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Te contestamos las preguntas que se hacen los amantes de los animales.

Algo que muchos cristianos amantes de los animales se preguntan es si habrá animales en el cielo.

Y en especial si su mascota estará con su dueño por la eternidad.

Porque no conciben la felicidad total sin su compañía.

¿Habrá animales en el cielo? ¿Te acompañará tu mascota cuando llegues allí?

Y en la soledad y distanciamiento en que viven hoy los seres humanos, esta pregunta adquiere más importancia.

Porque las mascotas están ocupando un papel cada vez más central en nuestras vidas.

Aquí hablaremos sobre el destino de los animales, si hay un cielo para nuestras mascotas, o sea si estarán junto con nosotros para la vida eterna.

Empecemos por tratar de ver cual es el valor que Dios le da a los animales, como para que puedan vivir la vida eterna.

Luego de la creación, Adán fue llamado por Yahvé a dar nombres a los animales (Génesis 2: 19), pero no fue invitado a dar nombre a las plantas o a los elementos del reino mineral. 

Dar nombre en lenguaje bíblico implica tener una relación más estrecha con el nombrado.

Entonces, claramente, los animales tienen cierta vinculación con el hombre, que los coloca por encima de otras creaciones.

Por otra parte sabemos que en el jardín del Edén, malogrado por Adán y Eva, había animales.

En la Sagrada Escritura se contabilizan hasta 120 especies distintas de animales, y de una variedad notable: desde el avestruz hasta el camello, el ciervo, el caballo, etc. 

Los animales también aparecen con frecuencia en las enseñanzas de Jesús: gorriones, ovejas, camellos, perros, peces, de manera amistosa y entrañable, excepto cuando habla de «raza de víboras», dirigido a los fariseos, y de «zorro», en alusión a Herodes. 

Cuando el diluvio destruye todo, Dios decide mantener ocho personas en el mundo, a Noé y su familia en un arca, que también era un zoológico flotante, con una pareja de cada especie animal.

Y cuando bajan las aguas, las personas y los animales recomponen el mundo en forma de una nueva creación. 

De modo que Dios consideró conveniente no sólo preservar a la humanidad para este nuevo comienzo, sino también a los animales.

Y un dato bíblico más. 

Cuando Dios amenazó con destruir Nínive, a menos que se apartara de sus malos caminos, los ciudadanos se arrepintieron con tanto celo que el rey ordenó un ayuno en toda la ciudad, en el que ni hombre, ni bestia, ni ganado ni rebaño debía comer ni beber.

Y pidió que tanto los hombres como las bestias debían cubrirse con cenizas en señal de penitencia (Génesis 3).

Además no hay que olvidar que el Espíritu Santo se presenta en forma de paloma.

Y luego Jesucristo eligió nacer en un pesebre junto a una mula y un buey, y más adelante entró mesianicamente a Jerusalén montado en un burro.

Por otro lado, un gran número de santos y papas tuvieron aprecio por el mundo animal.

San Francisco de Asís, además de predicar al hermano lobo al que domesticó, y los habitantes del pueblo de Gubbio se comprometieron a alimentarlo, tuvo en la alondra su animal preferido. 

Se cuenta que el día de su muerte una bandada revoloteó sobre el tejado de la casa donde el santo yacía y le ofreció el más bello recital de despedida.

También predicó a los pájaros, lo mismo que San Antonio predicó a los peces. 

Otro santo, san Juan Bosco, tuvo una amistad particular con un perro Gris, que le defendió de los muchos peligros que le acecharon en su vida. 

Otro perro famoso es sin duda el de san Roque, que cuando enfermó de peste por atender a miles de infectados y se retiró de la ciudad para no poner en peligro a los vecinos, se le apareció un perro guardián, que le llevaba todos los días un pancito de la mesa de su amo para alimentarlo.

Y San Felipe Neri, el apóstol de Roma, tenía un gran amor por los animales y cuando le regalaban alguna ave o animal vivo, lo regalaba a su vez, diciendo que no los matasen, sino que los conservaran vivos.

Los animales son criaturas de Dios, que los rodea de su solicitud providencial dice en Mateo 6: 16. 

Y  el Cántico de las criaturas en Daniel 3 dice «fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos».

Y como muestra tenemos el caso de la mula de Rímini que estaba hambrienta pero se arrodilló cuando San Antonio le exhibió el Santísimo Sacramento, en lugar de ir a comer. 

Por eso el catecismo de la Iglesia Católica numeral 2418 dirá que los animales, por su simple existencia, bendicen a Dios y le dan gloria, y que los hombres les deben aprecio.

Todo esto es para demostrar que los animales ocupan un lugar importante en el diseño de Dios, justo por debajo de los hombres, a quien creó a Su imagen y semejanza.

Y que la Iglesia y los santos se han preocupado por ellos, gozando de su compañía y dándoles su protección.

¿Pero esto significa que hay animales en el cielo?

Hay teólogos católicos que piensan que no hay animales en el cielo porque no tienen un alma inmortal como el hombre.

Sino que tienen lo que llaman alma sensible, que les permite moverse, sentir y responder a estímulos externos, y en algunos de ellos, realizar funciones mentales rudimentarias como el aprendizaje e incluso la comunicación.

Sin embargo hay algunas pistas bíblicas que vale la pena mencionar. 

El Apocalipsis 21: 1 nos habla que habrá un cielo nuevo y una tierra nueva, donde se recompondrá toda la creación al final de la historia. 

Y ¿cómo serán los cielos nuevos y la tierra nueva? 

Isaías lo describe como un lugar donde ya no hay llanto, sino regocijo. 

Dice que el lobo pastará junto al cordero (Isaías 65:25). 

Y también en Isaías 11: 6 dice que el puma se acostará junto al cabrito, y el ternero comerá al lado del león.

Así que cuando se recomponga la creación, en la Tierra y Cielos nuevos, parece que habrá animales.

Y varios de quienes tuvieron experiencias cercanas a la muerte han visto animales en lo que llamaron cielo, incluso animales fantásticos que no existen en la tierra.

Por ejemplo el niño norteamericano Colton Burpo que tuvo una experiencia cercana a la muerte a los cuatro años, dice haber estado con Jesús y contó que Nuestro Señor tiene un caballo con los colores del arcoiris. 

Por otra parte, el profeta Elías fue llevado al Cielo en un carro de fuego tirado por caballos, así que hay de estos animales en el Cielo. 

Entonces, luego de esto, la pregunta más importante para la mayoría es ¿en el cielo nos reencontraremos con nuestras mascotas?

Una teoría teológica afirma que como los animales no tienen alma eterna, en el Cielo no nos encontraremos con esa misma mascota, pero quizás haya otro animal del mismo tipo del nuestro, pero transformado.

Pueden estar ahí para acompañarnos, pero no van a tener una visión beatífica, o sea la visión intuitiva de la grandeza divina de Dios. 

Sin embargo este es un tema discutido entre los teólogos y la Iglesia no ha abierto opinión

Y finalmente hay otros teólogos que dicen que el que los animales no tengan alma del tipo que tienen los hombres, no significa que los animales queridos no estarán en el cielo. 

Cuando un niño pregunta: «¿Mi perro estará en el cielo?» 

La respuesta para ellos es que si eso te haría más feliz, entonces sí, lo estará. 

Los animales no son tan valiosos como las personas, pero Dios es su creador y ha tocado la vida de muchas personas a través de ellos. 

Para Él sería sencillo recrear una mascota en el cielo. 

No hay razones poderosas como para creer que no lo haría si eso agradara a los seres humanos.

Si Dios rehace la Tierra Nueva con hombres nuevos, con espíritus purificados y cuerpos gloriosos ¿no es esperable que haga lo mismo con los animales?

Porque los animales si bien no pueden pensar racionalmente como los hombres, son conscientes y tienen sentimientos, rasgos que trascienden las limitaciones de la mera materia.

La verdad es que no tenemos una respuesta definitiva de si estarán los animales o no en el Cielo, la Iglesia no se ha expedido. 

Sin embargo a muchos les es difícil concebir la visión beatífica y la vida en el Cielo sin compartirlo con todas las criaturas, en ese intercambio de amor entre Dios, sus seres humanos y sus criaturas restantes.

Dios nos pide que confiemos en él. 

Y al final, nos dará todo lo que necesitamos para tener la verdadera felicidad y disfrutar de su bondad.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre si habrá animales en el cielo y si nuestra querida mascota estará también en el cielo cuando nosotros lleguemos allí.

Y me gustaría preguntarte cuál es tu opinión, ¿habrá animales en el cielo? ¿serán los mismos con los que convivimos en la Tierra?

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2 Comments

  • afar dice:

    Si como dices, “a muchos les es difícil concebir la visión beatífica y la vida en el Cielo sin compartirlo con todas las criaturas”, me pregunto si es posible y concebible tener una visión beatífica y placentera sabiendo que algunos o algunos de tus familiares más queridos o amigos se han condenado. ¿Cómo se concilia eso? ¿El dolor de no ver a una mascota en el Cielo acaso es superior al de la ausencia de un familiar o ser humano, sabiendo, además, que las penas de estos lo son por toda la eternidad? ¿Cómo se puede ser feliz así?

  • Andrés dice:

    No hay, aquí son complementarios de la creación y el hecho a imagen y semejanza de Dios es el hombre, el pecado de Eva fué apreciar mas la creación que al creador, según nos dice Emmerick y Valtorta, por ello se allegó mas a la serpiente, no puede pasar lo mismo en el cielo por que Dios llenará todos los vacíos por tanto el alma no anhelara animales, los animales no estan a prueba en este mundo sino nosotros los que distinguimos entre bien y mal, si anhela mas a un animal que a Dios pues ahí está el corazón y esa peraona no pasará al al cielo hasta que purifique sus malos apegos, de hecho hay un testimonio de una santa que vió el infierno y como la gente que idolatraba sus mascotas las tendrán al cuello siendo estas tortura y no compañia.

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