El plan que está en desarrollo.

Estamos en la fase final del plan del maligno para separar definitivamente al hombre de Dios.

Y está sucediendo en nuestra época, porque el maligno sabe que Dios está por hacer una intervención decisiva, para rectificar el rumbo de la humanidad y purificar la Tierra.

Él sabe que pronto vendrá el aviso que Dios dará a la humanidad para iluminar su conciencia, y por eso ingresó también en su plan decisivo.

Su plan es cambiar nuestros cuerpos humanos y hackear nuestra mente, para alterar definitivamente nuestra comunicación con el creador.

Aquí veremos lo que el maligno está tratando de hacer, a través de sus secuaces, para modificar nuestro cuerpo humano y hackear nuestra mente, y las razones por las cuales no tendrá éxito.

El proyecto que actualmente nos quieren vender las élites mundiales comprometidas con el Gran Reinicio, que ha lanzado el Foro Económico Mundial en perfecta sintonía con la ONU, dice explícitamente que la meta a corto plazo es la fusión de los seres humanos con las máquinas, o sea lo que se llama transhumanismo.

Esto está siendo dicho públicamente, no es una teoría de la conspiración.

Y sus argumentos son que eso traerá la cura de enfermedades y discapacidades que afectan a los seres humanos, el aumento de la inteligencia y otras capacidades, y la extensión de la vida.

Y ya lo están haciendo, porque los dispositivos biométricos es el campo más caliente de Silicon Valley, con gran flujo de inversiones.

Incluso el presidente de Chile, Sebastián Piñera elogió algunas cosas que ya están prontas para hacer. 

Dijo elogiosamente que la tecnología de 5G iba a poder ponernos pensamientos que no son nuestros, en nuestros cerebros, desde afuera.

Y para esto naturalmente tienen que transformar nuestro cuerpo en una antena, que permita ingresar estos pensamientos a nuestro cuerpo.

Y eso ya está en marcha.

Todo esto es el proyecto final del maligno para separarnos de Dios y destruir a la raza humana.

Porque fuimos creados con un cuerpo y un alma por Dios creador, así es nuestro diseño original. 

Y si renunciamos a nuestros cuerpos, renunciamos a nuestra humanidad.

Por eso el transhumanismo es la fase final del ataque a la humanidad para liquidarla.

Y a esto se llega por haber sembrado la infelicidad y los desórdenes entre los seres humanos en las últimas décadas.

Ellos están dándoles una explicación equivocada a nuestras insatisfacciones.

Nos han vendido la idea que mejorando materialmente nuestro cuerpo con implantes y conectados a la inteligencia artificial, y con la introducción de pensamientos de armonía, en nuestras mentes, seremos más felices.

Pero nuestras insatisfacciones se deben a la desobediencia a Dios desde nuestros primeros padres, que la continuamos nosotros.

Nuestro intelecto está oscurecido, no entendemos fácilmente la Verdad de Dios.

Nuestra voluntad está debilitada, incluso si entendemos la Verdad de Dios, no la elegimos.

Y nuestras pasiones están desordenadas, nos atraen cosas perversas y que nos alejan los mandamientos de Dios.

Podemos intentar enmascarar los síntomas de nuestro intelecto, voluntad y pasiones caídas y la insatisfacción con nuestros cuerpos corruptibles, a través de distracciones, drogas, o aceptando pensar lo que nos inyecten en el cerebro, como dice Piñera que ocurrirá.

Pero ninguna de estas cosas curará la enfermedad de la relación rota con nuestro creador.

Esto será curado cuando estemos en sintonía con Dios en la Tierra, para luego llegar a la felicidad eterna en el cielo.

El numeral 1024 del Catecismo de la Iglesia Católica dice 

«El cielo es el fin último y la realización de los anhelos humanos más profundos, el estado de felicidad suprema y definitiva».

De hecho, el acto de entrar en la comunión con Dios en esta vida, es lo que nos lleva a la felicidad en la vida venidera.

¿Y qué nos sucederá en el cielo?

Nos encontraremos con nuestros seres queridos y viviremos con ellos por toda la eternidad.

Nuestro intelecto se perfeccionará.

Todas nuestras facultades se reordenarán y armonizarán; ya no estaremos en guerra con nosotros mismos.

Nuestros cuerpos serán incorruptibles, personas en los 30 años y sin mancha o defecto.

Tendremos cualidades como viajar a la velocidad del pensamiento, podremos atravesar objetos sólidos, no tendremos dolores espirituales ni físicos, conoceremos infusamente el fondo de todas las cosas, no tendremos que trabajar para comer o vestirnos, viviremos para siempre sin envejecer.  

Nuestra vida en el cielo se parece mucho al sueño de los transhumanistas de convertirse en «posthumanos», lo han copiado de allí.

Pero además la comunión con Dios nos preserva de mayores males en la tierra, porque seguimos el plan que nos fue dado y alcanzamos la protección divina.

Si optamos por esto, el problema que se plantean los humanistas para darnos felicidad, más capacidades y vida eterna, está resuelto. 

Si nos entregamos a Cristo en esta vida, disfrutaremos de la perfección humana eterna y la comunión con la Trinidad en el cielo.

Pero los transhumanistas buscan sustituir a Dios por la ciencia.

Los transhumanistas buscan una especie de salvación, pero quieren llegar allí sin Dios, por los propios esfuerzos humanos quieren convertirnos en «posthumanos».

Y si los transhumanistas proponen un plan sin Dios para resolver los males de la humanidad, están proponiendo por definición el plan de satanás.

Porque hay sólo dos reinos, el de Dios y el de satanás.

Si destruyéramos nuestra naturaleza humana estaríamos cortados y desconectados de Dios. 

Y eso es a lo que el maligno apuesta.

Ya ha intentado antes tomar el control de la creación de Dios, de nuestro cuerpo y alma, manipulándolos para que podamos tener algunos de los beneficios de la salvación, sin sacrificar nuestros vicios. 

Por ejemplo a través de experiencias místicas con drogas psicodélicas y psicotrópicas. 

Esto se remonta a milenios, pensemos en la ayahuasca o la coca consumida desde hace siglos por pueblos indígenas.

Y más recientemente, en la década de los 1960, algunos buscaron hackear el cerebro con LSD y otras drogas de diseño humano.

Dios nos dio un cableado en nuestro cerebro para facilitar el consuelo, otras experiencias místicas y experimentar su guía. 

Es el cableado de Dios para usarlo para Sus propósitos y sólo para Él. 

Si lo destruimos, nos alejamos indefectiblemente de la comunicación con Él. 

También han tratado de alterar la reproducción humana, a partir de decidir quién puede nacer o no y con los cambios genéticos que se pueden realizar en la reproducción in vitro.

Y además indirectamente a través de cambiar las condiciones de la familia que nos llevan a obtener un clima ideal para el desarrollo humano, con el divorcio, la confrontación de los sexos y de hijos con padres dentro de la familia, etc.

Y actualmente a través de difundir la idea de que se puede elegir el sexo aún luego de nacer, que quieren lograrlo a través de hormonas y cirugías.

Y el resultado que vemos es que esas personas no logran llegar a ser completamente del otro sexo y tampoco los hace más felices, por el contrario.

De modo que el transhumanismo es el juego final de satanás.

Es su plan actual para destruir a la humanidad, deformándola en algo que ya no puede comunicarse con su creador.

Lo que produce su destrucción.

¿Y tendrá éxito este proyecto que impulsa el Foro Económico Mundial como base de la transformación de la sociedad?

Fracasará al igual que la cultura de las drogas y la revolución del sexo.

Porque hay cosas que no podrán hacer para imitar la creación, y tampoco conducirá a la felicidad de los seres humanos, sino a una humanidad esclavizada.

No serán capaces de leer los pensamientos y aspiraciones que residen en lo profundo de nuestra alma espiritual. 

No van a poder hacer que nuestros cuerpos vivan durante siglos, ni que la mayoría de la gente se sienta feliz viviendo siglos en la Tierra, en medio de conflictos y decepciones. 

Y tampoco van a poder descargar nuestra conciencia en un celular.

Pero nada de eso le importa a satanás, porque en realidad a él no le importa si los transhumanistas tienen éxito o no.

Él solo quiere que los humanos fracasen. 

Cada nueva pieza que atornillemos a nuestro cuerpo, cada nueva supuesta mejora bioquímica, deformará aún más nuestra humanidad, nublará nuestra mente y oscurecerá nuestro espíritu. 

Nunca seremos post-humanos, o somos humanos o simplemente estaremos perdidos.

Nuestra única salida es aceptar lo que Dios nos ha dado.

Comprender que Dios nos ha creado a imagen y semejanza suya, y valorar lo que es nuestro cuerpo.

Y comprender que Dios tiene un plan de amor para cada uno de nosotros en la tierra y de felicidad total viviendo con Él en el cielo por la eternidad, donde realmente tendremos la felicidad perfecta.

Los otros caminos, como el del transhumanismo, conducen al desastre. 

Bueno hasta aquí lo que te queríamos hablar sobre el plan maligno de cambiar nuestro cuerpo humano y hackear nuestra mente, para separarnos radicalmente de la creación que hizo Dios y como eso conduce a la infelicidad y al desastre material.     

Y me gustaría preguntarte si has visto que la gente alrededor tuyo conoce estos planes, que ha divulgado públicamente el Foro Económico Mundial o no.   

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