El nuevo posicionamiento de Rusia.
En su discurso anual a la nación el 12 de diciembre, el presidente Vladimir Putin ha defendido el «carácter conservador» de la política rusa y ha promovido al país como el defensor de los «valores tradicionales» internacionales, contra un Occidente que «está revisando sus normas morales».
Para algunos es claro que el Kremlin se está centrado cada vez más en estas cuestiones como única verdadera arma de poder suave, después de años de no poder competir con el hilo conductor americano de «exportación de la democracia».
Y un aliado que le ha valido su último gran triunfo diplomático en Siria ha sido el Papa Francisco. A pesar de las diferencias que existen entre la Iglesia Ortodoxa Rusa y la Católica Romana, se está demostrando que pueden actuar juntas a nivel global.
EL POSICIONAMIENTO DE PUTIN
Putin defendió las políticas nacionales en defensa del niño y la familia, así como la polémica ley contra la «propaganda gay», que ha atraído muchas críticas en la comunidad internacional.
«Sabemos que hay un número creciente de personas en el mundo, que apoyan nuestra posición sobre la necesidad de defender los valores tradicionales, que han formado la base de toda nación civilizada durante miles de años», dijo, hablando en frente al Parlamento y numerosos invitados, como el Patriarca de Moscú, Kirill.
«Hoy, muchos países están revisando sus normas morales y éticas, borrando sus tradiciones nacionales y las diferencias entre naciones y culturas», dijo.
Una crítica dirigida no sólo hacia los EE.UU., sino también a Europa, donde los matrimonios entre personas del mismo sexo han sido legalizados, y más en general a los países donde la sociedad es requerida para reconocer
no sólo «la equivalencia de las diferentes opiniones y puntos de vista políticos», sino también «el reconocimiento de la equivalencia entre el bien y el mal«.
«Esta destrucción de los valores tradicionales desde arriba, no sólo tiene consecuencias negativas para la sociedad, sino también es inherentemente antidemocrática porque se basa en una noción abstracta y va en contra de la voluntad de la mayoría de la gente«, advirtió.
Rusia, por el contrario
«tiene un punto de vista conservador», pero el conservadurismo no detiene que la sociedad progrese, sino que «impide que caiga hacia atrás en la oscuridad caótica y el estado del hombre primitivo», citando filósofo Nikolai Berdyaev.
Reivindicando su papel como líder moral, el jefe del Kremlin ha querido subrayar la diferencia sustancial de Moscú con su eterno rival, Estados Unidos. Rusia
«no aspira a ser llamado una especie de superpotencia, entendiéndolo como una pretensión de hegemonía regional o mundial» o «para enseñar a los demás cómo vivir».
Putin es un cristiano ortodoxo profeso, y sólo ha promovido firmemente los valores tradicionales y la Iglesia Ortodoxa como la fundación de los «éxitos» del país y la base de su unidad, en los últimos años.
Para algunos analistas, es en la defensa de los valores cristianos que la Rusia de hoy está tratando de redescubrir su función histórica de carácter universal, que siempre la ha caracterizado – desde su aspiración a ser la tercera Roma, a la de ser el hogar de comunismo internacional – y que fatigosamente ha encontrado después de la caída de la URSS.
AL FINAL, LONDRES Y WASHINGTON DAN LA RAZÓN A MOSCÚ
Hace sólo cuatro meses, la alianza el anglo-americana con los franceses sostenían el ataque militar a Damasco criticando la defensa incondicional de Bashar Assad de Moscú, pero tomó un par de semanas para que los hechos demostraran que los rusos tenían razón sobre la crisis siria: la alternativa al régimen no sería una «primavera», ni dar lugar a una democracia, sino sólo con el establecimiento de un estado islámico.
La decisión de Washington y Londres para suspender la ayuda a los rebeldes en el norte de Siria, anunciada la semana pasada, tiene el sabor de una derrota de las potencias occidentales, que durante dos años han sostenido, aunque sólo blandamente en el plano militar a los insurgentes sirios.
Desde hace algún tiempo las dudas habían surgido durante la deriva islamista progresiva adoptada por la revuelta armada contra Damasco, pero el tiro de gracia a las esperanzas de los anglo americanos fue dado por el movimiento generado por el Papa Francisco llamando a una oración contra la invasión de Siria, que fue aprovechada luego por Putin con una propuesta de negociación que al final tuvo que ser aceptada por Obama. A partir de ahí todo la imagen democrática de los rebeldes ha ido en caída, lo mismo que las esperanzas de de EE.UU. de una nueva primavera árabe.
Fuentes: Fides, La Nuova Bussola Quotidiana, Signos de estos Tiempos