Fundamental para nuestros tiempos de ataques y tribulaciones.

Está sucediendo en la Tierra un ataque cada vez más feroz del maligno.

Quien niegue esto es porque no es capaz de ver los signos de los tiempos.

Estamos tratando de resistir, pero nuestros esfuerzos humanos no son suficientes.

Debemos usar la defensa que Dios nos ha proporcionado

Y una de ellas es la oración a San Miguel Arcángel.

Aquí hablaremos de por qué la oración al arcángel Miguel es una de las herramientas más efectivas para nuestros tiempos y por eso deberíamos rezarla continuamente.  

En casi todas las apariciones importantes de la Iglesia, desde la Medalla Milagrosa en 1830 para acá, hay una revelación central.

Hay un ataque concentrado, muy fuerte, de los ángeles caídos sobre el mundo y sobre la Iglesia.

Pensemos nomás en las dos más proféticas, La Salette y Fátima.

León XIII había tenido la revelación de esta situación en la década de 1880; tuvo la visión de bandadas de demonios atacando al Vaticano.

La visión incluía un desafío de satanás a Nuestro Señor, de que en 100 años podía destruir la Iglesia, si le daba más poder, y el Señor lo aceptó.

Por eso León XIII había mandado que se rezara, al finalizar las misas, una oración a san Miguel Arcángel, que él mismo había compuesto.

Es la petición apasionada al Príncipe de la Milicia Celestial,

«San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. 

Reprímalo, Dios, pedimos suplicantes y tú, oh Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el divino poder, a satanás, y a todos los espíritus malignos, que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén»

Pero con la reforma litúrgica que entró en vigencia en la Iglesia desde 1968, a consecuencia del Concilio Vaticano II, dejó de ser rezada en misa.

Y llamativamente precedió a la revelación de Pablo VI, quien dijo luego, en 1972, que el humo de satanás había penetrado por alguna hendija dentro de la Iglesia.

Además hay consenso entre los analistas que el punto de inflexión de los males que aquejan al mundo se ubica a finales de la década de 1960.

En ese momento histórico se ubican el mayo de París de 1968, el auge del movimiento hippie con la revolución sexual del amor libre, el triunfo del marxismo cultural dentro de las universidades de occidente a través de la teoría crítica, etc.

En la misma ventana cronológica de la eliminación de la oración a San Miguel, se levantó la primera Iglesia de satanás en 1966 en los EE.UU. y se editó la Biblia satánica tres años más tarde. 

Es impresionante como la pequeña y sencilla oración que León XIII pidió que se rezara había mantenido a raya a los demonios.

Y dentro de la Iglesia ha sucedido desde ese momento el auge del modernismo y el comienzo de la apostasía.

¿Qué hemos visto? Sacerdotes que han abandonado el sacerdocio.

Bancos que quedaron vacíos en los templos y aumento de la tibieza en los fieles.

El escándalo, especialmente sexual, por parte de sacerdotes.

La escasa predicación de los sacerdotes sobre los 10 mandamientos y sobre los valores morales y fundamentales de la vida.

El crecimiento de herejías entre altos funcionarios de la Iglesia. 

Y además el católico se convirtió en el foco de desdén en una cultura que se abrió a las legiones infernales.

Y la consecuencia de esto es que hay mucha gente hoy en la Iglesia que no cree en el demonio.

Hoy tenemos dentro de la jerarquía a prelados que piensan que el demonio es una fábula para dormir niños.

Que es un simbolismo creado por los seres humanos para explicar el mal, como ha dicho públicamente en varias oportunidades el principal de los Jesuitas.

El famoso exorcista del Vaticano, padre Gabriel Amorth, afirmó que le tocó hablar con cardenales que no creían en el demonio.

Y también de cómo entre la jerarquía había sacerdotes de satanás.

Otros religiosos y sacerdotes han afirmado que hay un grupo que se hace pasar por católico pero que en realidad son satánicos.

De ahí salen varias trascendidos como por ejemplo que el día en que Pablo VI asumía como Papa, en otra parte, un grupo de cardenales, sacerdotes y religiosos, hacían un ritual satánico dentro de una iglesia católica.

De modo que todas estas manifestaciones que refuerzan al demonio en el mundo y en la Iglesia toman impulso en el mismo momento, lo que nos lleva obviamente a considerar que es consecuencia de no rezar ya a San Miguel.

¿Y por qué el Arcángel Miguel era el dique de contención del ataque masivo de los demonios?

Por lo que se narra en el capítulo 12 del libro del Apocalipsis de la Biblia.

Hubo una rebelión de ángeles en el cielo contra la decisión de Dios de que Su Hijo se encarnara como ser humano, naciera de mujer y bajara a la Tierra. 

La rebelión fue liderada por Lucifer y entonces se desató una guerra entre los ángeles fieles a Dios y los que se convirtieron desde ese momento en demonios. 

El Arcángel Miguel se puso a la cabeza de los ángeles buenos al grito de «quién como Dios».

Y los ángeles que se rebelaron fueron derrotados, ya no había lugar para ellos en el cielo y fueron expulsados.

Y se hicieron fuertes en la tierra.

Pero la muerte y resurrección de Jesús definitivamente los ha derrotado y destruido el reino de satanás. 

Aunque la batalla espiritual por las almas continúa cada vez más feroz en la tierra.

Y San Miguel y los ángeles continúan librando la guerra contra satanás y sus secuaces en nuestro nombre. 

Hoy por ejemplo, el ministerio de los exorcistas puede verse como una obra de los ángeles buenos luchando contra los demonios. 

Así como el arcángel Miguel y las legiones de ángeles fieles a Dios expulsaron del Cielo a lucifer y sus ángeles réprobos, los exorcistas los asisten en parte de su trabajo en la tierra.

En cada exorcismo hay al menos un ángel del rango alto, presente y ayudando. 

Y en los exorcismos más difíciles, el padre Stephen Rossetti dice que ha tenido hasta ocho trabajando con el exorcista.

San Miguel defiende lo que es bueno y justo, por eso se le representa con la balanza y también tiene una espada en su mano, para combatir al mal.

Él no trabaja para las ideas del mundo sino para Dios.

Por eso es una figura que molesta a los demonios y a quienes se oponen a la verdadera doctrina que Cristo vino a traer a la tierra.

San Francisco de Sales escribió:

«La veneración a San Miguel es el mejor remedio contra el desprecio de los derechos de Dios, contra la insubordinación, el escepticismo, y la infidelidad».

Por eso el padre Gabriel Amorth, exorcista de Roma, sentenció,

«Creo que fue un error haber eliminado, sin un sustituto adecuado, la oración a San Miguel Arcángel que se solía recitar después de cada misa».

Y en 1994, Juan Pablo II volvió a instar a los fieles a seguir recitando la oración, específicamente cuando dijo:

«Aunque esta oración ya no es recitada al final de la misa, les pido a todos que no olviden recitarla para obtener ayuda en la batalla contra las fuerzas de las tinieblas y contra el espíritu de este mundo».

Los tiempos actuales nos llaman de nuevo a mantener la unidad de nuestra identidad cristiana, a no perder el horizonte de nuestros valores y a defender el mundo, la Iglesia y nuestra familia del ataque satánico que se ha enfurecido.

No se puede dejar de rezar la oración a San Miguel, al menos en silencio desde nuestros lugares al terminar la misa, pues si nos unimos contrarrestaremos a los poderes de este mundo.

San Miguel ya derrotó una vez al diablo en el cielo, y el Papa León XIII confiaba que esta oración a quien derrotó al demonio en las alturas, también nos ayudara a hacerlo en la tierra.

Pero recordemos que este humilde arcángel además tiene otras funciones relacionadas con la conversión de las almas, con el pasaje a la otra vida y con el juicio a las almas.

Fue encargado de custodiar a la segunda persona de la Santísima Trinidad durante su vida en la Tierra y luego el encargado de custodiar su cuerpo en los sagrarios de todo el mundo.

Varios Santos han dicho que San Miguel acompaña a cada fragmento del cuerpo de Cristo, cuando se lo expone en los altares, cuando se lo saca del sagrario para que comulguen los enfermos, cuando se lo saca en procesión.

Incluso custodia a los sucesores de Pedro, específicamente al Papa y los Obispos.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre lo que sucedió luego de que se dejó de recitar masivamente la oración a San MIguel Arcángel en las misas.

Que es lo más persuasivo que puede decirse para que no nos olvidemos rezarla. 

Y me gustaría preguntarte si tu rezas la oración a San Miguel Arcángel habitualmente y cuando lo haces.

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