La Virgen del Rocío es una pequeña talla, que se venera en la ermita de El Rocío (Almonte, Huelva, Andalucía) desde el siglo XIII.

Su popularidad es grande en todo el mundo, ya que su veneración ha dado lugar a la romería más importante de España.

Que en la actualidad congrega cada año a más de un millón de personas.

Actualmente hay mas de 80 Hermandades con esta titular, cada una con su propia imagen de la Virgen del Rocío y el Rocío es sinónimo de peregrinación y romería.

La devoción a la SANTÍSIMA VIRGEN DEL ROCÍO constituye, por su tradición y su contenido espiritual, un cauce extraordinario de espiritualidad cristiana.

La experiencia lo demuestra el testimonio de tantas personas que han desarrollado y vivido su fe por este camino.

Todas las Hermandades Rocieras tienen prácticas religiosas durante todo el año, dirigidas por su Capellán como la celebración de la Misa semanalmente, rosarios, etc.

Que dan testimonios de que la vida del rociero no es más que la vida de un cristiano que intenta acercarse a Dios a través de su madre y todo ello con el talante alegre de nuestra tierra.

La Hermandad de Almonte España, provincia de Huelva, es hoy la heredera de la historia devocional de Nuestra Señora del Rocío.
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A ella le compete la administración y organización de los cultos y Romería y como asociación pública de la Iglesia.
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Es probablemente la de mayor poder de convocatoria de todo el orbe católico.

cuadro de la aparicion de la virgen del rocio

 

EL HALLAZGO

La historia del Rocío ha estado envuelta en una leyenda, como ocurre con otras muchas advocaciones, que viene recogida en la Reglas de la Hermandad Matriz de 1758:

«Entrado el siglo XV de la Encarnación del Verbo Eterno, un hombre que, o apacentaba ganado o había salido a cazar, hallándose en el término de la Villa de Almonte, en el sitio llamado de La Rocina (cuyas incultas malezas le hacían impracticables a humanas plantas y sólo accesible a las aves y silvestres fieras).

Advirtió en la vehemencia del ladrido de los perros, que se ocultaba en aquella selva alguna cosa que les movía a aquellas expresiones de su natural instinto.

Penetró aunque a costa de no pocos trabajos, y, en medio de las espinas, halló la imagen de aquel sagrado lirio intacto de las espinas del pecado, vio entre las zarzas el simulacro de aquella Zarza Mística ilesa en medio de los ardores del original delito.
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Miró una Imagen de la Reina de los Ángeles de estatura natural, colocada sobre el tronco de un árbol.
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Era de talla y su belleza peregrina.
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Vestíase de una túnica de lino entre blanco y verde, y era su portentosa hermosura atractivo aún para la imaginación más libertina.

Vino a Almonte y refirió todo lo sucedido con la cual noticia salieron el clero y el cabildo de esta villa y hallaron la santa imagen en el lugar.

Y de modo que el hombre les había referido, notando ilesa su belleza, no obstante el largo tiempo que había estado expuesta a la inclemencia de los tiempos, lluvias, rayos de sol y tempestades.

Poseídos de la devoción y el respeto, la sacaron entre las malezas y la pusieron en la iglesia mayor de dicha villa, entre tanto que en aquella selva se le labraba templo.».

 

EL TEMPLO

Hoy la historia sitúa los orígenes del Rocío dos siglos antes.
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Y todo indica que fue el mariano monarca Alfonso X el Sabio quien pudiera haber erigido aquella primera ermita, tras su conquista de Niebla en 1262, mandando colocar allí la bella imagen de la Virgen.

Las crónicas históricas cuentan que el rey Alfonso X el sabio, allá por el año 1270 mandó erigir una ermita consagrada a la Virgen en el lugar llamado de Las Rocinas, que había sido reconquistado a los árabes.

Las mismas crónicas relatan cómo en esos mismos lugares, el rey creó un coto de caza, atraído por la belleza del lugar y la cantidad de ciervos existente. Este coto se conoce hoy como Coto de Doñana.

Aquella ermita de diez varas de largo y del estilo mudéjar andaluz sus muros de tapial, las jambas y roscas de los arcos, de ladrillo a la morisca, con grueso tendel; la cubierta toda de madera.

En su interior, humilde y sencillo, es grato y placentero, sobre el piso ladrillado se eleva con tres escalones de bordillos vidriado de verde.

Aquella primera ermita duró hasta el terremoto de Lisboa, en 1755, que la dejo en ruina, la virgen del Rocío fue llevada a Almonte y estuvo allí durante dos años seguidos, celebrándose allí la Romería del Rocío en el pueblo Almonteño, la reforma de la ermita acabaron en el año 1758.

Unos años más tarde, en 1760 se bendijo un Santuario de dimensiones mayores y orientado de Este a Oeste, era de estilo mudéjar, pero su fachada tenía algunos elementos barrocos.

En esta nueva Ermita, también fueron necesarias reformas significativas que tuvieron lugar en 1915, hasta que finalmente se procedió a su demolición para construir el actual Santuario.

El año 1964 se colocó la primera piedra del actual Santuario, siendo entonces Obispo de la Diócesis Monseñor Cantero Cuadrado.
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El Santuario es de estilo barroco, si bien se podría denominar barroco- rural sevillano.

La Virgen del Rocío entró en su nuevo Santuario el día 12 de abril de 1969, y fue bendecido por el Obispo de Huelva Don José María García Lahiguera.

El día 28 de mayo de 1999, tuvo lugar un acto de presentación al pueblo de Almonte del nuevo retablo de la Virgen, que apareció por ver primera en su nuevo Camarín.

El 14 de junio de ese mismo año, se cumplía el sexto aniversario de la visita del Papa al Rocío, y el retablo se bendijo solemnemente por Monseñor Don Ignacio Noguer Carmona, Sr. Obispo de Huelva.

El 8 de junio de 1919 tuvo lugar uno de los acontecimientos mas significativos e importantes en la historia rociera: La Coronación Canónica de Nuestra Señora del Rocío.

El día 14 de junio de 1993, su Santidad Juan Pablo II se arrodillaba para orar ante la Reina de las Marismas.
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El Papa bendijo cada uno de los Simpecados de todas las Hermandades que se encontraban allí.
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Se mostró como un rociero más, fue claro y contundente en su mensaje, hermoso desde la primera a la última palabra y pidió a los rocieros que fuéramos evangelizadores de Cristo y Testimonio de Amor a María.

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LA TALLA

La Virgen del Rocío responde en su interior a una talla completa, de finales del siglo XIII.
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Que por la coincidencia cronológica, parece que es la imagen primitiva que Alfonso X el Sabio colocara aproximadamente en el año 1280, que fue además, cuando se levantó la primera Ermita.

Desde finales del siglo XVI, principios del XVII, la Virgen del Rocío comenzó a ser vestida como la vemos en la actualidad.

Entonces, siguiendo el gusto de la época, y según la moda de los Austrias, se adaptó a la imagen con ropas de ricos brocados y telas bordadas con detalles de inigualable belleza.

Las prendas que comprende su atuendo son la saya, también conocida como basquiña, que tiene forma de campana y no lleva pliegues ni arrugas; el corpiño ajustado en el cuerpo y la gola que da forma a su rostrillo y se transforma en el mismo.

Las sobremangas, adaptadas a los brazos, son amplias y deja asomar la manga por debajo.

El velo de las vírgenes cubre su cabeza y el manto parte desde sus hombros.

A esto hay que sumar otros elementos realizados en orfebrería como son la media luna, la Ráfaga, el cetro y su corona.

Este cambio resultó muy positivo, aunque cuando se produjeron tuvieron el desacuerdo de los más ortodoxos de entonces, sin embargo estéticamente es todo un deleite a los ojos y una gran riqueza para el arte sacro.


LA HERMANDAD DEL ROCÍO

La Hermandad matriz de la Virgen es la de Almonte, se creó en el siglo XV bajo la protección del venerable Clero y la Corporación Municipal de la Villa de Almonte.
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Esta hermandad se llamaba entonces «Cofradía de Ntra. Sra. de las Rocinas».
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El primer documento escrito de dicha hermandad data del año XVII en el año 1640.

El año 1653, un 29 de junio, festividad de San Pedro, Nuestra Señora de las Rocinas es nombrada, en una Función Solemne, Patrona de la Villa de Almonte (Huelva).

La Hermandad Matriz de Almonte porta sobre sus hombros la difícil misión de difundir la devoción a la Blanca Paloma y a la vez condicionar la masiva llegada de nuevos rocieros a unas leyes no escritas.

Que se encuentran sostenidas en una sólida y centenaria tradición, y evitar que se desvirtúe una de las más puras manifestaciones de religiosidad popular de Andalucía.

Es también la Hermandad Matriz de Almonte la encargada de aceptar como filial a las nuevas hermandades rocieras, que estos tiempos proliferan por medio mundo, procurando que se sientan plenamente integradas en el seno de la numerosa familia rociera.

Entre las funciones de la Hermandad de Almonte se encuentran la de cuidar la ermita, la casa de la Virgen; la de custodiar sus vestidos y exvotos; organizar los cultos y por encima de todas sus obligaciones, la Hermandad Matriz de Almonte tiene encomendado por su pueblo el cuidado de su patrona, la protección de la Virgen del Rocío.

La importancia actual de la Hermandad Matriz de Almonte, no reside tanto en la antigüedad de su fundación como en haber sido capaz de erigirse en la legítima heredera de las atribuciones que otros momentos de la historia ostentaron el ayuntamiento de Almonte y la iglesia.

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TRASLADOS A ALMONTE

Los traslados de la virgen del Rocío a su pueblo de Almonte viene desde cientos de años.
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La aldea del Rocío se encuentra a 4 leguas del pueblo de Almonte, cuando Almonte le ocurría algún hecho triste como epidemias, guerras, sequías, malas cosechas, hambre…
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Almonte iba a por su patrona, la virgen del Rocío, donde permanecía el tiempo necesario en la parroquia de Almonte, donde se le celebraba cultos y misa, y después era de nuevo llevada a la virgen hacia la ermita del Rocío.

El primer documento escrito sobre un traslado es en el año 1607, donde un documento dice que la virgen sea traída hasta el pueblo de Almonte por «Sequía», el día 21 de Abril de 1607, aunque a la virgen del Rocío se la trasladaba muchísimos antes del 1607 pero no hay ningún documentos escrito sobre esos traslados.

Son los numerosos traslados de la virgen del Rocío hacia Almonte desde la primera referencia escrita hasta los días de hoy en este siglo XXI.

Muchos traslados por motivos tristes como de alegrías, la virgen del Rocío podía venir en un año en tres ocasiones hasta Almonte, este hecho ocurrió en el año 1738 donde queda recogido en un documento.

La estancia podía ser corta o larga según por el motivo de que se trajera a la virgen, no venia Almonte todos los años, podía venir cada un año o tres hasta incluso se podía llegar a no visitar a Almonte en treinta años.

A mediados del siglo XX, el pueblo de Almonte decide que cada siete años, la virgen del Rocío visite a su pueblo se trata, pues, de una tradición reciente pero sabia que el pueblo Almonteño acepta sin imposición.

El carácter de rogativa que justificaban los traslados de los siglos XVII y XVIII e incluso XIX van perdiendo sentido.

Esta tradición de traer a la virgen del Rocío a su pueblo de Almonte, data del año 1949, desde ese año a la virgen del Rocío es trasladada a su pueblo Almonteño de siete en siete años.

Cuando surge esta nueva tradición de los siete años, la virgen es trasladada en agosto en fechas del conocido Rocío chico.

En esa fecha es trasladada a Almonte, allí permanece 9 meses, dos semanas antes de la romería del Rocío la virgen sale en procesión vestida de reina por el pueblo de Almonte, donde recorre las calles Almonteñas

Una semana después, es de nuevo vestida de pastora, y es trasladada de nuevo a la aldea del Rocío, para que a sin una semana después se celebre la tradicional romería de Almonte, la romería del Rocío.

Durante este camino hacia el pueblo, la Virgen va tapada para que el polvo que se levanta no dañe su estructura.

Los adornos del Paso es tradición que sean llevados por las ancianas almonteñas, conocidas popularmente como «las abuelas almonteñas».

El camino de ida es nocturno, está salpicado de hogueras y se hace campo a través por sitios previamente determinados, que cada siete años constituyen el mismo itinerario.

Al llegar a Almonte, la Virgen es colocada sobre una tarima, para ser bien vista por todos, en el lugar llamado “El Chaparral”.

Allí, el párroco del pueblo es el encargado de quitarle a la Virgen el guardapolvo que la cubrió en el camino, y el velo que tapó su cara.

La tradición manda que el velo ha de ser quitado en el momento en que el primer rayo solar del día ilumine el rostro de la Señora.

En ese momento cientos de trabucos y escopetas, disparan salvas en honor de la Virgen.


ROMERÍA DE PENTECOSTÉS

La Romería es el acontecimiento más importante del año rociero.
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Pero es Romería de Pentecostés, es decir, reunión del pueblo para celebrar, con María, su Madre, la venida del Espíritu Santo.
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Se calcula que, en los últimos años, la asistencia de personas a la romería se acerca al millón y medio de personas.

Los actos oficiales de la romería comienzan la mañana del Sábado anterior a Pentecostés haciendo su presentación las Hermandades ante la Virgen del Rocío, representada por la Hermandad Matriz, que las acoge en su nombre.

El siguiente acto es el Rosario que reza el pueblo de Almonte, en la noche del sábado, con el fin de invitar a las Hermandades Filiales congregadas a participar en el Rosario del Domingo.

En la mañana del Domingo de Pentecostés se celebra lo que constituye el acto central de la Romería: la Misa Pontificial presidida por el Obispo de Huelva – y concelebrada por los Capellanes de las Hermandades- ante el retablo que forman los SIMPECADOS de las mismas.

Por la noche se celebra el Rosario con todas la Hermandades Filiales.

La Romería culmina con la salida procesional, a hombros de los almonteños, de la Virgen del Rocío que visita a sus Hermandades.

El lunes de Pentecostés de cada año, la Virgen sale en procesión por las calles de la aldea, portada a hombros de los almonteños.

Este acto pone fin a la peregrinación, y tras él los peregrinos inician el camino de vuelta a sus respectivos puntos de partida.

Distintos actos del camino y la procesión se han hecho tremendamente populares, como el paso de las hermandades por el Río de Quema, la presentación de todas las congregaciones ante la hermandad matriz ya en la aldea, el salto de la reja por parte de los almonteños para sacar la Virgen en procesión…

Entre los rocieros es un honor poder acercarse y un gran honor poder llevarla sobre los hombros aunque sea solo un instante, cosa nada fácil por la cantidad de gente que se acumula a su alrededor.

Aunque siempre que un fiel forastero se lo pida a algún almonteño, suelen abrirle paso para que pueda realizar su promesa o deseo de portar a la patrona de Almonte.

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LOS EXORNOS

Si verdaderamente hay una fecha exacta sobre los exornos en las calles, es en el 1887.
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Que en compensación por no haberse celebrado el Rocío chico, se acuerda celebrar con más fastos la venida se habla por vez primera de fuegos artificiales y de arcos en las calles.

En la actualidad los exornos de las calles, son verdaderas obras de artes hechas por los vecinos de Almonte, se trata de una arquitectura efímera basada en madera y papel que representan arcos triunfales y templetes sobre columnas y pechinas de los más variados estilos arquitectónicos que va desde el gótico al barroco, aderezados con la impronta del gusto popular.

Evolución de los primeros exornos de finales del pasado siglo, realizados con romeros, telas blancas y encajes.

Estas auténticas catedrales efímeras es el fruto de los vecinos de Almonte, ejecutado por artistas locales y sufragados con las cuotas que cada casa aporta durante años para recibir a su Patrona, con la dignidad e importancia que este acontecimiento requiere.

Fuentes:


Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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