3 Comments

  • Alondra Decas dice:

    Que linda comparacion, y que hermoso es conocer a Dios, ojala y todo el Mundo lo conocer a :)

  • Angeles dice:

    Hermoso. Y se acomoda muybien a las dudas sobre la existencia de Dios. ¡Si todo el mundo creyera en Él! ¡Qué diferente sería todo! En fin, mantengámonos firmes en la FE, la Esperanza y la Caridad. Eso, sin duda es contagioso, con la gracia de Dios. Bendiciones.

  • Me halaga mucho como se ha extendido este relato por la Red (incluso en varios idiomas); lo que ya no me halaga es encontrar que ya haya siete personas que se adjudican la autoría ¡de un relato con exactamente las mismas palabras! algo probabilísticamente imposilbe; entre ellos el tal Útmutató un Léleknek.
    Este relato lo escribí, registré y publiqué en 1980 y es parte de mi libro de relatos cortos llamado «Morfogenia», impreso con su correspondiente ISBN y que también se puede adquirir en http://www.lulu.com.
    Lo que corre por Internet es pobre (una docena de líneas cuando mi relato son 19 páginas) y además se le ha querido dar un énfasis tal que se le ha puesto ideas de fuera del útero que no puedem ser válidas en un mundo dentro del útero: (1) los fetos no puden hablar porque no saben y porque se les llenaría la boca de líquido amniótico. (2) Los fetos no pueden pensar en luz porque eso no existe en su mundo y nadie puede hablar de lo que no sabe que existe en otra dimensión. (3) Los fetos no pueden imaginar el andar con esas cosas que tiene por encima de sus cabezas (las piernas y los pies); es decir, este relato ha sido viciado con absurdos.
    Leer mi realto orignal y vereis como manejo las cosas, porque un buen escritor debe ser capaz de vivir la situación real de sus personajes.
    Me extraña mucho que nadie haya añadido una de las cosas más tiernas del relato, cuando Chica (la creyente) reza «Madre nuestra que estás ahí fuera…»
    Seguir usando y compartiendo el relato (dirigir vuestros amigos a mi blog) usarlo en seminarios, pero siempre diciendo quien es el verdadero autor y donde se puede leer el verdadero relato, con toda su riqueza.
    Saludos
    Pablo J.Luis Molinero