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¡Sorprendente Hallazgo! La Sábana Santa revela la Resurrección de Jesús

Un nuevo hallazgo en la Sábana Santa cambia lo que los cristianos pensaban de ella.

La Sábana Santa que se conserva en Turín es una tela de lino que mide aproximadamente 442 cm x 113 cm. 

En ella está impresa la imagen frontal y dorsal de un hombre muerto, que fue sometido a una serie de flagelaciones.

Entre ellas golpes con el flagellum romano y una corona de espinas

Y fue sometido a una crucifixión con clavos en las muñecas y los pies. 

¿Pero se trata de un hombre muerto o de uno que ya está fuera de las leyes de este mundo?

Aquí hablaremos sobre las pruebas de que el hombre envuelto en la Sábana Santa de Turín fue casi con seguridad Jesús, y que no se trata de una imagen de un hombre muerto, sino de uno fuera de las leyes de este mundo, uno resucitado, según las últimas investigaciones.

Cuando en 1898 se fotografió por primera vez la Sábana Santa, se descubrió que la imagen se comportaba como un negativo fotográfico. 

Y según los análisis científicos, parece que ciertamente envolvió un cadáver azotado y crucificado.

Lo cual coincide exactamente con lo que se describe en los Evangelios sobre la pasión y muerte de Jesús.

La Sábana Santa fue examinada mediante sofisticadas técnicas de última generación. 

Se descubrió que no está pintada, ni impresa, ni calentada, ni mediante bajorrelieve, ni frotada sobre una escultura.

Además, no hay trazos en la imagen, característica que necesariamente debería estar presente si la imagen hubiera sido pintada con un pincel.

En cambio, está comprobado que la imagen se formó por la degradación por oxidación y deshidratación, de las fibrillas superficiales del lino. 

Una especie de «envejecimiento acelerado» de la celulosa de las fibras de lino.

Es el mismo efecto que se produce cuando un periódico queda expuesto al sol o a la luz.

Por otra parte, la sangre humana de la imagen es masculina del grupo AB, la misma hallada en el Sudario de Oviedo, así como en los Milagros Eucarísticos de Lanciano, de Buenos Aires y otros.

Como lo demuestra un experimento científico realizado por físicos de ENEA, probablemente se originó a partir de una radiación ultravioleta direccional, extremadamente corta y extremadamente potente. 

O sea, por una fuerte luz que no se puede reproducir con las capacidades humanas actuales.

Un estudio por Carbono 14 de 1988, dató la Sábana Santa entre 1260 y 1390.

Y de este estudio se agarran los incrédulos para negar que se trata de la Sábana funeraria que envolvió a Jesús luego de muerto.

Pero ese estudio debe considerarse sólo un dato experimental entre otros.

Por lo menos tres análisis científicos se realizaron en la Universidad de Padua en 2013 con técnicas más modernas y datan la Sábana Santa aproximadamente en la época de Cristo.

Y por otro lado se ha comprobado que los datos obtenidos de la medición de 1988 son heterogéneos, hasta el punto de que no pueden considerarse válidos, ni mucho menos la prueba concluyente de que la Sábana Santa es medieval. 

De modo que la sangre de la Sábana Santa es real, y muestra la imagen de un hombre que fue crucificado.

El 99 por ciento de los científicos de todo el mundo, que han estudiado la tela de cerca, han descubierto que no es una pintura.

Pero se desconoce el proceso que provocó el envejecimiento de las fibras superiores de los hilos responsables de la imagen.

Por otro lado, la imagen es compleja, con cualidades fotográficas tridimensionales.

Y la información indica que el hombre tuvo un entierro con las costumbres judías de la época.

Desde una perspectiva forense, las marcas de sangre de la Sábana de Turín son consistentes con las de un hombre que murió en posición de crucificado. 

Y muchos creen que esta es la tela que envolvió a Jesús.

Porque las heridas son históricamente consistentes a las infligidas a Jesús, que relatan los evangelios.

Que un crucificado hubiera sido envuelto en una Sábana luego de muerto, era muy raro en tiempos antiguos, porque en la mayoría de los casos los cadáveres de los crucificados eran abandonados o sepultados en fosas comunes.

La corona de espinas puesta en su cabeza es verdaderamente excepcional, no era una costumbre ni entre los romanos ni entre otros pueblos.

El hombre de la Sábana Santa, al igual que Jesús, llevó sobre la espalda un objeto pesado, que no puede ser otra cosa que el patíbulo al que fue clavado.

Tanto el hombre de la Sábana Santa como Jesús fueron fijados a la cruz con clavos, un método que estaba reservado a crucifixiones oficiales, mientras que en la mayoría de los casos los condenados se sujetaban a la cruz con cuerdas.

El hombre de la Sábana Santa y Jesús fueron heridos en el costado después de la muerte, y no les fracturaron las piernas. 

Este es un hecho único, ya que era común la costumbre de quebrar las piernas a los crucificados, para acelerarles el final.

Tanto el hombre de la Sábana Santa como Jesús estuvieron en la Sábana por poco tiempo. 

Porque para que la imagen que vemos se haya producido con esa nitidez, fue necesario que el cadáver estuviera en la Sábana sólo algunas horas, ya que de otro modo el proceso de descomposición habría destruido la imagen y habría dejado manchas irreconocibles en la tela.

Hasta ahora la idea que se había manejado era que se trataba de una tela que envolvió a Jesús muerto, cuando se lo puso boca arriba en cama de piedra del sepulcro.

Sin embargo, hay algo que siempre estuvo allí en la imagen, y que recientemente ha descubierto el Dr. Gilbert Lavoie, un estudioso de la Sábana Santa, que ha escrito varios libros sobre sus investigaciones en ella.

No se trata de una imagen de Jesús muerto sino de Jesús resucitado.

Si fuera una imagen tomada de Jesús acostado boca arriba, el pelo caería hacia atrás de los hombros y no hacia abajo.

En cambio, el cabello fluye hacia ambos lados de la cara hasta los hombros, siguiendo la fuerza de la gravedad, mirado tanto en la parte de la Sábana que envolvió la parte frontal de Jesús, como la parte de la espalda.

Lo cual es totalmente acorde con la imagen de un hombre erguido.

Y por otra parte, la espalda de un cadáver acostado boca arriba debería estar marcadamente aplanada, debido al peso del cuerpo.

Porque la presión del peso corporal aplana la espalda, los glúteos y las piernas. 

Esta forma anatómica aplanada es la que esperaríamos ver al mirar la imagen posterior del hombre de la Sábana. Pero eso no es lo que vemos. 

Más bien, la posición del cabello y la falta de aplanamiento del lado de atrás, es similar a la forma de un hombre que está erguido.

¿Pero está de pie? No precisamente.

Al mirar la imagen de los pies del hombre, vemos que no está de pie sobre una superficie.

La posición de las plantas de los pies indica que el hombre de la Sábana está como suspendido en el aire.

Por lo tanto la Sábana Santa de Turín sería la representación de Jesús resucitado y no de Jesús muerto.

Un Jesús que ya no está limitado por el espacio, como se apareció a los discípulos que estaban orando en el Cenáculo.

De modo que quizás la imagen de la Sábana haya sobrevivido, para permitir que el mundo moderno comparta la misma alegría, que sintió un pequeño grupo de hombres desesperados por la muerte de su líder, hace 2000 años, mientras rezaban en el cenáculo y se les apareció.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre los descubrimientos que indicarían que la imagen de Sábana Santa de Turín es de Jesús, y que lo retrataría como resucitado y no como muerto.

Y me gustaría preguntarte si crees que sería más adecuado a tu juicio que la Sábana Santa retratara a Jesús como muerto o como resucitado. 

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A la Resurrección de Jesús ARTÍCULOS DESTACADOS FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Movil NOTICIAS Noticias 2023 - enero - diciembre

Qué pruebas tenemos de que Jesús Resucitó verdaderamente

No es solo fe sino comprobación en base a los hechos.

Dice San Pablo que “Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe».

Pero si Jesús resucitó de entre los muertos, entonces todas sus afirmaciones son verdad.

Y aunque no hubo testigos de la resurrección, sí los hubo del Resucitado, y de otras consecuencias de la resurrección.

Aquí hablaremos sobre la veracidad de la resurrección de Jesús y por qué fue un hecho histórico real.

La resurrección es un misterio de fe, pero es un hecho histórico, atestiguado por testigos creíbles y por lo que vino después.

Entre los hechos históricamente ciertos tenemos,

Primero, Jesús murió y fue sepultado.

Segundo, que hay pruebas de muchos testigos que afirman que vieron al Resucitado.

Tercero, que sus seguidores pasaron del abatimiento total al entusiasmo misionero y a entregar su vida en el martirio por esta verdad.

Y cuarto, que hasta algunos de sus oponentes más endurecidos se convirtieron.?

Jesús mismo predijo su muerte y resurrección, y estos eventos sucedieron exactamente como Él los había anunciado.

La fuente testimonial principal de la resurrección de Cristo son los 4 evangelios y las epístolas de San Pablo. 

Y luego tenemos fuentes más indirectas, pero que tienen la credibilidad de no ser cristianas, como el caso de historiadores del momento.

Historiadores de ese tiempo como Josefo, Ignacio, Justino Mártir y Tertuliano, estuvieron convencidos de la autenticidad de la resurrección.

Además, otros historiadores del primer y segundo siglo, reconocieron el impacto que tuvo sobre la gente de esa época.

Jesús resucitado apareció por lo menos diez veces a los que le conocían y a más de 500 personas a la misma vez.

Estas apariciones no fueron alucinaciones, porque comió y habló con sus seguidores y ellos tocaron su cuerpo resucitado.

La Biblia dice que los apóstoles huyeron despavoridos cuando Cristo fue crucificado.

Su líder había sido detenido, torturado y crucificado y huir de la persecución tenía sentido.

Sin embargo luego que experimentaron la resurrección de su líder, hicieron lo que no tenía sentido. 

Recorrieron la Tierra en la labor evangelizadora llenos de celo, hasta el punto que 11 de los 12 fueron martirizados, por no abdicar de relatar lo sucedido.

La resurrección es la única explicación lógica para la transformación de los discípulos.

Ellos habían abandonado y negado a Jesús antes de su juicio público.

Pero después de su resurrección y su experiencia en Pentecostés, estos mismos desalentados hombres y mujeres fueron transformados, por el poder sobrenatural de Cristo resucitado.

Y en su nombre, pusieron de cabeza al mundo.

Por lo que la resurrección es la única explicación razonable para el comienzo del movimiento cristiano.

Jesucristo estaba realmente muerto cuando lo bajaron de la cruz.

San Juan, testigo ocular, afirma que Jesús expiró en la cruz.

Y es difícil dudarlo, si se tiene en cuenta las torturas atroces que sufrió antes de ser clavado en la cruz.

Los soldados encargados de quebrarle las piernas se abstuvieron de hacerlo, porque vieron que estaba muerto.

Y la lanzada que recibió en aquellos momentos habría bastado para quitarle el último soplo de vida.

Pilatos no concedió su cuerpo a José de Arimatea, sin antes verificar la aseveración oficial del centurión, de que Jesús había muerto realmente.

Y los mismos judíos pusieron buen cuidado en asegurarse del hecho.

Los Evangelios atestiguan que los Apóstoles no previeron que el Mesías fuera muerto, y menos aún que resucitara, como lo demuestra el diálogo con los peregrinos de Emaús. 

Y en la mañana de Pascua se sentían como un fracaso, tenían que ver para creer, porque era impensable la resurrección.

Pero luego esa misma mañana Jesucristo se mostró lleno de vida.

Este hecho fue comprobado por cientos de testigos oculares.

No lo soñaron mientras dormían, lo vieron en pleno día y estando en posesión de sus facultades.

Escucharon sus palabras, recibieron sus órdenes, tocaron y palparon su carne y sus heridas, y comieron con Él.

Esto sucedió en el espacio de cuarenta días y en las circunstancias más diversas.

Sucedió junto al mismo sepulcro, en el camino de Emaús, en el Cenáculo, en la ribera del lago, en el Monte de los Olivos, etc.

Y no fueron siempre los mismos los que lo vieron.

Si lo hubieran inventado ¿cómo pudieron mantener la mentira?

Si los apóstoles hubiesen robado el cuerpo de Jesús, como dicen los judíos, varios cómplices deberían haberse entendido entre sí, para acreditar su embuste y comprometerse a sostenerlo.

Y también hubiera sido necesario seducir a los numerosos discípulos que no habían entrado en el complot.

Y luego ¿cómo hicieron para inducirles a una fe tan robusta que fueron capaces de afrontar los más horribles tormentos por testificar la resurrección?

¿Y para engañar a los gentiles que rechazaban la severa moral de Cristo y también a los judíos que odiaban a Jesucristo y le hicieron morir ignominiosamente?

Porque recuerda que al escuchar la primera predicación de San Pedro se convirtieron nada menos que 3000 judíos, y que en la segunda este número subió a 5000.?

Si la historia que cuentan los Evangelios hubieran sido una invención, serían muy diferentes, habrían presentado a un mesías alineado a las expectativas y costumbres de los judíos de su tiempo.

Por ejemplo, Jesús nunca habría hecho afirmaciones tan escandalosas como “el que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí», Juan 6.

Pero como contrapartida, un hecho que perturbe a su autor y a sus lectores, es más probable que sea auténtico que inventado.

¿Por qué colocar a las mujeres como los primeros testigos del milagro, si en ese momento en Israel no se le daba ningún valor al testimonio femenino? 

Por otro lado, los apóstoles que contaron la historia aparecen como cobardes e incrédulos, un retrato poco halagador, que los fundadores de la Iglesia no se habrían atribuido a sí mismos.

Y también tenemos el caso de San Pablo, un judío celoso, enemigo y perseguidor del cristianismo, que frecuentaba los círculos más opuestos a la Iglesia primitiva.

Nunca se habría convertido dejando su posición, si hubiera tenido la menor duda sobre la veracidad de la resurrección.

¿Y se habría arriesgado al martirio por una mentira?

Lo mismo podemos decir de José de Arimatea, un miembro prominente de la comunidad y del Sanedrín, que lo hizo sepultar en la tumba que había construido para él.

Pero los enemigos al día de hoy todavía sostienen teorías absurdas, como el robo del cadáver de Jesús y luego un complot para decir que resucitó.

O que en realidad no murió, sino que sólo se desvaneció y luego salió de la cueva por sus propios medios.

En el Corán se dice que Jesús no fue realmente crucificado, porque Dios lo elevó al cielo previamente y otra persona tomó su lugar.

Mientras que los modernistas dentro del cristianismo, dicen que la resurrección es algo que no puede ser probado. 

Y dan una interpretación simbólica de la resurrección.

Ven en ella una afirmación de la continuidad de la vida y la presencia de la memoria de Jesús en la comunidad de creyentes. 

Por lo tanto, la resurrección de Jesús sería una experiencia mística y personal, en lugar de un evento histórico.

Pero las profecías de siglos contenidas en el Antiguo Testamento habían predicho la resurrección del Mesías.

Y al suceder esto, es prueba de que Dios existe y que Jesús es el Hijo de Dios.

Entonces podemos estar seguros que hay vida después de la muerte.

Y de que sus promesas para nuestra vida en la Tierra son también veraces.

Bueno, hasta aquí las pruebas de que la resurrección de Jesús fue un hecho histórico y no simbólico.

Y me gustaría preguntarte si tienes la convicción de que Jesús resucitó físicamente o tienes dudas sobre ello.

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Todas las Cosas Sobrenaturales que pasaron cuando la Resurrección de Jesús [contado por 3 místicas]

Visiones sobrenaturales de los detalles de la Resurrección de Jesús.

Tres místicas tuvieron visiones de la resurrección de Jesucristo: María de Jesús Ágreda, María Valtorta y Ana Catalina Emmerich.

Supuestamente estas visiones les fueron dadas por el propio Señor, que les hizo viajar en el tiempo al momento en que se produjo el suceso.

Cada una de ellas aporta una mirada diferente del suceso sobrenatural de la resurrección.

Y no contradicen el relato que hacen los evangelios, sino que lo complementan.

Aquí hablaremos sobre lo que podría haber sucedido sobrenaturalmente, desde ese momento en que el alma del Señor volvió al sepulcro y luego a Su cuerpo, hasta que visitó a Su madre, según estas tres místicas.

María de Ágreda dice que el alma de Cristo estuvo en el limbo desde las tres y media del viernes a la tarde, hasta después de las tres de la mañana del domingo siguiente, hora en que volvió al sepulcro.

Mientras tanto había en el sepulcro muchos ángeles que veneraban el sagrado cuerpo de Jesús. 

Algunos de ellos habían recogido las reliquias de la sangre, por mandato de su Reina, la Virgen María. 

Y dice que esas reliquias recogidas luego le fueron restituidas al sagrado cuerpo difunto, dejándole con su natural integridad y perfección.

Y en ese mismo instante el alma del Señor se reunió al cuerpo, y le dio inmortal vida y gloria. 

?

Mientras las llagas que antes afeaban su cuerpo en pies, manos y costado, quedaron hermosas, refulgentes y brillantes

Y así se levantó Jesucristo del sepulcro. 

Como vemos, su explicación del momento de la resurrección es muy escueta. ?

Pero agrega que en el mismo instante que el alma de Cristo entró en su cuerpo y le dio vida, se produjo en la Santísima Virgen la comunicación del gozo.

Y el evangelista San Juan, que había ido a visitarla para consolarla, la encontró repentinamente llena de resplandor y señales de gloria, en vez que revestida de tristeza.

Y juzgó que esa alegría se debía a que el Señor sería resucitado.?

De Ágreda cuenta que luego Su hijo resucitado la fue a visitar, acompañado de todos los Santos y Patriarcas. 

Y que el glorioso cuerpo del Hijo penetró en el de Su madre, como si un globo de cristal tuviera dentro de sí al sol.

Y así quedó el alma de María unida a la de su Hijo por medio de aquel contacto.?

María Valtorta por su parte tuvo una visión más detallada del momento de la resurrección.

Habla de una especie de meteorito lleno de esplendor que llega con su luminosidad cuando todavía no hay rayos de sol.

Y baja esparciendo una luz tan intensa, que la aurora queda superada por su incandescencia.

Los soldados quedan estupefactos, porque con la luz llega un estampido potente y solemne, que llena con su sonido toda la creación. 

Dice que viene de las profundidades paradisíacas y es el aleluya, que sigue al Espíritu de Cristo en su regreso a su carne gloriosa.

El meteoro arranca de cuajo la piedra del sepulcro y paraliza de terror a los soldados.

Entra en el oscuro sepulcro y lo llena de claridad.

Y mientras la luz permanece suspendida en el aire inmóvil, el Espíritu se reinfunde en el inmóvil cuerpo de Jesús.

Y debajo de la sábana, la carne gloriosa se recompone.

Dice que esto fue rapidísimo, no en un momento, sino en una fracción de momento.?

Luego Jesús le explica que su resurrección fue adelantada en algunas horas por la oración de Su madre.

Dijo “Yo había dicho: ‘Al Hijo del hombre lo matarán, pero al tercer día resucitará’. 

Había muerto a las tres de la tarde del viernes. 

Si calculáis las horas, no era el alba dominical la que debía verme resucitar.

Mi Cuerpo había estado sin vida treinta y ocho horas, en vez de setenta y dos.

Pero María anticipó el milagro. 

Como cuando con su oración abrió los Cielos algunos años antes, respecto a la época fijada para dar al mundo su Salvación».?

También como María de Ágreda se refiere a los rayos que irradian las Manos y los Pies. 

Las llagas ya no rezuman sangre, sino que irradian luz, que se transformarán en el gozo de Su Madre y de los bienaventurados, y el terror de los malditos y de los demonios en la Tierra.?

Valtorta también habla de dos luminosidades como estrellas, una hacia dentro y otra hacia afuera de la puerta, postradas en acto de adoración a su Dios, que pasa envuelto en su luz y sale.

Y cuando el Señor pisa la tierra, la naturaleza se despierta de alegría y resplandecen los colores de las hierbas y los rosales, y las corolas de los manzanos se abren ante Su presencia.

Jesús alza la Mano y bendice, y entonces cantan más fuerte los pájaros y más intensamente el viento perfuma el ambiente.

Y junto con sus ángeles va a ver a Su Madre, como también lo describió María de Ágreda.?

Por su parte Ana Catalina Emmerich presenta una visión complementaria sobre el momento de la resurrección.   

Vio el alma de Nuestro Señor entre dos ángeles, que iban vestidos de guerreros, era resplandeciente, luminosa como el sol al mediodía.

Dice que penetró en la roca, tocó el cuerpo sagrado, pasó a él, y los dos se unieron instantáneamente y se convirtieron en uno. 

Y entonces vio moverse los miembros, y el cuerpo del Señor, reunido con Su alma y con Su divinidad, se levantó y sacudió la sábana.

Mientras toda la cueva quedó iluminada.?

Y cuenta que en ese mismo momento de la resurrección vio un monstruo espantoso brotar de la tierra debajo del sepulcro. 

Tenía cola de serpiente, y levantaba orgullosamente su cabeza de dragón para atacar a Jesús, y además mostraba una cabeza humana.

Pero nuestro Señor sostenía en su mano una vara blanca, con un gran estandarte adosado.

Puso Su pie sobre la cabeza del dragón, y golpeó su cola tres veces con Su bastón, después de lo cual el monstruo desapareció.

Ella cuenta que había tenido esta misma visión muchas veces antes de la resurrección, viendo precisamente un monstruo así, que parecía querer esconderse, en el momento de la concepción de Nuestro Señor.

Se parecía mucho a la serpiente que tentó a nuestros primeros padres en el Paraíso, sólo que era más horrible. ?

Luego vio levantarse el cuerpo glorificado de Nuestro Señor, y atravesó la dura roca con una facilidad asombrosa.

La tierra tembló, y un ángel vestido de guerrero descendió del cielo con la velocidad del relámpago, entró en el sepulcro, levantó la piedra, la colocó del lado derecho y se sentó sobre ella. 

Y ante este tremendo espectáculo, los soldados cayeron al suelo y quedaron allí aparentemente sin vida.

Y en el mismo momento, la tierra tembló, y vio a Nuestro Señor aparecerse a su Santísima Madre en el Calvario.

Sus grandes heridas abiertas brillaban intensamente y se podían ver desde una gran distancia.

Las heridas en sus manos eran tan grandes que podía introducirse un dedo en ellas sin dificultad.

Y los rayos de luz que salían iban en la dirección de sus dedos. 

Las almas de los patriarcas que iban con Él se postraron ante Su Madre, y Jesús le habló de Su Resurrección, diciéndole muchas cosas. 

Él le mostró sus heridas, María se postró para besar sus sagrados pies, pero Él la tomó de la mano, la levantó y desapareció.

Bueno, hasta aquí el relato de la resurrección de Jesucristo contado por tres místicas, cada una de las cuales agregó algo en particular.

Y me gustaría preguntarte qué cosas te han llamado más la atención de estos relatos de la Resurrección de Jesucristo.

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El gran Secreto que esconde la Resurrección de Jesucristo: cómo seremos en la Vida Eterna

Los materialistas creen que pueden hacer el cielo en la Tierra y que tengamos vida eterna.

Los materialistas entraron en una etapa en que quieren decididamente reemplazar a Dios en los hechos.

No sólo dicen que Dios no existe, sino que ahora quieren, ellos mismos, erigirse en Dios.

Hacer las cosas que los que creen en Dios dicen que Él hace.

Los materialistas dicen que pueden hacer lo que Dios propone a los hombres, lograr la vida eterna, y que lo pueden hacer aquí en la tierra, en base a la tecnología.

Aquí hablaremos sobre cuál es la propuesta de los materialistas para suplantar a Dios, dando a los hombres vida eterna y cómo es la vida eterna que ofrece Dios.

Para que cada uno tenga un panorama sobre las ventajas de uno y otro planteo.

Desde hace un par de siglos la parte más docta de la humanidad quiere deshacerse de Dios, porque les restringe lo que tienen ganas de hacer, quieren construir su propia moral.

Y por lo que estamos viendo por estos tiempos, no habrá una moral establecida para todo tiempo y lugar, sino que irá cambiando con los gustos del momento.

Y transitando ese camino, el viernes santo de 2022, la revista Time publicó un artículo titulado «En este tiempo de guerra, propongo que abandonemos a Dios».

Donde el autor, un judio de origen tradicionalista rabínico vuelto ateo, Shalom Auslander, dice que Dios es brutal y lleno de odio.

Que si fuera mortal sería arrastrado a corte de La Haya. 

Y sin embargo se queja diciendo que lo alabamos e Imploramos a nuestros hijos que sean como él.

Mientras otro judío, el historiador y filósofo Yuval Harari, está proponiendo una gran revolución materialista.

Que además tiene la particularidad de que está siendo operada políticamente por el Foro Económico Mundial, a través de su propuesta del Gran Reinicio.

Las visiones de Auslander y de Harari son claramente religiosas, porque intentan fundar una religión, con un Dios que son los propios seres humanos.

Harari, un teórico de relevancia, tiene una visión completamente materialista del ser humano y desprovista de toda referencia al alma.

Afirma que nuestros antiguos antecesores eran simios comunes, que solo gracias a su capacidad de colaborar en grandes grupos, se convirtieron en los gobernantes del planeta.

Aunque su argumento flaquea porque no explica la diferencia con las hormigas, que también colaboran en grandes grupos, pero no fueron capaces de salir de su tarea meramente instintiva.

Harari dice que los hombres fueron los que crearon el mito de Dios de las religiones tradicionales.

Y también la primera religión atea, el comunismo, que prometió al pueblo las mismas recompensas que el cristianismo y el judaísmo: paz, prosperidad y el cielo, ya aquí en la Tierra.

Por lo tanto, una primera conclusión es que si no hay un Dios creador, los hombres no tienen derechos humanos intrínsecos por ser creados a imagen y semejanza de Dios. 

Harari sostiene que hoy estamos en la mayor revolución de todos los tiempos.

Dice que gracias a las biotecnologías y los algoritmos informáticos estamos conquistando nuevos poderes.

Que estamos aprendiendo a diseñar y fabricar cuerpos, cerebros y mentes para nosotros mismos.

Lo que en el corto plazo nos permitirá curar enfermedades y reemplazar partes defectuosas de nuestro cuerpo.

Y luego agregarle nuevas capacidades que hoy no tiene, como más fuerza, velocidad, mejor visión, etc.

En el mediano plazo esto nos traerá paz y prosperidad permanente, y a más largo plazo la vida eterna a través de la simbiosis de nuestros cuerpos físicos, de simios evolucionados, con las máquinas.

Entonces establece que la religión del futuro probablemente no nacerá en Oriente Medio, sino de lugares como Silicon Valley.

Y ella se basará en el avance de la ingeniería genética, la inteligencia artificial y la aplicación de algoritmos informáticos. 

De modo que el hombre moderno sueña con deshacerse de la moralidad del Dios creador, con tener más capacidades y con la vida eterna.

La soberbia de sus logros materiales lo han llevado a pensar que puede emular la gran promesa de Dios, la vida eterna.

Es la repetición moderna de la Torre de Babel, que querían hacer los hombres para llegar al cielo, pero Dios intervino, confundió sus lenguas y ya no se entendieron más.

Lo que propone Harari son sólo sueños pretenciosos, solo vanidad dicen los cristianos.

¡No busquen en la Tierra lo que está en el cielo!

Esta tierra no es el hogar definitivo del hombre, sino un entrenamiento para la vida futura.

La vida del hombre consta de 3 períodos.

El primer período es desde que nace hasta que muere en la Tierra.

El segundo período es desde que muere hasta que el alma se purifica y espera unirse nuevamente con el cuerpo.

Y el tercer período es la vida eterna, que es la unión nuevamente del cuerpo y del alma en el cielo. 

Al final de la historia nuestras almas se unirán con nuestros cuerpos.

Y esto no es sólo teoría, porque la resurrección de Jesús mostró que es así.

Que resucitó, y que existe la verdadera vida en el cielo, que no es ni sombra de lo que podemos llegar a experimentar aquí.

San Pablo en 1 de Corintios 2, dice que allí en el cielo pasan cosas que ojo no vio, ni oído oyó.

El Espíritu Santo se encargó de perfeccionar a las almas que estuvieron esperando el momento.

Y a partir de allí seremos conformados completamente a la imagen de Cristo, en cuerpo y alma.

Y disfrutaremos de vida eterna o sea la inmortalidad.

De modo que no pasaremos la eternidad como almas separadas del cuerpo, porque Jesús demostró a sus discípulos que tenía carne.

Y tal como describe la Biblia, nuestros cuerpos actuales serán renovados, y serán mejores que los anteriores.

San Pablo dice en Filipenses 3 que se cambiará nuestro cuerpo humilde, para que sea conforme al cuerpo glorificado que mostró Jesús antes de su ascensión. 

¿Y cómo será ese cuerpo glorioso?

No obtendremos un cuerpo diferente, sino el mismo, aunque no será idéntico en todos los sentidos.

Será parcialmente diferente porque no todas las cualidades del cuerpo resucitado están actualmente operativas en nosotros. 

Habrá una nueva gloria, y capacidades que nuestros cuerpos no disfrutan actualmente.

Y por eso los discípulos no reconocieron inmediatamente a Jesús resucitado.

Todas las apariciones de Su resurrección dejan en claro que, aunque todavía era reconocible, Su apariencia había cambiado de alguna manera, y esto aún es un misterio.

Además nuestros cuerpos serán íntegros, porque será el alma la que dará la forma al cuerpo.

Y como nuestra alma estará purificada, nuestro cuerpo no tendrá ninguna marca de accidentes o defectos que hayamos tenido durante la vida en la Tierra.

Sin embargo esto no sucede así con el cuerpo de Jesús. 

Porque las llagas de Cristo, las marcas de los clavos y de la flagelación, son una dignidad no una deformidad, un signo de amor no de pérdida.

Para que cuando interceda por nosotros ante el Padre, siempre pueda mostrar la forma de la muerte que soportó por nosotros.

Y para que muestre a los seres humanos cuánto soportó por amor a nosotros.

Además nuestros cuerpos tendrán la calidad de nuestros mejores años, que es la edad en la que murió Jesús.

Cada uno conservará su sexo, la altura y el color del cabello.

Seremos inmunes a la muerte, al dolor y al envejecimiento.

Y no tendremos dolores por cosas que nos infligen otras personas, porque no habrá lágrimas ni llantos de preocupación.

Adicionalmente desaparecerá de nosotros cualquier preocupación, en la medida que todo nos será dado.

Y por el contrario, tendremos un gozo interminable, espiritual y también físico, a través de nuestros sentidos.

No habrá aburrimiento tampoco, porque viviremos en un estado de Gloria permanente.

Nuestros cuerpos estarán libres de las cosas que los restringen ahora porque serán completamente conformados a las capacidades del alma.

Porque en el cielo el cuerpo se perfecciona en la medida que el alma se perfecciona.

Además, nuestro cuerpo actual no puede estar instantáneamente en otro lugar del planeta, pero podremos hacerlo si tenemos cuerpos gloriosos. 

Después de la resurrección, Jesús podía aparecer y desaparecer en una habitación a pesar de las puertas cerradas.

Simplemente podía estar donde quisiera al instante, o sea que nuestros cuerpos tendrán cualidades extradimensionales

Y podrán desmaterializarse desapareciendo al instante, atravesar objetos sólidos y viajar al instante sin importar la distancia. 

La gloria de nuestras almas será visible en nuestros cuerpos, estaremos hermosos y radiantes, seremos luminiscentes, como Moisés tenía un rostro luminoso cuando bajó del monte con las tablas de la ley.

O cuando Jesús se mostró a los apóstoles durante la transfiguración en el Monte Tabor. 

Por eso Jesús dice que los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. 

Además habrá una comprensión instantánea de parte del alma, de todas las cosas que Dios quiera dar a conocer, porque el conocimiento derivará directamente de Jesús, en lo que se denomina conocimiento infuso.

En Mateo 22:30 se pone en la boca de Jesús que los que serán salvados serán como ángeles de Dios en el cielo.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar, sobre las propuestas que los materialistas están realizando ahora tratando de emular a Dios, y le están dando forma política, ofreciendo a los hombres una vida más larga y dicen que eterna, y más capacidades físicas.

Versus la imbatible propuesta de Dios de vivir la vida eterna junto a Él en un cuerpo glorioso y bajo su manto.

Y me gustaría preguntarte cuáles crees que son las partes más defectuosas de la propuesta de los materialistas.

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A Jesucristo A la Resurrección de Jesús ARTÍCULOS DESTACADOS DEVOCIONES Y ORACIONES FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Jesucristo Movil NOTICIAS Noticias 2022 - enero - diciembre notorio REFLEXIONES Y DOCTRINA Religion e ideologías Sobre Jesucristo

Las 3 Pruebas más impactantes sobre la Resurrección de Jesucristo

Pruebas objetivas que se pueden verificar aún sin fe.

Los cristianos no están condenados por Dios a creer en la resurrección de Jesucristo y en su presencia permanente entre nosotros sólo por la fe.

La fe la otorga Dios y quien la tiene no necesita pruebas.

Pero nuestro Dios nunca deja de lado la razón.  

Y nos ha dejado también pruebas objetivas de que la resurrección de Jesús y su presencia permanente entre nosotros es real.  

Las que por otra parte han convertido a muchos incrédulos, entre ellos científicos que han analizado milagros eucarísticos o la Sábana Santa de Turín. 

Aquí hablaremos sobre las pruebas que Dios ha dejado en el mundo sobre la resurrección de Jesús y sobre su presencia permanente entre nosotros, para que los incrédulos puedan acceder a ese conocimiento usando la razón. 

Y que por lo tanto puedan constituirse en un elemento para evangelizar a los no cristianos.

La fe cristiana se cimenta en la resurrección de Jesucristo.

Un personaje que caminó sobre la tierra hace 20 siglos, que dijo que era Dios, hizo milagros, curó enfermos y expulsó demonios, y especialmente resucitó después de tres días de muerto.

¿Esta aseveración se puede probar? 

Porque si no se puede probar la resurrección de Jesucristo, la Biblia pasa a ser simplemente una colección de máximas morales de un profeta, como en general sostienen los modernistas dentro del cristianismo.

Y por lo tanto no obligan.

Pero si podemos tener la certeza de que Jesús resucitó y se quedó entre nosotros como prometió, entonces los mandatos que Él nos dejó obligan, porque vienen de Dios, que tiene la sabiduría eterna.

Algunos dirán, bueno no son necesarias pruebas objetivas, eso se conoce por la fe, la certeza está dada por la fe que nos regala Dios. Y con eso basta.

Pero el verdadero Dios no nos pide que abdiquemos de la razón para tener fe en Él, por el contrario, nuestra razón, o sea las pruebas objetivas que tengamos, también nos llevan a Él.

Esta es un de las diferencias entre el Dios que se reveló en la Biblia y la revelación imperfecta de Dios que han tenido otras religiones, por ejemplo el Islam.

Y es por esta razón que podemos encontrar pruebas objetivas de que Jesucristo resucitó y está entre nosotros, porque Él mismo nos la ha dejado para que lo reconozcamos también por la razón.

Una serie de estas pruebas son los testimonios de los contemporáneos de Jesús, en primer lugar los testimonios de los seguidores de Jesús que muestra la Biblia, en segundo lugar los testimonios de otros textos de la época que no forman parte del canon de la Biblia y luego testimonios de historiadores.

Ellos nos hablan de que existió sin lugar a dudas un personaje histórico llamado Jesús de Nazareth, cuyos milagros y enseñanzas fueron recopilados.

Nos dicen que fue crucificado y murió más allá de cualquier duda, porque una lanza le atravesó el corazón. 

Fue enterrado y al tercer día la tumba apareció vacía, y este personaje comenzó a aparecerse a sus seguidores durante 40 días, hasta que lo vieron elevarse al cielo y desapareció.

Pero Él dijo que estaría con nosotros hasta el final del mundo, y cada cristiano ha sentido que se comunica con Él, y que le ha respondido a sus peticiones, y hasta ha aparecido físicamente en ocasiones a diversos videntes.

Pero si nuestra fe no abdica de la razón como método, entonces deberían existir pruebas objetivas, para que pudieran ver los que no tienen fe, de que Jesucristo resucitó y está entre nosotros.

¿Las hay? Claro que sí.

Tenemos 4 pruebas objetivas principales de su resurrección y de que está entre nosotros, todas ellas se refuerzan entre sí y con los testimonios de la Biblia.

En primer lugar tenemos la Sábana Santa de Turín.

Que es un lienzo de 442 cm por 113 cm y se conserva en la capilla real de la Catedral de San Juan Bautista, en la ciudad de Turín.

Esa tela de lino envolvió el cadáver de un hombre que fue azotado, crucificado con clavos, coronado con espinas en la cabeza y herido por una lanza en el costado y murió.

Está mencionado en la Biblia que Jesucristo ya muerto fue envuelto en una sábana. 

Su imagen envuelta quedó impresa en la tela a través de las manchas de sangre y de suero, que no son reproducibles por medios tecnológicos actuales. 

La ciencia ha demostrado que la imagen impresa en la sábana no es de un dibujo, sino una impresión lograda en la tela por una energía fabulosamente grande, imposible de replicar actualmente con nuestros medios técnicos.

Y la sangre es de una persona de sexo masculino del tipo AB positivo, con un ADN muy antiguo.

Además el material, la hechura de la tela y las partículas de polen que hay en ella apuntan a medio oriente y al primer siglo.

La cara que muestra la sábana santa es compatible con los primeros rostros de Jesús dibujados al inicio del cristianismo.

Y su contextura física es la de una persona que tenía un estilo de vida compatible con Jesús, que era carpintero.

Paralelamente hay otra prueba textil que da credibilidad mayor a la Sábana Santa, nos referimos al Santo Sudario de Oviedo.  

Que es el lienzo que habría envuelto la cabeza de un hombre muerto, que mide 83 cm por 52 cm.

Refleja la cara del mismo hombre muerto que la Sábana Santa.

El polen encontrado en ella y el material y tejido son coincidentes con la Sábana Santa, lo mismo que el tipo de sangre y el ADN.

Y se menciona en la Biblia que luego del descendimiento de la Cruz la cara de Jesús fue cubierta con un lienzo, como era costumbre entre los judíos y que se le quitó al envolverlo en la sábana.

De modo que hasta aquí tenemos objetivamente pruebas de que hubo un hombre que fue cruelmente flagelado y crucificado, en el primer siglo en oriente medio.

Con sangre AB positivo.

Sobre el que se ejerció una enorme energía mientras yacía en la tumba, que dejó impresa su huella en la Sábana Santa y luego el cuerpo muerto desapareció.

Y todo esto coincide con lo que narra la biblia sobre la pasión y resurrección de Jesús y su ascenso de los cielos. 

¿Pero no dijo que se quedaría con nosotros hasta el fin del mundo?

¿Tenemos pruebas de esto? Sí las tenemos.

En la historia de la Iglesia se han registrado cientos de milagros eucarísticos.

O sea manifestaciones en la hostia y el vinos consagrados de que hay una presencia oculta, velada, dentro de ellos.

La Iglesia Católica sostiene que un sacerdote debidamente ordenado por la sucesión apostólica, genera que Jesucristo se haga presente velado, en la hostia y el vino, cuando en la misa el celebrante dice «este es Mi cuerpo» y «esta es Mi sangre», en la plegaria eucarística.

Porque eso fue enseñado por Jesús en la última cena del jueves santo y llamó a los apóstoles a hacerlo siempre en memoria suya.

La transubstanciación no se ve con los ojos físicos, las especies de pan y vino no cambian a los ojos, pero Jesucristo está allí.

Y para asegurar que está allí, Jesucristo ha recurrido varias veces a mostrar que dentro de la hostia y el vino hay algo más, hay una persona.

Y dos de esos cientos milagros eucarísticos han sido estudiados científicamente a fondo, el milagro de Lanciano y el de Buenos Aires.

En el siglo VIII un monje basiliano, en la ciudad de Lanciano, dudaba de la presencia real de Nuestro Señor en las especies eucarísticas.

Y en el momento de la consagración la hostia se hizo carne humana y el vino se hizo sangre humana.

El vino se dividió en 5 partes, que se corresponden con el número de heridas que Cristo sufrió en la cruz.

Cada una de esas partículas independientes o todas sumadas pesan lo mismo.

Y la carne resultó ser tejido muscular del corazón humano. 

Y algo parecido sucedió en Buenos Aires en 1996, cuando una hostia que se había caído al suelo, fue puesta en agua para desintegrarla, y terminó manifestándose como un trozo de ventrículo del corazón de un ser humano, de una persona que había sido severamente traumatizada o golpeada 

Una década después ese tejido aún permanecía vivo. 

Hemos realizado un video sobre este milagro eucarístico.

Comparados los dos milagros se comprueba que las dos muestras corresponden a la misma persona, que nació y vivió en medio oriente.

Y esto coincide 100% con la sangre hallada en la Sábana Santa de Turín y en el Santo Sudario de Oviedo.

Las muestras revelaron el tipo de sangre AB positivo.

De modo que aquí tenemos las pruebas dadas a la razón, de que Jesucristo murió y resucitó, y que está permanentemente entre nosotros por lo menos en la hostia consagrada.

Que se complementa con los testimonios que nos da la Biblia de esto.

Y con lo que ha experimentado cada cristiano en su vida y lo vive con su fe.

Bueno, hasta aquí las pruebas objetivas que Dios nos ha dado de que Él resucitó y que está presente permanentemente entre nosotros.

Y me gustaría preguntarte si la mayoría de los católicos que conoces creen que Jesús está presente con su carne y con su sangre en la hostia consagrada, o creen que es sólo un símbolo. 

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A la Resurrección de Jesús ARTÍCULOS DESTACADOS Jesucristo Movil NOTICIAS Noticias 2021 - enero - diciembre REFLEXIONES Y DOCTRINA Religion e ideologías Sobre Jesucristo

Cómo Dios Triunfó sobre el Mal [¡y lo hará de nuevo sobre la pandemia!]

La lucha de nuestro tiempo contra el mal.

La lucha que le tocó a nuestra generación es contra la pandemia.

Que es la cara visible del asalto final del maligno contra la civilización cristiana.

La libertad que predicó Jesucristo ha dejado paso a confinamientos forzados y la obligatoriedad de asentir a la narrativa de cómo surgió todo esto y cuál debe ser su cura. 

Es la cruz de nuestra generación.

Y es bueno recordar cómo Él triunfó sobre la cruz.   

Una aparente derrota, su crucifixión, fue transformada en un triunfo impresionante.

Su resurrección condujo al establecimiento del cristianismo en el mundo y nos confirmó la promesa de vida eterna.

Y hoy nos dice que por más que los enemigos logren triunfo tras triunfo, la victoria final será de Dios, y será tan gloriosa como no podemos imaginar.

En este artículo hablaremos sobre la resurrección de Jesús, como antesala del triunfo, que nos espera, del Inmaculado Corazón de María. 

Tomando los cuatro evangelios podemos reproducir la secuencia de los hechos.

Las fuentes testimoniales principales que tenemos de la resurrección de Cristo son los cuatro evangelios, los Hechos de los Apóstoles y las epístolas de San Pablo. 

Y luego tenemos fuentes más indirectas, como el caso de historiadores de la época hasta el año 200 después de Jesús: Josefo, Ignacio, Justino Mártir y Tertuliano, que estuvieron convencidos de la autenticidad de la resurrección.

Mateo 28 dice que al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. 

De pronto se produjo un gran terremoto, el Ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de ella. 

Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve. 

Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se quedaron como muertos. 

El Ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: Vosotras no temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado; no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el lugar donde estaba. 

Y ahora id enseguida a decir a sus discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos e irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis».

Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. 

En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!» Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron. 

Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me veráis»

Y es interesante saber como reaccionaron los judíos.

Mientras ellas iban a avisar a los apóstoles, algunos de la guardia del sepulcro fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes lo que había pasado. 

Y los ancianos del consejo dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles que dijeran que los discípulos de Jesús fueron de noche y robaron el cuerpo mientras ellos dormían.

Y les ofrecieron protección diciéndoles que «si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones».

Esta es la forma en que se maneja el maligno y sus secuaces: la mentira, el uso del poder político y la corrupción.

La resurrección de Jesús sucedió cuando los discípulos estaban en una situación de desánimo y desilusión por el final sin gloria de su Maestro. 

El entusiasmo suscitado por la predicación y los milagros de Jesús se había transformado en tristeza.

Ciertamente Jesús les había anunciado varias veces que después de su muerte resucitaría como cuenta Marcos en 8,31. 

Pero este anuncio no pareció calar en la mente de los discípulos. Su muerte les provocó un dolor tan profundo que les anulaba la esperanza. 

¿No están pasando por eso muchos cristianos ante la persecución actual?

Por eso el Resucitado tuvo que reconquistar su confianza a través de una larga pedagogía de encuentros y de pruebas sobre su nueva realidad.

Tuvo que hacerse tocar las huellas de las heridas de la crucifixión por Tomás, caminar, comer con ellos como se dice en Juan 21,10-12.

En el primer día de la resurrección hubo decenas de testigos presenciales.

Y según Santo Tomás de Aquino se les apareció a los apóstoles más el primer día que el resto de las jornadas donde se apareció a otros, porque ellos debían aceptar que Él había resucitado y alejar cualquier duda de su mente.

Y esto nos hace comprender la razón por la que se han producido tantas apariciones de María y Jesús en las últimas décadas, para dar un mensaje de esperanza ante la arremetida del mal.  

También encontramos frecuentes reprensiones de Jesús resucitado frente al estupor y la incredulidad de sus discípulos: «¡Qué necios y qué torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?», relata San Lucas en 24, 25-26.

Es ejemplar el episodio de los discípulos de Emaús, que se alejan de Jerusalén tristes y desilusionados por el naufragio de sus sueños por que esperaban que Él fuera el futuro liberador de Israel.

Jesús caminó con ellos y lo reconocieron al partir el pan.

A partir de aquel acontecimiento, la Buena Noticia se concentra en un hecho fundamental: Jesús ha resucitado.

De modo que aunque no hubo testigos de la resurrección, sí los hay del Resucitado.

Las apariciones del Resucitado no fueron visiones subjetivas, sino hechos objetivos, históricos.

Quienes lo vieron comenzaron a decir que «el Crucificado estaba vivo» y así es como surge la Iglesia. 

Durante 40 días hasta la ascensión a los Cielos se le apareció a unas 500 personas según el Evangelio.

Algunos eran los que habían sido sanados por sus milagros cuando Jesús estaba en la Tierra. 

No lo soñaron mientras dormían, sino que le vieron en pleno día y estando en posesión de sus facultades.

San Agustín demuestra con los Evangelios que Cristo se apareció a sus discípulos por lo menos diez veces.

Cristo apareció cinco veces en el primer domingo de Pascua, pero siguió reuniéndose a sus discípulos y les enseñó durante los cuarenta días entre Pascua y el Jueves de Ascensión.

La resurrección es la única explicación razonable para el comienzo del movimiento Cristiano.

La Iglesia Cristiana nació en la misma ciudad de Jerusalén donde Jesús fue públicamente ejecutado y sepultado.

La resurrección confirma que Dios aceptó el sacrificio de Cristo por nuestros pecados y nos da acceso a una relación con Él.

Y el Decreto vaticano «Lamentabili» señala que la fe en la Resurrección de Cristo señala la vida inmortal de Cristo con Dios.

Y esta es una promesa para nosotros, la vida eterna.

Y es por eso que los apóstoles, llenos de celo, recorrieron la tierra extendiendo el Evangelio hasta los confines de la Tierra.

Hasta el punto que 11 de los 12 apóstoles fueron martirizados por no abdicar de relatar lo sucedido. Sólo Juan murió de viejo. 

Tal era el fervor evangelizador que, al escuchar la primera predicación de San Pedro, se convirtieron nada menos que 3000 judíos y que, en la segunda este número subió a 5000.

San Ignacio de Loyola y también otros santos, afirmaron que la primera aparición de Jesús resucitado fue a su Madre, la Virgen María que había sufrido la Pasión y estaba a la espera de la resurrección.

La beata y mística Catalina de Emmerick confirma que mientras la Santísima Virgen oraba interiormente llena de un ardiente deseo de ver a Jesús, un ángel vino a decirle que fuera a la pequeña puerta de Nicodemo, porque Nuestro Señor estaba cerca. 

El corazón de María se inundó de gozo; se envolvió en su manto y se fue, dejando allí a las santas mujeres sin decir nada a nadie. 

Catalina la vio encaminarse deprisa hacia la pequeña puerta de la ciudad por donde había entrado con sus compañeras al volver del sepulcro. 

Caminaba con pasos apresurados y la vio detenerse de pronto en un sitio solitario. 

La Virgen miró a lo alto de la muralla de la ciudad y el alma de Nuestro Señor, resplandeciente, bajó hasta su Madre acompañada de una multitud de almas y patriarcas. 

Jesús, volviéndose hacia ellos dijo: «He aquí a María, he aquí a mi Madre».

Pareció darle un beso y luego desapareció.

También relata que en el mismo instante en que un ángel entraba en el sepulcro y la tierra temblaba vio a Nuestro Señor resucitado apareciéndose a su Madre en el Calvario; estaba hermoso y radiante, dice. 

Sus heridas resplandecían, y se podían ver a través de los agujeros de las manos. 

Rayos luminosos salían de las puntas de sus dedos. 

El Salvador mostró sus heridas a su Madre, que se postró para besar sus pies, pero Él la levantó y desapareció.

Y la Santísima Virgen cayó de rodillas y besó el lugar donde había aparecido su Hijo. 

Debían ser las nueve de la noche y sus rodillas y sus pies quedaron marcados sobre la piedra.

Aquí vemos el porqué de la profecía del Triunfo del Inmaculado Corazón de María.

Bueno hasta aquí lo que te queríamos decir sobre la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Y reafirmar que es el signo central que tenemos del triunfo de Dios sobre el enemigo en todas las circunstancias, como la que estamos viviendo ahora a nivel colectivo y a nivel individual.

Y me gustaría preguntarte si tu tienes la certeza permanente de que el triunfo de Dios sobre lo que está pasando vendrá pronto o hay veces que decae tu fe.

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A la Resurrección de Jesús De Sanación DEVOCIONES Y ORACIONES Oraciones de Exorcismo Oraciones de Liberación

Rosario de la Resurrección

El Rosario de la Resurrección es del P. Gustavo E. Jamut, OMV.

En el misterio de su cruz y de su resurrección, Cristo ha destruido la muerte y el pecado, ha abolido la distancia infinita que existía entre cada hombre y la vida nueva en él.

“Yo soy la resurrección y la vida proclama; quien cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mi no morirá jamás» Juan Pablo II.

RENOVANDO LA CONFIANZA EN LA DIVINA MISERICORDIA

Señor Jesús, vengo a tu presencia, reconociendo que no siempre he valorado el don de la vidaTu me has regalado el existir para que con tu gracia, fuese creciendo en vida plena, vida abundante.

Sin embargo reconozco que muchas veces he dado lugar en mi mente a pensamientos que han ido en contra de la vida sobreabundante que tu quieres proveerme:

Perdóname por los pensamientos equivocados, por los pensamientos negativos y pesimistas, por los pensamientos de juicio y condenación en contra de mis hermanos que niegan la misericordia, perdóname por aceptar los pensamientos que me han llevado al terreno de los vicios capitales.

Perdóname, pues la aceptación de estos pensamientos me han llevado a tener sentimientos negativos, perdiendo así la paz y la alegría que viene de tu amor; hablando y actuando de manera equivocada.

Hoy renuevo mi confianza en tu. Divina Misericordia y en tu perdón, pidiéndote también la gracia que a través de los misterios de la resurrección me concedas la vida nueva y abundante que quieres para mí y para las personas por quienes quiero interceder. Que así sea.

RESPONSORIO PENITENCIAL

A cada oración respondemos: – Señor ten piedad.

Por no valorar conscientemente la vida que me das:
Señor ten piedad.

Por no valorar la vida de quienes están junto a mí:
Señor ten piedad.

Por no valorar la vida de los menos favorecidos a los ojos del mundo:
Señor ten piedad.

Por no valorar y defender la vida desde el vientre materno con mayor intensidad:
Señor ten piedad.

Por no valorar la vida de los ancianos y los enfermos:
Señor ten piedad.

Por las veces que no he cuidado y fortalecido la vida espiritual:
Señor ten piedad.

Por no valorar y descuidar mi vida emocional:
Señor ten piedad.

Por no alimentar el crecimiento de la vida intelectual:
Señor ten piedad.

Por haber puesto en peligro en algunos momentos mi vida física o la de otras personas:
Señor ten piedad.

Señor Jesús, aumenta en nosotros el deseo de tener vida plena, vida abundante, a fin de que podamos ayudar a otros a amar la vida y a defenderla. Amén.

1º MISTERIO

Jesús resucitado se presenta a su Madre, la Virgen Santísima
«Jesús ha venido para dar la respuesta definiti¬va al deseo de vida y de infinito que el Padre celeste, creándonos, ha inscrito en nuestro ser» JUAN PABLO II

Petición:

En este misterio pedimos a la Virgen Santísima la gracia de la fidelidad, a fin de que, en los momentos oscuros de nuestra vida, tengamos la confianza firme en que Jesús está vivo y en que él se nos mostrará resucitado en el momento oportuno.

Nos dice Juan Pablo II:

1. Después de que Jesús es colocado en el sepulcro, María «es la única que mantiene viva la llama de la fe, preparándose para acoger el anuncio gozoso y sorprendente de la resurrección» (Catequesis, del 3-IV-96).. La espera que vive la Madre del Señor el Sábado santo constituye uno de los momentos más altos de su fe: en la oscuridad que envuelve el universo, ella confía plenamente en el Dios de la vida y, recordando las palabras de su Hijo, espera la realización plena de las promesas divinas

2. «¿Cómo podría la Virgen, presente en la primera comunidad de los discípulos (d. Hch 1,14), haber sido excluida del número de los que se encontraron con su divino Hijo resucitado de entre los muertos? Es legítimo y veraz pensar que Jesús resucitado se apareció a su madre en primer lugar. La ausencia de María del grupo de las mujeres que al alba se dirigieron al sepulcro (d. Mc 16,1; Mt 28,1), ¿no podría constituir un indicio del hecho de que ella ya se había encontrado con Jesús? Esta deducción quedaría confirmada también por el dato de que las primeras testigos de la resurrección, por voluntad de Jesús, fueron las mujeres, las cuales permanecieron fieles al pie de la cruz y, por tanto, más firmes en la fe».

3. El carácter único y especial de la presencia de la Virgen en el Calvario y su perfecta unión con su Hijo en el sufrimiento de la cruz, parecen postular su participación particularísima en el misterio de la resurrección. Un autor del siglo V, sostiene que Cristo se manifestó en el esplendor de la vida resucitada ante todo a su madre. En efecto, ella, que en la Anunciación fue el camino de su ingreso en el mundo, estaba llamada a difundir la maravillosa noticia de la resurrección, para anunciar su gloriosa venida. Así inundada por la gloria del Resucitado, ella anticipa el «resplandor» de la Iglesia.

Contemplación y reflexión:

1. Contempla a María en oración. Ella está postrada en una casita que posiblemente le han prestado, en las afueras de Jerusalén, entregando a Dios todo lo que hay en su corazón. Cuántos recuerdos afloran a su mente, cuantos sentimientos dormidos despiertan en su corazón: la promesa del Arcángel Gabriel; la efusión del Espíritu Santo, por la cual Dios se encarnó en su vientre; el nacimiento en Belén; la huida a Egipto; el Niño Jesús creciendo; sus primeros pasos; las primeras palabras; las risas y el asombro junto a José ante cada nuevo gesto de Jesús…

En todos esos recuerdos hay dolor, pero también hay agradecimiento por todo lo vivido y, sobre todo, hay esperanza. Pues tiene la certeza de que su Hijo está por resucitar.

2. Han transcurrido tres días desde la Pasión y muerte de su Hijo en la cruz. El sufrimiento ha desgarrado su corazón. Ella sabe por fe que su Hijo ha de resucitar, pero eso no la exime de experimentar el dolor mas profundo, por lo que han hecho a su amado Hijo. En medio de la dispersión de los apóstoles, ella se mantiene fiel, esperando el regreso de Jesús. En medio de la oscuridad que experimentan los discípulos, ella es la luz que anuncia la espera de la resurrección.

3. Puedes imaginar cómo, de pronto, se abre la puerta de la casa, y con los primeros rayos del sol de la mañana entra Jesús con su cuerpo glorificado.

¿Cómo habrá sido ese encuentro entre la Madre y el Hijo? ¿Cómo habrá sido la mirada entre María y Jesús? Puedes pedirle al Espíritu Santo que te conceda la gracia de sentir internamente el amor de ese encuentro.

Jesús ayuda su Madre a ponerse de pie y la abraza estrechándola junto a su pecho. Del Divino Corazón surgen rayos de luz que colman el Corazón de María de una nueva Efusión del Espíritu Santo.

Pídele a María la gracia de participar, aunque sea en parte, de la resurrección en gozo que su corazón, traspasado por el dolor, experimentó en ese momento.

4. Cuando Jesús Resucitado, se presentó a María, seguramente el alma de la Virgen volvió a entonar un cántico de gozo y alabanza, como muchos años antes había alabado a Dios al visitar a su pariente Isabel.

En ese entonces no fueron necesarias muchas explicaciones. El Espíritu Santo estaba haciendo su trabajo y dando a comprender sin palabras como el misterio de la vida se abría camino.

Tampoco ahora son necesarias las palabras. En el abrazo en el que se funden Madre e Hijo, el Espíritu se vuelca nuevamente en el alma de la Virgen y ella experimenta lo que en fe ya sabia: que Dios Padre siempre cumple sus promesas.

Sumérgete tú también en ese abrazo y deja. que el amor de Jesús resucitado y de María, restaure tu corazón.

Siente como esos rayos de luz, que surgen del Corazón abierto, pero glorificado de Nuestro Salvador, penetran en tu corazón y restaura las grietas por las cuales antes perdías la vitalidad y la alegría.

Pídele a Jesús que con su amor restaure tu identidad y fortalezca tu decisión de seguirlo y de serle fiel, de ahora en adelante, en todos los momentos de la vida.

Padre Nuestro..
10 Ave Marías…
Gloria

Oración:

«Contigo María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz: «que ilumina a todo hombre que viene a este mundo». El es el camino, la, verdad y la vida. Como tú, Madre, queremos llenamos de tu Hijo para tener vida plena y abundante y siempre decir con profunda fe: «Señor mío y Dios mío».
«Oh Jesús mío, perdona nuestras culpas. Líbranos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas, las almas y socorre especialmente a las mas necesitadas de tu Misericordia», «Por el poder de tu Resurrección, libérame y sáname, Señor»

2° MISTERIO

Jesús resucitado se aparece a María Magdalena junto al sepulcro

Jesús ha salido al encuentro de los hombres, ha curado a enfermos y a los que sufren, ha liberado a endemoniados y resucitado a muertos. Se ha entregado a sí mismo en la cruz y ha resucitado, manifestándose de esta forma como el Señor de la vida: autor y fuente de la vida inmortal. JUAN PABLO II

Petición:

En este misterio entregamos a la Virgen Santísima y a Dios Nuestro Señor, todas las pérdidas que hemos experimentado él lo largo de los años, a fin de que seamos liberados de. la amargura que nos produce el recuerdo angustiante de las pérdidas no sanadas.

Nos dice el Cantar de los Cantares:

En mi lecho, durante la noche, busqué al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré! Me levantaré y recorreré la ciudad; por las calles y las plazas, buscaré al amado de mi alma. ¡Lo busqué y no lo encontré! Me encontraron los centinelas que hacen la ronda por la ciudad: «¿Han visto al amado de mi alma?». Apenas los había pasado, encontré al amado de mi alma. Lo agarré, y no lo soltaré

Nos dice Juan Pablo II:

Jesucristo se aparece en primer lugar a las mujeres, sus fieles seguidoras, y no a los discípulos, y ni siquiera a los mismos Apóstoles, a pesar de que los había elegido como portadores de su evangelio al mundo. Es a las mujeres a quienes por pri¬mera vez confía el misterio de su resurrección, ha¬ciéndolas las primeras testigos de esta verdad. Quizá quiera premiar su delicadeza, su sensibili¬dad a su mensaje, su fortaleza, que las había im¬pulsado hasta el Calvario. Quizá quiere manifes¬tar un delicado rasgo de su humanidad, que consiste en la amabilidad y en la gentileza con que se acerca y beneficia a las personas que menos cuentan en el gran mundo de su tiempo.

Contemplación y reflexión:

1. Contempla a María Magdalena sentada sobre la roca exterior del sepulcro, mirando el interior vacío, la cabeza apoyada sobre la dura piedra, cansada de tanto dolor, de tanta pérdida, de tanta incomprensión.
Mientras está allí quebrantada, porque se han llevado el cuerpo de su Señor, va rememorando cómo el encuentro con Jesús cambió su vida.
Ella no conocía el verdadero amor, hasta que Dios, con su delicadeza y respeto, sanó su identidad de mujer y le devolvió la dignidad perdida por el pecado.
Él le enseñó que era posible volver a empezar, y en la mirada pura y dignificadora de Jesús comenzó a verse a sí misma de un modo nuevo, diferente.

2. Cuando Jesús Resucitado se presenta a María Magdalena junto al sepulcro, ella al principio no lo reconoce. Las lágrimas cubren sus ojos y le im¬piden reconocer vivo al que aun llora por muerto.
Lo mismo te puede suceder a ti, si dejas que las lágrimas nublen tu horizonte.
Puedes perder de vista el nuevo amanecer que Dios prepara para tu vida.

Es que el momento más oscuro de la noche es antes de que el sol aparezca. Sólo la esperanza confiada nos permite seguir aguardando la llega¬da de la luz que nos trae el nuevo día.

3. María Magdalena no reconoce a Jesús, aun te¬niéndolo a su lado. Las lágrimas nublan sus ojos y el dolor su entendimiento. Esto también puede sucedemos a nosotros cuando atamos nuestros corazones a las amarguras del pasado. Entonces quedamos inmersos en cierta ceguera, pues el pensar continuamente en todo lo perdido en el pasado no nos deja abrirnos a todo lo que Dios quiere darnos en el presente y en el futuro.
Sin embargo, Jesús es el Amor, y el amor acude a sus citas. Y él no se retrasa. Por eso el Señor, en las noches más oscuras de tu vida, te pide que sigas apostando a confiar en él, en el amor que él te tiene, en el amor que. no defrauda.

4. Jesús la llama por su nombre: «María». Y al igual que se abrieron los ojos de san Pablo, después de la ceguera, se abren los ojos de María Magdalena, quien sintiendo resucitar su corazón, grita de alegría: “Rabboni” (maestro), postrándose a sus pies.
También a ti en este día, se te acerca el Señor Resucitado y te llama por tu nombre (Siente en tu interior, con los oídos del amor, la voz de Jesús. pronunciado tu nombre…)

Muchos pueden pronunciar tu nombre, pero sólo Dios, por medio de su Espíritu Santo, puede hacerlo de tal forma que haga vibrar tu corazón.
Póstrate espiritualmente ante él, entrégale el dolor por las pérdidas del pasado y del presente; y pídele en cambio que te ayude a abrir el corazón, a fin de que puedas ver en Jesús Resucitado, al Maestro de vida que te guía hacia el clarear de un nuevo día.

Padre Nuestro…
10 Ave Marías
Gloria

Oración:

Contigo María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz «que ilumina a todo hombre que viene a este mundo», El es el camino, la verdad y la vida. Como tú, Madre, queremos llenamos de tu Hijo para tener vida plena y abundante y decir siempre con profunda fe: «Señor mío y Dios mío».

Oh Jesús mío, perdona nuestras culpas. Líbranos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas. de tu misericordia.
Por el poder de tu resurrección libérame y sáname, Señor.

3° MISTERIO

Jesús resucitado se aparece a Tomás y a los demás discípulos que a causa del miedo están encerrados en el cenáculo

¿Quién, sino Aquel que, siendo el autor de la vida, puede saciar el deseo que él mismo ha puesto dentro de su corazón? Él se acerca a cada uno para proponerle el anuncio de una esperanza que no engaña; él, que es al mismo tiempo el camino y la vida: el camino para entrar en la vida  JUAN PABLO II

Petición

Padre Amado, en este misterio te entregamos las puertas de nuestro corazón que aun se hayan cerradas al efecto benéfico de tu gracia.
Te pedimos que tu amor entre en nosotros y nos inunde, junto a la presencia de Jesús resucitado y al poder del Santo Espíritu; a fin de que seamos liberados de esas áreas de incredulidad, que al igual que al apóstol Tomas, no nos dejan creer plenamente en que Jesús está vivo.

Nos dice Juan Pablo II:

1. Jesús se presenta a los discípulos con su cuerpo transformado, hecho espiritual y partícipe de la gloria del alma: pero sin ninguna característica triunfalista. Jesús se manifiesta con una gran sencillez. Habla de amigo a amigo, con los que se encuentra en las circunstancias ordinarias de la vida terrena.

2. Jesús Resucitado no ha querido enfrentarse a sus adversarios, asumiendo la actitud de vencedor, ni se ha preocupado por mostrarles su ‘superioridad’, y todavía menos ha querido fulminarlos. Ni siquiera consta que se haya presentado a alguno de ellos. Todo lo que nos dice el Evangelio nos lle¬va a excluir que se haya aparecido, por ejemplo, a Pilato, que lo había entregado a los sumos sacerdotes para que fuese crucificado, o a Caifás, que se había rasgado las vestiduras por la afirmación de su divinidad…

3. A los privilegiados de sus apariciones, Jesús se deja conocer en su identidad física: aquel rostro, aquellas manos, aquellos rasgos que conocían muy bien, aquel costado que habían traspasado; aquella voz que habían escuchado tantas veces.

Contemplación y reflexión:

1. Contempla el interior del Cenáculo y los discípulos alterados por la noticia de que hallaron el sepulcro vacío. Es que en ese momento, vacíos también estaban sus corazones: vacíos de fe, de esperanza y de alegría.
Las puertas y las ventanas cerradas hacen que el lugar esté oscuro o iluminado tenuemente de manera artificial; y que el aire se haya vuelto pesado y rancio por las lámparas de aceite, pero sobre todo por el vacío y a la vez, la pesadez que sienten los discípulos. En un ambiente así se hace hasta difícil respirar.

Cuando Jesús Resucitado se presenta debe invocar sobre ellos una nueva efusión de su Espíritu de paz, diciéndoles: «La paz esté con ustedes».

Este es el Shalom que tiene como objetivo no solo saludados, sino también exorcizar el miedo y la turbación que experimentan, pues piensan que están viendo un fantasma.

Pídele al Señor que sople sobre ti en este momento y siente en tu alma como te saluda con el Shalom, de modo que su paz arroje fuera de tu mente y de tu alma lo que no te deja tener la vida plena, lo que te impide dejar vivir a Jesús resucitado en tu corazón.

2. Cuando Jesús Resucitado se presentó a sus discípulos estando el Cenáculo cerrado, tuvo que, convencerlos de que era él y no un fantasma.

Cuánta paciencia, dulzura y comprensión en las palabras y en los gestos de Jesús. Si hasta imagino que se habrá divertido un poco con la expresión de sorpresa de sus «valientes» amigos.

Por eso les dice: » ¿ Por qué se turban, y por qué se suscitan dudas en sus corazones? Miren mis manos y mis pies; soy yo mismo. Tóquenme y vean que un espíritu no tiene carne y huesos como ven que yo tengo». Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies

Además de eso, fue necesario que Jesús les pidiese algo de comer y que, delante de ellos, tomara y comiera el pez asado que le ofrecieron para que así se convencieran de que no era un fantasma ni un espíritu.

Pero aun así ellos no acababan de convencerse. Quizás tenían temor de dar lugar a la alegría y luego quedar defraudados. Se preguntarían si no sería un sueño colectivo.

Posiblemente les parecería que era demasiado bueno para ser verdad. Es que así como habían cerrado totalmente el cenáculo, también habían decidido inconscientemente cerrar sus corazones y su mente a la esperanza y a la alegría.

Pídele a Jesús resucitado que te ayude a confiar en que él está vivo y que, por lo tanto, tiene el poder de dar vida a esas áreas de tu corazón que están enfermas, agonizantes o muertas.

Entrégale la alegría y el entusiasmo perdido para que él los resucite y abre tu mente a lo que te quiera señalar.

3. Seguramente el Cenáculo tenía un aspecto antes de la aparición de Jesús Resucitado y otro aspecto tuvo después de su llegada.
Antes que él se presentara resucitado se sentía como una casa vacía y ruinosa. Las paredes y hasta los muebles estaban impregnados de la desesperanza y de la carencia de vida interior de los discípulos. Pero cuando Jesús se aparece resucitado todo se ilumina y se transforma.

Quizás en algunos momentos de tu vida, también has sentido tu corazón como una casa vacía o como un cenáculo ruinoso; quizás las heridas te han llenado de miedo y te han llevado a cerrar las puertas de tu alma a la fe, a la esperanza y al amor; y, por lo tanto, a la misma felicidad.

O quizás han sido los pecados, la culpabilidad, el sentimiento de infidelidad a Dios y a las metas de la vida, lo que te ha inundado de pesadez y rutina, haciendo que tu alma se sienta oscurecida por la falta de entusiasmo y de gozo.

Pero no importa cuantas puertas hayas cerrado, Jesús, que se ha comprometido contigo por el amor que te tiene, entra igual y te bendice a ti y a tu familia, diciendo como dijo a los discípulos: «paz a ustedes».

Con su presencia y con su palabra se abren las ventanas de tu alma para que en ella entre el aire nuevo y puro del Espíritu Santo.

4. Contempla a Jesús que te invita a acercarte a él, como lo hizo con el apóstol Tomás; mira como él extiende sus manos en las que puedes ver la marca de los clavos y como te invita a sumergir tu dedo índice en la llaga gloriosa de su mano.
Es el dedo que quizás has utilizado para acusar, señalar y condenar a algún hermano, como también lo hicieron con Jesús. Por eso es desde allí que debe entrar la sanación a tu alma.
Luego, como Tomás, pones toda tu mano en la llaga del corazón abierto de Jesús, e inundado del amor divino; caes postrado en su presencia, exclamando conmovido: «Señor mío y Dios mío».

Más fuerte que los pecados, más fuerte que la infidelidad, más fuerte que la incredulidad misma es el amor que lleva al arrepentimiento y mueve a la conversión.

Esto es tan cierto que entre los apóstoles solo uno llegó a tocar el corazón de Jesús y es Tomás, convertido de su incredulidad.

También tú, si has vivido lejos de Dios, sin sentirte parte de su pueblo, de su Iglesia; pero has tomado la decisión de comenzar de nuevo o de cambiar el rumbo, puedes hoy tocar el corazón del Maestro. Anímate, pues él ya está tocando con su gracia tu corazón.

Padre Nuestro…
10 Ave María
Gloria

Oración:

Contigo María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz «!Que ilumina a todo hombre que viene a este mundo», El es el camino, la verdad y la vida. Como tú, Madre, queremos llenarnos de tu Hijo para tener vida plena y abundante y decir siempre con profunda fe: «Señor mío y Dios mío»,

“Oh Jesús mío, perdona nuestras culpas. Líbranos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia”. .
Por el poder de tu resurrección libérame y sáname, Señor.

4° MISTERIO

Jesús resucitado se aparece a los discípulos de Emaús

Nosotros solos no sabemos realizar aquello para lo que hemos sido creados. En nosotros hay una-promesa, pero nos descubrimos impotentes para realizarla Sin embargo el Hijo de Dios, que vino entre los hombres, dijo: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» JUAN PABLO II

Petición:

Te pedimos, Señor, la gracia de comprender y experimentar que no caminamos solos en el camino de la vida, sino que tú caminas junto a nosotros. Ayúdanos a confiar en tus promesas de bendición, habla a nuestros corazones y abre nuestros ojos y nuestro entendimiento para descubrir tu presencia en nosotros y en quienes has puesto a nuestro lado.

Nos dice Juan Pablo II:

1. Hay una dificultad inicial en reconocer a Cristo por parte de aquellos a los que él sale al encuentro, como se puede apreciar en el caso de la Magdalena y de los discípulos de Emaús… Pero Jesús los lleva gradualmente al reconocimiento y a la fe. Signo de la. pedagogía paciente de Cristo al revelarse al hombre, al atraerlo, al convertirlo, al llevarlo al conocimiento de las riquezas de su corazón y a la salvación….

2. Cuando, los discípulos de Emaús, se dan cuenta, con la ayuda de Jesús, de que no se trata de otro, sino de él mismo transformado, aparece repentinamente en ellos una nueva capacidad de descubrimiento, de inteligencia, de caridad y de fe.
Es como un despertar de fe: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

3. Es como si a los discípulos de Emaús una luz absolutamente nueva iluminara en sus ojos incluso el acontecimiento de la cruz; y da el verdadero y pleno sentido del misterio del dolor y de la muerte, que se concluye en la gloria de la nueva vida. Este será uno de los elementos principales del mensaje de salvación que los Apóstoles han llevado desde el principio al pueblo hebreo y, poco a poco, a todas las gentes.

Contemplación y reflexión:

1. Contempla en tu interior a estos dos hombres que, desanimados y tristes, caminan desde Jerusalén hacia Emaús.
Contémplalos como los habrá contemplado el mismo Jesús. Escucha su conversación desesperanzada y sus discusiones, como las habrá escuchado Nuestro Señor, y acércate a ellos como el Maestro se acercó. Quizás ellos te reflejen algún aspecto de tu vida o de lo que estás viviendo.
Él se acerca cada día para ayudarte a caminar cuando estás cansado; él se acerca como caminante silencioso para corregir la dirección de tus pasos, cuando estás caminando de manera equivocada; él se acerca cada vez que lo llamas por su nombre.
Dile ahora: “Jesús amado, divino caminante de Emaús, acércate a mí, habla a mi corazón y enséñame tus caminos”.

2. Cuando Jesús se acercó a los dos discípulos que caminaban abatidos y tristes hacia Emaús, les preguntó, aun sabiéndolo, de qué hablaban a lo largo del camino.

También hoy te pregunta a ti: ¿De qué hablas y cómo hablas cada día, en el camino de la vida?»
Cuando ellos expresan por medio de sus palabras su pesimismo y descreimiento, él, con dulzura, los corrige y les dice:
«¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!
¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?».
Y comenzando por Moisés y continuando con todos los Profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él.

También hoy, hay católicos que viven tristes y se la pasan discutiendo entre ellos, como si Jesús no hubiera. resucitado.
Es necesario leer las Sagradas Escrituras, abriendo la mente y el corazón para poder escuchar a Dios, quien en más de dos mil años no ha cesado de hablar para decimos que es necesario aprender a vivir.

3. Contempla también como, al llegar a la casa donde se iban a alojar, Jesús hizo ademán de seguir de largo. Pero los dos discípulos le dijeron: “Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya termina». Entonces, Jesús resucitado entró para quedarse con ellos.
También tú en este día y cada día, invita a Jesús a entrar a tu casa y a tu vida. No lo dejes seguir de largo. Insístele a tiempo y a destiempo a fin, de que entre a tu vida y cambie todo aquello que necesita ser cambiado y de lo que aún no te has dado cuenta.

4. Contempla a Jesús que se sienta a la mesa con los discípulos. Lo mismo puedes hacer tú en la celebración de cada misa. «Cuando se sentaron a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, y lo partió, y se los dio. Entonces se les abrieron los ojos, y lo reconocieron; pero él se desapareció de la vista de ellos. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos explicaba las Escrituras?»‘.

En cada celebración eucarística, al partir el Pan vivo, pon espiritualmente en el altar aquellas áreas de ceguera que aún tienes, para entregarlas a Dios, a fin de que se abran tus ojos y tu mente y, de ese modo, lo puedas reconocer en la fracción del pan.

Nos dice también el relato evangélico que:

«Los discípulos, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: ‘¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón. Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo lo habían conocido en la fracción del pan».

Al alimentarte con fe de Jesús Eucaristía desaparece el cansancio y recuperas las fuerzas, para que así como los discípulos dejaron el merecido descanso para regresar a Jerusalén y dar testimonio de lo que habían visto y oído, también tu puedas recuperar las fuerzas y proclamar a todos que Jesús está vivo.

Después de cada comunión también tú pide la fortaleza, sabiduría y elocuencia para testimoniar en tu familia, en tu trabajo, en tu barrio y en todos los ámbitos de la sociedad, que Jesús está vivo y que por Él vale la pena vivir y morir. Amén.

Padre Nuestro…
10 Ave María
Gloria

Oración:

Contigo María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz «Que ilumina a todo hombre que viene a este mundo». Él es el camino, la verdad y la vida. Como tú, Madre, queremos llenamos de tu Hijo para tener vida plena y abundante y siempre decir con profunda fe: «Señor mío y Dios mío»

Oh Jesús mío, perdona nuestras culpas. Líbranos del fuego del infierno. Lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente a las más necesitadas de tu misericordia.
Por el poder de tu resurrección libérame y sáname, Señor.

5° MISTERIO

Jesús resucitado se aparece a algunos discípulos junto al mar de Galilea

Según una sugestiva expresión de san Agustín, Cristo «ha querido crear un lugar donde cada hombre pueda encontrar la vida verdadera». Este «lugar» es su Cuerpo y su Espíritu, en el que toda la realidad humana, redimida y perdonada, se renueva y diviniza.

Petición:

Te pedimos, Señor, que cuando sintamos tu ausencia, sepamos confiar en que, aunque nuestros ojos no te vean y en nuestro corazón parezca que solo habitan el silencio y la aridez, tú estás presente. Que tengamos la paciencia y el amor para esperar nuevamente la pesca milagrosa y para reconocerte como Juan en la orilla de nuestras vidas a fin, de exclamar con gozo: «Es el Señor».

Nos Dice Juan Pablo II:

1. Es interesante analizar el proceso psicológico que los diversos encuentros con Jesús resucitado dejan entrever: los discípulos experimentan una cierta dificultad en reconocer no sólo la verdad de la resurrección, sino también la identidad de Aquél que está ante ellos, y aparece como él mismo pero al mismo tiempo como otro: un Cristo, transformado.

2. No es nada fácil para ellos hacer la inmediata identificación. Intuyen, sí, que es Jesús, pero al mismo tiempo sienten que él ya no se encuentra en la condición anterior, y ante él están llenos de reverencia y temor.

3. En la aparición en el mar de Tiberíades, seguida de la pesca milagrosa, que simboliza y anuncia la fructuosidad de la misión, es evidente que Jesús quiere orientar sus espíritus hacia la obra que les espera. Lo confirma la definitiva asignación de la misión particular a Pedro: “ ¿Me amas?… Tú sabes que te quiero- Apacienta mis corderos… Apacienta mis ovejas”

Contemplación y Reflexión:

1. Contempla a los discípulos que están pescando sobre la barca, la cual se mueve suavemente por el arrullo de las olas. Aun no ha amanecido y en el frío de la madrugada se respira la perplejidad pues Jesús Resucitado ya no pasa tanto tiempo con ellos. Al menos en la forma visible en que antes lo percibían.
¡Cuantas veces comenzamos a valorar los momentos en que tuvimos fervor espiritual, recién cuando nos toca atravesar etapas de aridez y sequedad!.
Imagina que tu también estas en la barca con los apóstoles. No se habla mucho; hay poco que decir. Sabemos que quien ahora tiene que hablar es Jesús. El lo hará en el momento en que crea que es mejor hacerlo. Mientras tanto esperamos y confiamos.

2. Al que creían muerto está vivo. Que alegría… pero también cuantas preguntas se elevan ahora desde sus corazones a sus mentes:
¿ Qué querrá Jesús que hagamos ahora?, se preguntan algunos de los discípulos; ¿me habrá perdonado por haberlo negado?, se pregunta Pedro, y así en sus corazones hay mas preguntas que respuestas… En sus corazones experimentan ahora mas incertidumbres que certezas.

Quizás así es mejor… cuando quisieron construir sobre «la certeza» de creerse hombres importantes y poderosos todo se desmoronó, cuando hicieron el bien para buscar el reconocimiento y el respeto de la gente, perdieron todo lo que creían tener.

Hay que comenzar de nuevo les dice el Espíritu al corazón, lo están intuyendo fuertemente. Pero ¿Cómo?… Quisieran tener todo bajo control y ahora van comprendiendo que el único al que pueden entregar el control de todas las áreas de sus vidas es a Jesús.

Quizás también nosotros, en algún momento de la vida pusimos el corazón en certezas que después con los años demostraron que no eran tan firmes…

Quizás también nosotros en algún momento construimos una espiritualidad a nuestra medida o parecer, pues no habíamos aprendido a escuchar en nuestro interior al Espíritu de Dios…

Quizás también nosotros construimos sobre arena algunas etapas de nuestra vida, en lugar de construir sobre la Roca. Pero ahora es diferente, estamos aprendiendo, lentamente, pero aprendemos… Ansiamos la venida del Maestro y que nos confirme en el llamado a seguirle y a trabajar en la construcción de su Reino a su manera y no a la nuestra.

3. Allí estamos meciéndonos en la barca junto a los discípulos, enfrascados en tantos pensamientos, cuando con los primeros rayos de un sol primaveral se ve en la orilla la silueta de un hombre.

Él eleva su voz y nos pregunta si tenemos algo que comer. El corazón de Juan intuye quién es él que pide de comer… y también tu corazón intuye ahora que Jesús ha llegado a la orilla del lago de tu vida, o bien siempre ha estado allí, pero ahora se ha hecho visible y comienzas a percibirlo de un modo nuevo.

El que te pide de comer en realidad es quien quiere darte de comer. No solo a través del trabajo que te provee el alimento que llega a tu mesa cada día, sino también él quiere alimentarte con su Cuerpo y con su Sangre.

A la pregunta: «tienen algo de comer». Alguno le responde con un seco no, producto de la natural frustración. A lo que sigue una orden de Jesús: .»Echen las redes a la derecha de la barca y encontrarán». Ellos obedecieron, y al momento se llenó de tal manera que se hacia casi (solo casi) imposible arrastrarla.

4. Juan siente que se confirman sus sospechas y expresa con gozo y admiración: «¡Es el Señor!».

¡Vé también tú con Pedro, que se arroja de la barca para no perder tiempo en llegar al encuen¬tro de Jesús!

Mira al llegar a la orilla los detalles que surgen del amor de Jesús: el fuego preparado, para disipar el frío, varios peces en las brazas y pan, para disipar el hambre.

Él no solo quiere disipar el frío y el hambre de tu cuerpo a través de bendiciones de trabajo, prosperidad y abundancia, sino que quiere también calmar el frío y el hambre de vida y de felicidad que hay en tu corazón.

Él te invita a quedarte a su lado… Tú solo con él… descansando a su lado… mirándolo a los ojos… reclinando tu cabeza en su hombro y contándole todo aquello que te quita calidad de vida, lo que te roba la paz.

Descansa en él el tiempo que sea necesario y deja mientras tanto que con su amor y su delicadeza ponga en ti la vida nueva que quiere darte… que él libere tu corazón del frío del desamor y sacie tu alma del hambre de felicidad…
Él te llama por tu nombre; y te pregunta, como lo hizo con Pedro: ¿(coloque su nombre) … Me amas? ¿Qué le respondes?. Que no sea una respuesta mecánica y obligada. deja que surja de los espacios mas profundos de tu interioridad… Siente como él te llama por tu nombre varias veces y cada vez te pregunta lo mismo: ¿me amas?… Es que Dios está sediento de tu corazón…

Entonces el te confía una misión: «Apacienta a mis ovejas»
Si, también a ti te pide que apacientes sus ovejas… no mires a lo lejos. Las ovejas que te confía están cerca de ti: son tus hijos, tus padres, tu cónyuge, tus hermanos, tus vecinos, tus compañeros de trabajo… de estudio… de comunidad,
Apacentar quiere decir: cuidar, proteger, ayudar, tenerles paciencia, dedicarles tiempo, esfuerzo, acompañar, instruir, guiar…
Deja que Jesús te muestre los rostros de quienes te envía a apacentar y siente que en esa tarea no estarás solo. El te promete: «Yo estaré contigo todos los días de tu vida»

Padre Nuestro…
10 Ave María
Gloria

Oración:

Contigo María, nos regocijamos por Cristo Resucitado, luz que ilumina a todo hombre
Oh Jesús. mío, perdona nuestros pecados, Libranos del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las almas y socorre especialmente. a las más necesitadas de tu misericordia
Por el poder de tu resurrección libérame y sáname, Señor

ORACIONES FINALES

1) Regina Coeli
V. -Alégrate, Reina del Cielo; aleluya
R. -Porque el que mereciste llevar en tu seno; aleluya
V. -Ha resucitado, según predijo; aleluya
R. -Ruega por nosotros a Dios; aleluya
V. -Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya
R. -Porque ha resucitado Dios verdaderamente; aleluya.

Oración:

Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, te has dignado dar la alegría al mundo, concédenos que por su Madre, la Virgen María, alcancemos el gozo de la vida eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
R. -Amén

2) Letanías a Jesús

A cada letanía respondemos’ «Ten misericordia de nosotros”

-Jesús, Resucitado,
-Jesús, amable,
-Jesús, admirable,
-Jesús, Dios fuerte,
-Jesús, mensajero del pIan Divino
-Jesús, todopoderoso,
-Jesús, pacientísimo,
-Jesús, obedientísimo,
-Jesús, manso y humilde de corazón
-Jesús, amante de la castidad
-Jesús, amador nuestro,
-Jesús, Dios de paz,
-Jesús, autor de la vida
-Jesús, modelo de virtudes
-Jesús, celoso de la salvación de las almas,
-Jesús, nuestro Dios,
-Jesús, nuestro refugio,
-Jesús, padre de los pobres
-Jesús, tesoro de los fieles,
-Jesús, pastor bueno,
-Jesús, verdadera luz,
-Jesús, sabiduría eterna,
-Jesús, bondad infinita.
-Jesús, camino y vida nuestra,
-Jesús, alegría de los ángeles
-Jesús, rey de los patriarcas,
-Jesús, maestro de los apóstoles,
-Jesús, doctor de los evangelistas,
-Jesús, fortaleza de los mártires,
-Jesús, luz de los confesores,
-Jesús, pureza de las vírgenes,
-Jesús, corona de todos los santos

-De todo mal, Líbranos Señor
-De todo pecado,
-De tu ira,
-De las asechanzas del demonio,
-Del espíritu impuro,
-De la muerte eterna,
-Del menosprecio de tus inspiraciones,
-Por el misterio de tu santa encarnación,
-Por tu natividad,
-Por tu infancia,
-Por tu divinísima vida,
-Por tus trabajos,
-Por tu agonía y Pasión,
-Por tu cruz y desamparo,
-Por tus sufrimientos,
-Por tu muerte y sepultura,
-Por tu resurrección,
-Por tu ascensión,
-Por tu institución de la santísima eucaristía,
-Por tus gozos,
-Por tu gloria .

-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Perdónanos, Jesús.
-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Escúchanos Jesús.
-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Ten misericordia de nosotros Jesús.

-Jesús, óyenos.
-Jesús, escúchanos
(Se repite)

Oración:

Te pedimos Señor, que quienes veneremos el Santísimo Nombre de Jesús disfrutemos en esta vida de la dulzura de su gracia y de su gozo eterno en el Cielo.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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A la Resurrección de Jesús DEVOCIONES Y ORACIONES

Oraciones de Domingo de Resurrección

ORACIÓN I

¡Oh Alto y Glorioso Dios!
Mi vida es como una vidriera
iluminada por tu GRACIA multicolor.

Tú me has RESUCITADO
con Cristo, el Señor,
¡Aleluya!
Mi vida está con Él
escondida en Tí,
¡Aleluya!
Has sellado tu Alianza
de Amor y Vida conmigo,
¡Aleluya!
Nada podrá separarme jamás
de tu Amor,
¡Aleluya!
Hazme testigo fiel
de la Resurrección del Señor Jesús,
¡Aleluya!

Padre, renueva en mí tu Alianza
con el fruto de tu ALEGRÍA.

Texto: Hermanas clarisas de Huesca

 

ORACIÓN II

Te bendecimos, Señor, a ti que eres nuestra luz,
y te pedimos que este domingo que ahora empezamos
transcurra todo él consagrado a tu alabanza.

Tú que por la resurrección de tu Hijo quisiste iluminar el mundo,
haz que tu Iglesia difunda entre todos los hombres la alegría
pascual.

Tú que por el Espíritu de la verdad adoctrinaste a los discípulos de
tu Hijo,
envía este mismo Espíritu a tu Iglesia para que permanezca
siempre fiel a ti.

Tú que eres luz para todos los hombres, acuérdate de los que viven
aún en las tinieblas
y abre los ojos de su mente para que te reconozcan a ti, único
Dios verdadero.
Amen.

 

ORACIÓN III

Amaneció tu día, Señor,
y la esperanza
despunta otra vez
en cada corazón
como ansia apasionada
de vivir.

Tocan al vuelo las campanas,
todo es ya alegría,
un canto nuevo
se escucha en la armonía
de la Creación entera.

Si Tú vives, Señor,
si ya has vencido la muerte
que destruye nuestro ser;
ya podemos Señor,
vivir contigo
en un reino que no se acabará
ya tenemos el germen de la vida,
ya es nuestra hasta el fin
la eternidad.

 

ORACIÓN IV

Hoy es el sagrado día de pascua en que Jesús venciendo a la muerte
volvió a la vida para que nosotros tuviéramos VIDA en abundancia.

Como corresponde a una familia cristiana, imploremos la bendición divina.
sobre nuestra familia y nuestra casa
(digamos después de cada invocación)
«Bendícenos Señor porque somos tus hijos»

– Porque con la resurrección de Jesús venciste la muerte para siempre…
– Porque sellaste una alianza de amor con todo tu pueblo…
– Porque nos liberaste de la esclavitud del pecado…
– Porque nos diste la gracia de ser una familia cristiana…
– Porque prometiste a quienes te son fieles bendecir a los hijos de sus hijos…
– Porque nos das la oportunidad de renovar nuestras vidas en esta pascua…
– Porque nos permites ganar nuestro pan y nos colmas de tus bienes…
– Porque nos reanimas con tu ayuda en medio de las dificultades…
– Porque un día nos reunirás con los seres queridos en la mesa celestial…
¡JESUS resucitó! Amén.

 

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