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Cómo Debemos Orar por los Enfermos

La oración por los enfermos es necesaria para apoyar el plan de Dios para el propio enfermo.

No porque vayamos a cambiar la opinión de Dios o movilizarlo necesariamente.

Sino porque vamos apoyar al enfermo para que dé pasos tendientes a mejorar su condición.

Pero tan cierto como esto, es el pedido de la comunidad y de los cristianos en particular para que Dios reestablezca la salud de una persona.

Porque Dios quiere que le pidamos cosas.

Siempre vamos a querer que el enfermo se sane y a veces se nos escapa que en el plan de Dios a veces el objetivo no es la curación de la enfermedad, sino los frutos que da esa enfermedad para la misma persona y para otros.

Hay un mito que corre entre algunos círculos carismáticos que no debemos orar por los enfermos sino simplemente sanarlos.

Ellos dicen que no vemos muchas curaciones en los enfermos últimamente porque hablamos con Dios en lugar de expulsar la enfermedad.

Su argumento se basa en que cuando Jesús envía a los apóstoles les dijo que sanaran a los enfermos resucitaran a los muertos, limpiaran a los leprosos y expulsaran a los demonios (Mateo 10: 8).

No les dijo oraran por los enfermos, oraran por los muertos, oraran por los leprosos, oraran por los demonios.

Si bien es así que Jesús envió a los seguidores a sanar a los enfermos, también es cierto que en otras partes del Nuevo Testamento pide orar por los enfermos.

Por ejemplo la carta de Santiago 5:14-15 dice,

«¿Está enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor.

Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados»

Pero además hay suficientes recomendaciones de Jesús de que oremos al Padre.

En Mateo 6: 9 nos enseña a orar el Padrenuestro.

En Juan 16: 23 dice que todo lo que pidas al Padre en nombre de Jesús, Él te lo dará.

Y por sobre todas las cosas hay pasajes en la Biblia en que Jesús va a orar al Padre, lo cual es una acción qué deberíamos copiar.

Luego en la historia de la iglesia naciente, que es contada en Hechos de los Apóstoles, vemos que los apóstoles oraban por los enfermos, por ejemplo Pedro se arrodilló y oro ante el cuerpo de tabita en Hechos 9:40.

Pero también sanaban y expulsaban a la enfermedad y a los demonios

De modo que no se debe ver la oración a Dios cómo una traba para expulsar la enfermedad y a los demonios.

Sino que con la oración nosotros pedimos a Dios que se haga su voluntad, porque en última instancia quien sana es Dios no el carismático qué trata de sanar al enfermo. 

Si nosotros oramos solamente para que una persona se cure sin discernir cuáles son las causas de su enfermedad y qué es lo que Dios le va a permitir, entonces no estamos haciendo un acompañamiento, con oración, adecuado al enfermo.

Esto vale tanto para orantes en solitario, como para un Ministerio de Sanación, como veremos en este artículo.

   

¿QUÉ TENEMOS QUE PEDIR CUANDO REZAMOS POR UN ENFERMO?

Cuando conocemos a alguien enfermo, o quizás discapacitado, nuestra primera respuesta es rezar por su curación.

Es una respuesta compasiva que busca aliviar los padecimientos del sufriente pidiéndole a Dios que lo sane, que le quite la cruz.

Sabemos que Dios es compasivo y todo poderoso, de modo que podría sanar a cada enfermo en cada momento; sin embargo no lo hace así.

Porque la curación física no es siempre el plan de Dios para la persona.

A veces Dios usa la enfermedad o la discapacidad para sanar el alma de la persona o incluso para que sirva de modelo, consuelo y la persona sea distribuidora de gracias a las personas de alrededor.

Se han dado casos de varios místicos que sufrieron grandes enfermedades, que les llevaron a estar prácticamente toda su vida en la cama, pero a los que Dios entregó grandes dones, que ellos a su vez los usaron para los demás.

En este artículo por ejemplo relatamos el caso de 7 mujeres Santas que vivieron durante años alimentándose solamente con la Eucaristía por graves enfermedades que tuvieron.

De modo que la curación de cada persona es un proceso personalizado, porque la persona es única y el plan de Dios para esa persona es a medida.

   

CÓMO CURÓ JESÚS

En la Biblia hay muchos pasajes donde Jesús sanó a enfermos y endemoniados.

Pero lo hizo de formas muy diversas, lo que nos indica que en cada caso el trato era particular y que no hay un molde único para la sanación.

En un caso Él escupió en el suelo hizo barro y lo frotó en los ojos de ciegos; Él reprendió a la fiebre y ordenó a los espíritus sordos y mudos para que se fueran; y a veces preguntó al paciente y otras veces no.

Esto nos indica que cada persona por la que oramos es única y debemos tener una acción personalizada para cada una.

En el que se debe tener en cuenta qué es lo que Dios quiere hacer con esa persona en general y a través de nosotros en particular.

Además debemos tener en cuenta que las curaciones y las expulsiones de demonios de Jesús, fueron realizadas en el marco de la predicación del Reino de Dios, lo cual también es un ingrediente que debemos tomar para las oraciones de curación.

En ese sentido la Biblia nos presenta una serie de objetivos por los cuales rezar por el enfermo, que no son necesariamente la curación física.

Veamos algunos de estos objetivos.

   

PASAJES BÍBLICOS CON OBJETIVOS DISTINTOS DE ORACIÓN

Para que Dios los consuele (2 Corintios 1: 4).

Para que «crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 Pedro 3:18).

Para que confíen en el Señor y no se apoyen en su propio entendimiento (Proverbios 3: 5).

Para que crezcan en el fruto del Espíritu (Gálatas 5: 22-23).

Para que ellos sufran bien. Para que se «comprometan con su Creador fiel y continúen haciendo el bien» (1 Pedro 4:19).

Para que Dios les conceda resistencia y aliento (Romanos 15: 4-6).

Para que rechacen el pecado y tengan resistencia. Para que miren a Jesús, para que no se cansen y pierdan el corazón (Hebreos 12: 1-3).

Para que el Señor provea para todas sus necesidades «según las riquezas de su gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19).

Para que tengan sed de Dios y que depositen su esperanza en Él (Salmo 42: 1-5).

Para que Dios los guarde en perfecta paz (Isaías 26: 3).

Para que sean «alegres en la esperanza, pacientes en aflicción, fieles en la oración» (Romanos 12:12).

Para que Dios les permita contentarse en cualquier circunstancia en que Él los ponga (Filipenses 4: 11-13).

Para que sostengan inquebrantablemente la esperanza que han profesado (Hebreos 10:23).

Para que no se desanimen, sino para que perseveren y fijen sus ojos en lo que es eterno (2 Corintios 4: 16-18).

Y luego está la oración más obvia para pedir la curación

«Señor, por favor sana a <nombre> del problema de <enfermedad>».

Y se puede pedir la intercesión de la Santísima Virgen o algún santo también.

Y para elegir las palabras que vamos a usar siempre es conveniente pedir el auxilio del Espíritu Santo.

   

¿QUÉ LE TENEMOS QUE PEDIR AL ESPÍRITU SANTO?

Hay que buscar la iluminación del Espíritu Santo para saber sobre qué orar y cómo orar.

La cual es la tarea primaria de los Ministerios de Sanación.

Esto implica también conocer cuál es la enfermedad, porque a veces hay razones ocultas que llevan a esa enfermedad; muchas veces factores espirituales generan enfermedades físicas.

Y especialmente es importante conocer cuál es el plan de Dios para esa persona; debemos pedir al Espíritu Santo que nos revele que es lo que quiere hacer Dios con esa persona.

Porque de esa forma podemos enfocar mejor las palabras de la oración.

De cualquier forma pocas veces obtenemos respuestas claras y por lo tanto debemos admitir que los planes de Dios no están en nuestro entendimiento.

O debemos descubrirlos en medio del camino.

De modo que deberíamos orar para que se cumpla el plan de Dios para esta persona.

Y también debemos pedir iluminación para saber qué es lo que Dios quiere de nosotros en el proceso de cada caso.

Porque como dice la escritura, somos parte del cuerpo de Cristo y cada uno tiene diferentes funciones y dones, y cuando un miembro sufre los otros sufren con él.

   

¿QUÉ ES LO QUE DIOS HACE CUANDO ORAMOS?

Basado en su experiencia Monseñor Alfonso Uribe Jaramillo, detalló que se pueden esperar en el Ministerio de Sanación.

La mayoría de las veces los orantes trabajan a ciegas porque no pueden discernir fácilmente cuál será la respuesta del Señor a la oración.

Dios tiene un plan para cada persona y el Ministerio de Sanación trata de pedir con fuerza y devoción que este plan se active.

En primer lugar, el gran valor pastoral del Ministerio es la experiencia que reciben los enfermos del amor de Cristo.

Esto implica paz y alegría, aunque el estado de salud siga en las mismas condiciones.

Hay casos en que los enfermos no se curan, pero sus dolores desaparecen por el alivio de la oración, es lo que él llama la anestesia divina.

A veces la respuesta a la oración es que el médico descubre las causas de la enfermedad y acierta con el tratamiento.

En este caso Dios ha guiado al médico.

Otras veces la respuesta a la oración es que el enfermo necesita sanación interior y no corporal, porque es sabido que el 80% de las enfermedades son psicosomáticas.

Esto se logra mediante un vislumbre del carisma de discernimiento.

Y a veces se descubre que la causa de la enfermedad es una adicción o un hábito nocivo, cómo puede ser fumar, consumir drogas, comer con demasiada sal, el alcohol, etc.

En estos casos la oración que le sigue debe ser para pedir liberación de esas adicciones.

En otros casos la enfermedad está relacionada con la vida desordenada, de poco sueño, mucho trabajo, comida a deshoras, etc., que hace necesario un cambio en la organización de la vida de la persona.

Y para esto hay que orar también, para que la persona tenga la disposición para hacer esos cambios.

En otras ocasiones la pérdida de salud se origina en la reacción psicológica ante problemas y preocupaciones que la persona tiene.

Y en este caso es recomendable la oración por la paz y la tranquilidad.

Hay que tomar en cuenta por otro lado, que las enfermedades no remiten rápidamente sino muchas veces lo hacen progresivamente.

Por lo que la oración debe tomar en cuenta las distintas metas intermedias de mejoría.

Y como es a largo plazo, la oración debe ser perseverante, lo cual exige al orante la comprensión y disposición de actuar en un proceso.

Aunque a veces la sorpresa es que la curación es inmediata y la remisión es total.

Pero en realidad esto nunca se sabe de antemano, el resultado final es un misterio en términos generales.

A veces también el objetivo de la oración no es la curación de una enfermedad sino el fortalecimiento mental y físico para la conservación de la salud.

Esto es especialmente así cuando se ora por un anciano o un bebé.

Y en otros casos la oración es para que el enfermo haga el pasaje de la mejor manera posible, porque su situación no tiene remedio.

   

LOS PRINCIPIOS DE ORACIÓN POR SANACIÓN

Por su parte Francis MacNutt habla de tres principios importantes de la oración curativa:

   

1 – La oración requiere discernimiento

La clave para una curación efectiva, dice, es saber por qué orar.

Este entendimiento sólo viene por el poder del Espíritu Santo.

   

2 – La curación requiere tiempo

MacNutt defiende la oración prolongada, en la cual los ministros de oración imponen las manos a una persona y oran por un período prolongado.

“La curación lleva tiempo, y eso es lo que falta en muchos ministerios de sanación”, dice.

   

3 – Las emociones necesitan sanación

MacNutt cree que el dolor, la vergüenza, los ataques de pánico, los trastornos mentales, los desvíos sexuales y las adicciones pueden ser sanados por Jesús.

La sanación requiere que la persona afectada renuncie a sus decisiones dañinas, perdone a los que les hacen daño e invite a Cristo a sanar un recuerdo doloroso.

   

Y distingue cuatro formas principales de curación, y por tanto cuatro métodos típicos de oración para ejercer este ministerio.

1 – Oración de arrepentimiento por los pecados personales

Está en la raíz de la mayoría de las curaciones.

Si hay arrepentimiento, hay perdón y liberación del pecado, y por tanto hay sanación y salvación.

La psicología y la medicina modernas reconocen que gran parte de las enfermedades físicas tienen un componente psíquico.

En muchos casos resulta más útil y más importante dedicar tiempo a la oración de arrepentimiento o a la de sanación interior antes que orar por la curación física.

La reconciliación sacramental (la confesión) tiene una dimensión de curación.

  

2 – Oración de curación interior

En la que se da la sanación de los recuerdos o de cualquier enfermedad de tipo mental o psíquico.

Generalmente es necesaria la curación interior cuando comprobamos alguno de los siguientes casos:

heridas del pasado, traumas no superados, resentimientos, problemas emocionales profundos, depresión, formas persistentes de ansiedad, miedo, impulsos sexuales compulsivos, excesiva timidez, con su respectiva carga de recuerdos y vivencias del pasado, que por más que queramos no podemos librarnos de ellos.

Para esta clase de sanación hay una forma peculiar de entrevista y oración.

Este ministerio lo puede realizar una persona sola que tenga conocimiento, discernimiento y dones para ello, o puede ser también un equipo, al que llamamos grupo de intercesión.

   

3 – Oración de curación física

Es la más difícil de admitir y la que más puede poner a prueba nuestra fe.

Sin embargo la oración por la curación física es la más sencilla de todas y la más breve.

De hecho, Dios responde a esta oración y sana de muchas maneras.

   

PARA ORAR POR LA CURACIÓN FÍSICA SE PUEDE SEGUIR LA SIGUIENTE PAUTA

Lo primero es siempre escuchar para discernir qué hemos de pedir y si hemos de orar o no

Fijar al mismo tiempo la atención en qué es lo que le aqueja a la persona y en el Señor, que a veces comparte con nosotros el don del discernimiento para llegar al verdadero diagnóstico.

A veces descubriremos que más que de curación física se trata de curación interior, o de arrepentimiento o de oración de liberación.

Algunos enfermos ni siquiera están preparados para ser curados, a pesar de que pidan que se ore por ellos.

El Espíritu nos indicará, si estamos atentos a su voz, por quién debemos orar.

Para aquellos que no están experimentados valga la siguiente regla:

-oren por aquellos que acuden y les piden oración,

-oren siempre que se sientan movidos por compasión y a visitar a alguien enfermo y orar por él

-no hay que centrarse sólo en el problema y sus síntomas.

   

Lo segundo es discernir si hay que imponer las manos y oración

Si la persona por la que se va a orar se molesta con la imposición de manos, o prefiere que nos mantengamos a cierta distancia, respetemos sus sentimientos.

El gesto de la imposición de manos es una forma de comunión de amor y está indicado por el mismo Señor.

Pero la oración ha de tener dos elementos:

reconocimiento de la presencia de Dios, siempre dirigida al Padre o a Jesús, reconociendo la presencia de Dios y alabándole

petición, de forma muy específica, visualizando la curación que estamos pidiendo

La oración debe ser imaginativa, positiva y enfatizar, no la situación de enfermedad, sino la esperanza de que el organismo se recupere.

   

Y lo tercero es tener e irradiar confianza y hacer una acción de gracias

Esta fe es central porque hacemos esto porque tenemos confianza en Él.

Es un don y es mejor decir “hágase según tu voluntad”.

Y con la acción de gracias alabamos a Dios porque creemos que Él nos ha oído.

   

4 – Oración de liberación para casos de opresión

Hay que distinguir muy bien entre posesión diabólica y opresión diabólica.

La posesión diabólica es bastante rara. La oración formal de la Iglesia para liberar a un poseído es el exorcismo.

Para ejercer esta clase de oración se requiere el permiso del Obispo que sólo se da a un sacerdote especialmente cualificado para este ministerio.

La opresión es relativamente frecuente: es como la invasión de una ciudad, en la que la persona en cuestión tuviera el control de la mayor parte, quedando ciertas áreas bajo el dominio enemigo.

Donde más frecuentemente se manifiesta es en los casos de drogadictos, alcoholismo, conducta autodestructiva, personas que han participado en sesiones de espiritismo, brujería, meditación trascendental, todas las prácticas del ocultismo, concentración profunda del yoga.

En este asunto se necesita más que nunca el don del discernimiento, consejo y sabiduría del Señor.

Un indicio de la necesidad de oración de liberación puede ser el hecho de que la curación interior no da resultado.

La oración de liberación debe administrarse con mucha cautela.

Esta clase de oración no la puede ministrar cualquiera y de ordinario ha de ser un grupo de personas entre las que haya al menos un sacerdote.

Pues, a diferencia de la oración de curación que siempre se dirige a Dios, la oración de liberación es una especie de exorcismo que va dirigida contra los espíritus opresores, es decir, una orden imperiosa en nombre de Jesucristo, con firmeza y autoridad.

Fuentes:


Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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Rosario de Sanación del Padre Jamut

Querido hermano que sufres a causa de tu enfermedad, o por la enfermedad de un ser querido, o que quizás estas afligido y preocupado por alguna herida en tu corazón. o que oras para unirte a Jesús y a María e interceder por el mundo entero.

Te invito a que nos unamos para pedir a Dios, por mediación de la virgen María, madre de Jesús y madre nuestra, para que recibas en tu vida la acción del Espíritu Santo, que con su amor por ti y su poder, quiere sanar todas tus dolencias.
Toda sanación se da en un proceso gradual que requiere confianza en Dios, conversión para hacer su voluntad, crecimiento en la vida espiritual, paciencia y perseverancia.

Si Jesús vino a través de María, todas las gracias y bendiciones que Dios nos da en su Hijo, pasan de algún modo a través de ella. María, al igual que su Hijo; quiere la sanación de toda la humanidad.
Padre Gustavo E. Jamut Oblato de la virgen María.

LOS MISTERIOS DEL ROSARIO DE SANACIÓN

Cada Misterio del Rosario de Sanación, corresponde a una orden poderosa y milagrosa, con la cual el Amado Maestro Jesús en su infinito amor, bajo la figura del Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, lleno de compasión y autoridad, perdonó los pecados (1º Misterio), retiró al demonio que insistentemente lo tentaba (2º Misterio), curó las enfermedades (3º Misterio), pidió al Padre Celestial lo librara de la mala hora y aceptó hacer su voluntad (4º Misterio), y consolándolos, le concedió la Paz a sus discípulos que le seguían y amaban (5º Misterio).

Aunque se denomina Rosario porque sus oraciones son reiterativas, no se debe confundir con el tradicional Rosario dirigido a la Santísima Virgen. El Rosario de Sanación se puede realizar ante Jesús expuesto en la Eucaristía para resaltar su amor misericordioso que ama y sufre. Al igual se puede hacer individualmente, en familia o en grupos de oración, acompañado si lo desea con los Salmos sugeridos o canciones religiosas suaves cuyas letras sean acordes con los misterios.

EL REZO DEL ROSARIO Y LA ACTITUD ANTE LA DEVOCIÓN

El Rosario de Sanación se inicia con la señal de la Santa Cruz seguida por un Padrenuestro y un Avemaría en honor a la Santísima Virgen. El Rosario se concluye además con una Salve.

Continua el Rosario de Sanación con la lectura de algunos Evangelios (uno para cada día, siete en total) que se refieren en especial a las enseñanzas dadas por el Maestro Jesús sobre el comportamiento que debemos observar con nuestro prójimo. Debemos aliviar el sufrimiento de nuestros semejantes y esforzarnos por servir a los más necesitados, si queremos hallar prontamente la gracia, la salud, el perdón y la misericordia de nuestro Padre Celestial. Para Jesús, todos las acciones que tengamos con nuestros semejantes, principalmente con los más necesitados, se las estamos dirigiendo a Él mismo en persona. Por esta razón quién reza el Rosario de Sanación debe tener muy en cuenta su relación con Dios y las criaturas creadas por Él.

Entre cada Misterio, se repite 10 veces con cada cuenta del Rosario la jaculatoria de la Oración final del Rosario: ¡Cristo Jesús!, convierte nuestras almas para que los hombres de este siglo, y de todas las edades, podamos ser salvos . Al final de cada Misterio se reza también un Gloria al Padre..

En varias oportunidades Jesús recomienda en los evangelios vigilarnos permanentemente. Una de estas citas es: «Velad y orad, para que no caigáis en tentación» Marcos 14, 38. Cuántas veces oramos? Seguramente muchas veces…, pero nunca velamos, no nos vigilamos; hacerlo demanda un esfuerzo continuo.

Hay que orar con devoción y también observarnos íntimamente con atención y sin interrupción en cada momento de nuestra vida, para no ser sorprendidos por el maligno que nos tienta. Orad!, Vigilad!, Velad!, porque siempre debemos obrar con rectitud, aunque nos cueste trabajo. El que quiera realmente contribuir para conservar su estado de gracia, debe mantenerse en ese estado de velación. «¡Dichosos los siervos a quienes el amo encuentra vigilantes a su llegada!» Lucas 12, 37. Estén a cada momento en la presencia de Dios, vigilando cada quién su morada interior y no distraído. No lo olviden «Permaneced atentos». Quien reza el Rosario de Sanación ante todo debe ser honesto y sincero consigo mismo.

Un factor importantísimo en toda petición es la fe, Cristo censuró a los hombres que carecían de ella diciendo: «Hombres de poca fe» Lucas 12, 28, y muchas veces realizó sus prodigios expresando «Tu fe te ha salvado» Marcos 10, 52, o «Hágase en vosotros según vuestra fe» Mateo 9, 29. Sin fe no hay milagros.

El Rosario de Sanación se puede rezar cualquier día del año, pero considero que especialmente el Jueves Santo o en la festividad de Corpus Christi. La conversión del pan y el vino en cuerpo y sangre de Cristo, evento especial de la vida de Nuestro Señor en su última cena, da significado al fondo mismo de la jaculatoria del Rosario, cual es la conversión de nuestras almas. Cristo tiene el poder para sanarnos y salvarnos, a El se lo suplicamos humildemente en este rosario.

Transcurridos cinco años de la aprobación del Rosario de Sanación puedo decir que ha sido una gratísima experiencia para mi y mi familia, ya sea si se realiza individualmente, en familia o en grupos de oración, pero sin lugar a dudas he podido observar que una de las formas que inspira mayor recogimiento y devoción, a todos en general, es su realización en el Altar por parte de un sacerdote con la Exposición del Santísimo, acompañado con los Salmos o de cantos suaves con temas alusivos a la sanación, que ayuden al recogimiento espiritual. Como resultado se logra sentir una verdadera paz interior y la certeza de haber compartido esos momentos con Cristo, que no nos olvida, perdona todo y acompaña siempre en el peregrinar de la vida.

PLEGARIA

Digno eres de eterna adoración y gloria, alabanzas al Padre Celestial por este medio de oración que nos has dado para dirigirnos a Ti, de lo cual ahora doy testimonio, humildemente te suplicamos que nuestro propósito no solo sea el hacerlo únicamente para que nos alivies en las necesidades que padecemos, sino también, el de pedirte que nos concedas la gracia de hacer tu voluntad y observar una vida acorde con las enseñanzas de tu bien amado hijo Jesús, Nuestro Señor, que contigo vive y reina en unión del Espíritu Santo. Amén
Gracias Dios mio!

COMIENZO

Se hace la señal de la cruz. Señor abre mis labios, y mi boca proclamara tu alabanza.

Pidiendo perdón y perdonando
Hoy señor nuevamente te pido perdón, no solo por mis pecados, sino también por los de toda la humanidad. Yo también quiero renovar mi perdón. y te pido la gracia necesaria. Me perdono a mi mismo por todos los errores del pasado remoto y del pasado próximo. Perdono a todos aquellos que de algún modo me ofendieron o hirieron, perdono las circunstancias de la vida, en las cuales te culpé o responsabilicé.

Líbranos señor de todo rencor y danos tu perdón. Dame tu paz y tu gracia y ellas me alcanzan. que así sea.
g. Ven espíritu santo, llena los corazones de tus fieles.
r. Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
g. Envía tu espíritu creador.
r. Y
renueva la faz de la tierra.
g. ¡Oh! Dios que has iluminado los corazones de tus hijos, con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus aspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de su consuelo. por Cristo nuestro señor. Amen.

Peticiones
Ofrecemos este rosario por…….[ponga en manos de mamá María, sus intenciones]

Las oraciones de cada decena
Cada misterio, incluye un Padre Nuestro, diez Avemarías, un Gloria, y alguna oración que se hace al final de una decena, como se acostumbra y alguna de las siguientes oraciones para pedir protección y sanación :

1. Señor Jesús, cúbreme con tu preciosísima sangre, escóndeme en tus santas llagas, líbrame de todo peligro y de todo mal. envía a tus Santos Angeles y Arcángeles para que me acompañen a lo largo del camino. Amén.

o también:

por el poder de tus santas llagas, libérame y sáname, señor.

LUNES Y SÁBADOS MISTERIOS GOZOSOS

A través de los misterios gozosos, pediremos a María, la sanación emocional, para poder tener nueva paz y permitir a Dios que realice su obra en nosotros.

1. En el primer misterio, contemplamos el anuncio del arcángel Gabriel a la virgen María y la encarnación del Hijo de Dios. A través de este misterio, te pido mama del cielo, que liberes mi memoria del miedo que se produjo en mi mientras esperaba el diagnostico medico, libérame también de pensamientos fantasiosos y opresores.

«Tendras confianza porque hay esperanza» {jb 11, 18]

2. En el segundo misterio, contemplamos a María que, a pesar de su embarazo, se pone en camino para ayudar a su pariente Isabel. A través de este misterio, te entrego mis miedos a la soledad, a la incomprensión o a el abandono.

A pesar de nuestras dolencias, podemos ayudar a quienes sufren mas que nosotros, porque consolando seremos consolados.

3. En el tercer misterio contemplamos el nacimiento del hijo de Dios en la pobreza de una gruta. A través de este misterio, entrego a la sagrada familia, la imposibilidad de recurrir a algún tratamiento por lo costoso, la preocupación por tener que pagar tantos medicamentos, el desamparo que experimento ante la fría burocracia de muchas obras sociales.

«Depositen en el todas sus preocupaciones, pues el cuida de ustedes» [pe 5,7]

4. En el cuarto misterio, contemplamos al Niño Jesús, que es presentado en el templo por sus padres.

A través de este misterio, le pido perdón y liberación a Dios por haberme apartado de la iglesia, por descuidar mi vida espiritual y por enojarme con Él, a causa de la enfermedad o de cualquier sufrimiento.

«Todo lo que han aprendido, recibido y oído de Dios háganlo…..y el Dios de la Paz estará con ustedes»[ flp 4,9]

5. En el quinto y último misterio, de gozo contemplamos al Niño Jesús que es encontrado en el templo (después de tres días de búsqueda de José y María), escuchando a los maestros.

En este misterio pedimos a María sentirnos cobijados por ella y por la iglesia, como comunidad para ser sanados del sentimiento de desamparo y depresión, y liberados del temor a cualquier tratamiento y al dolor.

«Si oyen a Dios y le sirven, acabaran felices sus días y sus años con toda tranquilidad» [jb 36,11]

JUEVES MISTERIOS LUMINOSOS

A través de los misterios luminosos, pediremos a Dios por intercesión de María, la sanación en las relaciones con los demás, y con la liberación de toda atadura que no nos dejo ser libres.

1. En el primer misterio luminoso, contemplamos el bautismo de Jesús en el rió Jordán.

A través de este misterio vamos a renovar el sacramento del bautismo.
Por el poder de tu bautismo y el nuestro, danos Señor, una nueva efusión del Espíritu Santo, y libéranos de toda influencia que el maligno haya tenido o tenga sobre nuestras vidas. Libéranos de las tentaciones de desaliento, búsqueda de poder, celos o rivalidad.
Dales a todos los laicos que te sirven en la iglesia, el deseo de renovarse cada día, para que, guiados por ti, sean constructores de la civilización del amor.

Te aseguro que el que no nace del agua y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, es carne, lo que nace del espíritu, es espíritu. [jn3,5-6]

2. En el segundo misterio, contemplamos a Jesús que en Caná de Galilea transforma, ante el pedido de María, el agua en vino.

Te pedimos Jesús, a través de este misterio, que así como transformaste el agua en vino, transformes también en nuestros hogares, comunidades, iglesia y país, aquellos vínculos afectivos que están rotos, enfermos o heridos. muéstranos las heridas de nuestros corazones que ya están maduras para ser sanadas; danos la fuerza para perdonar las ofensas recibidas, de manera que así traigas sanación y, aquello que en nosotros había perdido su sabor y fuerza, sea transformado como el agua en vino de excelente calidad.

«María dijo a los que estaban sirviendo :hagan todo lo que él les diga» [jn 2,5]

3. En el tercer misterio, contemplamos a Jesús, que anuncia la venida del Reino, invitando a la conversión.

Por el poder de este misterio, te pedimos señor, nos concedas a todos los cristianos, el don de discernimiento, para darnos cuenta de cuales son las tentaciones que con mayor frecuencia nos roban tu alegría, y nos privan de experimentar en nosotros tu divina presencia, quita de nuestro caminar diario, todo aquello que no nos deja proclamar con el poder de tu espíritu, la venida de tu Reino, haciendo así que nuestra tarea evangelizadora se vea diluida. en este misterio, también te entregamos la convivencia en nuestros hogares y la economía familiar, para que tu las ordenes, de modo que podamos llevar tu palabra y tu amor como constructores de unidad.

«Desde entonces Jesús comenzó a proclamar: «vuelvan a Dios, porque el Reino de los Cielos esta cerca» [mt 4, 17]

4. En el cuarto misterio, contemplamos la transfiguración de Jesús.

Te pedimos Señor, que así como llamabas con frecuencia a tus discípulos, a ir a un lugar apartado para orar al padre, también suscites en cada uno de nosotros el anhelo de crear cada día momentos de desierto para contemplar tu rostro, quita de nuestras vidas toda atadura de indiferencia, pereza o tibieza espiritual, que provenga de nuestra herencia familiar, o que nosotros mismos hayamos provocado por pecar, al no valorar y olvidar las bendiciones y las gracias que nos has dado en el transcurso de nuestras vidas. Libera nuestros pies y nuestros corazones de las trabas que pone el maligno, con el propósito de que no participemos con frecuencia en la santa misa y en los grupos de oración. enséñanos con tu santo espíritu a orar con poder, por las necesidades de la iglesia y del mundo entero.

«De la nube salio una voz, que dijo: este es mi hijo amado, a quien he elegido, escúchenlo»[ mt 17,5]

5. En el quinto misterio, contemplamos la institución de la sagrada eucaristía.

Por el poder de tu cuerpo y de tu sangre, te pedimos Jesús, en este misterio, que sigas liberando, protegiendo y bendiciendo, a todas las comunidades cristianas en nuestro país y en el mundo entero. a ti, que eres alfa y omega, principio y fin, te rogamos que hagas fluir la gracia presente en cada misa celebrada desde la institución de la eucaristía en la ultima cena, hasta el día de hoy, así también como el poder de tu gracia en cada misa, que en este momento se este celebrando en cualquier rincón del mundo, despierta, sana y fortalece el corazón de aquellos jóvenes a quienes estas llamando al servicio de tu altar y de tu pueblo, fortalécelos en las luchas, que sostiene y que sostendrán. dales, por nuestra oración, la fuerza para que te digan: aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad.

«Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo. luego ven y sígueme.[mt 19,21].

«Jesús les dijo; yo soy el pan que da vida. el que viene a mi, nunca tendrá hambre y el que cree en mi, nunca tendrá sed» [jn6, 35]

MIÉRCOLES Y DOMINGO MISTERIOS GLORIOSOS

Por la contemplación de los misterios gloriosos pediremos a María, la sanación de la memoria, herida por el pecado y la liberación de las herencias genéticas negativas.

1. En el primer misterio glorioso contemplamos con nuestra imaginación a Jesús que, después de haber estado tres días en el sepulcro, resucita, y se presenta a María y a los discípulos.

En este misterio pedimos a Jesús por la curación intergeneracional. le entregamos a María nuestros antepasados, familiares y miembros de congregaciones que murieron con ataduras de rencores generacionales, adicciones, ocultismo y todo mal con el que hayan muerto, y que nosotros hayamos recibido, como herencia negativa.

«Si el hijo los hace libres, ustedes serán verdaderamente libres» [jn 8,36]

2. En el segundo misterio, Jesús sube a los cielos en presencia de su madre y de sus discípulos.

Pedimos a María en este misterio, ser sanados de las heridas desde la concepción, pasando por los meses que estuvimos en el vientre materno, y los traumas que pudieron producirse en el momento de nacer y las primeras horas fuera de la seguridad del vientre materno.

«Tu señor, formaste mis entrañas, me tejiste en el seno de mi madre» [sal 139].

3. En el tercer misterio, contemplamos la venida del Espíritu Santo, que se derrama en María y los apóstoles.

En este misterio entregamos a María la sanación de la primera infancia y de la niñez. especialmente le entregamos la memoria auditiva herida por gritos, palabras de desprecio, comparaciones traumáticas, etcétera.

«El amado por Dios habitara confiado cerca de Él; lo cubrirá siempre, y entre sus hombros morara» [deut 33,12]

4. En el cuarto misterio, contemplamos a María que es llevada en cuerpo y alma a los cielos.

Te entrego Madre, mi adolescencia y juventud. te pido que sanes toda esta etapa de mi vida, de modo especial mi memoria visual y mi memoria afectiva. ordena mi sexualidad, y lléname del amor que me pudo haber faltado en esta etapa de mi existencia.

«Confiesen unos a otros sus ofensas y oren los unos por los otros, para que sean sanados. la oración del justo tiene mucho poder, con tal de que sea perseverante» [sant 5,16]

5. En el quinto y ultimo Misterio, contemplamos a María que es coronada por la Santísima Trinidad, como Reina de toda la creación.

Te pido madre que sanes las dolencias espirituales, psicológicas y físicas, que pude haber recibido a lo largo de mi vida adulta. Libérame de las ataduras del pecado, de la sensación de frustración o fracaso, a causa de los problemas afectivos, laborales y de cualquier otra índole, dame mi verdadera identidad y una personalidad en proceso de constante maduración, sana mi cuerpo para el servicio de Dios; y llévate de mi corazón el miedo al futuro.

«Yahvé irá delante de ti., Él estará contigo; no te dejara ni te abandonara., no temas pues, ni te desanimes» {deut 31,8]

MARTES Y VIERNES, MISTERIOS DOLOROSOS

A través de los Misterios Dolorosos, pediremos a Dios por María, la sanación física para poder servirlo a Él en los demás, y hacer en todo su santa voluntad.

1. En el primer misterio doloroso, contemplamos la agonía que Jesús experimentó en el huerto de los olivos.

Te pedimos Jesús, que así como con la oración venciste a Satanás, que quería hacerte caer en el desanimo, la angustia y la desesperanza, también me des a mí el poder de orar con perseverancia y ser así vencedor.

En este misterio te pedimos la salud para los enfermos de cáncer.

«La oración de fe, salvará al enfermo y el Señor lo levantará» [sant 5,15]

2. En el segundo misterio contemplamos a Jesús que, atado en la columna, es azotado con látigos.

Señor que sin poder moverte por estar atado, sentías tan agudos dolores, te pedimos consueles y sanes a quienes a causa de reuma, artritis, accidentes o parálisis, no tienen la libertad de movimiento que quisieran. bendice las manos, los brazos, las piernas, los pies, la columna, las vértebras, y todas las articulaciones, músculos y huesos.

Pídele, si es el caso, que corte todas las ataduras que pudo crear el maligno, por recurrir a la superstición, al curanderismo o a la magia, y rechaza en el nombre de Cristo todas esas cosas.

«Yo haré venir sanidad sobre ti, y sanaré tus heridas, dice el Señor» [jer 30,17]

3. En el tercer misterio, contemplamos a Jesús, coronado de espinas.

En este misterio le pedimos a María que toque nuestra cabeza, como hubiera querido poder tocar la de su hijo, y poder curarlo. que nos libere de todo pensamiento de autodestrucción, de pesimismo, y de todo complejo por las consecuencias que la enfermedad pueda causar a nuestra imagen, también le entregamos a quienes sufren de problemas psíquicos, o de alguna dolencia en su cabeza, cerebro, ojos, oídos, boca, garganta, vías respiratorias y pulmones.

«Fue tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestros pecados, Él soportó en castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados» [is 53,5] .

4. En el cuarto misterio contemplamos, a Jesús que carga con la cruz, y que es acompañado por su madre.

Señor, que al caer una y otra vez, te ibas golpeando con las piedras del camino, pero a pesar de todo, seguías adelante, sana las dolencias de quienes sufren a causa de alguna enfermedad o accidente, el deterioro de sus órganos interiores : corazón, riñones, estomago, intestinos, páncreas o ganglios, toca con tus benditas manos, cualquier órgano que deba ser sanado.

«Y estas señales seguirán a los que crean : pondrán las manos sobre los enfermos y sanarán» [mc16,17]

5. En el quinto misterio, contemplamos el amor de Jesús que se derrama desde la cruz.

Te pedimos Jesús que, con el poder de tus Santas Llagas, nos libres de toda enfermedad en la sangre, sana a los enfermos de sida, renueva nuestras venas y arterias, toca a los hermanos que necesitan diálisis. cúbrenos con tu preciosísima sangre y seremos salvados, ayúdanos a estar de pie, como María lo estuvo al pie de la cruz, siendo tu consuelo.

«Dios mismo, subiendo a la cruz, cargo con nuestros pecados, empecemos una vida santa. y por sus llagas fueron ustedes sanados» [Ped 2, 24]

Hecho por el Padre Gustavo E. Jamut Oblato de la Virgen María.
Aprobación Eclesiástica otorgada por Monseñor Ugo Puccini Banfi Obispo de la Diócesis de Santa Marta, el 14 de Mayo del 2001.


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De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES Por los Enfermos

Oraciones de Sanación Interior y Física a la vez

Oración corta de Sanación Espiritual y Física: Sáname Señor
 

 

 

 

 

 

 

ORACIÓN CORTA DE SANACIÓN ESPIRITUAL Y FÍSICA

Sáname Señor 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo  
Señor, escúchame … 
Señor, úngeme con Tu Espíritu Divino… 
Inflama mi corazón con el fuego de tu amor….. 
Inunda mi ser con tu presencia majestuosa….. 
Atiende por favor la llamada de mi alma …… 
Señor, perdóname todas mis ofensas…… 
purifícame y cúrame de todos mis resentimientos…… 
que pude haber contraído en mi ignorancia…….. 
Perdóname por todas las veces que te he desdeñado….. 
cuando he pecado y no he sentido ningún remordimiento…….. 
Dígnate en llenarme del regalo del perdón…… 
para que en este momento pueda perdonar a toda la gente que me 
ha ofendido, y que le pueda enviar mi amor a ellos…….. 
y para que ellos me perdonen también……. 
Señor…… cura las heridas que yo mismo me he causado por falta de perdón y 
de comprensión de mis hermanos……. 
Sáname Señor…… 
Purifica mi alma…. de modo que pueda sentir que no  tengo ningún resentimiento contra ninguna persona…. o contra mí…… o en contra Tuya…… 
Lléname con Tu Paz…… 
Satura mi ser con Tu Amor Divino, para deshacer las paredes del orgullo y del egoísmo……. 
Enséñame a amarte a Ti y a los demás…. como nunca he amado antes…….. 
Transfórmame en un sol de Amor Eterno……. para encender todos los corazones con los rayos tiernos del amor……. 
Sáname Señor……. 
Lléname con Tu Luz……. 
Lléname con Tu Amor…… 
Lléname con Tu Paz…… 
Amen………

Señor Jesús, vengo humildemente ante tu cuerpo crucificado, allí donde tu recibiste todas las consecuencias de nuestro pecado, nuestras enfermedades, nuestras debilidades y la muerte.

Señor Jesús, en tu santo nombre humildemente imploro tu misericordia y te pido por los méritos de tu pasión, agonía y muerte, y por los méritos de las penas del Inmaculado corazón de María, que me sanes, que sanes a N.N., no tengas en cuenta muestro pecado, sino la fe de tu Iglesia. 

Señor Jesús, tu eres el mismo ayer, hoy y siempre, en tu santo nombre te pido, que pases con tu mano santa sanando mis dolencias, ungiéndome con tu espíritu, tu conoces mi problema, sáname Señor Jesús. Sana a N.N.

Señor Jesús, tu eres el Dios que nos sanas, hoy me despojo de mi enfermedad y te la entrego a ti en tu santo nombre , para que dispongas de acuerdo a tu misericordia, que no sea mi voluntad, sino la tuya, haz tu trabajo Señor para la gloria de tu Santo Nombre.

Sáname Señor Jesús por el poder de tu nombre , sáname Señor por los méritos de tus santas heridas, sáname Señor por los méritos de tu preciosa sangre derramada por nuestros pecados, sáname Señor. Sana a N.N.

Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Pongo toda mi confianza en ti, porque tu tienes todo el poder de sanarme, porque eres nuestro Dios misericordioso con caridad inigualable, porque me amas y hoy haz traído la salvación a mi casa. 
Gracias Señor Jesús por tu santo nombre , gracias Señor Jesús, gracias Señor Jesús. Gracias Virgen María por tu intercesión. Gracias Señor Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.


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De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES Oraciones de Liberación

Oraciones de Sanación y Liberación a la vez

ORACIÓN DE LIBERACIÓN Y SANACIÓN

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo invoco a todos los ángeles y a los santos.


Me dirijo a ti Bendita Virgen María, Madre Santísima, Reina de toda la creación, te pido tu bendición, tu protección y tu intercesión, invoco la protección y ayuda de San Miguel El Arcángel líder de los ejércitos celestiales, de todos los arcángeles y ángeles, me uno a la alabanza, adoración y gloria dada a nuestro Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, invoco en el nombre de Jesús la bendición, protección y ayuda de todos los patriarcas, los profetas, los confesores, vírgenes y mártires, los discípulos de Jesús, los Apóstoles, y de todos los santos que han existido y que existen. En el Nombre de Jesús entro en comunión con la Santa Iglesia de Cristo y ratifico mi fe en el Santo Nombre de Jesús y en su preciosa Sangre. En el nombre de Jesús renuncio el pecado, renuncio a Satanás y sus trabajos de maldad, me entrego totalmente a Jesucristo para la Gloria de Dios.

Dios Padre todopoderoso, creador de los cielos y de la tierra, de todo lo visible e invisible, Padre amadísimo, en unión con la Virgen María, los ángeles y los santos, te hablo humildemente en el nombre de Jesús.
Te exalto y magnifico por tu grandeza inigualable, te alabo por todas tus perfecciones y atributos, te adoro y te doy gracias por el regalo de mi vida, por permitirme estar en tu Presencia Santa.
Padre amado conoces mi intención, sabes que somos oprimidos por aquellos espíritus rebeldes que nos incitan al pecado y que nos hacen estar lejos de Ti
Señor, yo he pecado por mi propio deseo y te confieso mi culpa, por favor borra las huellas de mi pecado y acepta mi oración en el nombre de Jesús.
Señor, Dios Todopoderoso, en el nombre de Jesús te pido mi liberación y la liberación de todos los que sienten la influencia del maligno en sus vidas.
En el Santo Nombre de Jesús, cúbreme con su Preciosa sangre, libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Dios Supremo Rey del Universo, Padre de todos los espíritus, te alabo y te doy gracias por haberme enseñado la grandeza del Santo Nombre de tu Hijo Jesús, me arrodillo en unión de toda rodilla en el Cielo, en la Tierra y debajo de la tierra, y confieso con toda lengua que Jesús es Señor, para tu Gloria O Dios Omnipotente.
Padre amado, te exalto y te alabo por tu generosidad con la raza humana, por aceptar el sacrificio de tu Amadísimo Hijo Nuestro Señor Jesucristo en reparación de todos nuestros pecados, por permitir que la Preciosa Sangre de Cristo lave nuestras almas y nos purifique de nuevo en tu Santa Imagen.
Bendito seas Dios Padre Misericordioso que nos has enviado a tu hijo para que a través de su Preciosa Sangre podamos ser salvados del pecado y liberados de nuestro enemigo el demonio.
Padre amado, por el poder del Santo nombre de Jesús y de su Preciosa sangre, libérame Señor de todo espíritu maligno que tenga influencia sobre mí, desátame Señor de las cadenas que me unen a la maldad, libérame Señor, libera a [ N. N.]
Separa el enemigo de mi vida, arrójalo fuera de mi, Expúlsalo Señor, En el Santo Nombre de Jesús, cúbreme con su Preciosa sangre, libérame Señor, libera a [ N. N.]

Dios Padre Todopoderoso, en el nombre de Jesús te pido que ganes esta batalla, tengo fe en tu Poder, alabo tu Majestad, exalto tu Autoridad sobre el enemigo, confío totalmente en que tú estás haciendo este trabajo para mi Salvación y la Salvación de aquellos por quienes rezo. Libera Señor, suspende para siempre la opresión del maligno, establece tu dominio, ahuyenta con tu Presencia a todos tus enemigos, Revela tu Gloria. Cristo ha vencido el demonio en la cruz, saca el enemigo fuera de mi vida, para tu Honor y Gloria. En el Santo Nombre de Jesús, cúbreme con su Preciosa sangre, libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, me arrepiento de todos los pecados que he cometido a lo largo de la vida y te pido tu perdón. Señor pasa por toda mi vida desde el momento de mi concepción y sáname del amor que me pudo haber faltado, lléname de tu amor.
Bendice a mis padres antes de mi nacimiento, borra cualquier lujuria que haya habido en ellos, purifícales con tu preciosa sangre. O Dios omnipotente que lo puedes todo, bendice mi vida desde mi comienzo, bendice mi niñez, mi juventud, bendice a lo largo de toda mi vida y hazte presente con tu autoridad para liberarme de cualquier influencia diabólica que me haya perturbado o que aun esté presente en mi vida. Limpia mi alma para que quede blanca como la nieve.
Señor Jesús, libérame de cualquier resentimiento que yo lleve en mi corazón contra cualquier miembro de mi familia, cualquier persona que yo haya conocido a lo largo de mi vida, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, libérame Señor, libera a [ N. N.]

Libérame Señor de cualquier resentimiento que yo tenga en contra mía por todos mis errores y torpezas, por todas mis fallas y caídas, saca Señor todas mis frustraciones, en tu Santo Nombre , cúbreme con tu Preciosa sangre, libérame Señor, libera a [ N. N.]

Sáname Señor de cualquier resentimiento que yo lleve en contra tuya por haberme sentido ofendido con mi destino el cual es tu santa voluntad, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, Dios misericordioso, tu conoces la razón por la cual el enemigo me ataca, Libérame Señor y salva mi alma. Libérame Señor de toda maldición que yo haya recibido, de todo odio, hechizo, brujería, mal de ojo, espiritismo, satanismo, magia, yoga, guija, clarividencia, adivinaciones, cultos, ocultismo.
Señor Jesús tu das libertad a los cautivos, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Libérame Señor de todo espíritu maligno contraído por abuso sexual, aberraciones, deseos impuros, avaricia, ira, o cualquier pecado que yo haya cometido, perdóname Señor, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, libérame para la Gloria de tu Santo Nombre, libera a [ N. N.]

Señor Jesús tu ganaste nuestra libertad en la cruz, en tu Santo Nombre , cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, Dios todopoderoso, tú eres luz, manifiesta tu presencia sobre los espíritus de la oscuridad que me rodean, Señor Jesús tu eres la Luz del mundo, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, tú eres el Rey de la Paz, manifiesta tu presencia sobre todos los espíritus malignos que me perturban, comanda tu Paz sobre esta tormenta, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, tú eres el Gozo de todo el que te conoce, saca Señor el enemigo que me roba la felicidad, libérame Señor, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, tú eres El gran Amor de Dios, manifiesta tu presencia sobre todos los espíritus de odio que han atacado mi vida, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, tú eres humildad, manifiesta tu presencia sobre el espíritu del orgullo que me ha llevado a desafiarte con mis pecados, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, tú eres caridad, manifiesta tu presencia sobre toda avaricia que me haya tocado el corazón, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, tú eres amor al prójimo, manifiesta tu presencia sobre toda envidia que me haya manchado el alma, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, tú eres paciencia y comprensión, manifiesta tu presencia sobre toda ira que yo haya tenido, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, tú eres pureza, manifiesta tu presencia sobre toda impureza y lujuria que haya manchado mi alma, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, tú eres amo sobre todas las cosas, tu tienes todo control, manifiesta tu presencia sobre toda glotonería, la falta de control, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Jesús, tú eres el constructor del Universo, tu trabajo es continuo y necesario para mi salvación, manifiesta tu presencia sobre todo espíritu de pereza que me haya influenciado, en tu Santo Nombre, cúbreme con tu Preciosa sangre, aleja el maligno por tu santo poder. Libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Dios, Espíritu Santo, espíritu de Dios el Padre y del Hijo, Amor del Padre y del Hijo, Amor Divino que sostiene el universo. Dios Todo poderoso y Omnipotente que llenas la creación con tu Santa Presencia, escúchame en el nombre de Dios el Padre y del Hijo, bendíceme con tu Amor y tu Paz.
Señor Dios, que me has hecho tu templo, perdóname por no haber respetado tu morada santa, por haberte echado con mi maldad.
Dios, Espíritu Santo, en el nombre de Jesús, saca cualquier mal espíritu que ha venido a tomar tu lugar, toma posesión una vez más de tu templo y perdona mi pecado. En el Santo Nombre de Jesús, cúbreme con tu Amor divino, libérame Señor, libera a [ N. N.]

Espíritu de amor aleja todo odio de mi vida, espíritu de caridad saca toda avaricia y envidia de mi alma, espíritu de paciencia y entendimiento saca toda ira, espíritu de la pureza saca toda lujuria de mi corazón, limpia mi mente, espíritu de perfección saca toda imperfección, saca toda gula, intemperancia y destruye mi pereza para que yo pueda ser un digno templo de tu presencia.
En el Santo Nombre de Jesús, cúbreme con tu Amor divino, libérame Señor, libera a [ N. N.]

Señor Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. En tu santo nombre   reclamo que liberes mi alma y me hagas de nuevo un digno Hijo de Dios, En el Santo nombre de Jesús reclamo mi sanación física y espiritual. Padre mío no me abandones, Jesús mío ten misericordia de mi, Espíritu Santo lléname, bendíceme y fortaléceme.
Señor Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en compañía de la Virgen María, de los ángeles y de los santos te bendigo, te alabo, te doy gracia y te glorifico porque hoy me has sanado, hoy me has liberado, hoy has roto las cadenas que me amarraban, hoy haz recreado tu imagen santa en mi alma, hoy has triunfado una vez más. Gracias Señor Jesús, gracias Señor Jesús, gracias Señor Jesús.

Aleluya, Aleluya, Aleluya, Amén. ¡Gloria a Dios!



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De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES Por los Enfermos

Oraciones de Curación

Son varias Oraciones por los Enfermos, por la Sanación de los Recuerdos, Oración del Perdón, Sanación de la propia Imagen, Sanación por la Familia.

 

 

 

 

ORACION POR LOS ENFERMOS del Padre Emiliano Tardif

Únete con fe a esta oración
depositando tu vida entera en las manos de Jesús.

Señor Jesús,
creemos que estás vivo y resucitado.
Creemos que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar
y en cada uno de nosotros.

Te alabamos y te adoramos,
por venir hasta nosotros
como pan vivo bajado del cielo.

Tú eres la plenitud de la vida.
Tú eres la resurrección y la vida.
Tú eres, Señor, la salud de los enfermos.

Hoy queremos presentarte a todos los enfermos,
porque para Ti no hay distancia
ni en el tiempo ni en el espacio.
Tú eres el eterno presente y Tú los conoces.

Ahora, Señor, te pedimos
que tengas compasión de ellos,
para que todos reconozcan que Tú estás vivo
en tu Iglesia hoy;
y que se renueve su fe y su confianza en Ti;
te lo suplicamos, Jesús.

Ten compasión de los que sufren en su cuerpo,
de los que sufren en su corazón
y de los que sufren en su alma
que están orando y oyendo los testimonios
de lo que Tú estás haciendo
por tu Espíritu renovador
en el mundo entero.

Ten compasión de ellos, Señor.
Desde ahora te lo pedimos.
Bendícelos a todos
y haz que muchos vuelvan a encontrar la salud,
que su fe crezca
y se vayan abriendo a las maravillas de tu amor,
para que también ellos sean testigos
de tu poder y de tu compasión.

Te lo pedimos, Jesús,
por el poder de tus santas llagas,
por tu santa cruz y por tu preciosa sangre.
Sánalos, Señor.
Sánalos en su cuerpo,
sánalos en su corazón,
sánalos en su alma.
Dales vida y vida en abundancia.

Te lo pedimos por intercesión
de María Santísima, tu madre,
la Virgen de los Dolores,
quien estaba presente, de pie, cerca de la cruz.
La que fue la primera en contemplar
tus santas llagas
y que nos diste por madre.

Tú nos has revelado
que ya has tomado sobre Ti
todas nuestras dolencias
y por tus santas llagas hemos sido curados.

Hoy, Señor,
te presentamos en fe a todos los enfermos
que nos han pedido oración
y te pedimos que los alivies en su enfermedad
y que les dés la salud.

Te pedimos por la gloria del Padre del cielo,
que sanes a los enfermos
que van a leer esta oración.

Haz que crezcan en la fe,
en la esperanza,
y que reciban la salud para gloria de tu Nombre.
Para que tu Reino siga extendiéndose más y más
en los corazones,
a través de los signos y prodigios de tu amor.

Todo esto te lo pedimos Jesús,
porque Tú eres Jesús,
Tú eres el Buen Pastor y todos somos ovejas
de tu rebaño.
Estamos tan seguros de tu amor,
que aún antes de conocer el resultado
de nuestra oración en fe, te decimos:
gracias Jesús por lo que Tú vas a hacer
en cada uno de ellos.

Gracias por los enfermos
que Tú estás sanando ahora,
que Tú estás visitando con tu misericordia.
Gracias, Jesús,
por lo que Tú vas a hacer.

Lo depositamos en tus manos desde hoy
y te pedimos que lo sumerjas en tus santas llagas.
Que lo cubras con tu sangre divina,
y que a través de este mensaje
tu corazón de Buen Pastor hable a los corazones
de tantos enfermos que van a leerlo.
¡Gloria y alabanza a Ti, Señor!

 

ORACIÓN POR LOS ENFERMOS del padre Emiliano Tardif

Emitida en Radio 5 de RNE

Señor, Tú eres el buen pastor y Tú has dicho:
«vengan a mí todos los que están cansados y cargados
y Yo los aliviaré».

Venimos a ti con todos los enfermos de esta parroquia
que están unidos con nosotros,
te lo suplicamos Jesús, bendícelos a todos,
pon tu mano de buen pastor sobre cada uno de ellos
y por los méritos de tu pasión
comienza a sanarlos de su enfermedad;
si es tu santa voluntad
sabemos Jesús que Tú puedes sanarlos;
y te lo pedimos en fe,
no mires nuestros pecados
sino la fe de tu Iglesia
y por el poder de tus Llagas gloriosas,
por tu santa Cruz y por tu preciosa Sangre
comienza a sanar a muchos de ellos Señor.

Y a los que Tú no vas a sanar hoy
porque en tu plan providencial,
Tú tienes algo distinto para ellos,
te pedimos que les des fortaleza
para que nunca se desesperen
y que sepan ofrecer sus sufrimientos
uniéndolos a tus sufrimientos en la Cruz
para darle un valor de redención.

Pero estamos tan seguros de tu presencia viva
en medio de nosotros Señor que,
aun antes de conocer el resultado de nuestra oración
en fe te decimos gracias
por todo lo que estás haciendo ahora
por nuestros enfermos.

Y todo esto te lo pedimos por intercesión
de nuestra Madre la Virgen Santísima;
y te damos gracias por lo que Tú
vas a seguir haciendo por ellos.

 

ORACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS POR UN ENFERMO

Dulcísimo Jesús, que dijisteis:
«Yo soy la Resurrección y la Vida»,
que recibiendo y llevando en Vos nuestras enfermedades,
curabas las dolencias de cuantos se te acercaban;
a Ti acudo para implorar de tu Divino Corazón
a favor de los enfermos,
suplicándote por intercesión de tu Santísima Madre,
la bienaventurada siempre Virgen María,
salud de los enfermos,
quieras aliviar y sanar en la presente enfermedad
a tu siervo …….. ,
si es conveniente para su bien espiritual y el de mi alma.

Señor Jesús, que al funcionario real que te decía:
«Venid, Señor, antes que mi hijo muera»,
le respondisteis: «Vete, tu hijo vive».
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que al ciego de Jericó,
que sentado junto al camino te decía en alta voz:
«Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí»,
le respondiste: «Recupera tu vista, tu fe te ha salvado»,
y al momento vio.
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que diciendo: «Quiero, sé limpio»,
limpiaste al leproso, que te decía suplicante:
«Señor, si quieres puedes limpiarme».
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que librasteis al mudo poseído del demonio,
hablando luego con admiración
a las turbas el que antes era mudo.
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que sanaste al enfermo
que llevaba treinta y ocho años de su enfermedad,
junto a la piscina de las ovejas, diciéndole:
«Levántate, toma tu camilla y anda» y anduvo.
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que delante del hijo muerto de la viuda de Naím,
enternecido, dijiste a la madre:
«No llores»; y tocando el féretro, añadiste:
«Joven, a ti te digo, levántate»;
entregándolo luego vivo a su madre.
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que dijisteis:
«Bienaventurados los que lloran
porque ellos serán consolados».
Sánalo, Señor.

Señor Jesús, que dijisteis:
«En verdad, en verdad te digo,
que todo cuanto pidieras al Padre,
en mi Nombre, os lo dará».
Sánalo, Señor.

Omnipotente y sempiterno Dios,
eterna salud de los que creen,
escúchanos en bien de tus siervos enfermos,
por quienes imploramos el auxilio de tu Misericordia;
a fin de que recobrada la salud,
te den en tu Iglesia ferviente acción de gracias.
Por Cristo Nuestro Señor.
Así sea.

 

ORACION POR LOS ENFERMOS DE CUERPO ENTERO

Jesús sabemos que tú estás presente
en el santísimo sacramento del altar
con tu cuerpo, sangre, alma y divinidad.

Bendito y adorado sea el sacratísimo
Corazón Eucarístico de Jesús.

-Te alabamos y bendecimos
quisiste tener una mamá para que te diera
su cuerpo y su sangre
para que tú la derramaras por nosotros.
Gracias Jesús.

-Y como María
queremos abandonarnos a tu voluntad,
para que en tus manos de alfarero divino
reconviertas nuestra vasija en una obra de arte
para ti.

-Aquí estoy Jesús tal y como soy,
tal vez humillado, tal vez perseguido,
incomprendido, calumniado, alegre, triste, enfermo,
sea como sea mi estado te digo
“Señor hágase en mí según tu Palabra”
Tú eres Cristo Jesús Salvador de mi historia
Presente, pasada y futura,
ven a caminar por ellas y bendícelas.

-Tú curaste a los leprosos,
cura mi lepra espiritual,
producida por mi pecado,
pecado de soberbia, debilidad o ignorancia, arrogancia
que fueron los que originaron en mi enfermedad.
Clávalos Cruz y unge mis heridas con tu bendita sangre.

-Tú que abriste los oídos a los sordos,
cura y libérame del espíritu de ceguera
que no me permite verte
para poder alabarte y bendecirte,
ni me permite ver las necesidades de mis hermanos.

-Tú que sanaste a los epilépticos y a los mudos,
libérame de los espíritus de epilepsia y mudez
que me impiden expresarme y transmitir tu palabra
con sabiduría, prudencia, claridad, afecto y firmeza.

-Tú que hiciste caminar a los paralíticos,
libérame del espíritu de parálisis
que me impiden moverme
y me dejan postrado largo tiempo
haciéndome perder la alegría
y no sé donde debo ir para cumplir tu voluntad,
y no me dejan caminar para evangelizar.

-Tú que resucitaste a los muertos,
resucita las áreas de mi vida
y de mi historia que están marchitas,
agonizantes o muertas.
Resucita mi matrimonio, mi trabajo,
mis relaciones familiares,
con mis hermanos de grupo,
resucita mi corazón que murió al amor,
o a mis sentimientos que mataron,
o dejaron herido y no puedo amar más.

-Tú que liberaste a los poseídos por el espíritu del mal,
libérame de toda influencia maligna,
a mi persona, a mi familia, a mi entorno,
y cólmame de tu espíritu santo
para que rotas las cadenas que me atan
pueda reflejar tu gloria a través de tu obra.

-Tú Señor que sanaste a tus discípulos del miedo
que los mantenía encerrados,
libérame de toda clase de miedos, al agua,
a la gente, a las multitudes,
a Dios, a las alturas, a la enfermedad,
al dolor, a la muerte,
a la soledad a los lugares cerrados.
Libérame a mí y toda mi familia.

-Señor tú que abriste el Mar Rojo,
ábreme los caminos en mi trabajo,
en mis decisiones,
en las dudas que me atormentan,
en la oscuridad de mi camino de fe.
Libérame a mí y a toda mi familia.

-Tú que entregaste la bendición a Abrahán, Jacob e Isaac,
bendice hoy a toda mi generación Señor.
A todos mis antepasados,
a las generaciones presentes y futuras.
Libéranos de los odios, muertes,
suicidios, enfermedades mentales,
cualquier tipo de brujerías, magia negra,
tarot, ciencias ocultas,
maldiciones, etc. y de todo aquello
que pudiera estar atado
y que me estuviera produciendo
un continuo sufrimiento,
desesperación, depresión etc.

-Yo renuncio en nombre de Jesucristo
a todos los caminos del mal,
negatividad y falta de amor.
Te pedimos que nos liberes del espíritu de blasfemia
que tuvieron mis antepasados
y que aún me salpican a mí
y a mis generaciones futuras.

-Te pido Señor que traigas a mi mente
cualquier actitud negativa arraigada profundamente
de dolor odio, remordimiento,
desgracia, suicidio, alcoholismo,
malos tratos, o cualquier tipo de vicio.
Te pedimos que sean sanadas y liberadas
por el misterio de tu presencia Real en la eucaristía.
Gracias Señor.
Envíanos a tus santos ángeles y arcángeles
para que nos guíen a lo largo del camino
a mí y a mi familia.
Amén

 

ORACION DE SANACIÓN DE RECUERDOS del Padre Emiliano Tardif

Como todos estamos enfermos por heridas en nuestro pasado, a continuación hacemos una oración de curación interior para que el Señor sane el corazón de los que reconozcan necesitarlo.

Padre de bondad, Padre de amor,
te bendigo, te alabo y te doy gracias
porque por amor nos diste a Jesús.

Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu
comprendemos que él es la luz,
la verdad y el buen pastor,
que ha venido para que tengamos vida
y la tengamos en abundancia.

Hoy, Padre, quiero presentarte a este hijo(a).
Tú lo(a) conoces por su nombre.
Te lo(a) presento, Señor,
para que Tú pongas tus ojos de Padre amoroso
en su vida.

Tú conoces su corazón y conoces las heridas
de su historia.
Tú conoces todo lo que él ha querido hacer
y no ha hecho.
Conoces también lo que hizo o le hicieron
lastimándolo.
Tú conoces sus limitaciones, errores y su pecado.
Conoces los traumas y complejos de su vida.

Hoy, Padre,
te pedimos que por el amor que le tienes
a tu Hijo, Jesucristo,
derrames tu Santo Espíritu sobre este hermano(a)
para que el calor de tu amor sanador,
penetre en lo más íntimo de su corazón.

Tú que Sanas los corazones destrozados
y vendas las heridas
sana a este hermano, Padre.
Entra en ese corazón, Señor Jesús,
como entraste en aquella casa
donde estaban tus discípulos llenos de miedo.

Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste:
«paz a vosotros».
Entra en este corazón y dale tu paz.
Llénalo de amor.
Sabemos que el amor echa fuera el temor.
Pasa por su vida y sana su corazón.

Sabemos, Señor,
que Tú lo haces siempre que te lo pedimos,
y te lo estamos pidiendo con María,
nuestra madre,
la que estaba en las bodas de Caná
cuando no había vino
y Tú respondiste a su deseo,
transformando el agua en vino.

Cambia su corazón y dale un corazón generoso,
un corazón afable, un corazón bondadoso,
dale un corazón nuevo.
Haz brotar, Señor, en este hermano(a)
los frutos de tu presencia.

Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor,
la paz y la alegría.
Haz que venga sobre él
el Espíritu de las bienaventuranzas,
para que él pueda saborear y buscar a Dios
cada día viviendo sin complejos
ni traumas junto a su esposo(a),
junto a su familia, junto a sus hermanos.

Te doy gracias, Padre,
por lo que estás haciendo hoy en su vida.
Te damos gracias de todo corazón
porque Tú nos sanas,
porque tu nos liberas,
porque Tú rompes las cadenas
y nos das la libertad.

Gracias, Señor,
porque somos templos de tu Espíritu
y ese templo no se puede destruir
porque es la Casa de Dios.

Te damos gracias, Señor, por la fe.
Gracias por el amor
que has puesto en nuestros corazones.

iQué grande eres Señor!
Bendito y alabado seas, Señor.

 

ORACIÓN DE PERDÓN del Padre Roberto De Grandis

Señor Jesucristo, hoy te pido la gracia de poder perdonar
a todos los que me han ofendido en mi vida.
Sé que Tú me darás la fuerza para perdonar.
Te doy gracias porque Tú me amas
y deseas mi felicidad más que yo mismo.
Señor Jesucristo,
hoy quiero perdonarme por todos mis pecados,
faltas y todo lo que es malo en mí
y todo lo que pienso que es malo.

Señor, me perdono por cualquier intromisión en ocultismo,
usando tablas de uija, horóscopos,
sesiones, adivinos, amuletos,
tomando tu nombre en vano, no adorándote;
por herir a mis padres, emborracharme,
usando droga, por pecados contra la pureza,
por adulterio, aborto, robar, mentir.
Me perdono de verdad.

Señor, quiero que me sanes de cualquier ira,
amargura y resentimiento hacia Ti,
por las veces que sentí que Tú mandaste
la muerte a mi familia, enfermedad,
dolor de corazón, dificultades financieras
o lo que yo pensé que eran castigos.
¡Perdóname, Jesús, Sáname!

Señor, perdono a mi madre
por las veces que me hirió,
se resintió conmigo,
estuvo furiosa conmigo, me castigó,
prefirió a mis hermanos y hermanas a mí,
me dijo que era tonto, feo, estúpido
o que le había costado mucho dinero a la familia,
o cuando me dijo que no era deseado,
que fui un accidente,
una equivocación o no era lo que quería.

Perdono a mi padre por cualquier falta de apoyo,
falta de amor, o de afecto, falta de atención,
de tiempo, o de compañía,
por beber, por mal comportamiento,
especialmente con mi madre y los otros hijos,
por sus castigos severos,
por desertar, por estar lejos de casa,
por divorciarse de mi madre,
por no serle fiel.

Señor, perdono a mis hermanos y hermanas
que me rechazaron,
dijeron mentiras de mí, me odiaron,
estaban resentidos contra mí,
competían conmigo por el amor de mis padres;
me hirieron físicamente
o me hicieron la vida desagradable de algún modo.
Les perdono, Señor.

Señor, perdono a mi cónyuge por su falta de amor,
de afecto, de consideración, de apoyo,
por su falta de comunicación, por tensión, faltas,
dolores o aquellos otros actos o palabras
que me han herido o perturbado.

Señor, perdono a mis hijos por su falta de respeto,
obediencia, falta de amor, de atención, de apoyo,
de comprensión, por sus malos hábitos,
por cualquier mala acción que me puede perturbar.

Señor, perdono a mi abuela, abuelo, tíos, tías y primos,
que hayan interferido en la familia
y hayan causado confusión,
o que hayan enfrentado a mis padres.

Señor, perdono a mis parientes políticos,
especialmente a mi suegra, mi suegro,
perdono a mis cuñados y cuñadas.

Señor, hoy te pido especialmente la gracia
de perdonar a mis yernos y nueras,
y otros parientes por matrimonio,
que tratan a mis hijos sin amor.

Jesús, ayúdame a perdonar a mis compañeros de trabajo
que son desagradables o me hacen la vida imposible.
Por aquellos que me cargan con su trabajo,
cotillean de mí, no cooperan conmigo,
intentan quitarme el trabajo.
Les perdono hoy.

También necesito perdonar a mis vecinos, Señor.
Por el ruido que hacen, por molestar,
por no tener sus perros atados
y dejar que pasen a mi jardín,
por no tener la basura bien recogida
y tener el vecindario desordenado; les perdono.

Ahora perdono a mi párroco y los sacerdotes,
a mi congregación y mi iglesia
por su falta de apoyo, mezquindad, falta de amistad,
malos sermones,
por no apoyarme como debieran,
por no usarme en un puesto de responsabilidad,
por no invitarme a ayudar en puestos mayores
y por cualquier otra herida que me hayan hecho;
les perdono hoy.

Señor, perdono a todos los profesionales
que me hayan herido
en cualquier forma, médicos, enfermeras, abogados,
policías, trabajadores de hospitales.
Por cualquier cosa que me hicieron;
les perdono sinceramente hoy.

Señor, perdono a mi jefe por no pagarme lo suficiente,
por no apreciarme, por no ser amable o razonable conmigo,
por estar furioso o no ser dialogante,
por no promocionarme,
y por no alabarme por mi trabajo.

Señor, perdono a mis profesores y formadores del pasado
así como a los actuales; a los que me castigaron,
humillaron, insultaron, me trataron injustamente,
se rieron de mí, me llamaron tonto o estúpido,
me hicieron quedar castigado después del colegio.

Señor, perdono a mis amigos que me han decepcionado,
han perdido contacto conmigo, no me apoyan,
no estaban disponibles cuando necesitaba ayuda,
les presté dinero y no me lo devolvieron, me criticaron.

Señor Jesús, pido especialmente la gracia de perdonar
a esa persona que más me ha herido en mi vida.

Pido perdonar a mi peor enemigo, l
a persona que más me cuesta perdonar
o la persona que haya dicho que nunca la perdonaría.

Gracias Jesús, porque me estás liberando
del mal de no perdonar
y pido perdón a todos aquellos
a los que yo también he ofendido.

Gracias, Señor, por el amor que llega a través de mí
hasta ellos.
Amén.

 

ORACION DE SANACIÓN DE LA PROPIA IMAGEN del Padre Robert de Grandis

Padre, en nombre de Jesús,
nos dirigimos a Ti para que toques
a cada uno de estos hermanos
y les des una buena imagen de sí mismos
y una verdadera autoestima en Cristo Jesús.

Señor, ellos pueden que se sientan indignos,
inapropiados o inferiores;
quizás se sientan feos, tímidos,
patosos o que no hacen nada bien.

A lo mejor les llamaron apodos que no les gustaron,
e incluso de adultos pueden sentirse inseguros
y no amados.

Señor Jesús, llévate sus sentimientos de fracaso,
de vergüenza, decepción, culpabilidad o timidez.

Te pedimos que los liberes de toda fuerza negativa
que les ha mantenido en la esclavitud
y les ha apartado de vivir una vida abundante y victoriosa.

Amado Señor, hazles saber cuánto les amas
y que ellos son la niña de tus ojos.

Nos dirigimos a Ti,
para que sepan que Tú has muerto en la cruz,
no solo por sus pecados,
sino también por sus profundas heridas emocionales
y sus recuerdos dolorosos.

Te rogamos, Señor, que sanes todo lo herido
y roto que haya en ellos.

Ayúdales a amarse a sí mismos, a aceptar tu perdón,
a perdonarse a sí mismos y perdonar a otros.

Señor Jesús, llena los vacíos de sus vidas.
Y dales el amor
y la seguridad que pueden no haber recibido.
Dales un atrevimiento santo, confianza
y nuevas energías
para que puedan hacer todas las cosas a través tuyo.

Señor, dales una buena imagen de sí mismos.
Y que puedan verse como Tú les ves:
especiales, dignos y perdonados,
para que cada uno de ellos llegue a ser la persona
que Tú creaste y quieres que sea.
En el precioso nombre de JESÚS.
Amén.

 

ORACION DE SANACIÓN POR LA FAMILIA

¡Señor Jesús! Hoy venimos a Ti,
en nombre de cada una de las personas de nuestra familia.
Tú, en tus designios de amor por cada uno de nosotros,
nos has colocado en ella
y nos has vinculado
a cada una de las personas que la componen.

En primer lugar, te queremos dar gracias de todo corazón
por cada uno de los miembros de mi familia,
por todo el amor que he recibido tuyo a través de el/os
y te queremos alabar
y glorificar porque nos has colocado en ella.

A través de la familia y en la familia,
tú nos has dado la vida y has querido para nosotros
que formemos un núcleo de amor.

Hoy, Señor, queremos que Tú pases con tu sanación
por cada uno de nosotros y realices tu obra de amor
en cada uno de nosotros.

Y antes de nada, Señor,
queremos pedirte perdón por todas las faltas de amor
que hayamos tenido en casa,
por todas nuestras indelicadezas,
por todas nuestras faltas de comprensión,
por no ser a veces cauces de tu amor para ellos.

En primer lugar, Jesús,
te pedimos que entres en el corazón de cada uno
y toques aquellas experiencias de nuestra vida
que necesiten ser sanadas.

Tú nos conoces mucho mejor que nosotros mismos;
por lo tanto, llena con tu amor
todos los rincones de nuestro corazón.

Donde quiera que encuentres – el niño herido -,
tócalo, consuélalo y pónlo en libertad.

Vuelve a recorrer nuestra vida,
la vida de cada uno de nosotros,
desde el principio,
desde el mismo momento de nuestra concepción.

Purifica las líneas hereditarias y
líbranos de aquellas cosas que puedan haber ejercido
una influencia negativa en aquel momento.

Bendícenos mientras íbamos formándonos
en el vientre de nuestra madre
y quita todas las trabas que puedan haber dificultado,
durante los meses de gestación,
nuestro desarrollo en plenitud.

Danos un profundo deseo de querer nacer
y sana cualquier trauma tanto físico como emocional
que pudiera habernos dañado durante nuestro nacimiento.

¡Gracias, Señor!, por estar ahí presente
para recibimos a cada uno de nosotros en tus brazos
en el momento mismo de nuestro nacimiento,
para darnos la bienvenida a la tierra
y asegurarnos que Tú
nunca nos faltarías ni nos abandonarías.

Jesús, te pedimos que rodees nuestra infancia con tu luz
y que toques aquellos recuerdos que nos impiden ser libres.

Si lo que más necesitamos cada uno fue más cariño maternal,
mándanos a tu Madre, la Virgen María,
para que nos dé lo que nos falta.

Pídele que nos abrace a cada uno,
que nos arrulle a cada uno,
que nos cuente cuentos
y llene el vacío que necesita el calor
y el consuelo que sólo una madre puede dar.

Quizá «el niño interior» siente la falta del amor del padre.
Señor Jesús, déjanos gritar con libertad,
con todo nuestro ser:
«¡Abba!, ¡papá! ¡Papaito!.

Si necesitábamos alguno de nosotros más cariño paternal
y la seguridad de que nos deseaban,
y nos amaban de verdad,
te pedimos que nos levantes
y nos hagas sentir la fuerza de tus brazos protectores.

Renueva nuestra confianza
y danos el valor que necesitamos
para hacer frente a las adversidades de la vida,
porque sabemos, Padre nuestro,
que tu amor nos levantará
y nos ayudará si tropezamos y caemos.

Recorre nuestra vida, Señor,
y consuélanos cuando otros nos trataban mal.

Sana las heridas de los encuentros que nos dejaron asustado,
que nos hicieron entrar en nosotros mismos
y levantar barreras de defensa ante la gente.

Si alguno de nosotros se ha sentido solo,
abandonado y rechazado por la humanidad,
concédenos por medio de tu amor que lo sana todo,
un nuevo sentido del valor de cada uno como persona.

¡Oh Jesús, nos presentamos en este día ante ti,
toda la familia y te pedimos que sanes nuestras relaciones,
que sean unas relaciones llenas de cariño,
de comprensión y de ternura
y que nuestra familia se parezca a la tuya.

Te pedimos, por intercesión de tu Madre, la Reina de la Paz,
que nuestros hogares sean lugares de paz, de armonía
y donde realmente experimentemos tu presencia.
¡Gracias, Señor!

 

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Rosario de la Resurrección

El Rosario de la Resurrección es del P. Gustavo E. Jamut, OMV.

En el misterio de su cruz y de su resurrección, Cristo ha destruido la muerte y el pecado, ha abolido la distancia infinita que existía entre cada hombre y la vida nueva en él.

“Yo soy la resurrección y la vida proclama; quien cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mi no morirá jamás» Juan Pablo II.

RENOVANDO LA CONFIANZA EN LA DIVINA MISERICORDIA

Señor Jesús, vengo a tu presencia, reconociendo que no siempre he valorado el don de la vidaTu me has regalado el existir para que con tu gracia, fuese creciendo en vida plena, vida abundante.

Sin embargo reconozco que muchas veces he dado lugar en mi mente a pensamientos que han ido en contra de la vida sobreabundante que tu quieres proveerme:

Perdóname por los pensamientos equivocados, por los pensamientos negativos y pesimistas, por los pensamientos de juicio y condenación en contra de mis hermanos que niegan la misericordia, perdóname por aceptar los pensamientos que me han llevado al terreno de los vicios capitales.

Perdóname, pues la aceptación de estos pensamientos me han llevado a tener sentimientos negativos, perdiendo así la paz y la alegría que viene de tu amor; hablando y actuando de manera equivocada.

Hoy renuevo mi confianza en tu. Divina Misericordia y en tu perdón, pidiéndote también la gracia que a través de los misterios de la resurrección me concedas la vida nueva y abundante que quieres para mí y para las personas por quienes quiero interceder. Que así sea.

RESPONSORIO PENITENCIAL

A cada oración respondemos: – Señor ten piedad.

Por no valorar conscientemente la vida que me das:
Señor ten piedad.

Por no valorar la vida de quienes están junto a mí:
Señor ten piedad.

Por no valorar la vida de los menos favorecidos a los ojos del mundo:
Señor ten piedad.

Por no valorar y defender la vida desde el vientre materno con mayor intensidad:
Señor ten piedad.

Por no valorar la vida de los ancianos y los enfermos:
Señor ten piedad.

Por las veces que no he cuidado y fortalecido la vida espiritual:
Señor ten piedad.

Por no valorar y descuidar mi vida emocional:
Señor ten piedad.

Por no alimentar el crecimiento de la vida intelectual:
Señor ten piedad.

Por haber puesto en peligro en algunos momentos mi vida física o la de otras personas:
Señor ten piedad.

Señor Jesús, aumenta en nosotros el deseo de tener vida plena, vida abundante, a fin de que podamos ayudar a otros a amar la vida y a defenderla. Amén.

1º MISTERIO

Jesús resucitado se presenta a su Madre, la Virgen Santísima
«Jesús ha venido para dar la respuesta definiti¬va al deseo de vida y de infinito que el Padre celeste, creándonos, ha inscrito en nuestro ser» JUAN PABLO II

Petición:

En este misterio pedimos a la Virgen Santísima la gracia de la fidelidad, a fin de que, en los momentos oscuros de nuestra vida, tengamos la confianza firme en que Jesús está vivo y en que él se nos mostrará resucitado en el momento oportuno.

Nos dice Juan Pablo II:

1. Después de que Jesús es colocado en el sepulcro, María «es la única que mantiene viva la llama de la fe, preparándose para acoger el anuncio gozoso y sorprendente de la resurrección» (Catequesis, del 3-IV-96).. La espera que vive la Madre del Señor el Sábado santo constituye uno de los momentos más altos de su fe: en la oscuridad que envuelve el universo, ella confía plenamente en el Dios de la vida y, recordando las palabras de su Hijo, espera la realización plena de las promesas divinas

2. «¿Cómo podría la Virgen, presente en la primera comunidad de los discípulos (d. Hch 1,14), haber sido excluida del número de los que se encontraron con su divino Hijo resucitado de entre los muertos? Es legítimo y veraz pensar que Jesús resucitado se apareció a su madre en primer lugar. La ausencia de María del grupo de las mujeres que al alba se dirigieron al sepulcro (d. Mc 16,1; Mt 28,1), ¿no podría constituir un indicio del hecho de que ella ya se había encontrado con Jesús? Esta deducción quedaría confirmada también por el dato de que las primeras testigos de la resurrección, por voluntad de Jesús, fueron las mujeres, las cuales permanecieron fieles al pie de la cruz y, por tanto, más firmes en la fe».

3. El carácter único y especial de la presencia de la Virgen en el Calvario y su perfecta unión con su Hijo en el sufrimiento de la cruz, parecen postular su participación particularísima en el misterio de la resurrección. Un autor del siglo V, sostiene que Cristo se manifestó en el esplendor de la vida resucitada ante todo a su madre. En efecto, ella, que en la Anunciación fue el camino de su ingreso en el mundo, estaba llamada a difundir la maravillosa noticia de la resurrección, para anunciar su gloriosa venida. Así inundada por la gloria del Resucitado, ella anticipa el «resplandor» de la Iglesia.

Contemplación y reflexión:

1. Contempla a María en oración. Ella está postrada en una casita que posiblemente le han prestado, en las afueras de Jerusalén, entregando a Dios todo lo que hay en su corazón. Cuántos recuerdos afloran a su mente, cuantos sentimientos dormidos despiertan en su corazón: la promesa del Arcángel Gabriel; la efusión del Espíritu Santo, por la cual Dios se encarnó en su vientre; el nacimiento en Belén; la huida a Egipto; el Niño Jesús creciendo; sus primeros pasos; las primeras palabras; las risas y el asombro junto a José ante cada nuevo gesto de Jesús…

En todos esos recuerdos hay dolor, pero también hay agradecimiento por todo lo vivido y, sobre todo, hay esperanza. Pues tiene la certeza de que su Hijo está por resucitar.

2. Han transcurrido tres días desde la Pasión y muerte de su Hijo en la cruz. El sufrimiento ha desgarrado su corazón. Ella sabe por fe que su Hijo ha de resucitar, pero eso no la exime de experimentar el dolor mas profundo, por lo que han hecho a su amado Hijo. En medio de la dispersión de los apóstoles, ella se mantiene fiel, esperando el regreso de Jesús. En medio de la oscuridad que experimentan los discípulos, ella es la luz que anuncia la espera de la resurrección.

3. Puedes imaginar cómo, de pronto, se abre la puerta de la casa, y con los primeros rayos del sol de la mañana entra Jesús con su cuerpo glorificado.

¿Cómo habrá sido ese encuentro entre la Madre y el Hijo? ¿Cómo habrá sido la mirada entre María y Jesús? Puedes pedirle al Espíritu Santo que te conceda la gracia de sentir internamente el amor de ese encuentro.

Jesús ayuda su Madre a ponerse de pie y la abraza estrechándola junto a su pecho. Del Divino Corazón surgen rayos de luz que colman el Corazón de María de una nueva Efusión del Espíritu Santo.

Pídele a María la gracia de participar, aunque sea en parte, de la resurrección en gozo que su corazón, traspasado por el dolor, experimentó en ese momento.

4. Cuando Jesús Resucitado, se presentó a María, seguramente el alma de la Virgen volvió a entonar un cántico de gozo y alabanza, como muchos años antes había alabado a Dios al visitar a su pariente Isabel.

En ese entonces no fueron necesarias muchas explicaciones. El Espíritu Santo estaba haciendo su trabajo y dando a comprender sin palabras como el misterio de la vida se abría camino.

Tampoco ahora son necesarias las palabras. En el abrazo en el que se funden Madre e Hijo, el Espíritu se vuelca nuevamente en el alma de la Virgen y ella experimenta lo que en fe ya sabia: que Dios Padre siempre cumple sus promesas.

Sumérgete tú también en ese abrazo y deja. que el amor de Jesús resucitado y de María, restaure tu corazón.

Siente como esos rayos de luz, que surgen del Corazón abierto, pero glorificado de Nuestro Salvador, penetran en tu corazón y restaura las grietas por las cuales antes perdías la vitalidad y la alegría.

Pídele a Jesús que con su amor restaure tu identidad y fortalezca tu decisión de seguirlo y de serle fiel, de ahora en adelante, en todos los momentos de la vida.

Padre Nuestro..
10 Ave Marías…
Gloria

Oración:

«Contigo María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz: «que ilumina a todo hombre que viene a este mundo». El es el camino, la, verdad y la vida. Como tú, Madre, queremos llenamos de tu Hijo para tener vida plena y abundante y siempre decir con profunda fe: «Señor mío y Dios mío».
«Oh Jesús mío, perdona nuestras culpas. Líbranos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas, las almas y socorre especialmente a las mas necesitadas de tu Misericordia», «Por el poder de tu Resurrección, libérame y sáname, Señor»

2° MISTERIO

Jesús resucitado se aparece a María Magdalena junto al sepulcro

Jesús ha salido al encuentro de los hombres, ha curado a enfermos y a los que sufren, ha liberado a endemoniados y resucitado a muertos. Se ha entregado a sí mismo en la cruz y ha resucitado, manifestándose de esta forma como el Señor de la vida: autor y fuente de la vida inmortal. JUAN PABLO II

Petición:

En este misterio entregamos a la Virgen Santísima y a Dios Nuestro Señor, todas las pérdidas que hemos experimentado él lo largo de los años, a fin de que seamos liberados de. la amargura que nos produce el recuerdo angustiante de las pérdidas no sanadas.

Nos dice el Cantar de los Cantares:

En mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré! Me levantaré y recorreré la ciudad; por las calles y las plazas, buscaré al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré! Me encontraron los centinelas que hacen la ronda por la ciudad: «¿Han visto al amado de mi alma?». Apenas los había pasado, encontré al amado de mi alma. Lo agarré, y no lo soltaré

Nos dice Juan Pablo II:

Jesucristo se aparece en primer lugar a las mujeres, sus fieles seguidoras, y no a los discípulos, y ni siquiera a los mismos Apóstoles, a pesar de que los había elegido como portadores de su evangelio al mundo. Es a las mujeres a quienes por pri¬mera vez confía el misterio de su resurrección, ha¬ciéndolas las primeras testigos de esta verdad. Quizá quiera premiar su delicadeza, su sensibili¬dad a su mensaje, su fortaleza, que las había im¬pulsado hasta el Calvario. Quizá quiere manifes¬tar un delicado rasgo de su humanidad, que consiste en la amabilidad y en la gentileza con que se acerca y beneficia a las personas que menos cuentan en el gran mundo de su tiempo.

Contemplación y reflexión:

1. Contempla a María Magdalena sentada sobre la roca exterior del sepulcro, mirando el interior vacío, la cabeza apoyada sobre la dura piedra, cansada de tanto dolor, de tanta pérdida, de tanta incomprensión.
Mientras está allí quebrantada, porque se han llevado el cuerpo de su Señor, va rememorando cómo el encuentro con Jesús cambió su vida.
Ella no conocía el verdadero amor, hasta que Dios, con su delicadeza y respeto, sanó su identidad de mujer y le devolvió la dignidad perdida por el pecado.
Él le enseñó que era posible volver a empezar, y en la mirada pura y dignificadora de Jesús comenzó a verse a sí misma de un modo nuevo, diferente.

2. Cuando Jesús Resucitado se presenta a María Magdalena junto al sepulcro, ella al principio no lo reconoce. Las lágrimas cubren sus ojos y le im¬piden reconocer vivo al que aun llora por muerto.
Lo mismo te puede suceder a ti, si dejas que las lágrimas nublen tu horizonte.
Puedes perder de vista el nuevo amanecer que Dios prepara para tu vida.

Es que el momento más oscuro de la noche es antes de que el sol aparezca. Sólo la esperanza confiada nos permite seguir aguardando la llega¬da de la luz que nos trae el nuevo día.

3. María Magdalena no reconoce a Jesús, aun te¬niéndolo a su lado. Las lágrimas nublan sus ojos y el dolor su entendimiento. Esto también puede sucedemos a nosotros cuando atamos nuestros corazones a las amarguras del pasado. Entonces quedamos inmersos en cierta ceguera, pues el pensar continuamente en todo lo perdido en el pasado no nos deja abrirnos a todo lo que Dios quiere darnos en el presente y en el futuro.
Sin embargo, Jesús es el Amor, y el amor acude a sus citas. Y él no se retrasa. Por eso el Señor, en las noches más oscuras de tu vida, te pide que sigas apostando a confiar en él, en el amor que él te tiene, en el amor que. no defrauda.

4. Jesús la llama por su nombre: «María». Y al igual que se abrieron los ojos de san Pablo, después de la ceguera, se abren los ojos de María Magdalena, quien sintiendo resucitar su corazón, grita de alegría: “Rabboni” (maestro), postrándose a sus pies.
También a ti en este día, se te acerca el Señor Resucitado y te llama por tu nombre (Siente en tu interior, con los oídos del amor, la voz de Jesús. pronunciado tu nombre…)

Muchos pueden pronunciar tu nombre, pero sólo Dios, por medio de su Espíritu Santo, puede hacerlo de tal forma que haga vibrar tu corazón.
Póstrate espiritualmente ante él, entrégale el dolor por las pérdidas del pasado y del presente; y pídele en cambio que te ayude a abrir el corazón, a fin de que puedas ver en Jesús Resucitado, al Maestro de vida que te guía hacia el clarear de un nuevo día.

Padre Nuestro…
10 Ave Marías
Gloria

Oración:

Contigo María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz «que ilumina a todo hombre que viene a este mundo», El es el camino, la verdad y la vida. Como tú, Madre, queremos llenamos de tu Hijo para tener vida plena y abundante y decir siempre con profunda fe: «Señor mío y Dios mío».

Oh Jesús mío, perdona nuestras culpas. Líbranos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas. de tu misericordia.
Por el poder de tu resurrección libérame y sáname, Señor.

3° MISTERIO

Jesús resucitado se aparece a Tomás y a los demás discípulos que a causa del miedo están encerrados en el cenáculo

¿Quién, sino Aquel que, siendo el autor de la vida, puede saciar el deseo que él mismo ha puesto dentro de su corazón? Él se acerca a cada uno para proponerle el anuncio de una esperanza que no engaña; él, que es al mismo tiempo el camino y la vida: el camino para entrar en la vida  JUAN PABLO II

Petición

Padre Amado, en este misterio te entregamos las puertas de nuestro corazón que aun se hayan cerradas al efecto benéfico de tu gracia.
Te pedimos que tu amor entre en nosotros y nos inunde, junto a la presencia de Jesús resucitado y al poder del Santo Espíritu; a fin de que seamos liberados de esas áreas de incredulidad, que al igual que al apóstol Tomas, no nos dejan creer plenamente en que Jesús está vivo.

Nos dice Juan Pablo II:

1. Jesús se presenta a los discípulos con su cuerpo transformado, hecho espiritual y partícipe de la gloria del alma: pero sin ninguna característica triunfalista. Jesús se manifiesta con una gran sencillez. Habla de amigo a amigo, con los que se encuentra en las circunstancias ordinarias de la vida terrena.

2. Jesús Resucitado no ha querido enfrentarse a sus adversarios, asumiendo la actitud de vencedor, ni se ha preocupado por mostrarles su ‘superioridad’, y todavía menos ha querido fulminarlos. Ni siquiera consta que se haya presentado a alguno de ellos. Todo lo que nos dice el Evangelio nos lle¬va a excluir que se haya aparecido, por ejemplo, a Pilato, que lo había entregado a los sumos sacerdotes para que fuese crucificado, o a Caifás, que se había rasgado las vestiduras por la afirmación de su divinidad…

3. A los privilegiados de sus apariciones, Jesús se deja conocer en su identidad física: aquel rostro, aquellas manos, aquellos rasgos que conocían muy bien, aquel costado que habían traspasado; aquella voz que habían escuchado tantas veces.

Contemplación y reflexión:

1. Contempla el interior del Cenáculo y los discípulos alterados por la noticia de que hallaron el sepulcro vacío. Es que en ese momento, vacíos también estaban sus corazones: vacíos de fe, de esperanza y de alegría.
Las puertas y las ventanas cerradas hacen que el lugar esté oscuro o iluminado tenuemente de manera artificial; y que el aire se haya vuelto pesado y rancio por las lámparas de aceite, pero sobre todo por el vacío y a la vez, la pesadez que sienten los discípulos. En un ambiente así se hace hasta difícil respirar.

Cuando Jesús Resucitado se presenta debe invocar sobre ellos una nueva efusión de su Espíritu de paz, diciéndoles: «La paz esté con ustedes».

Este es el Shalom que tiene como objetivo no solo saludados, sino también exorcizar el miedo y la turbación que experimentan, pues piensan que están viendo un fantasma.

Pídele al Señor que sople sobre ti en este momento y siente en tu alma como te saluda con el Shalom, de modo que su paz arroje fuera de tu mente y de tu alma lo que no te deja tener la vida plena, lo que te impide dejar vivir a Jesús resucitado en tu corazón.

2. Cuando Jesús Resucitado se presentó a sus discípulos estando el Cenáculo cerrado, tuvo que, convencerlos de que era él y no un fantasma.

Cuánta paciencia, dulzura y comprensión en las palabras y en los gestos de Jesús. Si hasta imagino que se habrá divertido un poco con la expresión de sorpresa de sus «valientes» amigos.

Por eso les dice: » ¿ Por qué se turban, y por qué se suscitan dudas en sus corazones? Miren mis manos y mis pies; soy yo mismo. Tóquenme y vean que un espíritu no tiene carne y huesos como ven que yo tengo». Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies

Además de eso, fue necesario que Jesús les pidiese algo de comer y que, delante de ellos, tomara y comiera el pez asado que le ofrecieron para que así se convencieran de que no era un fantasma ni un espíritu.

Pero aun así ellos no acababan de convencerse. Quizás tenían temor de dar lugar a la alegría y luego quedar defraudados. Se preguntarían si no sería un sueño colectivo.

Posiblemente les parecería que era demasiado bueno para ser verdad. Es que así como habían cerrado totalmente el cenáculo, también habían decidido inconscientemente cerrar sus corazones y su mente a la esperanza y a la alegría.

Pídele a Jesús resucitado que te ayude a confiar en que él está vivo y que, por lo tanto, tiene el poder de dar vida a esas áreas de tu corazón que están enfermas, agonizantes o muertas.

Entrégale la alegría y el entusiasmo perdido para que él los resucite y abre tu mente a lo que te quiera señalar.

3. Seguramente el Cenáculo tenía un aspecto antes de la aparición de Jesús Resucitado y otro aspecto tuvo después de su llegada.
Antes que él se presentara resucitado se sentía como una casa vacía y ruinosa. Las paredes y hasta los muebles estaban impregnados de la desesperanza y de la carencia de vida interior de los discípulos. Pero cuando Jesús se aparece resucitado todo se ilumina y se transforma.

Quizás en algunos momentos de tu vida, también has sentido tu corazón como una casa vacía o como un cenáculo ruinoso; quizás las heridas te han llenado de miedo y te han llevado a cerrar las puertas de tu alma a la fe, a la esperanza y al amor; y, por lo tanto, a la misma felicidad.

O quizás han sido los pecados, la culpabilidad, el sentimiento de infidelidad a Dios y a las metas de la vida, lo que te ha inundado de pesadez y rutina, haciendo que tu alma se sienta oscurecida por la falta de entusiasmo y de gozo.

Pero no importa cuantas puertas hayas cerrado, Jesús, que se ha comprometido contigo por el amor que te tiene, entra igual y te bendice a ti y a tu familia, diciendo como dijo a los discípulos: «paz a ustedes».

Con su presencia y con su palabra se abren las ventanas de tu alma para que en ella entre el aire nuevo y puro del Espíritu Santo.

4. Contempla a Jesús que te invita a acercarte a él, como lo hizo con el apóstol Tomás; mira como él extiende sus manos en las que puedes ver la marca de los clavos y como te invita a sumergir tu dedo índice en la llaga gloriosa de su mano.
Es el dedo que quizás has utilizado para acusar, señalar y condenar a algún hermano, como también lo hicieron con Jesús. Por eso es desde allí que debe entrar la sanación a tu alma.
Luego, como Tomás, pones toda tu mano en la llaga del corazón abierto de Jesús, e inundado del amor divino; caes postrado en su presencia, exclamando conmovido: «Señor mío y Dios mío».

Más fuerte que los pecados, más fuerte que la infidelidad, más fuerte que la incredulidad misma es el amor que lleva al arrepentimiento y mueve a la conversión.

Esto es tan cierto que entre los apóstoles solo uno llegó a tocar el corazón de Jesús y es Tomás, convertido de su incredulidad.

También tú, si has vivido lejos de Dios, sin sentirte parte de su pueblo, de su Iglesia; pero has tomado la decisión de comenzar de nuevo o de cambiar el rumbo, puedes hoy tocar el corazón del Maestro. Anímate, pues él ya está tocando con su gracia tu corazón.

Padre Nuestro…
10 Ave María
Gloria

Oración:

Contigo María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz «!Que ilumina a todo hombre que viene a este mundo», El es el camino, la verdad y la vida. Como tú, Madre, queremos llenarnos de tu Hijo para tener vida plena y abundante y decir siempre con profunda fe: «Señor mío y Dios mío»,

“Oh Jesús mío, perdona nuestras culpas. Líbranos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia”. .
Por el poder de tu resurrección libérame y sáname, Señor.

4° MISTERIO

Jesús resucitado se aparece a los discípulos de Emaús

Nosotros solos no sabemos realizar aquello para lo que hemos sido creados. En nosotros hay una-promesa, pero nos descubrimos impotentes para realizarla Sin embargo el Hijo de Dios, que vino entre los hombres, dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» JUAN PABLO II

Petición:

Te pedimos, Señor, la gracia de comprender y experimentar que no caminamos solos en el camino de la vida, sino que tú caminas junto a nosotros. Ayúdanos a confiar en tus promesas de bendición, habla a nuestros corazones y abre nuestros ojos y nuestro entendimiento para descubrir tu presencia en nosotros y en quienes has puesto a nuestro lado.

Nos dice Juan Pablo II:

1. Hay una dificultad inicial en reconocer a Cristo por parte de aquellos a los que él sale al encuentro, como se puede apreciar en el caso de la Magdalena y de los discípulos de Emaús… Pero Jesús los lleva gradualmente al reconocimiento y a la fe. Signo de la. pedagogía paciente de Cristo al revelarse al hombre, al atraerlo, al convertirlo, al llevarlo al conocimiento de las riquezas de su corazón y a la salvación….

2. Cuando, los discípulos de Emaús, se dan cuenta, con la ayuda de Jesús, de que no se trata de otro, sino de él mismo transformado, aparece repentinamente en ellos una nueva capacidad de descubrimiento, de inteligencia, de caridad y de fe.
Es como un despertar de fe: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

3. Es como si a los discípulos de Emaús una luz absolutamente nueva iluminara en sus ojos incluso el acontecimiento de la cruz; y da el verdadero y pleno sentido del misterio del dolor y de la muerte, que se concluye en la gloria de la nueva vida. Este será uno de los elementos principales del mensaje de salvación que los Apóstoles han llevado desde el principio al pueblo hebreo y, poco a poco, a todas las gentes.

Contemplación y reflexión:

1. Contempla en tu interior a estos dos hombres que, desanimados y tristes, caminan desde Jerusalén hacia Emaús.
Contémplalos como los habrá contemplado el mismo Jesús. Escucha su conversación desesperanzada y sus discusiones, como las habrá escuchado Nuestro Señor, y acércate a ellos como el Maestro se acercó. Quizás ellos te reflejen algún aspecto de tu vida o de lo que estás viviendo.
Él se acerca cada día para ayudarte a caminar cuando estás cansado; él se acerca como caminante silencioso para corregir la dirección de tus pasos, cuando estás caminando de manera equivocada; él se acerca cada vez que lo llamas por su nombre.
Dile ahora: “Jesús amado, divino caminante de Emaús, acércate a mí, habla a mi corazón y enséñame tus caminos”.

2. Cuando Jesús se acercó a los dos discípulos que caminaban abatidos y tristes hacia Emaús, les preguntó, aun sabiéndolo, de qué hablaban a lo largo del camino.

También hoy te pregunta a ti: ¿De qué hablas y cómo hablas cada día, en el camino de la vida?»
Cuando ellos expresan por medio de sus palabras su pesimismo y descreimiento, él, con dulzura, los corrige y les dice:
«¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!
¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?».
Y comenzando por Moisés y continuando con todos los Profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él.

También hoy, hay católicos que viven tristes y se la pasan discutiendo entre ellos, como si Jesús no hubiera. resucitado.
Es necesario leer las Sagradas Escrituras, abriendo la mente y el corazón para poder escuchar a Dios, quien en más de dos mil años no ha cesado de hablar para decimos que es necesario aprender a vivir.

3. Contempla también como, al llegar a la casa donde se iban a alojar, Jesús hizo ademán de seguir de largo. Pero los dos discípulos le dijeron: “Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya termina». Entonces, Jesús resucitado entró para quedarse con ellos.
También tú en este día y cada día, invita a Jesús a entrar a tu casa y a tu vida. No lo dejes seguir de largo. Insístele a tiempo y a destiempo a fin, de que entre a tu vida y cambie todo aquello que necesita ser cambiado y de lo que aún no te has dado cuenta.

4. Contempla a Jesús que se sienta a la mesa con los discípulos. Lo mismo puedes hacer tú en la celebración de cada misa. «Cuando se sentaron a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, y lo partió, y se los dio. Entonces se les abrieron los ojos, y lo reconocieron; pero él se desapareció de la vista de ellos. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos explicaba las Escrituras?»‘.

En cada celebración eucarística, al partir el Pan vivo, pon espiritualmente en el altar aquellas áreas de ceguera que aún tienes, para entregarlas a Dios, a fin de que se abran tus ojos y tu mente y, de ese modo, lo puedas reconocer en la fracción del pan.

Nos dice también el relato evangélico que:

«Los discípulos, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: ‘¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo lo habían conocido en la fracción del pan».

Al alimentarte con fe de Jesús Eucaristía desaparece el cansancio y recuperas las fuerzas, para que así como los discípulos dejaron el merecido descanso para regresar a Jerusalén y dar testimonio de lo que habían visto y oído, también tu puedas recuperar las fuerzas y proclamar a todos que Jesús está vivo.

Después de cada comunión también tú pide la fortaleza, sabiduría y elocuencia para testimoniar en tu familia, en tu trabajo, en tu barrio y en todos los ámbitos de la sociedad, que Jesús está vivo y que por Él vale la pena vivir y morir. Amén.

Padre Nuestro…
10 Ave María
Gloria

Oración:

Contigo María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz «Que ilumina a todo hombre que viene a este mundo». Él es el camino, la verdad y la vida. Como tú, Madre, queremos llenamos de tu Hijo para tener vida plena y abundante y siempre decir con profunda fe: «Señor mío y Dios mío»

Oh Jesús mío, perdona nuestras culpas. Líbranos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Por el poder de tu resurrección libérame y sáname, Señor.

5° MISTERIO

Jesús resucitado se aparece a algunos discípulos junto al mar de Galilea

Según una sugestiva expresión de san Agustín, Cristo «ha querido crear un lugar donde cada hombre pueda encontrar la vida verdadera». Este «lugar» es su Cuerpo y su Espíritu, en el que toda la realidad humana, redimida y perdonada, se renueva y diviniza.

Petición:

Te pedimos, Señor, que cuando sintamos tu ausencia, sepamos confiar en que, aunque nuestros ojos no te vean y en nuestro corazón parezca que solo habitan el silencio y la aridez, tú estás presente. Que tengamos la paciencia y el amor para esperar nuevamente la pesca milagrosa y para reconocerte como Juan en la orilla de nuestras vidas a fin, de exclamar con gozo: «Es el Señor».

Nos Dice Juan Pablo II:

1. Es interesante analizar el proceso psicológico que los diversos encuentros con Jesús resucitado dejan entrever: los discípulos experimentan una cierta dificultad en reconocer no sólo la verdad de la resurrección, sino también la identidad de Aquél que está ante ellos, y aparece como él mismo pero al mismo tiempo como otro: un Cristo, transformado.

2. No es nada fácil para ellos hacer la inmediata identificación. Intuyen, sí, que es Jesús, pero al mismo tiempo sienten que él ya no se encuentra en la condición anterior, y ante él están llenos de reverencia y temor.

3. En la aparición en el mar de Tiberíades, seguida de la pesca milagrosa, que simboliza y anuncia la fructuosidad de la misión, es evidente que Jesús quiere orientar sus espíritus hacia la obra que les espera. Lo confirma la definitiva asignación de la misión particular a Pedro: “ ¿Me amas?… Tú sabes que te quiero- Apacienta mis corderos… Apacienta mis ovejas”

Contemplación y Reflexión:

1. Contempla a los discípulos que están pescando sobre la barca, la cual se mueve suavemente por el arrullo de las olas. Aun no ha amanecido y en el frío de la madrugada se respira la perplejidad pues Jesús Resucitado ya no pasa tanto tiempo con ellos. Al menos en la forma visible en que antes lo percibían.
¡Cuantas veces comenzamos a valorar los momentos en que tuvimos fervor espiritual, recién cuando nos toca atravesar etapas de aridez y sequedad!.
Imagina que tu también estas en la barca con los apóstoles. No se habla mucho; hay poco que decir. Sabemos que quien ahora tiene que hablar es Jesús. El lo hará en el momento en que crea que es mejor hacerlo. Mientras tanto esperamos y confiamos.

2. Al que creían muerto está vivo. Que alegría… pero también cuantas preguntas se elevan ahora desde sus corazones a sus mentes:
¿ Qué querrá Jesús que hagamos ahora?, se preguntan algunos de los discípulos; ¿me habrá perdonado por haberlo negado?, se pregunta Pedro, y así en sus corazones hay mas preguntas que respuestas… En sus corazones experimentan ahora mas incertidumbres que certezas.

Quizás así es mejor… cuando quisieron construir sobre «la certeza» de creerse hombres importantes y poderosos todo se desmoronó, cuando hicieron el bien para buscar el reconocimiento y el respeto de la gente, perdieron todo lo que creían tener.

Hay que comenzar de nuevo les dice el Espíritu al corazón, lo están intuyendo fuertemente. Pero ¿Cómo?… Quisieran tener todo bajo control y ahora van comprendiendo que el único al que pueden entregar el control de todas las áreas de sus vidas es a Jesús.

Quizás también nosotros, en algún momento de la vida pusimos el corazón en certezas que después con los años demostraron que no eran tan firmes…

Quizás también nosotros en algún momento construimos una espiritualidad a nuestra medida o parecer, pues no habíamos aprendido a escuchar en nuestro interior al Espíritu de Dios…

Quizás también nosotros construimos sobre arena algunas etapas de nuestra vida, en lugar de construir sobre la Roca. Pero ahora es diferente, estamos aprendiendo, lentamente, pero aprendemos… Ansiamos la venida del Maestro y que nos confirme en el llamado a seguirle y a trabajar en la construcción de su Reino a su manera y no a la nuestra.

3. Allí estamos meciéndonos en la barca junto a los discípulos, enfrascados en tantos pensamientos, cuando con los primeros rayos de un sol primaveral se ve en la orilla la silueta de un hombre.

Él eleva su voz y nos pregunta si tenemos algo que comer. El corazón de Juan intuye quién es él que pide de comer… y también tu corazón intuye ahora que Jesús ha llegado a la orilla del lago de tu vida, o bien siempre ha estado allí, pero ahora se ha hecho visible y comienzas a percibirlo de un modo nuevo.

El que te pide de comer en realidad es quien quiere darte de comer. No solo a través del trabajo que te provee el alimento que llega a tu mesa cada día, sino también él quiere alimentarte con su Cuerpo y con su Sangre.

A la pregunta: «tienen algo de comer». Alguno le responde con un seco no, producto de la natural frustración. A lo que sigue una orden de Jesús: .»Echen las redes a la derecha de la barca y encontrarán». Ellos obedecieron, y al momento se llenó de tal manera que se hacia casi (solo casi) imposible arrastrarla.

4. Juan siente que se confirman sus sospechas y expresa con gozo y admiración: «¡Es el Señor!».

¡Vé también tú con Pedro, que se arroja de la barca para no perder tiempo en llegar al encuen¬tro de Jesús!

Mira al llegar a la orilla los detalles que surgen del amor de Jesús: el fuego preparado, para disipar el frío, varios peces en las brazas y pan, para disipar el hambre.

Él no solo quiere disipar el frío y el hambre de tu cuerpo a través de bendiciones de trabajo, prosperidad y abundancia, sino que quiere también calmar el frío y el hambre de vida y de felicidad que hay en tu corazón.

Él te invita a quedarte a su lado… Tú solo con él… descansando a su lado… mirándolo a los ojos… reclinando tu cabeza en su hombro y contándole todo aquello que te quita calidad de vida, lo que te roba la paz.

Descansa en él el tiempo que sea necesario y deja mientras tanto que con su amor y su delicadeza ponga en ti la vida nueva que quiere darte… que él libere tu corazón del frío del desamor y sacie tu alma del hambre de felicidad…
Él te llama por tu nombre; y te pregunta, como lo hizo con Pedro: ¿(coloque su nombre) … Me amas? ¿Qué le respondes?. Que no sea una respuesta mecánica y obligada. deja que surja de los espacios mas profundos de tu interioridad… Siente como él te llama por tu nombre varias veces y cada vez te pregunta lo mismo: ¿me amas?… Es que Dios está sediento de tu corazón…

Entonces el te confía una misión: «Apacienta a mis ovejas»
Si, también a ti te pide que apacientes sus ovejas… no mires a lo lejos. Las ovejas que te confía están cerca de ti: son tus hijos, tus padres, tu cónyuge, tus hermanos, tus vecinos, tus compañeros de trabajo… de estudio… de comunidad,
Apacentar quiere decir: cuidar, proteger, ayudar, tenerles paciencia, dedicarles tiempo, esfuerzo, acompañar, instruir, guiar…
Deja que Jesús te muestre los rostros de quienes te envía a apacentar y siente que en esa tarea no estarás solo. El te promete: «Yo estaré contigo todos los días de tu vida»

Padre Nuestro…
10 Ave María
Gloria

Oración:

Contigo María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz que ilumina a todo hombre
Oh Jesús. mío, perdona nuestros pecados, Libranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente. a las más necesitadas de tu misericordia
Por el poder de tu resurrección libérame y sáname, Señor

ORACIONES FINALES

1) Regina Coeli
V. -Alégrate, Reina del Cielo; aleluya
R. -Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya
V. -Ha resucitado, según predijo; aleluya
R. -Ruega por nosotros a Dios; aleluya
V. -Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya
R. -Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya.

Oración:

Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el gozo de la vida eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
R. -Amén

2) Letanías a Jesús

A cada letanía respondemos’ «Ten misericordia de nosotros”

-Jesús, Resucitado,
-Jesús, amable,
-Jesús, admirable,
-Jesús, Dios fuerte,
-Jesús, mensajero del pIan Divino
-Jesús, todopoderoso,
-Jesús, pacientísimo,
-Jesús, obedientísimo,
-Jesús, manso y humilde de corazón
-Jesús, amante de la castidad
-Jesús, amador nuestro,
-Jesús, Dios de paz,
-Jesús, autor de la vida
-Jesús, modelo de virtudes
-Jesús, celoso de la salvación de las almas,
-Jesús, nuestro Dios,
-Jesús, nuestro refugio,
-Jesús, padre de los pobres
-Jesús, tesoro de los fieles,
-Jesús, pastor bueno,
-Jesús, verdadera luz,
-Jesús, sabiduría eterna,
-Jesús, bondad infinita.
-Jesús, camino y vida nuestra,
-Jesús, alegría de los ángeles
-Jesús, rey de los patriarcas,
-Jesús, maestro de los apóstoles,
-Jesús, doctor de los evangelistas,
-Jesús, fortaleza de los mártires,
-Jesús, luz de los confesores,
-Jesús, pureza de las vírgenes,
-Jesús, corona de todos los santos

-De todo mal, Líbranos Señor
-De todo pecado,
-De tu ira,
-De las asechanzas del demonio,
-Del espíritu impuro,
-De la muerte eterna,
-Del menosprecio de tus inspiraciones,
-Por el misterio de tu santa encarnación,
-Por tu natividad,
-Por tu infancia,
-Por tu divinísima vida,
-Por tus trabajos,
-Por tu agonía y Pasión,
-Por tu cruz y desamparo,
-Por tus sufrimientos,
-Por tu muerte y sepultura,
-Por tu resurrección,
-Por tu ascensión,
-Por tu institución de la santísima eucaristía,
-Por tus gozos,
-Por tu gloria .

-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Perdónanos, Jesús.
-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Escúchanos Jesús.
-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Ten misericordia de nosotros Jesús.

-Jesús, óyenos.
-Jesús, escúchanos
(Se repite)

Oración:

Te pedimos Señor, que quienes veneremos el Santísimo Nombre de Jesús disfrutemos en esta vida de la dulzura de su gracia y de su gozo eterno en el Cielo.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES Tipos especiales de Rosario

Rosario de Sanación

Para implorar Sanación, Salvación, Protección y Ayuda. Para rezar en familia o en comunidad y encomendar al Padre Todopoderoso la solución a todos nuestros problemas, pero en especial, la salvación personal. Es conveniente observar una vida ejemplar acompañada de prácticas piadosas y oración.
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Un factor importantísimo en toda petición es la fe, Cristo censuró a los hombres que carecían de ella diciendo: “hombres de poca fe” Lucas 12, 28, y muchas veces realizó sus prodigios expresando “tu fe te ha salvado” Marcos 10, 52, o “Hágase en vosotros según vuestra fe” Mateo 9, 29. Sin fe no hay milagros.

Cada Misterio del Rosario de Sanación, corresponde a una orden poderosa y milagrosa, con la cual el Amado Maestro Jesús en su infinito amor, lleno de autoridad, perdonó los pecados (1º Misterio), retiró al demonio que lo tentaba (2º Misterio), curó enfermedades (3º Misterio), pidió al Padre Celestial lo librara de la mala hora (4º Misterio) y concedió la Paz a sus discípulos que le amaban (5º Misterio).

Entre cada Misterio, se repite 10 veces con cada cuenta del Rosario la jaculatoria de la Oración final del Rosario: ¡Cristo Jesús!, convierte nuestra almas para que los hombres de este siglo, y de todas las edades, podamos ser salvos.

Con cada Misterio se reza también un Gloriapatri, dedicado a las tres Divinas Personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, para adorar y glorificar a nuestro Soberano Creador.

Se inicia el rezo del Rosario de Sanación con la lectura de algunos Evangelios (uno para cada día, siete en total) que se refieren en especial a las enseñanzas dadas por el Maestro Jesús sobre el comportamiento que debemos observar con nuestro prójimo. En mi manera de sentir, debemos aliviar el sufrimiento de nuestros semejantes y esforzarnos por servir a los más necesitados, si queremos hallar prontamente la gracia, la salud, el perdón y la misericordia de nuestro Padre Celestial. Para Jesús, todos las acciones que tengamos con nuestros semejantes, principalmente con los más necesitados, se las estamos dirigiendo, a Él mismo en persona. Por esta razón quién reza el Rosario de Sanación debe tener muy en cuenta su relación con los Seres creados por Dios.

También hay que tener en cuenta el desenvolvimiento en nuestros quehaceres habituales, porque siempre debemos obrar con rectitud, aunque nos cueste la estabilidad en nuestros trabajos o tengamos que recibir el desprecio de los deshonestos, como también la crítica sobre nuestro proceder, el cual es incomprendido, cuando solo se busca el bien común y no el satisfacer los apetitos personales y de enriquecimiento ilícito de terceros. El consuelo que tenemos en la vida los que creemos en Cristo y participamos de sus enseñanzas es la fe de que se cumplirán las promesas que se encuentran escritas en los Evangelios y que nos hiciera Nuestro Señor Jesucristo. Hay que perseverar aunque nos resulte doloroso.

Por la señal de la Santa Cruz…, Padre Nuestro.., Avemaría…

“Porque donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. Mateo 18, 20

DÍA PRIMERO

Lectura del Evangelio Amor a los Enemigos, Lucas 6, 27-36:
“Yo os digo a vosotros que escucháis: Amad a vuestros enemigos; haced el bien a los que os odian; bendecid a los que os maldicen; orad por los que os calumnian. Al que te hiere en una mejilla, ofrécele también la otra; a quien te quita el manto, no le niegues la túnica. Da a quien te pida, y no reclames a quien te roba lo tuyo. Tratad a los hombres como queréis que ellos os traten a vosotros. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tendréis? También los pecadores aman a quienes los aman.
Y si hacéis el bien a los que os lo hacen, ¿qué mérito tendréis? Los pecadores también lo hacen. Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tendréis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir de ellos otro tanto. Pero vosotros amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar remuneración; así será grande vuestra recompensa, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno para los ingratos y perversos.
Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso”.
P: Palabra del Señor.
R: Gloria a ti, Señor Jesús.

MISTERIOS DE LA SANACIÓN

1. R: ¡Cristo Jesús!, tu que tienes el poder de perdonar los pecados, te suplico con toda mi alma y mi corazón, porque estoy arrepentido, perdones todas mis culpas y el mal que he provocado con mi proceder.
P: “Hombre, tus pecados te son perdonados” Lucas 5,20
Rezar 10 veces entre cada Misterio la siguiente Jaculatoria:
P: ¡Cristo Jesús!, convierte nuestras almas.
R: Para que los hombres de este siglo, y de todas las edades*, podamos ser salvos.
Gloriapatri. (Una vez entre cada Misterio).
*la humanidad entera incluyendo los ya fallecidos.

2. R: ¡Cristo Jesús!, quiero ser fiel a un Dios tan bueno y justo, te imploro me liberes del acoso continuo del demonio y sus huestes, para que no caiga en la tentación y en el pecado.
P: “Retírate Satanás porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a El solo servirás”.Mateo 4,10
Rezar 10 veces la Jaculatoria y Gloriapatri

3. R: ¡Cristo Jesús!, te pido con todo mi ser restablezcas la salud de mi cuerpo y alma, cures mis dolencias, para poder servirte y adorarte todos los días de mi vida.
P: “Hija, tu fe te ha sanado, vete en paz, y queda curada de tu enfermedad”. Marcos 5, 34
Rezar 10 veces la Jaculatoria y Gloriapatri

4. R: ¡Cristo Jesús!, pongo en tus manos el peso de los problemas y preocupaciones que me angustian, en tí confío, permíteme Divino Redentor verme pronto libre de ellos para cantarte alabanzas.
P: “¡Abba! ¡Padre!¡Todo te es posible!¡Aparta de mí este cáliz! Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres Tú”. Marcos 14,36
Rezar 10 veces la Jaculatoria y Gloriapatri

5. R: ¡Cristo Jesús!, sufriendo voy por el sendero de la vida, agobiado y cansado de tanto soportar, Amoroso Cristo colma mis días de alegría y bonanza, abre mi espíritu para lo Eterno, para glorificarte noche y día.
P: “La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, os la doy yo. No se turbe vuestro corazón ni tengáis miedo”.Juan 14,27.
Rezar 10 veces la Jaculatoria y Gloriapatri

ORACIÓN FINAL: REFLEXIÓN SOBRE EL REGRESO DE JESÚS

¡Mi Buen Jesús!
¡Hijo Amantísimo del Padre Celestial!, que ofreciste tu vida para salvar a todos los hombres, al estar frente a ti, mira mi corazón contrito, avergonzado por el peso de mis culpas. Te pido Señor en este momento, con toda mi alma, el perdón para todos mis pecados y me concedas tu protección, sanación y ayuda.
¡Oh Señor de infinita misericordia y bondad!, mantén hacia mí la faz de tu rostro y así como tus sagrados pies se posan firmes sin resbalar, acrecienta mis fuerzas para no flaquear y resistir la tentación.
¡Amado Maestro!, con tu mano izquierda, apacigua y aleja de mi lado la vi
olencia que nos agobia y amenaza con destruir a todas las naciones de la tierra, mientras que con tu mano derecha, bendícenos y muéstranos el camino de la Redención. Señor! hazte presente en nuestras vidas, acude a esta súplica y detén la maldad, la mentira, la fatalidad y a todo aquel que sea instrumento del mal.
¡Si, Divino Salvador!, ruega al Padre Eterno por nosotros, para que nos liberte de las ataduras del príncipe de este mundo, derrama sobre todos tus seguidores la gracia, la salud y el perdón; señálanos el camino, para encontrar muy pronto la solución a todos los problemas que nos angustian y amenazan con destruir nuestras vidas y la paz interior.
Asimismo, como en la boda de Caná de Galilea transformaste el agua en vino, y en la celebración de la última cena con tus apóstoles transubstancializaste el pan y el vino en tu cuerpo y sangre, ¡Cristo Jesús!, convierte nuestras almas para que los hombres de este siglo, y de todas las edades, podamos ser salvos. Así sea.
¡Padre Nuestro, que estás en los cielos!, concédenos las peticiones que te hacemos con fe todas las personas que rezamos este Rosario, devuélvenos tu amistad y colma de gracia nuestra existencia con la presencia viva en nuestras vidas del Espíritu Santo, te lo suplicamos humildemente por los méritos de tu Hijo Santo, Nuestro Señor Jesucristo. Así sea….….

Dios te salve, Reina y Madre, Madre de Misericordia…..
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

DÍA SEGUNDO

Lectura del Evangelio Las Bienaventuranzas, según San Mateo 5, 1-12:
“Al ver a las multitudes, subió al monte, se sentó y se le acercaron sus discípulos, abriendo entonces su boca, se puso a enseñarles diciendo:
Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Bienaventurados los dulces, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por ser justos, porque de ellos es el Reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, persigan y, mintiendo, digan todo mal contra vosotros por causa mía. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos. Pues también persiguieron a los profetas antes que a vosotros”.

DÍA TERCERO

Lectura del Evangelio Exhortación a la vigilancia, según San Lucas 12, 35-48:
“Tened ceñidos vuestros lomos y encendidas vuestras lámparas. Sed como los criados que esperan a su amo de retorno de las bodas, para abrirle apenas llegue y llame.
Dichosos los siervos a quienes el amo encuentra vigilantes a su llegada! En verdad os digo que se ceñirá y los hará sentar a la mesa, y se pondrá a servirles él mismo. Tanto si viniere en la segunda como en la tercera vigilia; si los encuentra así, ¿dichosos ellos! Tened en cuenta que, si el amo de casa supiera a qué hora ha de venir el ladrón, vigilaría y no dejaría horadar su casa. Estad preparados también vosotros, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre”.
Entonces Pedro le dijo: “Señor, esta parábola, ¿la dices por nosotros o por todos? El Señor contestó, “¿Quién es entonces el administrador fiel y prudente, para que les distribuya oportunamente la ración de trigo? ¡Dichoso el siervo ese sí, al llegar su amo, lo encuentra cumpliendo su deber! En verdad les digo que le pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si ese siervo dijere en su corazón: Mi amo tarda, y comenzase a golpear a los siervos y a las siervas, y a comer, beber y embriagarse, llegará el amo del siervo ese el día que menos lo espere y a la hora menos pensada y lo azotará y lo colocará entre los infieles. El siervo que, conociendo la voluntad de su dueño, no está preparado ni cumple su voluntad, recibirá muchos azotes. Mas al que no conociéndola, hace cosas que merecen azotes, recibirá pocos. A quien mucho se la da, mucho se le reclamará; y a quien se le entregó más, más se le pedirá”.

DÍA CUARTO

Lectura del Evangelio Confianza en la Providencia, según San Lucas 12, 22-34:
“Dijo después a sus discípulos: “Por esto os digo: No os inquietéis por vuestra vida, por lo que comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué vestiréis. Porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido. Mirad los cuervos: No siembran, ni siegan, no tienen despensas ni graneros, y Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que los pájaros! ¿Quién de vosotros a fuerza de cavilar, puede añadir un codo a su estatura? Si no podéis ni las cosas más pequeñas, ¿a qué preocuparse de las demás? Mirad los lirios del campo cómo crecen; no trabajan, ni hilan, y os aseguro que ni Salomón con todo su esplendor, se vistió como ninguno de ellos. Pues si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana se la arroja al fuego, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?.
No andéis buscando que comeréis ni que beberéis, ni estéis ansiosos. Porque son los paganos quienes buscan estas cosas con afán. Como vuestro Padre ya sabe que las necesitáis, buscad su Reino y se os darán por añadidura.
No temáis, pequeño rebaño; porque vuestro Padre se ha complacido en daros el Reino.
Vended lo que tengáis y dad limosna con ello. Haceos con bolsas que no se gasten y tesoros inagotables en el cielo, donde no se acerca ningún ladrón, ni roe la polilla, porque donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón”

DÍA QUINTO

Lectura del Evangelio Jesús, La Vid Verdadera, según San Juan 15, 1-17:
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. El quita todo sarmiento que no da fruto en mí y limpia el que da fruto para que dé más. Vosotros estáis ya limpios por la palabra que os he dicho. Seguid unidos a mí y yo a vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no está unido a la vid, así tampoco vosotros, si no estáis unidos a mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, da mucho fruto; pero sin mí nada podéis hacer. Al que no está unido a mí, se le arrojará, como el sarmiento que se seca, que lo recogen, lo echan al fuego y arde. Si estáis en mí y mis enseñanzas permanecen en vosotros, pedid cuanto queráis, y se os concederá. Mi Padre es glorificado si dáis mucho fruto y sois mis discípulos. Como el Padre me amó, así os amé yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he observado los preceptos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he dicho estas cosas, para que mi alegría esté dentro de vosotros, y vuestra alegría sea completa.
Este es mi mandamiento: Amaos unos a otros como yo os amé. Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando. Ya no os llamo siervos, pues el siervo no sabe qué hace su señor; yo os he llamado amigos, porque os manifesté todas las cosas que oí de mi Padre. No me elegisteis vosotros a mí, sino yo a vosotros, y os designé para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca, a fin de que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Esto os mando: Amaos unos a otros”.

DÍA SEXTO

Lectura del Evangelio El Juicio Final
, según San Mateo 25, 31-46:

“Cuando venga el Hijo del hombre en su gloria con todos sus ángeles, se sentará sobre el trono de su gloria. Todos los pueblos serán conducidos a su presencia y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces el rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui peregrino y me acogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; preso y vinisteis a mí. Entonces le responderán los justos: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos peregrino y te acogimos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?. Y el Rey les dirá. En verdad os digo que cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis. Luego dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui peregrino, y no me acogisteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis: Entonces responderán también ellos diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o peregrino o enfermo o en prisión, y no te asistimos?. Y El les contestará: En verdad os digo que cuando no lo hicisteis con uno de esos pequeñuelos, tampoco conmigo lo hicisteis. E irán éstos al castigo eterno, pero los justos a la vida eterna”.

DÍA SÉPTIMO

Lectura del Evangelio Promesa de la Eucaristía, según San Juan 6, 51-59:
“Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Si alguien come de este pan, vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo. Discutían los judíos entre ellos, diciendo: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?” Jesús les dijo: “En verdad, en verdad os digo que si no comiereis la carne del Hijo del hombre y no bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, vive en mí y yo en él. Como el Padre que me envió vive y yo vivo por el Padre, así el que me come, vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo, no como el que comieron los padres y murieron. El que come este pan, vivirá eternamente”.
Dijo esto enseñando en la sinagoga de Cafarnaum”.

Creado por Jairo Donado Pinto
Aprobación Eclesiástica otorgada por Monseñor Ugo Puccini Banfi, Obispo de Santa Marta el 14 de Mayo del 2001.

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Rosario de Sanacion – Primera Parte – Cristo Jesús convierte nuestras almas.

Entrevistas Rosario de Sanación- Cristo Jesús convierte nuestras almas.


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A Nuestra Señora Salud de los Enfermos De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES Por los Enfermos

Oraciones a Nuestra Señora de la Salud

ORACIÓN DE JUAN PABLO II A NUESTRA SEÑORA DE LA SALUD 

Oh Virgen María, Salud de los enfermos,
que has acompañado a Jesús en el camino del Calvario
y has permanecido junto a la cruz en la que moría tu Hijo,
participando íntimamente de sus dolores,
acoge nuestros sufrimientos y únelos a los de Él,
para que las semillas esparcidas durante el Jubileo
sigan produciendo frutos abundantes en los años venideros.

Madre misericordiosa, con fe nos volvemos a Ti.
Obtennos de tu Hijo el que podamos volver pronto,
plenamente restablecidos, a nuestras ocupaciones,
para hacernos útiles al prójimo con nuestro trabajo.
Mientras tanto, quédate junto a nosotros en el momento
de la prueba y ayúdanos a repetir cada día contigo nuestro “sí”,
seguros de que Dios sabe sacar de todo mal un bien
más grande.

Virgen Inmaculada, haz que los frutos del Año Jubilar
sean para nosotros y para nuestros seres queridos,
prenda de un renovado empuje en la vida cristiana,
para que en la contemplación del Rostro de Cristo Resucitado
encontremos la abundancia de la misericordia de Dios
y la alegría de una comunión más plena con los hermanos,
primicia de la alegría sin fin del Cielo. Amén!

Juan Pablo II

 

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA, SALUD DE LOS ENFERMOS

María, Madre amadísima, te invoco confiadamente como salud de los enfermos.

Eres Madre de bondad, especialmente para quienes están bendecidos con la Cruz, en particular la enfermedad.

Humildemente te pido esta gracia

(Mencione el favor que desea).

Madre del Perpetuo Socorro, te ruego que presentes mi petición a tu Divino Hijo. No será rechazada si te dignas rogar por mí, porque tu intercesión es poderosa ante Dios. Con la confianza de un niño, me abandono a la santa voluntad de Dios. El cuidará de mis deseos.

Madre de Misericordia, yo te amo; en ti pongo mi confianza. Por tus manos ofrezco a Dios todos los sacrificios que haya de soportar con todo el amor de mi corazón.

Que todas mis penas se conviertan en un acto de amor a Dios, de reparación por mis pecados, y mérito por la salvación de las almas, en particular la mía.

Enséñame a tener paciencia y conformidad con la voluntad de Dios, imitándote a ti, Madre Dolorosa.

V. Ruega por nosotros, Señora Nuestra, salud de los enfermos.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

0remos: Te rogamos, Señor Dios nuestro, que nos bendigas a nosotros tus siervos, con salud de alma y cuerpo, y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, Salud de los enfermos, seamos libres de las tristezas presentes y disfrutemos de las alegrías eternas.

Te lo pedimos por Cristo, Nuestro Señor. Amén.


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A Nuestra Señora Salud de los Enfermos De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES Por los Enfermos

Novena a Nuestra Señora de la Salud de los Enfermos

La advocación se celebra el 24 de agosto y su novena comienza el 15.

Acepta, dulcísima María, Salud de los enfermos, los obsequios y alabanzas que te tributamos durante esta novena que ofrecemos, a mayor gloria de Dios y honra tuya.

Dígnate recibirlos, María querida, en prueba de nuestro amor y devoción.  En retornos de estas muestras de filial afecto, mira con esos tus ojos de compasión y dulzura a tus hijos más queridos, los enfermos, a fin de que al influjo de tu mirada, revivan en cuerpo y alma, y te alaben y bendigan en unión nuestra, en todos los instantes de su vida. Así Sea.

ORACIÓN INICIAL

Con el saludo de Gabriel, nos acercamos a ti, Reina y madre nuestra. “Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo”, dispón nuestros corazones para que recibamos tus gracias.

Hoy Madre te presentamos nuestras ofrendas y nuestras miserias.

Ruega por nosotros, pecadores. Ruega al Padre por todos. Por los que estamos aquí y por los que se han apartado de tu amor. Por los que desconocen y olvidan; por todos, porque todos somos hijos tuyos.

Ruega por nosotros siempre, ahora y en la hora de nuestra muerte.

DIA PRIMERO

MADRE DE CRISTO, RUEGA POR NOSOTROS

¡Oh, María! Todas las generaciones te proclaman bienaventurada. Creíste a la voz del ángel, y en ti se cumplieron todas las maravillas. Prestaste fe a la encarnación del Hijo de Dios; entonces despuntó el día más feliz de la historia de la humanidad.

La fe es un don de Dios y fuente de todo bien.

Aviva ¡oh, Madre!, en nosotros esa fe firme que salva y se traduce en obras.

Que sepamos meditar como tú, las palabras de tu Hijo, para llevarlas a la vida en medio de nuestros hermanos.

INVOCACIONES

Oh María, Salud de los enfermos de los enfermos. Rogad por nosotros. Ave María (tres veces)

ORACIÓN FINAL

Tu que del triste mortal Eres Salud y esperanza de tu Hijo Virgen alcanza la curación de mi mal y si este bien temporal no conviene al alma mía dame paciencia ¡Oh María, hasta que llegue el momento en que de males exento goce la eterna alegría. Amén

DIA SEGUNDO

MADRE DE LA IGLESIA, RUEGA POR NOSOTROS

Después de subir al Cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con María, la Madre de Jesús. Qué asamblea más hermosa, todos juntos en oración con María, esperando la venida del Espíritu Santo. Qué bello nacimiento de la Iglesia.

Recojámonos también nosotros en oración, con María y pidamos que nos dé esa fe y esa fuerza que impulsó a los apóstoles, para que, en medio de las dificultades, no desfallezcamos; y llevemos además la misión que cada uno tenemos encomendada en nuestra vida.

INVOCACIONES

Oh María, Salud de los enfermos. Rogad por nosotros Ave María (tres veces)

ORACIÓN FINAL

Tu que del triste mortal Eres Salud y esperanza de tu Hijo Virgen alcanza la curación de mi mal y si este bien temporal no conviene al alma mía dame paciencia ¡Oh María, hasta que llegue el momento en que de males exento goce la eterna alegría. Amén

DIA TERCERO

MADRE DE LA DIVINA GRACIA, RUEGA POR NOSOTROS

Gracias, Jesús, por habernos dado por Madre a María. Gracias, Madre, por aceptarnos a todos por hijos sobre el Calvario.

¡Oh, María!, todo lo puedes ante Dios, y quieres lo mejor para tus hijos, aunque por nuestras ingratitudes y olvidos, no merecemos tu ayuda. Bien sabes, Madre, lo mucho que te necesitamos.

Vuestra misión estaba unida a la de Jesús, que vino a salvar lo que estaba perdido. Por eso hoy acudimos a ti, Madre de la divina gracia, para que derrames sobre nosotros las gracias que más necesitamos para ser fieles servidores de tu Hijo.

INVOCACIONES

Oh María, Salud de los enfermos Rogad por nosotros. Ave María (tres veces)

ORACIÓN FINAL

Tu que del triste mortal Eres Salud y esperanza de tu Hijo Virgen alcanza la curación de mi mal y si este bien temporal no conviene al alma mía dame paciencia ¡Oh María, hasta que llegue el momento en que de males exento goce la eterna alegría. Amén

DIA CUARTO

MADRE PODEROSA, RUEGA POR NOSOTROS

El Señor otorgó a María el poder y la gracia, por ello es depositaria de todas las La historia nos presenta cómo María ama y protege a sus Hijos; con la multitud de gracias y favores que derrama constantemente sobre nosotros.

¡María!, ven en ayuda

nuestra. Líbranos de todo mal, para que así logremos alcanzar, después de esta vida, la corona prometida para quienes han combatido contra el mal y han mantenido la fe.

INVOCACIONES

Oh María, Salud de los enfermos. Rogad por nosotros. Ave María (tres veces)

ORACIÓN FINAL

Tu que del triste mortal Eres Salud y esperanza de tu Hijo Virgen alcanza la curación de mi mal y si este bien temporal no conviene al alma mía dame paciencia ¡Oh María, hasta que llegue el momento en que de males exento goce la eterna alegría. Amén

DIA QUINTO

VIRGEN DIGNA DE ALABANZA, RUEGA POR NOSOTROS

Hoy nos dirigimos a ti, Virgen María para alabarte por tus grandezas, para proclamar tus maravillas y para agradecerte los favores y desvelos a favor nuestro.

Todas las generaciones te proclaman bienaventurada. Eres obra del amor de Dios. Eres Madre de todos los creyentes. Te felicitamos con las palabras del ángel:

“Salve llena de gracia, el Señor está contigo, bendita eres entre todas las mujeres.”

Hacia tu trono, Madre, se dirigen nuestros ojos y nuestro corazón llenos de ternura para alabarte como reina y para pedirte como Madre que vuelvas tus ojos hacía tus hijos que invocan tus favores y ponen en ti su esperanza

INVOCACIONES

Oh María, Salud de los enfermos. Rogad por nosotros. Ave María (tres veces)

ORACIÓN FINAL

Tu que del triste mortal Eres Salud y esperanza de tu Hijo Virgen alcanza la curación de mi mal y si este bien temporal no conviene al alma mía dame paciencia ¡Oh María, hasta que llegue el momento en que de males exento goce la eterna alegría. Amén

DIA SEXTO

VIRGEN PRUDENTE, RUEGA POR NOSOTROS

Consideramos hoy en María la virtud de la prudencia, revestida de una profunda humildad. Tenemos como ejemplo el episodio de las bodas de Caná; con qué delicadeza presenta a su Hijo el problema de los novios: “no tienen vino”. María se hace cargo del apuro de los novios, y a pesar de la respuesta de Jesús aparentemente desinteresada,”¡Mujer!, ¿ a ti y a mi qué?. Todavía no ha llegado mi hora “. María no se rinde, sabe que su Hijo puede salvar la situación y dice a los criados: “ Haced lo que Él os diga”.

Qué fe y que seguridad la de María en el poder de Jesús.

Tú, Señor que nos diste a María como modelo de creyentes, concédenos caminar con ella alegres en el seguimiento de Cristo y que sepamos responder fielmente a nuestra vocación cristiana.

INVOCACIONES

Oh María, Salud de los enfermos. Rogad por nosotros. Ave María (tres veces)

ORACIÓN FINAL

Tu que del triste mortal Eres Salud y esperanza de tu Hijo Virgen alcanza la curación de mi mal y si este bien temporal no conviene al alma mía dame paciencia ¡Oh María, hasta que llegue el momento en que de males exento goce la eterna alegría. Amén

DIA SEPTIMO

VIRGEN FIEL, RUEGA POR NOSOTROS

María, fiel a sus propias convicciones, no habla, obra y actúa el . La vida de María es fidelidad y compromiso a ese sí dado, y lo lleva adelante en silenciosa y constante laboriosidad.

María peregrina por el camino de la fe, con fidelidad y perseverancia. Nosotros, también peregrinos, tenemos el camino ya trazado ante nosotros, con señales de lo permitido y lo prohibido; el modo de hacer el camino ya depende de nosotros; si nos salimos, si nos paramos o nos saltamos las señales, todo depende de nuestra fidelidad a los principios, a nuestro sí. Pedimos hoy a María que nos ayude a ser fieles y perseverantes en nuestra vocación.

INVOCACIONES

Oh María, Salud de los enfermos. Rogad por nosotros Ave María (tres veces)

ORACIÓN FINAL
Tu que del triste mortal Eres Salud y esperanza de tu Hijo Virgen alcanza la curación de mi mal y si este bien temporal no conviene al alma mía dame paciencia ¡Oh María, hasta que llegue el momento en que de males exentogoce la eterna alegría. Amén

DIA OCTAVO

CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA, RUEGA POR NOSOTROS

Nuestra devoción a la Virgen debemos cimentarla en el amor y en la alegría, porque ella es nuestra Madre, no porque nos sintamos obligados a amarla; lo mismo que a nuestra madre natural; la amamos porque sentimos amor, no por obligación. El amor brota instintivamente de nuestro interior, sin esfuerzo. De nuestra Madre natural decimos. Es mi Madre, porque nos ha dado la vida natural. María nos ha engendrado a Cristo a una vida sobrenatural.

Las cruces se hacen pesadas cuando las arrastramos de mala gana, y se tornan ligeras cuando las llevamos con alegría.

Ayúdanos, Madre, a hacer alegre nuestra vida y a compartir la alegría con los demás.

INVOCACIONES

Oh María, Salud de los enfermos. Rogad por nosotros. Ave María (tres veces)

ORACIÓN FINAL

Tu que del triste mortal Eres Salud y esperanza de tu Hijo Virgen alcanza la curación de mi mal y si este bien temporal no conviene al alma mía dame paciencia ¡Oh María, hasta que llegue el momento en que de males exento goce la eterna alegría. Amén

DIA NOVENO

SALUD DE LOS ENFERMOS, RUEGA POR NOSOTROS.

Desde las más antiguas inscripciones marianas es constante la invocación a la Virgen bajo el título de Salud de los enfermos. La comunidad eclesial está llamada a sentir y vivir la presencia de los enfermos como testimonios vivos dentro de sí sabiendo recoger la lección del que sufre en el cuerpo y en el espíritu como una experiencia que difícilmente sabe vivir el que no ha aprendido a sufrir. Cuánto dolor y sufrimiento dentro de nuestras comunidades y de nuestras familias. Enfermos que pasan las noches, interminables para ellos, esperando el amanecer, y pasan el día con la ilusión de poder descansar durante la noche.

¡Ayúdalos, oh, Madre!. En esos momentos difíciles, para que no renieguen de su estado ni de su fe, sino que se sientan corredentores en la obra de tu Hijo a favor suyo y de toda la Humanidad.

INVOCACIONES

Oh María, Salud de los enfermos. Rogad por nosotros Ave María (tres veces)

ORACIÓN FINAL

Tu que del triste mortal Eres Salud y esperanza de tu Hijo Virgen alcanza la curación de mi mal y si este bien temporal no conviene al alma mía dame paciencia ¡Oh María, hasta que llegue el momento en que de males exento goce la eterna alegría. Amén.

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De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES

Oraciones de Sanación Interior y Espiritual

Oración de Sanación Interior, Oración para sellar la Sanación.

 

 

 

 

ORACIÓN DE SANACIÓN INTERIOR

Señor Jesús, Tú has venido a curar los corazones heridos y atribulados, te ruego que cures los traumas que provocan turbaciones en mi corazón; te ruego, en especial que cures aquellos que son causa de pecado.

Te pido que entres en mi vida, que me cures de los traumas psíquicos  que me han afectado en tierna edad y de aquellas heridas que me los han provocado a lo largo de toda la vida.

Señor Jesús, Tú conoces mis problemas, los pongo todos en Tu corazón de Buen Pastor.
Te ruego, en virtud de aquella gran llaga abierta en Tu Corazón, que cures las pequeñas heridas que hay en el mío.

Cura las heridas de mis recuerdos, a fin de que nada de cuanto me ha acaecido me haga permanecer en el dolor, en la angustia, en la preocupación.

Cura, Señor, Todas esas heridas que, en mi vida, han sido causa de raíces de pecado.
Quiero perdonar a todas las personas que me han ofendido, mira esas heridas interiores
que me hacen incapaz de perdonar.
Tú que has venido a curar los corazones afligidos, cura mi corazón.

Cura, Señor Jesús, mis heridas íntimas que son causa de enfermedades físicas.
Yo te ofrezco mi corazón, acéptalo, Señor, purifícalo y dame los sentimientos de Tu Corazón Divino.
Ayúdame a ser humilde y benigno.
Concédeme, Señor, la curación del dolor que me oprime por la muerte de las personas queridas.
Haz que pueda recuperar la paz y la alegría por la certeza de que Tú eres la resurrección y la Vida.

Hazme testigo autentico de Tu Resurrección, de Tu Victoria sobre el pecado y la muerte, de Tu Presencia de Viviente entre nosotros.
Amén.

 

ORACIÓN PARA SELLAR LA SANACION

Con el dedo pulgar de la mano derecha haz el signo de la Cruz en tu frente y repite con nosotros:
Con la Sangre Preciosa de Jesús, sello esta sanación que Tú Padre Dios acabas de hacer en mí, para que no vuelvan más estos males y espíritus a mi vida, ni en número de uno, ni en ningún otro número, ni de la misma naturaleza, ni de naturaleza parecida.

Te ruego Padre Dios que el Espíritu Santo ocupe todo mi ser y restaure las virtudes que estos males han destruido en mí.

Desato en mi todos los dones y frutos de Tu Santo Espíritu.

Envíame tus ángeles administradores de paz, unidad, salud y prosperidad.

Espíritu Santo de Dios recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, dígnate ser en adelante mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y todo el amor de mi corazón.

Amén, amén, amén.


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De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES Via Crucis

Vía Crucis de Sanación

Se empieza con la Señal de la Cruz y el Acto de contrición. Cantamos «Salmo 22».

PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Del Libro de la Sabiduría (cap. 2).
Dice el malvado:
«Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar…Él se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor…Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos. Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará».

Respondemos: LÍBRANOS JESÚS.
De nuestras cobardías…
De juzgar a los demás…
De negarte en nuestras vidas…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS CARGA CON LA CRUZ

Del Profeta Isaías (cap. 52).
«Él creció como un retoño en su presencia…
Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada. Pero él soportaba nuestros sufrimientos Y cargaba con nuestras dolencias,
Y nosotros lo considerábamos herido por Dios y humillado».

Respondemos: PERDÓN, SEÑOR.
Por mis pecados, que pesan sobre tus hombros…
Porque te rechazamos en nuestras vidas…
Por la indiferencia que cierra nuestros corazones…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

TERCERA ESTACIÓN. JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

Del Profeta Isaías (cap. 52).
«Él fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él Y por sus heridas fuimos sanados».

Respondemos: ¡MISERICORDIA, SEÑOR, MISERICORDIA!
Por el pecado que aflige a toda la humanidad… Por la sangre inocente que se derrama cada día… Por el odio que destruye los hogares…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

CUARTA ESTACIÓN: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE

Del Profeta Isaías (cap. 49).
«El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre…
Él me dijo: ‘Tú eres mi Servidor, Israel,por ti yo me glorificaré’.
Pero yo dije: ‘En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza’.
Sin embargo mi derecho está junto al Señor y mi retribución junto a mi Dios».

Respondemos: ¡SANA NUESTRAS HERIDAS!
Por los rechazos sufridos en la existencia cotidiana…
Porque el aborto es el más cobarde de todos los crímenes…
Por el consuelo que María significó en el camino del dolor…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

QUINTA ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ

De 1° Pedro (cap. 2).
«Él no cometió pecado y nadie pudo encontrar una mentira en su boca.
Cuando era insultado, no devolvía el insulto, y mientras padecía no profería amenazas; al contrario, confiaba su causa al que juzga rectamente.
Él llevó sobre la Cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia.
Gracias a sus llagas, ustedes fueron curados».

Respondemos: ¡AYÚDANOS, JESÚS!
Porque siendo Dios, te dejaste auxiliar…
Porque siendo hombre, experimentaste la fatiga…
Porque quisiste necesitar de la ayuda del Cirineo…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS

Del Profeta Isaías (cap. 52).
«Sí, mi Servidor triunfará: será exaltado y elevado a una altura muy grande.
Así como muchos quedaron horrorizados a causa de él,
Porque estaba tan desfigurado
Que su aspecto no era el de un hombre
Y su apariencia no era más la de un ser humano,
Así también él asombrará a muchas naciones,
Y ante él los reyes cerrarán la boca,
Porque verán lo que nunca se les había contado
Y comprenderán algo que nunca habían oído».

Respondemos: ¡MUÉSTRANOS TU ROSTRO!
Jesús, para que el consuelo se haga presente en los momentos de dolor…
Jesús, para que la fortaleza se haga presente en los momentos de tentación…
Jesús, para que el perdón disipe nuestros rencores y resentimientos…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

Del Profeta Isaías (cap. 52)
«Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros…
A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado.
Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí la falta de ellos.»

Respondemos: ¡LLÉNANOS DE TU AMOR!
En los momentos de desánimo…
En los momentos en que el sufrimiento se hace presente…
En los momentos de oscuridad en el camino de la fe…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

OCTAVA ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES QUE LLORAN POR ÉL

Del Salmo 22
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?…
Tú, Señor, me sacaste del seno materno, me confiaste al regazo de mi madre;
A ti fui entregado desde mi nacimiento, desde el seno de mi madre, tú eres mi Dios.
No te quedes lejos, porque acecha el peligro y no hay nadie para socorrerme…
Pero tú, Señor, no te quedes lejos; tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme».

Respondemos: FORTALECE NUESTRA ESPERANZA.
Por los padres que han perdido a sus hijos…
Por quienes se esclavizan, siendo víctimas de las drogas…
Cuando perdemos las ganas de seguir viviendo…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

Del Profeta Isaías (cap. 52)
«Al ser maltratado se humillaba y ni siquiera abría su boca:
como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca.
Fue detenido y juzgado injustamente, y ¿quién se preocupó de su suerte?
Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes y golpeado por las rebeldías de mi pueblo.
Se le dio un sepulcro con los malhechores y una tumba con los impíos, aunque no había cometido violencia ni había engaño en su boca».

Respondemos: NADA NOS PUEDE FALTAR.
Si te dejamos ser nuestro Buen Pastor…
Si tú eres el Pan de Vida…
Si tú eres la Luz del Mundo…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

Del Salmo 22.
«Yo puedo contar todos mis huesos; ellos me miran con aire de triunfo, se reparten entre sí mi ropa y sortean mi túnica…
Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor; todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia».

Respondemos: ¡DANOS TU GRACIA!
Para que unamos nuestras humillaciones a la humillación de tu despojo…
Para que no nos cansemos de hacer el bien…
Para que vivamos y defendamos la dignidad de todos los hombres…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

DÉCIMA PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CRUCIFICADO

Del Salmo 22.
«Soy como agua que se derrama y todos mis huesos están dislocados;
mi corazón se ha vuelto como cera y se derrite en mi interior;
mi garganta está seca como una teja y la lengua se me pega al paladar.
Me rodea una jauría de perros, me asalta una banda de malhechores;
taladran mis manos y mis pies y me hunden en el polvo de la muerte».

Respondemos: CRISTO DOLIENTE, ¡CÚRANOS!
Por tu cabeza coronada de espinas…
Por las heridas de la flagelación…
Por los clavos que traspasan tus manos y tus pies…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Del Salmo 36.
«Tu misericordia, Señor, llega hasta el cielo, tu fidelidad hasta las nubes.
Tu justicia es como las altas montañas, tus juicios, como un océano inmenso.
Tú socorres a los hombres y a todo viviente:¡Qué inapreciable es tu misericordia, Señor!
Por eso los hombres se refugian a la sombra de tus alas.
Se sacian con la abundancia de tu casa, les das a beber del torrente de tus delicias.
En ti está la fuente de la vida, y por tu luz vemos la luz».

Respondemos: SÁNANOS POR TU CRUZ.
De toda dolencia espiritual, danos la gracia…
De todos los temores e inseguridades, danos la gracia…
De toda enfermedad física o psicológica, danos la gracia…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN: MARÍA RECIBE EL CUERPO DE JESÚS EN SU REGAZO

Del Cantar de los Cantares 8.
«Grábame como un sello sobre tu corazón,
como un sello sobre tu brazo, porque el Amor es fuerte como la Muerte.
Sus flechas son flechas de fuego, sus llamas, llamas del Señor.
Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo.
Si alguien ofreciera toda su fortuna a cambio del amor, tan sólo conseguiría desprecio».

Respondemos: SÉ NUESTRO CONSUELO.
En los momentos de la enfermedad, Madre de la Soledad…
En los momentos de la agonía, Madre de la Piedad…
En los momentos de la muerte de los que amamos, Madre Dolorosa…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN: EL CUERPO DE JESÚS ES PUESTO EN UN SEPULCRO NUEVO

De Lamentaciones (cap. 3).
«La misericordia del Señor no se extingue ni se agota su compasión;
ellas se renuevan cada mañana, ¡qué grande es tu fidelidad!
El Señor es mi parte, dice mi alma,por eso, espero en él.
El Señor es bondadoso con los que esperan en él,con aquellos que lo buscan.
Es bueno esperar en silencio la salvación que viene del Señor».

Respondemos: CREO SEÑOR, PERO AUMENTA MI FE.
Ante la piedra que sella tu sepulcro…
Ante las promesas de tu Resurrección…
Cuando nuestros proyectos humanos se deshacen…

V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

DÉCIMA QUINTA ESTACIÓN: JESÚS RESUCITA GLORIOSO, VENCIENDO A LA MUERTE

Del libro del Apocalipsis (cap. 22).
«El Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven!,
y el que escucha debe decir: ¡Ven!
Que venga el que tiene sed, y el que quiera, que beba gratuitamente del agua de la vida…
El que garantiza estas cosas afirma:
¡Sí, volveré pronto!
¡Amén!
¡Ven Señor Jesús!
Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén».

Respondemos: ¡VEN JESÚS RESUCITADO!
Desde tu gloria celestial…
Desde el Amor de tu Padre…
Por la acción del Espíritu Santo…
Para disipar nuestras tinieblas…
Para cicatrizar nuestras heridas…
Para que nos sanes de nuestras dolencias…
Para que nos asistas en la aflicción…
Para que caminemos confiados hacia la Casa del Padre…

V: Por tu Sangre derramada en la Cruz.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!

Fuente: Mons. Dante Bernacki.


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De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES Por los Enfermos Via Crucis

Vía Crucis del Enfermo

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

LECTOR: Nos encontramos hoy reunidos para reflexionar juntos la Pasión, muerte y Resurrección de Jesús, poniendo frente a nosotros la realidad sufriente de los rostros de las personas enfermas que actualmente cargan con su pena camino de la cruz. Iniciemos pues, este camino con el firme propósito de retomar la enseñanza que nos dejó Jesús de compasión y ayuda por los enfermos, para que una vez comprometidos, seamos portadores de la esperanza en la Resurrección del Señor.

PRIMERA ESTACIÓN. JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Jesús fue injustamente juzgado y condenado. Yo también he juzgado y condenado injustamente a mis hermanos. Hay muchos que, son juzgados, despreciados por causa de su apariencia, su raza, sus creencias o sus errores.

SITUACIÒN DE VIDA: Un enfermo de sida, yace solitario.

LECTOR: Manuel es un enfermo de SIDA. Está condenado a muerte. Ha experimentado el desprecio y el abandono de sus amigos y hasta de su familia. Lo han juzgado y condenado a una muerte quizá más atroz que la misma enfermedad. En Manuel, Jesús ha sido condenado de nuevo. Hay en torno nuestro muchos hermanos a quienes la sociedad ha condenado. Jesús te espera en cada uno de ellos, en el más próximo, y te pregunta. ¿Tú también me condenas?

ORACION: Señor Jesús, perdónanos por las veces en que hemos despreciado a nuestros hermanos por su apariencia, raza, creencia, o errores. Te pedimos valor para aceptar cuando hemos fallado y fuerzas para cambiar. No permitas que sigamos condenando injustamente.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

SEGUNDA ESTACIÓN. JESÚS CARGA CON LA CRUZ

Jesús acepta sin protesta la cruz que le hemos dejado caer sobre las espaldas. ¿Cuántas veces hemos dejado caer nuestras obligaciones? Muchas veces hemos hecho que otros carguen con lo que a nosotros nos toca, cuando somos irresponsables o nos resistimos a hacer algo para dar solución a los problemas que aquejan a nuestra comunidad, nuestra escuela, nuestra familia, nuestro país.

SITUACIÓN DE VIDA: Dos niños que después de trabajar y comprar algunos víveres, preparan algo de comer.

LECTOR: El papá de los dos niños es alcohólico. Esta escena se repite varias veces al mes. La situación es a todas luces injusta. No hay razón para que aquellos niños deban soportar esta carga. En tu colonia/barrio, no muy lejos de tu puerta, vive alguien que carga una cruz demasiado pesada. Puede tratarse de tu propia familia. Puede tratarse de ti mismo. Es Jesús que sigue llevando la pesada carga de la cruz. ¿Qué haces para aligerar la cruz de Cristo?

ORACION: Señor Jesús, perdónanos por las veces en que hemos sido nosotros mismos quienes no cumplimos con nuestras obligaciones y dejamos que carguen la cruz los más inocentes. Te pedimos por todas las personas que no han podido reconocer su enfermedad, dales fuerza para no seguir fallando en el cumplimiento de sus obligaciones.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

TERCERA ESTACIÓN. JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

Jesús cae abatido por el peso de la cruz y se levanta para continuar. ¿Cuántas veces oprimimos a quien se ha equivocado, impidiéndole levantarse y rectificar?

SITUACIÓN DE VIDA: Un grupo de jóvenes drogándose.

LECTOR: Miguel Ángel ha sido invitado por algunos amigos a iniciarse en el vicio de la droga. Por primera vez en su vida se ha drogado… él se sentía muy triste, confundido y no sabía lo que hacía, ahora se ha quedado verdaderamente solo, ya nadie le dirige la palabra. Pero, la pregunta es… ¿lo seguirá haciendo? Nosotros podemos estar en situaciones similares. Pero no por haber caído esa primera vez tenemos que seguir soportando algo que no deseamos. Jesús te pregunta, cuando te resulta algo adverso, ¿haces lo posible por seguir en pie?

ORACION: Señor Jesús, no permitas que continuemos caídos, ven en nuestro auxilio para que pidiéndote perdón de corazón y perdonándonos a nosotros mismos, continuemos nuestro camino hacia Ti.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

CUARTA ESTACIÓN. JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE

María acompaña a Jesús incluso en su dolor, participa de él, no se hace a un lado. Tantos hermanos nuestros que sufren se han quedado esperándome, y yo no me hago presente: no tengo tiempo, no sé cómo ayudar, cada quien debe preocuparse por lo suyo….y muchas excusas más.

SITUACIÓN DE VIDA: Una joven se encuentra sola sosteniendo a su bebé en los brazos. A su alrededor diversas personas le dan la espalda.

LECTOR: Helena es una madre soltera. Conservar a su hijo le ha valido el rechazo de muchas personas, incluso tuvo que dejar la casa de sus padres. Ella sabía lo que le iba a costar dejar que este niño naciera, y sin embargo, a pesar del dolor que supondría aceptó emprender este camino de dolor junto con su hijo. Aceptar a Cristo puede significar, en ocasiones, compartir con él el dolor. Por eso frecuentemente preferimos rechazarlo, sin querer ver que al final, la alegría será mayor.

ORACION: Señor Jesús, perdónanos por las veces en que no hemos apoyado a las mujeres embarazadas en su camino por defender la vida de sus hijos.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

QUINTA ESTACIÓN. SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESÚS

No quería, pero Simón de Cirene aligera la carga de la cruz de Cristo El Cireneo hace suya la cruz de Cristo. ¿En qué ocasiones de nuestra vida podemos decir ¿que dejamos a Cristo solo cargando la cruz?

SITUACIÓN DE VIDA: Un señor accidentado permanece en la cama de un hospital

LECTOR: El señor Manuel ha venido de su pueblo hasta la capital en busca de un trabajo digno, pero en el trayecto sufrió un aparatoso accidente. El se encuentra solo en el hospital, mucha gente pasa sin siquiera mirarle; sin embargo, uno de los parientes que visitan a otros enfermos, se ha percatado de esto y reserva un poco de su tiempo para platicar con Manuel.

ORACION: Señor Jesús, perdónanos por las veces en que hemos pasado indiferentes ante el dolor de los demás. Ayúdanos a saber donar nuestro tiempo para aminorar el dolor y sufrimiento de nuestros hermanos enfermos.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

SEXTA ESTACIÓN. LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS

El rostro de Jesús se encontraba cubierto de sangre y polvo. La Verónica limpia ese rostro herido y descubre la faz de Cristo. ¿Qué podemos hacer para descubrir el rostro de Cristo tras la apariencia costrosa de los desamparados?

SITUACIÓN DE VIDA: Dos jóvenes voluntarias visitando enfermos.

LECTOR: Tere y Paty son dos chicas estudiantes de la preparatoria que se han anotado en su Parroquia como voluntarias para visitar enfermos. Ellas han descubierto mediante esta labor, que pueden llevar alegría y esperanza al compartir la Buena Nueva de Cristo a nuestros hermanos enfermos.

ORACION: Señor Jesús ayúdanos a comprometernos a llevar Tu Palabra a todos los que no te conocen o que conociéndote se han olvidado de Ti, especialmente a nuestros hermanos enfermos.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

SÉPTIMA ESTACIÓN. JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

¿De qué manera somos nosotros esa piedra que hace tropezar y caer a nuestros hermanos con capacidades diferentes? Caer…. en el pecado, en la tristeza, en la soledad…. en la pobreza….

SITUACIÓN DE VIDA: Un niño con limitaciones físicas, aislado de sus compañeros de clase.

LECTOR: Algunos alumnos se burlan de su compañero por sus limitaciones y no dejan que tenga una libre participación en clase. Siempre se ríen cuando interviene. Cristo te dice: en tu trabajo, en la escuela, en tu casa. ¿Eres tú un estorbo para aquel hermano que tiene que hacer un esfuerzo mayor y no lo dejas en paz?

ORACION: Señor Jesús, perdónanos por las veces en que nos hemos burlado de nuestros hermanos con capacidades diferentes. Ayúdanos a aceptar a los demás tal como son y a esforzarnos para apoyarlos.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

OCTAVA ESTACIÓN. JESÚS HABLA A LAS HIJAS DE JERÚSALEN

Cristo, en medio de su dolor, se preocupa por el sufrimiento de las mujeres. ¿Cuántas veces nuestros problemas y dolores nos sirven de pretexto para no dar la mano a los hermanos?

SITUACIÓN DE VIDA: Una anciana sentada en una silla reza su rosario.

LECTOR: Doña Pachita es una viejecita que se ha quedado sola porque ha perdido a todos sus seres queridos, después de la pérdida de un bebé y de su hija, vino la muerte de su marido, con todo esto y a pesar de que se ha visto reducida en sus movimientos por una artritis que muchas veces le hace llorar del dolor, ella ha conservado la fe y la alegría de vivir, ha sabido escuchar a Cristo y se ha identificado con Él, ofreciendo sus sufrimientos por sus pecados y los de los demás.

ORACION: Señor Jesús, ayúdanos a ser fuertes y a identificarnos contigo para que te sigamos en el camino de la cruz y aprendamos a ofrecer nuestros sufrimientos por los demás.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

NOVENA ESTACIÓN. JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

Jesús cae y se levanta por tercera vez. ¿Cuántas veces me dejo llevar por la tentación de permanecer caído? ¿Cuántas veces las caídas repetidas me hacen sentirme justificado para no hacer una vez más el esfuerzo por levantarme?

SITUACIÓN DE VIDA: Un joven escribe sentado en un pupitre escolar viendo a escondidas revistas pornográficas y cuando está en su casa se encierra a ver sitios indebidos en el Internet.

LECTOR: Fernando es un adolescente como cualquier otro. Sin embargo su relación con Dios no anda bien. Hace algún tiempo hacía esfuerzos por cumplir como buen cristiano: rezaba, acudía a Misa, cuidaba su comportamiento, se confesaba con regularidad. Al ir pasando el tiempo se ha cansado del esfuerzo. Ya no le parece posible evitar el pecado: Cada vez que puede ve revista pornográficas y entra en sitios indebidos en Internet.. Todo esto le ha llevado a tener un mal manejo de su sexualidad y se ha ido encerrando en sí mismo, se conforma con mostrarse indiferente ante los demás y a los ojos de todos es un muchacho sano. Pero en su interior no es feliz.. A veces debido a la fuerza de la costumbre aceptamos como buena una forma de vida que en realidad no está bien. Llega a parecernos exagerado luchar para mantenernos sin pecado. A Jesús le pareció bueno el precio de su vida para comprarnos la felicidad. ¿Nos parece demasiado un poco de esfuerzo para seguir luchando por ser mejores?

ORACION: Señor Jesús, perdónanos por las veces en que nos conformamos con parecer buenos ante los demás sin reconocer que estamos actuando mal cuando los demás no lo notan. ¡No permitas que sigamos cayendo, ayúdanos a levantarnos!

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

DÉCIMA ESTACIÓN. JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

A Jesús, que ya lo había perdido todo, le arrebatan también la dignidad. ¿Cuántas veces hemos despojado a los demás de su fama, de su tranquilidad, de sus derechos, de su inocencia, de sus ilusiones….?

SITUACIÓN DE VIDA: Un grupo de jóvenes hablan entre sí, mientras miran de reojo y señalan a otro joven.

LECTOR: Un joven de 20 años cayó paulatinamente en malas amistades que le llevaron a frecuentar antros y luego casas de citas. Acaba de realizarse un examen médico y le han dado la terrible noticia de que está enfermo de sida. Se encuentra solo y desesperado porque tanto sus amigos como su familia le han dado la espalda.

ORACION: Señor Jesús, perdónanos por las veces en que no hemos sido fuertes para decirle no a las compañías que nos invitan al mal, no nos dejes caer en la tentación de dejarnos llevar por las falsas alegrías que nos conducen a la ruina.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

DÉCIMA PRIMERA ESTACIÓN. JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

Jesús, crucificado, aboga por sus verdugos… ¿Cuántas veces hemos cedido ante el impuso de la venganza?

SITUACIÓN DE VIDA: Una mujer diabética al borde de la muerte por sus complicaciones, sufre en soledad.

LECTOR: Una señora sola y enferma de diabetes, llora por la amargura que le causa la indiferencia de la gente, más ahora que se encuentra tan grave por las complicaciones de su enfermedad. Ella se ha pasado la vida criticando a cuanta persona se le cruzó de frente y ahora vive ese mismo calvario. ¿Cuántas veces matamos con nuestros comentarios y nos seguimos de frente sin medir el daño que hemos causado?

ORACION: Señor Jesús, perdónanos por las veces en que hemos criticado y ofendido a los demás, danos el valor para cambiar nuestra actitud y concédenos la gracia para saber acercarnos a pedir perdón.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN. JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Jesús da la vida por sus amigos. ¿Cómo nos defendemos y evitamos dar algo de nosotros a los demás? Dar nuestro tiempo, nuestras cosas, nuestra atención, nuestro cariño. ¿Qué significa dar la vida por Cristo en nuestra situación concreta?

SITUACIÓN DE VIDA: Un hombre mayor sentado en una silla de ruedas contempla un crucifijo.

LECTOR: El padre Salvador es paralítico a causa de un accidente, lo único que es capaz de mover son los músculos de los hombros, el cuello y el rostro. El padre Chava es una persona feliz a pesar de su incapacidad. Desde su silla escucha y consuela a muchas personas. Desde su situación de enfermo el padre Chava enseña el sentido de la vida a muchas personas que lo han perdido. Hay diferencia entre dar la vida y que se la arrebaten a uno. Quien entrega la vida lo hace con paz y su sacrificio da fruto, genera vida para otros. Jesús y el padre Salvador nos dan vida con su entrega: uno clavado en una cruz, el otro a una silla de ruedas.

ORACION: Señor Jesús, ayúdanos a ser fieles a Tu Palabra y que sepamos compartir con nuestros hermanos la dicha de seguirte en el camino a la Cruz.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN. JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ

Dios nos da a su único Hijo como salvador, nosotros le devolvemos al Hijo muerto. Dios nos ha dado la vida y todo lo que contiene como un medio para alcanzarlo a él, y nosotros.. . . ¿ Qué le devolvemos….?

SITUACIÓN DE VIDA: Una mujer recostada que ha caído en la depresión.

LECTOR: Una mujer con muchas cualidades se encuentra abatida. Ella comenzó por estar a disgusto con todo y llevarle la contraria a todos, ahora no puede ver ni sus propias cualidades, a todo le encuentra un pero, ha caído en una fuerte depresión y le grita a cuanta persona se le atraviesa en su camino.

ORACION: Señor Jesús, perdónanos por las veces en que no hemos confiado en Ti y nos hemos dejado abatir por los problemas, sin querer ver todas las cualidades que nos has dado. Te pedimos muy especialmente por todas las personas que han caído en depresión o neurosis, dales las fuerzas necesarias para que puedan salir de esa situación y sigan su camino de encuentro contigo.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN. JESÚS ES SEPULTADO

Jesús es puesto en el sepulcro. Todos, hasta sus discípulos piensan que está muerto. ¿De qué manera hemos dejado a Jesús sepultado, olvidado? ¿Cómo se manifiesta en nuestras vidas que olvidamos lo que Jesús hizo por nosotros?

SITUACIÓN DE VIDA: Dos jóvenes, el y ella, sentados espalda con espalda y las manos entrelazadas.

LECTOR: Jacinto y Beatriz son dos jóvenes a quienes la vida les ha jugado una mala pasada, o más bien muchas. Han intentado muchas soluciones, y todas han fallado. Ya no pueden más. Hoy esperan que el paso del tren subterráneo acabe de una vez por todas con un par de vidas que no tienen ya otra salida. Cristo resucitado es la verdadera y única solución para el problema de la vida. Hay muchas puertas falsas. El alcohol, las drogas, la diversión por la diversión, y otras; todos constituyen un intento desesperado por encontrar un camino. Si dejamos a Cristo sepultado, cualquier solución que encontremos nos llevará, tarde o temprano a la muerte.

ORACION: Señor Jesús, perdónanos por las veces en que te hemos olvidado y dejado enterrado con tantos pretextos que ponemos en lugar de esforzarnos y buscar soluciones. Ayúdanos a confiarnos en Ti para caminar siempre a Tu lado.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

DÉCIMA QUINTA ESTACIÓN. . . Y AL TERCER DÍA RESUCITÓ

Si Cristo no resucitó, de nada sirve creer. Su muerte sin duda fue un gran sacrificio . . . ¡Y una gran enseñanza de entrega y amor! Por eso es tan difícil creer que algunas veces en que diciendo que somos cristianos, en nuestra vida no se refleja que creemos en la Resurrección. ¿Cómo es que poseyendo la vida eterna me dejo envolver por la muerte? ¿Cómo es que me resisto a pasar por la muerte con el fin de alcanzar la resurrección?

SITUACIÓN DE VIDA: Un grupo de enfermos platica y bromea en una sala de espera de un hospital de especialidades en cancerología.

LECTOR: Las personas en la sala de espera, bromean después de haber terminado de recibir el tratamiento de radiaciones que les prescribió el médico. Y aunque los resultados han sido diferentes y el pronóstico para cada uno depende de muchas cosas, todos se encuentran confiados porque han encontrado en Jesús la fuerza necesaria para enfrentar con valor su enfermedad.

ORACION: Querido Jesús, quisiera caminar contigo afrontando con alegría mi vida y con la esperanza de que un día nos reuniremos con tú Padre. No permitas que me aparte de Tu lado y si un día lo hiciere, mándame llamar para que continúe bajo tu cobijo y amparo.

LECTOR: Te alabamos, Jesús, y te bendecimos.

TODOS: Porque con tu Santa Cruz nos redimiste.

Fuente: Caritas México, Comisión Pastoral de la Salud.

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