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00 Todas las Advocaciones 12 Diciembre ADVOCACIONES Y APARICIONES Foros de la Virgen María FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Movil Noticias 2018 - julio - diciembre

Nuestra Señora de la Expectación o de la O, la Advocación Central de Adviento (17 dic)

Esta advocación se relaciona con el tiempo en que la Santísima Virgen vive su embarazo, esperando el nacimiento de Jesús.

En el que los fieles evocan y esperan su nacimiento.

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Se mezclan la gravidez de María con ello la dulce espera.
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La expectativa del nacimiento del Señor, la esperanza del nacimiento de Mesías, y la alabanza que se tributa a María y a Jesús.

En estos días las antífonas marianas del rezo de vísperas comienzan con la Oh!!: Oh! Sapientia, Oh! Adonai, O! Enmanuel… veni!.

 

LA TÓNICA DE LA LITURGIA EN ADVIENTO

Aguardar al Señor que ha de llegar, es el contenido trascendental del tiempo del Adviento, que precede a la gran celebración de Navidad.

La liturgia de este período está llena de esperanzas por la venida del Salvador y recoge los sentimientos de expectativa que comenzaron en el instante mismo de la caída de nuestros primeros padres.

En aquella oportunidad, Dios anunció la venida de un Salvador.

La humanidad estuvo, desde entonces, pendiente de esta promesa y adquiere este tema tal importancia que, la concreción religiosa del pueblo de Israel, se reduce en uno de sus puntos principales a esta espera del Señor.

Esperaban los patriarcas, los profetas, los reyes y los justos… todas las almas buenas del Antiguo Testamento.

De este contexto de expectación, toma la Iglesia las expresiones deseosas, vivas y adecuadas para la preparación del misterio de la «nueva Natividad» del Salvador Jesús.

En el punto sobresaliente de esta expectación, se halla la Santísima Virgen María.

Todos aquellos anhelos culminan en Ella, la que fue elegida entre todas las mujeres para formar en su seno al verdadero Hijo de Dios.

Sobre Ella se ciernen los profecías antiguas, (en concreto las de Isaías); Ella es la que, como nadie, prepara los caminos del Señor.

La invoca sin cesar la Iglesia en el tiempo de Adviento, auténtico mes de María, ya que por Ella hemos de recibir a Cristo.

Nada, pues, más a propósito que la contemplación de María en los sentimientos que Ella tendría en los días inmediatos a la natividad de su divino Hijo.

«Si todos los santos del Antiguo Testamento—escribe el padre Giry (Les petits Bollandistes t. 14 p.373 )—desearon con ardor la aparición del Salvador del mundo,

¿Cuáles no serían los deseos de Aquella que había sido elegida para ser su Madre, que conocía mejor que ninguna otra criatura la necesidad que tenia la humanidad, la excelencia de su persona y los frutos incomparables que debía producir en la tierra, y la fe y la caridad, que sobrepasan la de todos los patriarcas y profetas? «

Fue tan grande el deseo de la Santísima Virgen, que nosotros no tenemos palabras para expresar su mérito.

Y tampoco podemos concebir cuál fue su gozo cuando Ella vio que sus deseos y los de todos los siglos y de todos los hombres iban a realizarse en Ella y por Ella.

Ya que iba a dar a luz la esperanza de todas las naciones, aquel sobre quien se fijaban los ojos de todos en el cielo y en la tierra y miraban como a su libertador.

María está en la cúspide de esta esperanza.
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Con María la esperanza es completa, se hace firme.
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Unidos a Ella, nuestra expectación será más digna del gran Señor que va a venir.

María presenta, para el cristiano de hoy, la posición que éste debe mantener, fundamentalmente en estos tiempos: esperar al Señor.

Toda la vida del cristiano es una expectación.

El modelo de ésta lo ofrece María.

Cuando se espera algún suceso importante que trae consigo angustia y pena, la reacción directa de la persona normal es de temor.

Acompañado a veces por la congoja y angustia que tiende a acrecentarse por la fantasía ante la consideración de los males futuros predecibles.

Cuando se prevé la llegada de un bien, que tiene una entidad considerable, se vive en una espera atenta y presurosa que va desde el anhelo y la ansiedad hasta la euforia acompañada de una prisa impaciente.

A mayor mal futuro, más miedo; a mejor bien futuro, más esperanza gozosa.

Algo de esto pasó al Pueblo de Israel que conocía su carácter de brevedad funcional, al menos en los círculos más creyentes o especializados en la espiritualidad premesiánica.

La evidencia de que la llegada del Mesías Salvador era inminente, hizo que muchos judíos piadosos vivieran en una tensión de anhelo creciente (basta pensar en el anciano Simeón).

Hasta poder descubrir en Jesús al Mesías que se había prometido a la humanidad desde los primeros tiempos posteriores al Pecado.

Era todo un Adviento (o Advenimiento).

Y como el Mesías llega por la Madre Virgen, es inadmisible preparar la Navidad desechando la contemplación del indecible gozo esperanzado que poseyó Santa María por el futuro próximo inmediato de su parto.
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Eso es lo que se quiere expresar con «La Expectación del Parto», o «El día de Santa María» como se le llamó también en otro tiempo, o «Nuestra Señora de la O» como popularmente también se le denomina hoy.

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NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA

Esta advocación se refiere al tiempo en que la Santísima Virgen vive su embarazo, esperando el nacimiento del Redentor.

Muchas familias durante la experiencia del embarazo suplican su amparo maternal; como así también, diversas personas ruegan a Ella en caso de embarazos complicados o problemas de concepción.

El Papa Juan Pablo II en su Carta a las mujeres nos dice:
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“Te doy gracias, mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única.
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La cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida.”

También se conoce esta advocación como “Nuestra Señora de la Expectación del Parto”, “Nuestra Señora de la O”, “Nuestra Señora de la Buena Esperanza”, “Nuestra Señora de la Expectativa”.

Y existen algunas imágenes desparramadas por América, aunque la que alcanzó la mayor celebridad es la venerada en la “Iglesia de San Pedro y San Pablo” en Lima, Perú.

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NUESTRA SEÑORA DE LA O

Se suele decir que su nombre proviene de la forma oval del vientre durante la gestación.
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También porque en la semana precedente a la Navidad, las antífonas cantadas en los oficios, comienzan por la letra “O”.
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Y se volvió frecuente a fines de la Edad Media, cuando se instituyó la fiesta de “la Expectación de la Virgen”, que se celebra el 18 de diciembre.

Según Dom Guéranger (1805 – 1875), por ejemplo, se canta:

“¡Oh Sabiduría, Oh Adonai. Oh Vara de Jese. Oh Llave de David. Oh, Sol naciente, esplendor de la Luz eterna. Oh Rey de las naciones y Deseado de las gentes. Oh Emmanuel! ven a enseñarnos, ven a iluminarnos, ven a sacarnos de esta cárcel sombría, ven a salvarnos, Dios y Señor nuestro!».

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NUESTRA SEÑORA DE LA EXPECTACIÓN DEL PARTO

También lleva este nombre la advocación que nos incumbe, muy conocida en la “Ciudad de los Reyes”.

Y se ha hecho popular en las bocas de los viejos limeños, los cuales conmemoran con gusto los cultos tan solemnes y fastuosos que se realizaban en su honor.

También esta Advocación es conocida como, la “Virgen de la Cinta” o “Nuestra Señora de la Esperanza”.
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Se identifica a esta advocación por encontrarse en estado de gestación.

Como todas las imágenes y advocaciones de María, ésta también nos llega desde España, pero ésta es una de las fiestas más genuinas, la de “Nuestra Señora de la O”.

No la respalda ni la fama de milagrosa, ni lo extraordinario de su origen, pero sí la antigüedad de su Congregación y la magnificencia de sus cultos.

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NUESTRA SEÑORA DE LAS EXPECTATIVAS

El comienzo de esta festividad se les debe a los obispos del décimo Concilio de Toledo, (656).

La razón de su institución la dan los padres de la congregación: a veces no se puede celebrar con la magnificencia adecuada la Anunciación de la Santísima Virgen, ya que suele coincidir con el tiempo de Cuaresma o la solemnidad pascual.

Durante esos días no siempre tienen cabida las fiestas de santos ni es favorable celebrar un misterio que nos relaciona con el comienzo de nuestra salvación.

Por esto,

«Se establece por especial decreto que el día octavo antes de la Natividad del Señor se tenga dicho día como celebérrimo y preclaro en honor de su santísima Madre».

En este decreto se alude a la celebración de tal fiesta en «muchas otras Iglesias lejanas» y se ordena que se mantenga esta costumbre; aunque, para conformarse con la Iglesia romana, se celebrará también la fiesta del 25 de marzo.

De hecho, fue en España una de las fiestas más solemnes, y hay constancia que, de Toledo, pasó a muchas otras iglesias, tanto de la Península como de fuera de ella.

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ICONOGRAFÍA DE LA VIRGEN DE LA ESPERANZA

La iconografía de la Virgen de la Esperanza, al igual que la de la Inmaculada Concepción, deriva de la visión descrita por San Juan Evangelista de la Mujer Apocalíptica.
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Y según algunos historiadores, tiene sus orígenes en la iconografía oriental.

Algunas corrientes historiográficas afirman que la Iglesia de Trento, a partir de mediados del s. XVI, ordenó suprimir la imagen de la Santísima Virgen embarazada, por considerarla incómoda.

Pero lo cierto es que, a pesar de esta aparente prohibición, las representaciones de la Madre de Dios embarazada o amamantando a su Hijo siguieron siendo muy habituales en la iconografía cristiana.

Ya que la devoción a la Virgen en el inicio de su maternidad no reviste sólo un simple carácter sentimental.

Donde María acoge al Verbo, allí está representada la Iglesia, y también, todo cristiano cuando acoge el Anuncio de la Salvación y se deja fecundar por él.

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LA SEMANA ANTERIOR A NAVIDAD SE REZAN LAS ANTÍFONAS DE LA O

Las llamadas «antífonas de la O» son un eco de las profecías de Isaías.  

Algunas están contenidas en el himno «Cielos, lloved vuestra justicia».

Pueden ser un texto muy apto para la oración profunda.

Cada noche de los 8 días antes de Navidad, pedimos a Cristo que venga, y le llaman por un nombre diferente.
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Y las antífonas se llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano «Oh».
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También se llaman «antífonas mayores».

Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia.

Las antífonas O cruzan 2 mensajes: cada uno pone de relieve un título diferente del Mesías (que se enumeran a continuación), y cada una se refiere a la profecía del Mesías de Isaías.

17 Diciembre: Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ¡ven y muéstranos el camino de la salvación!

18 Diciembre: Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ¡ven a librarnos con el poder de tu brazo!

19 Diciembre: Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ¡ven a librarnos, no tardes más!

20 Diciembre: Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ¡ven y libra los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte!

21 Diciembre: Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la Luz Eterna, Sol de justicia, ¡ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte!

22 Diciembre: Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ¡ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra!

23 Diciembre: Oh Emmanuel, Rey y Legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ¡ven a salvarnos, Señor Dios nuestro!

Para ver una explicación más detallada de cada unoa vaya a cada uno de estos links:

O Sapientia = sabiduría, Palabra
O Adonai = Señor poderoso
O Radix = raíz, renuevo de Jesé (padre de David)
O Clavis = llave de David, que abre y cierra
O Oriens = Oriente, sol, luz
O Rex = Rey de paz
O Emmanuel = Dios-con-nosotros.

 

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA DULCE ESPERA

María, madre del amor hermoso, dulce muchacha de Nazareth,
Tú que proclamaste la grandeza del Señor y,
diciendo que «sí», te hiciste Madre de nuestro Salvador y Madre nuestra:
atiende hoy las suplicas que te hago.

En mi interior una nueva vida está creciendo:
un pequeño que traerá alegría y gozo, inquietudes y temores, esperanzas y felicidad a mi hogar.

Cuídalo y protégelo mientras yo lo llevo en mi seno.
Y que, en el feliz momento del nacimiento, cuando escuche sus primeros sonidos y vea sus manos chiquitas, pueda dar gracias al Creador por la maravilla de este don que Él me regala.
Que, siguiendo tu ejemplo y modelo, pueda acompañar y ver crecer a mi hijo.

Ayúdame e inspírame para que él encuentre en mí
un refugio donde cobijarse y, a la vez,
un punto de partida para tomar sus propios caminos.

Además, dulce Madre mía, fíjate especialmente
en aquellas mujeres que enfrentan este momento solas, sin apoyo o sin cariño.
Que puedan sentir el amor del Padre
y que descubran que cada niño que viene al mundo es una bendición.

Que sepan que la decisión heroica
de acoger y nutrir al hijo les es tenida en cuenta.
Nuestra Señora de la Dulce Espera,
dales tu consuelo y valor. Amén

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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A Nuestra Señora de la Dulce Espera DEVOCIONES Y ORACIONES

Novena a Nuestra Señora de la Dulce Espera

Es la devoción a la Virgen María embarazada del niño Jesús. Se celebra el 18 de diciembre y la novena comienza el 9.

A ella le rezan las madres que esperan un bebé y aquellas familias que anhelan tener un hijo.

A María se le pide la protección y el consejo, la sabiduría y la capacidad de orar y tener fe para enfrentar este gran desafío en la vida del hombre: ser padres.

También le rezan los esposos que suplican la gracia de tener familia.

 

ORACIONES INICIALES

1.Señal de la cruz
En el nombre de Padre, del hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

2.Para arrepentirse de los pecados.
Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,
Por tu gran compasión, borra mis faltas !
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
Y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia,
Ni retires de mí tu Santo Espíritu.
Nuestra Señora de la Dulce Espera,
Ruega por nosotros y por nuestros hijos

3.Seguir la reflexión propia de cada día.

DÍA PRIMERO

El Señor nos regala la vida

El ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «Alégrate! Llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras ella quedó desconcertada y se preguntaba que podía significar ese saludo. Pero el Angel le dijo: «No temas María porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús»… Dijo María: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra»(Lc 1, 28-31 y 38)

Reflexión
María pronunció estas palabras por medio de la fe. Y así, a través de María, la Vida vino a nosotros . Ella, plenamente mujer, se confió a Dios sin reservas, se mostró completamente dispuesta a la acción del Espíritu Santo y en esta respuesta se entregó a cooperar con la Gracia de Dios

Oración
Al comenzar este primer día de la novena, te expresamos Madre, nuestro amor. Venimos con confianza a pedirte por nuestras necesidades, haz que te imitemos en tu Sí a Dios.
Comprende nuestro pedido, atiéndelo.

A cada intención respondemos
Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor Por todos los padres y madres que esperan un hijo.
Por la intención con que rezamos esta novena: Ave María

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

DÍA SEGUNDO

El Señor nos invita a ponernos al servicio de la vida

En aquellos días María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel llena del Espíritu Santo, exclamó : «Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre»! Feliz de ti por haber creído que se cumplirá todo lo que te fue anunciado de parte del Señor. (Lc. 1, 39-45)

Reflexión
Las palabras de Isabel «Feliz de ti por haber creído» se aplican no sólo a aquel momento concreto de la anunciación, sino a toda la vida de María. En su peregrinar hacia Dios, María recorrió un camino de fe a lo largo de toda su vida. Y lo hizo de modo heroico. En su «obediencia de fe» ella se abandonó a Dios y «esperando contra toda esperanza, creyó» cada día, en medio de todas las pruebas y contrariedades.

Oración
María, madre de Jesús y madre nuestra, intercede ante tu Hijo y enséñanos a amar y servir a los demás. Que siguiendo tu ejemplo de disponibilidad, sepamos aceptar la vida como el don gratuito que Dios nos ha dado; y que podamos proteger, nutrir, y acoger a aquel niño que recibamos como hijo. Que podamos recorrer con fe y esperanza los caminos que nos llevan a cumplir la voluntad del Padre.

A cada intención respondemos
Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor Por los que desean recibir la gracia de un hijo.
Por la intencion con que rezamos esta novena.

Rezamos
Bendita seas María, Virgen y Madre,
El Señor te llenó de gracia y alegría
En la dulce Espera de Jesús.
Te rogamos por los esposos
Que desean el Don de un hijo,
Ayúdalos en esta esperanza
A apoyarse mutuamente en el camino de la vida.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

DÍA TERCERO

Dios hace maravillas con nuestra vida

María dijo entonces:
Mi alma canta la grandeza del Señor,
Y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador,
Porque El miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
Porque el todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas :
Su nombre es Santo!! (Lc 1, 46-50)

Reflexión
Cuando Isabel saludó a la joven pariente que llegaba de Nazaret, María respondió con el Magnificat. Es la alabanza de todo su ser hacia Dios, expresada de forma poética, pero sencilla. Sus palabras están inspiradas en muchos textos sagrados del pueblo de Israel y reflejan el gozo de su espíritu, la felicidad que le provoca ser consciente de que en ella se realiza la promesa hecha «en favor de Abraham y su descendencia por siempre».

Oración
María, madre de Jesús, enséñanos a rezar con fe, con apertura de corazón y sencillez. No sólo por nuestras necesidades sino también por las de todos aquellos que sufren y necesitan de nosotros y de nuestra palabra de esperanza. Que de nuestra boca, como de la tuya, broten palabras de alabanza hacia el Creador y Dador de vida.
Dios Padre Nuestro, rico en amor y misericordia, que este tiempo de espera se transforme en una oportunidad de crecer en nuestra fe y nuestra entrega a los demás. Que podamos encontrar momentos de alegría y felicidad y los compartamos con quienes nos rodean.

A cada intención respondemos
Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor Por todos los bebés que crecen y se preparan para nacer.
Por la intención con que rezamos esta novena.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

DÍA CUARTO

«…Y llegó el momento de ser madre»

Mientras se encontraban en Belén le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue. Lc 2, 6 – 7

Reflexión
María da su consentimiento a la elección de Dios, para ser la madre de su Hijo por obra del Espíritu Santo Y toda su existencia está marcada por la certeza de que Dios está a su lado y la acompaña con su providencia benévola.
Nuestra Señora de la Dulce Espera, ayúdanos a ser sencillos y pobres de corazón para alimentarnos de tu amor y crecer en fe y esperanza. Sabiendo que todo lo debemos esperar de tu Hijo, nuestro Salvador.
Ayúdanos que a semejanza tuya vivamos con la certeza, de que Dios está a nuestro lado y nos acompaña con su divina providencia.

A cada intención respondemos
Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor Por el momento del parto y del nacimiento.
Por las intenciones particulares con que rezamos esta novena.

Oración a la Virgen de la Dulce Espera
Virgen María, Madre de Dios,
que cobijaste en tu seno al Salvador,
te pedimos que nos protejas en este momento,
en que confiadamente esperamos un hijo, para que podamos aceptarlo con amor;
educarlo de modo que «crezca en sabiduría,
estatura y gracia» ante los ojos de Dios;
y conducirlo con nuestro ejemplo a la casa del Padre.
Amen.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

DÍA QUINTO

Nuestro hijo, plan de amor de Dios Padre

Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a las fiestas según la costumbre, y cuando estas terminaron se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.Al tercer día lo encontraron, en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y haciéndoles preguntas : todos los que oían quedaban desconcertados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo quedaron extrañados, y le dijo su madre : Hijo ¿Por qué te has portado así con nosotros? Mira con que angustia te buscábamos tu padre y yo!! El les contestó: – ¿Por qué me buscaban ? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre? Ellos no entendieron lo que les decía. El regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Lc 2, 41 y 46 – 50

Reflexión
Durante los años de su vida oculta en Nazaret, Jesús «vivía sujeto a ellos» (Lc. 2,51): sujeto a María pero también sujeto a José, porque este hacía las veces de padre ante los hombres; de ahí que el hijo de María era considerado también por la gente como «el hijo del carpintero» (Mt. 13,55).
Cuando el evangelista nos dice que «Ellos (José y María) no entendieron lo que les decía» pone de relieve que aún su madre vivía en la intimidad con el misterio de Jesús, hijo de Dios, sólo por medio de la fe. «Feliz la que ha creído».

Oración
Jesús, concédenos comprender, con la ayuda de tu gracia, aquellas cosas y situaciones que se nos van presentando en la vida.
María, madre de los vivientes, que acogiste la Vida en nombre de todos y para el bien de todos, guíanos en el camino, protege a nuestros hijos y familias. Enséñanos a estar en las cosas del Padre.

A cada intención respondemos
Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor Por nuestros hijos.
Por nuestras familias.
Por las intenciones particulares con que rezamos esta novena.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

DÍA SEXTO

María, nuestra madre, está atenta a nuestras necesidades

Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Y Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y, como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo : «No tienen vino». Jesús le respondió : Mujer ¿Qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía. Pero su madre dijo a los sirvientes : «Hagan lo que El les diga.» (Jn 2, 1-5)

Reflexión
María manifiesta una maternidad nueva, según el espíritu, cuando va al encuentro de las necesidades del hombre. En Caná de Galilea se muestra solo un aspecto concreto de la indigencia humana, aparentemente pequeño y de poca importancia («no tienen vino»). Pero esto tiene un valor simbólico. María se pone entre su Hijo y los hombres en la realidad de sus privaciones, indigencias y sufrimientos. En su papel de madre, se pone «en medio», se hace mediadora. Ella intercede por los hombres y se pone como portavoz de la voluntad de su Hijo: «Hagan lo que él les diga».

Oración
María, madre del amor hermoso, intercede para que Jesús atienda nuestras necesidades. Enséñanos a hacer todo lo que Él nos dice y a pedir en la oración el conocimiento que todavía nos falta para tener el gusto profundo de las cosas de Dios. Que sepamos ver las necesidades de los que nos rodean y podamos brindarnos generosamente, ayudando a quienes, en este momento fundamental, de sus vidas se encuentran solas y desamparadas.

A cada intención respondemos
Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor Por las madres que están solas.
Por los padres que no tienen trabajo.
Por la intención particular con que rezamos esta Novena.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

DÍA SÉPTIMO

Tu hijo también tiene una misión

Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera trataban de hablar con Él. Alguien le dijo : «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte» Jesús les respondió «¿Quién es mi madre y quienes son mis hermanos? Y señalando con la mano a sus discípulos agregó «Estos son mi madre y mis hermanos, porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre». (Mt 12, 46-50)

Reflexión
María es la primera entre «aquellos que escuchan la palabra de Dios y la cumplen» Y por eso, aquella bendición pronunciada por Jesús se refiere en primer lugar a ella. María se convierte, en cierto sentido, en la primera «discípula» de su Hijo y por medio de su fe descubre otro sentido de su maternidad: una nueva maternidad según el espíritu y no únicamente según la carne.

Oración
Madre nuestra, Señora de la Dulce Espera, nos enseñas que más importante que el vínculo carnal es la relación que nace y se forma por cumplir con lo que Dios nos pide. El amor se construye día a día, así queremos servir al Señor y aceptar su voluntad. Que podamos testimoniar el significado del amor auténtico diciendo cada día que sí. Acuérdate de las familias que han abierto su corazón a la adopción, ayúdalos en la alegría de su generosidad a que puedan gustar los hermosos nombres de padre y madre. Que teniéndote a vos como modelo incomparable de acogida y cuidado de la vida puedan dar gracias cada día, por esa vida que se les entrega.

A cada intención respondemos
Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor Por los que desean adoptar
Por la intención particular con que rezamos esta Novena.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

DÍA OCTAVO

Amar a Dios por sobre todas las cosas

Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y dijo : «Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron» Jesús le respondió : «Felices más bien los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.» (Lc 11, 27-28)

Reflexión
Esta frase constituía una alabanza para María como madre de Jesús según la carne. A través de aquellas palabras ha pasado rápidamente por la mente de la muchedumbre, al menos por un instante, el evangelio de la infancia de Jesús. Es el evangelio en que María está presente como la madre que concibe a Jesús en su seno, lo da a luz y lo amamanta maternalmente: la madre-nodriza a la que se refiere aquella mujer del pueblo. Gracias a esta maternidad, Jesús es un verdadero hijo del hombre. Jesús con su respuesta quiere quitar la atención de la maternidad entendida sólo como vínculo de carne, para orientarla hacia aquel misterioso vínculo del espíritu, que se forma en la escucha y la observancia de la palabra de Dios.

Oración
María, muchachita de Nazaret, vos que viviste las dimensiones de lo humano y de lo femenino de manera perfecta, intercede por nosotros, para que seamos atentos escuchas de la Palabra de Dios. Aleja de nosotros todo lo que nos impida practicar lo que Jesús nos enseñó. Pon en nuestra boca, tus palabras, tus intenciones y todo lo que pueda abrir nuestro corazón al bien y al amor.

A cada intención respondemos
Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor Por que las mujeres puedan amamantar a sus hijos, dándoles su leche y amor.
Por que todos los padres puedan ayudar a crecer a los hijos.
Por la intencion con que rezamos esta novena.

Rezamos
Oh, María, aurora del mundo nuevo
a Ti confiamos la causa de la vida
Haz que quienes creen en tu Hijo
sepan anunciar con firmeza y amor
a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la Vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo
como don siempre nuevo
La alegría de celebrarlo con gratitud
durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo
con confianza.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

DÍA NOVENO

Jesús nos da a María como madre

Al ver a la Madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo : «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». (Jn 19, 25-27)

Reflexión
La maternidad de María, que se convierte en herencia del hombre, es un don: un don que Cristo mismo hace personalmente a cada hombre. A los pies de la cruz comienza aquella especial entrega del hombre a la madre de Cristo. La entrega es la respuesta al amor de una persona y, en concreto, al amor de la madre. Por eso, a través de los siglos, de entre los diversos pueblos y naciones de la tierra, el hombre se dirige a María, con veneración y confianza, como quien se dirige a su madre, y busca en su fe el sostén para la propia fe.

Oración
María Santísima, Madre de Jesús y Madre nuestra, sabemos que nos acompañas en el camino de la vida intercediendo por nosotros y por nuestras necesidades, danos un corazón fuerte y generoso. Gracias porque cada uno de nosotros somos participes de la vida de Dios.
Te pedimos que nos enseñes a respetar, proteger y defender la vida, especialmente la más débil e inocente.
Inspira y protege especialmente a aquellos hombres y mujeres que condicionados por el medio y las circunstancias que los rodean, no llegan a ver que la vida es siempre un bien. Que ellos sepan que «Ninguna cosa es imposible para Dios» (Lc. 1,30 37) y se entreguen con confianza a su providencia benévola.
Bendícenos y guíanos en este camino para poder florecer en virtud y santidad. Confiamos en tu intercesión y esperamos con fe que Jesús nos conceda lo que pedimos.

A cada intención respondemos
Por María, nuestra madre, te lo pedimos Señor Por los bebés no deseados, sus madres y padres.
Por los niños abandonados.
Por los que sufren.
Por las intenciones particulares con que rezamos esta Novena.

Oración a la Virgen de la Dulce Espera
Virgen María, Madre de Dios, que cobijaste en tu seno al Salvador,
te pedimos que nos protejas en este momento,
en que confiadamente esperamos un hijo, para que podamos aceptarlo con amor;
educarlo de modo que «crezca en sabiduría, estatura y gracia» ante los ojos de Dios;
y conducirlo con nuestro ejemplo
a la casa del Padre.
Amen.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

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