¡impresionantes mensajes a Gisella Cardia!

El 3 de marzo de 2021 Nuestra Señora le dijo a Gisella Cardia, la vidente italiana: «Aprovecha este tiempo de misericordia, porque pronto la justicia de Dios se hará sentir».

El 6 de marzo de 2021 le dijo: «Hijos míos, hoy se ha cerrado el Tiempo de la Misericordia: invocad al Señor para que tenga misericordia de vosotros».

Y el 9 marzo de 2021 le dijo: «Hijos, no podrán soportar lo que pronto verán si no están fuertes en la fe y la oración: estén atentos, porque el diablo hará todo lo posible para desanimarlos».

¿Es posible que se acabe el tiempo de la misericordia de Nuestro Señor Jesucristo para la humanidad?

¿Cómo podemos interpretar esto?

¿Nuestro Señor dejará de tener misericordia por nosotros en algún momento?

La respuesta rápida es rotundamente no.

¿Pero entonces qué quiere decir Nuestra Señora con que se ha cerrado el tiempo de la misericordia?

Aquí hablaremos qué significa eso del tiempo de la misericordia y por qué dice que se habría acabado y vendrá el tiempo de la justicia.

Las apariciones marianas en Trevignano Romano en Italia a Gisella Cardia comenzaron en 2016, después de su visita a Medjugorje donde compró una estatua de la Reina de la Paz, que posteriormente comenzó a llorar.

A principios de marzo de 2021 una imagen de Jesús de Gisella lloró lágrimas de sangre en la casa de la vidente y Nuestra Señora le explicó: 

«Queridos hijos, ¿os preguntáis por qué mi Hijo llora lágrimas de sangre? Sepan que Jesús está triste, afligido por esta humanidad que está siendo llamada a la salvación, pero que no responde a su llamado».

Y a continuación la Virgen afirmó que «el tiempo de la Misericordia ya se ha cerrado».

¿A qué se refiere con la expresión tiempo de la misericordia?

Esto se refiere a que Nuestro Señor Jesucristo se le apareció a la santa polaca sor Faustina Kowalska en 1930, y le relató que vivimos un período que denominó tiempo de misericordia para todo el mundo, pero también le dijo que luego de ese tiempo Él vendría como el Juez justo.

Y además le expresó a Sor Faustina que antes de que llegue el día de la Justicia, se le dará a la gente una señal en los cielos.

Le dijo que toda la luz de los cielos se apagará y habrá una gran oscuridad sobre toda la tierra. 

«Entonces se verá la señal de la cruz en el cielo, y de las aberturas donde se clavaron las manos y los pies del Salvador saldrán grandes lumbreras que iluminarán la tierra por un tiempo. Esto tendrá lugar poco antes del último día»

Eso tiene un antecedente bíblico.

En el evangelio de San Lucas capítulo 21, Jesús dice que antes de su regreso «cuando oigáis de guerras y de sediciones, no os espantéis porque es necesario que estas cosas acontezcan primero; pero el fin no será inmediatamente».

Y agregó: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino, habrá grandes terremotos y, en varios lugares, hambres y plagas, y señales poderosas vendrán del cielo».

Podría pensarse que esto está pasando ahora si tomamos en cuenta que el planeta Tierra ha experimentado el mayor número de terremotos importantes jamás registrado en los primeros 65 días del año 2021. 

En total, 42 grandes terremotos de magnitud 6 o más han sacudido el planeta; 26 han sacudido la parte este de la placa de Australia desde el primer día de 2021.

¿Pueden ser estas unas de las señales de que los tiempos de la misericordia se acaban o no? No lo sabemos.

Pero además para dejar clara la cosa, la Virgen le dijo a Gisella que no temamos por los tiempos que vendrán o que ya han llegado.

Dijo que con la oración y la conversión nos podemos salvar y que abramos nuestros corazones y dejemos entrar al Espíritu Santo, que nos transformará y nos unirá en un solo corazón con Jesús.

También pidió oración por la Iglesia y por los consagrados, porque están en la oscuridad, en la confusión y así serán iluminados por el amor de Dios.

Sugirió que invoquemos al Señor para que tenga misericordia de nosotros, en el combate espiritual en el que estamos sumergidos.

Y adicionalmente, el 9 de marzo de 2021, la Virgen le dio un mensaje inquietante: «Hijos, no todo será como ustedes esperan, la tierra como la conocen ya no existirá». 

Y sostuvo que algunos serán transformados en luz y «llevados a un lugar seguro». 

Esto puede ser una alusión a los refugios de los que habla el padre canadiense Michel Rodrigué.

Rodrigué se refería a refugios físicos y espirituales, como la red que le mostró Dios Padre una vez y que se extendían por toda la tierra, preparados por el Espíritu Santo. 

Para el padre Michel Rodrigué, el refugio, antes de que sea un lugar, es una persona, una persona que vive con el Espíritu Santo, en un estado de gracia. 

Un refugio comienza con la persona que ha comprometido su alma, su cuerpo, su ser, su moral, de acuerdo con la Palabra del Señor, las enseñanzas de la Iglesia y la ley de los Diez Mandamientos.

Y el Salmo 91 nos da una pauta de eso: 

«Tú que habitas en el refugio del Altísimo di al Señor: Mi refugio y fortaleza, Dios mío en quien confío. 

Porque tienes al Señor como tu refugio y has hecho del Altísimo tu fortaleza, no te sobrevendrá el mal».

Refleja la realidad de que Dios es bueno y nuestro refugio en tiempos de angustia. 

Situación que describe perfectamente el profeta Nahúm de esta manera: «Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían».

Durante siglos se han dado profecías sobre el fin de una época a muchos santos y beatos. 

Se puede enumerar qué Jesús llora lágrimas de sangre ante la visión de la humanidad donde hay injusticia social, desocupación, miseria, hambre, delincuencia, droga, violencia, peligro de una guerra nuclear, crisis económica, de vivienda, política, etc.

A esto se suma el vacío existencial, que lleva a una pérdida del sentido de la vida, impulsado por la revolución moral que las élites económicas mundiales financian, para hacer un mundo sin Dios.

Que hoy se encarna en el Gran Reinicio de la humanidad que quieren hacer los poderosos reunidos en el Foro Económico Mundial, proponiendo una sociedad donde nadie tenga pertenencias.

Esto hace pensar que eventos predichos por el propio Jesús y la Virgen a lo largo de los siglos se encuentran próximos a suceder.

Sin embargo no es posible que la Misericordia de Jesús se haya acabado.

Porque el signo de su amor por el hombre es su misericordia, por los que guardan sus mandamientos.

Y es tan misericordioso que envía una tras otras señales a los pecadores impenitentes para que se conviertan, a pesar que ellos no quieren hacerlo.

Pero todo tiene un límite, como describe el padre Fortea, que sucede con las personas y las familias entregadas al pecado y que no están dispuestas al arrepentimiento.

Llega un momento en la vida que parecería que Dios las deja hundirse en el pecado y entonces les viene el desastre, todos conocemos casos así, y si no, pensemos cómo terminan los narcotraficantes. 

La Santísima Virgen le ha dado a Gisella una voz de alerta porque la humanidad se encuentra descarriada e impenitente.

Y que el Aviso será la última señal antes de que Jesús llegue como un Juez Justo a purificar el mundo

Sobrevendrá la iluminación de las conciencias, un pequeño juicio particular donde todos, inclusive los niños, podrán ver sus pecados como Dios los ve para convertirse a Él. 

Será un tiempo de arrepentimiento y de transformación espiritual para los que digan sí a Dios.

Allí cada uno va a tener que decidir directamente si seguir a Dios o ignorarlo.

Los que digan sí, serán protegidos, y los que rechacen el llamado se hundirán más en el pecado.

Si se trata de un gran desastre natural, una guerra mundial, u otra cosa es una incógnita. 

Cuando sucederá tampoco nadie lo sabe en concreto.  

Pero el Señor vendrá como justo juez.

La Virgen le aclaró a Gisella que nos encontramos en una guerra espiritual y que no podremos soportar lo que veremos si no estamos fuertes en la fe y la oración.

Le dijo que estemos atentos porque el diablo hará todo lo posible para desanimarnos, tanto que incluso los que dicen tener fe pueden quedar atrapados en su red. 

En resumen, Dios nunca va a dejar de ser misericordioso porque Él es amor.

Pero así como es misericordioso también es justo.

Y llegará un momento en que dejará hundirse en el pecado a aquellos cuyo estilo de vida es tan pecaminoso que contamina moralmente a todo el planeta. 

Las señales indican que estamos en el tiempo de la preparación para lo que vendrá.

Y que el maligno tratará de arrastrar incluso a quienes tienen una fe firme.

Tenemos que estar preparados enmendando nuestras vidas, con la práctica de la oración y los sacramentos y recurriendo al Espíritu Santo, a Jesús y a Su Madre. 

Bueno hasta aquí queríamos hablarte sobre la llegada de Jesús como justo juez, y que hay que estar preparados para dar el «Sí» a Dios, mientras vivimos el gran regalo del tiempo de Su Misericordia.

Y me gustaría preguntarte si has comprobado que la gente que es pecadora impenitente termina su vida en un desastre a la larga.

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