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Qué sucede en cada Nivel del Cielo y que Dones irá Adquiriendo tu Alma a medida que subes

Visiones de la mística Fulla Horak de lo que sucede en cada nivel del Cielo.

Stefania Fulla Horak fue una mística católica polaca muy interesante, nacida en 1913 y fallecida en 1989.

Ella tuvo visiones y experiencias místicas de lo que sucede en la muerte, del Purgatorio, del Infierno y del Cielo.

Hemos hecho varios videos sobre sus visiones de cada de estos temas.

Y aquí hablaremos sobre sus visiones del Cielo, cómo es el Cielo, quienes están allí y cuáles son los niveles que encontramos en este Paraíso, para avanzar espiritualmente.

El Cielo es el lugar definitivo y final para las almas humanas después de la muerte. 

Fulla Horak describe el Cielo como un lugar de amor divino, paz y felicidad infinitas, donde las almas pueden experimentar una conexión más profunda con Dios y crecer paso a paso en su camino espiritual.

Es un lugar de luz, amor y belleza, donde las almas están libres de las limitaciones terrenales.

El Cielo no es quietud e inactividad según ella.

Todo lo que nuestra imaginación podría crear se realiza allí. 

Porque todos los pensamientos humanos más fantásticos no son más que un pálido y distante reflejo del ingenio de Dios.

En el Cielo el alma encontrará todos los deseos, pero los encontrará en forma perfecta. 

Encontrará allí hasta lo que no se atrevió a pensar como anhelo más profundo.

Ella compara el Cielo con un jardín perfecto, donde las flores y plantas están en plena floración y los colores son más vivos y vibrantes que en la Tierra. 

También describe el Cielo como un océano de amor y luz, donde las almas pueden sumergirse y experimentar una sensación de profunda paz y serenidad.

Es un lugar de perfección y armonía, donde todo está en su lugar perfecto y los sentidos son más agudos y sensibles que en la Tierra. 

Pero no es un lugar único y estanco.

Fulla Horak enfatizó que el Cielo es un lugar donde las almas siguen creciendo.

Los diferentes círculos o niveles del Cielo ofrecen las oportunidades para el aprendizaje y el crecimiento espiritual.

Además, Fulla Horak habló sobre la presencia divina en el Cielo. 

La presencia divina es una fuerza omnipresente en el Cielo, que se experimenta como una luz brillante y amorosa. 

En el Cielo, las almas experimentan una conexión más profunda con la presencia divina, lo que les permite comprender la verdad divina y avanzar en su camino espiritual.

Jesucristo y la Virgen María son figuras centrales en el Cielo. Obviamente aparte de Dios Padre.

Jesucristo es la luz y el amor divino personificado, y su presencia es una fuerza omnipresente en el Cielo. 

Las almas experimentan una conexión profunda con Jesucristo y su amor divino, lo que les permite avanzar paso a paso espiritualmente.

La Virgen María también es una figura importante en el Cielo, según Fulla Horak. 

La Virgen María es un modelo de amor y devoción a Dios aún más claro allí. 

En el Cielo, las almas pueden experimentar también una conexión más profunda con la Virgen María y su amor por Dios.

También el Cielo es un lugar donde las almas experimentan la presencia más profunda de los santos y los ángeles, para avanzar en su camino espiritual.

Ya sea a través de su ejemplo, intercesión o guía, los santos y los ángeles ofrecen una fuente de apoyo y ayuda para las almas en el Cielo.

Y en su libro «La oración de Jesús», Fulla Horak afirma que las almas en el Cielo pueden tener una comunión espiritual con las personas que aún viven en la Tierra.

El camino al Cielo comienza en la Tierra, a través de la purificación en el círculo de la indiferencia, que es el desarrollo de un estado de desapego emocional y de desinterés por las cosas mundanas, para avanzar en el camino espiritual.

Y se complementa con el círculo del conocimiento, que permite a la persona comprender y experimentar la realidad espiritual, más allá de las limitaciones del mundo físico. 

Ella habla sobre los diferentes niveles del Cielo y su relación con los mundos sutiles. 

Los niveles del Cielo ofrecen diferentes oportunidades de aprendizaje y crecimiento espiritual a medida que se va pasando de un nivel a otro.

Y dentro de cada nivel hay y actúan mundos sutiles, que son planos de existencia que existen más allá de la realidad física, y que están más allá de la comprensión humana. 

El primero de los 7 círculos del Cielo que describe Fulla Horak es el círculo de la purificación, donde las almas se purifican y se liberan totalmente de sus ataduras terrenales. 

No hay que confundirlo con la purificación que realizan las almas en el Purgatorio, sino que es una purificación definitiva de aspectos más sutiles.

En este círculo, las almas experimentan una profunda transformación interior, que les permite liberarse de las energías negativas y las emociones destructivas que habían acumulado durante su vida terrenal.

Este círculo se relaciona con los mundos sutiles inferiores, donde las energías son más densas y pesadas. 

Así las almas van creciendo espiritualmente para pasar de nivel en nivel.

El segundo círculo del Cielo es el círculo de la revelación, donde las almas reciben la revelación divina y aprenden la verdad sobre su existencia. 

En este círculo, las almas experimentan una mayor comprensión del propósito de su vida y su papel en el universo. 

También pueden recibir información sobre los eventos del pasado y del futuro, que les permite tener una visión más completa de la existencia.

En estos mundos sutiles, las almas acceden a la información divina y tienen una mayor comprensión de la verdad y la sabiduría divinas.

Este círculo se relaciona con los mundos sutiles intermedios, donde las energías son más sutiles y refinadas. 

El tercer círculo del Cielo es el círculo del amor, donde las almas experimentan el amor divino y aprenden a amar incondicionalmente. 

Según Fulla Horak, en este círculo, las almas experimentan una conexión más profunda con la fuente divina, lo que les permite comprender el amor en su forma más pura y profunda.

El cuarto círculo del Cielo es el círculo de la sabiduría, donde las almas obtienen una comprensión profunda de la verdad y la sabiduría divina. 

En este círculo, las almas experimentan una mayor conexión con la fuente divina, lo que les permite comprender la verdad en su forma más pura y profunda.

El quinto círculo del Cielo es el círculo de la consciencia, donde las almas experimentan una expansión de su conciencia y una mayor comprensión de su ser verdadero. 

Fulla Horak creía que en este círculo, las almas experimentan una conexión más profunda con su yo superior y su esencia divina, lo que les permite comprender su propósito y su papel en la existencia, y de hecho en el plan de Dios.

El sexto círculo del Cielo es el círculo de la unión, donde las almas experimentan una unión completa con la fuente divina, o sea Dios, y todos los seres en el universo. 

Fulla Horak creía que en este círculo, las almas experimentan la unidad de todas las cosas, lo que les permite comprender la interconexión de todo con todo, en la existencia.

Y el séptimo círculo del Cielo es el círculo de la creación, donde las almas experimentan una profunda conexión con la energía creadora y la capacidad de co-crear con ella. 

Fulla Horak creía que en este círculo, las almas pueden manifestar sus deseos más profundos y crear la realidad que desean, obviamente a partir de su comunión con Dios.

Este círculo se relaciona con los mundos sutiles más elevados, donde las energías son aún más elevadas y sutiles. 

Bueno, hasta aquí la descripción profunda que hace Fulla Horak de los niveles del Cielo y de las ataduras que se van desatando en cada uno hasta llegar a la perfección espiritual.  

Y me gustaría preguntarte cuáles de estos niveles que describe Fulla Horak te impactaron más.

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¿Cómo Sentiremos en el Cielo si uno de nuestros Seres Queridos Cae en el Infierno?

Cómo manejaremos los recuerdos de las cosas malas de la Tierra, cuando hayamos llegado al Cielo.

Cuando estemos en el Cielo viviremos ante la presencia permanente de Dios y con un cuerpo glorificado.

Tenemos bastantes datos sobre las principales cualidades físicas que tendremos.

También está relativamente explicado que emociones prevalecerán entre nosotros: amor, gratitud, alegría.

Sin embargo es más impreciso lo que sucederá con los recuerdos del pasado cuando dejemos la Tierra.

¿Cómo vamos a manejar nuestros recuerdos de los pecados cometidos?

¿Podremos cambiar algo de nuestro pasado y reparar los daños?

Y sobre todo algo que preocupa mucho en el día de hoy, porque cada vez hay más separación entre la luz y la oscuridad.

¿Cómo vamos a sentir respecto a aquellos seres queridos con los que eventualmente estaremos separados por toda la eternidad porque no eligieron a Dios?

Aquí hablaremos sobre cómo se van a borrar definitivamente nuestros malos recuerdos en el Cielo, y qué sucederá con nuestras emociones si algún ser querido termina en la condenación eterna.

Quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte probablemente nos han acercado algunos aspectos de la vida eterna que nos hacen pensar.

Una pista es que muchas personas que tuvieron experiencias cercanas a la muerte señalan que fueron recibidas por familiares y amigos, por lo que existiría una memoria del pasado.

Y los vínculos del pasado seguirían, por lo menos los positivos.

Y por otro lado, no ha aparecido ninguna mención a la angustia de estar separados eternamente con seres queridos que se rebelaron contra Dios, ni siquiera preguntas sobre ellos.

Cuando estemos en el Cielo, luego de la resurrección y del juicio final, vamos a tener un cuerpo glorificado.

Es el propio cuerpo que tuvimos en la Tierra, pero con algunas características diferentes que muestran la gloria a la que accedimos.

Nuestro cuerpo tendrá la cualidad de “agilidad», que significa que podremos ir a cualquier parte rápidamente y con facilidad.

Esto se asocia a otra cualidad que es la de “sutileza», que significa que nuestro cuerpo podrá penetrar y pasar por dentro de cosas sólidas.

Como cuando Jesús después de su resurrección, entró dónde estaban los apóstoles y María orando, aunque las puertas estaban cerradas por miedo a los judíos, como dice el evangelio.

Otra cualidad es nuestro “resplandor o brillo», nuestro cuerpo emitirá un brillo qué revela el desbordamiento de la gloria de Dios en el alma.

Y cada uno según su santidad emitirá más o menos claridad. Los santos mayores mostraran más gloria y por tanto más claridad.

Recordemos que ya en la Tierra Moisés tuvo que cubrir su rostro cuando bajó del Monte, porque su brillo era difícil de soportar para su pueblo.

Y también se cuenta que cuando unos herejes quisieron matar a Santo Domingo, vieron que emanaba de él una luz tan brillante, que no se atrevieron a tocarlo.

La intensidad de esa luz era la radiación que lo unía con Dios.

Por eso a veces se representa a Santo Domingo con una estrella en su casulla o en su hombro.

Nuestro cuerpo también será “impasible”, o sea que estará libre de dolor y muerte.

No experimentaremos emociones causadas por nuestra debilidad y pecados, y que provienen de nuestra vieja naturaleza egocéntrica, como el miedo, la preocupación, la ansiedad, la amargura, la ira, los celos.

Sino que viviremos permanentemente con emociones de amor, alegría, paz, gratitud, porque estaremos seguros de la presencia de Dios para siempre.

¿Y qué pasará con nuestros recuerdos y con las emociones asociadas a ellos?

¿Qué tipo de recuerdos vamos a mantener? ¿Qué pasará con nuestros malos recuerdos?

Teniendo en cuenta que nuestras vidas están llenas de pecado, las cosas malas que hemos hecho, así como las cosas malas que nos han hecho a nosotros, son una gran parte de lo que somos.

Esto es cierto incluso cuando aceptamos la oferta del perdón de Dios, porque no podemos simplemente eliminar nuestros recuerdos de las cosas malas que hicimos o nos hicieron, como si nunca existieron.

En el Cielo seremos la misma persona, lo que significa que tendremos todavía básicamente la misma memoria terrenal.

Y aun suponiendo que podemos hacer nuevos recuerdos en nuestra existencia eterna, los nuevos no van simplemente a reemplazar a los viejos.

¿Y qué sucede entonces con las cosas negativas de nuestro pasado?

¿Cómo vamos a ser capaces de recordar el pasado en el Cielo, de manera que todavía no le concedamos algún efecto de sentir negativo en el presente?

Es cierto que en la Tierra podemos cambiar nuestra manera de interpretar el pasado.

Cuando damos o recibimos el perdón, por ejemplo, podemos llegar a un acuerdo con las acciones pecaminosas de nuestro pasado, y quedar en paz porque fueron perdonadas.

Pero los hechos de los acontecimientos pasados siguen siendo los mismos.

Por mucho que quisiéramos que algún acontecimiento no hubiera ocurrido, o que pudiéramos cambiar las consecuencias de alguna acción pasada, el pasado sigue siendo una parte de nosotros y algo más allá de nuestro alcance.

Pero en el Cielo, el pasado se convertirá en un lugar en que podremos habitar durante todo el tiempo que se necesite para experimentar el poder sanador del amor de Dios.

Ahí sí podremos sanar los malos recuerdos.

Sanar de aquellas cosas en que nos equivocamos y de las que aún no nos perdonamos del todo, y que vuelven recurrentemente a nuestra memoria.

Podríamos ser capaces de cambiar los acontecimientos pasados que se necesitan cambiar verdaderamente en nuestro corazón y mente, y no sólo por la reinterpretación de ellos.

Tal vez seremos capaces de cumplir con los que hemos herido, y los que nos han herido a nosotros, y dejar que Dios haga las cosas bien.

Así como los médicos terrenales pueden operar con una de nuestras partes corporales, por ejemplo una cirugía en una pierna, Dios podrá operar en nuestro corazón de manera que podamos sanar definitivamente nuestros malos recuerdos.

¿Y cómo seremos felices en el Cielo sabiendo nuestra separación eterna de un ser querido?

Por ejemplo, lo que hoy es tema de dolor de muchas madres con sus hijos.

El Catecismo de la Iglesia Católica enseña que en el Juicio Final “la verdad de la relación de cada hombre con Dios, será puesta al desnudo”, numeral 1039.

Esto significa que el bienaventurado en el Cielo sabrá cuáles de sus seres queridos están en el infierno.

¿Y no se sentirán infelices por esto?

Para aclarar esto deberemos ir sobre las escrituras.

En primer lugar, Jesús nos advirtió que si amas a tu padre o madre más que a Él, no eres digno de Él; o si amas a tu hijo o a tu hija más que a Él, Mateo 10:37.

Dios es lo más grande imaginable, por lo tanto, mantener a nuestras familias, pero perderlo a Él, sería una pérdida indescriptible.

Tenemos que mantener nuestros amores en su orden correcto.

De modo que los que obstinadamente pierden el Cielo no podrían estropear el Cielo para aquellos que lo aceptan.

Pero más aún, la Biblia enseña que Dios enjugará toda lágrima de los ojos, Apocalipsis 21: 4.

San Pablo escribe que el Cielo estará más allá de nuestra comprensión o de la imaginación, en sus numerosas cartas.

Que no podemos entender esto ahora, pero lo haremos en el futuro histórico.

Y mientras que es actualmente difícil de entender, la Biblia promete que esto tendrá sentido en la eternidad.

En el Cielo, vamos a ver con una nueva y mucha mejor perspectiva las cosas y las relaciones.

Vamos a estar totalmente de acuerdo con el juicio de Dios sobre los malos.

Recuerda que los mártires en el Cielo claman a Dios para juzgar a las personas malas sobre la Tierra, dice Apocalipsis 6: 9.

En el Cielo, nunca vamos a cuestionar la justicia de Dios, preguntándonos cómo Él podría enviar lo que consideramos buena gente al infierno.

Más bien, vamos a ser abrumados con su gracia, maravillándonos de lo que hizo para enviar al Cielo a personas que creíamos malas.

En el Cielo veremos claramente que Dios se reveló a cada persona y que ha dado suficientes oportunidades para que cada corazón y cada conciencia lo busquen y respondan a Él.

Y que tuvieron su oportunidad en la Tierra, muchas veces, pero todas las veces se rebelaron.

En el Cielo vamos a abrazar la santidad y la justicia de Dios. 

Vamos a alabarlo por su bondad y gracia. Dios será nuestra fuente de alegría.

La pequeña y lejana sombra del infierno no va a interferir con la grandeza de Dios o nuestra alegría.

Por otro lado, nuestro amor por los demás en el Cielo estará directamente vinculado a Dios, que es el objeto central de nuestro amor.

No vamos a añorar nuestra relación con aquellos que cayeron en el infierno, porque cuando vemos a Jesús como Él es, lo amaremos solamente a Él, y lo que le agrada, glorifica y lo refleja.

Lo que nos había encantado en los que murieron sin Cristo, era la belleza de Dios que una vez creímos ver en ellos.

Y cuando Dios se retire para siempre de ellos, ya no cargarán con su imagen y ya no reflejarán su belleza.

Aunque en teoría sean las mismas personas, sin Dios van a ser despojados de todas las cualidades que nos encantaron.

Por lo tanto, paradójicamente, en un sentido no van a ser las personas que una vez amamos.

Y podemos estar absolutamente seguros que el infierno no tendrá algún tipo de poder sobre el Cielo, ni ninguna miseria del infierno jamás vetará cualquiera alegría del Cielo.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos informar sobre qué sucederá con nuestros recuerdos de la Tierra cuando estemos en el Cielo, una explicación para que estemos tranquilos, de que todo en el Cielo va a ser para la mayor felicidad de los que aman a Dios.

Y me gustaría preguntarte si te has preguntado cómo te sentirías si algún ser querido cae en el infierno o no.

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Revelaciones extraordinarias sobre cómo Viven los Seres Humanos en el Cielo

Descripción del lugar donde viven los seres humanos salvados luego de la muerte.

Hoy hasta la ciencia está comenzando a admitir que hay vida después de la muerte de nuestro cuerpo en la Tierra.

Y esa vida sería eterna, por lo que es absolutamente importante saber cómo será.

Las Sagradas Escrituras, quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte y quienes han recibido mensajes de Jesucristo y la Santísima Virgen, nos permiten reconstruir cómo será la vida luego de la muerte.

Pero lo curioso es que se oye poco a los sacerdotes hablar de algo tan básico, porque si no existiera ese lugar, sería en vano la redención que vino a realizar Jesucristo.

Aquí hablaremos sobre como es el Cielo en el que vivirán los salvados luego de su muerte, que sucede allí adentro y cómo vive cada habitante del Paraíso. 

Cuando morimos, gran parte de las cosas terrenales que nos pertenecieron se reparten y somos rápidamente olvidados. 

Y cuando llegas al final de la vida, no puedes pensar otra cosa que has logrado poca cosa, de todas las que soñaste tener en la vida.

Porque no has tenido el tiempo ni los medios para realizar tus sueños y la absoluta mayoría de tus deseos han quedado por el camino.

Es que la naturaleza humana está herida por el pecado y tiene inclinación al mal, y eso nos hace tergiversar la verdad y vivir en medio de conflictos, que impiden que alcancemos, aunque sea una parte, de las metas que tuvimos.

Si eres perspicaz te persuadirás que nuestra travesía en la Tierra es muy corta y los logros escasos.

Y si eres razonable y puedes salir de tu entorno, o sufriste un golpe que te dio un baño de realidad, te darás cuenta que tu único objetivo debería ser actuar lo mejor posible para poder, llegado el momento, alcanzar ese lugar prometido por Dios, de felicidad eterna, donde te reunirás con tus familiares y amigos que han cruzado al otro lado de la orilla. 

Un día, después de la purificación de nuestros pecados en la Tierra, nos encontraremos en el Paraíso, donde ya no existirán los males y donde saborearemos la abundancia de todo bien.

¿Te parece demasiada promesa? ¿Piensas que estoy exagerando? 

Sin embargo Jesucristo nos prometió que en la casa de Su Padre hay muchas mansiones y que tiene preparada una para cada uno de nosotros, Juan: 14.

Y además tenemos la promesa de la revelación bíblica de vivir la vida eterna junto a Dios por toda la eternidad, en ese lugar.

¿Y cómo sabemos que esto es real? Tenemos varias fuentes que se confirman mutuamente.

Por un lado, están quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte. 

Cientos de personas han testimoniado que han muerto, comienzan a flotar hacia arriba, pasan por un túnel oscuro y son dirigidos hacia una luz muy brillante.

Y al final se encuentran con sus abuelos, con sus padres y hermanos que ya fallecieron, que los reciben con júbilo. 

En todas partes ven una luz muy hermosa y brillante y el lugar está lleno de colores, animales y plantas maravillosos, y hay un amor y paz indescriptibles.

Además su cuerpo tiene cualidades extra, como por ejemplo que no tiene que girar la cabeza para mirar alrededor, pueden ver 360 grados a su alrededor.

Pero luego reciben la orden que deben volver a la Tierra, y de regreso se vuelven más espirituales y amorosos, dejan de tenerle miedo a la muerte y trabajan para llegar allí luego de la muerte.

Y ellos nos cuentan lo que vieron y oyeron.

La existencia de este lugar también la sabemos por mensajes que el Señor y la Santísima Virgen les ha dado a varios místicos a través de la historia.

Incluso a algunos videntes los han llevado a mostrar el Cielo.

Y también por las descripciones bíblicas de ese lugar que se dan en el Apocalipsis, en el libro del profeta Ezequiel del Antiguo Testamento, y las que da el propio San Pablo, que se supone que fue llevado allí.

¿Y cómo son esas moradas y cómo viviremos?

Podemos retratar el Cielo solamente en términos de lo que conocemos en la Tierra.

Hay muchas cosas que no pueden describir quienes han estado allí, porque no hay términos para describirlo.

En la Tierra vivimos en un valle de tinieblas y lágrimas, reducidos a imaginar, generalmente con cierto tono de duda, lo que hay después de la muerte y lo que encontraremos en el Cielo. 

Pero incluso si nuestra imaginación se desborda, estaremos lejos de la realidad.

En el cielo no hay enfermedad, fatiga, hambre ni sed. 

No hay muerte ni nada negativo, todo es positivo y lleno de luz.

Los paisajes son sublimes y de una magnificencia indescriptible.

Hay flores magníficas, perfumes deliciosos y fragantes, árboles cubiertos de multitud de pájaros multicolores, vegetación exuberante, hierba dorada y viva que refleja el amor divino.

Ninguna voz humana, ningún instrumento musical podrá jamás emitir toda la amplitud de cantos y melodías que resuenan desde la inefable Jerusalén Celestial.

En el Cielo, nuestra inteligencia está plenamente satisfecha. 

Conoceremos todas las maravillas y todos los secretos de la creación, o sea todos los misterios de la naturaleza que, de momento, no podemos comprender.

El cielo es el descanso de la voluntad de los hombres y el apaciguamiento de todos los deseos de su corazón. 

Donde las alegrías son duraderas y la felicidad no se distribuye gota a gota, sino en sobreabundancia.

Pero además algo que quizás no se comprenda bien es que el Cielo está hecho de variedad y no de uniformidad. 

El Paraíso no es un estado donde todos se encuentran comúnmente con el mismo rostro, en la misma barca, como espectadores pasivos de la luz que Dios les ofrece y sólo cantándole alabanzas a Él.

Allí sucede otra cosa, es toda la humanidad que se junta en su variedad más total, un poco como en un concierto sinfónico, donde todos los instrumentos juntos se funden en un todo armónico e integral.

En el Cielo no hay desigualdad, pero sí diferencias que corresponden a las variadas personalidades. 

Tendremos sentidos que no puedes imaginar.

Podremos estar en varios lugares al mismo tiempo y realizar diferentes servicios, con el único fin de llevar amor y deleite a nuestro corazón.

Sentiremos una paz profunda, junto con un sentimiento de seguridad total. 

Porque Jesús estará visiblemente presente en medio de todos nosotros, alto, majestuoso, irradiando luz y amor. 

Y nuestra alma es transportada a fundirse con Su corazón lleno de una inagotable ternura eterna. 

Incluso la imaginación más salvaje no podría concebir la visión del cielo y de Nuestro Señor al lado nuestro.

Dios ha plantado varios árboles en este jardín que no se parecen a los árboles del mundo.

Están siempre verdes, cubiertos de rico y agradable follaje, con ramas que se inclinan y se enderezan en ondas, esparciendo alegría y emitiendo sonidos deliciosos, que llenan el alma de placer y alegría.

Hay una maravillosa variedad de aves en los árboles, con alas de oro y piedras preciosas. 

Y su hermoso canto se escucha hasta los confines del cielo.

En el Cielo la gente sólo tiene felicidad en amar a Dios como el bien más preciado.

Y Él se hace accesible y personal con total humildad y alegría.

No hay enemigos, no hay desorden, no hay excesos y sobre todo nunca hay discordia, sólo amor perfecto y enriquecedor.

La decepción no existe, la vergüenza tampoco, nada se pierde, todo se gana. 

Todo el mundo está activo, pero tranquilo al mismo tiempo.

No hay pecado, ni siquiera la más pequeña imperfección, y nadie jamás experimenta el más mínimo indicio de aburrimiento. 

Todo allí es alegre, agradable, honorable, digno, hermoso y creativo.

En el Cielo no existe el tiempo y podemos crecer en el conocimiento y en la perfección. 

Todo lo que se dice, se hace y se produce es en un tiempo de ‘eterno presente’.

La familia se reconstituye y la vida allí es ardiente y excitante.

Cada sueño vive y cada deseo se cumple. 

Y otra cosa que llama la atención es la luz, que se irradia de un sólo lugar pero que lo penetra todo.

Y por lo tanto no hay una sola sombra.

La luz se absorbe por todos los objetos y se magnifica a medida que pasa de un objeto a otro.

En cada edificio por ejemplo, esa luz tiene matices fantásticos y personales, que cuando se mira de lejos muestra un espectáculo multicolor y permanentemente cambiante.  

Quienes han visto el cielo han dicho que han visto ciudades con torres y casas, campos, ríos y montañas.

Algunos edificios son de un solo piso, otros de dos pisos, de tres pisos.

La mayoría de los santos del cielo viven en casas, pero no hay dos casas iguales.

Cada casa tiene su propio diseño único y forma un paisaje impresionante visto desde el aire, encajando en un gran plan que produce placer a los sentidos y a la imaginación.

Tampoco hay dos calles iguales, entretejiendo un patrón que muestra una asombrosa obra maestra artística.

Los mismos colores de las casas, plata, oro, mármoles de todas las tonalidades, ébano, cobre, cristal, diamante, amatista, incluso algún tipo de metal púrpura, se entrelazan para formar un espléndido tapiz urbano.

El Cielo es el lugar donde encontrarás la felicidad perfecta, según los que lo vieron. 

Todos viven allí en el amor divino, no hay división ni odio, ni preocupación ni enfermedad.

Ya no envejecemos, permaneceremos siempre jóvenes y nunca experimentaremos hambre o sed.

Siempre hay alegría. 

Todos encontraremos la perfección, porque en el Cielo ya no hay impedimento alguno para ser cumplir el sueño con que Dios nos creó 

¿Es demasiado para que lo podamos creer?

Bueno hasta aquí cómo es el Cielo de acuerdo a toda la información disponible, aunque lamentablemente oímos hablar poco de él.

Y me gustaría preguntarte si alguna vez has oído alguna prédica de algún sacerdote describiendo el Cielo o no.

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Las 7 Pistas para saber si estas Caminando hacia al Cielo o no

La Biblias nos da pistas sobre el estado actual de nuestra salvación.

El tránsito en la tierra es una peregrinación a nuestro estado final que es la vida eterna en el Cielo.

Dios quiere que todos los hombres vivan la vida eterna junto a Él, para eso nos creó.

Y si bien es una gracia de Dios otorgar ese pase a la vida eterna, no es menos cierto que nuestro libre albedrío puede conspirar para que lleguemos a buen término.

Dios no nos exige que lo elijamos a Él, nosotros tenemos libertad para no hacerlo.

Pero debemos tener claro que nada manchado entra en el cielo.

Y que si no nos quitamos las manchas que nos hacen inelegibles para el cielo, entonces no entraremos en él.

Dios nos va a ayudar a quitarnos esas manchas si se lo pedimos y perseveramos.

Pero también nosotros deberíamos tener claro, las pistas que nos indican si vamos por el buen camino o no, para no llevarnos una sorpresa el último día.

Aquí hablaremos sobre las pistas que Dios ha dejado en la Biblia, que nos indican si estamos yendo por el buen camino hacia el cielo, o nos estamos desviando y con peligro de ir por otro camino.

La mayoría de las personas en el mundo creen que existe otra vida después de la muerte física.

Y que luego de la vida en la tierra tendremos una existencia eterna.

A su vez la mayoría cree que hay un filtro que permite a algunos entrar en esa vida eterna y a otros no.

A esto el cristianismo le llama salvación. Algunas personas serán salvadas para la vida eterna y otras no.

Dios creó a la humanidad para la vida eterna junto a Él, pero también optó por no obligarnos a aceptar su regalo de amor.

Los primeros padres de la humanidad se rebelaron contra Él.

Este pecado creó un abismo entre Dios y los humanos, y los alejó de la posibilidad de vivir la vida eterna junto a Él.

Y entonces su amor por la criatura humana hizo que Dios mandara a Su hijo a revertir el hecho.

La encarnación de Su hijo fue necesaria por la gravedad de la herida del pecado.

Y así pagó voluntariamente por nuestra desobediencia mediante su sufrimiento y crucifixión.

Con esto la raza humana mereció la redención, aunque seguimos teniendo una tendencia al pecado original, de nuestros primeros padres.

Y a partir de allí la salvación es un fenómeno individual, pero sigue siendo un regalo de Dios. 

El Concilio de Trento describió que el proceso de salvación individual comienza con la gracia de Dios que llama a la persona al arrepentimiento.

Esta gracia es gratuita, inmerecida, y su única fuente es el amor y la misericordia de Dios.

Pero aún con esta gracia se conserva el libre albedrío.

Porque cada persona puede aceptar la propuesta de Dios o puede rechazarla y permanecer en el pecado.

Quién acepta la salvación es porque asume que es pecador, cree en las promesas de Dios, espera su misericordia y tiene un santo temor de su justicia.

Desarrolla un amor hacia Dios, comienza a detestar el pecado y a amar la justicia de Dios.

Y a partir de allí viene la justificación de esa persona, que significa su santificación y renovación interior.

Esto se logra mediante la recepción voluntaria de los dones y la gracia de Dios.

Entonces el hombre deja de ser injusto, se convierte en amigo de Dios y desarrolla la esperanza en su salvación para la vida eterna.

El proceso de justificación es algo que dura toda la vida y comienza cuando nuestro bautismo y conversión.

Y el último escalón ocurre el último día de nuestra vida.

En Mateo 24:13 dice que el que persevere hasta el fin será salvo, esto quiere decir que la salvación final de una persona depende del estado de su alma al morir.

De modo que tenemos que estar atentos, porque existe la posibilidad de una pérdida de justificación.

Aunque también existe la posibilidad de una re justificación, cuando la persona peca y luego regresa a la comunión con Dios.

Para esto es muy importante el sacramento de la reconciliación, o sea la confesión.

Entonces, cuando a un católico le preguntan si está salvado, dirá que a nivel genérico ha sido salvado por el sacrificio de Jesucristo.

Pero a nivel individual está siendo salvado, tiene la esperanza de ser salvado, está confiando en las promesas de Dios y resolviendo su salvación, mediante el santo temor de no cumplir Sus mandamientos.

De modo que lo que dicen algunos protestantes, de que una vez salvado estas salvado para siempre, no es bíblico, ni funciona así en la realidad.

Si la persona muere en amistad con Dios irá al cielo, quizás con una etapa intermedia en el purgatorio.

Y si muere en estado de pecado mortal, rebelado contra Dios, su destino es el infierno.

Sin embargo los católicos no viven con terror si serán salvados o no.

Ya saben lo que tienen que hacer: alejarse de los pecados graves, evitar las tentaciones, y tener fe en las promesas de Dios.

Pero es necesario insistir que la salvación es un regalo de Dios, de modo que los no creyentes y los pecadores también pueden salvarse como sucedió con el buen ladrón en la cruz, a quien Jesús dijo que mañana estaría con Él en el paraíso.

Pero, ¿quién quiere jugar con su alma eterna y suponer que, justo antes de morir, Dios le dará el don de la fe en Jesucristo, la contrición perfecta por todos sus pecados mortales, e incluso el tiempo para arrepentirse?

La Iglesia Católica enseña que uno puede tener pistas sobre su propia salvación para no jugar a la ruleta rusa.

La pista central es que debemos creer que existe la vida eterna, que nuestra vida no se acaba en la tierra.

Juan 14 registra que Jesús dijo que en la casa de Su Padre hay muchas moradas y que Él fue a preparar el lugar para nosotros. 

La segunda pista es que debemos transitar el camino estrecho para llegar, no la calle ancha de los placeres terrenales.

Y esto se ejemplifica en la vida que llevaron Jesús y sus seguidores: automortificación, limosna, oración constante, perdón, etc.

La pista número tres en la lista es creer que Jesús es «el camino, la verdad y la vida», Juan 14:6. 

Llegar a la creencia de que Jesús es Dios nos inicia en el camino al cielo. 

Y no tener esa fe es el pecado que nunca será perdonado.

En cuarto lugar el bautismo, porque dice Marcos 16:16 que el que crea y sea bautizado será salvo.

En quinto lugar hacer el bien, o sea hacer obras que demuestren la fe. 

antiago 2:26 dice que «la fe sin obras es muerta» y la razón por la que Jesús maldijo la higuera es que no dio frutos, Marcos 11:21.

Entonces, si quieres ir al cielo, sal al mundo e imita la vida de Cristo haciendo tantas buenas obras como puedas, por fe y amor a Jesús.

En Mateo 25 se registra quienes heredarán el reino preparado por el Padre, y menciona estos gestos, 

«tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, fui forastero y me acogiste, estuve desnudo y me vestiste, estuve enfermo y me visitaste, estuve en la cárcel y me viniste a ver».

Y para complementar esto, también la bibla habla de las obras que nos alejan de la salvación, en Gálatas 5 vemos que son, fornicación, impureza, desenfreno, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, ira, contiendas, disensiones, partidismos, envidia, borracheras, orgías.

La sexta pista que nos da la biblia para entrar al cielo es lo que registra Mateo 13, dice «si no os volvéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos». 

Ser como un niño no es lo mismo que ser infantil. 

Ser como un niño significa ser inocente, manso y humilde, y tener total confianza en el Padre para que lo cuide, pase lo que pase. 

Ningún niño se preocupa por el dinero, la ropa o las promociones en el trabajo; lo que Jesús está diciendo es que los infantes tienen la fe para entrar al cielo. 

Y la séptima pista es que debemos ser limpios y santos.

Porque en Apocalipsis 21 dice que nada inmundo entrará en el cielo.

Permanecer limpios en esta sociedad dominada por lo inmundo sólo puede ser logrado a través del sacramento de la confesión.

En resumen, para entrar al cielo debemos ser santos.

¿Y cuál es la mejor manera de hacerlo en la práctica?

Pon a Dios primero en tu vida.

Ten total confianza en Jesús pase lo que pase. 

Ve a misa diaria y comulga.

Reza diariamente el Rosario y la Coronilla de la Divina Misericordia, por la conversión de los pecadores y por las almas del purgatorio.

Ve a adoración y confesión con frecuencia. 

Perdona a los demás como hizo Jesús desde la cruz a sus torturadores. 

Da limosna a los pobres y ayuda a los desposeídos, aunque sea solo escuchándolos. 

Conságrate a Jesús a través del Inmaculado Corazón de María. 

Agradece a Dios por todo, incluso por tus cruces.

Sé humilde. 

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre las 7 pistas para saber nuestro estado en el camino de la salvación.

Y me gustaría preguntarte si crees que hay pistas adicionales y cuales son.  

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¡Algo Único! el Caso Extraordinario de una Joven Entrando a la Otra Vida

Cómo se descorre el velo y que ve detrás de él.

Todos tendremos que pasar por esto y debemos saber que la mayoría de los pasajes a la otra vida son de forma apacible.

Que días y semanas antes el velo se adelgaza y el moribundo ya ve su nueva morada y a quienes le esperan.

Y vienen a él seres queridos y otras figuras para ayudarles en el pasaje.

Mientras que quienes están a su lado, presencian algunas veces hechos inusuales a su alrededor, que no parecieran de este mundo. 

Aquí hablaremos de lo que sucede durante el pasaje y especialmente del extraordinario caso de una joven, que fue contando a su madre las cosas que iba viendo en las semanas previas a su pasaje.

La mayoría de los pasajes a la otra vida son tranquilos y generan una sensación de paz en los que están al lado.

Hay cuentos de luces actuando en la habitación. 

Y muchos signos que muestran que la distancia entre este mundo y el Cielo prácticamente no existe.

Como si coexistieran en el mismo lugar físico, pero en otra dimensión.

Así puede interpretarse incluso lo que dijo Jesús que el Reino de los Cielos ya está aquí.

Cuando la muerte, el velo que separa ambos mundos se hace más delgado y traslúcido.

Y quienes van a pasar al otro mundo pueden ver una parte de él e incluso a quienes los vienen a buscar para guiarlos a su nueva morada.

Hay evidencias que muestran que los moribundos son preparados semanas antes de morir para hacer el pasaje.

Y los vienen a visitar ángeles y personas ya muertas para que lo hagan en paz.

Los moribundos son visitados por sus familiares cercanos que ya han muerto y les dicen que los están esperando.

Les comentan su alegría de que van a estar junto a ellos.

Y les trasmiten que no están solos, que no tengan miedo.

Enfermeras de larga trayectoria, que han visto miles de casos, afirman que los moribundos tienen una conexión con el próximo mundo.

Y ellas mismas dicen que a veces escuchan voces y coros cantando.

Algunos moribundos dicen que ven lugares donde estuvieron antes y eran sus favoritos.

Y hay relatos de luces actuando en la habitación en el momento de la revisión de la vida que hace el moribundo, que ha sido presenciado externamente.

Ven personas y un mundo que nosotros no podemos ver.

Están ya en una realidad paralela pero muchas veces con su corazón dividido.

Porque por un lado están viendo realmente la hermosura del mundo al que van a pasar y a sus seres queridos que los esperan.

Y por otro están los apegos con sus seres queridos de este mundo, las cosas pendientes y el miedo a cosas desconocidas.  

Según estudios recientes alrededor del 10% de las personas están conscientes poco antes de su muerte. 

Y dos tercios de ellas han tenido visiones sobrenaturales en el lecho de muerte.

Sin embargo el número de personas que experimentan estas visiones es muchísimo más grande, si tomamos en cuenta los días y semanas previos a su muerte.

Las visiones ocurren especialmente en una esquina de la habitación, en el techo.

Los moribundos suelen apuntar al techo y hablan con alguien o algo invisible, que para ellos es real.

Y sus familiares o cuidadores no pueden ver la visión o participar en la conversación, pero comprenden y tienen atisbos que hay algo allí.

Estas visiones en el lecho de muerte suceden horas o semanas antes del pasaje.

Incluso hay casos famosos.

Las últimas palabras que dijo Steve Jobs, el fundador de Apple, fueron «¡Oh guau! ¡Oh guau!», expresando asombro de lo que veía.

Y Tomás Edison dijo «es muy hermoso allí».

Este tipo de expresiones no aparecen en situaciones atemorizantes, por ejemplo como cuando una persona queda atrapada en un ascensor o se pierde en una ciudad extranjera.

Los materialistas dan la explicación de que se trata de reacciones químicas del cerebro ya con falta de oxígenos, pero no pueden explicar por ejemplo lo que perciben las personas que están alrededor del moribundo.

Las enfermeras dicen que ellas mismas a veces sienten cosas, como por ejemplo sonidos que no pueden explicar.

O una brisa fresca que pasa a su lado. O visiones de tipo fantasmal caminando por un corredor.

Y familiares que están al lado del moribundo ven luces brillantes que parecen reunirse alrededor y está como en una puerta de entrada.

Una hija por ejemplo vio una luz de forma diferente alrededor de su madre, que parecía cambiar cuando ella murió.

Y un médico canadiense llegó a ver un paciente extrañamente iluminado de pie al final de un pasillo del hospital mirando algo.

Había un tipo de luz que emanaba de él, una luz clara, y sintió como si estuviera viendo su alma.

Y era como si estuviera rodeado por presencias invisibles para ayudar.

Muchas de las experiencias vividas por enfermeras, médicos y familiares quedan en lo privado.

Pero hay un caso impresionante, que se ha divulgado, de una niña que fue entrando al cielo de a poco, plácidamente, y vio a Jesús antes de morir, en el 2014.

Y se lo fue contando a su madre.

A los siete meses, los médicos descubrieron un defecto congénito del corazón de Giselle conocido como tetralogía de Fallot, la causa más común del síndrome del bebé azul. 

Algunos expertos médicos dijeron que Giselle – la más joven de cuatro hijos – podría vivir hasta los 30, otros dijeron que no debería estar viva.

Dos meses más tarde, los médicos le realizaron una cirugía de corazón.

Y descubrieron que las conexiones entre el corazón y los pulmones de Giselle parecían un plato de espaguetis, con pequeñas venas filiformes que habían surgido, en un intento de compensar las arterias que faltaban.

Después de esta cirugía, los expertos recomendaron una variedad de opciones quirúrgicas adicionales, y algunos procedimientos considerados de riesgo.

Tamara y Joe sus padres, decidieron en contra de otras cirugías, pero siguieron las prescripciones de los médicos con una larga lista de medicamentos.

Tomaba medicamentos cada dos horas e inyecciones dos veces al día.

Sin embargo Giselle era una niña brillante, aprendió el alfabeto a los 10 meses de edad.

Le encantaba ir al zoológico y montaba a caballo.

Siempre estaba cantando.

Pero en la medida que pasaban los meses, las manos de Giselle, pies y labios comenzaron a mostrar un ligero tono azulado.

Muestras de que su corazón no estaba funcionando correctamente.

Después de su segundo cumpleaños, ella tuvo su primera visión de Jesús.

Sólo unas pocas semanas antes de su fallecimiento, mirando una esquina de la habitación dijo.

«Jesús. Hola. Hola Jesús»

«¿Qué ves, cariño?», preguntó Tamara.

«Hola Jesús». Giselle continuó diciendo con sus ojos llenos de alegría.

«¿Dónde está?»

«Justo ahí», y señaló la esquina.

Giselle tuvo al menos dos visiones más de Jesús en las semanas antes de su pasaje.

Una ocurrió en el automóvil y otra en una tienda.

Un día en el coche, Giselle comenzó a cantar espontáneamente un himno navideño.

¿Cómo sabe Giselle esa canción de Navidad?, porque según su madre Giselle nunca había escuchado el himno antes.

Y en las semanas previas a su muerte, ella de repente empezó a cantar el «Aleluya», mientras caminaba alrededor de la casa.

Su abuela cree que Ella tenía un pie en la tierra y un pie en el cielo, y se había unido a la adoración en el cielo.

Una semana antes de su muerte, Giselle estaba acostada en la cama, no se sentía bien, y apuntando hacia arriba en una esquina del techo dijo,

«Hey caballito. Hola».

«¿Dónde está el caballito?», preguntó su mamá.

«Ahí…» y señaló la esquina.

Ella también dijo que veía una «gatita», pero Tamara está convencida que vio a un león, una visión de la colección de animales maravillosos que habitan en el cielo.

Cuatro días antes de su pasaje la condición de Giselle se deterioró.

Se estaba poniendo cada vez más débil, sus manos y pies empezaron con hormigueo y estaban cada vez más azules.

La pequeña Giselle dejó este mundo en brazos de su madre, en casa, y abrazadas por Joe su padre, dejando escapar un gemido suave, como de tranquilidad y confianza.

Así es como suceden la mayoría de los pasajes según las enfermeras, con una sensación de paz en los que están al lado.

En resumen, semanas antes del pasaje a la otra vida, el velo entre este mundo y el otro se adelgaza para los moribundos, pueden ver atisbos de la nueva vida e incluso les visitan familiares fallecidos para ayudarles en el pasaje.

Y también aparecen ángeles, Jesús y la Virgen María.

La mayoría de las muertes son así, apacibles, en paz.

Y muchas veces los acompañantes tienen evidencias externas de este proceso a través de luminosidades y sonidos no naturales.

La actitud del que está al lado debe ser de ayuda en este proceso y no de contradicción, sugiriendo al moribundo que tiene alucinaciones, porque la evidencia apunta que en general no lo son.    

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre el pasaje de los moribundos a la otra vida trayendo el caso extraordinario de una niña en la que sus padres vieron cómo su hija fue pasando poco a poco el umbral.

Y me gustaría preguntarte si has tenido alguna experiencia de este tipo con alguien o has sabido de alguien que la haya tenido.

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Por qué Pensar en las Maravillas del Cielo nos mantendrá Firmes ante el Ataque Demoníaco actual

Lo que nos dicen los santos.

Los tiempos finales se caracterizan por un ataque masivo de los demonios sobre la tierra y la Iglesia, de lo que han tenido visiones varios santos desde hace más o menos un siglo.

Todos lo estamos experimentando, y será más intenso en la medida que se acerque el momento en que el Señor quebrará el poder del maligno.

Esto nos exigirá mucha firmeza, porque la presión para que perdamos la fe será cada vez más intensa.

¿Y cuál es el antídoto espiritual que nos ha dado Dios?

La gran promesa del cielo

Que es la gran meta que no debemos olvidar ni un segundo.

Porque será nuestra guía, y sobre todo nuestro consuelo, en las dificultades y tentaciones en los tiempos que estamos cursando, con los demonios desatados tratando de cosechar la mayor cantidad de almas para su oscuro reino.

Aquí hablaremos sobre las maravillas del cielo contadas por santos que han sido llevados allí, y por qué es tan importante enfocarnos en eso, en estos momentos.

En Alemania había dos monjes muy amigos, Rufus y Rufinus que en sus horas libres no hacían más que imaginar cómo sería el cielo.

Al final llegaron al acuerdo que el primero que muriese volvería la noche siguiente para asegurar al amigo si era como habían imaginado.

La contraseña consistiría en que si era como habían pensado, diría simplemente es así, y si fuese de otro modo, diría es diferente.

Rufinus murió y Rufus veló tembloroso toda la noche, pero no pasó nada. 

Esperó con vigilias y ayunos semanas y meses, pero no pasó nada. 

Finalmente, en el aniversario de su muerte, Rufinus entra en un halo de luz en la celda de su amigo. 

Y viendo que callaba Rufus le preguntó: ¿Es así? Pero el amigo sacudió la cabeza en ademán negativo. 

Desesperado entonces gritó: ¿Es diferente? Y de nuevo, el signo negativo con la cabeza.

Y, finalmente de los labios cerrados de Rufinus brotaron como un soplo dos palabras: totalmente diferente. 

Rufus comprendió inmediatamente que el cielo es infinitamente más de lo que habían imaginado, es algo indescriptible.

Y al poco tiempo Rufus murió por el intenso deseo de experimentarlo.

Ciertamente el cielo es algo imposible de imaginar, pero maravilloso. 

Por eso San Pablo, que tuvo la experiencia celestial, dice que «Ni el ojo vio ni el oído oyó, ni vino a la mente del hombre, lo que Dios ha preparado para los que le aman».

Muchos santos han sido llevados al cielo y han visto estas cosas inefables, que es bueno recordar cada vez que nos asalta una tentación, o cuando pensamos en las cosas amargas de la vida y nuestras frustraciones, o cuando nos amenazan para que perdamos la fe y tenemos miedo.

Esta vida es una prueba, un valle de lágrimas para prepararnos para la vida eterna en el cielo.

El principal gozo del cielo es la visión beatífica de Dios, o sea conocerlo completamente en su amor por nosotros. 

Pero también hay otras alegrías como el reencuentro con nuestros seres queridos, deleites sensoriales del cuerpo glorificado, como la belleza deslumbrante y el deleite para los oídos.

Allí nuestros cuerpos no necesitarán comer para vivir allí, pero la comida será un placer adicional. 

Y el alma se alegrará por la felicidad y la alegría constantes.

Viviremos en un cuerpo glorificado, que Santo Tomás de Aquino dice que en primer lugar, será incapaz de sufrir dolor físico, enfermedad o muerte. 

En segundo lugar, no habrá imperfecciones en el cuerpo sino una nueva forma de belleza. 

Seguirá siendo el propio cuerpo de uno, pero restaurado y glorificado. 

Viviendo en la perpetua juventud de nuestra treintena de años. 

En tercer lugar, los cuerpos glorificados poseerán la sutileza de atravesar paredes por ejemplo, por estar bajo el mando del alma. 

En cuarto lugar, la agilidad le permitirá al cuerpo viajar inmediatamente a cualquier distancia en un abrir y cerrar de ojos. 

El cielo no es estático, el nuevo cuerpo implica movimiento y funcionalidad.

En quinto lugar, el cuerpo glorificado brillará como el sol, el resplandor que vieron los apóstoles en la transfiguración de Jesús en el monte Tabor. 

Todos los santos que tuvieron visiones del cielo hablan de su belleza sublime.

Dios ha permitido estas experiencias en algunos santos para que nos cuenten cómo será nuestra morada eterna.

Por ejemplo, Santa Ana Schaffer vio, en su visita de tres días al cielo, que las nubes se abrieron y apareció un maravilloso jardín lleno de flores, en el que pudo caminar una gran distancia.

Vio prados y bosques, ríos y montañas, casas y edificios, pero todo es transparente y espiritualizado, mientras que aquí en la tierra todo está contaminado, ella dijo.

Santo Domingo Savio le habló a Don Bosco de una especie de prado florido donde hay plantas que no conocemos.

La misma hierba, las flores, los árboles y la fruta, todos eran de una belleza singular y magnífica. 

Y ni que hablar de sus sabores y aromas maravillosos. 

Y Don Bosco le pidió ver algo, pero Santo Domingo le dijo que nadie puede verlo hasta que haya llegado a ver a Dios tal como es. 

Porque el rayo más débil de la luz del cielo lo golpearía instantáneamente y lo mataría, porque los sentidos humanos no son lo suficientemente fuertes para soportar tanta grandiosidad. 

Santa Teresa de Ávila vio agua muy clara fluyendo sobre un lecho de cristal, iluminada por el sol.

Y por el otro lado vio cómo la luz no se desvanece, no se conoce la noche, siempre hay luz, nada la perturba.

Y dice que mientras estaba allí, disfrutando del esplendor de esos jardines, de repente escuchó la música más dulce que había oído, una melodía tan deliciosa y encantadora que nunca podría describirla adecuadamente.

Los santos místicos nos aseguran que para ver la belleza de Dios vale la pena soportar todo tipo de infiernos en la tierra. 

Imagina por ejemplo algo que te haga intensamente feliz, luego multiplícalo por mil millones. 

Y eso sólo es un bocado de la felicidad que fluye de la visión de Dios.

San Serafín de Sarov, que experimentó un éxtasis que duró cinco días, contempló el gozo y la belleza inexpresables del cielo y explicó que si supieras qué dulzura les espera a las almas de los justos en el cielo, estarías resuelto a soportar con gratitud todos los dolores, persecuciones e insultos en esta vida pasajera.

Santa Faustina Kowalska vio cómo todas las criaturas daban incesante alabanza y gloria a Dios. 

Y vio qué grande es la felicidad en Dios, que se extiende a todas las criaturas, haciéndolas felices.

Y esa felicidad es inmutable, siempre es nueva, se renueva constantemente.

Es la felicidad que viene de contemplar la vida interior de Dios.

No hay límite para la profundidad con la que uno puede sumergirse en Él. 

La felicidad de los santos en el cielo es dar y recibir la propia marea de felicidad de Dios.

Nada finito que suceda en la Tierra, ya sean placeres, riquezas, talentos, poder o prestigio, puede satisfacer el hambre de felicidad infinita que se encuentra dentro del corazón humano.

Sólo la bienaventuranza de estar con Dios puede saciarla, y eso han experimentado los santos que tuvieron visiones del cielo.

Pero además existe una felicidad adicional que se genera por el compartir entre los propios santos del cielo.

Porque ellos no solo reconocen a quienes conocían en este mundo, sino también a los que nunca vieron antes, y conversan con ellos de una manera tan familiar como si en tiempos pasados se hubieran visto y hubieran sido amigos.

Dice San Agustín que no tendremos otro deseo que permanecer allí eternamente.

La armonía será total, el deseo de uno será el deseo de todos y también el deseo de Dios.

San Alfonso María de Ligorio agrega que cada persona tiene un trato diferencial en el cielo, las recompensas no son iguales para todos, son a medida.

Y Santa Mariam Baouardy dice que en el cielo, las almas más hermosas son las que más han pecado, se han arrepentido y utilizaron sus miserias como abono para su crecimiento.

En definitiva, quienes han tenido visiones del cielo son unánimes al decir que es imposible describir la grandiosidad del cielo y la felicidad que una persona puede experimentar allí.

De modo que los problemas de la vida en la tierra se vuelven más fáciles de soportar, así como las persecuciones, cuando pensamos en que estamos viajando hacia el cielo.

Bueno hasta aquí lo que te queríamos contar sobre el cielo, algo sobre lo que muchos sacerdotes se han olvidado de predicar, aunque es consolador para nuestra alma mantener nuestros pensamientos diarios fijados en el cielo, especialmente en la tribulación que empezamos a cursar.

Porque las angustias, los miedos y los dolores se reducen a su verdadera proporción, si los comparamos con la gloriosa recompensa eterna de permanecer unidos al Señor, pase lo que pase.

Y me gustaría preguntarte si piensas en la recompensa del cielo cuando tienes problemas en la vida o sufres tentaciones o miedos, o no.

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¿Hay animales en el cielo? ¿Tu mascota irá al cielo contigo?

Te contestamos las preguntas que se hacen los amantes de los animales.

Algo que muchos cristianos amantes de los animales se preguntan es si habrá animales en el cielo.

Y en especial si su mascota estará con su dueño por la eternidad.

Porque no conciben la felicidad total sin su compañía.

¿Habrá animales en el cielo? ¿Te acompañará tu mascota cuando llegues allí?

Y en la soledad y distanciamiento en que viven hoy los seres humanos, esta pregunta adquiere más importancia.

Porque las mascotas están ocupando un papel cada vez más central en nuestras vidas.

Aquí hablaremos sobre el destino de los animales, si hay un cielo para nuestras mascotas, o sea si estarán junto con nosotros para la vida eterna.

Empecemos por tratar de ver cual es el valor que Dios le da a los animales, como para que puedan vivir la vida eterna.

Luego de la creación, Adán fue llamado por Yahvé a dar nombres a los animales (Génesis 2: 19), pero no fue invitado a dar nombre a las plantas o a los elementos del reino mineral. 

Dar nombre en lenguaje bíblico implica tener una relación más estrecha con el nombrado.

Entonces, claramente, los animales tienen cierta vinculación con el hombre, que los coloca por encima de otras creaciones.

Por otra parte sabemos que en el jardín del Edén, malogrado por Adán y Eva, había animales.

En la Sagrada Escritura se contabilizan hasta 120 especies distintas de animales, y de una variedad notable: desde el avestruz hasta el camello, el ciervo, el caballo, etc. 

Los animales también aparecen con frecuencia en las enseñanzas de Jesús: gorriones, ovejas, camellos, perros, peces, de manera amistosa y entrañable, excepto cuando habla de «raza de víboras», dirigido a los fariseos, y de «zorro», en alusión a Herodes. 

Cuando el diluvio destruye todo, Dios decide mantener ocho personas en el mundo, a Noé y su familia en un arca, que también era un zoológico flotante, con una pareja de cada especie animal.

Y cuando bajan las aguas, las personas y los animales recomponen el mundo en forma de una nueva creación. 

De modo que Dios consideró conveniente no sólo preservar a la humanidad para este nuevo comienzo, sino también a los animales.

Y un dato bíblico más. 

Cuando Dios amenazó con destruir Nínive, a menos que se apartara de sus malos caminos, los ciudadanos se arrepintieron con tanto celo que el rey ordenó un ayuno en toda la ciudad, en el que ni hombre, ni bestia, ni ganado ni rebaño debía comer ni beber.

Y pidió que tanto los hombres como las bestias debían cubrirse con cenizas en señal de penitencia (Génesis 3).

Además no hay que olvidar que el Espíritu Santo se presenta en forma de paloma.

Y luego Jesucristo eligió nacer en un pesebre junto a una mula y un buey, y más adelante entró mesianicamente a Jerusalén montado en un burro.

Por otro lado, un gran número de santos y papas tuvieron aprecio por el mundo animal.

San Francisco de Asís, además de predicar al hermano lobo al que domesticó, y los habitantes del pueblo de Gubbio se comprometieron a alimentarlo, tuvo en la alondra su animal preferido. 

Se cuenta que el día de su muerte una bandada revoloteó sobre el tejado de la casa donde el santo yacía y le ofreció el más bello recital de despedida.

También predicó a los pájaros, lo mismo que San Antonio predicó a los peces. 

Otro santo, san Juan Bosco, tuvo una amistad particular con un perro Gris, que le defendió de los muchos peligros que le acecharon en su vida. 

Otro perro famoso es sin duda el de san Roque, que cuando enfermó de peste por atender a miles de infectados y se retiró de la ciudad para no poner en peligro a los vecinos, se le apareció un perro guardián, que le llevaba todos los días un pancito de la mesa de su amo para alimentarlo.

Y San Felipe Neri, el apóstol de Roma, tenía un gran amor por los animales y cuando le regalaban alguna ave o animal vivo, lo regalaba a su vez, diciendo que no los matasen, sino que los conservaran vivos.

Los animales son criaturas de Dios, que los rodea de su solicitud providencial dice en Mateo 6: 16. 

Y  el Cántico de las criaturas en Daniel 3 dice «fieras y ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos».

Y como muestra tenemos el caso de la mula de Rímini que estaba hambrienta pero se arrodilló cuando San Antonio le exhibió el Santísimo Sacramento, en lugar de ir a comer. 

Por eso el catecismo de la Iglesia Católica numeral 2418 dirá que los animales, por su simple existencia, bendicen a Dios y le dan gloria, y que los hombres les deben aprecio.

Todo esto es para demostrar que los animales ocupan un lugar importante en el diseño de Dios, justo por debajo de los hombres, a quien creó a Su imagen y semejanza.

Y que la Iglesia y los santos se han preocupado por ellos, gozando de su compañía y dándoles su protección.

¿Pero esto significa que hay animales en el cielo?

Hay teólogos católicos que piensan que no hay animales en el cielo porque no tienen un alma inmortal como el hombre.

Sino que tienen lo que llaman alma sensible, que les permite moverse, sentir y responder a estímulos externos, y en algunos de ellos, realizar funciones mentales rudimentarias como el aprendizaje e incluso la comunicación.

Sin embargo hay algunas pistas bíblicas que vale la pena mencionar. 

El Apocalipsis 21: 1 nos habla que habrá un cielo nuevo y una tierra nueva, donde se recompondrá toda la creación al final de la historia. 

Y ¿cómo serán los cielos nuevos y la tierra nueva? 

Isaías lo describe como un lugar donde ya no hay llanto, sino regocijo. 

Dice que el lobo pastará junto al cordero (Isaías 65:25). 

Y también en Isaías 11: 6 dice que el puma se acostará junto al cabrito, y el ternero comerá al lado del león.

Así que cuando se recomponga la creación, en la Tierra y Cielos nuevos, parece que habrá animales.

Y varios de quienes tuvieron experiencias cercanas a la muerte han visto animales en lo que llamaron cielo, incluso animales fantásticos que no existen en la tierra.

Por ejemplo el niño norteamericano Colton Burpo que tuvo una experiencia cercana a la muerte a los cuatro años, dice haber estado con Jesús y contó que Nuestro Señor tiene un caballo con los colores del arcoiris. 

Por otra parte, el profeta Elías fue llevado al Cielo en un carro de fuego tirado por caballos, así que hay de estos animales en el Cielo. 

Entonces, luego de esto, la pregunta más importante para la mayoría es ¿en el cielo nos reencontraremos con nuestras mascotas?

Una teoría teológica afirma que como los animales no tienen alma eterna, en el Cielo no nos encontraremos con esa misma mascota, pero quizás haya otro animal del mismo tipo del nuestro, pero transformado.

Pueden estar ahí para acompañarnos, pero no van a tener una visión beatífica, o sea la visión intuitiva de la grandeza divina de Dios. 

Sin embargo este es un tema discutido entre los teólogos y la Iglesia no ha abierto opinión

Y finalmente hay otros teólogos que dicen que el que los animales no tengan alma del tipo que tienen los hombres, no significa que los animales queridos no estarán en el cielo. 

Cuando un niño pregunta: «¿Mi perro estará en el cielo?» 

La respuesta para ellos es que si eso te haría más feliz, entonces sí, lo estará. 

Los animales no son tan valiosos como las personas, pero Dios es su creador y ha tocado la vida de muchas personas a través de ellos. 

Para Él sería sencillo recrear una mascota en el cielo. 

No hay razones poderosas como para creer que no lo haría si eso agradara a los seres humanos.

Si Dios rehace la Tierra Nueva con hombres nuevos, con espíritus purificados y cuerpos gloriosos ¿no es esperable que haga lo mismo con los animales?

Porque los animales si bien no pueden pensar racionalmente como los hombres, son conscientes y tienen sentimientos, rasgos que trascienden las limitaciones de la mera materia.

La verdad es que no tenemos una respuesta definitiva de si estarán los animales o no en el Cielo, la Iglesia no se ha expedido. 

Sin embargo a muchos les es difícil concebir la visión beatífica y la vida en el Cielo sin compartirlo con todas las criaturas, en ese intercambio de amor entre Dios, sus seres humanos y sus criaturas restantes.

Dios nos pide que confiemos en él. 

Y al final, nos dará todo lo que necesitamos para tener la verdadera felicidad y disfrutar de su bondad.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre si habrá animales en el cielo y si nuestra querida mascota estará también en el cielo cuando nosotros lleguemos allí.

Y me gustaría preguntarte cuál es tu opinión, ¿habrá animales en el cielo? ¿serán los mismos con los que convivimos en la Tierra?

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Cómo será la Nueva Jerusalén que Bajará del Cielo al Final de los Tiempos

La Biblia nos da pantallazos entre líneas.

Nos da más indicios que los que la mayoría cree, porque no se suelen haber homilías sobre esto.

Estos pantallazos son altamente compatibles con lo que experimentaron los que tuvieron experiencias cercanas a la muerte.

La ciudad de los cielos será la Nueva Jerusalén que bajará a la Tierra.

Y será luego de la Segunda Venida de Cristo.

En este artículo hablaremos de las dos fuentes de información para hacernos una idea más completa de lo que será la vida eterna en el cielo.

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¿Qué Hace la Gente en el Cielo? ¿Sólo Alaba a Dios?

 

LA NUEVA JERUSALÉN SEGÚN LA BIBLIA

Al final de los tiempos aparecerá, a la vista de todos, una nueva tierra, la Nueva Jerusalén.
.
Una ciudad celestial que bajará a la tierra.

La ciudad celestial se describe en detalle en los capítulos 21 y 22 del libro del Apocalipsis.

Ésta será nuestra morada eterna.

Y será mucho más que una versión mejorada o moderna de Jerusalén antigua, la de la Tierra.

Porque el primer cielo (los cielos) y la primera tierra serán destruidos y el mar desaparecerá.

«Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva – porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya.

Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su esposo» (Ap 21:1-2)

Ahora la morada de Dios está con los hombres, y Él vivirá con ellos.

«Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado» (Ap 21: 4)

Esta morada eterna incluirá a Dios con su pueblo en un ambiente perfecto y eterno de paz.

Y para dar una idea más clara de su impresionante dimensión el Apocalipsis 21: 15-21 hablan de un cubo que tendrá 2222 kilómetros por lado, si lo llevamos a las medidas de hoy.

Esto quiere significar que cabrán todos, no deberíamos tomarlo como un indicador exacto de su tamaño.

Tendrá más de 600.000 pisos de altura y 12 puertas con los nombres de las 12 tribus de Israel.

Además de 12 pilares con los nombres de los apóstoles.

La ciudad será de tal magnificencia, que Juan dice está construida en una amplia gama de joyas y hecha de oro, en un intento de explicar el esplendor y detalles.

Las palabras en el Ap 21:18-21 ciertamente limitan lo que Juan podría describir, pero deja claro que la Nueva Jerusalén incluirá los rasgos más suntuosos imaginables; mucho más allá de cualquier cosa que esta tierra haya visto.

Hablamos de una ciudad, pero bien podría ser entendida como una dimensión en la que fácticamente pudieran haber varias ciudades, campos, ríos, etc.

Esta nueva ciudad no incluirá templo, ni sol ni luna. El Cordero (Jesús) será su luz.

«Pero no vi Santuario alguno en ella; porque el Señor, el Dios Todopoderoso, y el Cordero, es su Santuario.

La ciudad no necesita ni de sol ni de luna que la alumbren, porque la ilumina la gloria de Dios, y su lámpara es el Cordero.» (Ap 21: 22-23)

El Señor Dios y el Cordero, Jesucristo, servirán como templo y luz, proveyendo para cada necesidad de los habitantes de la Nueva Jerusalén.

En última instancia, la mayor alegría será morar juntos con todos los creyentes en la presencia del Señor, para siempre.

La tierra que comenzó con los humanos en un jardín terminará con Dios.

Y su existencia será perfectamente segura y sin pecado, porque,

«Nada profano entrará en ella, ni los que cometen abominación y mentira, sino solamente los inscritos en el libro de la vida del Cordero«. (Ap 21: 27)

Estas descripciones son perfectamente compatibles con quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte.

Sólo que se han referido como a una cadena de ciudades de luz.

Y a algunos edificios que han supuesto que eran catedrales por su aspecto exterior.

 

LAS CIUDADES DE LUZ EN LAS EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTES

Estas ciudades de luz han sido descritas por varios experimentadores usando adjetivos tales como: oro, hermoso, sobrenatural, cuento de hadas, indescriptible, más allá de todo lo que se puede describir, muy superior a cualquier cosa en la Tierra.

Un mundo entero hecho de luz y amor, que se irradia con luces multicolores, con música trascendental, lleno de seres ligeros, construidos de la luz más pura.

El Dr. Craig Lundahl ha reportado en sus investigaciones sobre los relatos de ciudades construidas de luz.

Y ha recibido reportes, que quienes murieron y luego revivieron, han visto a niños jugando en grandes ciudades doradas y a la gente ocupada en ciudades.

De lo que se infiere que hay más de una ciudad.

Por ejemplo Emanuel Tuwagirairmana relata que Jesús lo llevó y le mostró una ciudad hermosa con casas que nunca ha visto en ninguna parte del mundo.

Dentro de la ciudad de las luces, los experimentadores han visto como catedrales de cristal brillantes, cúpulas, y torres como castillos europeos.

Randy Gehling relata que

“Vi una ciudad de oro con torres como castillos europeos. Toda la ciudad parecía brillar con luz que se elevaba hacia el cielo como un reflector gigante.

Pude ver que algunas de las cúpulas de la ciudad eran rojas, otras eran de oro, y algunas eran azules.

Las puertas y las paredes de la ciudad parecían estar hechas de brillantes luces azules, rojas y violetas”.

Dannion Brinkley cuenta de una especie de catedrales que estaban hechas enteramente de una sustancia cristalina que brillaba con una luz desde dentro.

Ricky Randolph habla de una ciudad de cristal multicolor:

“En la distancia vi una vista tan magnífica y asombrosa – una ciudad compuesta de lo que parecía ser cristal.

Las luces eran de muchos colores que se irradiaban de ella”.

Don Piper, habla de puertas como de perla

La puerta no estaba hecha de perlas, pero era nacarada.

Para mí, parecía como si alguien hubiera extendido la formación de hielo de perlas en un pastel. La puerta brillaba y brillaba.

Era como una ciudad con calles pavimentadas. Para mi asombro, se habían construido de oro literal.

Todo lo que veía era brillante, los colores más brillantes que mis ojos habían visto jamás, tan poderosos que ningún humano terrenal podía tener en este brillo.”

David Oakford habla de una ciudad celestial en las nubes.

“Era una gran ciudad en las nubes, la ciudad tenía estos bellos edificios blancos por lo que pude ver, que tenían vibraciones, pero no un verdadero cuerpo físico.

Los habitantes iban de y hacia los edificios. No había vehículos allí.

La ciudad no tenía fronteras que yo pudiera ver, era un lugar lleno de vida de todo tipo, allí había mucha naturaleza, muchas plantas puras, árboles y agua igual que en la Tierra, pero más pura.

Todo estaba sin mancha por la manipulación humana.

Este lugar era como la Tierra sólo sin los problemas y la negatividad.

Pensé que esto era lo que se llama el cielo en términos de la Tierra”.

El Dr. George Ritchie, un ateo cuando tuvo la experiencia cercana a la muerte, vio una interminable y brillante ciudad de luz y amor muy a lo lejos:

«Y entonces vi, infinitamente lejos, demasiado lejos para ser visible con cualquier clase de visión que yo conociera: una ciudad, una ciudad brillante, aparentemente sin fin.

Brillaba desde las mismas paredes y calles.

Y seres que ahora podía discernir moviéndose dentro de ella.

De hecho, la ciudad y todo lo que en ella parecía estar hecho de luz, así como la figura a mi lado estaba hecha de luz”.

Y se sorprende porque nunca había oído de algo así

«En este tiempo yo todavía no había leído el Libro de Apocalipsis.

Sólo podía mirar con asombro este espectáculo lejano, preguntándome qué tan brillante debía ser cada edificio, cada habitante, a lo largo de tantos años luz de distancia”.

Y referido a los seres en esa ciudad dice:

Ellos exudaban luz casi tan brillante como la Navidad

Yo también podía sentir el amor fluyendo de ellos hacia nosotros.

Viendo a estos seres y sintiendo la alegría, la paz y la felicidad que se inflamaba en ellos me hizo sentir que aquí era el lugar de todos los lugares, el reino superior de todos los reinos.

Los seres que lo habitaban estaban llenos de amor”.

 

LAS PERSONAS DE LA JERUSALÉN CELESTIAL SEGÚN LA BIBLIA

La cuestión de cómo será la gente en el cielo ha intrigado a muchos.

Una mirada a la Escritura ofrece algunas ideas sobre el tema, pero deja otros aspectos sin resolver.

Primera Corintios 15 habla que los cuerpos de resurrección de los creyentes serán inmortales e incorruptibles.

En otras palabras, estos cuerpos serán nuevos, eternos, y muymejorados sobre nuestros cuerpos terrenales.

Y parece claro que seremos capaces de reconocernos unos a otros en el cielo, es decir, debemos parecernos similares a la Tierra en algún grado.

Porque el cuerpo resucitado de Jesús era reconocible a sus seguidores, aunque incluía habilidades especiales (1 Juan 3: 2-3).

Los ejemplos en las escrituras de personas que regresaron a la vida incluían un cuerpo nuevo pero familiar.

El ejemplo supremo es Jesús. Estaba en un cuerpo humano cuando resucitó, aunque de alguna manera era diferente pero reconocible.

En la Transfiguración, los cuerpos de Moisés y Elías eran diferentes, pero también claramente reconocibles por Jesús, Pedro, Santiago y Juan (Mateo 17: 1-8).

Y hay otras referencias que nos permiten completar el cuadro.

Por ejemplo, comeremos y beberemos (Lucas 14:15; 22:18).

Seremos vestidos con ropa nueva (2 Corintios 5: 4-5).

Podremos cantar y expresar adoración al Señor, como Moisés o Elías, podremos hablar con Jesús y con otros (Lucas 9: 28-32).

Pero nuestros cuerpos de resurrección serán superiores a nuestros cuerpos actuales.

Y serán modelados según Cristo, porque cuando resucitemos, nuestros cuerpos serán glorificados como el de Jesús.

Pero serán físicos y reales, corporales y reconocibles.

Como la vida será eterna, nuestros cuerpos de resurrección serán incapaces de morir, pero también serán incapaces de sufrir dolor y lágrimas.

Nuestros cuerpos tendrán cualidades extra-dimensionales, como Él tenía la capacidad de desaparecer y traspasar paredes y puertas.

Podremos tener una cualidad luminiscente en nuestros cuerpos.

Como Moisés y Elías, aparecieron en glorioso esplendor, hablando con Jesús.

Y que mostró cuando Jesús después de su ascensión, en que su rostro es tan brillante como el sol.

Nuestros cuerpos de resurrección estarán en la flor de la vida.

Muchos teólogos han enseñado que todos pareceremos estar quizá alrededor de los treinta y tres años en el cielo, porque esa es la edad que Jesús estaba en el momento de Su resurrección.

Esa es una época que parece expresar lo mejor de la vida.

Sin embargo hay otros que dicen que pueden haber niños también.

Nuestras identidades raciales y de sexo probablemente seguirán al cielo.

En el Apocalipsis 5:9 habla de personas de toda tribu, lengua, pueblo y nación.

Y el propio Juan menciona en Apocalipsis 7:9:

“Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero”.

 

COMO SON LOS HABITANTES DE LAS CIUDADES DE LUZ EN LAS EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE

Craig Lundahl ha encontrado en sus investigaciones que hay como niveles o reinos dentro de esas ciudades.

Aquellos que viven en los reinos superiores de la ciudad irradian la luz más brillante.

Siendo tan resplandeciente que su gloria debe ser encubierta para que otros de menor grado puedan mirarlos.

Visitar los niveles superiores es posible, pero los espíritus de los reinos inferiores deben estar preparados o cubiertos para que puedan estar en presencia de mayor gloria.

Algunos recién llegados son llevados a un lugar de orientación donde descansan, se ajustan a su nueva condición, y se preparan para tomar su lugar en la ciudad de la luz.

El pueblo, hombres y mujeres, en sus empleos y alrededores, parecía contento y feliz.

Y los que están de visita los reconocen sin que dijeran quiénes eran.

Emanuel Swedenborg habla de su experiencia con las personas allí:

«Son enseñados por sus amigos sobre el estado de la vida eterna.

Y son llevados a diferentes lugares, a diferentes comunidades.

Algunos son llevados a las ciudades, algunos a jardines y parques”.

Para ubicarlos en un lugar son guiados por pensamientos que tuvieron durante su vida física, o sea que nuestro lugar definitivo ya lo podemos vislumbrar desde aquí.

«Todo el cielo se divide en comunidades sobre la base de las diferencias que viene del deseo.

Cada espíritu que es elevado al cielo es llevado a la comunidad donde está su deseo, y una vez allí están donde pertenecen, por así decirlo, como si estuvieran en casa, donde nacieron”.

Fuentes:

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¿Por qué debieron Volver algunos que Traspasaron al Otro Lado del Velo?

Quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte (ECM) cuentan cosas espectaculares del “cielo”.

Lo típico es el amor que se irradia en todo y en todos.

Muchos relatos son de las maravillas naturales que vieron.

experiencias cercanas a la muerte

La mayoría hubiera querido quedarse allí. Sin embargo quienes lo cuentan han tenido que volver.
.
Algunos lo hacen de muy buena gana y otros hacen hincapié en el veredicto de que no podían quedarse allí, que tenían aún cosas para hacer en la Tierra.

Piensa en tu caso, si hoy por alguna circunstancia imprevista llegas al cielo,
.
¿qué le pedirías a Dios, quedarte con Él o volver para terminar las cosas pendientes en la tierra?

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visita al cielo

 

¿QUÉ ES EL CIELO?

La Escritura dice lo que el “ojo no ha visto”.
.

O sea que con los ojos físicos nunca hemos visto el panorama de la eternidad.

Pero sí lo podemos vislumbrar a partir de partes de la Biblia, como Ezequiel y el Apocalipsis.

Y de los que han llegado tan cerca de la muerte, que a menudo han sido declarados clínicamente muertos (sin embargo, nunca perdieron la conciencia, de hecho eran más conscientes que nunca).

paraiso

Fascinante es cómo en los últimos años muchos de estos casos han involucrado a los propios médicos.

Incluso cirujanos que se han deslizado más allá del umbral de la vida (al menos tal como se define médicamente).

Sin latido del corazón. Sin presión arterial. Sin respiración. Fundamentalmente, sin actividad cerebral.

Ellos no deberían haber sido capaces de volver. Desde luego, no deberían ser capaces de recordar nada. Sin embargo, una y otra vez, lo hacen.

En los últimos años ha habido por lo menos dos best-sellers del New York Times de médicos que informaron de visiones cercanas a la muerte.

Un neurocirujano de la Universidad de Harvard, el Dr. Eben Alexander, quien escribió el best-seller, Proof of Heaven, y el otro, una cirujana ortopédica de columna, la Dra. María G. Neal, quien escribió To Heaven and Back. Ver la experiencia del Dr. Alexander aquí.

 

DESCRIPCIÓN DE LA DRA. NEAL

Como su libro dice, la Dra. Neal relata la historia de su viaje en 1999 a la región de Los Ríos en el sur de Chile donde se ahogó en un accidente de kayak.

Mientras bajaba de cascada, su kayak se dio vuelta y se sumergió por completo.

A pesar de los esfuerzos de rescate de sus compañeros, ella estuvo bajo el agua por mucho tiempo, y como resultado murió.

jesus-caminando-tierras-del-paraiso

Neal describe haber estado en la presencia de ángeles y Jesús, como más que un sentimiento, sino que realmente vio las imágenes de sus rostros.

”Ellos estaban explotando con un amor absoluto, dijo la doctora Neal acerca de los ángeles que se encontró.

”Se veían como la compasión, a pesar de que eso no es un adjetivo.

Me da vergüenza decirlo ahora, y me gustaría haber tomado notas, pero yo realmente no anoté cómo eran o cómo me veían porque no tenía importancia.

Yo quería llegar a esta entrada al reino de Dios.

Ella cree que Jesús la guió a través de la situación cercana a la muerte antes de que los equipos de rescate lograran reanimarla.

”Me siento muy presuntuosa al decir eso, pero yo creo que Jesús me sostenía cuando yo todavía estaba en mi bote y me tranquilizaba y me reconfortaba, agregó.

”Él no se parecía a la imagen en mis libros de la escuela dominical.

Yo diría que no lo miré críticamente en términos de decir: ¿De qué color es el pelo?

Lo que miré y lo que vi era su infinita bondad y compasión“.

“No voy a pretender que no me gustaría que estuviera aquí, pero voy a verlo en algún momento”, dijo a NBC News, hablando de Jesús.

”Sé que hay vida después de la muerte, y yo estoy absolutamente segura de que las promesas de Dios son verdaderas.
.
Casi todos los que han hablado que han tenido una experiencias cercanas a la muerte no quieren volver
.
.
Me sentí absolutamente
como si estuviera en casa.
.
No sólo en paz, sino que había regresado al reino de Dios y que estaba en casa”.

 

¿EL PAISAJE?

Lo que ella vio fue

Un campo gigante, gigante.
.
Eso fue hermoso, tenía
todos los colores y el sentido de la belleza era muy intenso y había una gran cúpula y no suena del todo bien cuando lo describo.
.
Pero fue
genial, brillante, y realmente hermoso y repleto de amor, y todos nos estaban dando una última oportunidad de elegir a Dios o alejarse para eternidad.

También describió un amplio salón donde fue evaluada (y se le dijo que regresara, que tenía más para hacer).

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Una y otra vez, las representaciones similares:

Belleza que va más allá de las palabras humanas, los colores diferentes a los de la tierra, música sanadora, tremenda relajación, aguas vivas (mares de fuentes).

 

LA CONSISTENCIA DE ESTAS DESCRIPCIONES ES ABRUMADORA

Años atrás, una mujer llamada Rebecca Springer (en A las Puertas del Cielo) habló de la misma belleza suprema:

“Las calles eran muy amplias, suaves y pavimentadas con mármol y piedras preciosas de todas clases.
.
Aunque estaban atestadas de personas con varias labores,
no había una mota de suciedad o polvo visible en ninguna parte”.

cielo

Rebecca, que es de Canadá, dijo que vio una suave pendiente y

Un templo cuya vasta cúpula, enormes pilares y paredes sólidas eran de la perlas perfectas.
.
A través de los grandes ventanales del templo brillaba un resplandor blanco que envolvía por completo el resplandor dorado de la luz celestial y la convirtía en su propia luz”

¡Una cúpula como vio la Dra. Neal!

¿Increíble para describirlo?

¿Cómo se puede verbalizar un lugar donde – según las palabras de un vidente de una aparición aprobada por la Iglesia en Kibeho en Ruanda, que fue “tomada” de allí durante un “coma” (acompañada por la Virgen) – los colores tienen “sonido” como la música y la música parece como colores, donde se puede respirar “agua” y “beber luz”?

Curiosamente, la vidente Anathalie Mukamazimpaka, describió un lugar alto en el cielo (que le dijeron era “Isangano”, el “lugar de comunión”) donde siete hombres guapos en capas de un blanco puro estaban en un círculo creando música hermosa, pero sin instrumentos “cada nota llena de una sensación diferente de satisfacción y alegría”, en palabras de un escritor.

Hubo también un lugar donde la Virgen le mostró “millones de personas vestidas de blanco”.

Ellas no estaban tan radiantes y felices como los siete, pero todavía “abrumadoramente felices”, eso era “Isenderezwa z’ibyishimo” o el “lugar amado de Dios”.

“Una santidad lo envuelve, y los ojos curiosos no deben mirar en él”, dijo también Rebecca.

“Basta decir que no hay una alegría que conozcamos en la tierra, es rara y sagrada”.

 

LA BIBLIA NOS HABLA DE TRES CIELOS

Según pasajes de las escrituras habría distintos lugares en el cielo, por lo menos tres.

Pero en un africano que alega haber sido llevado al cielo 4 veces dice que hay 11 cielos, ver aquí.

brazo con pajaros dibujados

Entonces la duda que se plantea a cual de esos cielos han ido las personas que tuvieron una ECM.

En 2 Corintios 12: 2-4, Pablo escribe

«Sé de un hombre en Cristo, el cual hace catorce años – si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe – fue arrebatado hasta el tercer cielo.

Y sé que este hombre – en el cuerpo o fuera del cuerpo del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe – fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables que el hombre no puede pronunciar«.

Algunos analistas suponen que ese hombre fue el mismo Pablo.

Este pasaje indica que hay por lo menos tres cielos, uno inmediatamente por encima del otro.

El superior tal vez sea lo que Pablo describe como el «tercer cielo».
.
Es el lugar del paraíso y el lugar de vivienda personal de Dios, el lugar más sagrado en el universo.

.
Pasajes como el de Pablo nos dan el concepto a menudo asociado con el cielo de pureza o santidad.
.
Las palabras que se hablan allí son tan sagradas que no se pueden repetir en el exterior.

Paradeisos (paraíso) es la palabra griega para «jardín». En él se describe el jardín de Dios en el cielo.

El Paraíso es el destino final de todos los pecadores que verdaderamente se han arrepentido y que han perseverado en la vida de fe.

En la cruz, Jesús prometió al ladrón penitente que los dos estarían juntos aquel día en el Paraíso, Lucas 23:43.

El libro de Apocalipsis nos presenta a una zona conocida como el «cielo medio».

Esto describe como una especie de gran extensión con diferentes tipos de seres que van y vienen.

Los siguientes versículos describen diversos seres poderosos que hacen proclamas desde el medio del cielo.

«En mi visión oí un águila que volaba por medio del cielo y gritaba con voz potente:

«¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra tan pronto como suenen las trompetas que los tres ángeles van a tocar!». (Apocalipsis 8:13).

«Vi otro ángel que volaba por medio del cielo y tenía una buena nueva eterna que anunciar a los habitantes de la tierra, a toda nación, raza, lengua y pueblo.» (Apocalipsis 14: 6).

«Después vi un ángel puesto de pie en el sol, que gritó con voz potente a todas las aves que volaban en el medio del cielo: «Venid y reuníos para el gran banquete de Dios,» (Ap 19:17).

La palabra griega que se usa para el medio cielo es mesouranema, que significa precisamente eso, el cielo medio.

Este podría ser el segundo cielo.

Podríamos asumir, por último, que el cielo visible -el cielo que vemos en nuestra visión natural- es el primer cielo.

Todos los habitantes de la tierra están familiarizados hasta cierto punto con este cielo.

Ante todo esto que se ha descrito ¿las personas querrían volver a la tierra?

 

NO QUERÍA VOLVER

Kathleen Hall una experta en estrés de Habersham County, autora y protectora de animales, le que pasó hace tres años.

En visita a Los Ángeles por negocios, después de que su vuelo se retrasó, ella tuvo una idea.

Kathleen Hall

«Voy a dar un paseo por Rodeo Drive y volver. Es el lugar más hermoso», dijo.

Cuendo ella entró en un paso de peatones, fue golpeada.

«La siguiente cosa que dije fue estoy muerta. ¡Esto es tan interesante! Estoy muerta», dijo Hall.

Kathleen dice que fue rodeada por densas nubes blancas.

«Un sentido inmediato de autonomía y integridad y totalidad – el amor«, dijo Hall.

Entonces, ella dice que sintió que no podía quedarse.

«Y pensé, ‘Oh, Dios mío.

Puedo estar en el proceso de ser enviada de vuelta, y puede ser que usted abogue por su caso.

Así que lo hice. Así es como es Dios'», dijo Hall

«Entonces me puse muy tranquila de nuevo, en paz.
.
Y luego entré en pánico de nuevo, y le dije: ‘¡Por favor, no me envíe de vuelta! ¡Yo quiero estar aquí!’… Escuché, escuché sirenas, oí a alguien gritar, está muerta….
.
Fue así de rápido. Inmediatamente fui traída nuevamente dentro de mi cuerpo».

 

SE ENCONTRÓ CON SU ABUELO

Para Tommy Thomason, un sargento veterano de la oficina del Sheriff del condado de Newton, la muerte llamó a su puerta hace 45 años.

Él tenía 19 años y estaba recién casado.

«Yo era un papá a estrenar, tenía una hija de 5 meses de edad, y estaba trabajando en una fábrica en Covington que fabricaba alambre de fibra de vidrio», dijo Thomason.

En una fracción de segundo, un cortocircuito en la máquina que estaba operando y Tommy fue electrocutado.

«Pero me acuerdo en el momento del accidente, vi colores líquidos«, dijo Tommy.

«Eran vivos, vibrantes, más profundos, más ricos – nada de lo que se podía ver aquí.»

Tommy dijo que todo se desvaneció al negro y vio la luz en la distancia.

«A medida que me acercaba, la luz se ponía más y más brillante, más y más caliente… me sentí bienvenido.

Me encantó, sentí que pertenecía a allí», dijo Tommy.

Él recuerda haber estado en un camino,

«La primera vez que lo vi me pregunté, ‘Wow ¿Dónde es esto?’

Pero la curiosidad se hizo cargo, y yo quería ver a donde iba el camino», dijo Tommy.

Tommy Thomason

Fue entonces cuando dijo que vio un puente peatonal.

«Pude ver a alguien acercarse desde el otro lado. No pude ver quién era, sólo podía decir que era una figura vestida de blanco.

Iridiscente, blanco brillante«, él dijo.

«Y luego esta figura levantó la vista y era mi abuelo«.

Su «Papa Jim» había muerto hacía cuatro años.

«Y él levantó la vista y me sonrió. Sólo tuve la sensación de que, ¡ese es mi abuelo! Y me dirigí hacia el puente, y él hablaba, pero no decía nada.

Percibí los pensamientos en mi cabeza«, dijo Tommy.

«Él estaba diciendo: ‘No, tu no puedes venir ahora’…
.
Él dijo: ‘Tienes que ir hacia atrás, tu no estás listo’.
.
Pero yo le dije: ‘Yo quiero ir contigo’.
.
Y él dijo: ‘No, no puedes venir ahora'».

Y se despertó en una sala de emergencias.

 

TOMMY Y KATHLEEN SE PREGUNTAN ¿POR QUÉ TUVIERON QUE VOLVER?

«Yo estaba luchando y que tenía una lesión cerebral traumática«, dijo Kathleen Hall.

«Yo no podía entender por qué volví, y me puse furiosa«.

Pero un año más tarde, en un vuelo a Chicago, Kathleen estuvo una vez más rodeada de nubes blancas. Fue entonces cuando reaccionó.

«Me senté allí y con mi corazón dije:» ¿Cómo fue?, ¿qué hice para volver?»

Y casi con un susurro algo me dijo: ‘Alegría'», dijo Hall.

«Y me senté en ese vuelo Delta y sólo lloraba. ¿Y yo fui, alegre?
.
Pensé que tenía que construir algo más o escribir otro libro o hacer otra cosa.

.
Y no se trataba de hacerlo sino de experimentar la alegría pura por el tiempo que me quedaba».

visita al cielo

Por su parte, Tommy dijo que no le teme a la muerte, pero no tiene ninguna prisa para morir.

«Siento que todavía tengo un montón de vida y cosas por hacer aquí», dijo.

«Una vez que cruce el río, usted tiene la eternidad por pasar por allí.»

Tommy dice que aún no está seguro de por qué se lo trajo de vuelta, pero poco después de su accidente empezó a entrenar en RCP (resucitación cardio pulmonar).

Con los años, él ha salvado varias vidas. Una de ellos fue la de su antiguo director de escuela secundaria.

 

SON DUDAS QUE PODEMOS ENFRENTAR NOSOTROS

Lo que le pasó a esta gente de no querer volver al principio, cuando se encuentran en el cielo, imagino que es una reacción natural, porque por mejor que uno lleve la vida en la tierra, ésta no es más que un «valle de lágrimas».

Donde abundan más las experiencias negativas que las positivas para la mayoría de la gente.

¿O no es así?

Pero ante una situación de corte con la tierra, de no poder estar más cara a cara con la gente que uno ama y de no poder terminar su obra, esa sensación puede cambiar.

Y del clamor «Señor llévame ahora mismo» uno puede cambiar y agregar: «pero no hay apuro, tomate tu tiempo».

¿Nos preguntarán si queremos volver cuando lleguemos allí?

Piensa un poco, si hoy por alguna circunstancia imprevista llegas al cielo, ¿que le pedirías a Dios, quedarte con él o volver para terminar las cosas pendientes en la tierra?

Pero también está la otra reacción, de la gente que tiene tanto apego a la vida terrestre y tanto miedo a lo desconocido, que aunque crea en el cielo, no se atreve a concebir el corte del cordón umbilical con la tierra.

Son cosas sobre las que debemos reflexionar, porque algún día nos llamarán, nos vendrán a buscar.

Y aunque la decisión última – sobre si irnos o quedarnos – quizás no sea nuestra, de cualquier manera, por lo que experimentó Kathleen, parece que habría una instancia ante la que uno puede abogar para irse o quedarse, cuando la decisión aparentemente es contraria.

Fuentes:

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Catequesis de Juan Pablo II sobre el Cielo

Juan Pablo II realizó esta catequesis sobre el cielo el 21 de julio de 1999.

La llamó “El cielo como plenitud de intimidad con Dios”.

1 . Cuando haya pasado la figura de este mundo, los que hayan acogido a Dios en su vida y se hayan abierto sinceramente a su amor, por lo menos en el momento de la muerte, podrán gozar de la plenitud de comunión con Dios, que constituye la meta de la existencia humana.

Como enseña el Catecismo de la Iglesia católica, «esta vida perfecta con la santísima Trinidad, esta comunión de vida y de amor con ella, con la Virgen María, los ángeles y todos los bienaventurados se llama «el cielo». El cielo es el fin último y la realización de las aspiraciones mas profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha» (n. 1024).

Hoy queremos tratar de comprender el sentido bíblico del «cielo», para poder entender mejor la realidad a la que remite esa expresión.

2. En el lenguaje bíblico el «cielo», cuando va unido a la «tierra», indica una parte del universo. A propósito de la creación, la Escritura dice: «En un principio creo Dios el cielo y la tierra» (Gn 1, 1).

En sentido metafórico, el cielo se entiende como morada de Dios, que en eso se distingue de los hombres (cf. Sal, 104, 2 s; 115, 16; Is 66, l). Dios, desde lo alto del cielo, ve y juzga (cf. Sal 113, 4-9) y baja cuando se le invoca (cf. Sal 18, 7. 10; 144, 5). Sin embargo, la metáfora bíblica da a entender que Dios ni se identifica con el cielo ni puede ser encerrado en el cielo (cf. 1R 8, 27); y eso es verdad, a pesar de que en algunos pasajes del primer libro de los Macabeos «el cielo» es simplemente un nombre de Dios (cf. 1M 3, 18. 19. 50. 60; 4, 24. 55). A la representación del cielo como morada trascendente del Dios vivo, se añade la de lugar al que también los creyentes pueden, por gracia, subir, como muestran en el Antiguo Testamento las historias de Enoc (cf. Gn 5, 24) y Elías (cf. 2R 2, 11). Así, el cielo resulta figura de la vida en Dios. En este sentido, Jesús habla de «recompensa en los 1 cielos» (Mt 5, 12) y exhorta a «amontonar tesoros en el cielo» (Mt 6, 20; cf. 19, 21).

3. El Nuevo Testamento profundiza la idea del cielo también en relación con el misterio de Cristo. Para indicar qué el sacrificio del Redentor asume valor perfecto y definitivo, la carta a los Hebreos afirma que Jesús «penetró los cielos» (Hb 4, 14) y «no penetró en un santuario hecho por mano de hombre, en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo» (Hb 9, 24). Luego, los creyentes, en cuanto amados de modo especial por el Padre, son resucitados con Cristo y hechos ciudadanos del cielo.

Vale la pena escuchar lo que a este respecto nos dice el apóstol Pablo en un texto de gran intensidad: «Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros pecados, nos vivificó juntamente con Cristo —por gracia habéis sido salvados— y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús» (Ef 2, 4-7). Las criaturas experimentan la paternidad de Dios, rico en misericordia, a través del amor del Hijo de Dios, crucificado y resucitado, el cual, como Señor, está sentado en los cielos a la derecha del Padre.

4. Así pues, la participación en la completa intimidad con el Padre, después del recorrido de nuestra vida terrena, pasa por la inserción en el misterio pascual de Cristo. San Pablo subraya con una imagen espacial muy intensa este caminar nuestro hacia Cristo en los cielos al final de los tiempos: «Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos (los muertos resucitados), al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor. Consolados, pues, mutuamente con estas palabras» (1Ts 4, 17-18).

En el marco de la Revelación sabemos que el «cielo» o la «bienaventuranza» en la que nos encontraremos no es una abstracción, ni tampoco un lugar físico entre las nubes, sino una relación viva y personal con la santísima Trinidad. Es el encuentro con el Padre, que se realiza en Cristo resucitado gracias a la comunión del Espíritu Santo.

Es preciso mantener siempre cierta. sobriedad al describir estas realidades últimas, ya que su representación resulta siempre inadecuada. Hoy el lenguaje personalista logra reflejar de una forma menos impropia la situación de felicidad y paz en que nos situará la comunión definitiva con Dios.

El Catecismo de la Iglesia católica sintetiza la enseñanza eclesial sobre esta verdad afirmando que, «por su muerte y su resurrección, Jesucristo nos ha abierto» el cielo. La vida de los bienaventurados consiste en la plena posesión de los frutos de la redención realizada por Cristo, que asocia a su glorificación celestial a quienes han creído en él y han permanecido fieles a su voluntad. El cielo es la comunidad bienaventurada de todos los que están perfectamente incorporados a él» (n. 1026).

5. Con todo, esta situación final se puede anticipar de alguna manera hoy, ,tanto en la vida sacramental, cuyo centro es la Eucaristía, como en el don de sí mismo mediante la caridad fraterna. Si sabemos gozar ordenadamente de los bienes que el Señor nos regala cada día, experimentaremos ya la alegría y la paz de que un día gozaremos plenamente. Sabemos que en esta fase terrena todo tiene límite; sin embargo, el pensamiento de las realidades últimas nos ayuda a vivir bien las realidades penúltimas. Somos conscientes de que mientras caminamos en este mundo estamos llamados a buscar «las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios» (Col 3, 1), para estar con él en el cumplimiento escatológico, cuando en el Espíritu él reconcilie totalmente con el Padre «lo que hay en la tierra y en los cielos» (Col 1, 20).

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