El santísimo sacramento, la hostia consagrada, tiene vida y es sanadora.
Numerosos milagros eucarísticos muestran que efectivamente la hostia consagrada contiene el cuerpo y la sangre de Cristo, como asevera le Iglesia.
En este artículo mostramos un tipo de milagros eucarísticos de hostias consagradas que brillan.
Esas manifestaciones físicas son un indicador, a veces visible, de su poder sanador sobre nosotros cuando nos exponemos a ella en adoración.
Veamos algunos casos.
UNA MANIFESTACIÓN EN EL SANTÍSIMO SACRAMENTO
El milagro eucarístico se produjo durante la bendición con el Santísimo el 25 de junio de 2016 a las 6:34PM.
En el auditorio de una escuela secundaria de EE.UU. en donde se había dispuesto un Altar, durante un retiro juvenil del cual yo era acompañante, dice el relator de la noticia.
Quien tomó esta fotografía narra lo que sucedió.
Yo estaba allí con mi esposa.
Mi hijo menor que estaba en el retiro de la escuela secundaria, y otros acompañantes estaban en el campamento juvenil.
Nuestro grupo de adolescentes había estado trabajando toda la semana en una de las comunidades pobres de la ciudad, ayudando a limpiar, pintar y a convertir una antigua escuela primaria abandonada en un centro comunitario para los jóvenes de la comunidad.
El último día antes de regresar a nuestra parroquia, el personal programó la adoración con Bendición con el Santísimo para todos los jóvenes y acompañantes participantes (más de 300 personas).
Cuando el momento de la adoración llegaba a su fin y el sacerdote que presidía estaba a punto de bendecir a la congregación con la Eucaristía, vi una luz – un resplandor de fuego, realmente – que comenzaba a emanar de la custodia de roble sobre el altar.
A diferencia de la mayoría de las custodias, ésta estaba hecha principalmente de madera con muy poca ornamentación metálica.
Por supuesto, yo creía que toda la congregación veía exactamente lo que yo estaba viendo.
Veía ese fuego emanando de Nuestro Señor en la Eucaristía.
Cuando la llama comenzó a crecer y a danzar, saqué mi iPhone de mi bolsillo trasero derecho y tomé imágenes durante un período de aproximadamente 9-10 segundos.
Mi esposa me miró enojada por lo que yo estaba haciendo y con razón.
Pero yo estaba fascinado porque pensé que se trataba de algún tipo de efecto especial.
Me sentí ‘movido’ a tomar las fotos.
Las imágenes capturan los instantes previos a la bendición del Padre, mientras hace la Exposición Eucarística.
En la última imagen, cuando el Padre estaba a punto de elevar la custodia, la luz (o fuego) se volvió brillante como el sol, iluminó el escenario y luego tan rápidamente como apareció – desapareció.
Le expliqué que solo estaba tratando de capturar imágenes de la llama que emanaba de la custodia.
Mi esposa me miró desconcertada y me preguntó, “¿cuál llama”?
Saqué el teléfono de mi bolsillo y por primera vez mi esposa vio lo que había yo capturado en las cuatro imágenes.
Me dijo que no vio ninguna luz o llama, sólo la custodia en el altar escasamente iluminado.
Los dos estábamos sin habla.
Durante la Bendición, mi esposa había estado de rodillas a mi derecha.
¿Cómo es posible que no hubiera visto nada?
Inmediatamente les pregunté a mis amigos que habían estado arrodillados justo a mi izquierda durante la Adoración
“¿Vieron la llama?”
Me miraron desconcertados y me dijeron:
“No, ¿cuál llama o luz?”
¿Cómo es posible que no la hayan visto?
Fui a buscar al Padre y le pregunté si había visto algún reflejo o luz proveniente de la custodia.
La respuesta fue que no.
Le mostré las imágenes que yo había tomado e instantáneamente lo vi conmovido por lo que miraba.
Tomó mis fotos y volvió al auditorio donde el personal del campamento estaba apagando en ese momento los amplificadores de la banda que había estado a cargo de la música durante la adoración.
El Padre les preguntó si tenían una iluminación especial dirigida a la custodia o al altar; dijeron que no.
Todos buscamos focos o reflectores o alguna explicación.
Les preguntamos también a estas personas si habían visto una luz o un reflejo o algo parecido a lo que luego les mostramos.
Nuevamente respondieron que no.
En el transcurso de la noche les mostramos las imágenes a otros acompañantes y adolescentes, para comprobar si alguien había visto una luz, reflejo o algo similar.
Pudimos constatar que nadie (de los más de 300) aparte de mí, vio este fuego que fue lo que me ‘movió’ a fotografiar el Milagro Eucarístico.
He mostrado estas fotos a sólo un par de sacerdotes que conozco bien, a fin de obtener su opinión y asesoría.
Los dos me aconsejaron que continúe orando para conocer lo que Dios está tratando de decirme.
También me aconsejaron no usar mi nombre porque algunos andan a la “caza” de lo sobrenatural (como se declaró esto).
El haber visto a Dios en el fuego del Espíritu Santo, emanando de la Santa Eucaristía ha cambiado mi vida.
Y aquí va otro fenómeno extraordinario con la hostia consagrada.
BRILLO ESPECIAL EN LA CASA DE UN SACERDOTE DONDE ESTABA GUARDADO EL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Esta foto y la historia detrás de ella fue originalmente escrita por el Padre Robert Lange, un sacerdote de la Diócesis de Arlington, Virginia, en 2007.
El Padre Lange fue a estar con el Señor en Mayo de 2015.
El propio Padre Robert Lange narra lo que sigue.
La imagen de arriba es de mi casa en Fort Valley, Virginia, y la fuente de luz sale de mi capilla donde está reservado el Santísimo Sacramento.
No hay luz en la ventana y no hay sol en el día de la imagen.
En mayo de este año el Obispo Loverde me dio permiso para reservar el Santísimo Sacramento en mi capilla.
La capilla está en el segundo piso de mi casa.
La Eucaristía había sido reservada en la capilla hacía menos de una semana, cuando esta imagen fue tomada desde el porche de la casa de una vecina.
La persona que toma la imagen se enamoró de la belleza del valle y decidió tomar una foto para su colección.
Cuando dirige la cámara hacia el valle y trató de concentrarse para la imagen, ella dice que la luz que venía de mi casa era tan brillante que ella dijo que era difícil tratar de mirar en la cámara para ver la imagen que quería tomar.
Era un día nublado y yo no tenía una luz encendida en la habitación / capilla en la que la fuente de luz estaba.
Ella tomó la fotografía y la imagen. La estrella de David es lo que salió de su cámara digital.
Ella no sabía qué hacer con esto.
Al no ser católica no tenía conocimiento del Sacramento de la Eucaristía.
Mi opinión es que nuestro Señor quería darnos un hermoso recordatorio de su presencia real en la Eucaristía: Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
Es un recordatorio de que Él está siempre con nosotros.
Que nunca estamos solos, que Él es el Hijo de Dios y el Hijo del hombre.
Es un recuerdo vivo de que Él realmente sufrió y murió en la cruz y que Él está presente en este mundo – hasta su segunda venida – de este modo más especial en la Eucaristía.
Del mismo modo que había aparecido la estrella sobre el establo de Belén cuando nació el niño de Cristo, la estrella de David ha aparecido a través de la ventana de mi Capilla en camino de la iglesia de San David, Fort Valley, Virginia, para recordarnos de su cuidado, amor, protección y presencia en nuestras vidas hoy y siempre.
EL MILAGRO EUCARÍSTICO DE SANTAREM: HOSTIA BRILLANDO Y SANGRANDO
Alrededor de 1247 en Santarem, a 40 kilómetros de Fátima, sucedió un milagro eucarístico que involucró una hostia brillante.
Una mujer había sido abandonada por su marido que se había ido a vivir con otra mujer.
Entonces la abandonada recurrió a una bruja.
Y ésta le prometió ayudarla pidiéndole que le trajera una hostia consagrada para hacer el hechizo.
Entonces la mujer fue a la iglesia de San Esteban, recibió la comunión en la boca, se la sacó de la boca, la puso en un velo subrepticiamente y se fue a su casa.
Pero mientras iba de camino a su casa la hostia comenzó a sangrar sin que ella se diera cuenta.
Personas que se cruzaban con ella le preguntaban cómo se había lastimado tanto que le caía tanta sangre.
La mujer confundida y aterrorizada llegó a su casa y encerró la hostia en un cofre.
Finalmente su marido regresó esa misma noche.
Pero ambos fueron despertados cuando vieron un brillo generalizado en la habitación que salía del cofre.
La mujer le contó a su marido lo que había pasado y pasaron el resto de la noche orando de rodillas.
A la mañana siguiente fueron a informarle al sacerdote de la parroquia y éste fue a buscar la hostia a la casa llevándola en procesión hacia la iglesia.
La hostia siguió sangrando durante 3 días y se colocó sobre una base de cera de abeja para contener la sangre.
Pero un siglo después se encontró que el sello de cera se había roto y misteriosamente la hostia apareció dentro de un frasco de cristal sellado, que nadie supo cómo llegó allí.
Luego de este milagro la iglesia de San Esteban pasó a llamarse Iglesia del Santo Milagro.
Y la casa donde se produjo el brillo de la hostia se convirtió en capilla en 1684.
Luego la hostia fue colocada en una magnífica custodia en forma de pera en el siglo XVIII – que se puede ver en la imagen que mostramos -, y permanece en el altar mayor de la iglesia de San Esteban del santo Milagro.
A través de los siglos ha salido sangre de la hostia e incluso varias veces ha aparecido la imagen de Jesucristo en ella.
Cuatro papas han reconocido este milagro y concedieron indulgencia plenaria a quienes fueran a adorar esa hostia los papás son Pío IV, San Pío V, Pío VI y Gregorio XIV
Los segundos domingos de abril es la fiesta de este milagro y es representado por actores locales en la capilla.
MILAGRO EUCARÍSTICO DE POZNAN DONDE LAS HOSTIAS SANGRAN Y BRILLAN
En 1399, en la ciudad de Poznan, un grupo de amigos que odiaban la fe cristiana convencieron a una doméstica para extraer de la iglesia de los Dominicos (hoy de los Jesuitas) tres Hostias consagradas.
La mujer, alentada por una sustanciosa recompensa, logró robarlas.
Al entregarlas en manos de los malhechores bajaron al sótano de una casa, las depositaron sobre una mesa y comenzaron a profanarlas golpeándolas con un punzón.
De pronto, comenzaron a destilar copiosamente sangre que llegó a salpicar en el rostro de una chica del grupo, que siendo ciega recuperó inmediatamente la vista.
Los profanadores, sobrecogidos de terror y de la angustia, intentaron destruir en vano las Hostias porque éstas permanecían siempre intactas.
Entonces, decidieron llevarlas a las afueras de la ciudad y arrojarlas en los pantanos que estaban cerca al río Warta.
Mientras tanto, un joven pastor que se encontraba en las cercanías, vio tres Hostias luminosas que se elevaban en el aire.
Dominando la emoción, regresó a su casa para contarle todo a su padre y a las autoridades locales.
El alcalde se mostró indiferente a lo que el joven narraba y creyendo que era un impostor ordenó que lo encarcelaran.
El joven pastor logró liberarse misteriosamente y se presentó nuevamente al alcalde, quien finalmente, convencido de los hechos, se dirigió al lugar del Prodigio.
Mientras tanto, toda la población se había reunido en torno a las tres Hostias luminosas suspendidas en el aire.
Sólo el Obispo Wojciech Jastrzebiec pudo lograr, luego de fervientes ruegos al Cielo, recuperar las Partículas que descendieron a la píxide (copón) que tenía entre las manos.
El Obispo ordenó inmediatamente una procesión solemne para llevar las Hostias prodigiosas a la iglesia dedicada a Santa María Magdalena.
En el lugar del Milagro fue construida una capilla de madera que se convirtió en meta de peregrinaciones.
LA MARAVILLA DE LA SANACIÓN POR EL SANTÍSIMO SACRAMENTO
Las emociones negativas tienen la capacidad de quebrantar nuestro espíritu y nos impiden avanzar en las obras que el Señor desea que completemos.
Estos ataques te hacen estancar. Es una especie de inactividad y pensamientos negativos que parecen incontrolables.
A medida que pasa el tiempo, la esperanza comienza a desvanecerse y caes en la tristeza y en la desidia.
Y cuanto más profundo caes en esa tristeza, más lleno de problemas estás y más lejos de Dios te ves.
La culpa y el dolor empiezan a fluir y comienzas a pedir al Señor Su guía, rogándole que te rescate.
Es que el diablo no discrimina, ataca a todos.
Su único propósito es destruir a la humanidad y robarle a Dios tantas almas como pueda.
Conoce nuestras debilidades y las usará en contra nuestra.
Pero no podemos permitirle que tenga ningún poder sobre nosotros.
Debemos “resistirle” como dice la Escritura, pero primero tenemos que comprender que el mal está presente y que estamos ante un ataque.
Aunque el ataque es a veces extremadamente evidente, la mayoría de las veces el diablo ataca de manera elusiva, vaga.
Y te preguntas ¿por qué permite Dios esto?
Pero luego piensas racionalmente que el diablo no puede hacernos nada sin el consentimiento de Dios.
Entonces refrescas la idea que el Señor permite que la oscuridad nos cubra en diferentes momentos de nuestras vidas.
Él nos quita bienestar y consuelo en un intento de acercarnos a Él.
A través de estos sufrimientos, Cristo nos está enseñando, llevándonos a una comprensión y confianza más profundas en Él.
Es cuando decides ir más seguido a Misa y a la Adoración al Santísimo.
En un intento supremo de eliminar el sufrimiento y la angustia que el diablo había puesto en ti.
Es que el Espíritu Santo te releva que si respondes de esa manera a estos ataques se abrirán algunas puertas y tus sufrimientos amainarán.
La adoración al Santísimo es un escape de las ansiedades y exigencias de este mundo. Pero también un acto sanador.
Tan pronto como entras en la capilla y te arrodillas, comienza una sensación de bienestar.
Y luego te sientes abrumado por un sentimiento de gratitud y agradecimiento con el Señor por haberte invitado a estar con Él.
Estar en Su presencia cambia la vida. Aquí es donde comienza nuestro amor, y aquí es donde continúa creciendo.
Aunque no podemos evitar que aún en ese momento el maligno nos ataque tratando que desistamos de la adoración o lo hagamos con menos devoción.
Pero hay una paz allí que es realmente tangible.
Después de algún tiempo en oración, tu respiración se hace lenta, tu corazón se detiene, y hay una ligera vibración dentro de ti.
Todo a tu alrededor desaparece mientras descansas en la presencia de la Trinidad, los ángeles y el mismo cielo.
El amor de Jesús es diferente de cualquier amor que hayas sentido en esta tierra.
Su amor es pleno y completo; podrías descansar en Él para siempre.
Su amor es suave, amable y tranquilizador. Te sientes seguro y reconfortado.
Mientras estas sentado allí tú lo miras y Él te mira. No necesitas ninguna otra actividad
Y Jesús te sana en silencio. Lo sientes en la paz que te invade.
Toda la angustia que había invadido tu alma es reemplazada por una paz que sólo puede venir del cielo.
Te quedas amando a Dios más que antes.
Miras la custodia y encuentras en la Eucaristía distintas figuras y tonos.
Es que la Hostia está viva.
Piensas en la misericordia del Señor y sientes su poder en lo que te ha sucedido en estos momentos que has estado arrodillado y sentado.
Sientes que Él acaba de derramar su misericordia sobre tí.
Y caes en comprender la belleza del momento.
Jesús siempre está presente allí en el Santísimo, esperando que le traigamos todo a Él, fortaleciéndonos, sanándonos de todas nuestras heridas, y llenándonos de Su gran amor.
¿Auto hipnosis? ¿Autoayuda para sentirte mejor? ¿Resabio medieval?
No. Y el propio Señor se encarga de darnos señales físicas externas, que aún los no creyentes pueden ver, que hay algo maravilloso y sobrenatural en la hostia consagrada.
Porque a veces una señal celestial física es lo que necesitamos para reavivar nuestra esperanza en Dios.
En la seguridad de Su presencia constante en nuestras vidas y en la fe en la verdad de la Presencia real de Jesucristo en la Eucaristía.
¿Te gustó este artículo? Entra tu email para recibir nuestra Newsletter, es un servicio gratis:
|