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Una recopilación de cosas del Papa que no han salido a luz.

 

El argentino Armando Rubén Puente, narra en «La vida oculta de Bergoglio»  una acertada selección de fuentes de primera mano de los años duros que fueron forjando el carácter de Jorge Marío Bergoglio, capaz de superar todas las dificultades.

 

Bergoglio y pobres

 

Por ejemplo, el Papa Francisco protegió y salvó cuando era el cardenal Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires a al menos 80 mujeres víctimas de trata con fines de explotación sexual.

También se recogen episodios de la historia de Bergoglio como el referido a su ‘destierro’ a Córdoba algo que el autor explica como

«un problema de liderazgo en un momento dado de una compañía muy zarandeada en todo el mundo por conflictos y, en Argentina, por la crisis sociopolítica que vivía el país».

Según añade Puente, Bergoglio es un hombre de «una fuerte personalidad» que por sus «dotes de liderazgo» despierta afecto y simpatía.

Sobre su papel para salir del ‘corralito’, Puente explica que, aunque Bergoglio tiene

«una visión muy clara de que la jerarquía eclesiástica, los obispos y demás miembros no tienen que tomar medidas políticas», ante la situación «gravísima» económica y social que estaba viviendo Argentina, lo que hizo fue «apoyar, alentar a diversos sectores político-económico-gremiales para que tomaran una serie de acuerdos para poner fin a esa situación, para ayudar a salir de esa crisis».

Asimismo, en el libro, Puente aborda la relación del Pontífice con el matrimonio Kirchner primero con el expresidente Néstor Kirchner y después con su mujer, la actual presidenta Cristina Fernández. Según señala, Bergoglio piensa que la Iglesia tiene que defender la justicia, a los pobres, a los desempleados, a los perseguidos sociales y habló «muy fuerte» para denunciar la corrupción y las injusticias sociales, y eso «molestó» al gobierno lo que provocó unas tensiones que han durado 10 años.

En cualquier caso, ahora, cuando la relación entre Cristina Fernández y el Papa parece haberse acercado tras tres encuentros, Puente explica que el Papa está haciendo «unos esfuerzos muy grandes» para que la situación económica argentina que está «deteriorándose» y la «pérdida de prestigio» de la presidenta «no desemboque en una especie de caos o conflicto» sino en una salida democrática.

UN TERCERÓN EN ALCALÁ DE HENARES (1970-71)

El 4 de septiembre de 1970, Jorge Bergoglio llegó a Madrid. Lo esperaban en el aeropuerto de Barajas dos miembros de la Compañía que lo llevaron a Alcalá de Henares. San Ignacio de Loyola decía que los largos años de estudio en el seminario y en las facultades de Filosofía y Teología podían ahogar el espíritu y por eso instituyó en la última parte de la formación la tertiam probationem.

En una habitación monacal -una cama, una silla, una mesa y suelo de ladrillo- pasó cinco meses el padre Jorge, viviendo en un ambiente de silencio, de oración, de discernimiento y de caridad junto con otros doce jóvenes, de los cuales ocho eran españoles, cuatro iberoamericanos, uno estadounidense y uno japonés.

El padre Enrique Climent, actual superior de la residencia alcalaína, explicó que

“todo jesuita hace los Ejercicios Espirituales al menos dos veces en su vida, primero en el noviciado y luego en la probación, que tiene por objeto recuperar la espiritualidad porque, como dijo San Ignacio, el corazón se gasta después de tanto estudio. Después del cultivo cultural llega, al final, el espiritual y contemplativo. En ese periodo, escuela del corazón, se vuelve a las raíces, a por qué somos jesuitas; se leen los documentos fundacionales, especialmente ciertos puntos de nuestras constituciones, se hace un mes de Ejercicios Espirituales, se reza diariamente el oficio de horas y se realizan algunas obras de caridad, porque San Ignacio insistía que en ningún momento debe perderse el contacto con los pobres”.

“El padre José Arroyo era nuestro instructor. Jorge era muy piadoso, humilde y sencillo”, dice el padre Jesús María Alemany.

“Con él paseaba, unas veces en silencio, otras conversando, por el gran pinar que rodeaba al edificio. Los tercerones hacíamos el servicio de caridad en el hospitalillo de Antezana, cuidábamos ancianos y visitamos la cárcel de la Galera”.

Era el primer año que se hacía en Alcalá de Henares la “tercera probación”, que según el padre Climent, recibieron en vísperas de la Navidad.

“A partir de esa ceremonia, el padre Jorge renovó la promesa de vivir y morir en la Compañía, sirviendo al Señor en la ayuda al prójimo, fue considerado apto para ser jesuita e invitado a hacer los últimos votos”.

UN SECRETO DE BERGOGLIO

El 29 de noviembre, Liliana Esther Aimetta, misionera metodista, maestra, de 22 años de edad, y el profesor Néstor Julio España fueron secuestrados por un “grupo de tareas” del Ejército.

Al día siguiente su hermana, Ana María Aimetta, estudiante de Filosofía en la Universidad de El Salvador y miembro de Guardia de Hierro, recibió una llamada telefónica del Provincial de la Compañía, que le pidió encontrarse con ella en la Casa de Ejercicios de San Miguel. Se conocían desde hacía años porque Ana María era una de las discípulas de Amelia Podetti, la profesora de Filosofía cuyas ideas compartía Bergoglio.

El padre Jorge le dijo que deseaba ayudarla. Hizo gestiones y averiguó que estaba en la Escuela Mecánica de la Armada. No consiguió hacer nada más por la maestra, hoy considerada como una de las mártires de la fe de la Iglesia Metodista. Liliana y su compañero Néstor pasaron a engrosar la lista desaparecidos.

En 2006, volvieron a encontrarse con motivo de la publicación de la Introducción a la Fenomenología del Espíritu, de Amelia Podetti, editada con una introducción de Ramiro Podetti y un comentario de Ana María Aimetta. Ambos eran amigos de Bergoglio desde los años 70 y coincidieron que había muchos motivos para pedirle al arzobispo que escribiera el prólogo.

LOS ASADOS DE VILLA SAN IGNACIO

Alicia Oliveira había sido nombrada por el gobierno de Cámpora jueza de lo penal, la primera mujer que ocupaba ese cargo.

“Cuando se inició el proceso me echaron del cargo y Bergoglio me mandó un ramo de flores. Los militares decretaron mi captura y fueron a detenerme, pero por suerte no me encontraron, yo zafé y me escondí”, nos cuenta.

“Estuve dos meses viviendo en la casa mi amiga Nilda Garré, que había sido alumna en El Salvador y ahora es ministra de Seguridad en el Gobierno de Cristina. Uno de mis hijos iba a El Salvador y yo vivía angustiada de que no pudiera verme. Entonces, el padre Jorge Bergoglio, que era amigo mío, me fue a buscar a casa de Nilda, me llevó en su auto y entrando en el colegio me dejó en el patio para que pudiera reunirme con mi hijo. No una sino varias veces”.

“Ya en febrero, antes del golpe, fue a verme al juzgado para decirme que la mano venía muy pesada. ‘Le pido que se venga a vivir al Colegio Máximo, a vivir con nosotros’, me dijo. Me acuerdo que le contesté: prefiero que me agarren los militares antes que irme a vivir con los curas. Por entonces nos veíamos dos veces por semana. Él acompaña a los curas de las villas y yo estaba informada de lo que sucedía en esos barrios periféricos. En los meses que estuve escondida en la casa de Nilda Garré, más de una vez me acordé de la advertencia y ofrecimiento que me había hecho. Luego me levantaron la captura y se solucionó la situación, hasta por ahí nomás, porque la dictadura era terrible. Jorge pensaba como yo”.

“Yo había sido profesora en la Universidad de El Salvador. Cuando recuperé la libertad de movimientos él me obligó a hacer el doctorado y volver a dar clases. Yo les contaba a los alumnos lo que hacían los chinos, las torturas y castigos atroces que se utilizaban en el régimen de Mao, y los chicos me preguntaban cómo podía allí dormir tranquila la gente. Yo les contestaba: lo mismo pasa hoy en Argentina”.

“Jorge ayudó a mucha gente durante el Proceso. Recuerdo el caso de un hombre al que salvó. Lo tenía escondido, estaba muy marcado y no podía irse al extranjero. Como se parecía a él, le dio su cédula de identidad y su clergyman y así pudo salir. Eso no lo hace cualquiera y muchísimo menos en aquel tiempo”.

Nunca le pregunté a Jorge cómo los sacaba ni a dónde iban:

“Cuando yo ya pude salir a la calle nos reuníamos todos los domingos en Villa San Ignacio, la Casa de Ejercicios que está frente a la gran base militar de Campo de Mayo. Allí Jorge, el Provincial hacía un gran asado y despedía a gente que cobijaba en alguna parte, aunque no sé dónde. Desde allí escapaban al extranjero. El hermano Salvador Mura, que era su secretario, los llevaba hasta Ezeiza o incluso hasta Paso de los Libres. Otras veces era Jorge quien los acompañaba hasta el aeropuerto. Nilda Garré puede confirmarlo, porque una vez la llevé al asado.Nunca le pregunté a Jorge cómo los sacaba y a donde iban. Mejor era ignorarlo entonces. Lo que sé es que él se arriesgaba por ellos una y otra vez. Por eso a mí no me pueden venir con cuentos sobre quién es Jorge Bergoglio”.

EL PAPA ES UN GRAN POLÍTICO

EFE realizó una entrevista al periodista argentino Armando Rubén Puente.

P.- ¿Cómo es el papa, usted que lo conoce, que tienen amigos comunes y que ha dedicado tanto tiempo a estudiar su vida?

R.- Es un hombre de intensa oración, diría que un místico. Tiene un concepto de la misericordia de Dios para con nosotros, los hombres, que a mí me ha desbordado. Nunca he conocido a alguien que tenga una concepto «tan infinito» de la misericordia de Dios. Por eso tiene lo que he llamado una «relación fraterna» con los homosexuales, los divorciados, los sacerdotes casados, los alejados de la Iglesia y los no creyentes.

Es un hombre coherente con su fe, una coherencia plena entre su fe y sus obras, su actuación. Esa coherencia no tiene fisuras.

P.- ¿Cree que el papa va a cambiar la relación que mantiene la Iglesia con los homosexuales?

R.- Bergoglio recibía en su despacho a los homosexuales, conversaba amigablemente con ellos y los defendía frente a ciertos sacerdotes que los habían expulsado de sus parroquias. Lo que no le impidió oponerse a la ley del matrimonio homosexual; defendió la unión civil, con sus amplios derechos, pero no al matrimonio, que solo admite entre hombre y mujer.

P.- ¿Es verdad que era conocido por oponerse a la Teología de la Liberación, de raíz marxista, queriendo sustituirla por la Teología del Pueblo?

R.- Formó parte del «Grupo de los Rioplatenses», como se identifica a los teólogos argentinos y uruguayos que buscaban la identidad cultural y religiosa latinoamericana y más concretamente argentina.

P.- ¿El cardenal Bergoglio se implicó en la denuncia y oposición a las mafias que explotaban a trabajadores y prostituían a mujeres?.

R.- Apoyó al Movimiento de Trabajadores Excluidos, los llamados «cartoneros» cuando se produjo la crisis del corralito. Celebró misas al aire libre en cuyas homilías denunció a los que explotaban a los trabajadores, sobre todo inmigrantes ilegales, y las mujeres, obligándolas a prostituirse. Unas ochenta mujeres fueron liberadas de esas mafias y protegidas por el cardenal. Son las que componen lo que yo llamo «la otra Lista Bergoglio».

P.- ¿Puede contar algún detalle sobre cómo sacó Bergoglio de la cárcel algún represaliado por la dictadura?

R.- Bergoglio, provincial de la Compañía, procuró sobre todo evitar que los vinculados con la guerrilla o sospechosos de ser «subversivos» para los militares fueran detenidos o, peor, secuestrados, y dedicó gran parte de sus esfuerzos en ocultarlos en lugares que sólo él conocía, y luego hacer posible que abandonaran el país. Así salvo a un centenar.

P.-¿Cómo llevó el Evangelio a las llamadas «Villas Miseria», los barrios mas pobres de Buenos Aires?

R.- En 1969, por iniciativa del cardenal Aramburu, varios jóvenes sacerdotes, siguiendo el ejemplo de los curas obreros franceses, empezaron a vivir en las Villas Miseria; eran curas peronistas e iban a luchar contra la injusticia social. Con Bergoglio, a comienzos del 2000, fue cuando se crearon formalmente los Equipos de Sacerdotes para las Villas de Emergencia.

P.- Finalmente, ¿Qué cualidad destacaría del papa?

R.- Es un gran político, en el sentido noble de esa palabra que han desgastado y desprestigiado quienes ejercen la política como una profesión. Es un jugador de ajedrez que tiene previstos los seis o siete movimientos posteriores cuando «mueve ficha».

Fuentes: Periódico ABC, Agencia EFE, Signos de estos Tiempos

 

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