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Un programa de represión de la violencia sin inversión social.

 

A poco más de dos meses del comienzo de la Copa Mundial de Fútbol en Brasil, Río de Janeiro sigue embarcada en lo que se llama Programa de Pacificación (UPP) que consiste en ocupar las favelas con cuerpos militarizados permanentes para controlar la violencia y el narcotráfico.

 

militares brasileros ocupando favelas

 

Ahora se apresta a ocupar uno de los complejos de favelas más grandes de Río, el «complexo da Maré», que consta de 13 favelas, pero en medio de un proceso de acomodamiento de los traficantes a las nuevas condiciones y ante la evidencia de que el plan de pacificación no logra los efectos deseados porque no ha sido diseñado para generar un cambio social y carece de inversión social.

Aunque el programa de pacificación ha sido elogiado por conseguir disminuir en 65 por ciento la tasa de homicidios en las zonas en que es implementado, los ataques recientes demuestran la capacidad que tienen los grupos de consolidarse en las zonas en las que las UPP están presentes, alimentando las críticas sobre las deficiencias del programa con respecto a la inversión social.

Pero sofocar la violencia en el corto plazo es probablemente la preocupación más urgente de las autoridades de Río de Janeiro, quienes buscan evitar los malos titulares una vez la ciudad se convierta en el centro de noticias por la Copa Mundial.

LA OCUPACIÓN DEL «COMPLEXO DA MARÉ» 

A raíz de los nuevos brotes de violencia en las favelas de Río de Janeiro, las autoridades brasileñas han anunciado sus planes de enviar tropas para ocupar uno de los tugurios más grandes de la ciudad en vísperas de la Copa Mundial, antes de intentar poner en funcionamiento una UPP en la marginada zona.

El gobernador del estado de Río de Janeiro, Sergio Cabral, anunció que las fuerzas armadas van a ocupar el «complexo da Maré», un conjunto de tugurios en la zona norte de la capital del estado. El anuncio fue realizado tras una serie de ataques en las favelas cercanas la semana pasada, ataques en los que presuntos narcotraficantes dispararon a las Unidades de Policía Pacificadora (UPP), según Reuters. Los ataques llevaron a Cabral a pedirle a la presidenta Dilma Rousseff que enviara tropas federales al complejo, ubicado en una zona importante en terminos de seguridad, informó The Rio Times.

Unas 100.000 personas viven en Maré, que está compuesto por 16 barrios tuguriales que rodean al principal aeropuerto internacional de la ciudad. Por la zona pasan tres carreteras que van hasta el centro de la ciudad, lo que ha llevado a Cabral a calificar a la zona como una «sensible» y «estratégica».

Las tropas entrarán a Maré trás el Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), en una operación destinada a expulsar a las bandas que actualmente controlan la zona. Posteriormente será creado un nuevo puesto con 1.500 agentes de la UPP por un periodo de tiempo que aún no ha sido determinado. En 2013, los planes de instalar una UPP en la zona fueron aplazados.

La localización y tamaño de Maré hacen que sea una zona importante para el Comando Vermelho (CV), la banda de narcotraficantes que controla muchas de sus favelas. Sin embargo, fuentes en Río dijeron a InSight Crime que esta favela no es el principal centro de narcotráfico en la ciudad como había sido informado en la prensa internacional.

Sin embargo, sí registra niveles de violencia significativos, y el establecimiento de control será importante para la tentativa de Brasil de disipar los miedos de seguridad a medida que se acerca la Copa Mundial. Como este no es el primer intento de establecer una UPP en la zona bajo el programa de pacificación de Río es muy probable que la esta iniciativa vaya a ser analizada de forma minuciosa.

EL RETORNO DE LA VIOLENCIA

Los críticos del programa de pacificación apuntan a una serie de estallidos de violencia en las favelas pacificadas desde comienzos del año, como evidencia de que la pacificación sin inversión social sólo puede producir mejoras temporales en la seguridad.

En Rocinha, la favela más grande de Brasil y el lugar en donde opera la UPP más grande de Río, inaugurada en 2012, los tiroteos que ocurrieron durante febrero de este año llevaron al gobierno a enviar un extra de 150 policías.

Mientras tanto, cuatro policías militares han muerto en las favelas pacificadas en lo que va del año, y más de una docena de heridos han resultado de los tiroteos, con varios ataques a estaciones de la UPP. Esto supera los tres muertos durante todo 2013, según la información proporcionada a InSight Crime por la Secretaría de Seguridad. La semana pasada, tres oficiales de la UPP fueron asesinados en una noche en diferentes favelas pacificadas. Una estación de la UPP fue completamente destruida. Incluyendo los ataques en zonas no pacificadas, 20 oficiales de la policía han sido asesinados desde que comenzó el año, informó O Globo durante el fin de semana; el más reciente recibió un disparo en la garganta tras un enfrentamiento con dos jóvenes en una moto el sábado.

Las fuerzas de seguridad han lanzado operaciones letales en respuesta. Tras un ataque el mes pasado, que causó la muerte de un oficial en una estación de la UPP en el Complexo do Alemao, una favela en crecimiento en la zona norte de Río de Janeiro, la policía dio de baja a seis presuntos criminales en el bastión del Comando Vermelho, la favela Juramento, mientras realizaba simultáneamente otras operaciones en las zonas controladas por este grupo.

El 15 de marzo, el BOPE volvió a ocupar el Complexo do Alemao y el vecino Complexo da Penha, en un intento por frenar la renovada actividad de las pandillas. A raíz de los ataques de la semana pasada, el gobernador del estado de Río, Sergio Cabral, solicitó la ayuda de las fuerzas federales.

«Está claro que los criminales quieren debilitar nuestra política de pacificación y volver a ganar el territorio que por años había estado en manos de los criminales», dijo.

«El Estado no dará marcha atrás».

La semana pasada se había confirmado, que las tropas federales se desplazarían para ocupar cuatro favelas no pacificadas, las cuales han experimentado recientes brotes de violencia. Tal es el caso expuesto en este artículo.

La violencia reciente es «sin duda» una reacción por parte de los criminales a la creciente difusión de las UPP, según el secretario de Seguridad del estado de Río, José Beltrame.

«La facción [de Comando Vermelho] se encuentra atrapada, con mucho menos territorio que el que tenía hace ocho años», dijo.

«Por supuesto que va a reaccionar. Es en este momento que tenemos que actuar con firmeza, con racionalidad, dentro de la ley -todo lo que es opuesto a lo que ellos hacen. En este momento no podemos flaquear ( … ) Si retrocedemos ahora, sería una pérdida incalculable».

Sin embargo, toda la voluntad del mundo no pondría fin al tráfico de drogas, admitió.

«Río es un gran consumidor de drogas. Las drogas ingresan a Brasil desde varios lugares», dijo.

«Siempre y cuando tengamos el vicio y el dinero, lamentablemente vamos a tener drogas».

«Nunca se esperó que la pacificación fuera un proceso fácil», dijo la analista de seguridad Julia Michaels.

«La policía, los residentes de las favelas e incluso los criminales están aprendiendo cómo comportarse con un nuevo conjunto, todavía en evolución, de normas, tanto legales como de la sociedad».

Williamson, la directora de Catalytic Communities, dijo que la llegada de las fuerzas de policía y del mercado sin los servicios sociales sólo podía tener un resultado.

«Usted está forzando lo que ya es uno de los estados más desiguales del mundo para que se convierta en algo aún más desigual, que todo el mundo sabe que genera más crimen y violencia», dijo.

«Eso es lo que ahora estamos viendo. La gente está frustrada. No tienen esperanza en el sistema, porque no ha sido entregado lo que se prometió».

Fuentes: Insight Crime, Signos de estos Tiempos

 

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