La Biblia nos habla de la peregrinación en el Salmo 122 (121):
Que alegría cundo me dijeron
Vamos a la casa del Señor
Ya están pisando nuestros pies
Tus umbrales, Jerusalén.
 

Jesús era un peregrino, su última visita a Jerusalén, siendo observante de la ley judía, fue como peregrino durante la fiesta de Pésaj, la Última Cena.

Una peregrinación o peregrinaje es el viaje a un santuario o lugar sagrado con connotaciones religiosas efectuado por un creyente (o grupo de creyentes). Pero también se llama peregrinación al mismo santuario o lugar religioso destinado a recibir peregrinaciones.

Los lugares de peregrinación sagrados pueden serlo porque allí sucedió un hecho significativo para la fe, porque contienen alguna reliquia, porque allí se venera especialmente a alguna figura, porque allí se realiza alguna actividad especial religiosa o por las connotaciones que tiene su entorno.

La peregrinación se puede realizar para profesar la fe, como método para expiar algún pecado, para pedir gracias, como agradecimiento por peticiones concedidas.

Si bien se puede peregrinar siempre a los lugares sagrados, cada peregrinación tiene su fecha central, donde generalmente se realizan festejos.

 

EL PEREGRINO

Peregrinos en Medjugorje

Un peregrino es el viajero que visita algún lugar sagrado, allí encuentra lo sobrenatural participando de una realidad diferente a la realidad profana.

La Peregrinación nos ofrece la posibilidad de reencontramos con nuestra propia historia cristiana, nuestra realidad transitoria en este mundo. Pero la nota característica es la forma festiva y gozosa de estas peregrinaciones, que ha de recordarnos que nuestro peregrinar hacia Dios no debe, ni puede ser lastimoso ni triste.

Así pues, las peregrinaciones favorecen la práctica de los valores cristianos, estimulan un culto integral a Dios (ver, oír, cantar, escuchar, tocar, convivir, etc.) Nos dispone a ser agradecidos y ante todo nos recuerda nuestra común subsistencia y la necesidad de una salvación comunitaria.

 

HISTORIA DE LAS PEREGRINACIONES

Las Peregrinaciones iniciaron en la Iglesia antes de la paz otorgada por el emperador Constantino en el 313, aunque aumentaron considerablemente cuando la Iglesia gozó de paz y libertad en el Imperio Romano.

Las más antiguas peregrinaciones cristianas tenían como destino Roma y Tierra Santa como a las tumbas de los mártires. La más famosa de las peregrinas de esa época fue una española de nombre Egeria, quien nos narra cómo se celebraban estas peregrinaciones en Tierra Santa en el siglo IV.

Las peregrinaciones en honor a la Bienaventurada Virgen María cobran fuerza entre los siglos V-VII principalmente en Nazareth.

Pero, no es sino hasta los siglos XIV-XVII cuando lograron su más alto esplendor y participación.

La Iglesia encontró en el Papa Juan Pablo II el modelo de los peregrinos. El nos recuerda que el cristiano es ante todo un peregrino (GS 7) y que la Iglesia misma es un pueblo peregrino (LG 8).

En el Occidente cristiano durante la Edad Media se distinguían tres clases de peregrinos:

  • Romeros , aquellos que iban a Roma.
  • Palmeros, aquellos que iban a Jerusalén.
  • Peregrinos propiamente dichos, aquellos que iban a Santiago de Compostela.

Los tres principales lugares de peregrinación cristiana son:

  • Jerusalén y Tierra Santa
  • Roma (Italia y el Vaticano)
  • Santiago de Compostela (Galicia, España)

Pero también hay otros muy importantes como el santuario de Guadalupe en México, Lourdes en Francia, Aparecida en Brasil, Reina de la Paz en Medjugorje, entre otros. Además, hay peregrinajes regionales y los propios de cada país.

 

EL FORMATO DE LAS PEREGRINACIONES

Peregrinos en el santo Sepulcro

Peregrinos en el Santo Sepulcro

El modo de hacer una peregrinación ha variado con los siglos y con los lugares, pero básicamente ha mantenido su fisonomía. En la antigüedad se hacía así:

1. Se reunían en un lugar sagrado ( Templo )
2. Escuchaban la Palabra de Dios.
3. Se instruía sobre el sentido de la peregrinación.
4. Recibían la Bendición para partir.
5. Los peregrinos se ponían en camino, orando, cantando, conviviendo, conociendo.
6. La Peregrinación, finalmente, no concluye al llegar al santuario o meta de la peregrinación y de participar en los actos de Litúrgicos o de devoción, o en firmar el libro de peregrinos, o de adquirir algunos recuerdos como estampitas, medallas, agua bendita, etc. Se trataba y debe tratarse todavía de » recargar las energías » de cobrar nuevo vigor e impulso para llevar y hacer presente la gracia de Dios al volver a casa. Entusiasmar y alegrar a los miembros de la familia, de la comunidad que no pudieron asistir. Se trata ante todo, de infamarnos en el propósito de extender el Reino de Dios, tal como lo pedía el Papa Juan Pablo II: Una nueva evangelización, nueva en su impulso, nueva en sus métodos, nueva en su ardor.

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