Es interesante que en sus apariciones en Lourdes, Fátima y otros lugares, la Madre de Dios recomiende repetidamente rezar el Rosario.

Es porque Dios puso un plan de paz para cada persona y el mundo en el diseño del Rosario.

“Recen el rosario todos los días para lograr la paz en el mundo y el fin de la guerra”.

Hace cien años en un campo en Fátima, Portugal, la Virgen María dijo esas palabras a tres niños pastores.

Fue una revitalización del rezo del Rosario que había sido entregado por la Virgen María a Santo Domingo de Guzmán y que había tenido muchos altibajos en la historia.

El último altibajo para nuestra generación fue en los años 1960 y 70, como coletazo del Concilio Vaticano II, en que unos cuantos sacerdotes, religiosos y laicos lo consideraron un método pasado de moda y “una cosa de viejas”.

Sin embargo hoy estamos en un buen período del Rosario, que es promovido y orado hasta en los propios seminarios, por lo que es más común ver a hombres jóvenes rezando fielmente los misterios del Rosario.

Primero hagamos una pequeña reflexión sobre el uso profundo de la oración, que será nuestra guía en este proceso de rezar el rosario con más frutos.

   

NO DEBEMOS OLVIDAR QUE ES Y COMO USAR LA ORACIÓN

Al principio del siglo quinto una anciana viuda llamada Proba le preguntó a su Obispo San Agustín porque no sabemos cómo debemos orar, según lo que aparece en Romanos 8: 26.

Y San Agustín le da una excelente explicación que aparece en la Carta 130.

Él le dice que la oración no significa simplemente hablar con Dios, aunque es una parte de ella.

La oración es el santo deseo de orar sin cesar.

Porque las palabras multiplicadas son una cosa y el deseo de orar es otra.

Y es por eso que a veces las palabras no son necesarias y a veces improductivas cuando no hay deseo.

San Agustín se pregunta qué es lo que deseamos.

Y responde que es la felicidad, porque es el mayor bien del hombre.

Y para los cristianos la felicidad viene solo de Dios.

Para buscar la felicidad hay que pedírsela a Dios.

La escritura dice “bienaventuradas las personas cuyo Dios es el señor”.

Por lo tanto la oración es el deseo de una vida feliz en la posesión de Dios.

Pero a partir de ahí la oración cumple otros fines.

Porque vinculamos nuestra voluntad con la de Dios y nos podemos convertir en su agente en el mundo debido a su gracia.

Y otro efecto secundario es que la práctica de la oración purifica el cuerpo, la mente y el espíritu.

Por ejemplo cuando te llegan pensamientos obsesivos, eso se convierte en un bloqueo para el crecimiento espiritual.

¿Y porque se hacen visibles estos bloqueos?

Estos bloqueos son traídos a la superficie por Dios para que seas consciente de ellos y te deshagas de ellos, de modo que sea más fácil quitártelos.

Si fueran reprimidos por tu mente serán aún más poderosos.

El maligno quiere que no te deshagas de esos pensamientos para poder tentarte y acusarte.

Una forma en el proceso de oración, por ejemplo en el rosario, es usar la imaginación para deshacerte de estos bloqueos.

Por ejemplo cuando aparezca en tu mente un pensamiento lujurioso, dáselo a Dios.

Y lo puedes hacer imaginando al Espíritu Santo como una paloma que baja, toma el pensamiento malo y se lo lleva volando con ella.

Esta es una sugerencia, pero puedes utilizar cualquier otra imagen que implique que alguien o algo se lleva tu pensamiento negativo.

Todo esto lo puedes hacer con el Rosario, porque tu mente puede actuar de las formas propuestas mientras recitas la letanía de las avemarías.

Pero a su vez el Rosario tiene otras virtudes que veremos.

   

EL ROSARIO ES CRISTOCÉNTRICO

Todos los misterios del Rosario ponen el Nuevo Testamento en “un conjunto de bolitas”.

Y ayudan a la persona que lo reza a hacer una peregrinación espiritual a Tierra Santa.

Donde se puede contemplar la vida de Jesucristo y cómo imitarlo.

Lo que el Rosario hace es volver a conectar con Nuestro Señor.

Y es un sacramental que nos lleva a una forma modificada de la vida.

Pero además el Rosario penetra en nuestros corazones por intermedio de la Madre de Dios.

Con el rosario, todo el mundo que se deja guiar por María puede llegar a la oración interior sin ningún tipo de técnica especial o prácticas complicadas.

Las oraciones vocales del Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria son las oraciones centrales del cristianismo, arraigadas en la Escritura.

Con la meditación, nos vamos a reflexionar sobre lo que sucede en cada misterio y lo que significa para nuestras vidas.

En Nazaret, el Hijo de Dios se encarna en María. En Comunión, él también viene a mí.

En Getsemaní, Jesús suda sangre. Sufre, se angustia, y sin embargo sus amigos permanecen dormidos.

¿Puedo velar con Él o mis ojos se cierran por el cansancio?

En la mañana de Pascua, Jesús resucita y sale de la tumba.

El primer día de la creación trajo luz. El primer día de la semana venció a la muerte y nos dio la vida.

Cristo puede cambiar la oscuridad en mi vida en luz.

Estas son algunas meditaciones cristocéntricas que permite el Rosario.

   

LA VIRGEN LE ENSEÑA A LOS PASTORCITOS DE FÁTIMA A REZAR CORRECTAMENTE

Una de las historias poco conocidas de las apariciones de Nuestra Señora en Fátima hace un siglo este año es como la Virgen se vio obligada a corregir con suavidad los tres niños pastores para que “no hacieran trampa” en la forma en que estaban rezando el Rosario.

Sor Lucía lo describe en sus memorias.

Nos habían dicho [nuestros padres] rezar el Rosario después de la comida, pero como el día parecía demasiado corto para jugar, habíamos elaborado una gran manera de hacerlo rápidamente.

Simplemente pasábamos las cuentas de las manos, sin decir nada, sino ‘Ave María, Ave María, Ave María …’.

Al final de cada misterio, nos deteníamos un segundo y luego nos limitábamos a decir, ‘Padre nuestro’, y así, en un abrir y cerrar de ojos, habíamos terminado nuestro Rosario…

¡Tan grande era el afán de llegar a jugar!”

Cuando nuestra Señora se apareció, ella les enseñó a frenar y orar todo el Padre Nuestro, todo el Ave María y toda le Gloria en cada década.

Y fue tan convincente al punto que una vez Lucía llamó a su primo Francisco para jugar y éste puso reparos diciendo:

La Virgen nos dijo que dijéramos el Rosario y hagamos sacrificios para la conversión de los pecadores.

Así que de ahora en adelante, cuando decimos el Rosario, hay que decir todo el Ave María y todo el Padre nuestro”.

Nuestra Señora más tarde les enseñó cómo ir más allá de simplemente decir las oraciones completas.

Ella les indicó los 15 cuadros vivos en su Parroquia de Fátima (Aljustrel), que representa los misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos del Rosario.

Y les ayudó a aprender a meditar sobre cada uno de ellos como la parte más importante de rezar el Rosario.

Aprender a rezar esta oración mariana cristocéntrica no sólo correctamente fue central en las revelaciones de Fátima.

En cada una de los seis apariciones de María en 1917, insistió a los niños que recen el Rosario todos los días.

Lo interesante a destacar es que María no insiste en que los niños pastores vayan a misa cada día, a pesar de que la misa es la fuente y la cumbre de la vida cristiana.

Ella no exige que la gente lea la Sagrada Escritura.

Ella no se requiere que hagan una hora santa eucarística o estén un determinado tiempo fijo de la meditación.

Después de todo, no es posible que todos puedan llegar a la misa diaria, leer, o tener formación para hacer fácilmente la oración mental.

María más bien recomendó algo que básicamente todo el mundo podía hacer, desde los niños pequeños a los papas.

Y ella pidió que se realizara a diario y bien.

Y dijo que la paz del mundo depende de ello.

   

LA VIRGEN DE FÁTIMA ASOCIA REZAR EL ROSARIO CON LA PAZ

En la aparición de septiembre Nuestra Señora reiteró,

“Quiero que continúen rezando el rosario para obtener el final de la guerra”.

Enfocando nuestros ojos en Cristo, el Rosario también nos hace pacificadores en el mundo.

Por su naturaleza como una petición insistente y en armonía con la invitación de Cristo a ‘orar sin cesar’, el Rosario nos permite esperar que, aún hoy, la difícil batalla por la paz se puede ganar.

San Juan Pablo II trató de explicar esto en el 2002, en la exhortación apostólica El Rosario de la Virgen María.

“El Rosario”, escribió, es por su naturaleza una oración por la paz, ya que consiste en la contemplación de Cristo, el Príncipe de la Paz, el que es ‘nuestra paz’.

Quien interioriza el misterio de Cristo – y el Rosario tiende precisamente a eso – aprende el secreto de la paz y hace de ello un proyecto de vida.

Además, debido a su carácter meditativo, con la serena sucesión del Ave María, el Rosario ejerce sobre el orante una acción pacificadora que lo dispone a recibir y experimentar en la profundidad de su ser, y a difundir a su alrededor, paz verdadera, que es un don especial del Resucitado”.

Y agregó más en profundidad y con ejemplos:

Es además oración por la paz por la caridad que promueve.

Si se recita bien, como verdadera oración meditativa, el Rosario, favoreciendo el encuentro con Cristo en sus misterios, muestra también el rostro de Cristo en los hermanos, especialmente en los que más sufren.

¿Cómo se podría considerar, en los misterios gozosos, el misterio del Niño nacido en Belén sin sentir el deseo de acoger, defender y promover la vida, haciéndose cargo del sufrimiento de los niños en todas las partes del mundo?

¿Cómo podrían seguirse los pasos del Cristo revelador, en los misterios de la luz, sin proponerse el testimonio de sus bienaventuranzas en la vida de cada día?

Y ¿cómo contemplar a Cristo cargado con la cruz y crucificado, sin sentir la necesidad de hacerse sus ‘cireneos’ en cada hermano aquejado por el dolor u oprimido por la desesperación?

¿Cómo se podría, en fin, contemplar la gloria de Cristo resucitado y a María coronada como Reina, sin sentir el deseo de hacer este mundo más hermoso, más justo, más cercano al proyecto de Dios?”.

   

CÓMO REZAR CORRECTAMENTE EL ROSARIO

Con lo anterior en mente, los siguientes consejos pueden ayudar a los que rezar el rosario.

   

1 – Programar el tiempo para rezarlo

Nuestro horario está lleno de obligaciones.

Y también tenemos una estimación de cuanto tiempo vamos a necesitar para cada tarea.

A veces es bueno hacer un espacio de 20 o 30 minutos para rezar el rosario, y anotarlo en el calendario.

Esta “cita” con Jesús y María es entonces tan importante como todos las demás planificadas.

Para todos nosotros, es posible reservar un tiempo para rezar el Rosario, en un primer momento, una vez, dos veces o tres veces a la semana.

Con el tiempo – y este es el objetivo – que será más fácil encontrar un tiempo para rezar el Rosario diariamente, incluso más de una vez por día.

   

2 – No corras

Podemos aprender la lección sobre la oración en la enseñanza que María le hizo a los videntes de Fátima.

Pero piensa aún más.

Durante una cena romántica con velas por ejemplo, nadie podría estar constantemente mirando el reloj, o atragantándose con la comida, o dejando el postre a un lado para terminar lo más rápido posible.

Por el contrario, una cena romántica es extendida. Es una hora para disfrutar de un cóctel y disfrutar de cada momento que pasan juntos.

Lo mismo sucede con el rezo del Rosario. No debe ser tratado como conjuntos de avemarías que se llevan a cabo como si uno estuviera levantando pesas.

Puedo pasar tiempo prolongado en un pensamiento.

Tengo, sobre todo al principio, que ser pacífico.

Si sigo esta actitud pacífica y una conciencia de lo importante que es esta cita de 20 minutos, es que he orado bien.

Habrá sido una buena oración, porque mi voluntad se centra en agradar a Dios y María.

   

3 – Disfruta de la experiencia

San Ignacio recomienda lo que se llama la “tercera forma de oración”, que consiste en ajustar las palabras al ritmo de la respiración de uno.

A menudo es suficiente en el rezo del rosario hacer una pausa breve entre los misterios.

Y recordar que Jesús y María me están mirando llenos de alegría y amor, reconociendo con gratitud que estoy como un niño con palabras balbuceantes afirmando que amo a Dios.

Por eso es útil hacer una pausa y tomar unas cuantas respiraciones antes de reanudar la oración vocal.

   

4 – Una mirada de amor

Las oraciones vocales del Rosario proporcionan el ritmo de la oración.

Mis pensamientos pueden y deben salir del ritmo al encuentro con el misterio que se está contemplando.

Esto es más evidente cuando el misterio se anuncia no sólo al comienzo de cada década, sino antes de cada Ave María.

Es un tiempo para mirar con los ojos llenos de amor.

   

5 – Permítete ser sorprendido

Uno de los primeros y más importantes pasos para la oración interior es ir desde el pensamiento y la especulación, a mirar y ser sorprendido.

Piensa en los amantes que se encuentran, no para planificar lo que van a darse uno al otro o lo que podrían hacer en las próximas vacaciones, sino para disfrutar del tiempo juntos y regocijarse en el otro.

Es como un álbum de fotos de la familia, que es muy diferente de mirar un libro de historia.

En el álbum de fotos vemos personas que son importantes para nosotros, que amamos – y aún más – que nos aman.

Así es como nuestra mirada de Jesús y María debería estar en el Rosario.

   

6 – Permite que tu “cámara interior” note detalles

Algunas personas cierran los ojos, mientras que oran con el fin de concentrarse.

A otros les resulta útil para enfocar sus ojos en un punto determinado (por ejemplo un crucifijo).

De cualquier manera, lo que es importante es que los ojos del corazón estén abiertos.

Rezar el Rosario es como ir al cine. Se trata de ver las imágenes.

Es útil preguntarse: ¿quién, qué, dónde estoy mirando al contemplar el nacimiento de Jesús, o su crucifixión, o su ascensión al cielo?

Y en algunas ocasiones, como una buena cámara, hace venir una imagen al primer plano de detalle.

Por ejemplo contemplar el cálido aliento del buey que está calentando al niño, la mano traspasada de Jesús, las lágrimas en Juan mientras mira a Jesús subiendo al cielo.

   

7 – Reza en palabras, con la mente y el corazón

Las palabras acompañan a la mente que se abre, pero es el corazón que tiene el papel principal en la oración.

Todos los grandes autores espirituales están de acuerdo en que la oración interior es sobre vivir el afecto, es decir, los sentimientos y los movimientos internos.

Teresa de Ávila dice muy simplemente: “No pienses mucho, ama mucho”.

Una señora mayor se quejaba con tristeza que no podía pensar mucho mientras rezaba el rosario todos los días, y que en esa situación apenas podía decir “Jesús, María, te amo”.

Pero eso es exactamente a lo que rezar el Rosario nos debe de llevar.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

¿Te gustó este artículo? Entra tu email para recibir nuestra Newsletter, es un servicio gratis: