La Iglesia es un adversario que preocupa a varios poderes.
El estupor que ha provocado el fortísimo ataque del Comité de Derechos del Niño de la ONU a la Iglesia Católica (ver aquí) ha dado paso a interpretar las razones por las que se produjo esta agresión gratuita. Y hay dos interpretaciones interesantes sobre los motivos. Uno lo hace el juez Agnoli que dice que se trata de un ataque del lobby del control de la población que ve disminuir su influencia frente a su principal adversario que es la Iglesia.
Y otro es el de un editorial de periódico Il Foglio que sugiere que el ataque quiere imponer un totalitarismo de contenidos en la enseñanza, al suprimir la posibilidad de que la Iglesia exprese sus posiciones respecto a la sexualidad y al aborto.
La otra cara de la moneda que se debe considerar es que si la Iglesia no estuviera estorbando planes de lobbies poderosos, este ataque no hubiera tenido lugar, no se preocuparían por la Iglesia Católica. Pero la reacción indica que la Iglesia es un adversario que preocupa y que merece el esfuerzo de atacarlo públicamente.
EL LOBBY DEL CONTROL DE LA POBLACIÓN
El juez y columnista italiano Mario Francesco Agnoli ha interpretado el furioso ataque del Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño a la Iglesia Católica como una maniobra del lobby del control de la población para «golpear primero» en su «guerra contra la Iglesia Católica», ya que está viendo disminuir su influencia. En el informe del 5 de febrero pidió a la Iglesia católica abandonar la mayor parte de su enseñanza sobre la sexualidad humana y el aborto.
Agnoli, quien se desempeña como presidente de la Sala de lo Civil del Tribunal de Apelación de Bolonia, dijo que el timming del informe se puede entrever preguntando, «¿por qué la ONU ha elegido este momento para atacar a la Iglesia Católica con una determinación tan feroz?».
Escribiendo en el sitio web de opinión católica Liberta e Persona, Agnoli, dijo, que es probable que la ONU esté «preocupada por los rumores de posibles pérdidas futuras», como la más restrictiva ley del aborto de España y la suspensión ley en Francia de «matrimonio» del mismo sexo.
Dijo que el lobby «malthusiano» de control de la población en la ONU, ha «identificado la Iglesia Católica como el catalizador de la resistencia en Europa y en Occidente.»
«No es irrazonable creer que detrás de la intervención de la Comisión está el lobby de los maltusianos (feminista, pro-aborto, homosexualita), el que, por diferentes caminos, pero convergentes, siempre han tratado de reducir la población mundial».
Estos «grupos de presión muy influyentes», dijo Agnoli, podrían estar empezando a sentir el «crecimiento, fortalecimiento y quizás la inesperada oposición de la gente a sus proyectos.»
En respuesta a una columna del experto en religión y sociólogo Massimo Introvigne, quien dijo que el Comité de la ONU había «declarado la guerra» contra la Iglesia Católica, Agnoli, dijo que, como en cualquier guerra, el Comité ha optado por atacar un punto de vulnerabilidad utilizando el escándalo de abuso sexual clerical como un asunto divisivo.
El Comité
«ha elegido… un punto débil real, de remordimiento genuino, un doloroso capítulo de la historia de la Iglesia. Uno que puede ser usado para justificar la crítica y reavivar disgustos, pero sólo para manipularlo con fines que no tienen nada que ver con los derechos de los niños y su protección y, en consecuencia, con su misión».
«La realidad es que, como siempre cuando se declara la guerra, el pretexto es sólo un pretexto, que sirve para ocultar las causas reales y los verdaderos propósitos previstos.»
«Ahora las guerras se libran con otras herramientas y los campos de batalla son los medios de comunicación, martillando la publicidad, conferencias, mesas redondas, declaraciones de los políticos, de los líderes del pensamiento y los supuestos representantes de la sociedad civil», escribió.
EL TOTALITARISMO SOBRE LA ENSEÑANZA
Por su parte, el periódico italiano Il Foglio, escribió en un editorial que el informe de la ONU viene de un impulso «totalitario».
«El ataque por las Naciones Unidas es un ataque puro sobre la libertad religiosa, que es la libertad sin adjetivos».
La Iglesia Católica, dijo el Il Foglio,
«no tiene poder para imponer su verdad, pero negarle el derecho a proclamarla es una cuestión aparte».
«La intervención de la Comisión de manera abierta ha tratado de silenciarla, desde el ámbito público, para privar a la Iglesia de la libertad de ejercer legítimamente sus prerrogativas, y esto es especialmente cierto para las escuelas católicas».
El periódico continuó:
«La experiencia común y principal de todo totalitarismo es negar la libertad de enseñanza, y las dieciséis páginas elaboradas por dieciocho expertos ‘independientes’ en la ONU aspiran a sentar las bases para un definitivo ‘re-formateo’ de la educación secular y posmoderna, que también debe aplicarse a los católicos, bajo un manto progresista que justifica el abuso».
Fuentes: Liberta e Persona, Il Foglio, Signos de estos Tiempos