Habla de los pobres y realiza el gesto de invitarlos a cenar.
Francisco dijo ayer miércoles que «hay que besar con ternura las llagas de Jesús en nuestros hermanos hambrientos, pobres, enfermos y en los que están en la cárcel». Y el lunes, unas doscientas personas en dificultad, entre mendigos y nuevos pobres habían sido invitadas a cenar en los jardines del Vaticano, a los pies de la gruta de Lourdes.
La cena la organizó el Círculo de San Pedro, y es realizada por primera vez en el Vaticano. Pero anteriormente Franncisco celebró el “lavatorio de pies” de Semana Santa en una cárcel para jóvenes, de modo que no es una casualidad la coherencia de palabra y actos.
PARA TOCAR AL DIOS VIVO HAY QUE BESAR LAS LLAGAS DE JESÚS EN LOS POBRES Y HAMBRIENTOS
En la homilía de la Misa que presidió ayer de mañana en la Casa Santa Marta en la fiesta de Santo Tomás Apóstol, el Papa Francisco precisó que:
«Jesús nos dice que la manera de encontrarle es encontrando sus llagas, y las llagas de Jesús las encuentras con las obras de misericordia, dando al cuerpo y al alma, sobre todo al cuerpo de tu hermano llagado, porque tiene hambre, porque tiene sed, porque está desnudo, porque está humillado, porque es un esclavo, porque está en la cárcel, porque está en el hospital. Esas son las llagas de Jesús hoy».
Y Jesús, continuó el Pontífice,
«nos invita a dar un acto de fe, en Él, pero a través de estas llagas. ¡Vale, muy bien! ¡Hagamos una fundación para ayudar a todo el mundo y hacer tantas cosas buenas! Eso es importante, pero si nos quedamos en este nivel seremos sólo filantrópicos».
«Tenemos que tocar las llagas de Jesús, debemos acariciar las llagas de Jesús, tenemos que curar las llagas de Jesús con ternura, tenemos que besar las llagas de Jesús, y esto literalmente. Pensemos, ¿qué pasó con San Francisco, cuando abrazó al leproso? Lo mismo que a Tomás, que su vida cambió».
El Papa dijo para concluir que,
«para tocar al Dios vivo no hay necesidad de hacer un curso de actualización, sino entrar en las llagas de Jesús, y para ello basta salir a la calle. Pidamos a Santo Tomás a gracia de tener el coraje para entrar en las llagas de Jesús con nuestra ternura y seguramente tendremos la gracia de adorar al Dios vivo».
UNA CENA EN EL VATICANO PARA LOS POBRES DE ROMA
El lunes por la noche. Unas doscientas personas en dificultad, entre mendigos y nuevos pobres fueron invitados a cenar en los jardines del Vaticano, a los pies de la gruta de Lourdes.
El cardenal Giuseppe Bertello, presidente del Gobierno de la Ciudad del Vaticano les dio el bienvenido en nombre del papa Francisco y bendijo la cena.
“Como saben -dijo el cardenal Bertello- esta es su casa y con alegría les recibimos. La Virgen, delante de nosotros nos mira con serenidad. Es la misma mirada que les deseo a todos ustedes y a quienes les cuidan con tanto amor”.
Además de algunos mendigos, también personas que sufren la llamada nueva pobreza. Gente que hasta hace poco tiempo atrás tenía una cierta estabilidad y se encontraron pobres por algún evento inesperado, un accidente, un divorcio, la pérdida del trabajo, etc.
El ambiente era muy bonito, con las mesas y sombrillas blancas, en la explanada que está a los píes de la gruta de Lourdes, muy cerca de dónde el papa emérito Benedicto XVI vive retirado. La cena fue al atardecer del verano de Roma, de manera que aún había luz natural.
Lo organizó el Círculo de San Pedro, y fue por primera vez en el Vaticano. Ya dos años atrás los laicos de este círculo habían preparado otra cena en San Juan de Letrán con la presencia del cardenal Angelo Sodano.
Su eminencia, el príncipe Leopoldo Torlonia y el asistente eclesiástico del Círculo de San Pedro, Mons. Franco Camaldo, sirvieron en las diversas mesas, junto a un centenar de miembros del Círculo. Durante el evento parte de la banda de la Gendarmería del Vaticano amenizaba la velada tocando música.
“Hubo un primer plato; un segundo con carne que pudiera ser comida también por personas de otras religiones; un postre, un espumante para el brindis. Había también unas bolsitas con fruta para que se llevaran, además de un regalo que contenía dulces” precisó nuestro entrevistado.
Otro de los presentes recordó que en el menú había “granos Lorraine al alcaucil; rigatones a la sorrentina; ternera con espinaca y queso, verduras pasadas, agua y jugo de naranja. Y de postre tarta de fruta, con un espumante italiano”.
Para el Círculo de San Pedro dar de comer a los necesitados es algo habitual.
“Nosotros todos los días en nuestras tres cocinas económicas damos de comer a quienes se presentan. No preguntamos ni nacionalidad, ni religión ni nada. Se presentan con un bono que nosotros distribuimos a las parroquias” indicó uno de los organizadores.
“Estas personas fueron elegidas en cuanto huéspedes de nuestras cocinas económicas y de un nuestro centro de escucha multifuncional. Con cuatro autobuses los hemos recogidos desde cuatro puntos diversos de la ciudad y hacia las 10 de la noche fueron llevados hacia los mismos”. Y aunque no era una fábula, el banquete terminó antes de media noche.
Fuentes: Zenit, ACI Prensa, Signos de estos Tiempos