Las apariciones de Gietrzwald muestran cómo debe decidir su futuro cada ser humano.

Dios tiene un plan para nosotros desde el momento en que fuimos concebidos.

Es el mejor plan para nosotros, porque si lo obedecemos nos aseguramos recibir las abundantes gracias que Él tiene destinadas para nosotros.

Pero si no lo hacemos, no sólo no recibiremos esas gracias, sino que el camino que elijamos tal vez nos conduzca al desastre. 

Esto está claramente reflejado en las apariciones de Gietrzwald, en Polonia, aprobadas por la Iglesia, que nos dan una gran enseñanza.

Aquí hablaremos sobre cómo fueron las apariciones de Gietrzwald, qué sucedió en ellas, qué pasó con las 2 niñas videntes luego, y cuál es el mensaje que debe quedar para cada uno de nosotros y para la humanidad de nuestro tiempo.  

Cuando la Virgen María se aparece a videntes es un hecho verdaderamente extraordinario, porque el poder de Dios, sus gracias y su guía se hacen visibles en la Tierra.

El vidente se transforma en el comunicador privilegiado de lo que la Virgen quiere indicarle al pueblo.

Y no es elegido por ser santo, sino como un canal de comunicación.

Pero en las apariciones Nuestra Señora catequiza a los videntes para que lleven una vida de obediencia a Dios.

Y muchas veces les indica que quiere de ellos en el futuro, luego de las apariciones.

De modo que su vida será santificada, si el vidente usa su libre albedrío para seguir la vida de obediencia a Dios, que le fue pedida.

Es ni más ni menos lo que sucede a la humanidad, especialmente en nuestros tiempos.

Hay un grupo de personas que ha sido privilegiado con la fe, ha respondido al llamado, cree en Dios.

Pero luego eso se debe transformar en la obediencia al plan que Dios tiene para cada persona, para que las gracias fluyan más abundantemente.

Y si la persona usa su libre albedrío para hacer otra cosa, no recibirá las gracias que Dios le tenía reservadas y llevará una vida muchas veces desastrosa.

Esta conclusión viene al caso por una de las apariciones registradas en Polonia, en ese momento bajo dominio prusiano, y la vida posterior de las videntes.

Las apariciones de Gietrzwald sucedieron en 1877, fueron aprobadas por la Iglesia, y su santuario es uno de los grandes lugares de peregrinación de los polacos, atrae a 1 millón de peregrinos al año.

Del 27 de junio al 16 de septiembre de 1877, la Virgen María apareció 166 veces a dos niñas, hijas de campesinos pobres: Justyna Szafranska de 13 años y Barbara Samulowska de 12 años.

Se presentó sentada en un trono entre ángeles, con una túnica azul oscuro, sosteniendo al Niño Jesús vestido con una larga túnica roja.

Y dos ángeles sostienen una pancarta que dice en latín «Ave María de los Cielos, Ave María de los Ángeles».

La Virgen les dijo que era la Inmaculada Concepción y recomendó recitar el rosario siempre y en todas partes, pero especialmente en la familia.

Prometió también el fin de la persecución religiosa y la reapertura de las iglesias católicas.

En su aparición final bendijo una fuente de agua sanadora, asegurando que haría curaciones milagrosas, y hoy se conoce a esta peregrinación como el Lourdes polaco.

Y el mensaje final fue «No se angustien, Yo estoy con ustedes siempre».

La vida posterior de las niñas videntes son un mensaje claro para la humanidad actual.

Las dos niñas estudiaban con las Hermanas de Caridad de San Vicente de Paúl y luego de terminadas las apariciones tuvieron que transferir a las niñas a Pelplin, por orden de las autoridades de Prusia, a fin de que pudieran seguir la escuela primaria.

Y Nuestra Señora les había dicho a cada una que quería que fueran religiosas.     

Entonces las dos niñas decidieron convertirse en Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y fueron enviadas a hacer el seminario en la Casa Madre de París, donde llegaron el 19 de enero de 1884.

Cabe hacer la acotación de que no a todos los videntes Nuestra Señora les pide que se hagan religiosos, como algunos creen.

Por ejemplo tenemos el caso de Conchita de Garabandal, a quien le fue dicho que no ingresara en un convento.

Pero el 7 de febrero de 1966 ella ingresó al Convento de las Carmelitas de Pamplona, buscando paz y huyendo del mundo.

Y tuvo un mensaje de Jesús que le pide que esté en el mundo, para que se santifique en él.

Le dice que no la ha llamado para ser monja, a lo que Conchita le pregunta por qué no la ama.

Y el Señor le recrimina diciéndole que si alguien la ama es Él, y que si su alma está dispuesta a oírle, entonces cumplirá Su voluntad.

Entonces Conchita salió del convento.

¿Y qué pasó con la vida posterior de las videntes polacas Bárbara y Justyna?

La Hermana Bárbara hace sus votos solemnes en 1889 y toma el nombre de Stanislawa.  

En 1895 es trasladada a Guatemala en una misión importante, porque hay escasez de sacerdotes y religiosos debido a la persecución.

En este país las Hermanas de la Caridad eran las únicas que el gobierno permitía que realizaran sus trabajos, porque atendían a los enfermos y a todos aquellos que nadie quería cuidar.

Allí es donde la hermana empieza a realizar su apostolado, y se santifica trabajando arduamente por los pobres, haciéndose una figura destacada.

También fue formadora de las novicias.

Muere el 6 de diciembre de 1950 por un cáncer.

Su proceso de beatificación concluyó a nivel diocesano en 2006 y ahora está en Roma. 

Y hoy lleva el título «Sierva de Dios».

En cambio la vida de Justyna tomó otro rumbo, ajeno a la recomendación de la Virgen.

En 1897 deja el convento porque cree que su vocación no es esa.

Siente un impulso por las cosas del mundo, le llama la atención el matrimonio y cree que en eso será feliz.

Pero en cartas posteriores que escribió a su prima Josefa, dice que lamenta profundamente haber dejado la congregación, porque no es feliz en su matrimonio.

Y le pide ayuda económica porque vivía en la pobreza.

Se desconoce cuándo, cómo y dónde muere.

Prácticamente desde que se sale de la congregación empieza a desaparecer de los documentos, y por lo mismo de la historia.

¿Entonces qué tenemos al final de la vida de estas videntes?

Bárbara aceptó el plan que Dios tenía para ella, se transformó en una persona muy destacada en Guatemala ayudando a los pobres y hoy está en proceso de beatificación.

Mientras que Justyna renegó del plan que Dios tenía para ella, fue infeliz en su matrimonio, vivió en la pobreza y terminó sus días no se sabe cómo.

¿Y cuál es el mensaje de estas dos vidas para la humanidad?

Podría decirse que Justyna y Barbara representan a las personas que han oído de Dios, y están dispuestas primariamente a cumplir su voluntad.   

Justyna representa a la parte de la humanidad que oye a Dios, pero que con el tiempo se olvida de los mandatos y de los consejos de Dios, y termina siendo infeliz y perdiéndose.

Cree que puede ser feliz sin obedecer a Dios, dejando a un lado los caminos a los que el Creador la invitó. 

Hace su propia vida, ya sea motivada por la curiosidad o bien por la tentación.

Mientras que Bárbara representa a la humanidad que ha oído de Dios, que cree en su Palabra y la quiere cumplir.

Tiene también conciencia de lo que ha visto y de la importancia de lo que ha vivido.

Guarda ese recuerdo y le es fácil luchar por el estilo de vida que la Virgen le pidió, porque sabe que es lo mejor.

De ese mismo modo, la humanidad que ha acogido a la Virgen por Madre, sabe que no puede dejar de amarla, de estar en contacto con Ella y obedecerla.

Justyna representa a la humanidad actual que no obedece los mandatos de Dios y por lo tanto sufre las consecuencias de sus errores.

Al punto que es infeliz y muere en el abandono.

Mientras que Barbara representaría el futuro de la humanidad si obedeciera a Dios.

Claramente hoy en día la humanidad se ve reflejada en Justyna, porque desconoce a su Creador, no sabe dónde empieza la vida ni donde termina, y por lo tanto pueden acabarla donde ellos crean.

Se burlan de todo lo decente, ridiculizan lo santo, y exaltan lo profano.

Y el olvido y esa oscuridad en el tiempo final de la vida de Justyna, también representa los días de oscuridad de la humanidad, donde el ser humano se sentirá en total abandono.

Se lamentará por haber dejado el camino de Dios, pero será tarde y ya no podrá hacer nada por enmendar la situación.

En esos momentos solo aquellos que vuelvan su mirada a Nuestra Señora, tendrán el consuelo de saber que Ella está con ellos.

Al final tanto la parte buena de la humanidad, como aquella que se ha alejado de Dios, debiera tener en cuenta las palabras de Nuestra Señora en Gietrzwald «Yo estoy con ustedes siempre».

De tal manera que incluso cuando estén perdidos del camino, o en el momento de la muerte, la presencia de la Inmaculada sea su tabla de salvación.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos contar sobre las enseñanzas que nos dejan las apariciones de Gietrzwald, especialmente una vez que terminaron las apariciones y las videntes vivieron sus vidas posteriores.  

Y me gustaría preguntarte si tú tienes conciencia de cuál es el plan de vida que Dios tiene para ti o aún no, y si en algún momento te equivocaste de camino pero volviste.  

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