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Los evangélicos y los protestantes “de a pie” tienen dos ideas fijas con los católicos.

Que se las recuerdan automáticamente cada vez.

Que son idólatras y que adoran a María.

Se trata de una reacción condicionada, generada por repetición desde el inicio de su fe, para estigmatizar al supuesto oponente.

Resulta infructuoso tratar de explicarles lo contrario; ni lo intentes porque vas a terminar exasperado.

Pero María, como siempre, viene en nuestro auxilio.

Si no, mira el testimonio que comienza cuando un niño evangélico tenía 9 años.

Este relato es una muestra más de que María nos viene a buscar para conducirnos a Jesús.
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Juntos, lentamente nos van sanando, instruyendo, purificando, guiando.

Pero hay casos aún más fuertes humanamente.

Como el de un hoy sacerdote ecuatoriano que fue concebido por violación y años después confesó a su padre biológico.

 

LA HISTORIA DEL NIÑO PROTESTANTE

Un niño protestante de seis años a menudo había escuchado a sus compañeros católicos rezar el Avemaría.

Le gustó tanto que la copió, la memorizó y la rezaba todos los días.

“Mira, mamita, qué bonita oración,” le dijo a su madre un día.

“No la digas nunca más” respondió la madre.
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“Es una oración supersticiosa de los católicos que adoran ídolos y piensan que María es diosa.
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Después de todo, Ella es una mujer como cualquier otra.
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Vamos, toma esta Biblia y léela.
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Contiene todo lo que debemos de hacer.”

A partir de ese día, el pequeño dejó de rezar su Avemaría diaria y dedicó más tiempo a leer la Biblia.

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ENCONTRÓ A MARÍA EN EL EVANGELIO

Un día, leyendo el Evangelio, vio el pasaje sobre la Anunciación del Ángel a la Virgen.

Lleno de gozo, el chiquillo corrió a su madre y le dijo:

Mamita, encontré el Avemaría en la Biblia que dice:
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‘Llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre las mujeres’
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¿Por qué la llamas una oración supersticiosa?”

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Ella no contestó.

En otra ocasión, encontró la escena de la salutación de Isabel a la Virgen María y el hermoso cántico del Magnificat, en el que María anunció: ‘desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones’.

Ya no le dijo nada a su madre y comenzó a rezar nuevamente el Avemaría cada día, como solía hacerlo.

Sentía placer al decirle esas hermosas palabras a la Madre de Jesús, Nuestro Salvador.

 

REIVINDICA PÚBLICAMENTE A MARÍA

Cuando cumplió catorce años, un día oyó que su familia discutía sobre Nuestra Señora.

Todos dijeron que María era una mujer común y corriente.

El niño, luego de oír sus razonamientos erróneos, no pudo soportarlo más y, lleno de indignación, los interrumpió diciendo:

María no es como cualquier otro hijo de Adán, manchado de pecado.
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¡No! El Ángel la llamó LLENA DE GRACIA Y BENDITA ENTRE LAS MUJERES.

María es la Madre de Jesús y en consecuencia, la Madre de Dios.

No existe una dignidad más grande a la que pueda aspirar una criatura.

El Evangelio dice que todas las generaciones la llamarán bienaventurada, mientras que ustedes tratan de despreciarla y hacerla menos.

Su espíritu no es el espíritu del Evangelio ni de la Biblia que proclaman es el fundamento de la religión cristiana.

jesucristo sacerdote

 

LA CONFESIÓN MARIANA FUE DIVISIVA

Fue tan honda la impresión que causaron las palabras del chico en su madre, que muchas veces lloró desconsolada:

¡Oh, Dios, temo que este hijo mío se unirá un día a la religión católica, la religión de los Papas!

Y en efecto, poco tiempo después hijo se convenció que la religión católica era la única auténtica.

La abrazó y se convirtió en uno de sus más ardientes apóstoles.

Y unos años después de su conversión, el protagonista de nuestra historia se encontró con su hermana ya casada.

Quiso saludarla y abrazarla, pero ella lo rechazó y le dijo indignada:

Tú no tienes idea de cuánto amo yo a mis hijos.
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Si alguno quisiera hacerse católico, primero le enterraría una daga en su corazón que permitirle abrazar la religión de los Papas.

Su ira y su temperamento eran tan furiosos como los de San Pablo antes de su conversión.

 

SU HERMANA DESCUBRE LA FE CATÓLICA EN MEDIO DE LA TRIBULACIÓN

Sin embargo, su hermana pronto cambiaría su manera de ser, tal como le ocurrió a San Pablo en su camino a Damasco.

Sucedió que uno de sus hijos cayó gravemente enfermo.

Los médicos no daban esperanzas para su recuperación.

Tan pronto se enteró su hermano, la buscó en el hospital y le habló con cariño, diciéndole:

Querida hermana, tú naturalmente deseas que tu hijo se cure.
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Muy bien, pues entonces haz lo que te voy a pedir. Sígueme.
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Recemos juntos un Avemaría y prométele a Dios, que si tu hijo recobra la salud, estudiarás seriamente la doctrina católica.

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Y que en caso de que llegues a la conclusión que el Catolicismo es la única religión verdadera, tú la abrazarás sin importar los sacrificios que esto te implique.”

Su hermana en principio se mostró reacia, pero como deseaba la recuperación de su hijo, aceptó la propuesta de su hermano y rezó con él un Avemaría.

Al día siguiente, su hijo estaba completamente curado.
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La madre cumplió su promesa y se puso a estudiar la doctrina católica.

Después de una intensa preparación, ella recibió el Bautismo en la Iglesia Católica junto con toda su familia.

Cuánto le agradeció a su hermano que hubiese sido un apóstol para ella.

padre Francis Tuckwell

 

EL NIÑO EVANGÉLICO SE CONVIRTIÓ EN SACERDOTE

Esta historia la relató el Padre Francis Tuckwell en una de sus homilías.

Hermanos, terminó diciendo, el niño protestante que se hizo católico y convirtió a su hermana al Catolicismo, dedicó su vida entera al servicio de Dios, él es el sacerdote que les habla.

¡Cuánto le debo a la Santísima Virgen, Nuestra Señora!

También ustedes, mis queridos hermanos, dedíquense por completo a servir a Nuestra Señora y no dejen pasar un solo día sin decir la hermosa oración del Avemaría así como su rosario.

Pídanle a Ella que ilumine la mente de los protestantes que están separados de la verdadera Iglesia de Cristo fundada sobre la Roca (Pedro) y contra la cual ‘las puertas del infierno nunca prevalecerán’.

 

OTRO MARAVILLOSO TESTIMONIO DE UNA SACERDOTE CONCEBIDO POR VIOLACIÓN QUE ABSOLVIÓ A SU PADRE

También vale la pena recordar el testimonio del sacerdote ecuatoriano cuya madre fue violada.

Y aunque la quisieron hacer abortar no pudieron y nació él.

Quien incluso luego confesó a su padre biológico y le dio la absolución.

Un sacerdote de Ecuador compartió la forma en que fue concebido, por violación, cuando su madre tenía 13 años.

Y más tarde no sólo perdonó a su padre, sino que oyó su confesión.

Yo podría estar en un bote de basura, pero me dieron la vida”  dijo el Padre Luis Alfredo Leon Armijos, a ACI Prensa, en una entrevista.

El sacerdote compartió cómo su madre, María Eugenia Armijos, tuvo que trabajar limpiando una casa en Loja, Ecuador, para ayudar a sus padres con sus siete hermanos.

Ella sólo tenía 13 años cuando el dueño de la casa, aprovechando la soledad, abusó de ella y la dejó embarazada.”

La familia de María Eugenia la rechazó.

Ellos no querían que el bebé naciera, por lo que la golpearon en el vientre y le dieron bebidas que la harían abortar.

La chica decidió huir a la ciudad de Cuenca, donde dio a luz a Luis Alfredo, que nació con problemas respiratorios debido a la corta edad de su madre.

Después de un tiempo y con la ayuda paterna, María volvió a Loja para empezar

“Una vida como madre soltera en que le tocó quedarse a cargo de su violador, mi padre.

Quien acepta reconocerme y hacerse cargo de mí.

Pero eso no quiere decir que las cosas estaban sanas entre ellos”, relató el P. León.

Tuvieron tres hijos más pero la relación del hoy presbítero con él era distante.

Sus padres se separaron más tarde y su madre finalmente le reveló la forma en que fue concebido.

Cuando el Padre León tenía 16 años, fue invitado a la Renovación Carismática. 

“Allí tuve mi primer encuentro con Cristo, dijo.

A los 18 años decidió entrar en el Seminario de Loja, y fue ordenado sacerdote a los 23 años.

Años más tarde recibió una llamada de su padre que tenía que pasar por una cirugía.

“Estaba asustado y me dijo ‘quiero que escuche mi confesión’, dijo León.

“Le dije: ‘Padre, merece el cielo, la vida eterna’”, explicó el sacerdote.

“En ese momento mi padre se llenó de lágrimas”.

Después de 30 años, padre de León recibió la Comunión.

Fr. León es actualmente párroco de la parroquia de San José en Loja, Ecuador.

Fuentes:

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