Realizado por el Padre Gustavo Jamut, OMV 23 de Septiembre, 2009, Fiesta de San Pío de Pietrelcina
¡Piensa siempre que Dios lo ve todo. Salva las almas orando siempre! San Pío de Pietrelcina
INTRODUCCIÓN
Este Rosario surgió en un viaje de evangelización que realizamos junto a un querido amigo, en el cual íbamos a compartir el amor de Dios, con nuestros hermanos de la ciudad de Mar del Plata.
En un momento del viaje, cuando comenzamos a rezar los misterios luminosos del Santo Rosario, este amigo oró pidiéndole a Dios que bendijese a los sacerdotes y a los consagrados; y luego, en cada “Dios te Salve”, fuimos intercalando jaculatorias, en las cuales pedíamos que Dios llegase con sus manos colmadas de gracias hasta los sacerdotes y consagrados que nosotros conocemos; así como también le pedíamos que llegase a aquellos que sin conocerlos, él estaba viendo que tenían mayor necesidad de intercesión.
De este modo, por más de una hora fuimos orando por quienes están viviendo su vocación con gozo, entusiasmo, fervor, fidelidad y alegría; pero también por aquellos que están necesitados de una especial intervención de Dios en sus vidas para recuperar el primer amor y el suave perfume de la unción que recibieron cuando Cristo Sacerdote les confirió por medio de la imposición de manos del Obispo el increíble privilegio de ser sus sacerdotes; así como también por quienes en la vida religiosa, entregaron su corazón al Esposo y su vida al Maestro, por medio de la profesión perpetua de los Consejos Evangélicos.
Finalmente, oramos por los sacerdotes calumniados y perseguidos, por quienes se encuentran sirviendo en lugares de riesgo, por quienes carecen de muchos medios necesarios para llevar adelante la obra evangelizadora, por quienes se sienten solos, abandonados, traicionados, enfermos y por quienes atraviesan toda clase de luchas y dificultades que solo Dios conoce en profundidad.
De este modo, a medida que el automóvil iba devorando kilómetros, nuestra oración se iba extendiendo y experimentábamos en la atmósfera que nos rodeaba en el interior del auto, la alegría del Señor y de su Madre al orar por sus hijos predilectos.
Tal como solía repetir el Santo Cura de Ars, San Juan María Vianney, y que recuerda el Santo Padre Benedicto XVI en la Carta a los presbíteros del mundo, por el Año Sacerdotal: “El sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús”.
LAS LUCHAS
“Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio.” Efesios 6, 12
Quizás este amor preferencial de Jesús hacia los sacerdotes y consagrados, y la importancia que se sigue de su fidelidad y felicidad en Dios y en su ministerio, sea uno de los motivos por lo cual desde que Jesús llamó a los primeros discípulos, satanás no ha cesado de querer destruir a su Iglesia, atacando de manera particular a los sacerdotes de Jesús.
Satanás, no pudiendo destruir a Dios, ataca a quienes Nuestro Señor más ama, a sus sacerdotes y consagrados.
Ellos son el bocado preferido del maligno, por lo cual los ataca por todos los flancos posibles; y por lo que ellos necesitan de la oración de protección hecha, no solo por ellos mismos, sino también por todos los laicos de sus comunidades y por todos los católicos.
El maligno intuye cuales son los dolores del sacerdote que aun no han sido totalmente entregados a Dios. El “mandinga” olfatea las heridas abiertas y que aún no han sido sanadas del todo. El príncipe de la mentira da vueltas, buscando los puntos débiles por los cuales él puede entrar con sus tentaciones.
Y el maligno también sabe como tocar y manejar las cuerdas de los enemigos de Dios y de la Iglesia: los Pilatos, los fariseos, los Herodes, los Judas de ayer y de hoy. Por lo cual Dios nos advierte por los labios de Pedro: “Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar.” (1º Pedro 5, 8)
Satanás seguramente también conoce la frase de las Escrituras que ilustra una realidad de vida, que lamentablemente pudimos haber visto o experimentado: “Herirán al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño.” (cf. Mateo 26, 31).
Es por esto, que tanto ayer como hoy, Jesús nos sigue repitiendo a todos: sacerdotes, Obispos, religiosos y laicos: “Estén prevenidos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.» (Mateo 26, 41).
Cierto que no podemos pedir no ser tentados. Las tentaciones forman parte del crecimiento de nuestra vida espiritual y del combate que todos los bautizados tenemos a diario. Cuando tenemos el propósito de rechazarlas, con la fuerza de Dios y el deseo de ser fieles, ello también es una muestra del amor que sentimos por Jesús, quien nos dice: “Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en tu debilidad”. (2º Corintios 2, 9)
Si Jesús hubiera querido liberarnos de las tentaciones, no nos hubiera enseñado a orar en el Padre Nuestro, con las palabras: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal (del maligno)” (Mateo 6, 13).
Pero si él está con nosotros, ya somos vencedores, como nos enseñó el apóstol Pablo: “¿Qué diremos después de todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?” (Romanos 8, 31).
Pero aun así no debemos bajar la guardia, ya que Jesús sigue advirtiéndonos a los “Simones Pedros” de hoy: “Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos».” (Lucas 22, 31-32).
Al igual que hace más de dos mil años, ante la confirmación del amor de Pedro que se reencontró con el amor de Jesús (Juan 21, 15-17), el apóstol volvió a recuperar el gozo y las fuerzas de seguir y servir al Maestro, también en la actualidad hay sacerdotes que vuelven a recuperar el fervor y la motivación del llamado de Dios. Y este regresar suele darse con mayor madurez, unción, gozo y entrega.
Algunas de las mayores alegrías en mi vida sacerdotal, han sido cuando en consonancia con el carisma del Venerable padre Bruno Lanteri, fundador de mi Congregación, Oblatos de la Virgen María, he podido colaborar de diversas maneras, en que algunos sacerdotes del Señor recuperarán la alegría que surge de la fuerza motivadora de haber puesto la propia vida en las manos del Señor.
Yo creo sinceramente que ya está pasando para la gran mayoría de los sacerdotes la crisis llamada “postconciliar”, y otras crisis que han sido catalogadas con diferentes nombres. Y que todo lo sufrido en los últimos decenios puede aportarnos una nueva luz, madurez y fervor.
Así como quienes “huelen” la lluvia que se aproxima, yo “huelo” que está llegando a nuestra amada Iglesia una renovación sacerdotal y una nueva primavera de vocaciones, más concientes que en el pasado, de lo que significa entregar la vida a Cristo.
Esta conciencia surge de la comprensión de que entregar en la vida religiosa o en el sacerdocio la vida a Cristo, no es un viaje de primavera por florecidas campiñas, sino parte de un combate espiritual que exige el seguir muriendo cada día a nosotros mismos y abrazar con alegría la cruz del Señor, en el servicio a nuestros hermanos.
ORACIÓN INTERCESORA “DIME CUANTO ORAS POR TU SACERDOTE Y TE DIRÉ QUE CLASE DE SACERDOTE TIENES”
Este Rosario quiere ser una simple guía para hacer una oración de intercesión, ya que los católicos creemos en el poder de orar los unos por los otros, tal como afirma Santiago cuando dice: “oren los unos por los otros, para ser curados. La oración perseverante del justo es poderosa.” (Santiago 5, 16).
El arzobispo de la Arquidiócesis de Buenos Aires, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, cuando uno se despide de él suele decir: “oren por mi”, o “reza por mi”, reafirmando la necesidad que también tienen los obispos, al igual que tenemos los religiosos y los sacerdotes, de que oren por nosotros.
Con frecuencia, después de que he predicado un retiro espiritual en el cual ha habido mucho combate espiritual, o a continuación de haber celebrado una misa para orar por los enfermos y afligidos, en donde se han dado liberaciones y el Señor ha realizado sanaciones, yo suelo pedirle a algunos servidores que oren por mí. Y les aseguro que enseguida puedo comenzar a experimentar el efecto restaurador de tal oración.
Un autor anónimo, al escribir sobre la oración de Intercesión, dijo:
Hay un lugar dónde usted puede tocar los ojos de hombres ciegos y cambiarlos instantáneamente en visión perfecta; ¡Hay un lugar dónde usted puede decir “Levántese!”, a los cautivos agonizantes, atados en cadenas de noche. Hay un lugar dónde usted puede alcanzar el depósito de oro acumulado y librarlo para el Señor; Hay un lugar en alguna tierra distante, donde usted puede enviar el obrero y la Palabra; Hay un lugar dónde el poder resistente del cielo sensiblemente se mueve a causa de su súplica insistente; Hay un lugar – una hora secreta silenciosa – donde el propio Dios desciende y lucha por usted. ¿Dónde está ese lugar secreto? ¿Usted pregunta dónde?¡Ó alma, es el lugar secreto de la oración!
Ten presente la promesa que Jesús nos ha hecho, cuando dijo: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.” (Mateo 7, 7-8).
Confía en el poder que Dios ha querido darle a tu oración. Con ella permites que sucedan cosas positivas por la intervención directa de Dios.
Si hay algo que no te gusta de tu párroco, religiosos o laicos conocidos, no lo solucionarás con la crítica, el chisme o la queja, o alejándote de la Iglesia. Así solo le estarás dando gusto a satanás. Comienza a orar con la confianza puesta en Dios y en María; pide para ti el don de la misericordia y el verdadero amor meditando 1º Corintios 13; si Dios muestra una ocasión favorable dialoga con esa persona; ten gestos efectivos de amor concreto; y recuerda que todos nosotros necesitamos que el Señor nos quite la viga del propio ojo, antes de censurar la paja del ojo ajeno (cf. Mateo 7, 3).
Yo creo que el Señor sabe recompensar a quienes dan de beber por medio de la intercesión a sus hijos dilectos, ya que el mismo Jesús lo prometió cuando dijo: “Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso con agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.” (Marcos 9, 41)
Y también, según la versión de san Mateo:
“Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa». (Mateo 10, 42).
Recién en la eternidad, junto a Dios, sabrás cuantas veces diste de beber por medio de la oración de intercesión y de los gestos concretos de amor y de desinteresada colaboración hacia tus sacerdotes, consagrados y Obispos. Entonces Jesús te mirará a los ojos y de sus labios seguramente escucharás decir:
“’Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber” (Mateo 25, 34-35)
LOS SACERDOTES SOMOS ESOS HOMBRES
ESOS HOMBRES que subimos solos a los altares y bajamos con todos a la calle y a las plazas. ESOS HOMBRES que, para algunos, somos los que siempre tenemos razón. Y que, para otros, somos los que tenemos la culpa de todo. ESOS HOMBRES Y, en realidad, no somos más que … ESOS HOMBRES. SOMOS ESOS HOMBRES que nos metemos en un lío descomunal de querer continuar nada menos que la obra de Cristo y …claro, tantas veces lo hacemos mal.. Porque no somos más que ESOS HOMBRES. SOMOS ESOS HOMBRES que queremos pedirles perdón a los cristianos, a todos los hombres, por lo mal que manejamos las enormes y estupendas cosas de Dios… Que les pedimos que tengan un poco de paciencia con nosotros, y que recen mucho hoy y siempre, pero especialmente hoy, por nosotros. PORQUE NO SOMOS MAS QUE…ESOS HOMBRES.
“Si existen buenas ovejas habrá también buenos pastores, pues de entre las buenas ovejas salen buenos pastores.” San Agustín Sermón 46
1º MISTERIO. EN ESTE MISTERIO ORAMOS POR TODOS LOS OBISPOS DE NUESTRA IGLESIA CATÓLICA
«Estos son tus padres y verdaderos pastores, que te fundaron para que te insertaras en el reino celestial» San León Magno (Sermo I in Nat. App Petri et Pauli, c I: PL 54, 422).
Del Documento sobre los Obispos “Pastores Gregis” de Juan Pablo II
“Los Pastores de la grey son conscientes de que, en el cumplimiento de su ministerio de Obispos, cuentan con una gracia divina especial. En el Pontifical Romano, durante la solemne oración de ordenación, el Obispo ordenante principal, después de invocar la efusión del Espíritu que gobierna y guía, repite las palabras del antiguo texto de la Tradición Apostólica: «Padre Santo, tú que conoces los corazones, concede a este servidor tuyo, a quien elegiste para el episcopado, que sea un buen pastor de tu santa grey». Sigue cumpliéndose asíla voluntad del Señor Jesús, el Pastor eterno, que envió a los Apóstoles como Él fue enviado por el Padre (cf. Jn 20, 21), y ha querido que sus sucesores, es decir los Obispos, fueran los pastores de su Iglesia hasta el fin de los siglos.”
Padre Nuestro…
1. Te pedimos Señor, que bendigas a los Arzobispos y Obispos Diocesanos.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
2. Te pedimos Señor, que bendigas a los Cardenales.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
3. Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos Coadjutores.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
4. Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos Auxiliares.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
5. Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos eméritos.
–Bendícelos Señor.
–Dios te salve María…
6. Te pedimos Señor, que purifiques el alma de los Obispos que ya han partido de esta vida, para que puedan entrar en el Reino de los cielos.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
7. Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos con los dones de Sabiduría y discernimiento, y con la docilidad a tu Santo Espíritu.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María….
8. Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos con el don de la Misericordia.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
9. Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos con el don de la Fortaleza.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
10. Te pedimos Señor, que bendigas a los Obispos con el don de la alegría.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…
Oración:
“Jesús, Buen Pastor: en tus manos ponemos a todos tus Pastores, para que llenos de tu Espíritu Santo, sepan interpretar los signos de los tiempos actuales y guíen al rebaño, a ellos encomendado, hacía pastos verdes y aguas de vida. Amén.”
Jaculatoria:
“Danos Señor, santos sacerdotes, santos religiosos, laicos santos que trabajen por tu Iglesia. Amén”
Oración de protección:
Jesús, Divino Señor, por Tu dolorosa Pasión, cubre con Tu Preciosísima Sangre, a todos los Obispos, sacerdotes y consagrados. Ten piedad de ellos y líbralos de todo mal, ahora y siempre. El Inmaculado Corazón de la Dulce Virgen María, reprenda con su fuerza Santísima a todo enemigo de Dios y de su Iglesia. Amén.”
“Si desapareciese el sacerdocio, no tendríamos al Señor.Quién lo ha puesto en el sagrario?: El sacerdote. ¿Quién ha recibido vuestra alma apenas nacido?: El sacerdote. ¿Quién la nutre para que pueda terminar su peregrinación?: El sacerdote… El sacerdote, siempre el sacerdote… Después de Dios, el sacerdote lo es todo!… Él mismo sólo lo entenderá en el cielo”. San Juan María Vianney
2º MISTERIO. EN ESTE MISTERIO ORAMOS POR TODOS LOS SACERDOTES Y DIÁCONOS
“Un buen pastor, un pastor según el Corazón de Dios, es el tesoro grande que el buen Dios puede conceder a una parroquia, y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina”. San Juan María Vianney
De la Carta de Benedicto XVI a los presbíteros del mundo:
“El Sacerdocio es el amor del corazón de Jesús», repetía con frecuencia el Santo Cura de Ars. Esta conmovedora expresión nos da pie para reconocer con devoción y admiración el inmenso don que suponen los sacerdotes, no sólo para la Iglesia, sino también para la humanidad misma. Tengo presente a todos los presbíteros que con humildad repiten cada día las palabras y los gestos de Cristo a los fieles cristianos y al mundo entero, identificándose con sus pensamientos, deseos y sentimientos, así como con su estilo de vida. ¿Cómo no destacar sus esfuerzos apostólicos, su servicio infatigable y oculto, su caridad que no excluye a nadie? Y ¿qué decir de la fidelidad entusiasta de tantos sacerdotes que, a pesar de las dificultades e incomprensiones, perseveran en su vocación de «amigos de Cristo», llamados personalmente, elegidos y enviados por Él?”
Padre Nuestro…
1. Te pedimos Señor, que bendigas a los párrocos.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
2. Te pedimos Señor, que bendigas a los vicarios parroquiales.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
3. Te pedimos Señor, que bendigas a los misioneros.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
4. Te pedimos Señor, que bendigas a los Sacerdotes y Diáconos capellanes, en la diversidad de tareas que realizan.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
5. Te pedimos Señor, que bendigas a los Sacerdotes y Diáconos, asesores de los diversos movimientos eclesiales.
–Bendícelos Señor.
–Dios te salve María…
6. Te pedimos Señor, que purifiques el alma de los Sacerdotes y Diáconos que ya han partido de esta vida, para que puedan entrar en el Reino de los cielos.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
7. Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos que estén atravesando alguna crisis profunda y que les concedas una renovada fidelidad.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María….
8. Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos, concediéndoles la docilidad a tu SantoEspíritu, junto con el fervor y la alegría.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
9. Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos que se encuentran sirviendo en zonas de riesgo.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
10. Te pedimos Señor, que bendigas a tus Sacerdotes y Diáconos, concediéndoles la creatividad y la intrepidez espiritual, para ganar la mayor cantidad de corazones para tu Reino.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
Oración:
“Jesús, Buen Pastor: en tus manos ponemos a todos tus Pastores, para que llenos de tu Espíritu Santo, sepan interpretar los signos de los tiempos actuales y guíen al rebaño, a ellos encomendado, hacía pastos verdes y aguas de vida. Amén.”
Jaculatoria:
“Danos Señor, santos sacerdotes, santos religiosos, laicos santos que trabajen por tu Iglesia. Amén”
Oración de protección:
Jesús, Divino Señor, por Tu dolorosa Pasión, cubre con Tu Preciosísima Sangre, a todos los Obispos, sacerdotes y consagrados. Ten piedad de ellos y líbralos de todo mal, ahora y siempre. El Inmaculado Corazón de la Dulce Virgen María, reprenda con su fuerza Santísima a todo enemigo de Dios y de su Iglesia. Amén.”
“Servir es entregarse a sí mismos; ser no sólo para sí mismos, sino para los demás, de parte de Dios y cara a Dios: éste es el núcleo más profundo de la misión de Jesucristo, y a la vez, la verdadera esencia de su sacerdocio”. Benedicto XVI
3º MISTERIO. EN ESTE MISTERIO ORAMOS POR TODOS LOS RELIGIOSOS Y CONSAGRADOS
“No hay dos maneras buenas de servir a Dios. Hay una sola: servir como ÉL quiere ser servido”. Hacer sólo aquello que puede ser ofrecido al buen Dios”. San Juan María Vianney
De la Exhortación apostólica “Redemptoris donum” de Juan Pablo II a los religiosos y religiosas nº 3
“La llamada al camino de los consejos evangélicos nace del encuentro interior con el amor de Cristo, que es amor redentor. Cristo llama precisamente mediante este amor suyo. En la estructura de la vocación, el encuentro con este amor resulta algo específicamente personal. Cuando Cristo «después de haber puesto los ojos en ustedes, les amó», llamando a cada uno y a cada una de ustedes, queridos Religiosos y Religiosas, aquel amor suyo redentor se dirigió a una determinada persona, tomando al mismo tiempo características esponsales: se hizo amor de elección. Tal amor abarca a toda la persona, espíritu y cuerpo, sea hombre o mujer, en su único e irrepetible «yo» personal. Aquél que, dándose eternamente al Padre, se «da» a sí mismo en el misterio de la Redención, ha llamado al hombre a fin de que éste, a su vez, se entregue enteramente a un particular servicio a la obra de la Redención mediante su pertenencia a una Comunidad fraterna, reconocida y aprobada por la Iglesia.”
Padre Nuestro…
1. Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en obediencia.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
2. Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en pobreza.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
3. Te pedimos Señor, Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en castidad.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
4. Te pedimos Señor, que Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu, a las monjas y a los monjes de clausura.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
5. Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, sirviéndote en el campo de la salud.
–Bendícelos Señor.
–Dios te salve María…
6. Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en la Evangelización a tiempo completo.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
7. Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en el campo de la educación y en la evangelización de la cultura.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María….
8. Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, en la vida fraterna y comunitaria.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
9. Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, como almas reparadoras.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
10. Te pedimos Señor, que infundas tu Espíritu a quienes se han consagrado a ti, para servirte en los más pobres.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…
Oración:
“Jesús, Buen Pastor: en tus manos ponemos a todos tus Pastores, para que llenos de tu Espíritu Santo, sepan interpretar los signos de los tiempos actuales y guíen al rebaño, a ellos encomendado, hacía pastos verdes y aguas de vida. Amén.”
Jaculatoria:
“Danos Señor, santos sacerdotes, santos religiosos, laicos santos comprometidos con tu Iglesia. Amén”
Oración de protección:
Jesús, Divino Señor, por Tu dolorosa Pasión, cubre con Tu Preciosísima Sangre, a todos los Obispos, sacerdotes y consagrados. Ten piedad de ellos y líbralos de todo mal, ahora y siempre. El Inmaculado Corazón de la Dulce Virgen María, reprenda con su fuerza Santísima a todo enemigo de Dios y de su Iglesia. Amén.”
“Si fuese necesario me pondría sobre la boca del infierno para impedir que las almas se perdieran en él.” Venerable P. Bruno Lanteri Fundador de los Oblatos de la Virgen María
4º MISTERIO EN ESTE MISTERIO ORAMOS POR LOS SEMINARISTAS Y RELIGIOSOS EN FORMACIÓN
“!Oh, qué grande es el sacerdote! Si se diese cuenta, moriría… Dios le obedece: pronuncia dos palabras y Nuestro Señor baja del cielo al oír su voz y se encierra en una pequeña Hostia…”. San Juan María Vianney
De la Carta de Benedicto XVI a los presbíteros del mundo:
El Cura de Ars consiguió en su tiempo cambiar el corazón y la vida de muchas personas, porque fue capaz de hacerles sentir el amor misericordioso del Señor. Urge también en nuestro tiempo un anuncio y un testimonio similar de la verdad del Amor: «Deus caritas est» (1 Jn 4, 8). Con la Palabra y con los Sacramentos de su Jesús, Juan María Vianney edificaba a su pueblo, aunque a veces se agitaba interiormente porque no se sentía a la altura, hasta el punto de pensar muchas veces en abandonar las responsabilidades del ministerio parroquial para el que se sentía indigno. Sin embargo, con un sentido de la obediencia ejemplar, permaneció siempre en su puesto, porque lo consumía el celo apostólico por la salvación de las almas. Se entregaba totalmente a su propia vocación y misión con una ascesis severa: «La mayor desgracia para nosotros los párrocos -deploraba el Santo- es que el alma se endurezca»; con esto se refería al peligro de que el pastor se acostumbre al estado de pecado o indiferencia en que viven muchas de sus ovejas.
Padre Nuestro…
1. Te pedimos Señor, que bendigas a los seminaristas de todas las diócesis del mundo.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
2. Te pedimos Señor, que bendigas a los aspirantes y postulantes de todas las Órdenes y Congregaciones religiosas.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
3. Te pedimos Señor, que bendigas a los novicios y novicias de todas las Órdenes y Congregaciones religiosas.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
4. Te pedimos Señor, que bendigas a los profesos y profesas temporales de todas las Órdenes y Congregaciones religiosas.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
5. Te pedimos Señor, que les concedas un corazón recto para buscar en todas las cosas y en todo momento tu bendita voluntad.
–Bendícelos Señor.
–Dios te salve María…
6. Te pedimos Señor, que sanes sus corazones de todas las heridas recibidas a lo largo de la vida.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
7. Te pedimos Señor, que transformes sus corazones, a semejanza de tu Divino Corazón y del Inmaculado Corazón de María.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María….
8. Te pedimos Señor, que bendigas a tus seminaristas y formandos, concediéndoles la docilidad a tu Santo Espíritu, el fervor y la alegría.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
9. Te pedimos Señor, que transformes su personalidad, según tu Divina Voluntad.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
10. Te pedimos Señor, que les concedas los nuevos comportamientos que necesitan para llegar a ser testigos de la presencia de tu Reino en el mundo.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
Oración:
“Jesús, Buen Pastor: en tus manos ponemos a todos tus Pastores, para que llenos de tu Espíritu Santo, sepan interpretar los signos de los tiempos actuales y guíen al rebaño, a ellos encomendado, hacía pastos verdes y aguas de vida. Amén.”
Jaculatoria:
“Danos Señor, santos sacerdotes, santos religiosos, laicos santos que trabajen por tu Iglesia. Amén”
Oración de protección:
Jesús, Divino Señor, por Tu dolorosa Pasión, cubre con Tu Preciosísima Sangre, a todos los Obispos, sacerdotes y consagrados. Ten piedad de ellos y líbralos de todo mal, ahora y siempre. El Inmaculado Corazón de la Dulce Virgen María, reprenda con su fuerza Santísima a todo enemigo de Dios y de su Iglesia. Amén.”
5º MISTERIO. EN ESTE MISTERIO ORAMOS POR LOS JÓVENES A QUIENES DIOS QUIERE LLAMAR A LA VIDA SACERDOTAL Y RELIGIOSA
“Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.” Mateo 9, 37-38
Decreto Optatam Totius 2.
Del Concilio Vaticano II
El deber de fomentar las vocaciones pertenece a toda la comunidad de los fieles, que debe procurarlo, ante todo, con una vida totalmente cristiana; ayudan a esto, sobre todo, las familias, que, llenas de espíritu de fe, de caridad y de piedad, son como el primer seminario, y las parroquias de cuya vida fecunda participan los mismos adolescentes. Los maestros y todos los que de algún modo se consagran a la educación de los niños y de los jóvenes, y, sobre todo, las asociaciones católicas, procuren cultivar a los adolescentes que se les han confiado, de forma que éstos puedan sentir y seguir con buen ánimo la vocación divina. Muestren todos los sacerdotes un grandísimo celo apostólico por el fomento de las vocaciones y atraigan el ánimo de los jóvenes hacia el sacerdocio con su vida humilde, laboriosa, amable y con la mutua caridad sacerdotal y la unión fraterna en el trabajo.
Padre Nuestro…
1. Te pedimos Señor, que abras los oídos y los corazones de aquellos jóvenes a quienes hoy estás llamando.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
2. Te pedimos Señor, que ilumines las mentes de los jóvenes a quienes hoy llamas a dejarlo todo para entregarte sus vidas.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
3. Te pedimos Señor, que concedas tu fortaleza a quienes quieres hacer felices en la vocaciónsacerdotal y religiosa.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
4. Te pedimos Señor, que a semejanza de la Virgen María, les concedas el don del Sí, a quienes hoy estás llamando a tu seguimiento.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
5. Te pedimos Señor, que les concedas a quienes estás llamando, un corazón generoso para entregarte todo aquello que aman y que está impidiendo tomar la decisión de entrar al seminario o a la vida religiosa.
–Bendícelos Señor.
–Dios te salve María…
6. Te pedimos Señor, que ningún muchacho sea como el joven rico, que se marchó con su tristeza a cuestas por no darte su sí.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
7. Te pedimos Señor, que los formadores y formadoras sean hombres y mujeres según tu Santo Espíritu.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María….
8. Te pedimos Señor, que los jóvenes a quienes estás llamando al sacerdocio o a la vida religiosa sepan discernir correctamente los carismas que les concedes y el seminario o Congregación en el cual tú los quieres.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
9. Te pedimos Señor, que los seminarios y casas de formación sean casas de Nazareth, ámbitos sanos y sanadores.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
10. Te pedimos Señor, que les concedas a los padres de los jóvenes a quienes llamas, la generosidad para acompañar prudentemente a sus hijos en la decisión que tomen.
–Jesús, Buen Pastor, Bendícelos.
–Dios te salve María…
Oración:
“Jesús, Buen Pastor: en tus manos ponemos a todos tus Pastores, para que llenos de tu Espíritu Santo, sepan interpretar los signos de los tiempos actuales y guíen al rebaño, a ellos encomendado, hacía pastos verdes y aguas de vida. Amén.”
Jaculatoria:
“Danos Señor, santos sacerdotes, santos religiosos, laicos santos que trabajen por tu Iglesia. Amén”
Oración de protección:
Jesús, Divino Señor, por Tu dolorosa Pasión, cubre con Tu Preciosísima Sangre, a todos los Obispos, sacerdotes y consagrados. Ten piedad de ellos y líbralos de todo mal, ahora y siempre. El Inmaculado Corazón de la Dulce Virgen María, reprenda con su fuerza Santísima a todo enemigo de Dios y de su Iglesia. Amén.”
“Si yo supiese que alguno de ustedes no va a entregarse al amor de Dios, me colgaría de su cuello y no lo dejaría partir hasta que hubiese entregado su vida a Cristo.” Venerable P. Bruno Lanteri Fundador de los Oblatos de la Virgen María
Oración por el año sacerdotal
Jesús, Buen Pastor, que has querido guiar a tu pueblo mediante el ministerio de los sacerdotes: ¡gracias por este regalo para tu Iglesia y para el mundo!
Te pedimos por quienes has llamado a ser tus ministros: cuídalos y concédeles el ser fieles. Que sepan estar en medio y delante de tu pueblo, siguiendo tus huellas e irradiando tus mismos sentimientos.
Te rogamos por quienes se están preparando para servir como pastores: que sean disponibles y generosos para dejarse moldear según tu corazón.
Te pedimos por los jóvenes a quienes también hoy llamas: que sepan escucharte y tengan el coraje de responderte, que no sean indiferentes a tu mirada tierna y comprometedora, que te descubran como el verdadero Tesoro y estén dispuestos a dar la vida «hasta el extremo».
Te lo pedimos junto con María, nuestra Madre de Luján, y San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, en este Año Sacerdotal. Amén.
«Quien quiera algo que no sea Cristo,no sabe lo que quiere; quien pida algo que no sea Cristo, no sabe lo que pide; quien no trabaje por Cristo, no sabe lo que hace» San Felipe Neri
Oración por las vocaciones
Jesús que sientes compasión al ver la multitud que está como ovejas sin pastor, suscita, en nuestra Iglesia, una nueva primavera de vocaciones. Te pedimos que envíes: Sacerdotes según tu corazón que nos alimenten con el Pan de Tu Palabra y en la mesa de Tu Cuerpo y de Tu Sangre; Consagrados que, por su santidad, sean testigos de Tu Reino; Laicos que, en medio del mundo, den testimonio de ti con su vida y su palabra. Buen Pastor, fortalece a los que elegiste; y ayúdalos a crecer en el amor y santidad para que respondan plenamente a tu llamada. María, Madre de las vocaciones, ruega por nosotros. Amén.
Oración por las vocaciones de Juan Pablo II
Padre Bueno, en Cristo tu Hijo nos revelas tu amor, nos abrazas como a tus hijos y nos ofreces la posibilidad de descubrir, en tu voluntad, los rasgos de nuestro verdadero rostro. Padre santo, Tú nos llamas a ser santos como Tú eres santo. Te pedimos que nunca falten a tu Iglesia ministros y apóstoles santos que, con la palabra y con los sacramentos, preparen el camino para el encuentro contigo. Padre misericordioso, da a la Humanidad extraviada, hombres y mujeres, que, con el testimonio de una vida transfigurada, a imagen de tu Hijo, caminen alegremente con todos los demás hermanos y hermanas hacia la patria celestial.
Padre nuestro, con la voz de tu Espíritu Santo, y confiando en la materna intercesión de María, te pedimos ardientemente: manda a tu Iglesia sacerdotes, que sean testimonios valientes de tu infinita bondad. ¡Amén!
“Si yo supiese que alguno de ustedes no va a entregarse al amor de Dios, me colgaría de su cuello y no lo dejaría partir hasta que hubiese entregado su vida a Cristo.” Venerable P. Bruno Lanteri