Cómo sucedió, quien los hizo, cuáles son sus tácticas.

Dentro de la Iglesia Católica se está produciendo una intensa batalla espiritual, que a los ojos de la mayoría se ve como un caos doctrinal, debido a bandos enfrentados.

¿Esto es algo que se gestó originalmente desde dentro de la Iglesia o hay agentes externos que la infiltraron para desviar su doctrina? 

Hay varios testimonios de peso que han denunciado una estrategia de los comunistas para infiltrar a la Iglesia, a través de los seminarios.

Han dado fechas, lugares, cantidad de infiltrados, estrategias y tácticas.

Los infiltrados trabajarían para erosionar la adoración a Dios y desviarla de muchas maneras, pero todas sutiles.

Aquí hablaremos sobre los testimonios serios sobre la existencia de una infiltración a la Iglesia Católica por parte de los comunistas, y sobre cuál es el plan de actividades que deberían llevar adelante estos infiltrados para erosionar la cultura católica.

El mundo marcha hacia el comunismo, esa es la propuesta de las élites económicas mundiales, y ya se ven los signos nítidamente.

Se basa en un gobierno mundial no elegible por voto de la población, ni removible por plebiscitos populares.

Que controle la vida de cada habitante, con la gran masa de personas dependiendo su sustento de él.

Con los medios de comunicación y las redes sociales legitimando esa narrativa y censurando a los disidentes.

Y profunda y beligerantemente anti cristiano y basado en la supremacía del ser humano.

Y aunque se ha acelerado en los últimos tiempos, en plan viene desde antes, cumpliéndose por etapas.

Una de esas etapas ha sido infiltrar a la Iglesia Católica para desactivar su peligrosidad desde adentro, porque es el último bastión de resistencia, a la implantación de un comunismo global.

Y es por eso que los comunistas han infiltrado a la Iglesia Católica desde los seminarios a partir de principios del siglo XX.

Hay muchos testimonios de esta estrategia.

El ex comunista Douglas Hyde reveló que en la década de 1930 la dirección comunista había emitido una directiva, en todo el mundo para la infiltración de la Iglesia Católica. 

Un francés llamado Albert Vassart, que ocupó altos cargos en el Partido Comunista Francés, reveló en 1955 que Moscú había emitido una orden, en 1936, para seleccionar cuidadosamente miembros de la juventud comunista, para ingresar a los seminarios y recibir la ordenación sacerdotal.

Y en la década de 1950, una ex alta funcionaria del Partido Comunista de EE.UU., Bella Dodd, habló ante el Congreso de EE.UU. diciendo,

«Pusimos más de mil cien hombres en el sacerdocio con el fin de destruir la Iglesia desde adentro».

Manning Johnson que fue candidato comunista para representante de Nueva York, testificó en 1953 ante el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes.

Y dijo que se habían dado cuenta, que con sólo pequeñas fuerzas disponibles, podían infiltrarse en los seminarios y así lo hicieron.

Y Ion Mihai Pacepa, que fue un general de tres estrellas de la policía secreta de la Rumanía comunista, que desertó a los Estados Unidos en 1978, relató en un libro que la Unión Soviética había desarrollado una campaña para neutralizar a la Iglesia Católica y luego infiltrarla.

Y ese proyecto funcionó bien especialmente en latinoamérica, a través de la Teología de la Liberación, a la que le dio un giro anti-capitalista y anti-occidental, de donde surgieron muchos curas guerrilleros.

¿Y que debían hacer estos infiltrados?

Dos cosas, tratar de llegar hasta ser obispos y lograr los puestos más altos que pudieran, y cambiar la doctrina y la pastoral de la Iglesia.

Y en 1973, al Dr. Jerónimo Domínguez, un prestigioso médico español radicado en Nueva York, le llegó la prueba del plan maestro de esa infiltración, de la manera más extraña. 

Alguien dejó olvidado en su consultorio un sobre grande, cerrado.

Y después de dos meses que nadie lo reclamó, lo abrió para averiguar la identidad de su dueño. 

Y se encontró con una gran sorpresa, un plan detallado para destruir a la Iglesia.

Nadie firmaba ni se daba ninguna dirección.

Allí decía que había más de 1300 comunistas que se hicieron sacerdotes católicos para destruir la Iglesia desde dentro.

Y según este proyecto, en 1980 debería estar ya terminando el proceso.

Allí se aconsejaba que debían ser muy pacientes y constantes, para así lograr la colaboración de los sacerdotes y obispos.

¿Y cómo horadarían a la Iglesia Católica desde adentro?

Disolviendo la doctrina, con la excusa de que no fuera un impedimento para captar a los protestantes y los agnósticos.

¿Y cómo lo harían?

El plan es sencillo, no busca quitar cosas importantes, sino quitar de en medio cosas que parecen no ser primordiales, pero que hacen a la esencia del catolicismo.

Mirado a la distancia, algunas cosas del plan funcionaron bien y otras no.

Los infiltrados debían tratar de erosionar la forma en que era nombrada la Iglesia.

La meta es quitar el nombre de católica, y cambiarlo por universal; porque católica es una palabra que se asocia con Dios, en cambio universal, aunque significa lo mismo, le quita el sabor a lo sagrado.

Además es necesario no llamarla santa, porque esto está constantemente llamando la atención de que es algo sagrado.

Debían trabajar para unir todas las denominaciones y religiones en una sola.

Y convertir los diez mandamientos en uno solo: amar al prójimo como a ti mismo.  

La esencia del Masterplan es increíblemente sencilla, consiste en implantar el amor y adoración al hombre, y quitar el amor y adoración a Dios.

Deben poner como eje de la doctrina el amor, no la caridad, que significa más o menos lo mismo, pero la caridad está más asociada a Dios. 

Dice que también sobra la palabra piedad, que hay que sustituirla por las palabras comprensión y compasión, que dicen algo similar, pero que no conlleva el significado de unión con Dios.

Así se puede sembrar una piedad humana que acerque a los no católicos.

Deben tratar que se reciba la comunión en la mano y no hincado, con la excusa de que es un gesto ecuménico para acercar a los protestantes.

Lo mismo evitar que los fieles se hinquen al recordar la encarnación o en la consagración.

Hay que tratar que la misa no signifique un sacrificio sino un banquete, por eso la superficie en que se realiza la celebración, ya no debe ser considerada un altar, sino más bien una mesa.

Tratar que el Sacrificio del Calvario quede reducido y no sea lo central. 

Que se digan muchos sermones, que se cante mucho pero no gregoriano, que se saluden los hermanos, que se pidan perdón, insistiendo en todo lo que los pueda hacer olvidar a Dios.

Que ya no se use el latín, ni se intente dar un aire místico a la misa, con la excusa de que eso no atrae, según este plan.

Que la misa se dé de cara al pueblo, para que parezca un diálogo entre el sacerdote y los presentes, y no una petición del sacerdote y el pueblo hacia Dios.

Quitar el sagrario de la vista del público y restringir que haya exposiciones del Santísimo, porque entre menos se cuide y se ame a la Eucaristía, mejor.

Quitar las reliquias y hacer desaparecer las imágenes de santos y advocaciones de la Virgen, insistiendo que solo hay que adorar a Dios.

De forma que por el juego de palabras, la gente sencilla entienda que no es bueno venerar a santos y advocaciones marianas.

Otra de las cosas que propugnan es quitar las sotanas y los hábitos.

Con la excusa de que no acerca a las personas, sino que las aleja.

Mientras que a los laicos, les muestran que no es necesario usar escapularios o medallas, porque dirán que son cosas externas, sin importancia.

Y además son cosas que ofenden a los hermanos protestantes, lo mismo que las imágenes de santos y de advocaciones marianas de los templos.

De esta forma se enfriará la fe.

También deben buscar que los sacerdotes y monjas se casen.

Y que las monjas que están en los monasterios entregadas a la oración, dejen estas vidas, para dedicarse a otras cosas.

Insinuar que los hermanos de la calle las necesitan, haciendo mucho bien cuidando enfermos, dirigiendo escuelas, etc.

También tratarán de inculcar que se puede ser masón o espiritista o de la new age y católico.

En resumen, hay suficientes testimonios serios de una estrategia de los comunistas para infiltrar a la Iglesia Católica, de la misma forma que hicieron los masones.

Se hizo introduciendo comunistas en los seminarios, para que ascendieran en la estructura y vayan desacralizando las prácticas de los fieles y sacerdotes.

De modo que la cultura católica se aleje sutilmente de poner como primero la adoración a Dios y se centre en el ser humano.

En muchas de esas cosas han avanzado notoriamente y en otras no tanto.

Y el caos doctrinal y pastoral en que se encuentra la Iglesia hoy, es consecuencia de la batalla espiritual que está sucediendo, entre la estrategia de los infiltrados y la traba que les están poniendo los verdaderos católicos.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la infiltración comunista en la Iglesia y cuál es su estrategia para debilitarla. 

Y me gustaría preguntarte si crees que estos comunistas infiltrados se convirtieron en su mayor parte al verdadero espíritu católico o aún siguen operando su plan.

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