Se empieza con la Señal de la Cruz y el Acto de contrición. Cantamos «Salmo 22».
PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
Del Libro de la Sabiduría (cap. 2).
Dice el malvado:
«Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar…Él se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor…Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos. Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará».
Respondemos: LÍBRANOS JESÚS.
De nuestras cobardías…
De juzgar a los demás…
De negarte en nuestras vidas…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS CARGA CON LA CRUZ
Del Profeta Isaías (cap. 52).
«Él creció como un retoño en su presencia…
Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada. Pero él soportaba nuestros sufrimientos Y cargaba con nuestras dolencias,
Y nosotros lo considerábamos herido por Dios y humillado».
Respondemos: PERDÓN, SEÑOR.
Por mis pecados, que pesan sobre tus hombros…
Porque te rechazamos en nuestras vidas…
Por la indiferencia que cierra nuestros corazones…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
TERCERA ESTACIÓN. JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
Del Profeta Isaías (cap. 52).
«Él fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él Y por sus heridas fuimos sanados».
Respondemos: ¡MISERICORDIA, SEÑOR, MISERICORDIA!
Por el pecado que aflige a toda la humanidad… Por la sangre inocente que se derrama cada día… Por el odio que destruye los hogares…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
CUARTA ESTACIÓN: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE
Del Profeta Isaías (cap. 49).
«El Señor me llamó desde el seno materno, desde el vientre de mi madre pronunció mi nombre…
Él me dijo: ‘Tú eres mi Servidor, Israel,por ti yo me glorificaré’.
Pero yo dije: ‘En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza’.
Sin embargo mi derecho está junto al Señor y mi retribución junto a mi Dios».
Respondemos: ¡SANA NUESTRAS HERIDAS!
Por los rechazos sufridos en la existencia cotidiana…
Porque el aborto es el más cobarde de todos los crímenes…
Por el consuelo que María significó en el camino del dolor…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
QUINTA ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
De 1° Pedro (cap. 2).
«Él no cometió pecado y nadie pudo encontrar una mentira en su boca.
Cuando era insultado, no devolvía el insulto, y mientras padecía no profería amenazas; al contrario, confiaba su causa al que juzga rectamente.
Él llevó sobre la Cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia.
Gracias a sus llagas, ustedes fueron curados».
Respondemos: ¡AYÚDANOS, JESÚS!
Porque siendo Dios, te dejaste auxiliar…
Porque siendo hombre, experimentaste la fatiga…
Porque quisiste necesitar de la ayuda del Cirineo…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS
Del Profeta Isaías (cap. 52).
«Sí, mi Servidor triunfará: será exaltado y elevado a una altura muy grande.
Así como muchos quedaron horrorizados a causa de él,
Porque estaba tan desfigurado
Que su aspecto no era el de un hombre
Y su apariencia no era más la de un ser humano,
Así también él asombrará a muchas naciones,
Y ante él los reyes cerrarán la boca,
Porque verán lo que nunca se les había contado
Y comprenderán algo que nunca habían oído».
Respondemos: ¡MUÉSTRANOS TU ROSTRO!
Jesús, para que el consuelo se haga presente en los momentos de dolor…
Jesús, para que la fortaleza se haga presente en los momentos de tentación…
Jesús, para que el perdón disipe nuestros rencores y resentimientos…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
Del Profeta Isaías (cap. 52)
«Todos andábamos errantes como ovejas, siguiendo cada uno su propio camino, y el Señor hizo recaer sobre él las iniquidades de todos nosotros…
A causa de tantas fatigas, él verá la luz y, al saberlo, quedará saciado.
Mi Servidor justo justificará a muchos y cargará sobre sí la falta de ellos.»
Respondemos: ¡LLÉNANOS DE TU AMOR!
En los momentos de desánimo…
En los momentos en que el sufrimiento se hace presente…
En los momentos de oscuridad en el camino de la fe…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
OCTAVA ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES QUE LLORAN POR ÉL
Del Salmo 22
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?…
Tú, Señor, me sacaste del seno materno, me confiaste al regazo de mi madre;
A ti fui entregado desde mi nacimiento, desde el seno de mi madre, tú eres mi Dios.
No te quedes lejos, porque acecha el peligro y no hay nadie para socorrerme…
Pero tú, Señor, no te quedes lejos; tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme».
Respondemos: FORTALECE NUESTRA ESPERANZA.
Por los padres que han perdido a sus hijos…
Por quienes se esclavizan, siendo víctimas de las drogas…
Cuando perdemos las ganas de seguir viviendo…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
Del Profeta Isaías (cap. 52)
«Al ser maltratado se humillaba y ni siquiera abría su boca:
como un cordero llevado al matadero, como una oveja muda ante el que la esquila, él no abría su boca.
Fue detenido y juzgado injustamente, y ¿quién se preocupó de su suerte?
Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes y golpeado por las rebeldías de mi pueblo.
Se le dio un sepulcro con los malhechores y una tumba con los impíos, aunque no había cometido violencia ni había engaño en su boca».
Respondemos: NADA NOS PUEDE FALTAR.
Si te dejamos ser nuestro Buen Pastor…
Si tú eres el Pan de Vida…
Si tú eres la Luz del Mundo…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Del Salmo 22.
«Yo puedo contar todos mis huesos; ellos me miran con aire de triunfo, se reparten entre sí mi ropa y sortean mi túnica…
Todos los confines de la tierra se acordarán y volverán al Señor; todas las familias de los pueblos se postrarán en su presencia».
Respondemos: ¡DANOS TU GRACIA!
Para que unamos nuestras humillaciones a la humillación de tu despojo…
Para que no nos cansemos de hacer el bien…
Para que vivamos y defendamos la dignidad de todos los hombres…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
DÉCIMA PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS ES CRUCIFICADO
Del Salmo 22.
«Soy como agua que se derrama y todos mis huesos están dislocados;
mi corazón se ha vuelto como cera y se derrite en mi interior;
mi garganta está seca como una teja y la lengua se me pega al paladar.
Me rodea una jauría de perros, me asalta una banda de malhechores;
taladran mis manos y mis pies y me hunden en el polvo de la muerte».
Respondemos: CRISTO DOLIENTE, ¡CÚRANOS!
Por tu cabeza coronada de espinas…
Por las heridas de la flagelación…
Por los clavos que traspasan tus manos y tus pies…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ
Del Salmo 36.
«Tu misericordia, Señor, llega hasta el cielo, tu fidelidad hasta las nubes.
Tu justicia es como las altas montañas, tus juicios, como un océano inmenso.
Tú socorres a los hombres y a todo viviente:¡Qué inapreciable es tu misericordia, Señor!
Por eso los hombres se refugian a la sombra de tus alas.
Se sacian con la abundancia de tu casa, les das a beber del torrente de tus delicias.
En ti está la fuente de la vida, y por tu luz vemos la luz».
Respondemos: SÁNANOS POR TU CRUZ.
De toda dolencia espiritual, danos la gracia…
De todos los temores e inseguridades, danos la gracia…
De toda enfermedad física o psicológica, danos la gracia…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN: MARÍA RECIBE EL CUERPO DE JESÚS EN SU REGAZO
Del Cantar de los Cantares 8.
«Grábame como un sello sobre tu corazón,
como un sello sobre tu brazo, porque el Amor es fuerte como la Muerte.
Sus flechas son flechas de fuego, sus llamas, llamas del Señor.
Las aguas torrenciales no pueden apagar el amor, ni los ríos anegarlo.
Si alguien ofreciera toda su fortuna a cambio del amor, tan sólo conseguiría desprecio».
Respondemos: SÉ NUESTRO CONSUELO.
En los momentos de la enfermedad, Madre de la Soledad…
En los momentos de la agonía, Madre de la Piedad…
En los momentos de la muerte de los que amamos, Madre Dolorosa…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN: EL CUERPO DE JESÚS ES PUESTO EN UN SEPULCRO NUEVO
De Lamentaciones (cap. 3).
«La misericordia del Señor no se extingue ni se agota su compasión;
ellas se renuevan cada mañana, ¡qué grande es tu fidelidad!
El Señor es mi parte, dice mi alma,por eso, espero en él.
El Señor es bondadoso con los que esperan en él,con aquellos que lo buscan.
Es bueno esperar en silencio la salvación que viene del Señor».
Respondemos: CREO SEÑOR, PERO AUMENTA MI FE.
Ante la piedra que sella tu sepulcro…
Ante las promesas de tu Resurrección…
Cuando nuestros proyectos humanos se deshacen…
V: Por tu Sangre derramada con amor.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
DÉCIMA QUINTA ESTACIÓN: JESÚS RESUCITA GLORIOSO, VENCIENDO A LA MUERTE
Del libro del Apocalipsis (cap. 22).
«El Espíritu y la Esposa dicen: ¡Ven!,
y el que escucha debe decir: ¡Ven!
Que venga el que tiene sed, y el que quiera, que beba gratuitamente del agua de la vida…
El que garantiza estas cosas afirma:
¡Sí, volveré pronto!
¡Amén!
¡Ven Señor Jesús!
Que la gracia del Señor Jesús permanezca con todos. Amén».
Respondemos: ¡VEN JESÚS RESUCITADO!
Desde tu gloria celestial…
Desde el Amor de tu Padre…
Por la acción del Espíritu Santo…
Para disipar nuestras tinieblas…
Para cicatrizar nuestras heridas…
Para que nos sanes de nuestras dolencias…
Para que nos asistas en la aflicción…
Para que caminemos confiados hacia la Casa del Padre…
V: Por tu Sangre derramada en la Cruz.
R: ¡Sálvame, sáname Señor!
Fuente: Mons. Dante Bernacki.