Experiencia Cercana a la Muerte de pequeño con Jesús.

Recientemente se reveló la historia de un pequeño que tuvo una extraordinaria experiencia cercana a la muerte.

Max McKee de Luisiana, EE.UU., tenía dos años y medio en julio de 2019, cuando sufrió un accidente por ahogamiento, que lo llevó muy cerca de la muerte.

Y se despertó al día siguiente con el recuerdo milagroso de Jesús meciéndolo en brazos después de caer al agua.

Después de ser dado de alta del hospital y ya en su casa, Max preguntó a sus padres algo asombroso que te vamos a contar.

Y que dada su tierna edad, fue una prueba para los padres, de que su hijo realmente tuvo un encuentro personal con Jesús y no fue solo una ilusión.

Después de 4 años, los padres decidieron hacer pública la experiencia para que el mayor número posible de personas supiera qué sucedió y dar esperanza a otros padres que habían perdido a sus hijos.

Aquí te contaremos sobre el encuentro del pequeño Max con Jesús en el fondo de la piscina, cómo lo dibujó, y que pruebas hay de que el encuentro entre Max y Jesús fue real y no fantasía.

Lo que sucedió a Max McKee se inscribe dentro del rótulo de Experiencia Cercana a la Muerte.

Se estima que aproximadamente el 9 % de los adultos y el 85 % de los niños que sufren un paro cardíaco, pueden recordar haber tenido una experiencia cercana a la muerte mientras estuvieron sin vida.

Los que creen en Dios antes de la experiencia, refuerzan su fe con este suceso, y a los ateos los convierte.

Y a todos les cambia la vida, volviéndolos más espirituales y sin miedo a la muerte, y con la noción de que tienen una misión a cumplir en la Tierra.

Los pacientes de experiencias cercanas a la muerte describen especialmente el amor abrumador que les fue dado.

Y el magisterio de la Iglesia y la Biblia lo contempla.

El Catecismo de la Iglesia Católica numeral 1027 dice que “el misterio de la comunión con Dios y con todos los que están en Cristo, sobrepasa toda comprensión”. 

El numeral 1028 dice “Dios no puede ser visto tal como es, sino cuando Él mismo abre su misterio a la contemplación inmediata del hombre”.

Y 1 Corintios 2:9 dice, “cosas que el ojo no vio ni el oído oyó, ni se le subieron al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”.

La historia del ahogamiento de Max y el encuentro con Jesús fue de la siguiente forma.

Los padres de Max, Brandon y Courtney McKee, tuvieron una señal previa el día anterior al ahogamiento de su hijo.

Estaban saliendo del estacionamiento y Courtney tuvo la moción de rezar por sus hijos, y ambos lo hicieron. 

Brandon y Courtney habían decidido llevar a sus hijos, Max y Brody, a la casa de su mamá por unos días, quien tenía una gran granja y una piscina.

Los niños estaban emocionados de pasar tiempo con su abuela, así que fueron llevados allí el día siguiente. 

La tarde bochornosa del 11 de julio de 2019, al día siguiente que habían llegado, Max se tiró a la piscina y luego salió para jugar en el jardín.

Max todavía estaba aprendiendo a nadar y usaba brazaletes en la piscina, y su abuela recuerda haberlo ayudado a quitar los salvavidas de los brazos. 

Pero en algún momento volvió a la piscina, probablemente para llenar su balde con agua, y se cayó en ella. 

Nadie sabe exactamente cuánto tiempo estuvo allí abajo, pero fue el tiempo suficiente para que la cuñada de Courtney lo encontrara sin vida en el fondo.

Max no respondía cuando lo sacaron de la piscina. Llamaron al 911 y los paramédicos hicieron lo que pudieron para resucitarlo. 

Su hermano, Brody, recordó el momento diciendo que lo único que podía hacer era orar. Así que se arrodilló y dijo, “Dios, ¿puedes ayudar a mi hermanito? Mantén ángeles de la guarda a su alrededor para protegerlo”.

Inmediatamente llamaron a Courtney al trabajo, y como su cuñada estaba llorando y se oían sirenas de fondo, supo que algo grave había sucedido.

El personal de la ambulancia lo reanimó y luego lo llevó de urgencia al hospital pediátrico, donde los médicos encontraron sus pulmones hinchados y llenos de líquido.

Le estaba costando respirar y el médico dijo que cuando su cerebro carece de oxígeno, puede sufrir problemas cerebrales.

Necesitaban vigilar a Max en cuidados intensivos durante las primeras 24 horas.

Nadie podía predecir si Max se recuperaría o si el accidente le causaría un daño cerebral permanente. 

Courtney y Brandon comenzaron a orar por la recuperación de su hijo y se acercaron familiares y amigos para dar apoyo.

Cientos de personas de su comunidad protestante comenzaron a orar por Max.

Su pastor y otros integrantes de la comunidad fueron a verlo y comenzaron una cadena de oraciones.

A la mañana siguiente Max mostró signos de recuperación.

Y médicos y padres supieron que no había déficits neurológicos y que Max iba a estar bien.

Unos días después, ya de vuelta en su casa, Max comenzó a hablar de su experiencia cercana a la muerte.

Miró a sus padres y dijo, “cuando estaba en la piscina, no tenía miedo”. 

Y su padre lo alentó diciendo “eso es muy bueno, estoy orgulloso de que no te asustaras”.

Y el prosiguió, “cuando estaba en la piscina, Jesús me abrazó”.

Sus padres quedaron sorprendidos, pero su sorpresa sería mayúscula cuando les preguntó, “¿por qué Jesús tenía heridas y rasguños en las manos y los pies?”. 

Los padres estaban atónitos porque nunca le habían hablado de las manos y los pies de Jesús.

A su corta edad, la forma en que describió a Jesús fue simplemente increíble.

Su descripción de las llagas de Jesús sin que él lo supiera antes, hacía absolutamente creíble la historia de Max.

Inicialmente los padres contaron su historia a su iglesia y comunidad local solamente. 

Pero el contacto con muchas otras familias que habían perdido trágicamente a un hijo, y habían encontrado consuelo y paz en la historia de Max, los convencieron de compartir esta historia a través de Internet.

Así que empezaron a aceptar entrevistas de diferentes sitios web, “para que la gente supiera que hay poder en la oración y que Dios existe”.

Luego, en 2021, poco más de un año después de su accidente, Max fue a un campamento de arte con su hermano y pidió hacer un dibujo especial en colaboración con la artista Anna Dieter Rachal. 

Max quería dibujarse en los brazos de Jesús en el agua. 

Lo realizó y después lo mostraría diciendo “somos Jesús y yo, y Jesús me sostiene como lo hizo en esa piscina”. 

Y cuando su madre colgó ese dibujo en la puerta de la heladera, Max recordó de repente otro detalle de esa experiencia, que aún no había contado, “mamá, Jesús sostiene a todos los niños que caen al agua”.

Otra revelación extraordinaria, que llena de paz a quienes han tenido hijos ahogados.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos dar a conocer sobre el encuentro que Jesús tuvo con el pequeño Max, siendo abrazado por él en el fondo de la piscina, las pruebas de credibilidad de ese encuentro y la revelación posterior de que Jesús sostiene a todos los niños que caen al agua.

Y me gustaría preguntarte si crees que Jesús está al lado de cada persona que tiene un accidente o no, independientemente si se recupera o no. 

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