Es todo un misterio que Bélgica haya tenido dos apariciones de María antes del comienzo de la segunda Guerra Mundial.

Menos de dos semanas después que Nuestra Señora finalizó sus apariciones en el cercano pueblo de Beauraing, aparece otra vez en Banneux.

A unas cincuenta millas al noroeste de Beauring en Bélgica.

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Mariette Beco, una niña de 11 años de edad, recibió ocho apariciones de la Virgen.
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Entre el 15 de enero al 2 de marzo de 1933, que fueron aprobadas por la Santa Sede el 22 de agosto de 1949.

Las dos apariciones sucesivas, Beauraing y Banneux, fueron luego sucedidas por la aparición de Ámsterdam: La Señora de Todas las Naciones, la Corredentora.

También el momento resulta particularmente especial: se acercaba la segunda guerra mundial, y el mundo recibía la invitación de Dios a la conversión.

Los hombres, en cambio, ignoraron una vez más los llamados, permitiendo que la desgracia arrasara en forma de guerra, nuevamente, el suelo europeo.

Banneux se sitúa en Bélgica. Depende del pueblo Louveigné, que está a 25 kilómetros de Lieja, capital de la provincia.

El nombre de Banneux proviene del príncipe Hugo de Auvergné, el cual concedió una carta-privilegio a los habitantes de aquellas llanuras, reconociéndoles el derecho al uso de los prados y bosques.

Este privilegio se conoce con el nombre de banalidad, de donde tomó el nombre de Banneux, «lugar banal».

De ahí que Banneux haya sido siempre bien común de los pobres.

Se encuentra en una pequeña meseta de las Ardenas Belgas, de una altitud de 325 metros.

Se halla encuadrado en por los bonitos valles del Ambléve, de la Vesdre y de la Hoëgne.

En la carretera de Louveigné a Pepinster, a un kilómetro de la iglesia, se encuentra, a la izquierda, la humilde casa de la familia Beco, frente a ella hay un pequeño huerto.

El lugar es húmedo y pantanoso, por eso le llaman «La Fagne», que significa el fango. Al otro lado de la carretera empiezan los grandes bosques del Eifel.

 

LA FAMILIA BECO

En 1933, la familia Beco se compone del matrimonio y sus siete hijos. Mas tarde tendrán cuatro más.

Mariette Beco era la mayor, nacida el viernes 25 de Marzo de 1921 (fiesta de la Anunciación que ese año coincide con el Viernes Santo).

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Pero en la casa de los Beco la religión no se practica, están influenciados por las malas corrientes de la época.
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Era el tiempo de la depresión y su padre, Julián Beco, era un obrero desempleado que hace años no asistía a la Iglesia.

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No se preocupaba de la educación religiosa de sus hijos.
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Tradicionalmente las madres son quienes mas alientan la vida cristiana en el hogar, pero la madre de la familia Beco, Louise, era también indiferente a la religión.

A Mariette se le consideraba una niña normal en todos los sentidos.

No era muy devota antes de su experiencia con la Virgen. Influenciada por el ambiente de su casa hasta había abandonado las lecciones para su primera comunión.

Sin embargo, tenía en la cabecera de su cama una imagen de la Virgen, guardaba un rosario que había encontrado y de vez en cuando rezaba con él antes de dormir.

 

PRIMERA APARICIÓN: DOMINGO 15 DE ENERO DE 1933

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La Santísima Virgen invita a la niña, con un gesto de su mano, a acercarse a Ella.

Una noche oscura, alrededor de las siete de tarde, Mariette se sentó junto a la ventana de su casa, preocupada por la tardanza de su hermano.

De pronto, percibe a pocos metros de ella, en el huerto, a una Señora luminosa, de pie, inmóvil, ligeramente inclinada hacia un lado.

Ella relata:

«Vi una luz y una hermosa Señora que tenía la cabeza muy iluminada como si la luz irradiara de su propio cuerpo. Tuve miedo.

Me pregunté: ¿Qué es eso?

Miré con atención, moviendo la cabeza de derecha a izquierda, arriba y abajo; pensé: quizás es el reflejo de la lámpara.

Entonces la puse al lado de la mesa. Ya no quedaba duda».

En jardín había una hermosa dama. Entonces tuve miedo y llamé:

«¡Mamá, Dios mío, Mamá! Veo una dama en el huertecillo, va muy bien vestida, muy elegante».

Louisse, su madre, no le cree:

«Déjame tranquila. Son estupideces».

Pero la niña insiste:

«¡Dios mío, mamá!, parece que es la Santísima Virgen.»

La señora Beco no le cree, y hasta contesta con cierta ironía, aunque queda algo extrañada, pues sabe que su hija no habla nunca de esas cosas.

Después de mucha insistencia, Louisse fue a la ventana. Vio una silueta luminosa, no pudo distinguir ninguna figura. Atemorizada, se aparta de la ventana y dice a su hija:

«Es una bruja»

«¡Mamá, te digo que es la Virgen… me sonríe! ¡Qué bonita es!»

La niña notó que la Señora tenía un rosario colgando de la banda azul. La cruz del rosario era del mismo color oro que la rosa que llevaba sobre sus dedos.

Mariette fue a su cuarto y buscó un rosario que se había encontrado en la carretera y reza mientras contempla la aparición maravillada.

Los labios de la Señora se movían, pero Mariette no comprendía las palabras.

Después de unas pocas decenas rezadas, la Señora levantó su mano derecha y le hizo señas a Mariette para que saliera afuera.

Pidió permiso para ir afuera, pero la madre, creyendo que eran cosas del demonio, se opuso y cerró la puerta con llave. Mariette entonces vuelve a la ventana, pero ha desaparecido.

Mariette creyó que era la Virgen, pero enseguida sufrió la persecución en forma de incredulidad humillante hacia ella.

Después de la invitación de María a seguirla, de la gracia que supone siempre una aparición, el ataque feroz del mundo, instigado por el demonio y permitido por Dios para preservar a la niña en humildad, es tremendo.

Ni sus padres, ni su hermano Julien, ni su mejor amiga la creyeron en un principio.

Las respuestas que recibió fueron de total humillación: «Eres una tonta», «tú estás loca», «tonterías».

El señor Beco, no obstante, quedó perplejo pues creía en la sinceridad de su hija que no era dada ni a la mentira ni a las fantasías.

El sacerdote, Padre Louis Jamin, en un principio, tampoco lo acabó de creer:

«¡Oh, seamos prudentes, no es fácil ver a la Virgen. Seguramente habrá oído hablar de los niños de Beauraing, a los cuales, según dicen, se les ha aparecido en estos días la Virgen, y debe creer que ella también ve.»

Sin embargo, el sacerdote comprobó un efecto espiritual positivo en la niña, pues había regresado a sus clases de catecismo, las que había abandonado hacía tres meses, recibió el material con un entusiasmo nuevo y aprendió su lección perfectamente. Esto sorprendió favorablemente al Padre Jamin, porque Mariette siempre había sido la peor estudiante de la clase.

Este cambio repentino hizo que el sacerdote la llamase y la examinase, preguntándole sobre su experiencia con la Señora, mientras cuidadosamente lo anotaba todo en un informe completo, que más tarde enviaría al Obispo.

Observó también que la niña era coherente, que no había contradicciones en su testimonio, que le hablaba muy calmada, sin ningún deseo de sobresalir en la historia que narraba.

El Padre Jamin no la despreció ni la tachó más de ilusa y únicamente le dijo que rogara a Nuestra Señora que la guiara.

 

SEGUNDA APARICIÓN: MIÉRCOLES 18 DE ENERO DE 1933

«Posa tus manos en el agua»

Tres días después de la primera aparición hacía un gran frío. Por la noche, hacia las siete horas, Mariette, dominando su acostumbrado miedo a la oscuridad, sale de casa.

Se arrodilla en el sendero que de la casa va hasta la barrera del huerto. Su padre la mira desde adentro.

Reza bajito, levantando del suelo un poco la vista hacia el mismo lugar en donde la había visto el domingo anterior.

La Virgen aparece por encima del bosque. Se acerca creciendo poco a poco, pasando por entre los pinos. Una especie de pequeña nube gris la separa del suelo.

Un brillo deslumbrador emanaba de ella. Mariette, a unos 5 pies de la Virgen, podía sentir el ardor desde donde estaba arrodillada.

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Mariette se levantó, como si estuviera guiada por una mano invisible, hacia un lugar particular que la Virgen quería enseñarle.

«¿A dónde vas?, le gritó su padre.

«Ella me está llamando», contestó la niña, sin detenerse.

De pronto se para, se arrodilla, se queda un momento así, recitando algunas Avemarías, se levanta y continúa su camino, guiada por la Virgen, Se para y se arrodilla en distintas partes del camino, hasta llegar a un manantial.

La Señora le dice:

«Posa tus manos en el agua. Esta fuente me está reservada.»

La Virgen quiere el manantial, como lo explicará en la tercera aparición, no tanto para Ella sino para comunicar gracias a todos sus hijos, de todas las naciones, en especial a los enfermos.

Cuando el Padre Jamin se enteró, fue a casa de la familia Beco en compañía de un amigo y de otro sacerdote.

Cuando llegó, Mariette ya estaba acostada durmiendo, por lo tanto habló sólo con el padre de la pequeña, quien le explicó lo sucedido.

Al final de la entrevista, el sacerdote le preguntó al padre de Mariette si él creía la declaración de la niña sobre lo que ella había visto. Su respuesta fue:

«Sí, yo lo creo, y para mostrarle a usted cuan profundamente creo, mañana voy a ir a la Iglesia para confesarme.

Me gustaría recibir la Comunión de nuevo. Esta será la primera vez que la reciba desde mi Primera Comunión cuando niño».

Conversión inminente, fruto de gracia de Dios. Un auténtico milagro moral. Es la segunda prueba favorable.

 

TERCERA APARICIÓN: JUEVES 19 DE ENERO DE 1933

«Soy la Virgen de los Pobres».
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«Esta fuente esta reservada para todas las naciones. Para aliviar a los enfermos. Rezaré por tí. Adiós»

A las siete de la tarde, como en anteriores días, se aparece la Virgen. Un momento de silencio, luego la niña pregunta:

«¿Quién es usted mi bella Dama?»

La Señora contesta:

«Yo soy la Virgen de los Pobres»

La conduce nuevamente al manantial, arrodillándose la niña en los mismos puntos que el día anterior. Junto al manantial se arrodilla con la mirada fija hacia lo alto.

Mariette vuelve a preguntar a la Virgen por qué ese manantial estaba reservado para Ella.

La Virgen pone las manos en el pecho, señalándose dentro, acentúa su sonrisa y le contesta:

«Esta fuente es para todas las naciones… para los enfermos.”

Forma clara de decirnos que todos los hombres están en su corazón y que el agua es un sacramental de la presencia de Dios para que acudan a Ella en cualquier circunstancia, con cualquier problema, sea físico o espiritual.

Lo último que le dijo la Virgen a Mariette, cuando ésta le dio las gracias por el manantial:

«Rezaré por ti. Adiós.»

Por tanto es importante creer en este sitio e ir en alguna ocasión pues la Virgen nos asegura que rezará por nosotros, si como Mariette sabemos ser agradecidos y tenemos fe.

 

CUARTA APARICIÓN: VIERNES 20 DE ENERO DE 1933

«Deseo una pequeña capilla».

Mariette se siente un poco mal, pero ello no le impide salir a las siete de la tarde y rezar el rosario.

A los dos minutos se aparece la Virgen y le dice:

«¿Qué desea Ud. bella Dama?»

Observen que ya no le pregunta quién, si no qué quiere en concreto.

La Virgen le contesta:

«Desearía una capillita.»

Luego, abriendo las manos, las extiende sin separarlas de su pecho. Con la mano derecha hace la señal de la cruz para bendecirla y desaparece.

Ella por tanto desea que sea aprobado ese sitio por la Jerarquía, para que se pueda celebrar Misa y hacer oración ante el Santísimo.

La Virgen no busca nunca su propia gloria, sino la Gloria de su Hijo Dios. Ella se limitó a pedir una capilla pequeña para Ella, es decir, de poco coste económico, para no resultar gravosa a sus hijos.

El fin es que vengan de todas las naciones a rezar y a buscar amparo y refugio en su Hijo, que está en el Sagrario.

 

QUINTA APARICIÓN: SÁBADO 11 DE FEBRERO DE 1933

«Vengo a aliviar el dolor. Adiós».

Del 21 de enero al 11 de febrero todas las tardes a las siete Mariette va a rezar en su lugar acostumbrado.

A menudo el frío es intenso pero Mariette continúa rezando. En estos días, solamente ella cree verdaderamente en la Virgen de los Pobres quien quiere volver a ver cueste lo que cueste.

El Sábado 11 de febrero Mariette está arrodillada en el huerto, lugar de las apariciones. Algunas personas están presentes.

Mariette se levanta de repente, se dirige hacia el borde del huerto y va hacia el manantial, arrodillándose en los mismos lugares de días anteriores.

Una vez llegada al manantial se arrodilla de nuevo, se inclina, pone la mano en el agua y se persigna con el rosario.

La Virgen entonces la dice:

«Vengo a aliviar el dolor, hasta pronto»

 

SEXTA APARICIÓN: MIÉRCOLES 15 DE FEBRERO DE 1933

«Creed en Mí, yo creeré en vosotros. Rezad mucho. Adiós»

Estas últimas palabras son el eco del Evangelio donde también se dice: «Dad y se os dará».

La sexta aparición tuvo lugar tres días después de la anterior. Parece ser que el sacerdote, padre Jamín dudaba, y pedía una prueba para poder creer en ellas.

La Virgen, al igual que en el Evangelio con el milagro de los panes y lo peces, nos dice que «creamos».

El sacerdote había visto ya lo suficiente para poder poner sin miedo el acto de fe.

Había visto cómo la niña se había convertido y mejorado en su rendimiento escolar, en especial en el religioso.

Había visto el cambio sincero y extraordinario de su padre, que había sido la fuerza dominante de apatía y de rebelión contra la Iglesia, y ahora era un fiel creyente.

por tanto suficientes indicios para poder creer sin miedo, no quizás para ser aprobado oficialmente por la Iglesia, pero sí para que el sacerdote en particular pudiese poner un acto de fe sincero y creer en ellas.

La Virgen comprende la situación difícil del sacerdote.

La niña de su parroquia estaba declarando una visita celestial justamente al mismo tiempo que otra aparición, Beauraing, en el mismo país y en el mismo mes.

Él estaba nervioso, preocupado por el que dirán de los demás. Pero la Virgen le pide fe, que se abra a Ella.

«Creed en Mí, yo creeré en vosotros….».
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Y le confía un secreto sólo para ella, con prohibición expresa de comunicárselo incluso a sus padres, secreto que nunca reveló.

A partir del instante en que el sacerdote cree y apoya de forma privada las apariciones, ocurren las sanaciones.

El gran número de milagros que ocurrieron fue tan abrumador, que tomó por sorpresa a la Iglesia local.

 

SÉPTIMA APARICIÓN: LUNES 20 DE FEBRERO DE 1933

«Hijita, rezad mucho. Adiós».

Hay nieve y hace mucho frío. Al final del segundo rosario Mariette extiende los brazos. La bella Dama ha bajado como de costumbre y se lleva consigo a la niña hacia el manantial.

Mariette se arrodilla en los sitios acostumbrados y reza cada vez que se para.

La Virgen le dice:

«Querida niña, reza mucho».

Después, con voz grave y dejando de sonreír, añade:

«Hasta pronto»

 

OCTAVA APARICIÓN: JUEVES 2 DE MARZO DE 1933

«Soy la Madre del Salvador, Madre de Dios. Rezad mucho. Adiós».

Llueve torrencialmente, pero en cuanto se aparece la Virgen, para, el cielo se aclara y las estrellas brillan.

La Virgen lucía más hermosa y más sublime que nunca, pero en esta ocasión no sonrió, pues iba a ser su última visita, el final de las apariciones en Banneux y le dijo:

«Soy la Madre del Salvador, Madre de Dios Rezad mucho. Adiós.»

Y poniendo sus manos sobre la vidente, la bendijo y se fue. Según se iba, las nubes cubrieron el cielo otra vez, y la lluvia volvió a caer igual o más que antes.

 

LA SIGNIFICACIÓN DE LA APARICIÓN DE BANNEUX

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Después de la primera visita de la Virgen la niña vidente se convirtió.

Su papá, que había sido la fuerza dominante de apatía y rebelión contra la Iglesia, experimentó cambio al momento.

Ni en Lourdes, Fátima o Beauraing, ocurrieron los cambios tan rápidamente.

Los, padres de Bernardita Soubirous y Lucía dos Santos no aceptaron las apariciones hasta bastante después de que habían terminado.

Sin embargo, en Banneux, el poder de Nuestra Señora se sintió y se obedeció inmediatamente.

El sacerdote, Padre Jamin, se mantuvo reservado por algún tiempo, antes de que públicamente admitiera su creencia en la aparición.

Su posición era difícil. La niña de su parroquia estaba declarando una visita celestial justamente al pie de otra que había sido declarada en el mismo país y en el mismo mes.

El sabía que surgirían comparaciones. El también sabía que los ojos de Bélgica, y posiblemente de toda Europa estarían fijos en él y en su comportamiento. Un gran factor en su aceptación de las apariciones debe haber sido los frutos inmediatos que surgieron.

Casi inmediatamente, ocurrieron curas milagrosas. El gran número de milagros que ocurrieron fue tan abrumador, que tomó por sorpresa a la Iglesia local.

Durante algún tiempo, parecía que las apariciones en Beauraing y Banneux estaban compitiendo entre sí por reconocimiento. La Virgen también se hizo cargo de eso.

En 1949, ambas apariciones fueron aprobadas por la Iglesia, Beauraing el 2 de Julio, y Banneux el 22 de agosto.
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Son de las últimas apariciones en recibir aprobación formal de la Santa Sede, aunque otras si tienen la aprobación de sus obispos.

La pequeña capilla que la Virgen había pedido fue construida, congregando a peregrinos de todas las naciones.

En unos pocos años, la necesidad por este lugar de esperanza se hizo mas aparente al pueblo de Bélgica y de toda Europa.

Después de los años de guerra, el santuario de Banneux fue agrandado pues se construyó una basílica.

La capilla original, construida en el lugar donde Nuestra Señora apareció primero, en el patio de la familia Beco, es todavía la atracción principal para los peregrinos que van allí.

A unas 150 yardas, está la estatua de Nuestra Señora de Banneux, LA VIRGEN DE LOS POBRES, parada sobre el manantial que ella reservó para todas las naciones, para aliviar el sufrimiento de los enfermos.

En la actualidad de la fuente brotan 2000 galones de agua diarios, recordándonos el amor de la Virgen y las aguas del bautismo, fuente de vida y perdón.

 

LAS PRINCIPALES REACCIONES

EL LUGAR Y LOS MOMENTOS QUE LA VIRGEN HA ELEGIDO. Banneux viene de «Banal”, lugar banal, trivial, común. Mucho antes de las apariciones, en 1914, los habitantes de Banneux, habían agregado a este nombre las palabras “Nuestra Señora” como un apelativo o sobrenombre para obtener la protección de su ciudad.

Hay una conexión entre las apariciones en Beauraing en diciembre de 1932 y Banneux en enero de 1933.

En Beauraing, el mensaje principal que se dio a la joven Fernande, fue ¿AMAN USTEDES A MI HIJO? ENTONCES SACRIFIQUENSE POR MI.
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Los niños tuvieron mucho que sufrir para mantenerse fieles a la Virgen.
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Fueron así un testimonio para los fieles que deberían pronto sufrir muchos ante la persecución Nazi.

En Banneux, el mensaje predominante fue YO SOY LA VIRGEN DE LOS POBRES… CREAN EN MI, YO CREERÉ EN USTEDES.

La elección de la vidente es muy oportuna, una niña pobre de una pequeña aldea pobre, pues ella es «La Virgen de los Pobres»

EL MOMENTO. La Virgen ha elegido su hora, el momento de las apariciones no es al azar: fue el tiempo de un invierno particularmente rudo, riguroso.

Las apariciones ocurrían en la oscuridad de la noche. La Virgen vino a los pobres para iluminar sus tinieblas.

También pasó entre dos guerras mundiales y una grave crisis económica golpeaba al pueblo.
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Fue también el momento del terror y la muerte a través del mundo a causa de la guerra y el odio que imperaba en 1933.

Con el holocausto de la Segunda Guerra Mundial, muchos comprendieron que Nuestra Señora estaba preparando a Europa, y al mundo entero, para los días obscuros que vendrían.

“¿AMAN USTEDES A MI HIJO? ENTONCES SACRIFIQUENSE POR MI, CREAN EN MI, YO CREERÉ EN USTEDES”.

La vida cristiana es comunión en el amor. Exige correspondencia.

LOS GESTOS. La Virgen se aparece a la niña en su propio ambiente: Ella viene al domicilio de la niña, en el jardín. La Virgen está en movimiento.

Marietta la ve venir de lejos, se aproxima, luego le hace señas. La Virgen le sonríe, la conduce a la fuente y tan pronto como la niña toma contacto con el agua, ella desaparece tal como había llegado.

La Virgen no se contenta con recomendar a la niña que vuelva a la fuente; ella misma la acompaña, la precede y la guía. Esta marcha hacia la fuente tiene lugar cuatro veces.

La conversión es un paso a retomar todos los días. Este camino es por lo tanto la imagen de nuestra vida cotidiana: Debemos salir de nosotros mismos y abrirnos a los demás.

CAMINO A LA FUENTE. La fuente es el punto hacia donde la Virgen quiere hacernos llegar. Para dirigirse hacia la fuente, Mariette sigue el camino del Este, hacia el Oriente, donde sale el sol.

El sol que sale para nosotros en la mañana de Pascua, es Cristo. Durante el trayecto, la pequeña avanza hacia la Virgen, más Ella va a Cristo, fuente de vida eterna.

El camino hacia la fuente se realiza con pasos rápidos, con dos paradas sobre el camino y la tercera delante de la fuente; estos lugares donde Marietta cae arrodillada son siempre los mismos.

Estas caídas repetidas nos recuerdan el Via Crucis. Jesús cae camino al Calvario. La vida está llena de obstáculos. Pero hay que levantarse y seguir hasta la meta.

LA FUENTE, LAS NACIONES Y LOS ENFERMOS. Nuestra Señora guió a Mariette al manantial. La fuente es la imagen de Cristo. María nos conduce a Jesús.

Ella ha conocido a Dios por la Acción del Espíritu Santo y el Verbo se hizo carne en ella. Ella nos ayudará a preparar nuestro corazón para recibir a Jesús, su Hijo, fuente de nuestra salud. En su “Reserva esta fuente”.

Ella anuncia que El dará su ayuda a todos los que vengan a ella.

Ella desea que vengan «de todas las naciones». En el siglo XX, que conoció dos guerras mundiales y produjo por diversas regiones más mártires que ningún otro, la Virgen llama a todos sus hijos de todas las naciones a ser uno en Cristo.

Ella, como madre, comparte el sufrimiento de los hombres, como su Hijo, vino a sufrir por la humanidad. Todos somos enfermos pues la peor enfermedad es el pecado.

Mariette le preguntó, «Hermosa Señora, usted me dijo ayer que este manantial estaba reservado para mí. ¿Por qué para mí?»

María miró amorosamente a la niña, y se rió. La Señora aclaró:
«Este manantial está reservado para todas las naciones.»

Ella se detuvo por un momento y luego continuó, «Para aliviar a los enfermos.»

Hay en el mensaje dos sentidos. El sentido literal se trata de curaciones físicas. La Virgen, como Jesús, ama a sus hijos y cuida de ellos. En pocos meses de las apariciones, muchas curaciones físicas fueron registradas en Banneux.

Peregrinos de toda Europa se congregaban, y finalmente de todos los rincones del mundo. Muy pronto estallaría la II Guerra Mundial causando millones de enfermos y heridos.

Inclusive hay informes de que durante la guerra hasta los soldados Nazis vinieron a los santuarios de Beauraing y de Banneux, rogándole a María por curaciones, conversiones y liberaciones.

También hay un sentido aun más importante. Es el sentido espiritual. La Virgen busca la curación espiritual de sus hijos. Eso es mucho más importante.

Ella vino a darle esperanza a «todas las naciones». Esperanza en medio de un mundo azotado por las consecuencias del pecado que llevó a la guerra. Muchas de las naciones, incluso la misma Bélgica, serían sometidas por los Nazis.

Ya en 1917, la Virgen en Fátima quiso prevenir esta terrible guerra llamándonos a la conversión, pero no se le hizo caso.

María le dijo a la niña, –«Para aliviar a los enfermos». – Los próximos doce años iban a producir decenas de millones de enfermos- de la mente y del cuerpo. Vidas serían desarraigadas, destruidas.

Familias serían separadas y destruidas. «Naciones enteras serán aniquiladas» – dijo la Virgen en Fátima.

LA VIRGEN NOS LLAMA. La Virgen viene de lejos, pero no entra en la casa, Marietta tiene que acercarse, salir fuera en busca de ella. Así también la Virgen viene a nosotros, pero nosotros debemos acercarnos a ella.

Marietta tuvo que salir de su casa iluminada y calefaccionada hacia la oscuridad y el frío de la noche; Así nosotros debemos pasar de la luz y la comodidad de nuestro egoísmo a la noche oscura y fría de la Fe.

El hecho que la Virgen le hizo el signo con la mano es muy particular, es la invitación a salir. Es la noche, ‘la hora del descanso y hace mucho frío.

El llamado es exigente y responder no es fácil. Es necesario abrir primero el corazón para estar en forma de abrir la puerta. Marieta choca con una puerta que su mamá se empeñó en cerrar con llave, este obstáculo marca el fin de la aparición. Pero no el fin de la fe de Mariette.

En tres ocasiones la marcha hacia la fuente no tuvo lugar porque encontró obstáculos: la puerta cerrada, el desmayo de la niña y el pedido del Abad Jamín de un signo a la Virgen.

En estas ocasiones, la Virgen no realizó su programa y volvió al jardín. La falta de fe deja la fuente sin uso.

Las visitas de la Virgen no son regulares, es una prueba para poder perseverar en la oración y en la vigilia, pues ella vela y reza.

La Virgen permaneció fuerte, silenciosa y casi no habló. El mensaje es sobrio y sereno. La Virgen anima y reconforta con la sonrisa.

VIRGEN DE LOS POBRES. En esta aparición la Virgen María se identifica como La Virgen de los Pobres.

Se coloca entre los pobres y siendo Reina de Cielos y tierra, es pobre porque ha vivido siempre dependiendo de Dios..

Ella era una de esas personas que la Biblia llama “Pobres de Yahveh”, es decir pobres de todo pero ricos de Dios.

¡Cuántos pobres infelices había en el mundo en ese invierno de 1933!. Había la pobreza que muy obvia causada por la devastación de la Gran Guerra Mundial, seguida muy de cerca por la Depresión Mundial. Muchos quedaron en la completa indigencia. También la pobreza de no tener el don de la Fe.

EL LLAMADO AL COMPROMISO. Para ser entendida, la Virgen usa el dialecto local y palabras sencillas. Esta es una invitación a actuar y a comprometerse por Cristo en la vida diaria, en lo sencillo.

Marietta estuvo decidida a hacer lo que ella le decía: “si ella me hubiera dicho de meterla en el fuego, yo lo hubiera hecho”. Ella fue obediente aunque no entendía los designios de la Virgen.

Ella posa sus manos en el agua y las abrió aunque su rosario se deslizó y cayó en el fondo de la fuente.

El gesto de las manos dentro del agua es significativo: no podemos conformarnos con saber las cosas de Jesús ni admitir que Jesús está vivo entre nosotros; es necesario reencontramos personalmente en un contacto concreto donde El nos espera, en su Palabra y en los Sacramentos.

LLAMADO A LA FE. Ante las dudas del sacerdote, María sonrió, pero no contesto por un largo tiempo.

¿No estaría triste nuestra madre porque siempre le pedimos señales aunque ya nos ha dado señales suficientes?. ¿Que más señal que las repentinas conversiones?.

Finalmente, ella le dijo a Mariette: «Crean en Mí; Yo Creeré en Ustedes.»

La Virgen nos ha visitado muchísimas veces, comenzando en Zaragoza, cuando abrió las puertas para la evangelización de España.

Ella ha manifestado portentosamente el poder de su Hijo, sanando y suscitando conversiones. Pero nuestros corazones son muy duros para aceptar, aun cuando la razón demuestra la realidad de su milagrosa intervención.

El milagro de la Virgen de Guadalupe, que la ciencia ha podido certificar como milagro que continúa, los milagros de curaciones en Lourdes, abalados por rigurosos exámenes médicos, el milagro del sol en Fátima…. ¡Tantos milagros!.

Así que en 1933, escasamente 15 años después del Milagro del Sol, la Virgen regresa por sus hijos incrédulos y nos dice «Crean en Mí; Yo Creeré en Ustedes.»

La Virgen tiene como su principal deseo que nosotros creamos en su Hijo quien nos revela toda la verdad.

Pero para podernos instruir ella sabe que es necesario que abramos el corazón a confiar en ella: la confianza que se le debe a la madre de la familia que ha sido siempre amorosa y fiel.

El 15 de febrero de 1933, María sabía los nubarrones de guerra y odios que se avecinaban sobre sus hijos y que las fuerzas satánicas habían sido desatadas en Alemania, a menos de 100 millas de Banneux.

En los próximos años tomarían a Bélgica y a casi toda Europa. Ella quería prevenir el desastre. Cuando eso ya no era posible por tanto pecado y rebelión, quería fortalecer a los pocos fieles suyos para que se mantuvieran firmes en la tribulación.

Es una madre angustiada por sus hijos que les pide que confíen en ella, que se restauren los lazos de amor en la familia de Dios.

CREAN EN MI, Y USTEDES PODRÁN ENCUMBRARSE A LA ALTURA DEL CIELO, OBTENER EL SUEÑO IMPOSIBLE, PORQUE YO CREO EN USTEDES.

Ella sabía como sus hijos serían rebajados al nivel de animales en los siguientes 12 años y por eso quería comunicarles la fe, la esperanza, y la fortaleza que necesitarían para sobrevivir los años de guerra.

El mensaje de la Virgen tiene un sentido inmediato en los acontecimientos de Europa en aquel momento pero son también para todos nosotros en cualquier momento.

La lucha entre el bien y el mal sigue igual. La confianza en La Virgen es más importante que nunca.

Cada vez que Nuestra Señora dejaba a Mariette, la niña quedaba desolada. Sin embargo, ella tenía el recuerdo de la visita, y la anticipación de la siguiente visita le daba fortaleza.

Pero ella sabía que su tiempo privilegiado con María tendría que llegar a un final. El 2 de marzo llovió tan fuerte que parecía que el cielo estaba triste porque el final estaba cerca. Mariette salió, cubierta con un chal y una sombrilla y empezó a orar.

Pronto las lluvias pararon. Las nubes se dividieron, revelando estrellas y el cielo. A través de la abertura en las nubes, la Reina del Cielo y de la Tierra vino por última vez a visitar a la pequeña niña de Banneux.

MADRE DEL SALVADOR, MADRE DE DIOS. La Virgen declara enfáticamente en su última aparición: «Yo SOY la Madre del Salvador, Madre de Dios”, el primer llamado de las palabras del Ángel que anuncia a Maria que va tener un hijo a quien dará el nombre de Jesús, que significa “Dios salva”.

En la noche de Navidad, los ángeles anuncian a los pastores: «Ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador que es el Cristo, el Señor».

Salvarnos a todos reconciliándonos con el Padre es la misión de Jesús. Maria, su Madre le asiste desde el inicio hasta el final de su vida, para tomar parte íntima en la obra de salvación del mundo.

Ella intercede hoy por nosotros para ayudarnos a entrar en la gracia de salvación que viene de Jesús.

Con el título de «Madre de Dios», la Virgen vuelve a tomar el más grande título de gloria que nosotros le atribuimos. Este título le fué reconocido en el Concilio de Efeso en el año 431. Este Concilio puso fin a las querellas doctrinales sobre Jesús, sobre la fe de Dios y el hombre.

RECEN MUCHO. La Virgen insiste en la oración. En las tres últimas apariciones (6,7 y la Virgen lanza un llamado: «Recen mucho».

Ella reitera las recomendaciones urgentes que leemos en el Nuevo Testamento: “Vigilen y oren en todo momento” y “Oren sin descanso».

Es lo más necesario y de lo que más nos olvidamos. La Virgen viene a recordarnos la urgencia de la oración y dice sencillamente: “Recen mucho”.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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