Contiene oración para rezar por las Almas Más Abandonadas del Purgatorio.

En la medida que el mundo se descristianiza, aumenta la cantidad de almas olvidadas y abandonadas del Purgatorio, que son por las que nadie ofrece sufragios para liberarlas hacia el Cielo.

Hoy hay cada vez personas por las que nadie reza después de su muerte.

Por eso no debemos olvidar de rezar por el alma de todos nuestros familiares, amigos y conocidos fallecidos.

Pero también rezar por las almas más abandonadas del Purgatorio, por las que nadie jamás ha rezado nunca.

Ya que necesitan salir cuanto antes de ahí, porque su Purgatorio es más duro.

Y a su vez estarán más agradecidas a ti, que cualquier persona a la que le has hecho algún favor, porque te deben más.

Aquí hablaremos sobre cómo viven el Purgatorio las almas más olvidadas, que sufragios debemos hacer para aliviarlas y para que sean enviadas pronto al Cielo, y te enseñaremos una oración a la Santísima Virgen para ello. 

San Antonino de Florencia dice que un religioso que había estado sufriendo por mucho tiempo una dolorosa enfermedad, se dejó vencer por el desánimo y le rogó a Dios que lo dejara morir, para ser liberado de sus males. 

Pero no pensó que la prolongación de su enfermedad fuese una Misericordia de Dios, quien quería evitarle un sufrimiento más severo en el Purgatorio.

En respuesta a su oración, Dios instruyó a su ángel guardián para ofrecerle la opción de morir inmediatamente y de someterse a tres días de Purgatorio, o de soportar en cambio su enfermedad durante otro año e ir directamente al Cielo. 

El enfermo eligió los tres días de Purgatorio y fue así como murió enseguida y fue derecho al Purgatorio.

Después de una hora en el Purgatorio, su ángel vino a visitarlo y cuando el pobre sufriente lo vio, se quejó diciendo «tú me prometiste que solo estaría allí durante tres días».

Y el ángel le preguntó «¿cuánto tiempo crees que llevas sufriendo?» 

«Al menos varios años» le respondió, «¿acaso yo no tenía que sufrir sólo tres días?». 

Y el ángel le replicó «deberías saber que solo has estado aquí una hora, lo duro del dolor te engaña acerca del tiempo, un instante te parece un día, y una hora como si fueran años».

Y el padre Rossignoli relata algo parecido para reafirmarlo.

Había dos religiosos de virtud, que llevaban la vida más santa posible, uno de ellos cayó enfermo y tuvo la visión de que pronto moriría, y que solo estaría en el Purgatorio hasta la primera Misa que fuese celebrada por él.

Entonces lleno de alegría se apresuró a contárselo a su amigo, y le rogó que no se demorara después de su muerte, en celebrar la Misa que iba a abrirle las puertas del Cielo.

Murió a la mañana siguiente y su santo compañero, sin perder tiempo, fue a ofrecer el Santo Sacrificio por él. 

Y después de la Misa, mientras daba gracias y seguía rezando por el difunto, este se le apareció radiante de gloria; pero en tono de amistosa queja le preguntó, «¿por qué te retrasaste tanto en celebrar la única Misa que yo estaba necesitando?, me dejaste sufriendo más de un año antes de ofrecer la Misa por mí».

Y el religioso replicó, «la verdad, hermano, yo comencé a ofrecer el Santo Sacrificio inmediatamente después de tu muerte: no pasó ni un cuarto de hora».

Esto no solo habla sobre el privilegio de pasar el purgatorio en la Tierra, hicimos un video sobre esto https://youtu.be/CcYZldMMu8A, sino también nos hace preguntarnos que sucede con las almas que llegan al Purgatorio y nadie se acuerda de ellas para pedir misas, hacer sacrificios y orar por ellas.

Estamos hablando de las almas más abandonadas del Purgatorio, que no tienen a nadie que ofrezca Misas en su nombre, que ore por ellas, que ofrezca sacrificios por ellas, que ayune por ellas, que ofrezca obras de caridad por ellas. 

Las razones de su abandono pueden ser que quienes los aman han asumido que ya están en el cielo y han dejado de orar por ellos o de ofrecer Misas por ellos. 

Pueden ser almas que, mientras estuvieron en la tierra, no hicieron amigos ni tuvieron familia. 

Estas almas podrían haber muerto en actos de genocidio masivo o en una catástrofe natural.

O ser uno de los tantos pordioseros que habitan en las grandes ciudades, que pasan desaparecidos para casi todos. 

Su tiempo en la Tierra tal vez ni siquiera sea reconocido por un letrero en una tumba. 

O pueden ser almas devotas católicas cuya familia no lo es, y por tanto no habrá nadie que se le ocurra orar por ellas, porque sus seres queridos no creen en lo que llaman supersticiones.

Tal vez sean protestantes que no creen en el Purgatorio.

Estas personas devotas que no tienen a nadie que rece por ellas estando vivas ni muertas, son uno de los grandes dramas de nuestra época, porque occidente se ha descristianizado vertiginosamente en las últimas décadas.

Y las nuevas generaciones han dejado de creer en Dios, o lo que es peor, creyendo que existe, lo consideran un enemigo que coarta la posibilidad de que sean felices en la Tierra.

Y entonces no pueden esperar que sus hijos y familiares oren para que se liberen rápidamente del Purgatorio. 

Ni que hablar de lo que sucede con los que encontraron la fe por convencimiento personal, y están rodeados de familiares y amigos no creyentes.

Y esto se agrava aún más si fueron almas que estuvieron muy cerca de condenarse y están ahora en los niveles más bajos del Purgatorio, donde llegan menos las oraciones y se necesitan más sufragios para acelerar su subida a los niveles superiores.

Estas almas abandonadas saben que la intercesión de los que están en la Tierra acortará su tiempo en el Purgatorio y disminuirá sus dolores. 

Y que cuando estén purificados estarán con Dios en el Cielo.  

Pero saben que su tiempo de purgación será largo y sus sufrimientos más intensos, porque no tienen a nadie que ore por ellos.

Las almas del Purgatorio no pueden hacer nada para sí mismas, salvo orar por sus benefactores en la Tierra, mientras ellas están en el Purgatorio, y aún hacerlo con más efectividad cuando ya sean enviadas al Cielo. 

Dichas almas no dejarán de rezar por sus benefactores siempre que los vean en alguna necesidad o peligro.

En tiempos de desgracia, enfermedad o accidentes de todo tipo, ellas serán sus protectores. 

Les ayudarán poderosamente a vencer las tentaciones, a practicar buenas obras, a morir cristianamente, y a escapar de las penas del Purgatorio.

Y al respecto el Padre Rossignoli cuenta que un padre franciscano estaba en la capilla de San Felipe Neri, cuando se le apareció el santo rodeado de gloria, en medio de un brillante cortejo. 

Y se animó a preguntarle qué era esa corte de bienaventurados que lo rodeaban.

Y el Santo respondió que eran las almas de aquellos a quienes él había sido útil durante su vida mortal, y las había ayudado a liberar del Purgatorio.

Ellas habían ido a su encuentro al momento de dejar este mundo, para introducirlo a su turno en el Cielo.

Porque dijo que los primeros favores que las benditas almas del Purgatorio piden a la Divina Misericordia son para quienes les han abierto la puerta del Paraíso. 

Estas almas no dejarán de rezar por sus benefactores, siempre que los vean en alguna necesidad o peligro.

Y Sor Erminia Brunetti, que solía pedir favores a las almas más abandonadas del Purgatorio, un día comenzó a rezar una novena al alma más abandonada del Purgatorio, por un familiar que no encontraba trabajo. 

Y una mañana al despertar le pidió al alma que le hiciera saber cuántos días de la novena le faltaban rezar aún. 

Y tan pronto como hizo la pregunta escuchó cuatro golpes firmes en la puerta.

Entonces, siempre con el pensamiento, preguntó si aquellos golpes eran la respuesta a su pregunta. 

Y oyó crujir el pestillo y abrirse la vieja puerta y vio avanzar a una joven de aspecto muy sufriente que le dijo que sí.

Sor Erminia trató de interrogarla con sus pensamientos y ella le contó que había muerto  después de una fiesta de baile.

La madre, al no ser creyente, ni siquiera había celebrado una misa por ella. Nadie había rezado nunca por ella, Sor Erminia había sido la primera en hacerlo. 

Y estaba tan agradecida que al momento el familiar de Erminia consiguió trabajo.

¿Y qué podemos hacer nosotros entonces por las almas más abandonadas del Purgatorio?

La oración más efectiva para todas las almas es la Misa. 

Haz que se ofrezcan Misas en tu parroquia por tus seres queridos que han muerto y por las almas más olvidadas del Purgatorio. 

¡La alegría en el Purgatorio será inimaginable! 

Las almas intercederán por ti. Le pedirán a Dios que te bendiga abundantemente. 

Rezarán por tu alma y la salvación de las almas de tus amigos y familiares. ¡No te olvidarán!  

Y reza esta oración por ellas pidiendo la intercesión de la Santísima Virgen,

«Oh María, ten piedad de las Almas que esperan la purificación de sus pecados en el Purgatorio y no tienen a nadie en la Tierra que piense y ore por ellas. 

Oh buena Madre de Jesús y Madre nuestra, inspira en muchos cristianos caritativos el pensamiento de orar por ellas, y busca en tu Corazón materno los caminos para aliviarlas. 

Oh Madre del auxilio perpetuo, ten piedad de las almas más abandonadas del Purgatorio.

Jesús misericordioso, concédeles el descanso eterno. Amén».

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre el fenómeno de las almas abandonadas del Purgatorio, un fenómeno en fuerte crecimiento actualmente, y cómo deberíamos ayudarlas.

Y me gustaría preguntarte si has rezado, pedido misas o realizado otros sufragios por almas de tus seres queridos muertos, y si has rezado por las almas más olvidadas del Purgatorio o no

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