Un nuevo hallazgo en la Sábana Santa cambia lo que los cristianos pensaban de ella.

La Sábana Santa que se conserva en Turín es una tela de lino que mide aproximadamente 442 cm x 113 cm. 

En ella está impresa la imagen frontal y dorsal de un hombre muerto, que fue sometido a una serie de flagelaciones.

Entre ellas golpes con el flagellum romano y una corona de espinas

Y fue sometido a una crucifixión con clavos en las muñecas y los pies. 

¿Pero se trata de un hombre muerto o de uno que ya está fuera de las leyes de este mundo?

Aquí hablaremos sobre las pruebas de que el hombre envuelto en la Sábana Santa de Turín fue casi con seguridad Jesús, y que no se trata de una imagen de un hombre muerto, sino de uno fuera de las leyes de este mundo, uno resucitado, según las últimas investigaciones.

Cuando en 1898 se fotografió por primera vez la Sábana Santa, se descubrió que la imagen se comportaba como un negativo fotográfico. 

Y según los análisis científicos, parece que ciertamente envolvió un cadáver azotado y crucificado.

Lo cual coincide exactamente con lo que se describe en los Evangelios sobre la pasión y muerte de Jesús.

La Sábana Santa fue examinada mediante sofisticadas técnicas de última generación. 

Se descubrió que no está pintada, ni impresa, ni calentada, ni mediante bajorrelieve, ni frotada sobre una escultura.

Además, no hay trazos en la imagen, característica que necesariamente debería estar presente si la imagen hubiera sido pintada con un pincel.

En cambio, está comprobado que la imagen se formó por la degradación por oxidación y deshidratación, de las fibrillas superficiales del lino. 

Una especie de «envejecimiento acelerado» de la celulosa de las fibras de lino.

Es el mismo efecto que se produce cuando un periódico queda expuesto al sol o a la luz.

Por otra parte, la sangre humana de la imagen es masculina del grupo AB, la misma hallada en el Sudario de Oviedo, así como en los Milagros Eucarísticos de Lanciano, de Buenos Aires y otros.

Como lo demuestra un experimento científico realizado por físicos de ENEA, probablemente se originó a partir de una radiación ultravioleta direccional, extremadamente corta y extremadamente potente. 

O sea, por una fuerte luz que no se puede reproducir con las capacidades humanas actuales.

Un estudio por Carbono 14 de 1988, dató la Sábana Santa entre 1260 y 1390.

Y de este estudio se agarran los incrédulos para negar que se trata de la Sábana funeraria que envolvió a Jesús luego de muerto.

Pero ese estudio debe considerarse sólo un dato experimental entre otros.

Por lo menos tres análisis científicos se realizaron en la Universidad de Padua en 2013 con técnicas más modernas y datan la Sábana Santa aproximadamente en la época de Cristo.

Y por otro lado se ha comprobado que los datos obtenidos de la medición de 1988 son heterogéneos, hasta el punto de que no pueden considerarse válidos, ni mucho menos la prueba concluyente de que la Sábana Santa es medieval. 

De modo que la sangre de la Sábana Santa es real, y muestra la imagen de un hombre que fue crucificado.

El 99 por ciento de los científicos de todo el mundo, que han estudiado la tela de cerca, han descubierto que no es una pintura.

Pero se desconoce el proceso que provocó el envejecimiento de las fibras superiores de los hilos responsables de la imagen.

Por otro lado, la imagen es compleja, con cualidades fotográficas tridimensionales.

Y la información indica que el hombre tuvo un entierro con las costumbres judías de la época.

Desde una perspectiva forense, las marcas de sangre de la Sábana de Turín son consistentes con las de un hombre que murió en posición de crucificado. 

Y muchos creen que esta es la tela que envolvió a Jesús.

Porque las heridas son históricamente consistentes a las infligidas a Jesús, que relatan los evangelios.

Que un crucificado hubiera sido envuelto en una Sábana luego de muerto, era muy raro en tiempos antiguos, porque en la mayoría de los casos los cadáveres de los crucificados eran abandonados o sepultados en fosas comunes.

La corona de espinas puesta en su cabeza es verdaderamente excepcional, no era una costumbre ni entre los romanos ni entre otros pueblos.

El hombre de la Sábana Santa, al igual que Jesús, llevó sobre la espalda un objeto pesado, que no puede ser otra cosa que el patíbulo al que fue clavado.

Tanto el hombre de la Sábana Santa como Jesús fueron fijados a la cruz con clavos, un método que estaba reservado a crucifixiones oficiales, mientras que en la mayoría de los casos los condenados se sujetaban a la cruz con cuerdas.

El hombre de la Sábana Santa y Jesús fueron heridos en el costado después de la muerte, y no les fracturaron las piernas. 

Este es un hecho único, ya que era común la costumbre de quebrar las piernas a los crucificados, para acelerarles el final.

Tanto el hombre de la Sábana Santa como Jesús estuvieron en la Sábana por poco tiempo. 

Porque para que la imagen que vemos se haya producido con esa nitidez, fue necesario que el cadáver estuviera en la Sábana sólo algunas horas, ya que de otro modo el proceso de descomposición habría destruido la imagen y habría dejado manchas irreconocibles en la tela.

Hasta ahora la idea que se había manejado era que se trataba de una tela que envolvió a Jesús muerto, cuando se lo puso boca arriba en cama de piedra del sepulcro.

Sin embargo, hay algo que siempre estuvo allí en la imagen, y que recientemente ha descubierto el Dr. Gilbert Lavoie, un estudioso de la Sábana Santa, que ha escrito varios libros sobre sus investigaciones en ella.

No se trata de una imagen de Jesús muerto sino de Jesús resucitado.

Si fuera una imagen tomada de Jesús acostado boca arriba, el pelo caería hacia atrás de los hombros y no hacia abajo.

En cambio, el cabello fluye hacia ambos lados de la cara hasta los hombros, siguiendo la fuerza de la gravedad, mirado tanto en la parte de la Sábana que envolvió la parte frontal de Jesús, como la parte de la espalda.

Lo cual es totalmente acorde con la imagen de un hombre erguido.

Y por otra parte, la espalda de un cadáver acostado boca arriba debería estar marcadamente aplanada, debido al peso del cuerpo.

Porque la presión del peso corporal aplana la espalda, los glúteos y las piernas. 

Esta forma anatómica aplanada es la que esperaríamos ver al mirar la imagen posterior del hombre de la Sábana. Pero eso no es lo que vemos. 

Más bien, la posición del cabello y la falta de aplanamiento del lado de atrás, es similar a la forma de un hombre que está erguido.

¿Pero está de pie? No precisamente.

Al mirar la imagen de los pies del hombre, vemos que no está de pie sobre una superficie.

La posición de las plantas de los pies indica que el hombre de la Sábana está como suspendido en el aire.

Por lo tanto la Sábana Santa de Turín sería la representación de Jesús resucitado y no de Jesús muerto.

Un Jesús que ya no está limitado por el espacio, como se apareció a los discípulos que estaban orando en el Cenáculo.

De modo que quizás la imagen de la Sábana haya sobrevivido, para permitir que el mundo moderno comparta la misma alegría, que sintió un pequeño grupo de hombres desesperados por la muerte de su líder, hace 2000 años, mientras rezaban en el cenáculo y se les apareció.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre los descubrimientos que indicarían que la imagen de Sábana Santa de Turín es de Jesús, y que lo retrataría como resucitado y no como muerto.

Y me gustaría preguntarte si crees que sería más adecuado a tu juicio que la Sábana Santa retratara a Jesús como muerto o como resucitado. 

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