Los materialistas creen que pueden hacer el cielo en la Tierra y que tengamos vida eterna.

Los materialistas entraron en una etapa en que quieren decididamente reemplazar a Dios en los hechos.

No sólo dicen que Dios no existe, sino que ahora quieren, ellos mismos, erigirse en Dios.

Hacer las cosas que los que creen en Dios dicen que Él hace.

Los materialistas dicen que pueden hacer lo que Dios propone a los hombres, lograr la vida eterna, y que lo pueden hacer aquí en la tierra, en base a la tecnología.

Aquí hablaremos sobre cuál es la propuesta de los materialistas para suplantar a Dios, dando a los hombres vida eterna y cómo es la vida eterna que ofrece Dios.

Para que cada uno tenga un panorama sobre las ventajas de uno y otro planteo.

Desde hace un par de siglos la parte más docta de la humanidad quiere deshacerse de Dios, porque les restringe lo que tienen ganas de hacer, quieren construir su propia moral.

Y por lo que estamos viendo por estos tiempos, no habrá una moral establecida para todo tiempo y lugar, sino que irá cambiando con los gustos del momento.

Y transitando ese camino, el viernes santo de 2022, la revista Time publicó un artículo titulado «En este tiempo de guerra, propongo que abandonemos a Dios».

Donde el autor, un judio de origen tradicionalista rabínico vuelto ateo, Shalom Auslander, dice que Dios es brutal y lleno de odio.

Que si fuera mortal sería arrastrado a corte de La Haya. 

Y sin embargo se queja diciendo que lo alabamos e Imploramos a nuestros hijos que sean como él.

Mientras otro judío, el historiador y filósofo Yuval Harari, está proponiendo una gran revolución materialista.

Que además tiene la particularidad de que está siendo operada políticamente por el Foro Económico Mundial, a través de su propuesta del Gran Reinicio.

Las visiones de Auslander y de Harari son claramente religiosas, porque intentan fundar una religión, con un Dios que son los propios seres humanos.

Harari, un teórico de relevancia, tiene una visión completamente materialista del ser humano y desprovista de toda referencia al alma.

Afirma que nuestros antiguos antecesores eran simios comunes, que solo gracias a su capacidad de colaborar en grandes grupos, se convirtieron en los gobernantes del planeta.

Aunque su argumento flaquea porque no explica la diferencia con las hormigas, que también colaboran en grandes grupos, pero no fueron capaces de salir de su tarea meramente instintiva.

Harari dice que los hombres fueron los que crearon el mito de Dios de las religiones tradicionales.

Y también la primera religión atea, el comunismo, que prometió al pueblo las mismas recompensas que el cristianismo y el judaísmo: paz, prosperidad y el cielo, ya aquí en la Tierra.

Por lo tanto, una primera conclusión es que si no hay un Dios creador, los hombres no tienen derechos humanos intrínsecos por ser creados a imagen y semejanza de Dios. 

Harari sostiene que hoy estamos en la mayor revolución de todos los tiempos.

Dice que gracias a las biotecnologías y los algoritmos informáticos estamos conquistando nuevos poderes.

Que estamos aprendiendo a diseñar y fabricar cuerpos, cerebros y mentes para nosotros mismos.

Lo que en el corto plazo nos permitirá curar enfermedades y reemplazar partes defectuosas de nuestro cuerpo.

Y luego agregarle nuevas capacidades que hoy no tiene, como más fuerza, velocidad, mejor visión, etc.

En el mediano plazo esto nos traerá paz y prosperidad permanente, y a más largo plazo la vida eterna a través de la simbiosis de nuestros cuerpos físicos, de simios evolucionados, con las máquinas.

Entonces establece que la religión del futuro probablemente no nacerá en Oriente Medio, sino de lugares como Silicon Valley.

Y ella se basará en el avance de la ingeniería genética, la inteligencia artificial y la aplicación de algoritmos informáticos. 

De modo que el hombre moderno sueña con deshacerse de la moralidad del Dios creador, con tener más capacidades y con la vida eterna.

La soberbia de sus logros materiales lo han llevado a pensar que puede emular la gran promesa de Dios, la vida eterna.

Es la repetición moderna de la Torre de Babel, que querían hacer los hombres para llegar al cielo, pero Dios intervino, confundió sus lenguas y ya no se entendieron más.

Lo que propone Harari son sólo sueños pretenciosos, solo vanidad dicen los cristianos.

¡No busquen en la Tierra lo que está en el cielo!

Esta tierra no es el hogar definitivo del hombre, sino un entrenamiento para la vida futura.

La vida del hombre consta de 3 períodos.

El primer período es desde que nace hasta que muere en la Tierra.

El segundo período es desde que muere hasta que el alma se purifica y espera unirse nuevamente con el cuerpo.

Y el tercer período es la vida eterna, que es la unión nuevamente del cuerpo y del alma en el cielo. 

Al final de la historia nuestras almas se unirán con nuestros cuerpos.

Y esto no es sólo teoría, porque la resurrección de Jesús mostró que es así.

Que resucitó, y que existe la verdadera vida en el cielo, que no es ni sombra de lo que podemos llegar a experimentar aquí.

San Pablo en 1 de Corintios 2, dice que allí en el cielo pasan cosas que ojo no vio, ni oído oyó.

El Espíritu Santo se encargó de perfeccionar a las almas que estuvieron esperando el momento.

Y a partir de allí seremos conformados completamente a la imagen de Cristo, en cuerpo y alma.

Y disfrutaremos de vida eterna o sea la inmortalidad.

De modo que no pasaremos la eternidad como almas separadas del cuerpo, porque Jesús demostró a sus discípulos que tenía carne.

Y tal como describe la Biblia, nuestros cuerpos actuales serán renovados, y serán mejores que los anteriores.

San Pablo dice en Filipenses 3 que se cambiará nuestro cuerpo humilde, para que sea conforme al cuerpo glorificado que mostró Jesús antes de su ascensión. 

¿Y cómo será ese cuerpo glorioso?

No obtendremos un cuerpo diferente, sino el mismo, aunque no será idéntico en todos los sentidos.

Será parcialmente diferente porque no todas las cualidades del cuerpo resucitado están actualmente operativas en nosotros. 

Habrá una nueva gloria, y capacidades que nuestros cuerpos no disfrutan actualmente.

Y por eso los discípulos no reconocieron inmediatamente a Jesús resucitado.

Todas las apariciones de Su resurrección dejan en claro que, aunque todavía era reconocible, Su apariencia había cambiado de alguna manera, y esto aún es un misterio.

Además nuestros cuerpos serán íntegros, porque será el alma la que dará la forma al cuerpo.

Y como nuestra alma estará purificada, nuestro cuerpo no tendrá ninguna marca de accidentes o defectos que hayamos tenido durante la vida en la Tierra.

Sin embargo esto no sucede así con el cuerpo de Jesús. 

Porque las llagas de Cristo, las marcas de los clavos y de la flagelación, son una dignidad no una deformidad, un signo de amor no de pérdida.

Para que cuando interceda por nosotros ante el Padre, siempre pueda mostrar la forma de la muerte que soportó por nosotros.

Y para que muestre a los seres humanos cuánto soportó por amor a nosotros.

Además nuestros cuerpos tendrán la calidad de nuestros mejores años, que es la edad en la que murió Jesús.

Cada uno conservará su sexo, la altura y el color del cabello.

Seremos inmunes a la muerte, al dolor y al envejecimiento.

Y no tendremos dolores por cosas que nos infligen otras personas, porque no habrá lágrimas ni llantos de preocupación.

Adicionalmente desaparecerá de nosotros cualquier preocupación, en la medida que todo nos será dado.

Y por el contrario, tendremos un gozo interminable, espiritual y también físico, a través de nuestros sentidos.

No habrá aburrimiento tampoco, porque viviremos en un estado de Gloria permanente.

Nuestros cuerpos estarán libres de las cosas que los restringen ahora porque serán completamente conformados a las capacidades del alma.

Porque en el cielo el cuerpo se perfecciona en la medida que el alma se perfecciona.

Además, nuestro cuerpo actual no puede estar instantáneamente en otro lugar del planeta, pero podremos hacerlo si tenemos cuerpos gloriosos. 

Después de la resurrección, Jesús podía aparecer y desaparecer en una habitación a pesar de las puertas cerradas.

Simplemente podía estar donde quisiera al instante, o sea que nuestros cuerpos tendrán cualidades extradimensionales

Y podrán desmaterializarse desapareciendo al instante, atravesar objetos sólidos y viajar al instante sin importar la distancia. 

La gloria de nuestras almas será visible en nuestros cuerpos, estaremos hermosos y radiantes, seremos luminiscentes, como Moisés tenía un rostro luminoso cuando bajó del monte con las tablas de la ley.

O cuando Jesús se mostró a los apóstoles durante la transfiguración en el Monte Tabor. 

Por eso Jesús dice que los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. 

Además habrá una comprensión instantánea de parte del alma, de todas las cosas que Dios quiera dar a conocer, porque el conocimiento derivará directamente de Jesús, en lo que se denomina conocimiento infuso.

En Mateo 22:30 se pone en la boca de Jesús que los que serán salvados serán como ángeles de Dios en el cielo.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar, sobre las propuestas que los materialistas están realizando ahora tratando de emular a Dios, y le están dando forma política, ofreciendo a los hombres una vida más larga y dicen que eterna, y más capacidades físicas.

Versus la imbatible propuesta de Dios de vivir la vida eterna junto a Él en un cuerpo glorioso y bajo su manto.

Y me gustaría preguntarte cuáles crees que son las partes más defectuosas de la propuesta de los materialistas.

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