La historia sobrenatural estos nacimientos se están convirtiendo en un secreto para iniciados.
Porque vivimos en una sociedad cada vez alejada y hostil al evangelio.
Y las verdades de fe son atacadas desde distintos flancos.
Se siembra la duda en los creyentes manipulando la ciencia para presentarla falsamente contraria a la Fe.
Por lo menos un par de generaciones en occidente han dejado de escuchar la más grandiosa historia jamás contada.
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Pero vale la pena contarla aquí.
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Así que prepárate a para leer la historia que cambió el curso de la humanidad.
Porque en la actualidad se ha minado la credibilidad de la Biblia y la enseñanza de la Iglesia con prejuicios hacia los testigos cristianos.
Esta desconfianza infundada lleva a “reinterpretar” el pasado a partir un juicio crítico que suele llevar a una conclusión común: el cristianismo piadoso está inspirado en un cúmulo de errores históricos.
Sin embargo los hechos han dejado huella y son imposibles de borrar, sólo se les puede apartar tendenciosamente.
Examinando los registros antiguos se puede llegar a redescubrir los cimientos de la historia cristiana.
CUÁLES SON LOS FUNDAMENTOS DE LA FE CRISTIANA
Los cristianos creen en la existencia de un único Dios, eterno y creador de todas las cosas, que es infinitamente bueno.
Cree en la existencia de la Santísima Trinidad formado por tres personas: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Y que hay un mundo sobrenatural que no vemos con nuestros ojos físicos, un cielo donde tenemos la promesa de vivir la vida eterna y un infierno si no aceptamos la promesa de Dios.
Cree que los seres humanos fueron creados imagen y semejanza de Dios, pero su pecaminosidad los hizo caer y alejarse de Dios.
Por eso Dios envío a Su Hijo para salvar a los seres humanos de la muerte eterna.
Jesucristo se hizo hombre en el vientre de la Santísima Virgen María y recorrió la Tierra hace 2000 años, expiando nuestros pecados.
El cristianismo cree que todos los seres humanos nacen con el pecado original que sólo el bautismo elimina y que es necesario para la salvación.
Y que vivimos en un mundo de gracia que es un regalo no merecido de Dios, para participar en lo divino y que nos inspira a hacer la voluntad de Dios.
Pero que tenemos libre albedrío aceptar o no aceptar los mandamientos de Dios.
Los cristianos creen qué Jesús creó una iglesia Santa católica, apostólica y universal, que es el cuerpo de Cristo y al que pertenecen los creyentes.
Y su objetivo es proclamar el evangelio y servir a Dios en el mundo.
Los cristianos también creen en el regreso personal y visible de Jesucristo en su gloria para resucitar a los muertos, realizar el juicio final y conducir directamente a los fieles al cielo, donde el sufrimiento y la muerte desaparecerán y los cristianos vivirán para siempre en presencia de Dios.
Cree en la inspiración divina de la Biblia como libre de errores y revelada por Dios.
Esta revelación de Dios presenta una brújula moral en los 10 mandamientos y en las bienaventuranzas, para dirigir la vida de la humanidad.
Estos son los cimientos filosóficos de las creencias cristianas.
Pero también es necesario creer en los aspectos sobrenaturales de la realidad en que vivimos
Y en especial la historia de la llegada del hijo de Dios a la Tierra que veremos en adelante.
EL NACIMIENTO E INFANCIA DE MARÍA
Se sabe que fue inmaculada, libre de todo pecado, desde su concepción y para siempre.
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Pero no se sabe ni el año ni el lugar exacto del nacimiento de la nuestra Madre.
Se puede estimar que nació entre los años 20 y 15 a.C. según diversas fuentes que van desde opiniones de estudiosos hasta el escrito apócrifo del Protoevangelio de Santiago (150 d.C.).
De este mismo libro la Iglesia toma los nombres devocionales de los padres de María: Joaquín y Ana.
Según esta tradición, san Joaquín se retiró al desierto donde ayunó 40 días para pedir por su esposa estéril, santa Ana, y mientras ella afligida rezaba al Señor un ángel se presentó diciéndole que concebiría y daría a luz una niña.
Así el nacimiento de María se presenta como un milagro.
En cuanto al lugar, hay disenso si fue en Séforis, Belén, Jerusalén, o Nazaret, san Jerónimo de Estridón opina que fue en esta última ciudad.
Por su parte San Agustín, en contra Faustum, 13,9, opina que María pertenece al linaje de David y por lo tanto a la tribu de Judá:
Nosotros, pues, creemos que también María fue de la estirpe de David, porque creemos a las Escrituras, que dicen que Cristo es del linaje de David según la carne.
…acerca de su Hijo Jesucristo, Señor nuestro, nacido del linaje de David según la carne, (Romanos 1:3)
Y ya que María fue la única en dar carne al Verbo, se asume que fue de este linaje también ella junto a José, padre putativo de Nuestro Señor.
El Señor sería válidamente del linaje de David tanto por la adopción de san José como por su lazo consanguíneo con su Madre.
En la Iglesia celebramos el nacimiento de María el 8 de septiembre, nueve meses después de la fiesta de la Inmaculada Concepción que se celebra el 8 de diciembre.
LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
Esta es la primera aparición explícita de nuestra Madre en las Sagradas Escrituras, María tendría entre 15 y 20 años de edad.
Para entonces ella estaba comprometida con San José.
En la ley judía esto era ya un matrimonio, sólo a la espera de la última ceremonia formal y vivir como marido y mujer bajo el mismo techo.
Para calcular la fecha de la Anunciación se debe calcular antes el nacimiento de san Juan el Bautista.
La anunciación del nacimiento de Juan pasó mientras su padre, el sacerdote Zacarías, se encontraba sirviendo en el templo de Jerusalén en “el turno de Abías”. (Lucas 1,5).
De los 24 turnos sacerdotales posibles (Nehemías 12,17), el de Abías servía durante la semana 32 del ciclo anual y ésta corresponde con la segunda semana del mes judío de Tishri, y en nuestro calendario estaría entre el 22 de septiembre y el 8 de octubre.
Siendo Juan concebido a finales de septiembre y sumando 9 meses de gestación, él nacería en Junio, lo que coincide con la fiesta litúrgica de la Natividad de san Juan el Bautista que celebramos el día 24 de ese mes.
Por su parte, María después de concebir a Jesús fue a visitar a su prima santa Isabel que tenía 6 meses de embarazo (Lucas 1,36).
Teniendo en cuenta esto, la anunciación ocurrió aproximadamente el 25 de Marzo, y hasta el día de hoy la Iglesia celebra en ese día la Solemnidad de Anunciación del Señor.
Otro hecho destacable de la Anunciación a María es que Dios se revela como Trinidad en el anuncio del ángel:
Respondió el ángel y le dijo: –El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que nacerá Santo será llamado Hijo de Dios. (Lucas 1:35)
La relación de María con la Santísima Trinidad está atestiguada en la jaculatoria devocional que reza:
“María, Hija de Dios Padre, María Madre de Dios Hijo, María Esposa –espiritual- de Dios Espíritu Santo, ruega por nosotros”.
EL MAGNIFICAT Y LA MATERNIDAD DIVINA DE MARÍA
Durante su visita a Isabel, María es reconocida por su prima como como madre de su “Señor” (Lucas 1,43).
La palabra griega para «Señor» acá es (Kurios), que a su vez es el equivalente de Adonai en hebreo.
Esta es la misma palabra que utiliza María en el versículo 46, para designar al Dios de Israel.
Por lo tanto, Isabel llena del Espíritu Santo, garantía de que no se equivocó, llamó a María, Madre de «Adonai» o sea Madre de Dios.
Durante esta visita, María también exclamó (Lucas 1,46-55):
- (v.46) Proclama mi alma las grandezas del Señor (Kurios)
- y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador:
- porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava;
- por eso desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones.
Y la profundidad del versículo 46 no termina allí, este “Proclama” viene de la palabra griega que significa literalmente: Alargar, hacer más grande, engrandecer, glorificar, enaltecer, tener en alta estima.
La traducción tradicional tiene mayor sentido: “Magnifica (Magníficat) mi alma las grandezas del Señor”, como una lupa el alma –sin pecado- de María muestra la grandeza de Dios.
Que ella sea sin pecado no menosprecia la grandeza de Dios, la prueba y la hace más evidente, pues ella santa e inmaculada como es, fue creada y salvada por Él, ella es la obra maestra que apunta al mayor artista, Dios.
Es por esto que bendecir (“bienaventurar”) a María ha sido parte de la tradición cristiana desde el inicio, desde el saludo de santa Isabel hasta nuestros días, y por todas la generaciones hasta que Cristo regrese.
Bendecirla es reconocer el poder y bondad de Dios para hacerla en todo agradable a Él, modelo para todos nosotros y eslabón eficaz por el cual Dios ha traído a Jesús, Único Mediador para la Salvación de todos, incluida ella.
EL NACIMIENTO DE JESÚS Y VIRGINIDAD PERPETUA DE MARÍA
Si sumamos 9 meses a la Anunciación/ Concepción de nuestro Señor, obtenemos la fecha del 25 de Diciembre, nuevamente coincidiendo ahora con la Solemnidad de la Natividad del Señor, la navidad.
Esto no tiene ninguna relación con las teorías modernistas sobre la influencia de fiestas paganas como la Saturnalia, o el Nacimiento del Sol Invicto en la decisión de la fecha de navidad.
Matemática básica y conocimiento del calendario litúrgico hebreo ayudaría a la Iglesia a calcular la fecha del Nacimiento del Salvador. Sin mencionar otra posibilidad muy práctica: simplemente le preguntarían a María.
Se tienen registros que la Iglesia conocía esta fecha y la celebraba desde los primeros siglos del cristianismo.
Teófilo (115-181 d.C.) obispo católico de Cesarea en Palestina dice:
«Debemos celebrar el cumpleaños de Nuestro Señor en el día de siempre, el 25 de Diciembre». (Magdeburgenses, Cent. 2. c. 6. Hospinian, De origine Festorum Chirstianorum.)
A su vez el san Telesforo, Papa reinante del 125 al 136 d.C. toma con naturalidad la celebración de la navidad e instituye la tradición de la misa de gallo, esto está registrado en el documento Liber Pontificalis.
En cuanto al año, muchos estudiosos modernos desacreditan que fuera en el año 1 a.C., proponiendo los años entre el 4 y 6 a.C. basados en las crónicas de Flavio Josefo (37 – 101 d.C.) que datan el reinado de Herodes en ese periodo.
Sin embargo, Josefo a pesar de relatar hechos fidedignos normalmente erra en la precisión de fechas, da valor simbólico a los años y mueve los hechos en el tiempo para favorecer la narrativa, esto era normal en aquella época.
El monje católico e historiador Dionisio el Exiguo (460-550 d.C.) por otra parte recurriendo a la información de la Iglesia llegó a datar el año del nacimiento de nuestro señor en el 1 a.C. (recordemos que no hay año cero).
Dionisio contó con la confianza de Beda el Venerable (672 – 735 d.C.) y está apoyado por la ciencia de la astronomía.
Históricamente Herodes murió meses después de un eclipse lunar, con los cálculos astronómicos modernos sabemos que dicho evento ocurrió el 29 de diciembre del año 1 a.C., situando la muerte del tirano en el año 1 d.C.
Jesús nacería en el 1 a.C., partiendo de esto:
Los pastores y los reyes magos visitarían al niño (6 de Enero, día de Reyes – Lucas 2,8-20 ; Mateo 2,1-12), Jesús sería circuncidado pasados ocho días (1 de enero – Lucas 2,21) y María acudiría al templo para su “purificación” a los 40 días (2 de febrero – Lucas 2,22-24).
Luego la sagrada familia huiría a Egipto y pasados varios meses el rey Herodes moriría, permitiendo el retorno de Jesús, María y José a Israel luego de un tiempo prudencial (Mateo 2,13-24).
Como vemos el día y año de nacimiento de Nuestro Señor con más apoyo bíblico, de la tradición y sustento astronómico serían el 25 de Diciembre del año 1 a.C., en la ciudad de Belén durante un censo (Lucas 2,1-6).
Eso en el plano humano, en el plano espiritual “la señal” del Mesías sería la Virgen que daría a luz, y esto también es puesto en duda por estudiosos e incluso cristianos, pero la biblia es clara en esta verdad.
Virgen antes del parto:
Entonces respondió. -Escuchad, casa de David. « ¿Os parece poco cansar a los hombres para que canséis también a mi Dios?
“Pues bien, el propio Señor os da un signo. Mirad, la virgen está encinta y dará a luz un hijo, a quien pondrán por nombre Enmanuel.” (Isaías 7,13-14)
“María le dijo al ángel: -¿De qué modo se hará esto, pues no conozco varón?
Respondió el ángel y le dijo: -El Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que nacerá Santo será llamado Hijo de Dios.” (Lucas 1,34-35)
Si Cristo no nació de Virgen, él no es el Emanuel (Dios con nosotros) y entonces seríamos dignos de lástima (1 Corintios 15,19).
Virgen durante el parto:
“Antes de sentir los dolores de parto, dio a luz. Antes de venirle los dolores de parto, alumbró a un varón.” (Isaías 66:7)
“y dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el aposento.” (Lucas 2,7)
Dice san Jerónimo sobre esto: “Ninguna partera la asistió en Su parto; no intervino ninguna mujer oficiosa. Con sus propias manos ella lo envolvió en sus pañales, siendo ella misma madre y partera”.
Una mujer que ha sufrido el desgaste físico propio de dar a luz a un bebé que acaba de salir de sus entrañas normalmente no tiene la condición y fuerza para levantarse inmediatamente y arropar a su hijo.
San Agustín agrega: “Cristo pasó como la luz por el cristal al nacer de María Santísima”.
Y por si fuera poco, aunque no es dogma, de los 33 Doctores de la Iglesia ninguno niega el nacimiento indoloro de Cristo y por el contrario 20 de ellos explícitamente lo afirman.
Virgen perpetua:
Y me dijo el Señor. -Esta puerta permanecerá cerrada, no se abrirá y nadie entrará por ella, porque el Señor Dios de Israel ha entrado por ella. Permanecerá cerrada. (Ezequiel 44:2)
Si el Señor Dios clausura una puerta por haber “entrado” por ella, ¿Cuánto más reservaría el vientre de Su Madre en el que se encarnó? La respuesta es obvia.
Otro pasaje aclara más la cuestión:
Jesús, viendo a su madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, le dijo a su madre: -Mujer, aquí tienes a tu hijo.
Después le dice al discípulo: -Aquí tienes a tu madre. Y desde aquel momento el discípulo la recibió en su casa. (Juan 19,26-27)
Si María hubiera tenido más hijos después de Jesús, Nuestro Señor no hubiera tenido la necesidad de encomendarla a san Juan.
Cuando en la Biblia se usa la palabra “hermanos” (Adelfos) de Jesús, ésta se usa para designar parientes o vecinos como solía hacerse en aquella época, no hay excusa para dudar de la virginidad de María.
Dios no nació de una mujer ordinaria en cuanto a gracia, sino en una mujer especial llena de gracia, y la consagró a Él ¿tan difícil es asimilar y creer esto?
Estas verdades de Fe son ciertas e históricas.
Ya lo decía Benedicto XVI:
“Hablar de Dios quiere decir, ante todo, tener bien claro lo que debemos llevar a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo:
no un Dios abstracto, una hipótesis, sino un Dios concreto, un Dios que existe, que ha entrado en la historia y está presente en la historia;
el Dios de Jesucristo como respuesta a la pregunta fundamental del por qué y del cómo vivir”.
Jesús, Señor de la historia, ten misericordia de nosotros.
Fuentes:
- http://www.apologeticacatolica.org/Maria/Maria37.htm
- http://apologeticasiloe.net/Apologetica/Maria_en_Las_Escritura.htm
- https://es.wikipedia.org/wiki/Nacimiento_de_la_Virgen
- http://taylormarshall.com/2011/06/mystical-meaning-of-st-gabriels.html
- http://taylormarshall.com/2014/12/3-reasons-christ-was-born-on-december-25.html
Informe Redactado por Marvin Marroquín. Estudios en arquitectura, filosofía, teología y apologética
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