El arma más eficaz contra el maligno.

Dios lo ordenó, Jesús lo practicó, los Padres de la Iglesia han predicado su importancia, la Virgen María lo recomienda en sus apariciones.

Por eso el ayuno es una parte poderosa y fundamental de la vida cristiana.

Pero para muchos católicos de hoy, es algo que hacemos a regañadientes el Viernes Santo. 

¿Ayunaríamos más si entendiéramos lo útil que es para nuestras vidas, para nuestras familias y para la derrota del maligno?

En este artículo te queremos sensibilizar sobre la importancia del ayuno en estos tiempos en que estamos en una batalla cada vez más dura contra los seres malvados.  Y sobre el final te daremos una serie de instrucciones sobre cómo manejarte de la mejor manera en el ayuno como batalla espiritual.

El ayuno es bíblico, pero los católicos lo practicaban en cuaresma solamente hasta que la Virgen comenzó a aparecer en la década del 80 y pidió que lo hagamos a pan y agua semanalmente.

¿Y por qué es tan importante el ayuno?

Porque es un arma fenomenal para el combate espiritual en estos tiempos de apostasía y pereza espiritual.

Desde los primeros días de las apariciones, la Reina de la Paz de Medjugorje ha insistido con que hagamos ayuno, a pan y agua, todos los miércoles y viernes del año. 

Pero no ha sido en la única aparición que lo ha dicho, sino que ha sido el llamado más notorio solamente.

El ayuno a pan y agua es lo más importante para combatir los planes que satanás está teniendo en este momento, dijo la vidente de Medjugorje, Marija Pavlovic.

Y agregó que 

«Nuestro Señor nos recuerda que ciertos demonios sólo pueden ser expulsados por la oración y el ayuno»

Y en un mensaje del 25 febrero 2021, la Reina de la Paz expresó: 

«Vivan este tiempo de gracia y sean testigos de esperanza, porque les repito, hijitos: con la oración y el ayuno incluso las guerras pueden ser suprimidas»

Innumerables veces había dicho que el ayuno hace milagros, se pueden detener guerras y catástrofes naturales porque se detienen las leyes de la naturaleza.

O sea que el propósito del ayuno es poner en un equilibrio adecuado el orden creado y nuestra vida espiritual.

El ayuno ayuda a hacer más espacio para Dios en nuestra vida tanto como en los sucesos del mundo, porque el Señor ve que hacemos un sacrificio y responde afirmativamente a quienes se sacrifican.

Cuantos más seamos lo que nos sacrifiquemos ayunando, más fuerte será el mensaje para Dios.  

Pero hay quienes no se sienten atraídos a ayunar a pan y agua, incluso por razones médicas.

Entonces podemos tomar lo que dijo el párroco de Medjugorje, fray Marinko Sakota, que se puede ayunar a fruta.

Y que hay muchas cosas que podemos privarnos como forma de ayuno para empezar con la práctica

Y si nos cuesta el inicio, hay que comenzar de a poco, algunas horas cada vez y pedirle a Dios Padre la gracia de ayunar desde la noche anterior. 

En Cuaresma la Iglesia nos pide que aumentemos nuestra oración, nuestro ayuno y nuestra limosna.

Este pedido se debe a que al negarnos a nosotros mismos de algo que nos gusta, nos acordamos que el mayor bien de todo es Dios.

Pero si te falta un empujoncito recuerda lo que dijo San Basilio el Grande, 

«El ayuno es el arma de protección contra los demonios»

Y que «Nuestros ángeles de la guarda realmente se quedan con aquellos que han limpiado sus almas mediante el ayuno».

La Biblia relata que las dos misiones más importantes pedidas por Dios en la tierra comenzaron con un ayuno, sin ellas el mundo hoy no sería el mismo.

Cuando Moisés recibió las tablas de la ley, que eran las normas de la alianza de Dios con el pueblo judío, se quedó con Yahveh durante 40 días y 40 noches sin comer ni beber nada, dice Éxodo 34.

Este fue el momento crucial para el pueblo de Israel que deambulaba por el desierto y el Señor le propone salir de ahí con los 10 Mandamientos.

Y también vemos algo similar con Jesús.

Nuestro señor fue llevado al desierto donde ayunó por 40 días y 40 noches, previo al comienzo de su ministerio público; el Cielo lo preparó para ello.

Y ahí se materializó el nuevo pacto que Dios selló con la humanidad a través de Su Hijo que resistió tres tentaciones del maligno.

Satanás incluso tentó a Jesús para que rompiera su ayuno convirtiendo las piedras en panes, a lo que Jesús replicó: «Uno no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios».

De este modo Jesús ayunó y preparó espiritualmente a la humanidad para enfrentar y resistir al diablo.

Entonces, las dos alianzas de Dios con los seres humanos comenzaron con un ayuno.

Nada es imposible para Dios, puede cambiar la historia de los seres humanos en un momento. Y así lo hizo a través de ayunos.

Y en el Antiguo Testamento, vemos como Nínive se apartó de sus pecados con el ayuno.

La maldad de la ciudad había llegado a un punto en que Dios envió al profeta Jonás para advertirle que en «cuarenta días Nínive será destruida» (En Jonas 3:4).

El rey se vistió de sayal, se echó cenizas y ordenó un ayuno general que incluía a los animales. 

Los hombres de Nínive creyeron en Jonás y en la palabra de Dios, por lo que «se proclamó un ayuno, y todos ellos, grandes y pequeños, se vistieron de cilicio», según Jonas 4.2.

Dios reaccionó ante este sacrificio y no llevó a cabo su amenaza contra ellos; Nínive sobrevivió gracias al ayuno generalizado de todo el pueblo.

Y Jesús lo expresa claro en Mateo 17 cuando les explica a sus apóstoles por qué no pudieron expulsar a un demonio.

«Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron en privado: ¿Por qué nosotros no pudimos echar a ese demonio?

Jesús les dijo: Porque ustedes tienen poca fe. Esta clase de demonios sólo se puede expulsar con la oración y el ayuno», Mateo 17: 19-21.

En las Escrituras, la oración y el ayuno practicados juntos se convierten en una amenaza para el enemigo. 

Porque la oración y el ayuno liberan el enorme poder de Dios en el ámbito espiritual.

El ayuno promete cantidad de gracias, tanto para las naciones como para las personas en particular.

A través del ayuno y la oración podemos cultivar la virtud cardinal de la templanza, con la moderación y el autocontrol, que domestican el desorden que caracteriza a la carne.

Y también la oración y el ayuno son herramientas fundamentales para superar al diablo y sus secuaces en la tentación.

Pero además un plus que obtenemos con el ayuno es que intensifica la urgencia de las oraciones.

Porque los ayunadores a menudo elegirán un propósito particular para su ayuno: una pregunta que necesita orientación; un ser querido que necesita sanación; la derrota de los planes del maligno, etc.

Y luego usarán los malestares del hambre inducidos por el ayuno, como un recordatorio para orar por esas intenciones.

Como cristianos, tenemos que volver a abrazar este pilar de nuestra fe y practicar regularmente la disciplina del ayuno. No sólo en cuaresma.

Y no debemos verlo principalmente como una privación, sino más bien como una ofrenda, un regalo dado a Dios para adorarlo y reconocer su señorío.

Muchas veces la Biblia relaciona el ayuno como una forma de «buscar el rostro del Señor».

Buscamos Su rostro porque es Él quien nos sacará de los problemas que nos afligen.

Pero por supuesto, el ayuno no es fácil.

Es una disciplina en la que debemos formar a nuestros cuerpos y mentes para manejarlo.

Pero podemos acomodar el ayuno a nuestra situación de vida.

El punto importante es que ayunemos de alguna manera, en unión con la Iglesia, sobre todo los viernes en memoria de la pasión de Cristo.

Ya sea sólo dejando de comer carne, o estrictamente a pan y agua, o en algún punto entre los dos.

Pensando en que debemos empezar a combatir primero los demonios interiores que nos azotan y mantener a raya al maligno.

Y luego pedir la intercesión por nuestros seres queridos, por los pecadores, por las almas del purgatorio, por las intenciones de la Santísima Virgen, el triunfo de su Corazón Inmaculado, etc. 

Por eso queremos recomendar esta simple guía para ayunar: 

– establece un objetivo para tu ayuno, las intenciones; 

– comprométete con tu ayuno planificando cómo lo harás y haciéndolo;

– prepárate espiritualmente para hacerlo, con oración; 

 – cada vez que tu estómago comience a gruñir, entra en intercesión y conversación con Dios, porque debes recordar que estas luchando contra el enemigo, así como recordándole al maligno el poder de tu oración;

– planifica a que hora y cómo romperás el ayuno, que siempre debe ser gradualmente; 

– y finalmente no te desanimes si al principio no lo puedes hacer como te lo proponías, vuelve a intentarlo.

Bueno hasta aquí lo que te queríamos decir sobre el ayuno e impulsarte a que te atrevas a hacer ese cambio indudable en tu vida, porque el ayuno te santifica con el Espíritu Santo, y es un arma para cambiar el mundo que te rodea.

Y me gustaría preguntarte si tu ayunas y cuando lo haces, y si has intentado ayunar, qué sucedió.

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