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Crea una comisión para agilizar los procesos de nulidad matrimonial.
A dos semanas de que comience el Sínodo de la Familia, Francisco opta por la política de ‘hechos consumados’, nombrando una comisión para la búsqueda de la simplificación de los procesos de nulidad.

 

papa francisco primer plano

 

La comisión toma en cuenta la propuesta del cardenal Kasper de abrir vías de diálogo sobre los matrimonios rotos y sigue el temperamento de Benedicto XVI.

Esta decisión de Francisco antes de que comience el Sínodo marca el interés de Francisco de allanar las dificultades para que un sector de divorciados se incorpore a la eucaristía.

Estamos dando una información, no estamos dando una opinión; esto va para aquellos que consideran que dar una información ya es emitir opinión.

Hoy todos debemos comprender que la jerarquía de la Iglesia está dando pasos en el sentido de acercar a los divorciados a la eucaristía; a algunos católicos les gustará esto y a otros no, pero la realidad es así.  No sabemos hasta donde llegará la apertura, se verá en los Sínodos de 2014 y 2015, en la implementación de los resultados, y en las decisiones posteriores que tome el Papa.

LA POSICIÓN DE BENEDICTO XVI

A principios de 2013 el hoy Papa Emérito, pidió a los jueces eclesiásticos y “rotales” “más reflexiones” sobre la falta de fe de los esposos como posible causa de nulidad del matrimonio.

“No pretendo sugerir –precisó– ningún automatismo fácil entre la carencia de fe y la invalidez de la unión matrimonial, sino más bien indicar que tal carencia puede, aunque no necesariamente, herir incluso los bienes del matrimonio”.

Se trata de una espiral importante, que podría llevar a la reflexión sobre algunos criterios con los que se juzgan estas causas, ante el “cisma silencioso” de los divorciados que se han vuelto a casar y de tantas personas excluidas de la comunión eucarística por la “irregularidad” de su nueva relación.

No es la primera vez que el Pontífice afronta este argumento. En julio de 2005, mientras se encontraba de vacaciones en Les Combes, respondió a una pregunta relacionada mientras platicaba con unos sacerdotes del lugar.

“Ninguno de nosotros –dijo– tiene una receta ya lista, sobre todo porque las situaciones siempre son diferentes. Me parece particularmente dolorosa la situación de todos los que se casaron en la Iglesia, pero que no eran verdaderamente creyentes y lo hicieron por tradición, y después, al encontrarse en un nuevo matrimonio no válido, se convierten, encuentran la fe y se sienten excluidos del sacramento. Este es verdaderamente un sufrimiento grande y cuando fui Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe invité a diferentes Conferencias Episcopales y a especialistas a que estudiaran este problema: un sacramento celebrado sin fe. Si fuera posible encontrar, realmente, un momento de invalidez porque al sacramento le faltaba una dimensión fundamental, no osaría decirlo. Yo, personalmente, lo creía, pero de las discusiones que hemos tenido al respecto entendí que el problema es muy difícil y que todavía debe ser analizado profundamente. Pero, dada la situación de sufrimiento de estas personas, hay que analizarlo”.

COMIENZAN A ABRIRSE LAS PUERTAS

En mitad de la tormenta, según informa VIS,

“el Santo Padre ha decidido la institución de una comisión especial de estudio para la reforma de los procesos matrimoniales canónicos”.

La comisión, presidida por Pio Vito Pinto, decano del tribunal de la Rota, y de la que forma parte el jesuita español Luis Francisco Ladaria (secretario de Doctrina de la Fe, pero no su máximo responsable, el cardenal Müller), responde a la propuesta del cardenal Kasper de abrir vías de diálogo sobre los matrimonios rotos y la respuesta de la Iglesia.

Su objetivo, según afirma el comunicado de la Santa Sede, es el de

“preparar una propuesta de reforma de los procesos matrimoniales, intentando simplificar el procedimiento, haciéndolo más sencillo y salvaguardando el principio de indisolubilidad del matrimonio”.

Una declaración fuerte de intenciones en vísperas del comienzo del Sínodo de la Familia que abordará este tema.

El Papa quiere tener una propuesta definitiva y, sobre todo, que ningún debate quede cerrado per se.

“No hay ninguna línea roja: el Papa quiere un debate abierto”, dijo el cardenal Kasper en una entrevista a Famiglia Cristiana.

Fuentes: Vatican Insider, Religión Digital, Signos de estos Tiempos

 

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