Para implorar Sanación, Salvación, Protección y Ayuda. Para rezar en familia o en comunidad y encomendar al Padre Todopoderoso la solución a todos nuestros problemas, pero en especial, la salvación personal. Es conveniente observar una vida ejemplar acompañada de prácticas piadosas y oración.
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Un factor importantísimo en toda petición es la fe, Cristo censuró a los hombres que carecían de ella diciendo: “hombres de poca fe” Lucas 12, 28, y muchas veces realizó sus prodigios expresando “tu fe te ha salvado” Marcos 10, 52, o “Hágase en vosotros según vuestra fe” Mateo 9, 29. Sin fe no hay milagros.
Cada Misterio del Rosario de Sanación, corresponde a una orden poderosa y milagrosa, con la cual el Amado Maestro Jesús en su infinito amor, lleno de autoridad, perdonó los pecados (1º Misterio), retiró al demonio que lo tentaba (2º Misterio), curó enfermedades (3º Misterio), pidió al Padre Celestial lo librara de la mala hora (4º Misterio) y concedió la Paz a sus discípulos que le amaban (5º Misterio).
Entre cada Misterio, se repite 10 veces con cada cuenta del Rosario la jaculatoria de la Oración final del Rosario: ¡Cristo Jesús!, convierte nuestra almas para que los hombres de este siglo, y de todas las edades, podamos ser salvos.
Con cada Misterio se reza también un Gloriapatri, dedicado a las tres Divinas Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, para adorar y glorificar a nuestro Soberano Creador.
Se inicia el rezo del Rosario de Sanación con la lectura de algunos Evangelios (uno para cada día, siete en total) que se refieren en especial a las enseñanzas dadas por el Maestro Jesús sobre el comportamiento que debemos observar con nuestro prójimo. En mi manera de sentir, debemos aliviar el sufrimiento de nuestros semejantes y esforzarnos por servir a los más necesitados, si queremos hallar prontamente la gracia, la salud, el perdón y la misericordia de nuestro Padre Celestial. Para Jesús, todos las acciones que tengamos con nuestros semejantes, principalmente con los más necesitados, se las estamos dirigiendo, a Él mismo en persona. Por esta razón quién reza el Rosario de Sanación debe tener muy en cuenta su relación con los Seres creados por Dios.
También hay que tener en cuenta el desenvolvimiento en nuestros quehaceres habituales, porque siempre debemos obrar con rectitud, aunque nos cueste la estabilidad en nuestros trabajos o tengamos que recibir el desprecio de los deshonestos, como también la crítica sobre nuestro proceder, el cual es incomprendido, cuando solo se busca el bien común y no el satisfacer los apetitos personales y de enriquecimiento ilícito de terceros. El consuelo que tenemos en la vida los que creemos en Cristo y participamos de sus enseñanzas es la fe de que se cumplirán las promesas que se encuentran escritas en los Evangelios y que nos hiciera Nuestro Señor Jesucristo. Hay que perseverar aunque nos resulte doloroso.
Por la señal de la Santa Cruz…, Padre Nuestro.., Avemaría…
“Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Mateo 18, 20
DÍA PRIMERO
Lectura del Evangelio Amor a los Enemigos, Lucas 6, 27-36:
“Yo os digo a vosotros que escucháis: Amad a vuestros enemigos; haced el bien a los que os odian; bendecid a los que os maldicen; orad por los que os calumnian. Al que te hiere en una mejilla, ofrécele también la otra; a quien te quita el manto, no le niegues la túnica. Da a quien te pida, y no reclames a quien te roba lo tuyo. Tratad a los hombres como queréis que ellos os traten a vosotros. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis? También los pecadores aman a quienes los aman.
Y si hacéis el bien a los que os lo hacen, ¿qué mérito tendréis? Los pecadores también lo hacen. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tendréis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos otro tanto. Pero vosotros amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar remuneración; así será grande vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno para los ingratos y perversos.
Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso”.
P: Palabra del Señor.
R: Gloria a ti, Señor Jesús.
MISTERIOS DE LA SANACIÓN
1. R: ¡Cristo Jesús!, tu que tienes el poder de perdonar los pecados, te suplico con toda mi alma y mi corazón, porque estoy arrepentido, perdones todas mis culpas y el mal que he provocado con mi proceder.
P: “Hombre, tus pecados te son perdonados” Lucas 5,20
Rezar 10 veces entre cada Misterio la siguiente Jaculatoria:
P: ¡Cristo Jesús!, convierte nuestras almas.
R: Para que los hombres de este siglo, y de todas las edades*, podamos ser salvos.
Gloriapatri. (Una vez entre cada Misterio).
*la humanidad entera incluyendo los ya fallecidos.
2. R: ¡Cristo Jesús!, quiero ser fiel a un Dios tan bueno y justo, te imploro me liberes del acoso continuo del demonio y sus huestes, para que no caiga en la tentación y en el pecado.
P: “Retírate Satanás porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a El solo servirás”.Mateo 4,10
Rezar 10 veces la Jaculatoria y Gloriapatri
3. R: ¡Cristo Jesús!, te pido con todo mi ser restablezcas la salud de mi cuerpo y alma, cures mis dolencias, para poder servirte y adorarte todos los días de mi vida.
P: “Hija, tu fe te ha sanado, vete en paz, y queda curada de tu enfermedad”. Marcos 5, 34
Rezar 10 veces la Jaculatoria y Gloriapatri
4. R: ¡Cristo Jesús!, pongo en tus manos el peso de los problemas y preocupaciones que me angustian, en tí confío, permíteme Divino Redentor verme pronto libre de ellos para cantarte alabanzas.
P: “¡Abba! ¡Padre!¡Todo te es posible!¡Aparta de mí este cáliz! Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres Tú”. Marcos 14,36
Rezar 10 veces la Jaculatoria y Gloriapatri
5. R: ¡Cristo Jesús!, sufriendo voy por el sendero de la vida, agobiado y cansado de tanto soportar, Amoroso Cristo colma mis días de alegría y bonanza, abre mi espíritu para lo Eterno, para glorificarte noche y día.
P: “La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, os la doy yo. No se turbe vuestro corazón ni tengáis miedo”.Juan 14,27.
Rezar 10 veces la Jaculatoria y Gloriapatri
ORACIÓN FINAL: REFLEXIÓN SOBRE EL REGRESO DE JESÚS
¡Mi Buen Jesús!
¡Hijo Amantísimo del Padre Celestial!, que ofreciste tu vida para salvar a todos los hombres, al estar frente a ti, mira mi corazón contrito, avergonzado por el peso de mis culpas. Te pido Señor en este momento, con toda mi alma, el perdón para todos mis pecados y me concedas tu protección, sanación y ayuda.
¡Oh Señor de infinita misericordia y bondad!, mantén hacia mí la faz de tu rostro y así como tus sagrados pies se posan firmes sin resbalar, acrecienta mis fuerzas para no flaquear y resistir la tentación.
¡Amado Maestro!, con tu mano izquierda, apacigua y aleja de mi lado la vi
olencia que nos agobia y amenaza con destruir a todas las naciones de la tierra, mientras que con tu mano derecha, bendícenos y muéstranos el camino de la Redención. Señor! hazte presente en nuestras vidas, acude a esta súplica y detén la maldad, la mentira, la fatalidad y a todo aquel que sea instrumento del mal.
¡Si, Divino Salvador!, ruega al Padre Eterno por nosotros, para que nos liberte de las ataduras del príncipe de este mundo, derrama sobre todos tus seguidores la gracia, la salud y el perdón; señálanos el camino, para encontrar muy pronto la solución a todos los problemas que nos angustian y amenazan con destruir nuestras vidas y la paz interior.
Asimismo, como en la boda de Caná de Galilea transformaste el agua en vino, y en la celebración de la última cena con tus apóstoles transubstancializaste el pan y el vino en tu cuerpo y sangre, ¡Cristo Jesús!, convierte nuestras almas para que los hombres de este siglo, y de todas las edades, podamos ser salvos. Así sea.
¡Padre Nuestro, que estás en los cielos!, concédenos las peticiones que te hacemos con fe todas las personas que rezamos este Rosario, devuélvenos tu amistad y colma de gracia nuestra existencia con la presencia viva en nuestras vidas del Espíritu Santo, te lo suplicamos humildemente por los méritos de tu Hijo Santo, Nuestro Señor Jesucristo. Así sea….….
Dios te salve, Reina y Madre, Madre de Misericordia…..
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
DÍA SEGUNDO
Lectura del Evangelio Las Bienaventuranzas, según San Mateo 5, 1-12:
“Al ver a las multitudes, subió al monte, se sentó y se le acercaron sus discípulos, abriendo entonces su boca, se puso a enseñarles diciendo:
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Bienaventurados los dulces, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por ser justos, porque de ellos es el Reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, persigan y, mintiendo, digan todo mal contra vosotros por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos. Pues también persiguieron a los profetas antes que a vosotros”.
DÍA TERCERO
Lectura del Evangelio Exhortación a la vigilancia, según San Lucas 12, 35-48:
“Tened ceñidos vuestros lomos y encendidas vuestras lámparas. Sed como los criados que esperan a su amo de retorno de las bodas, para abrirle apenas llegue y llame.
Dichosos los siervos a quienes el amo encuentra vigilantes a su llegada! En verdad os digo que se ceñirá y los hará sentar a la mesa, y se pondrá a servirles él mismo. Tanto si viniere en la segunda como en la tercera vigilia; si los encuentra así, ¿dichosos ellos! Tened en cuenta que, si el amo de casa supiera a qué hora ha de venir el ladrón, vigilaría y no dejaría horadar su casa. Estad preparados también vosotros, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre”.
Entonces Pedro le dijo: “Señor, esta parábola, ¿la dices por nosotros o por todos? El Señor contestó, “¿Quién es entonces el administrador fiel y prudente, para que les distribuya oportunamente la ración de trigo? ¡Dichoso el siervo ese sí, al llegar su amo, lo encuentra cumpliendo su deber! En verdad les digo que le pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si ese siervo dijere en su corazón: Mi amo tarda, y comenzase a golpear a los siervos y a las siervas, y a comer, beber y embriagarse, llegará el amo del siervo ese el día que menos lo espere y a la hora menos pensada y lo azotará y lo colocará entre los infieles. El siervo que, conociendo la voluntad de su dueño, no está preparado ni cumple su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas al que no conociéndola, hace cosas que merecen azotes, recibirá pocos. A quien mucho se la da, mucho se le reclamará; y a quien se le entregó más, más se le pedirá”.
DÍA CUARTO
Lectura del Evangelio Confianza en la Providencia, según San Lucas 12, 22-34:
“Dijo después a sus discípulos: “Por esto os digo: No os inquietéis por vuestra vida, por lo que comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué vestiréis. Porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido. Mirad los cuervos: No siembran, ni siegan, no tienen despensas ni graneros, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que los pájaros! ¿Quién de vosotros a fuerza de cavilar, puede añadir un codo a su estatura? Si no podéis ni las cosas más pequeñas, ¿a qué preocuparse de las demás? Mirad los lirios del campo cómo crecen; no trabajan, ni hilan, y os aseguro que ni Salomón con todo su esplendor, se vistió como ninguno de ellos. Pues si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana se la arroja al fuego, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?.
No andéis buscando que comeréis ni que beberéis, ni estéis ansiosos. Porque son los paganos quienes buscan estas cosas con afán. Como vuestro Padre ya sabe que las necesitáis, buscad su Reino y se os darán por añadidura.
No temáis, pequeño rebaño; porque vuestro Padre se ha complacido en daros el Reino.
Vended lo que tengáis y dad limosna con ello. Haceos con bolsas que no se gasten y tesoros inagotables en el cielo, donde no se acerca ningún ladrón, ni roe la polilla, porque donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón”
DÍA QUINTO
Lectura del Evangelio Jesús, La Vid Verdadera, según San Juan 15, 1-17:
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. El quita todo sarmiento que no da fruto en mí y limpia el que da fruto para que dé más. Vosotros estáis ya limpios por la palabra que os he dicho. Seguid unidos a mí y yo a vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no está unido a la vid, así tampoco vosotros, si no estáis unidos a mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, da mucho fruto; pero sin mí nada podéis hacer. Al que no está unido a mí, se le arrojará, como el sarmiento que se seca, que lo recogen, lo echan al fuego y arde. Si estáis en mí y mis enseñanzas permanecen en vosotros, pedid cuanto queráis, y se os concederá. Mi Padre es glorificado si dáis mucho fruto y sois mis discípulos. Como el Padre me amó, así os amé yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he observado los preceptos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he dicho estas cosas, para que mi alegría esté dentro de vosotros, y vuestra alegría sea completa.
Este es mi mandamiento: Amaos unos a otros como yo os amé. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos, porque os manifesté todas las cosas que oí de mi Padre. No me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros, y os designé para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Esto os mando: Amaos unos a otros”.
DÍA SEXTO
Lectura del Evangelio El Juicio Final
, según San Mateo 25, 31-46:
“Cuando venga el Hijo del hombre en su gloria con todos sus ángeles, se sentará sobre el trono de su gloria. Todos los pueblos serán conducidos a su presencia y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui peregrino y me acogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; preso y vinisteis a mí. Entonces le responderán los justos: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos peregrino y te acogimos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?. Y el Rey les dirá. En verdad os digo que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis. Luego dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui peregrino, y no me acogisteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis: Entonces responderán también ellos diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o peregrino o enfermo o en prisión, y no te asistimos?. Y El les contestará: En verdad os digo que cuando no lo hicisteis con uno de esos pequeñuelos, tampoco conmigo lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna”.
DÍA SÉPTIMO
Lectura del Evangelio Promesa de la Eucaristía, según San Juan 6, 51-59:
“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Si alguien come de este pan, vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo. Discutían los judíos entre ellos, diciendo: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” Jesús les dijo: “En verdad, en verdad os digo que si no comiereis la carne del Hijo del hombre y no bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive en mí y yo en él. Como el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así el que me come, vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo, no como el que comieron los padres y murieron. El que come este pan, vivirá eternamente”.
Dijo esto enseñando en la sinagoga de Cafarnaum”.
Creado por Jairo Donado Pinto
Aprobación Eclesiástica otorgada por Monseñor Ugo Puccini Banfi, Obispo de Santa Marta el 14 de Mayo del 2001.
Rosario de Sanacion – Primera Parte – Cristo Jesús convierte nuestras almas.
Entrevistas Rosario de Sanación- Cristo Jesús convierte nuestras almas.