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A la Virgen de Guadalupe DEVOCIONES Y ORACIONES Tipos especiales de Rosario

Rosario Guadalupano

Está basado en los siete grandes acontecimientos de los primeros días de la gran revelación Guadalupana. Cada una de las consideraciones corresponde a cada uno de esos hechos y se reza como cada misterio del Rosario clásico; tiene algunas jaculatorias apropiadas. Podría ser utilizado cada día 12 de cada mes aunque no se leyera todo el texto del Nican Mopohua cuya numeración, apropiada para cada consideración, está señalada en el enunciado de cada acontecimiento.

PRIMERA CONSIDERACIÓN

La Santísima Virgen María se aparece a Juan Diego
En el Tepeyac por primera vez (NM 1-39).

Guía: El centro de la narración de este primer encuentro de María Santísima con Juan Diego está en la manifestación cariñosa que hace de Dios y de sí misma. Viene a presentársenos como Madre cariñosa que quiere atendernos. Para esto pide una casita sagrada, un templo, en donde podamos acercarnos a Ella para así poder atendernos en nuestras aflicciones, penas y necesidades, pues nos dice que es Nuestra Piadosa Madre. Pero su manifestación más clara es darnos a conocer y a amar al verdaderísimo Dios por quien se vive, al Creador de los rostros y corazones, al Dador de la vida. Ella, pues, es la primera que anunciará eficazmente a Dios en toda América, y será el modelo de toda evangelización.

En esta primera consideración, trataremos de descubrir el amor de Dios por nosotros que se nos quiere entregar, que nos quiere dar a María como Madre y a los demás como hermanos.

Un Padre Nuestro y diez Ave Marías.
Jaculatoria:
Guía: Mi corazón en amarte eternamente se ocupe,
Todos: Y mi lengua en alabarte,
Madre mía de Guadalupe.
Canto.

SEGUNDA CONSIDERACIÓN

Primera entrevista de Juan Diego con
el obispo y segunda aparición (NM 40-67).

Guía: En esta consideración vamos a contemplar cómo Juan Diego va con el Señor obispo a llevarle el mensaje de la Virgen, él lo oye con atención pero no le cree; le dice que vuelva otro día. Regresa Juan Diego con la Virgen, muy desalentado y triste, y ya no quiere hacer el servicio. Le pide a Ella que mande a otro más cualificado que él. La Virgen le dice que es muy importante que sea él quien haga el servicio y lo vuelve a enviar. Juan Diego se siente confortado para cumplir el encargo de la Virgen y se va a cuidar a su tío Juan Bernardino.

Un Padre Nuestro y diez Ave Marías.
Jaculatoria:
Guía: Con María, Nuestra Madre, conocemos, amamos y seguimos a Jesús.
Todos: Con Ella aprendemos a ser hermanos de todos.
Canto.

TERCERA CONSIDERACIÓN

Segundo encuentro de Juan Diego
con el obispo y tercera aparición (NM 68-93).

Guía: Juan Diego, confortado por la Virgen el sábado en la tarde va a atender a su tío, y en la mañana del Domingo 10 de Diciembre, acude a Misa a Tlatelolco y de allí se va con el obispo. Se comunica con él con dificultad y le ruega que quiera aceptar el mensaje de la Virgen. El obispo pide una señal para confirmar que María lo envía. Para vigilar con quién habla, el obispo manda a unos de sus empleados a seguir a Juan Diego, pero no logran seguirlo hasta el final. Juan Diego se encuentra con la Virgen hacia el atardecer y le dice el recado del obispo. Ella lo cita el lunes para darle la señal que pide aquél.

Un Padre Nuestro y diez Ave Marías.
Jaculatoria:
Guía: Mi corazón en amarte,
eternamente se ocupe,
Todos: Y mi lengua en alabarte, Madre
mía de Guadalupe.
Canto.

CUARTA CONSIDERACIÓN

Cuarta aparición y entrega de las rosas
a Juan Diego (NM 94-142).

Guía: Después de que Juan Diego dejó a la Señora del cielo, el domingo 10 en la tarde se fue adonde vivía con su tío Juan Bernardino. Lo encontró tan grave que el lunes 11 se quedó con él para atenderlo y buscarle algún remedio; por eso no pudo ir a la cita con la Virgen. El martes 12 salió antes del amanecer hacia Tlatelolco para ir por un sacerdote que atendiera a su tío con los Sacramentos. Dio un rodeo para no pasar por el lugar donde la Virgen se le había aparecido, pues pensaba que tal vez lo estaría aguardando y él tenía prisa para ir a México. Sin embargo, la Madre de Dios le sale al paso, le pregunta qué le pasa y se le manifiesta como Madre cariñosísima. Le dice las palabras más bellas:
«Escucha, ponlo en tu corazón
hijo mío, el menor, que es nada
lo que te asusta y aflige; no se
turbe tu corazón; no temas esta
enfermedad ni otra alguna enfermedad y angustia.
¿ No estoy yo aquí, que soy tu Madre?
¿No estás bajo mi sombra? ¿No
soy yo tu salud? ¿No estás por
ventura en mi regazo? ¿Qué
más necesitas?» (NM 118-119).

Con estas palabras lo consuela, y le da las rosas como señal para el obispo y lo manda feliz con éste.

Un Padre Nuestro y diez Aves Marías.
Jaculatoria:
Guía: Con María, Nuestra Madre,
conocemos, amamos y seguimos
a Jesús.
Todos: Con Ella aprendemos a ser
hermanos de todos.
Canto.

QUINTA CONSIDERACIÓN

Juan Diego ante el obispo por
tercera vez; la señal de las rosas
y la impresión de santa María
de Guadalupe en el ayate de
Juan Diego (NM 144-191).

Guía: Después de haberse encontrado con la Virgen y de que Ella le dio las rosas como señal de que quería una casita sagrada –un templo- para atendernos allí, Juan Diego se va muy contento por la calzada del norte hacia México. Llega a ver al obispo, pero siguen las dificultades. Los empleados no quieren anunciar su presencia. Por curiosidad, se dan cuenta de que Juan Diego trae algo importante y se lo dicen al obispo quien lo recibe. Juan Diego le narra todo lo acontecido y le dice que le trae la señal para comprobar que es cierto que lo envía la Señora del Cielo. Al desenrollar el ayate caen las rosas y, en ese momento, se hace la estampación de María en el ayate. El obispo se convierte, llora y hay gran alegría entre todos, quienes admiran a la Virgen y oran ante Ella. El señor obispo la pone respetuosamente en su oratorio. Todo el día y la noche se queda Juan Diego en la casa del obispo.

Un Padre Nuestro y diez Aves Marías.
Jaculatoria:
Guía: Mi corazón en amarte
eternamente se ocupe,
Todos: Y mi lengua en alabarte,
Madre Mía de Guadalupe.
Canto.

SEXTA CONSIDERACIÓN

Encuentro de Juan Diego Y Juan
Bernardino. Testimonio de su curación
ante el obispo.
El nombre de Guadalupe (NM 192-211).

Guía: Al día siguiente de la estampación de la imagen en el ayate y de la entrega de las rosas, Juan Diego, el señor obispo y la comitiva van a ver el lugar en donde la Virgen quiso que le hicieran su casita. Una vez decidido el sitio, Juan Diego pide permiso para ir a ver a su tío. Va una comitiva con él. Juan Bernardino se asombra de que honren tanto a Juan Diego y le cuenta cómo la Virgen lo sanó y cómo Ella le dijo que lo había mandado con el obispo para que le diera la señal. Después le dice que la Virgen quiere que la nombren Santa María de Guadalupe. Le contó cómo Ella le dijo que fuera a dar testimonio al señor obispo de lo ocurrido. Así, van, tío y sobrino con el señor obispo quien recibió el testimonio y los hospedó unos días en tanto fue construida la primera casita de María en el Tepeyac.

Un Padre Nuestro y diez Aves Marías.
Jaculatoria:
Guía: Con María, nuestra Madre,
conocemos, amamos y seguimos
a Jesús.
Todos: Con Ella aprendemos a ser
hermanos de todos.
Canto.

SÉPTIMA CONSIDERACIÓN

El traslado de la imagen de
Nuestra Señora de Guadalupe
desde México-Tenochtitlán al
Tepeyac (NM 212-218).

Guía: Después de que pasaron los primeros días de las apariciones, el obispo Zumárraga, ante la cantidad de gente que quería ver a María, tuvo que trasladar la imagen de su oratorio particular a la iglesia mayor. Después de terminar la ermita y pasar la fiesta de Navidad, el 26 de diciembre de ese mismo año, Juan Diego, el obispo, Juan Bernardino y todo el pueblo de Dios-vencedores, vencidos, clero, diferentes razas y etnias- hacen un traslado apoteótico de la imagen. Van miles y miles por la calzada del norte que va desde la isla mayor, Tenochtitlán, hasta el Tepeyac. Imaginémonos ese traslado grandioso entre cantos, alegrías y la primera manifestación tumultuosa y de regocijo que se da en México después de la conquista.
Los indígenas salen ataviados con sus vestiduras de fiesta para vivir la alegría desbordante de encontrarse juntos con el verdaderísimo Dios por quien se vive, el Hijo de María que los ha venido a visitar por medio de su Madre. Todo tipo de instrumentos musicales, de adornos, de cantos, danzas y hasta arcos, flechas y lanzas relucen en este glorioso traslado. Dejémonos transportar por la imaginación y el amor a ese momento, y acompañemos a los indígenas, criollos, algunos negros y los primeros mestizos que tuvieron la dicha de vivir estos acontecimientos. Ese día, además, hubo un gran milagro público pues un indígena fue muerto accidentalmente por un compañero en una escaramuza festiva.
Cuando pasó María en andas muchísimos hicieron oración junto con Juan Diego y el obispo, y resucitó el muerto. Esto ayudó a que todo el Acontecimiento Guadalupano se difundiera más rápidamente por todas partes y que muchísimos se convirtieran y pidieran el bautismo.

Un Padre Nuestro y diez Ave Marías.
Jaculatoria:
Guía: Mi corazón en amarte
eternamente se ocupe,
Todos: Y mi lengua en alabarte,
Madre mía de Guadalupe.
Canto.

Un Padre Nuestro y tres Ave Marías y
la Salve..

NOTA: En el Nican Mopohua está el relato solamente del primer breve traslado de la Imagen; hay otros relatos complementarios indígenas del siglo XVI, Como el Nican Motecpana, que nos permiten ubicar mejor lo que pasó en esos días tan especiales.

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A la Virgen de Guadalupe DEVOCIONES Y ORACIONES Sobre el Aborto y los No Nacidos

Oración por las Víctimas del Aborto

Santa María, Madre de Dios y de la Iglesia, Nuestra Señora de Guadalupe, tu fuiste elegida por el Padre para el Hijo a través del Espíritu Santo.
Tu eres la Mujer vestida con el sol a punto de dar a luz a Cristo mientras Satanás, el Dragón Rojo, espera para devorar vorazmente a tu Hijo…

…CONTIENE VIDEOS…

Lo mismo hizo Herodes buscando destruir a tu Hijo, Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, masacrando muchos niños inocentes en su intento.
Lo mismo hace hoy el aborto, matando millones de niños inocentes y explotando a sus madres en su ataque contra la vida y contra la Iglesia, el Cuerpo de Cristo.

Madre de los Inocentes, alabamos a Dios en tí por Sus regalos a tí de tu Inmaculada Concepción, libre de pecado, llena de gracia; tu maternidad de Dios y de la Iglesia, tu Perpetua Virginidad y tu Ascención al Cielo en cuerpo y espíritu.

O Auxilio de los Cristianos, te rogamos protejas todas las madres de los aún no nacidos y a los niños en su vientre. Suplicamos tu ayuda para que se termine este holocausto del aborto.

Santa Madre, rogamos a tu Inmaculado Corazón por todas las madres y todos los niños aún no nacidos para que ellos puedan tener vida aquí en la tierra y por la tan Preciosa Sangre derramada por tu Hijo que puedan tener vida eterna con El en los cielos.

También oramos a tu Inmaculado Corazón por todos los que realizan los abortos y los que los apoyan, para que se conviertan y acepten a tu Hijo, Jesucristo, como su Señor y Salvador. Defiende a todos tus hijos en la batalla contra Satanás y todos los malos espíritus en estos tiempos de oscuridad.

Deseamos que los inocentes niños aún no nacidos y que mueren sin el Bautismo pudieran ser bautizados y salvados. Te pedimos que obtengas esta gracia para ellos y el arrepentimiento, reconciliación y el perdón de Dios para sus padres y sus asesinos.

Que sea revelado una vez mas en el mundo el poder del Amor. Que él ponga fin al mal. Que transforme conciencias. Que tu Inmaculado Corazón revele para todos la luz de la esperanza. Que Cristo Rey reine sobre todos nosotros, nuestras familias, ciudades, estados, países y la humanidad completa.

O clemente, O llena de amor, O dulce Virgen María, escucha nuestras plegarias y acepta este clamor desde nuestros corazones!
Nuestra Señora de Guadalupe, Protectora de los aún no nacidos, Ruega por nosotros!

 VIDEO

aborto video

 

El Aborto Parte 1

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A la Virgen de Guadalupe DEVOCIONES Y ORACIONES

Oraciones a la Virgen de Guadalupe del Tepeyac

Publicamos una serie de oraciones a la Virgen de Guadalupe: la oración de Juan Pablo II, para los esposos y esposas y varias más.

ORACIÓN DE JUAN PABLO II A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE

México, enero de 1979. Visitando su Basilica en su primer viaje al extranjero como Papa.

Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra.
Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena felicidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.

Esperanza nuestra, míranos con compasión, enseñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver a El, mediante la confesión de nuestras culpas y pecados en el Sacramento de la Penitencia, que trae sosiego al alma.

Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos Sacramentos, que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.
Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos,
Amén.

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE PATRONA DE MÉXICO Y EMPERATRIZ DE LAS AMÉRICAS

«Madre Santísima de Guadalupe. Madre de Jesús,
condúcenos hacia tu Divino Hijo por el camino del Evangelio,
para que nuestra vida sea el cumplimiento generoso
de la voluntad de Dios
Condúcenos a Jesús,
que se nos manifiesta y se nos da en la Palabra revelada
y en el Pan de la Eucaristía
Danos una fe firme,
una esperanza sobrenatural
una caridad ardiente
y una fidelidad viva
a nuestra vocación de bautizados.
ayúdanos a ser agradecidos a Dios,
exigentes con nosotros mismos y llenos de amor
para con nuestros hermanos.
Amén

ORACIÓN PARA LAS ESPOSAS Y ESPOSOS

Señor, inspira estos hombres y mujeres
que llevan los títulos de «Esposo» y «Esposa».
Ayúdalos a mirarte a Tí,
a ellos mismos,
uno al otro,
para redescubrir la plenitud y el misterio
que una vez sintieron en su unión.
Ház que sean lo suficientemente honestos para preguntarse:
«Dónde hemos estado juntos
y hacia dónde estamos yendo?
Haz que sean lo suficientemente valientes para preguntarse:
«En qué hemos fallado?»
Haz que sean lo suficientemente fuertes para decir:
«Para mí, nosotros estamos primero.»
Ayúdalos, juntos
a reexaminar su compromiso
bajo la luz de Tu amor,
de buena voluntad, abiertamente, con compasión.
Un Ave María…

O, Virgen de Guadalupe. Colocamos bajo tu poderoso patronazgo la pureza e integridad de la Santa Fé en México y en todo el Continente Americano, porque estamos seguros que mientras seas reconocida como Reina y Madre, América y México y nuestro matrimonio serán salvados…
Amen

OTRAS ORACIONES

PRIMERA

Dios de poder y de misericordia, bendeciste las Américas en el Tepeyac con la presencia de la Virgen María de Guadalupe. Que su intercesión ayude a todos, hombres y mujeres, a aceptarse entre sí como hermanos y hermanas.
Por tu justicia, presente en nuestros corazones, reine la paz en el mundo. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

SEGUNDA

Santa María de Guadalupe, Mística Rosa, intercede por la Iglesia, protege al Soberano Pontífice, oye a todos los que te invocan en sus necesidades. Así como pudiste aparecer en el Tepeyac y decirnos: «Soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios», alcánzanos de tu Divino Hijo la conservación de la Fe. Tu eres nuestra dulce esperanza en las amarguras de esta vida. Danos un amor ardiente y la gracia de la perseverancia final. Amén.

TERCERA

Virgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios, Señora y Madre nuestra. Venos aquí postrados ante tu santa imagen, que nos dejaste estampada en la tilma de Juan Diego, como prenda de amor, bondad y misericordia. Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan con inefable ternura: «Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo como a un pequeñito y delicado,» cuando radiante de hermosura te presentaste ante su vista en el cerro del Tepeyac.

Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras. Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la mas tierna, la mas compasiva. Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el manto de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe.

Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre. Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades. En los peligros, en las enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros.

CUARTA

Virgen de Guadalupe, Madre de América. Tiende tu protección sobre todas las naciones del Continente y renueva su fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Suscita propósitos de equidad y rectitud en sus gobernantes. Protege a los hermanos de Juan Diego para que no sufran discriminación. Cuida a los niños. Guarda la unidad de las familias… Que desde esta tu Imagen manifiestes siempre tu clemencia, tu compasión y tu amparo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

QUINTA

Virgen Santísima de Guadalupe, Madre y Reina de nuestra patria. Aquí nos tienes humildemente postrados ante tu prodigiosa imagen. En Ti ponemos toda nuestra esperanza. Tueres nuestra vida y consuelo. Estando bajo tu sombra protectora, y en tu maternal regazo, nada podremos temer. Ayúdanos en nuestra peregrinación terrena e intercede por nosotros ante tu Divino Hijo en el momento de la muerte, para que alcancemos la eterna salvación del alma. Amén.

SEXTA

Oh Virgen Inmaculada! Escucha la oración que te dirigimos y preséntala a tu Hijo Jesús.
Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestro pueblo. Queremos ser totalmente tuyos y fieles siempre a Jesucristo en su Iglesia.
Virgen de Guadalupe, bendice a nuestras familias. Compadécete de nosotros y guíanos siempre a Jesús. Y así, libres de todo mal, podremos llevar a los demás la alegría y la paz que sólo pueden venir de tu Hijo Jesucristo. Amén.
Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria…en agradecimiento por el milagroso Retrato, milagro y continuo testimonio.

SEPTIMA

Oh Purísima Virgen de Guadalupe alcánzame de tu Divino Hijo el perdón de mis pecados, bendición para mi trabajo, remedio a mis enfermedades y necesidades y todo lo que tu creas conveniente pedir para mi y mi familia.
Oh Santa Madre de Dios! no desprecies las suplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes líbranos de todos los peligros.
Oh Virgen llena de gloria y bendición! Por Cristo Nuestro Señor, Amén.
Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria…en agradecimiento por el milagroso Retrato, milagro y continuo testimonio.

OCTAVA

Virgen Santísima de Guadalupe, Madre de Dios, Señora y Madre nuestra! Venos aquí postrados ante tu santa imagen, que nos dejaste estampada en la tilma de Juan Diego, como prenda de amor, bondad y misericordia.
Aún siguen resonando las palabras que dijiste a Juan con inefable ternura: «Hijo mío queridísimo, Juan a quien amo como a un pequeñito y delicado,» cuando radiante de hermosura te presentaste ante su vista en el cerro del Tepeyac.

Haz que merezcamos oír en el fondo del alma esas mismas palabras.
Sí, eres nuestra Madre; la Madre de Dios es nuestra Madre, la mas tierna, la mas compasiva. Y para ser nuestra Madre y cobijarnos bajo el manto de tu protección te quedaste en tu imagen de Guadalupe.

Virgen Santísima de Guadalupe, muestra que eres nuestra Madre. Defiéndenos en las tentaciones, consuélanos en las tristezas, y ayúdanos en todas nuestras necesidades. En los peligros, en las enfermedades, en las persecuciones, en las amarguras, en los abandonos, en la hora de nuestra muerte, míranos con ojos compasivos y no te separes jamás de nosotros.
Un Padre Nuestro, Ave María y Gloria…en agradecimiento por el milagroso Retrato, milagro y continuo testimonio.

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