Era obvio desde que Bachelet fue elegida presidente.
En medio de la oposición de la opinión pública, los partidos políticos conservadores y la Iglesia Católica, la presidenta chilena Michelle Bachelet planea implementar las sugerencias de la ONU para que Chile despenalice el aborto en casos de violación, inviabilidad del feto, y peligro para la vida de la madre. Pero todos sabemos que luego seguirá la pendiente resbaladiza.
A las movidas internas hay que sumar a la ONU y a organizaciones como Amnistía Internacional, que están poniendo su peso para «torcer el brazo» al pueblo chileno.
BACHELET PARA IMPONER SU LÓGICA DE REINGENIERÍA SOCIAL
Desde el final de la era de Pinochet en 1990, cuando el aborto estaba penalizado en todos los casos, Chile ha tenido una de las prohibiciones más completas sobre el aborto en el mundo. En el pasado, los chilenos tradicionalmente conservadores rechazaron pedidos de la ONU para legalizar el aborto en ciertos casos.
Sin embargo, la actual presidenta Bachelet anunció el compromiso de Chile para implementar 180 de las 185 sugerencias de examen periódico universal de la ONU a Chile, incluidas las propuestas presentadas por nueve países para que Chile cambie su postura de larga data sobre la protección de los no nacidos.
Una de las 5 propuestas rechazadas (dentro de las 185), fue la apelación del Vaticano de que Chile continúe su protección jurídica de las personas antes de nacer, desde el momento de la concepción, y que salvaguarde el matrimonio entre un hombre y una mujer.
Desde 1991, ha habido más de diez intentos fallidos de aprobar leyes en el Congreso Nacional de Chile para despenalizar el aborto, pero esta es la primera vez que un presidente ha invertido parte de su propio capital político para impulsar el tema.
En referencia a los proyectos de ley sobre la despenalización del aborto en la actualidad en el Congreso Nacional, Bachelet declaró:
«Creemos que hay muy buenas mociones en el Parlamento en este momento que el Ejecutivo podría patrocinar. La verdad es que lo que yo aspiro tener una seria, profunda y madura discusión sobre este tema».
La organización pro-vida chilena Siempre por la Vida organizó una protesta para el 26 de mayo frente al palacio presidencial en Santiago que atrajo a varios miles de manifestantes.
Senadores de los partidos políticos de oposición asistieron a la manifestación y entregaron una carta a la presidenta expresando su descontento con la legislación prevista y la falta de debate sobre el tema.
La carta, obtenida por el diario chileno La Tercera, pide Bachelet
«rechazar las nueve recomendaciones formuladas por los estados para legalizar o despenalizar el aborto en determinados casos.»
«No ha habido un debate legislativo anterior de conformidad con el proceso democrático que un problema de esta magnitud merece», añade.
En una declaración al diario chileno El Mercurio, el líder del partido político Unión Demócrata Independiente, Gustavo Hasbún, quien asistió a la protesta, dijo:
«Es evidente que lo que este tipo de proyectos están tratando de hacer es legalizar la pena de muerte para los niños inocentes y encontrar una vía fácil».
Fuerzas feministas y anti-vida creen que un Chile dirigido por una mujer separada, agnóstica, que ha cortejado activamente el voto de la clase media, los menos religiosos y los más jóvenes, es probable que acepte una ley que enumere específicamente los casos en los que sea legal abortar.
El impulso a favor del aborto viene de los políticos de izquierda, que promueven leyes de crímenes de odio que protegen a los homosexuales, así como la legislación del «matrimonio» homosexual, todo lo cual Bachelet ha prometido perseguir durante su segundo mandato como presidenta de Chile.
AMNISTÍA INTERNACIONAL SE SUMA A LA ESTRATEGIA GLOBAL PARA IMPONER ABORTO EN CHILE
El Obispo de San Bernardo, Mons. Juan Ignacio González Errázuriz, advirtió que con sus declaraciones a favor de la política abortista de Michelle Bachelet, Amnistía Internacional (AI) se ha sumado a la estrategia global que, en base a “recomendaciones”, quieren imponer el aborto en el país.
Amnistía Internacional felicitó al Gobierno de Bachelet por iniciar el proceso para despenalizar el aborto bajo los supuestos de riesgo para la vida de la madre, en caso de violación o si el feto tiene malformación. “Chile está demostrando su voluntad de respetar y proteger el derecho a la vida de mujeres y niñas y de no discriminar”, afirmó Erika Guevara Rosas, directora de este organismo en las Américas.
Mons. González advirtió que “todo esto es parte de una estrategia global” impulsada desde organismos internacionales públicos y privados que,
“van creando una pseudo obligación – diría casi un dilema ético falso – de seguir las recomendaciones. Se llega así a un lenguaje como el señalado, que se pretende tenga una respuesta unívoca: aprobar el aborto”.
En declaraciones a ACI Prensa, el Prelado señaló que
“esta es la falacia nominalista en que vivimos. Todos estamos de acuerdo en que es necesario ‘respetar y proteger el derecho a la vida de mujeres y niñas y de no discriminar’, pero no lo estamos en su significado. Una inmensa mayoría piensa que esa frase nunca puede significar quitar la vida a una criatura inocente”.
“Es lo que el Papa Francisco llama la imposición de un pensamiento único, es decir, el que no piensa ni procede según las recomendaciones de estos organismos – plagados de personas anticristianas – es excluido del diálogo y sus opiniones no son atendidas o incluso puede ser perseguido”, indicó.
Durante la entrevista, Mons. González también criticó que se quiera hacer creer que la despenalización del aborto es ingresar a estándares modernos y mundiales.
“¡Cuánta falta de sentido común en estas afirmaciones! Dar este paso sería consagrar en la ley un atropello a los derechos humanos esenciales de un ser que ya existe”.
Añadió que parte de esta estrategia es aumentar “de manera falsa e increíble número de los ‘posibles abortos’”, tal como descubrió en su momento en Estados Unidos el médico Bernard – conocido como el rey del aborto y luego líder pro-vida -,
“cuando se dio cuenta de los males que causaba el aborto. Se amplifican a niveles increíbles los casos posibles de embarazo por violación, contra la evidencia científica”.
Asimismo, señaló que,
“los médicos saben que es una falacia” decir que “hay casos en que sólo mediante la muerte del ser ya concebido se puede salvar a la madre”. “Es tanta la exageración, que no queda más que explicarla por la invasión ideológica que mueve el mundo pro-aborto. No puede dejar de pensar que en muchas personas hay una verdadera ideología anticristiana”, añadió.
En junio de 2007 la Santa Sede dejó de financiar a Amnistía Internacional debido a su cambio de postura a favor del aborto. El entonces Presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, Cardenal Renato Martino, señaló que era,
“supremamente grave que una organización tan valiente como Amnistía Internacional ceda a las presiones de los lobbies» del aborto y calificara a esta práctica como un derecho humano. “Es definir un bebé en el vientre de su madre como un enemigo, algo que se puede destruir”, criticó.
El Cardenal Martino advirtió entonces que apoyar,
“la despenalización del aborto representa una traición a las finalidades institucionales” de AI. “La supresión voluntaria de toda vida humana es siempre un delito y mina las bases del bien común de la familia humana”, expresó.
Fuentes: Life Site News, ACI Prensa, Signos de estos Tiempos