieron la historia y el deseo del Santo Padre, los Agustinos gustosos complacieron a Nuestra Señora.
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Habían sido sus custodios y ahora se la devolverían al mundo bajo la tutela de otros custodios.
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A petición del Santo Padre, los Redentoristas obsequiaron a los Agustinos una linda pintura que serviría para reemplazar a la milagrosa.
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Todo había sido planeado por la Divina Providencia en una forma verdaderamente extraordinaria.

La imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fue llevado en procesión solemne a lo largo de las calles de Roma antes de ser colocada sobre el altar, construido especialmente para su veneración en la Iglesia de San Alfonso.

La dicha del pueblo romano era evidente.

El entusiasmo de las veinte mil personas que se agolparon en las calles llenas de flores para la procesión dio testimonio de la profunda devoción hacia la Madre de Dios.

A toda hora del día, se podía ver un número de personas de toda clase delante de la pintura, implorándole a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro que escuchara sus oraciones y que les alcanzara misericordia. Se reportaron diariamente muchos milagros y gracias.

perpetuo socorro

 

DESCRIPCIÓN DEL ICONO

La imagen o icono original del Perpetuo Socorro está pintado al temple sobre madera.
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Mide 53 cm de alto por 41,5 cm de ancho. Sobre un fondo de oro destacan cuatro figuras.
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En el centro, llenándolo todo como protagonistas, la Virgen y el Niño; y en un lejano segundo plano, los dos arcángeles Miguel y Rafael con los instrumentos de la Pasión.
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Según costumbre oriental, cada personaje está identificado por una inscripción griega en abreviatura.

La Virgen se nos muestra sólo de medio cuerpo y en actitud de pie.

Viste túnica de color rojo abrochada en el cuello y un manto azul marino que la cubre desde la cabeza.

Bajo el manto apunta una cofia verde mar, que recoge y oculta sus cabellos.

Tiene sobre la frente dos estrellas.

Las coronas de oro y pedrería del Niño y de la Madre son regalos del Capítulo Vaticano para su coronación.

El Niño Jesús descansa sobre el brazo izquierdo de su Madre y se agarra con ambas manecitas a la mano derecha de la Virgen, buscando protección, al contemplar los instrumentos de la Pasión que le aguarda.

Su figura es de cuerpo entero, vestido con túnica verde, ceñida con faja roja y de su hombro derecho cuelga un manto de color rojizo marrón.

Tiene entrecruzadas las piernas y lleva los pies calzados con simples sandalias, con la peculiaridad que la del pie derecho queda suelta y colgando.

Todo es simbolismo.

Los instrumentos que presenta San Gabriel son la cruz griega de doble travesaño y cuatro clavos. San Miguel, la lanza y la esponja.

Ambos arcángeles ocultan sus manos que sostienen un pomo con los símbolos de la Pasión.

Los abundantes pliegues y sombreados de las vestiduras van profusamente marcados en oro.

Con estos sencillos elementos y símbolos el inspirado artista bizantino consiguió plasmar en este bellísimo Icono su fe y devoción y legarnos un objeto para el culto y devoción, rico en contenido teológico, como veremos a continuación.

Las Abreviaturas Griegas que hay escritas sobre el Icono significan:

MP OY [Meter Theou]: Madre de Dios (en los ángulos superiores del Icono)
O AP M [O Arjanguelos Mijael]: el Arcángel Miguel (sobre el arcángel que está a la izquierda del quien mira).
O AP G [O Arjanguelos Gabriel]: el Arcángel Gabriel (sobre el arcángel que está a la derecha del que mira).
IC XC [Iesus Jristos]: Jesucristo (a la derecha de la cabeza de Jesús Niño).

Los arcángeles Gabriel y Miguel presentan a Jesús niño los instrumentos de su Pasión futura.

Al contemplar esta dramática visión, el niño, en su condición de hombre mortal y pasible, se asusta y se estremece y en un brusco movimiento busca socorro en los brazos de su Madre, a cuya mano se aferra con fuerza.

El susto y movimiento brusco del Niño están expresados por la contorsión de piernas, el repliegue del manto y la sandalia desprendida.

El icono representa la realidad teológica completa de la Redención por la Pasión Gloriosa.
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Los instrumentos de la Pasión no son sólo presagio de dolor y muerte, aparecen en las manos ‘veladas’ como trofeo y símbolo de victoria lograda.

La Virgen no está mirando al Niño para consolarlo, como sería lo más natural, sino que se sobrepone al dolor de su Hijo y al suyo propio, y endulza benignamente su rostro, para ofrecer al que la contempla una mirada llena de acogida y de ternura y un mensaje de esperanza.

vitral perpetuo socorro

 

¿QUÉ REPRESENTA EL ICONO?

Es un icono representativo de la Theotokos, de la Madre de Dios con su Hijo, ya crecido, en brazos.

Según el papel que ejerce la Virgen en la salvación de los hombres, se suele distinguir tres categorías de iconos marianos:

– La Virgen que enseña el camino: ‘Hodigitria’.
– La Virgen de la ternura: ‘Eleusa’.
– La Virgen de la Pasión: ‘Strastnaia’.

¿Quién no percibe a simple vista en nuestro icono del Perpetuo Socorro este triple mensaje?

Nos muestra el camino hacia Dios, porque María franquea la puerta al Verbo para que se haga hombre entre los hombres y realice nuestra redención y abre así a toda la humanidad la puerta de acceso a la plenitud de vida en Dios.

Su mano derecha señala a Jesús a quien hemos de seguir.

Es Madre de ternura, porque su rostro y sus ojos, aunque marcados por cierta gravedad, más que tristeza, derraman bondad y ternura maternales.

• Es sobre todo Virgen de la Pasión por la escena que representa: la visión de su Hijo niño, que se asusta ante los instrumentos de la Pasión que le presentan los arcángeles Miguel y Gabriel, mientras Ella amorosamente lo protege entre sus brazos.

Los ángeles como portadores de trofeos’ conectan con el sentido glorioso de la Pasión.

Esta gran riqueza de contenido, convierte a nuestro icono en un pequeño tratado de Mariología, capaz de colmar tanto las exigencias de un teólogo como el sentimiento popular del pueblo sencillo.

 

SU DIFUSIÓN

Los misioneros redentoristas difunden la devoción a la Virgen del Perpetuo Socorro.
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Desde 1866 el Icono original tiene su santuario en la iglesia de San Alfonso, de Roma.
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Pero su devoción alcanza a todos los rincones del mundo.

Sería casi interminable enumerar las naciones y centros que le rinden culto especial; por eso, nos limitaremos a señalar algunos datos más significativos:

– Es la más venerada en Rusia.
– Es considerada como símbolo de unión entre la Iglesia Romana y las iglesias orientales separadas. Tiene un fuerte caracter ecuménico.
– En Singapur, cada sábado, para hacer la Novena Perpetua, se reúnen en su templo más de 20.000 personas en turnos sucesivos.
– En Bombay (India) se hace la Novena 12 veces al día a causa del gentío.
– En Baclaban (Filipinas), se reúnen los miércoles para hacerla más de 80.000 devotos.

A España llegó la primera copia del icono en 1867, al año de ser restaurado su culto en Roma.

Se expuso en Huete (Cuenca), primera fundación redentorista en España y allí realizó el primer milagro, al curar de su ceguera a un niño llamado Lucas.

Hoy se la encuentra por doquier, no sólo en las iglesias y en las casas particulares, sino en los sitios más inverosímiles.

Bajo su advocación funcionan asociaciones como su Archicofradía y la Visita domiciliaria, que junto con la revista Icono llevan su presencia y sus favores a millares de hogares españoles.

En España la Virgen del Perpetuo Socorro es Patrona oficial de entidades públicas, como Sanidad Militar, Colegios Médicos, el Ministerio de la Gobernación, el Seguro Español, Beneficencia Municipal de Madrid, Instituto de Previsión, Ministerio de Hacienda, el SAMUR …

Son millones las copias de su Icono, estampas, medallas y llaveros. Muchas son también las revistas y libros sobre el Perpetuo Socorro, y hasta existen varias emisoras del mundo al servicio de su culto.

cuadro perpetuo socorro

 

PATRONA DE HAITÍ

Teniendo esta advocación mariana como patrona de su congregación, los Padres Redentoristas la llevaron a sus misiones en Haití.

Allí se le edificó un santuario en Béle-Aire, cerca de Puerto Principe.

En 1883 una terrible epidemia de viruela azotaba el país.
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Los devotos acudieron a la Virgen del Perpetuo Socorro y le hicieron una novena.
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La epidemia cesó milagrosamente y se decidió nombrarla patrona del país.

En 1993 se celebró con gran regocijo el centenario del milagro y del nombramiento de la Virgen como patrona de Haíti.

El Papa Juan Pablo II visitó Haití para esta celebración y puso al país bajo el amparo de la Virgen del Perpetuo Socorro.

 

INVOCACIÓN A SANTA MARÍA DEL PERPETUO SOCORRO

Santa Madre de Dios,
que para inspirarnos una confianza sin límites
te has querido llamar para nosotros
Madre del Perpetuo Socorro.
Te pido que me socorras en todo tiempo y en todo lugar,
en mis dificultades, y en los problemas de cada día,
especialmente en los momentos tristes y oscuros de la vida.
Concédeme, Madre del amor,
la confianza de acudir siempre a ti,
como mediadora de la salvación que nos entrega tu Hijo Jesucristo,
y experimentar tu ayuda maternal.
Alcánzame el don de seguir de cerca los pasos de tu Hijo,
de escuchar el Evangelio y meditarlo en mi corazón,
como hacías tú, en tu vida sencilla entregada a Dios,
para que pueda compartir, junto contigo,
la esperanza de la salvación.
Amén.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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