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Trama de corrupción aparentemente sale a luz en una prestigiosa orden.

 

El superior general de la Orden los Camilos, Renato Salvatore, fue detenido por la Policía italiana, acusado del secuestro de dos religiosos de su orden, retenidos para que no pudieran votar en las elecciones internas de la Orden y que supuso su reelección al frente de la congregación.

 

religiosos camilos en chile

 

Pero este hecho destapó una serie de irregularidades y sospechas de corrupción interna, que afectan tanto a Salvatore como a sus opositores.

Un nuevo escándalo mayúsculo estalló este jueves y envuelve a una de las órdenes más antiguas y prestigiosas de la Iglesia y a su superior general que ha sido encarcelado junto con otras cinco personas, entre ellas otro cura y dos oficiales de la Guardia de Finanzas, la institución militarizada italiana que se ocupa de los delitos financieros en daño del Estado.

La Misericordiosa Orden de San Camilo de Salles, presente en 38 países, gestiona en el mundo 200 hospitales, clínicas, casas de cura y tiene un patrimonio de cientos de millones de euros.

Lo que ha explotado es una lucha por el poder interno entre grupos de corrupción, que protagonizó el padre Renato Salvatore, de 58 años, jefe de una institución religiosa que cuenta con 1.200 religiosos, de los cuales 655 son sacerdotes.

Envuelto en maniobras de extensa y profunda corrupción, Salvatore no dudó en hacer secuestrar durante unas horas con engaños a dos sacerdotes de la orden que le iban a votar en contra el 13 de mayo, en el cónclave, en el que por un par de sufragios el superior logró controlar la supremacía.

Este hecho inaudito, que recuerda las historias de maquinaciones non sanctas en la Iglesia medieval, y por si hacía falta, refuerza la acción de limpieza radical que emprendió el Papa.

Francisco fue informado y debe haber quedado turbado por un escándalo de grandes dimensiones, porque el foco infeccioso se extiende de los institutos financieros vaticanos a una de las más antiguas y prestigiosas órdenes de la Iglesia. Y no hay duda que Francisco usará la tolerancia cero.

La Guardia de Finanzas, la Dirección Antimafia y otras estructuras de seguridad habían comenzado a investigar lo que ocurría en la Misericordiosa Orden, que en Italia maneja numerosos hospitales, algunos de su propiedad, y cuenta con enormes recursos.

Los «financieros» descubrieron que el monje negro detrás del superior padre Salvatore era nada menos que un viejo conocido: el mediador de negocios Paolo Oliverio, hombre de mil «affari» que siempre salió airoso de las acusaciones por negocios turbios de alto vuelo. Oliverio ha sido tambien encarcelado.
Las interceptaciones telefónicas y ambientales, que incluían la casa generalicia en Roma, descubrieron en la lucha feroz entre facciones una variante increíble.

El padre Salvatore y su cerebro de negocios sucios conversaban por teléfonos «pinchados» el problema de la reelección del superior. El llamado «grupo criminal» no podía perder el poder porque se descalabrara todo.

Salvatore informó a Oliverio que bastaban dos votos en contra para sucumbir. El asesor le propuso entonces inventar un interrogatorio falso de dos miembros poderosos de la orden, los padres Rosario Messina y Antonio Puca, enemigos jurados del superior, convocándolos a un cuartel de la policía tributaria a la hora en que se iba a realizar, el 13 de mayo último, la votación.

Dos oficiales de la Guardia de Finanzas, ahora presos, llevaron adelante el falso interrogatorio y retuvieron a los sacerdotes. El padre Salvatore pedía por teléfono que los demoraran «porque todavía falta otra votación».

Al final anunció aliviado a Oliverio: «Ganamos, nunca me olvidaré de este día». Por dos votos, el superior mantenía el poder y cubría todos los desaguisados. Entonces los dos sacerdotes quedaron en libertad.

Al parecer, los opositores padre Messina y Puca también están sospechados de negocios turbios en los hospitales de las regiones del sur de Italia.

Por las interceptaciones telefónicas, Messina puso dos residencias suyas a nombre de la propietaria de una farmacia, «con la cual mantiene relaciones sentimentales».

Puca iba y venía maniobrando negocios ilícitos en las contrataciones públicas de las obras millonarias que gestiona la orden en los hospitales y clínicas.

La Misericordiosa Orden es una Caja de Pandora de hechos delictivos y ahora el superior encarcelado debe responder a los interrogatorios reales, junto con los otros detenidos, entre los cuales hay un sacerdote vecino al padre Salvatore.

El destape de los negocios ilegales y robos están en poder de la justicia coordinando las investigaciones con el fiscal Giuseppe Cascini. Están en juego muchos millones de euros y el desprestigio de una orden religiosa con siglos de fama impecable.

Fuentes: Clarín, Periodista Digital, Signos de estos Tiempos

 

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