Noticia de Interés
La archidiócesis de Montreal está implementando un plan que impide a los sacerdotes y voluntarios de la iglesia católica estar a solas con niños y otras personas vulnerables.
Los detalles finales del plan todavía se están elaborando y la Iglesia busca diez parroquias alrededor de la ciudad para poner en práctica el proyecto piloto en septiembre, y si funciona bien, se ampliará a toda la diócesis.
Esto significa que todo el personal, líderes de jóvenes, sacerdotes y demás tendrán que ir acompañados por otra persona siempre que estén con los niños, ancianos, o cualquier otra persona en una situación vulnerable.
Incluso en el sacramento de la confesión se permitirá a los padres del niño en el confesionario podrán sentarse más lejos, pero a la vista del menor.
«Nuestra sociedad, en la que la iglesia juega un papel, debe estar segura de que la iglesia protege a los niños, las personas vulnerables, y nuestras familias», dijo el rector del Seminario de Montreal François Sarrazin, encargado de dar la noticia.
«Es importante que la Iglesia muestre que está haciendo un esfuerzo y que nuestra sociedad pueda tener confianza en la Iglesia y pueda decir que hicieron su tarea y ahora son creíbles«.
«Esto es un control de daños«, afirmó por su parte Carlo Tarini de la Asociación de Víctimas de sacerdotes de Quebec.
«La Iglesia ha sufrido muchas críticas debido a su falta de acción sobre sacerdotes pedófilos. Pero esto es sólo un pequeño paso. Se tiene que hacer un montón más… Las víctimas con las que he hablado hoy están decepcionadas de este pequeño paso«.
La Iglesia «sabe que las víctimas han recibido ayuda de abogados y han tenido éxito en la corte y van a buscar una compensación cuando estos casos se hacen públicos», continuó Tarini.
Recientemente, los Clérigos de San Viator han acordado pagar 30 millones de dólares a las víctimas de abusos en serie en una escuela para sordos, y en 2013 un juez firmó un acuerdo de 18 millones de dólares para las víctimas de abuso por parte de la Congregación de la Santa Cruz.
Algunos, sin embargo, son optimistas, incluyendo al Prof. John Zucchi, de la Universidad McGill de Montreal, que admitió que el plan es un paso en la dirección correcta:
«Muchas de estas víctimas tienen un pasado muy doloroso y sufrieron injustamente. Entiendo su frustración. La diócesis local va a llevar esto un paso a la vez. Si estas directrices no son suficientes, estoy seguro de que habrá más acción«.
La política de Montreal, según se informó, sigue protocolos similares ya existentes en otras provincias de Canadá, incluyendo Ontario. O sea que esto ya se está aplicando en otras partes de Canadá.
La decisión anunciada por el rector del Seminario de Montreal François Sarrazin, que tiene con el objetivo de crear una «red de seguridad» para todos – niños, pastores y educadores – suena como una iniciativa drástica, hija de un caza de monstruos impuesta a golpe de millones de dólares en demandas.
El rector del seminario lo explicó de una manera muy lineal explicó:
«Imagínese si usted está solo en una habitación y un niño le acusa de ser acosado, ¿cómo va a reaccionar? Sea cierto o no, se necesita un testigo. Esto requiere prudencia».
¿Cómo van a ser confesiones o dirección espiritual con menor si los sacerdotes se protegerán con la presencia de un testigo? ¿El niño actuará con total libertad de conciencia si sabe que sus padres lo están observando a distancia? ¿No se demandará luego que los padres quieran oír lo que se dijo allí o que se pongan cámaras en los confesionarios?
¿Esto no significa que la Iglesia deja de afirmar su singularidad, su moral, y su probidad más allá de casos desviados?
¿No es una forma de encerrarse como una almeja y jugar básicamente a la defensiva en lugar de hacer frente a la situación explicando todo una y otra vez?
La historia de la Iglesia está llena de ejemplos de pastores que amaban a los niños que enseñaban la bondad y la fe. ¿Imagínate si esta medida le hubiera tocado a San Juan Bosco? ¿Ya se terminó esa época de grandes guías de la juventud?
¿Esta medida no atizará el fuego de la desconfianza en los sacerdotes, y alimentará aún más el prejuicio de que todos los sacerdotes están en riesgo de pedofilia, y que hay que vigilarlos?
Porque sabemos que los casos de abuso dentro de la Iglesia, algunos dolorosos y horribles, son un porcentaje menor que los que se producen en otras organizaciones que trabajan con niños.
¿Esta medida no es desconfiar públicamente de los propios sacerdotes?
Puede sonar como si el obispo se avergonzara del propio Jesucristo, que dijo «Dejad que los niños vengan a mí».¿No significa agregar a las palabras de Jesús «pero conseguidme un testigo para que no haya demandas»?
No es una situación fácil la de la Iglesia en países con un laicismo agresivo y francamente post cristiana como Canadá, pero hay preguntas que hay que hacerse, porque algunas soluciones que pueden protegerla legalmente pueden ser negativas para la función y mandato central de la Iglesia, que es la evangelización.
No estamos dando una opinión sino planteando diversos puntos del problema a tener en cuenta y para discernir, porque tarde o temprano esto probablemente se extienda por occidente.