Musulmanes radicales atacan y los cristianos responden.
En la última semana se han producido luchas entre la coalición rebelde Seleka y grupos anti Balaka. Más de 1000 muertos en una semana. Los cristianos siguen buscando protección, a pesar del mayor control de las pequeñas tropas francesas.
Y en medio de este clima los católicos y otros cristianos se unen a musulmanes moderados para llevar ayuda a los refugiados y para apelar a la no violencia.
EL CONFLICTO EN BANGUI, CAPITAL DE LA REPÚBLICA CENTROAFRICANA
Fuentes locales han informado de que cerca de 1.000 personas han muerto en la última semana después de estallar la lucha entre la coalición rebelde Seleka y grupos anti- Balaka en Bangui, la capital de la República Centroafricana.
El 9 de diciembre, la Cruz Roja había confirmado 400 muertes en Bangui. Sin embargo, los testigos locales informan de que hay muchos cuerpos a los bordes de las calles, en muchas partes de la ciudad, por lo que se eleva la cifra de víctimas.
Seleka, una coalición rebelde de mayoría musulmana, tomó el poder en un golpe de Estado en marzo de 2013, suspendió la Constitución, disolvió el gobierno e instaló a Michael Djotodia como presidente. En septiembre, Djotodia disolvió oficialmente Seleka, sin embargo muchos rebeldes se negaron a desarmarse y comenzaron los asesinatos sectarios, el saqueo y la quema de aldeas.
Las violaciones sostenidas y graves de los derechos humanos con el tiempo dieron lugar a la violencia retributiva a raíz de la aparición de grupos anti-Seleka comúnmente conocidos como “anti-Balaka” (anti- machetes), y en gran parte compuestos por ex-miembros del ejército nacional.
La pasada semana, Seleka había tomado las calles de algunas zonas de la capital, destruyendo las propiedades de los no musulmanes. También se denunciaron asesinatos de civiles que no demostrasen su fe musulmana. Entre las víctimas había un pastor de una iglesia cristiana.
Se denunció también el asesinato de Elisée Zama, traductor bíblico de la agencia Wycliffe.
Ante los ataques, muchos cristianos han buscado refugio huyendo de la capital o en el aeropuerto, donde se agolpan bajo el cuidado de las tropas francesas llegadas al país.
EL LLAMADO CATÓLICO A QUE NO SE USE LA VIOLENCIA
Aunque los grupos anti-Balaka se han descrito generalmente como milicias cristianas, sus acciones han sido condenadas por la Iglesia, que está llamando a la paz, el desarme de todos los grupos armados y la reconciliación nacional. Los líderes de la iglesia también han estado trabajando con imanes en los tensos meses después del golpe para lograr la reconciliación, pidiendo el retorno a la convivencia pacífica entre las dos comunidades religiosas.
“Muchos cristianos dicen que quieren venganza. Los cristianos deben ser habitados por el espíritu de Dios, no debe matar”, ha dicho frente a 1.500 fieles su Exc. Mons. Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui, en la homilía de la Misa que ha celebrado el domingo 15 de diciembre en la Parroquia de San Carlos Lwanga.
Mons. Nzapalainga ha exhortado a los fieles a seguir el ejemplo de Nelson Mandela para superar las divisiones y encontrar la paz.
A raíz de los enfrentamientos entre las milicias anti-Balaka y los ex rebeldes Seleka, existe un creciente temor de que el país caiga en una espiral de enfrentamientos entre cristianos y musulmanes.
Mons. Nzapalainga se esfuerza por evitarlo, pasando de un extremo al otro de la ciudad, a menudo en compañía de un Imán, distribuyendo ayudas a los refugiados.
Uno de los lugares visitados por el Arzobispo es el convento de Notre Dame du Mont Carmel en Bangui, donde se alojan más de 2.000 personas.
“Para nuestro pueblo es como si hubiese venido el Papa en persona”, informa a la Agencia Fides el superior del convento, p. Frederick Trinchero.
“El obispo, que vino con un Imán, visitó el campamento y luego hizo un breve, pero intenso discurso instando a todos a la paz, a la reconciliación y al perdón. El Imám hizo también un discurso similar”.
“Queremos, podemos y debemos vivir en paz juntos. Nuestro pequeño Carmelo no quiere ser nada más que esto: una chispa de paz en un gran fuego de violencia”, concluye el padre Frederick.
CRISTIANOS QUE PROTEGEN A MUSULMANES EN BANGUI
Esta es una historia de un jover sacerdote de Bangui.
Dieudonné es un joven sacerdote de la diócesis de Alindao. En marzo de este año, cuando los rebeldes musulmanes de Seleka llegaron a su parroquia, atacaron el lugar y realizaron numerosos destrozos. Él mismo, amenazado de muerte, tuvo que escapar en piragua y cruzar el río Mbomou a la otra orilla, en la República Democrática del Congo, junto con una buena parte de sus feligreses, que forman parte de los más de 80.000 centroafricanos que se han visto obligados a huir a países vecinos. Otros 600.000 son desplazados internos. Un número enorme, si se tiene en cuenta que la población de la República Centroafricana apenas cuenta con 4 millones y medio de habitantes.
Después de algunos meses pudo volver a su parroquia. A principios de diciembre viajó a Bangui para pasar unos días de descanso con sus padres en el barrio de Lakuanga. El día 5 de diciembre empezaron los ataques que se cobraron más de 500 muertos en apenas cuatro días. La espiral de violencia y venganzas tomó pronto un cariz confesional, y hubo numerosos ataques y enfrentamientos entre cristianos y musulmanes.
El lunes 9 Dieudonné se encontraba por la noche en casa de sus padres. Oyó un rumor preocupante afuera y salió a la calle. Se encontró con un nutrido grupo de jóvenes exaltados del barrio que se estaban organizando para atacar los comercios de los musulmanes.
Sin perder un minuto, llamó al jefe del barrio. Entre los dos intentaron convencer a los jóvenes para que se calmaran y no atacaran a ningún musulmán. Varios jóvenes cristianos del barrio llegaron incluso a situarse delante de las casas y tiendas de los musulmanes para protegerlos.
Durante toda la semana, Dieudonné ha predicado en la misa matutina de las 6,15 de la mañana para calmar los ánimos y recordar a los cristianos que la violencia y el odio son lo más contrario al Evangelio.
Ahora, él y su compañero en la parroquia están organizando dos días de jornadas de reconciliación entre cristianos y musulmanes. En el tablón de anuncios de la parroquia, señala un poster en el que se ve a varias personas juntas, con el lema: «Cristianos y musulmanes, un mismo país, una misma sangre».
Fuentes: Periodista Digital, Fides, Signos de estos Tiempos