Debemos reconocimiento a la generosidad de Dios.
Por eso los cristianos damos gracias por lo que Dios nos da.
Antes y después de comer damos gracias a Dios providente por los manjares que cada día recibimos de su bondad.
Tanto si estamos solos como si compartimos los alimentos con otros hermanos.
Debes recordar, además, que el Señor Jesús unió el sacramento de la Eucaristía al rito de un banquete.
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Y que una vez resucitado de entre los muertos, se manifestó a los discípulos al partir el pan.
El cristiano, cuando se sienta a la mesa, reconoce en los manjares que tiene a su disposición una señal de la bendición de Dios,
Y no debe echar en olvido a los pobres que posiblemente carecen del sustento del que él, quizás, disfruta en abundancia.
En este artículo tratamos de las bendiciones antes de comer, pero ver también estas oraciones:
- Oraciones para después de comer
- Oraciones en la mesa para cada tiempo litúrgico
- Oraciones para cada día de la semana en la mesa
- Oraciones de Acción de Gracias por la comida
En los hogares más piadosos se realizan bendiciones a la comida previamente a comerla y después de haberla comido.
Lo cual es un signo de reconocimiento de todas las bendiciones que Dios tiene para nosotros, inclusive de nuestras necesidades materiales más elementales.
Pero también hay otra razón para bendecir la comida que se ha perdido con el pasar del tiempo.
LA BENDICIÓN TAMBIÉN ES UN EXORCISMO
Los Padres de la Iglesia sostenían que el mundo entero estaba en poder del maligno, a menos que fuera llevado al reino de Cristo mediante el triunfo del Evangelio y la destrucción de los ídolos paganos.
Hay numerosas menciones en la Biblia de satanás como el príncipe de este mundo, el Dios de este mundo, etc.
Y este poder devino porque cuando cayó la humanidad, también cayó la creación y ahí el gobierno del mundo le perteneció al maligno.
De modo que toda la creación debe ser rediseñada.
Y esa es la razón por la que la sal y el agua se exorcizan antes de bendecirlas, en el rito tradicional del bautismo.
Lo que implica que esos elementos estaban bajo el dominio del maligno y se le quitan con el exorcismo.
San Gregorio Magno cuenta la historia de un santo abad llamado Iquitius que intervino cuando entró un demonio en una monja, que comió una lechuga en que estaba un demonio.
Cuando estaba haciendo el exorcismo a la monja el demonio empezó a gritar “estaba en la lechuga ella no me expulsó de ahí y comió la lechuga”.
Esto suponía que antes de comer cualquier alimento era necesario hacerle la señal de la cruz para exorcizarlo y expulsar el mal, porque repetimos toda la creación está bajo el poder del demonio.
Por lo tanto cuando oramos por la comida damos gracias a Dios por las gracias que nos da, pero también invocamos su nombre a fin que los demonios huyan para que la comida de este mundo sea purificada por Dios.
Esto es un exorcismo menor que está incorporado a la vida de los cristianos cuando invocan el nombre poderoso de Dios para poner en fuga al maligno en cada situación comprometida o riesgosa.
Y esto también se incorpora a la acción de gracias por los alimentos que vamos a comer.
¿Pero a donde realmente dirigimos la bendición?
¿BENDECIMOS LOS ALIMENTOS O A DIOS QUE NOS DA LOS ALIMENTOS?
¿Alguna vez nos hemos detenido a pensar lo que realmente estamos orando en ese momento?
En el Nuevo Testamento, en realidad hay dos palabras que se utilizaron cuando Jesús oró por una comida.
LA PRIMERA PALABRA
La primera es la palabra griega “eulogeo”. El término significa “hablar bien de” o “alabar”.
La palabra aparece en Marcos 6:41 que dice:
“Entonces Él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición.
Partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran.
También repartió los dos pescados entre la gente”.
Ten en cuenta que en el versículo que dice Jesús “pronunció la bendición” antes que Él partiera el pan.
En otras palabras, Jesús estaba hablando bien o alabando, pero ¿qué alaba?
¿Estaba Jesús hablando de los alimentos o del Padre?
En el pasaje parece obvio (“levantando los ojos al cielo”) que Él no estaba bendiciendo la comida, sino en su lugar, reconociendo a su Padre.
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O sea hablándole al Padre algo sobre esos alimentos.
Curiosamente, el término eulogeo también se traduce como “dar gracias”.
Por lo que Jesús, por tanto y probablemente, estaba dando las gracias no a la comida, sino a su Padre en el cielo.
Según la tradición judía, antes de cada comida el hombre o mujer judío fiel ofrecían esta bendición:
“Bendito seas, Señor, Dios nuestro, Rey del mundo, que has creado el pan que sale de la tierra”.
Y, antes de consumir el vino que ofrecían esta bendición similar:
“Bendito seas, Señor, Dios nuestro, Rey del mundo, que has creado el fruto de la vid”.
Jesús era un judío que observaba las tradiciones y las oraciones judaicas.
Por lo tanto, la acción de gracias o la bendición de Jesús probablemente hayan sido similares a esta oración.
La que no está claramente dirigida hacia la comida, sino hacia Aquel que la proporcionó.
LA SEGUNDA PALABRA
La segunda palabra que se usó cuando Jesús oró en una comida es el término griego “eucharisteo”, de donde obtenemos nuestra palabra eucaristía.
El término significa “dar gracias” u “ofrecer gracias”, y Jesús usó esta palabra en la última cena con sus discípulos.
En Mateo 26: 26-28 leemos:
“Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
«Tomen y coman, esto es mi Cuerpo».
Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo:
«Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados»”.
La realidad de la época es que era común para los judíos ofrecer una bendición por cada alimento servido durante una comida.
Y de vuelta, Jesús estaba probablemente ofreciendo las bendiciones tradicionales con el pan y el vino.
Pero fíjense que Jesús no bendice la comida o el vino.
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En realidad Jesús, en ambos pasajes, bendice o le da gracias a su Padre.
Pensemos en cuales son las alternativas de bendición:
– Bendecir a la comida en si misma ¿para qué?. Puede ser para que tenga buen sabor, te alimente, te fortalezca, te caiga bien, se repita otras veces y llegue a otras personas.
– Bendecir al que preparó la comida ¿para que?. Puede ser un agradecimiento por su trabajo, por la calidad que logró, una bendición para su vida.
– Dar Gracias a Dios ¿por qué?. Porque permitió que llegara hasta tu mesa la comida, porque te proporciona una comida con buen sabor, etc. como decimos arriba; para que bendiga a quien la preparó como decimos arriba; y sobre todo dar gracias por Su generosidad.
Lo que puede también tener un pedido para que esta comida no te falte en el futuro y llegue también a los que no tienen.
Si lo reflexionamos a fondo, dando Gracias a Dios por su generosidad estamos cubriendo todas las bendiciones.
Por otro lado, la evidencia bíblica e histórica es que debemos orar antes de nuestras comidas, pero deberíamos bendecir al Padre no a la comida.
DE DONDE NACE LA CONFUSIÓN
¿Pero cómo los cristianos terminamos bendiciendo la comida en vez de a nuestro Padre?
Para la mayoría de nosotros es simplemente una cuestión de tradición o hábito arraigado, porque nunca hemos pensado en esta diferencia.
La confusión sobre este asunto en realidad comenzó con una mala traducción de Mateo 26:26 en la versión King James de la Biblia (la que utilizan preferentemente los protestantes), que luego siguió en muchas traducciones actuales de la Biblia.
En la versión King James se lee:
“Mientras comían, Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio a sus discípulos”.
Si comparamos ambas versiones, la de arriba que dice “tomó el pan, pronunció la bendición” y esta otra que dice “tomó el pan, lo bendijo”, vemos claramente la confusión.
En la primera no dice que Jesús bendijo el pan sino que Él simplemente “bendijo” o “dio gracias”.
Realmente es increíble que este pequeño error del texto, haga que millones de personas recen antes de sus comidas algo que Jesús aparentemente no tuvo la intención de hacer.
Cuando Jesús nos enseñó a orar por nuestra comida, o cualquier otra cosa en esta materia, Él nos enseñó a honrar al Padre en primer lugar.
Sus instrucciones a nosotros en Mateo 6: 9 fueron “
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre”
Así que lo que Jesús modeló para nosotros es que cuando oremos antes de una comida, nuestras oraciones de agradecimiento se centren en Dios, en vez de centrarse en los alimentos.
Las dos versiones, de bendecir los alimentos o bendecir a Dios por los alimentos que nos da, están en estas oraciones que son las que se oran habitualmente.
ORACIONES DE BENDICIÓN POR LA COMIDA O A LA COMIDA
Señor Dios, que nuestra mesa sea lugar de intercambio fraterno, de afecto humano, de consuelo recíproco y de agradecimiento por todos tus dones. Tú estás presente entre nosotros porque eres el Amor, bendito por los siglos de los siglos.
Amén.
Señor, bendice estos alimentos que recibimos de tu generosidad. Da pan a los que tienen hambre y hambre de Dios a los que tienen pan.
Bendito seas, Señor por esta comida que vamos a compartir y que es signo de paz, de alegría y fraternidad. Amén.
Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos que vamos a tomar. Haz que no les falte el pan a los que pasan hambre. Amén.
Bendice, Señor, a cuantos hoy comemos este pan; bendice a cuantos lo hicieron y a cuantos no lo tendrán. Amén
Bendícenos, Señor, y bendice los alimentos que vamos a tomar para mantenernos en tu santo servicio. Amén.
Bendícenos, Señor, y bendice nuestros alimentos. Bendice también a quienes nos los han preparado, y da pan a los que no lo tienen.
Bendice, Señor, a cuantos hoy comemos este pan Bendice a quienes lo hicieron y haz que juntos lo comamos en la mesa celestial.
Señor, bendice estos alimentos que recibimos de tu generosidad
Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor
Amén.
Bendícenos, Señor, a nosotros y bendice estos alimentos que vamos a tomar y haznos partícipes de la mesa celestial. Amen.
El Niño Jesús que nació en Belén Nos bendiga la comida y a nosotros también
V. Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos que por tu bondad vamos a tomar. Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
V. El Rey de la Gloria nos haga partícipes de la mesa celestial.
R. Amén
Padre, siéntate con nosotros a la mesa.
bendícenos a todos y acompaña nuestro día.
Gracias Señor.
Vivimos contigo,
Disfrutamos contigo,
Comemos contigo.
Padre, rodéanos con tu espíritu
Y enséñanos a contagiar tu amor.
Señor Jesús,
Tú que eres nuestro Pan de Vida
te pedimos que derrames hoy tu bendición
sobre esta mesa y estos alimentos
que nos has querido dar en tu bondad.
Tú que naciste en una familia humilde y trabajadora,
que conociste la fatiga y la lucha por el sustento diario,
ayúdanos a confiar en la Providencia del Padre
para que seamos capaces de compartir
los bienes que nos regalas con quienes más lo necesitan.
Tú que te sentaste a la mesa de los pobres y de los pecadores,
danos el don de la hospitalidad,
para recibir en nuestras vidas a los más pequeños,
a los que tiene hambre y sed de justicia, de cariño y de paz.
Te damos gracias Señor por tantas bendiciones,
por confiarnos estos dones que habremos de recibir
en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Padre, tú hiciste todas las cosas que son buenas.
Que ahora, que compartimos estos dones de la creación, seamos conscientes de tu presencia constante en nuestras vidas.
Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
Padre, tu nos llamas a estar juntos en esta mesa y has proveído estos alimentos.
Que esta comida fortalezca nuestras mentes y cuerpos para que podamos hacer tu trabajo eficientemente.
Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Amén
Bendice estos alimentos que por tu bondad vamos a recibir; bendice las manos que los prepararon, da otro tanto a los que nada tienen y concede tu paz y tu justicia a nuestra Patria. Amén.
Señor Dios, que nuestra mesa sea lugar de intercambio fraterno, de afecto humano, de consuelo recíproco y de agradecimiento por todos tus dones. Tú estás presente entre nosotros porque eres el Amor, bendito por los siglos de los siglos.
R. Amén.
ORACIÓN PARA BENDECIR LOS ALIMENTOS DEL PADRE PÍO
Oh Jesús, tú que provees y alimentas a las aves del aire, provee y aliméntanos también a nosotros, que no sabemos ni sembrar, ni segar ni recoger.
Ven, bendice nuestro alimento y dáselo también a los que no lo tienen. Amén
Fuentes:
- http://kentdelhousaye.com/2010/01/04/should-we-really-bless-the-food/
- http://forosdelavirgen.org/29781/oraciones-para-despues-de-comer/
- http://forosdelavirgen.org/29791/oraciones-para-cada-tiempo-liturgico-en-la-mesa/
- http://forosdelavirgen.org/29787/oraciones-para-cada-dia-de-la-semana-en-la-mesa/
- http://forosdelavirgen.org/29775/oraciones-de-accion-de-gracias-por-la-comida/
- http://www.unamsanctamcatholicam.com/spirituality/82-spirtuality/429-why-do-we-bless-our-meals.html
Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María
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