El Papa Francisco decreta un Año Santo Extraordinario para poner más fuerza a su Reforma y destacar la Misericordia de Dios.
Los católicos fueron bombardeados al principio del pontificado de Francisco sobre que el nuevo Papa venía a reafirmar la doctrina y a poner orden dentro de la Iglesia reformando la curia romana.
Sin embargo con el paso del tiempo han percibido que las reformas abarcan la reforma de la curia romana, y además la apertura de procesos que pueden llevar a cambios fuertes – incluso doctrinales – dentro de la Iglesia, que seguramente él no verá, debido a su edad. Y para «pisar a fondo» decretó un jubileo a partir diciembre del 2015, donde el centro será la Misericordia de Dios.
Para la mayoría de los católicos hoy es una incógnita hasta donde Francisco quiere llegar, porque no se ha expedido sobre lo que han dicho públicamente sus aliados de que están operando lo que él quiere.
A dos años de inicio de su pontificado, es bueno repasar cuales son las expectativas de quienes dicen hablar por él, aunque claro está, no es el propio Francisco.
FRANCISCO FOMENTA LA ‘GLASNOST’
Francisco quiere consolidar un debate abierto, especialmente acerca de las enseñanzas y prácticas de la Iglesia.
«Una condición general básica es la siguiente: hablar con claridad. Nadie debe decir: ‘Esto no se puede decir'», dijo Francisco a los obispos de todo el mundo hace más de un año en una cumbre del Vaticano de alto nivel sobre temas que enfrenta la familia moderna. «Es necesario decir todo lo que se siente» con franqueza.
Ese tipo de apertura es también fundamental para el enorme atractivo que Francisco tiene para el público y los medios del sistema.
Pero esa ‘glasnost’ de Francisco – revolucionaria en el contexto de la reciente historia de la Iglesia – también ha provocado una feroz oposición interna, que suele asociársele a la derecha católica, con algunos prelados de alto perfil militando para frustrar las reformas incluso en la práctica pastoral.
Esta intensidad de la oposición plantea una cuestión básica cuando cumplimos dos años del inicio del pontificado de Francisco: ¿Puede su campaña de reforma durar más que su papado?
A diferencia de la resistencia a las reformas dentro de la curia romana romana, la reacción con respecto a modificar la doctrina corta hasta la médula el catolicismo.
Y esto ha llevado expresiones de personas cercanas a Francisco, como el jesuíta Antonio Spadaro, que dijo que considera la «angustia» de los enemigos del Papa «como más de un problema psicológico» que una cuestión de doctrina.
El énfasis de Francisco en la misericordia «provoca en algunos católicos pánico, miedo a la falta de certeza que me aturde» dijo Spadaro, editor de la revista respetada La Civiltà Cattolica .
Si observamos esto un año atrás, podemos percibir que no había tanta oposición interna, pero se desbordó en el Sínodo de la Familia y ha continuado sin cesar desde entonces, y seguramente siga hasta la segunda ronda del Sínodo sobre la Familia que contará con más debate – y posiblemente acción – en temas de divorcio, nuevo matrimonio, la convivencia, y el lugar de los LGBT católicos.
¿ESTAMOS EN UN PUNTO DE NO RETORNO?
Es demasiado pronto para saber si la reforma de Francisco ha pasado el punto de no retorno, admitió un funcionario del Vaticano que habló a condición de guardar el anonimato debido a lo delicado de las cuestiones. «Siempre hay una posibilidad de que el péndulo oscile hacia atrás».
La velocidad de la reforma es una preocupación especialmente apremiante para los aliados de Francisco, ya que el pontífice tiene 78 años y ha dicho con frecuencia que no espera tener un largo pontificado.
Y cualquier observador neutral, y nosotros estamos en ese rol, debe admitir que las reformas que ha logrado el Papa están atadas con hilo por ahora y, como a los romanos les gusta decir: «Lo que un Papa puede hacer, otro papa puede deshacer.»
Precisamente un factor a favor de las reformas de Francisco podría ser el sistema que él ha creado para fomentar la transparencia y el debate. Francisco ha revivido y se amplificado el uso de los sínodos, o sea las reuniones periódicas de los obispos que se iniciaron en la década de 1970 para crear una Iglesia colegiada.
Francisco también está usando el Colegio de Cardenales como una caja de resonancia, y creó un Consejo de nueve cardenales para que le asesoren, con reuniones celebradas cada dos meses en Roma.
«Francisco ha creado un nuevo nivel de expectativas de cómo la Iglesia debe manejar su trabajo, y yo no creo que se pueda cambiar eso», dijo el estadounidense cardenal Donald Wuerl.
«Su principio es que debe poner en marcha un proceso que sea irreversible», dijo el cardenal Walter Kasper, quien ha llevado adelante la propuesta más fuerte de reformas al Sínodo de la Familia.
Kasper, sin embargo piensa que el Papa necesita unos cuantos años más para dar a sus iniciativas más posibilidades de perdurar, pero aún así considera que el sistema para promover la colaboración entre los obispos «ya está hecho, y ningún sucesor puede volver atrás.»
«Por supuesto que un sucesor podría hacer algunas cosas de una manera diferente. Eso es normal», dijo Kasper. «Pero el proceso continúa».
Por lo visto lo que tiene más chance de perdurar es la colegiatura y el debate.
CAMBIANDO LA COMPOSICIÓN DEL ELENCO DE OBISPOS Y CARDENALES
Otra clave del éxito para el programa de Francisco puede estar en el nombramiento de obispos y cardenales de ideas afines. John Tavis escribió esta semana que Francisco está «trabajando con una jerarquía generalmente conservadora puesta en marcha por sus dos antecesores».
«Las instituciones dependen de las personas que llenan los nichos, y si suficientes nichos están llenos por personas que comparten la visión de reforma, entonces este movimiento va a continuar», dijo el cardenal Donald Wuerl.
«Hay una gran cantidad de voces que son muy fuertes (en la oposición), pero yo no creo que representen la corriente principal», dijo Wuerl.
Incluso en una institución verticalista como la Iglesia Católica, sin embargo, el liderazgo de la alta dirección toma tiempo. Los Papas generalmente tienen que esperar a que los obispos se jubilen antes de que los sustituyan, y tienen que encontrar su propia gente para promover.
Por lo tanto, este proceso es lento y probablemente los avances no sean sustanciales antes que se retire Francisco.
EL IMPULSO DE LA POPULARIDAD DE FRANCISCO
Otro impulso potencial para la agenda de Francisco en el futuro es su éxito popular.
Del mismo modo que el papado de Benedicto XVI parecía condenado por una espiral de escándalos y crisis, el legado de Francisco podría ser impulsado por su popularidad.
El cardenal Wuerl ha dicho que
«Francisco ha creado un nuevo nivel de expectativas de cómo la Iglesia debe hacer su trabajo, y yo no creo que se pueda cambiar eso. Él está trabajando muy duro para que las estructuras apoyen esa expectativa».
Sin embargo, lo que es quizás más crítico para el éxito a largo plazo de los esfuerzos de Francisco es una mayor aceptación de la idea de que la Iglesia – e incluso la doctrina – puede cambiar.
«La gran idea en juego hoy es la relación entre la Iglesia y la historia», dijo Spadaro.
«Si la historia es el enemigo de la Iglesia y el enemigo de Dios, entonces tenemos que ser muy cuidadosos», continuó.
«Si se toma en serio la Encarnación – es decir, que Dios se ha hecho parte de la historia -, es imposible pensar en la doctrina como un código fijo que ha bajado del cielo».
Estas expresiones de Spadaro seguramente le han dado urticaria a más de uno, comenzando por el Cardenal Burke y los obispos Africanos, pero deja ahora claro que por lo menos los aliados de Francisco, han puesto en marcha un plan de cambio, incluso doctrinal, de algunos aspecto de la Iglesia. Hasta donde está de acuerdo Francisso con esto no lo sabemos y si nos dejamos llevar por lo que dicen sus aliados, Francisco lo estaría, aunque aún queda la incógnita de hasta dónde está dispuesto a llegar.
AÑO SANTO EXTRAORDINARIO
El papa Francisco anunció este viernes, con ocasión de su segundo año de pontificado, un jubileo extraordinario o Año Santo para conmemorar el Concilio Vaticano II, como una señal de su voluntad de reformar a la Iglesia.
Este Jubileo de la Misericordia se iniciará el presente año con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica Vaticana durante la solemnidad de la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre y concluirá el 20 de noviembre de 2016 con la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo. Será dedicado a la «misericordia» es decir al perdón de Dios, tema clave de su pontificado.
Fue anunciado por el pontífice desde la basílica de San Pedro y adquiere particular importancia porque insta a la institución a proseguir con las reformas pese a las fuertes resistencias internas que encuentra.
«Dios perdona todo y siempre», recordó el pontífice.
«He pensado a menudo en cómo la Iglesia pueda hacer más evidente su misión de ser testimonio de la misericordia. Es un camino que inicia con una conversión espiritual. Por eso he decidido convocar un jubileo extraordinario que tenga en su centro la misericordia de Dios«, explicó el Papa.
Además de la puerta de la Basílica de San Pedro, serán abiertas las de las basílicas de San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María Mayor. El rito de la apertura expresa simbólicamente el concepto que, durante el tiempo jubilar, se ofrece a los fieles una «vía extraordinaria» hacia la salvación.
La decisión de anunciar un jubileo extraordinario tan solo dos años después de su elección en 2013 refleja también una suerte de afán de Francisco por acelerar su misión.
«Yo tengo la sensación de que mi pontificado va a ser breve. Cuatro o cinco años. No sé, o dos, tres. Bueno dos ya pasaron», confesó en una entrevista concedida a la televisión mexicana. Puede leerla aquí.
Esta decisión de Francisco del Año Jubilar no hace más que dramatizar la urgencia con que quiere ver resultados rápidos, pero sigue en pie la duda de hasta donde llegará con las reformas, aunque probablemente de aquí a diciembre lo veremos más claro.
Las reformas que pueden estar por venir, vendrán o no y en su momento las veremos. Lo que me parece verdaderamente alarmante, es la colegiatura. Ah, ya sé. Debo haber leído mal el Evangelio y cuando Jesús le dijo a Simón que en adelante se llamaría Pedro y que sobre esa piedra edificaría Su Iglesia, debe haber agregado «y Uds. lo ayudan. ¿me entendieron?»., a los demás apóstoles. La verticalidad del poder dado por Jesús a Pedro no debería romperse, porque el Vicario de Cristo, o sea, Cristo en la tierra es sólo uno. Pero parece que Francisco eso no lo ha terminado de entender. En vez de estar sentado en el trono de Pedro y tomárselo en serio, él parece estar en el balcón de la plaza, esperando que aplaudan cada una de las cosas que hace o dice. Malos tiempos para la Iglesia. Bendiciones
https://youtu.be/_rqDDG8D80s
Agenda gay de bergoglio
abran los ojos……
Vamos a ver hasta donde se le permite llegar a este personaje. Al menos ya salen de la clandestinidad y sus obras se conocen