Una visita a la Basílica de María Auxiliadora de Turín, Italia

La Basílica de María Auxiliadora fue construida en honor a la Virgen a la que San Juan Bosco tuvo gran devoción. La advocación de María Auxiliadora celebra su festividad el día 24 de mayo. Se encuentra en el barrio de Valdocco de la ciudad de Turín, Italia. Es conocida como la Iglesia Madre de la congregación salesiana.

Ver » María Auxiliadora, Universal ( 24 de mayo)

Se construyó con grandes problemas económicos entre 1864 y 1868, pero Don Bosco con ayuda de sus muchachos del Oratorio Salesiano se preocuparon de exprimir la caridad de la población al máximo. Don Bosco aseguró que el dinero conseguido para la construcción del santuario venía de la Providencia.

El 9 de junio de 1868 se consagraba el santuario de María Auxiliadora. A las 10:30 horas, subió al altar mayor, para celebrar la primera misa el arzobispo de Turín monseñor Riccardi. A continuación celebró misa Don Bosco. En la iglesia había 1.200 jóvenes.

En ella se encuentran los cuerpos de San Juan Bosco, Santo Domingo Savio y Santa María Mazzarello.

 

Exterior de Basilica Maria Auxiliadora

 

En 1938 se terminó la ampliación que consta del presbiterio con la segunda cúpula, de las dos grandes capillas laterales y del nuevo altar de San Juan Bosco con la urna que contiene su cuerpo.

Junto a la capilla de Santa María Mazzarello hay una escalera que lleva a la cripta o capilla de las reliquias donde se pueden encontrar una gran colección de reliquias. Destaca un trozo del madero de la santa cruz que se conserva en un relicario de alabastro. También destaca un pañuelo manchado de sangre y otros objetos de los mártires salesianos: San Luis Versiglia y San Calixto Caravario.

Una de las capillas de la cripta, llamada de la aparición, está dedicada al sueño-visión que tuvo Don Bosco en 1844 en el que la Virgen María le mostró los inicios y el desarrollo futuro de su obra, así como el lugar donde debía construirse la iglesia.

Se encuentran también en dos altares laterales, los restos de los beatos Miguel Rúa y Felipe Rinaldi, primer y tercer sucesor de Don Bosco respectivamente.

 

Fresco de María Auxiliadora

 

LA VIRGEN QUISO SU IGLESIA

Don Bosco no se cansaba de repetir que era la misma Virgen quien quería la iglesia y que Ella después de haberle indicado el lugar donde debía surgir la iglesia, le ayudaría también a encontrar los medios necesarios para la construcción.

Escuchemos del mismo Don Bosco el relato de un “sueño” que tuvo en 1884, cuando todavía buscaba una sede fija para su Oratorio.

La Señora que se le apareció le dice:

“Observa -y yo mirando vi una iglesia pequeña y baja, un poco de patio y numerosos jóvenes. Yo me di a mi trabajo, pero esta iglesia pronto fue estrecha, entonces de nuevo me dirijí a Ella que me hizo ver otra iglesia un poco más grande y con una casa vecina.

Después apartántome un poco más, en un terreno cultivado, casi de frente a la fachada de la segunda iglesia, me dijo:  “En este lugar donde los gloriosos mártires de Turín Avventore, Solutore y Ottavio ofrecieron su martirio. (Actualmente el monumento delante de la iglesia se ve y es justamente… para él!).

Las etapas habían sido ya previstas. Primero “la iglesia pequeña y baja” o sea la capilla Pinardi del 1846; después “la otra iglesia más grande…” o sea la iglesia de san Fancisco de Sales del 1852. Finalmente la iglesia de María Ausiliadora la escritura sobre una faja blanca: “Hic domus mea, inde gloria mea”“Esta es mi casa, de aquí saldrá mi gloria”.

El deseo de obedecer a la voz de la Virgen y de testimoniar veneración y reconocimiento a Ella quien había dado tantas pruebas de benevolencia a la naciente Congregación, junto a razones pastorales y prácticas, empujaban Don Bosco a acelerar el tiempo de la construcción. Para la compra del terreno y la madera para cercarlo se gastaron 4.000 liras; el P. Savio, ecónomo, aconsejaba esperar, pero Don Bosco le dice:

“Empieza a cavar, ¿cuándo comenzamos una obra teniendo ya el dinero a disposición? Tenemos que dejarle campo de acción a la divina Providencia”.

Los trabajos que se confiaron a la empresa del maestro mayor de obras Carlos Buzzetti, iniciaron durante el otoño del 1863. Terminadas las excavaciones, en Abril de 1864, Don Bosco dice a Buzzetti: “Quiero darte inmediatamente un anticipo para la grande construcción”.
Don Bosco sacó su portamonedas, lo abrió y lo vació en las manos de Buzzetti, todo lo que contenía eran ocho “soldi”, ni siquiera media lira: “Tranquilo, la Virgen Maria pensará a provee el dinero necesario para Su iglesia.”

 

Fachada de la Basilica

 

LA FACHADA DE LA BASÍLICA

La fachada hace pensar a la de la Iglesia de S. Giorgio Maggiore en Venezia.

Sobre el campanario de la derecha se ve el Arcángel Gabriel que ofrece una corona a María; en el campanario de la izquierda el Arcángel Miguel sostiene una bandera con la escrita: “Lepanto”.

En cima sobre la fachada se pueden ver las estatuas de los mártires: Salutore, Avventore y Octavio martirizados en esta tierra (Valdocco=Vallis occisorum).

Sobre los relojes se ven: a la derecha San Máximo, primer obispo de Turín; a la izquierda San Francisco de Sales, patrono de la Familia Salesiana.

Debajo de la Rosa, se ve la escena de Jesús con los niños, al centro; a los lados se ven las estatuas de San José y de S. Luis Gonzaga.

Los relieves entre las columnas una representa S. Pio V che anuncia la victoria de Lepanto (1571), la otra representa Pío VII che corona María Ssma. en el santuario de Savona después de su liberación como prisionero de Napoleón (1814).

El Santuario de María Ausiliadora nació del corazón y del coraje de Don Bosco y de su gran devoción a la Virgen. Fue una empresa marcada de hechos extraordinarios y de grandes dificultades.

 

Cuadro central de Maria Auxiliadora

 

CUADRO DE MARÍA AUXILIADORA

El cuadro es una idea de Don Bosco que hablando con el pintor Lorenzone lo hacía como de un espectáculo ya visto:

“En alto María Ssma. entre el coro de los ángeles, después el coro de los profetas, de las vírgenes, de los confesores.

En la tierra los embemas de las grandes victorias de María y de los pueblos del mundo en acto de alzar las manos hacia Ella como pidiendo ayuda”.

Lo pintó el artista Tomás Lorenzone.  En el centro está la Virgen María y en sus brazos el niño Jesús con los brazos abiertos.  Alrededor de la Madre de Dios están los doce apóstoles y los evangelistas.  Algunos apóstoles tienen en su mano el instrumento con que los martirizaron o algún símbolo que los identifique.

 

Altar con Cuadro de Maria Auxiliadora

 

El pintor le hizo notar que para pintar un tal cuadro se necesitaría una plaza y para contenerlo una iglesia grande como Piazza Castello. Don Bosco se resignó a ver su proyecto un poco reducido. El pintor Lorenzone alquiló el salón más alto de Palazzo Madama, y se puso manos a la obra. Después de tres años de trabajo el grande cuadro ocupó su lugar. Don Bosco lo describe de la siguiente manera:

“La Virgen se mueve en un mar de luces y de majestad. Rodeada de ángeles los cuales la saludan como su Reina. Con la mano derecha sostiene el cetro, que es el símbolo de su grande poder, con la izquierda sostiene el niño Jesús quien tiene los brazos abiertos ofreciendo de esta manera su gracia y su misericordia a quien recurre a su augusta Madre.

Al centro de pie está  San Pedro (apóstol) con  las llaves del paraíso y San  Pablo con  la espada, rodeándolos los cuatro evangelistas, San Juan (apóstol) con la copa de veneno y el águila, San Marcos sentado sobre un león, San Lucas sentado sobre un buey y San Mateo (apóstol) con el ángel; al lado  derecho  de la Virgen los  apóstoles Santo Tomás con la lanza, San Bartolomé con el puñal, San Matías (que reemplazó a Judas Iscariote) y San Simón; y al lado izquierdo los demás apóstoles, San Santiago el Mayor, San Felipe, San Andrés con la cruz en forma de X, San Judas Tadeo con el hacha y San Santiago el Menor. Sobre la cabeza de la Virgen, en un mar de luz está la paloma que simboliza al Espíritu Santo, y el Ojo que significa el Padre Celestial.

Un coro de ángeles rodean a Nuestra Señora y en el fondo inferior se alcanza a ver el retrato del templo de Turín y la montaña de Superga, a cuyo templo mariano iba tantas veces en peregrinación Don Bosco. Este cuadro tiene siete metros de alto y se ubica en el altar mayor de la Basílica de María Auxiliadora en Turín- Italia.  Llama la atención el gran manto que cubre a la Virgen, el cual fue pintado así por deseo expreso de Don Bosco: «Para que muchas almas puedan sujetarse de él y sean salvadas»

Según la descripción de Don Bosco, el cuadro es una icona eficaz del título “María Madre de la Iglesia”. Y además una gran página de catequesis mariana. María, en cuanto Madre del Hijo de Dios, es la Reina del cielo y de la tierra, la Iglesia representada en los apóstoles y en los santos, la aclama como Madre y Auxiliadora potente.

 

AMPLIACION DEL SANTUARIO

En 1934 (el mismo año de la canonización de Don Bosco) comenzaron las obras de ampliación y embellecimiento del Santuario.

Trabajos que habían hecho necesarios el aumento de la población de la zona de Turín-Valdocco (motivos pastoral y civil),

la insuficiencia de las salidas en las grandes celebraciones cuando había muchos fieles (motivo de seguridad)

y, por último, porque se quería dedicar un digno altar a Don Bosco, ya santo (motivo espiritual y salesiano).

 

Estatua de Don Bosco en el frente de la Basilica

 

La ampliación la proyectaron y realizaron los arquitectos Mario Ceradini y el salesiano coadjutor Julio Valotti.

Las novedades fueron:

1 El nuevo altar de San Juan Bosco.

2 La ampliación del presbiterio con el traslado hacia atrás y la renovación del altar mayor.

3 La segunda cúpula de 12 m. de diámetro con la inscripción:”HIC DOMUS MEA, INDE GLORIA MEA” ESTA ES MI CASA, DE AQUI SALDRA MI GLORIA”

4 Las dos capillas laterales con sus respectivas tribunas (la de la izquierda para el órgano, el mayor de todos los de las iglesias de Piamonte).

Las dos capillas están unidas por una galería que tiene varios altares dedicados a Cristo Crucificado y a algunos santos (San José Cottolengo, San José Cafasso, director espiritual de Don Bosco, San Pío V. …). La decoración de toda la iglesia se confió al pintor Cussetti.

 

ALTARES DEL SANTUARIO

SAN JOSÉ

El altar dedicado a San José, muy grande y bello, tiene la particularidad de que es el único altar del Santuario de María Auxiliadora de Turín-Valdocco que ha quedado como lo quiso Don Bosco, aún después de los trabajos de ampliación de la Basílica hechos desde 1934 hasta 1938.

El cuadro central lo pintó el pintor Lorenzone (el mismo autor del gran cuadro del altar mayor) que trabajó siguiendo las indicaciones precisas de Don Bosco.

Se presenta a San José con el Niño en sus brazos; junto a él, en actitud dulce y materna de aprobación, tenemos a María que tiene las manos juntas.

Un detalle importante: el Niño Jesús da a San José rosas y el Santo las deja caer sobre la Iglesia de María Auxiliadora y sobre el Oratorio de Turín-Valdocco, que aparece como estaba en 1869. El día de la inauguración, explicando el cuadro, Don Bosco dijo:

«Las rosas blancas y rojas son las gracias que Dos nos concede; también las rosas rojas, que van acompañadas por el dolor, los sufrimientos y los sacrificios, vienen de Dios y son las mejores».

 

Capilla de Don Bosco y su Cuerpo

 

SAN JUAN BOSCO

También se recuerda a Don Bosco en la iglesia que él erigió en honor de María Auxiliadora, con un altar, obra del arquitecto Mario Ceradini.

Es un verdadero monumento, por la grandiosidad artística de sus líneas y por la armonía de los mármoles.

La balaustrada y los escalones del altar son de mármol amarillo de Siena. A los lados, dos estatuas del escultor Nori sostienen respectivamente un cáliz con la sagrada Forma y un corazón en llamas, símbolos de la fe y de la caridad.

Cuatro columnas de jaspe rojo de Garessio enmarcan el cuadro, obra del pintor P. G. Crida, que presenta a Don Bosco en medio de un grupo de muchachos que les invita a mirar con confianza a María. Las cristaleras del fondo recuerdan episodios importantes de su vida en Valdocco. La de la izquierda recuerda la llegada de Don Bosco y Mamá Margarita a la casa Pinardi (3 de noviembre de 1846).

La URNA de bronce contiene el cuerpo de Don Bosco. Los ornamentos que cubren los restos fueron un regalo del Papa Benedicto XV.

Es uno de los puntos de mayor atracción de la Basílica de María Auxiliadora. Los peregrinos o simples fieles que se detienen meditando u orando delante de la urna de Don Bosco suelen ser muchos: padres que encomiendan a sus hijos al gran Santo de la juventud, antiguos alumnos y antiguas alumnas, jóvenes y menos jóvenes que le rezan, jóvenes que encomiendan a su Santo patrono su presente y su futuro.

 

Capilla de Santa María Mazzarello

 

SANTA MARIA D. MAZZARELLO

A la derecha, junto a la entrada principal, se encuentra la capilla de Santa María D. Mazzarello (1837-1881) cofundadora con Don Bosco de las Hijas de María Auxiliadora (HMA, llamadas también Salesianas).

María era una mujer extraordinaria, inteligente, dotada de gran sensatez y creatividad. Poseía una profunda piedad, vivía siempre en la presencia de Dios y ocupada en ayudar a sus compañeras.
En 1864 se encontró con Don Bosco. Éste, con mirada profética, vio en aquella joven a su primera Hija de María Auxiliadora para continuar con ella el trabajo educativo en favor de las muchachas.

María se hizo religiosa para servir, como Don Bosco y con Don Bosco, a Dios y a su Iglesia en la sociedad de su tiempo, atenta siempre a las necesidades de las jóvenes, especialmente de las pobres.

El Papa Juan Pablo II en su visita a Turín-Valdocco el 13 de diciembre de 1980, hablando a las religiosas en la Basílica de María Auxiliadora, afirmó de ella:

«Santa María Mazzarello… hablada de las virtudes de un modo tan claro y persuasivo que parecía inspirada por el Espíritu Santo. Vivió en la humildad, en la mortificación y en la serenidad su entrega a Dios, realizando su ‘maternidad de amor’ hacia miles de muchachas».

Murió en Nizza el 14 de mayo de 1881 y su cuerpo fue trasladado a Turín-Valdocco en 1938 y colocado en la urna de bronce bajo el altar preparado para su beatificación. La imagen de la Santa en el cuadro situado encima del altar y las otras pinturas son del pintor Crida.

 

Capilla de Santo Domingo Savio

 

SANTO DOMINGO SAVIO

Esta capilla estuvo dedicada antes a San Francisco de Sales; hoy, a Santo Domingo Savio, el santo alumno de quince años de Don Bosco. Domingo estuvo con él en Valdocco sólo tres años, y dio muestras de una inteligencia viva en los estudios, una gran bondad en sus relaciones.

Su lema era: «ANTES MORIR QUE PECAR».

«Domingo quiere decir ‘del Señor’; por tanto, yo debo y quiero ser totalmente del Señor, y quiero hacerme santo y no seré feliz mientras no sea santo» .

El secreto de su santidad (madurada en la escuela de Don Bosco) era muy sencillo: un gran amor a Jesús en la Eucaristía, una gran devoción a la Virgen, entrega práctica en la ayuda a sus compañeros para que se hiciesen mejores y… una alegría franca y contagiosa que le hacía simpático a todos.

«Santidad y alegría» son los rasgos del estilo de su santidad. Una vez dijo a un compañero:

«Debes saber que aquí hacemos consistir la santidad en estar muy alegres. Para ello basta esforzarse para evitar el pecado, como un gran enemigo que nos roba la gracia de Dos y la paz del corazón; y procuraremos cumplir de modo exacto nuestro deberes y acudir con frecuencia a los actos de piedad».

Murió a los 15 años en 1857. Fue proclamado santo («¡Ese pequeño gran santo!») el 12 de junio de 1954. Es el más joven de los santos no mártires venerados en la Iglesia.

El cuadro de Mario Caffaro Rore presenta a Domingo saliendo por la puerta del Oratorio para ir a encontrarse con sus amigos, pequeños y mayores. La urna que hay junto al altar contiene las reliquias del muchacho santo.

 

CAPILLA DEL SAGRADO CORAZON

En el fondo, a la izquierda al entrar en el Santuario, encontramos la Capilla del Sagrado Corazón.

Es pequeña, agradable y muy recogida, muy a propósito para rezar.

En efecto, con mucha frecuencia se ve en ella a peregrinos y devotos recogidos en oración y reflexión.

¿Por qué el Sagrado Corazón?

Por la gran devoción que le tenía San Juan Bosco. El mismo escribió que, después de las revelaciones a Santa Margarita Alacoque,

«Era también admirable la devoción de Don Bosco al Sagrado Corazón de Jesús.

La  recomendaba mucho a sus jóvenes…».

Y este amor y devoción los demostró construyendo, hacia el final de su vida y con grandes sacrificios y hasta con humillaciones, la Basílica del Sagrado Corazón, junto a la estación Termini, en Roma.

 

SUEÑO DE LAS DOS COLUMNAS

En el fondo de la Basílica se pueden admirar dos pinturas en las que aparecen el Sueño de la Balsa y el de las dos Columnas. El 30 de mayo Don Bosco contó que había visto en sueños una batalla terrible en el mar, desencadenada por una multitud de embarcaciones pequeñas y grandes contra una sola nave majestuosa, símbolo de la Iglesia.

La nave, tocada varias veces, pero siempre victoriosa, logra echar el ancla, guiada por el Papa, en dos columnas que se levantaban entre las olas.

La primera tiene en lo alto una sagrada Forma con el escrito «Salus credentium»; en la otra, más baja, está la estatua de la Inmaculada con las palabras «Auxilium Christianorum».

El de la balsa lo contó Don Bosco en 1866. Arrastrados por una terrible inundación, los jóvenes suben, con Don Bosco, sobre una balsa y ven en el cielo la misteriosa palabra MEDOUM, que el santo explica como letras iniciales, en latín, de la frase: «Madre y Señora de todo el Universo, María». Una vez que la balsa llega a un lugar seguro, la Virgen María les dice a los jóvenes:
SI SOIS HIJOS DEVOTOS MIOS, YO SERE PARA VOSOTROS MADRE AMOROSA».

 

Nave central de la Basílica

 

CAPILLA DE LAS RELIQUIAS – LA CRIPTA

Entrando por la puerta principal, se encuentra, a la derecha, una escalera que lleva a La Cripta o «Capilla de las Reliquias».

Se trata de una nave en forma de cruz latina y recuerda con sus motivos ornamentales y con los símbolos, las catacumbas cristianas.

Se han conservado en ella muchas reliquias y de mártires y santos.

La verdadera joya de esta Capilla es la reliquia de madera de la Santa Cruz, en una teca, sobre un fondo de alabastro.

Otro lugar importante es la capillita dedicada a la Virgen, a la que se llama comúnmente «Capilla de la Aparición» por el sueño de 1845 recordado por Don Bosco:

«Me pareció estar en una gran llanura llena con una muchedumbre incontable de jóvenes. Vi junto a mí a una Señora que me dice:

«¡En este lugar, en que los gloriosos mártires de Turín Adventor, Solutor y Octavio sufrieron martirio, sobre estas tierras empapadas y santificadas con su sangre, quiero que se honre a Dios de un modo muy especial».

Y mientras decía esto, adelantaba un pie poniéndolo sobre el lugar en el que sufrieron el martirio y me lo indicó con precisión».
Aquel lugar está marcado en el suelo con una cruz de metal dorado.

 

Iglesia San Francisco de Sales

 

LA SACRISTÍA

Como todos los grandes santuarios, la basílica di María Auxiliadora dispone de una amplia sacristía situada junto a la galería contigua al altar mayor. No es sólo grande y luminosa, sino también muy práctica, especialmente en las grandes celebraciones, cuando participan muchos concelebrantes. Cuenta con dos accesos al Santuario que facilitan los servicio religiosos.
Además del gran armario en el que se guardan los ornamentos litúrgicos hay varios reclinatorios junto a la pared que da al santuario. Son elegantes en su sencillez y utilidad: ofrecen a los sacerdotes la oportunidad de prepararse a la celebración de la misa. Alguna vez se usan también como confesionarios para los fieles que van a la sacristía a pedir orientación o consejo.

El suelo y el zócalo son de mármol. Hay también un sencillo y artístico lavabo con mármoles especiales. La sacristía está adornada con seis interesantes cuadros del pintor Crida, que reproducen algunos momentos de la vida de Don Bosco y dan la grata sensación de ver todavía al Santo pasear por su querido Santuario de María Auxiliadora de Turín-Valdocco.

En el primer cuadro: el pintor presenta a Juanito Bosco como un pequeño catequista, junto a la pobre casa en que nació.

Está sentado en una cesta y rodeado por un grupo de compañeros que, después de haber estado jugando animados por él, escuchan muy atentos lo que dice.

El segundo cuadro: representa la escena del encuentro de Don Bosco con el huérfano Bartolomé Garelli en la sacristía de la iglesia de San Francisco de Asís de Turín.Encuentro histórico que tuvo lugar el 8 de diciembre de 1841, y que marcó el comienzo de su misión apostólica de los jóvenes. Primero en Turín y después en el mundo por medio de toda la Familia Salesiana.

En el tercero cuadro: encontramos al misterioso perro ‘Gris’ que se ‘apareció’ varias veces en la vida de Don Bosco, cuando le amenazaron de muerte los enemigos de su obra. Y el misterioso ‘Gris’ le libraba de peligros. No se pone en duda la existencia del ‘Gris’ porque le vieron muchísimas personas, entre las que estaba Mamá Margarita, la madre de Don Bosco; pero se discute sobre ‘quién’ era o ‘qué cosa’ podía representar.

En el cuarto: vemos a Don Bosco que escucha las confesiones de sus muchachos. Daba mucha importancia al sacramento de la Reconciliación. Lo consideraba como una de las columnas de la formación cristiana que hay que dar a los jóvenes (junto con la Eucaristía y la devoción a María Auxiliadora). El muchacho al que confiesa es Pablo Albera, que llegaría a ser su segundo sucesor al frente de los Salesianos, después de don Miguel Rua.

El quinto cuadro: presenta la figura de Don Bosco en medio de sus jóvenes, que le miran llenos de afecto y le escuchan con veneración. En el fondo de la pintura aparece el primer edificio construido por él en Torino-Valdocco. El 31 de enero de 1988, primer centenario de su muerte, el papa Juan Pablo II proclamó a Don Bosco ‘Padre y Maestro de los Jóvenes’.

La última pintura: muestra a Don Bosco que vuelve a Turín-Valdocco llevando consigo a Mamá Margarita (el 3 de noviembre de 1846).

Margarita ayudó a Don Bosco durante diez años en su misión con los jóvenes, siendo su mejor compañía, aconsejándole, animándole y haciendo también de madre de los primeros muchachos acogidos en la pobre casa Pinardi. Muchos de ellos eran huérfanos.

 

OTRAS RELIQUIAS

En sendos altares se conservan los restos mortales del Beato Miguel Rua, primer sucesor de Don Bosco, y del Beato Felipe Rinaldi, tercer sucesor.

En la Cripta se conservan también objetos que pertenecieron a los primeros mártires salesianos  que fueron alumnos de la Casa Madre de Turín-Valdocco (Luis Versiglia conoció también a Don Bosco). Fueron declarados santos por Juan Pablo II el 1º de octubre de 2000.

Fuente: sitio Oficial de la basílica y otros


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