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La Virgen de Guadalupe fue un Plan Divino que cambió el destino de dos continentes.

Desde hace muchos siglos Nuestra Señora se ha aparecido para pedir que construyan iglesias, para hacer surgir fuentes de agua sanadora, para catequizar, para amonestar.

Y eso es lo que ha dado forma a las miles de advocaciones marianas que hay en el mundo.

Siempre actuando por órdenes de Su hijo y cumpliendo una misión dada por Él.

Pero hay una advocación que fue llamada a cumplir una misión especial en la evangelización tanto de Europa como de América.

Y participó en las gestas más importantes en defensa de la fe combatiendo a los enemigos.

Aquí hablaremos sobre cómo Nuestra Señora de Guadalupe intervino milagrosamente en defensa de la fe y la evangelización en Europa y América.

Y veremos cómo todo este maravilloso plan comienza en España dominada por los moros y se traslada luego a América dominada por el paganismo indígena.

Y derrota a ambos.

Te vas a sorprender cómo esto obedeció a un plan del Cielo bien planificado de antemano.

En la Batalla de Lepanto de 1571, la alianza cristiana, superada en número, derrotó a los turcos musulmanes, protegiendo a Europa de la expansión del Islam.

Pero este es el final de un proceso que te queremos contar. 

Una historia poco conocida es la conexión fascinante con Nuestra Señora de Guadalupe, en Europa y América.

La historia comienza en el año 711, cuando las fuerzas islámicas llegaron a España desde África y conquistaron gran parte de la Península Ibérica hasta Francia. 

Los musulmanes, conocidos como moros o sarracenos, reinaron en la mayor parte de España durante más de cinco siglos.

Pero todo cambió alrededor del año 1212, cuando los ejércitos cristianos comenzaron a invocar el nombre y la imagen de la Virgen María en el campo de batalla. 

Muchos éxitos milagrosos llevaron al rey Alfonso VIII a tomar a María como su patrona, luchando bajo un estandarte que llevaba la imagen de María.

¡La Reconquista había comenzado!

Mientras tanto, en 1208, en el sur de Francia, Nuestra Señora había entregado el Rosario al español Santo Domingo. 

Con el rosario los dominicos derrotaron a los albigenses, y sus éxitos llegaron a los cruzados de España. 

Y así fue que los cristianos de España rindieron homenaje al poder de Nuestra Señora en pinturas, himnos, gritos de batalla, estandartes militares y oraciones. 

A medida que se afianzaron cada vez más en el país, los reyes españoles, dejaron claro que no eran sólo seguidores de María, sino Reyes marianos bajo una monarquía mariana, empezando por Fernando III y, luego su hijo Alfonso X, ambos proclamados santos.

Sabían bien quién estaba detrás de sus éxitos y la honraban, especialmente en forma de iglesias. 

Y cada vez que obtenían la victoria, las mezquitas de las ciudades conquistadas se convertían en iglesias y recibían el nombre de Nuestra Señora.

Las historias de la época cuentan cómo Nuestra Señora liberó a prisioneros encadenados y salvó a quienes veían una muerte inminente a manos de los moros. 

Una historia de aquellos tiempos, por ejemplo, habla de un comandante que, al final del día, vio que el sol se pondría antes de que se pudiera ganar la batalla. 

Arrodillándose, oró para que Nuestra Señora «detuviera el día», para que él y sus hombres pudieran salir victoriosos. 

Y como sucedió con Josué contra los amorreos, el sol se detuvo y obtuvieron la victoria.

Finalmente, en 1492, bajo el estandarte militar de María, el cristianismo retomó España después de 781 años de ocupación islámica.

Y aprovechando la ola de sus éxitos, el rey Fernando V y la reina Isabel expandieron su celo evangélico más allá de sus propias fronteras, al financiar la expedición de Cristóbal Colón al nuevo mundo.

Pero antes de que los españoles obtuvieran la victoria, algo milagroso había sucedió, alrededor de 1326, en una zona recién liberada del centro de España conocida como Extremadura.

Un pastor tuvo una aparición de la mujer más bella vestida de un blanco deslumbrante. 

Quien le dijo que quería que desenterrara una imagen suya y se construyera una iglesia en el lugar.

Un sacerdote desenterró la caja fuerte que contenía la imagen de Nuestra Señora, junto con un pergamino que contenía detalles de su procedencia e historia ilustre. 

Se trataba de una imagen milagrosa pintada por San Lucas. 

Que el Papa Gregorio Magno había regalado al obispo de Sevilla, San Leandro, en el siglo VI. 

Y que cuando la ciudad fue atacada por los moros en el año 711, los cristianos habían enterrado cerca de lo que se conocía como el río Guadalupe.

Después de que la imagen fue honrada en una iglesia bajo el nombre de Guadalupe, abundaron más milagros, incluida una victoria tras otra contra los moros. 

En junio de 1492, Fernando e Isabel peregrinaron para venerar la santa imagen en acción de gracias por su victoria en Granada, la última resistencia sarracena en España.

Y el 12 de octubre de ese mismo año, Colón, financiado por los reyes Fernando e Isabel, tocó tierra en la isla de Guanahaní, en las Bahamas, en el llamado Descubrimiento de América.

Y 4 décadas después, entre el 9 y 12 de diciembre de 1531, Nuestra Señora se apareció en el hoy México, al indio converso Juan Diego, sanó milagrosamente a su tío, produjo el milagro de su imagen estampada en su tilma, y le reveló su nombre: Santa María de Guadalupe.

Muchos creen que lo que dijo María fue mal traducido por los españoles. 

En lugar de Guadalupe, afirman que en realidad dijo “Coatlallope”, que significa “la que pisa serpientes”. 

Pero no parece inverosímil pensar que María era consciente del doble sentido del nombre, para los españoles y los aztecas.

Porque después de todo, María colocó símbolos de tradiciones cristianas en su imagen en la tilma de Juan Diego, que hablaban a los aztecas en su propio idioma, y los convirtió.

Otros también agregan que el significado del nombre Guadalupe, en árabe, significa «río escondido», que encaja bien con una imagen de la Guadalupe de Extremadura, oculta durante seis siglos.

Y en 1571 los milagros relacionados con Guadalupe escalaron aún más.

Una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe del Tepeyac navegó en el buque insignia de la batalla de Lepanto. 

La imagen fue un regalo del segundo arzobispo de México, fray Alonso de Montúfar, al rey Felipe II de España. 

Y el rey Felipe II se la dio a su medio hermano, Juan de Austria, el comandante supremo de la flota cristiana en la batalla de Lepanto, quien la colocó en la nave insignia de la flota.

Pio V había puesto a la cristiandad a rezar el Rosario.

Y según la tradición, la Virgen de Guadalupe jugó un papel importante en la victoria de la Liga Santa, porque apareció en el cielo durante la batalla, e inspiró a los soldados cristianos a luchar con mayor fervor.

Y una vez ganada la batalla, Felipe II, consciente de su deuda con la Virgen, ofreció a Nuestra Señora de Guadalupe, en España, un farol arrebatado al buque insignia de los turcos, uniendo más a ambas Guadalupe. 

Bueeeno, hasta aquí lo que queríamos contar, sobre la formidable relación entre ambas famosas advocaciones de Guadalupe, la Batalla de Lepanto y la conversión de los aztecas. 

Y me gustaría preguntarte si crees que efectivamente estuvo planificado de antemano que la Virgen de Guadalupe estuviera en el medio de este proceso de evangelización y defensa de la fe que une a dos continentes, o crees que son coincidencias que se fueron dando.

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