Jesucristo vino a la tierra a para decirnos cómo debemos vivir para llegar al cielo.
Y murió por nosotros para facilitarnos nuestra ida al cielo.
Pero ahora parecería que esas verdades que nos vino a decir ya no son tan válidas.
Parecería que los cristianos nos hemos contagiado con la noción nihilista actual de “post verdad”.
O sea que no hay verdad absoluta, que la verdad es subjetiva y que por tanto cada uno tiene su verdad.
Y eso hace que se diluyan los “principios no negociables” de nuestra fe.
Esto ha dado paso a los post cristianos.
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Los post cristianos diseñan su vida espiritual lejos de las verdades objetivas que vino a anunciar Nuestro Señor y están en los evangelios.
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Y construyen su religiosidad mezclando cosas que le gustan del mensaje de Jesús, desechando las cosas que no le gustan y cambiando el significado de otras que le rechinan con “su verdad”.
Hoy hay un cristianismo “a la carte” en las parroquias. Cada uno tiene su propio mix de verdades.
Y esto es reforzado por los sacerdotes que predican unas “verdades lavadas”, eludiendo entrar en las reclamaciones profundas del evangelio, para no confrontar las verdades de los fieles de su parroquia.
Muchos no lo perciben, porque con las mismas frases y conceptos de Jesús, sostienen valores que originalmente eran contradictorios con la doctrina cristiana original.
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Porque además ha prendido la idea que «hay que modernizar el cristianismo» para superar la crisis.
Creen que el evangelio del amor significa no contradecir lo que los demás quieren hacer, porque cada uno tiene su verdad.
Y en este escenario se generan discusiones absurdas de temas doctrinales, como por ejemplo ¿se puede ser un buen cristiano y apoyar el aborto? ¿Y la anticoncepción?
Un dilema que no se le habría pasado por la cabeza a un cristiano de los primeros 1900 años del cristianismo.
Pero hoy, en el reino de la post verdad, es una pregunta válida, y con cualquier respuesta también válida.
Pero lo peor es que esto no sucede sólo a los católicos de a pie, sino que está arraigado en sectores de la jerarquía católica.
¿LA IGLESIA CATÓLICA CON CRISIS DE IDENTIDAD?
El Dr. Patrick Sookhdeo ha publicado recientemente el libro La muerte del cristianismo occidental: Bebiendo de los pozos envenenados de la Revolución Cultural
Se trata de un británico qué se convirtió al cristianismo desde el Islam hace varias décadas.
Y que se ha especializado el trabajo sobre el Islam y sobre los cristianos perseguidos.
Su pedigree nos da una perspectiva única sobre el declive del cristianismo occidental.
Él sostiene que la iglesia está luchando contra la peste adentro y el ataque desde el exterior.
Desde los primeros capítulos acusa enérgicamente a la iglesia por estar influenciada por la moralidad occidental.
Que incluye el divorcio, la conducta sexual extra marital, el relativismo moral, el posmodernismo, el materialismo, el individualismo, el marxismo cultural, la teología de la prosperidad y el deísmo terapéutico moralista o sea la tendencia a buscar la felicidad como meta y la complacencia consigo mismo.
Su tesis es que la iglesia occidental podría recuperar su posición sólo si se descubre su identidad.
La vinculación entre la decadencia del cristianismo y el de la civilización occidental ya ha sido manejada por otros autores.
Entre ellos Douglas Murray en La Extraña Muerte de Europa, y el de Richard Koch y Chris Smith en su libro El suicidio de Occidente.
Él compara el cristianismo con la vitalidad que está mostrando el islam, que ofrece un propósito y un significado concreto para la vida, incluso en occidente.
El Islam maneja tres pilares fundamentales el credo, la pertenencia y el comportamiento.
Para que el cristianismo recupere su posición debería trabajar recuperando estos tres elementos.
Con respecto al elemento de la creencia, el autor se lamenta que la iglesia occidental ha sido inundada por un mar de pensamiento posmoderno, relativista y humanista, que la ha llevado a su confusión y a la crisis de identidad.
Ya es difícil saber en que creemos los cristianos según él entre otras cosas
“Porque los miembros no tienen la idea de lo que enseñan sus credos y sus confesiones”.
Dice que una relación viva con Dios
“Necesita un andamiaje de credo para protegerla y mantenerla unida contra el derretimiento del deísmo terapéutico moralista [la búsqueda de la felicidad aquí en la tierra]”
El segundo aspecto es la comunidad, que aparece en el Nuevo Testamento como Koinonía.
Sookhdeo dice que
“A menos que tengamos una relación con los demás en esta familia [de Dios] nuestra fe cristiana es nula e inválida”.
Finalmente respecto al comportamiento él sostiene que podemos creer todo correctamente y ser parte de una comunidad.
Pero si nuestras vidas no reflejan eso, la crisis de identidad de la iglesia está instalada.
Él expresa
“Debemos reconocer dentro de nosotros mismos que estamos influenciados por el mundo y debemos renovar nuestros corazones y mentes continuamente.
Debemos ser claros acerca de lo que está bien y lo que está mal y vivir sin compromisos con esta era posmoderna.
Tenemos la obligación de hacer esto como cristianos individuales y como Iglesia.
Sólo entonces podremos influir en la sociedad el lugar que la sociedad nos influya a nosotros”.
UNA APLICACIÓN DIVERSA DE LAS ENSEÑANZAS CRISTIANAS ORIGINALES
Sería un error pensar que la post cristiandad es un regreso al paganismo, puro y simplemente.
Ciertamente, en sus alrededores se encuentran numerosas cepas del paganismo, la Nueva Era, el ecofeminismo, la «nueva cosmología», el misticismo, etc.
Y post-cristianismo pueden ser fusionado con estas cepas.
Pero el habitante del post-cristianismo está marchando a un ritmo diferente.
Él puede no ser consciente de las grandes enseñanzas distintivas del cristianismo, que se han incrustado durante siglos en las culturas occidentales.
Pero, como un producto tardío de la cultura cristiana, aplica estas enseñanzas en formas no previstas por las primeras generaciones de cristianos, ni por el mismo Cristo.
Así, el post-cristiano ha adoptado una versión falsa y de moda de la cristiandad, compatible con la opinión ilustrada de nuestras elites culturales.
Veamos algunos conductos.
AMAR A LOS ENEMIGOS
«Amad a vuestros enemigos», dice Jesús. «Haz el bien a los que os aborrecen, y orad por los que os persiguen y calumnian» (Mt. 5:44).
Pero un post-cristiano, que no puede hacer el bien, puede felicitar y elogiar a sus enemigos.
Por ejemplo, el cristianismo se presenta como el principal competidor al Islam en número e influencia en la actualidad, y los islamistas en el Medio Oriente y en otras partes no escatiman esfuerzos en la erradicación de la influencia cristiana.
Pero algunos de los expertos cristianos y «portavoces» de civilizaciones tradicionalmente cristianas, tienen dificultades para moderar sus inmoderadas alabanzas para el Islam.
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Y a pesar de la historia de siglos y de la actitud actual de los musulmanes, insisten que el Islam es una religión de paz.
LA ACCIÓN DE JUZGAR
«No juzguéis, y no seréis juzgados» (Lucas 6:37).
El Señor nos exhorta a no juzgar el estado del alma de cualquier persona, ya que no sabemos las circunstancias y las tentaciones, y las dificultades encontradas por tal o cual persona, que no ha estado a la altura de la moral cristiana.
Pero el post-cristiano transforma esta reticencia de juzgar a las almas de personas, a la prohibición de ser «crítico» o de avisar sobre los pecados en que se incurre.
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Por lo tanto la Obra de Misericordia de Corregir al que está en el Error, que es parte de la doctrina católica, está siendo perseguida dentro de las parroquias.
Así, nuestros encuentros con la conducta pecaminosa por parte de vecinos, compañeros de trabajo, o incluso de la familia, a menudo se catalogan como elecciones «estilo de vida», o son puestas en la categoría de «personales y privados».
Quedan sin criticar o, si es materia penal, sin reporte a las autoridades civiles.
LA AUTOCRÍTICA FEROZ
«¿Por qué ves la paja que está en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en tu propio ojo?
Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces podrás ver para sacar la paja del ojo de tu hermano» (Mateo 7:3).
La respuesta post-cristiana normal a esta recomendación es enfocar la crítica a la historia del catolicismo.
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Se deriva hacia el patriarcado y la jerarquía, la subordinación de las mujeres y el antisemitismo de los individuos que malentienden el espíritu de los Evangelios.
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Y no nos olvidemos de la Inquisición, las Cruzadas y el supuesto maltrato a Galileo.
Con toda esta autocrítica entre los católicos post-cristianos, poca energía queda, para la políticamente incorrecta crítica, por ejemplo al protestantismo.
RESTRICCIÓN DE LA RELIGIÓN EN LO PÚBLICO
«Dad, pues, a César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios« (Marcos 12:17).
La distinción de lealtad a Dios y al Estado que predica Jesús se convierte, a los ojos de los post-cristianos.
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Para los post-cristianos, Dios y la fe se convierten en algo totalmente privado.
Esto no permite que la creencia religiosa levante su fea cabeza en la plaza pública.
Mientras que el poder del Estado crece más allá de los límites previstos por los fundadores de la nación.
EL PERDÓN
En Mateo 18:22, Pedro le pregunta a Jesús cuántas veces debía perdonar a su hermano y Jesús dice:
«Yo no digo, hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete».
La advertencia de Jesús acerca de la voluntad de perdonar pecados contra sí mismo se extiende en post-cristianismo al perdón de los delitos contra los demás.
Por lo tanto hemos oído hablar de algunos ‘obispos sensibles’ simplemente reasignando a sacerdotes abusivos, una y otra vez hasta que el abuso les estalla en la cara.
A madres ‘comprensivas’ del abuso de su hijo por el padre del niño o el novio de la madre, o a feministas ‘comprensivas’ con los políticos pro-aborto.
Cuando hablamos de ser comprensivo significa que no paguen ningún costo penal por ejemplo.
Y, en el escenario mundial, acompañan la decisión generosa de la comunidad internacional de mirar hacia otro lado, y evitar interferencias con los genocidios que tienen lugar en Sudán, Ruanda y otros países.
¿AMAR O SER AGRADABLE?
«Ama a tu prójimo como a ti mismo», Jesús ordena a sus seguidores (Mateo 22:39).
Para el post-cristiano, esto se reduce a ser «agradable», a la aceptación del otro, y al apoyo de la diversidad, incluso si se trata de extrema diversidad moral, o sea el mal.
Así, incluso los que merecen ser criticados duramente y en público o reprendidos (algunos políticos contemporáneos pueden venir a la mente), son recibidos con gusto en una atmósfera complaciente de inclusión.
LO SOBRENATURAL
Jesús en su vida pública, y sus discípulos, realizaron numerosas señales, Dios respaldó al Mesías y su mensaje, con la evidencia de la aprobación divina.
Sin embargo, Jesús también desacredita a aquellos que anhelan milagros y advertencia sensacionales,
«Generación mala y adúltera que demanda señales: no le será dada mas señal, sino la señal de Jonás» (Mt. 16:4).
El post-cristiano toma esta advertencia y la lleva a un nuevo nivel: lejos las supersticiones religiosas.
Nuestra dedicación a la ciencia se opone a cualquier interferencia con las leyes de la naturaleza.
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Cualquier ajuste aparente o suspensión de las leyes de la naturaleza por una divinidad, como una respuesta a la oración, es una explicación desviada.
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Y la creencia en este tipo de cosas constituyen signos de irracionalidad.
El prejuicio contra lo sobrenatural contuvo por años la conversión del Premio Nobel Alexis Carrel.
Éste había sido testigo en Lourdes de la curación milagrosa de una mujer con peritonitis tuberculosa en 1902, y la curación milagrosa de un niño ciego de nacimiento, en 1910.
La generación post-cristiana, después de la hegemonía absoluta de la ciencia tiene un reto casi insuperable por este «cientificismo».
En conclusión, el post cristianismo post verdad esta creciendo a pasos agigantados y desvirtuando los fundamentos originales de la fe.
10 TICS DE UN POST CRISTIANO
Así, el perfil de un post-cristiano podría ser algo como esto:
-un secularista occidental, que no es capaz de encontrar nada malo sino cosas buenas en los enemigos del cristianismo
-que comprende las persecuciones sufridas por otros cristianos, como parte de una lucha entre distintos bandos ideológicos y no como parte deuna batalla a nivel cósmico
-que tiene mucho cuidado para asegurarse de que la religión nunca muestre su rostro en la plaza pública
-que nunca juzga a nadie porque ¡quién soy yo para juzgar o incluso alertar sobre las consecuencias de lo que otros hacen!
-para quien lo sobrenatural es irracionalidad y magia
-por lo tanto la Biblia es para ellos un decálogo de buenas costumbres para ser buena gente
-y debe entenderse en clave simbólica, donde los endemoniados eran solamente enfermos y los milagros exageraciones de los narradores
-donde el purgatorio, el infierno y el demonio son recursos psicológicos para convencer al lector de aceptar el mensaje de Jesús
-su medida de lo que viene de Dios es que no le quite la paz y la libertad de ser quien quiere ser
-y todo esto adornado con la idea que Dios es tan bueno que salva a todos, porque después de todo la mayoría no es tan pecadora
VOLVER AL JESUCRISTO DE LA BIBLIA
Nuestro Señor Jesucristo fue claro en Su mensaje. «Cielo y tierra pasarán pero Mi Palabra no pasará».
Todo intento por catalogarlo de «ambiguo» es falso de toda falsedad.
Los católicos deberíamos saberlo. Estamos obligados a saberlo.
Pero nos limitamos a encogernos de hombros o tratar de resolver el problema intelectualmente.
Pero no debemos engañarnos.
Aún aquellos que se dan, -nos damos- cuenta del problema, erramos el camino si creemos que es simplemente cuestión de realizar buenos propósitos.
Podemos hoy y podremos mañana intentar trazar planes, inventar metas y delinear rumbos, pero en esta lucha humana por rescatar lo divino, fácilmente podemos perdernos.
Si no edificamos la casa sobre la Roca que es Cristo, si no nos apoyamos en Su Gracia que todo lo aclara, cualquier intento de cambiar, aunque sea para bien, será inútil.
Sabemos de sobra, Él mismo nos lo dijo, que Él es el Camino, la Verdad y la Vida.
Entonces, los católicos que vemos el o los errores, podremos ingenuamente planear, trazar y proponer rutas y senderos, conductas y actitudes, pero si no volvemos a la raíz de todo que es Cristo, nada funcionará.
Pero mucha, demasiada tinta corre para denunciar, analizar y proponer correctivos, cuando la solución es simple: «volver a Cristo», de donde nunca tendríamos que habernos ido.
Es cuando nos decidamos a dejar de lado todas las deformaciones con las que el mundo pretende transformar una doctrina que no le interesa, pero le molesta, que retomaremos el verdadero camino y abriremos definitivamente nuestro corazón al Señor.
Entonces los senderos en nuestra alma se habrán allanado, los cerros y los montes serán valles y la Verdad florecerá en todo su esplendor.
No demoremos más nuestro encuentro con Cristo, pero no el falso que propone el mundo para intentar apagar la Luz que vence toda tiniebla y no se apaga.
Sino el verdadero Jesucristo Nuestro Señor, el que «hace nuevas todas las cosas». Bendito sea Su Santo Nombre.
Fuentes:
- https://today.yougov.com/news/2016/04/05/political-ideology-divides-christians-denomination/
- https://d25d2506sfb94s.cloudfront.net/cumulus_uploads/document/qj9a5xs33a/tabs_OP_Good_Christian_20160404.pdf
- https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Tribulaci%C3%B3n
- https://es.wikipedia.org/wiki/Poscristianismo
- http://www.allaboutworldview.org/spanish/post-cristianismo.htm
- http://www.crisismagazine.com/2013/the-christian-vestiges-of-post-christianity
- http://www.renewamerica.com/columns/newcombe/170106
María de los Ángeles Pizzorno de Uruguay, Escritora, Catequista, Ex Secretaria retirada
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