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Revelaciones sorprendentes de la Virgen del Carmen para el Final de los Tiempos

Cómo la Virgen del Carmen es el hilo conductor de lo que sucederá en el Final de los Tiempos.

Nuestra Señora nos ha estado informando sobre qué está sucediendo y sucederá en la batalla del Final de los Tiempos, que nos conducirá a una Era de Paz.

Y lo hace a través de sus apariciones.

Donde el buque insignia son las apariciones de Fátima, en que nos dio un panorama global.

Pero ha utilizado su vestidito de Virgen del Carmen para darnos un hilo conductor que va de aparición en aparición.

Aquí hablaremos sobre cómo surgió la advocación Virgen del Carmen y su escapulario marrón, y cómo Ella está guiando las revelaciones sobre los sucesos del Final de los Tiempos, a partir de esta advocación.

En diversos mensajes de Jesús y María han quedado claro dos cosas.

Primero, que la información y la operación en la batalla del Final de los Tiempos contra el demonio y sus esclavos, está a cargo de la Virgen María, quien está informándonos a través de sus apariciones.

Y segundo, que la aparición insignia es Fátima, donde está resumida la información sobre los principales sucesos: el demonio va a tratar de tomar el mundo a través del comunismo, va a atacar a la Iglesia y se va a infiltrar en ella, habrá una gran apostasía, Dios va a intervenir, va a haber una gran confrontación que incluirá desastres en la naturaleza, y al final triunfará el Inmaculado Corazón de María y se otorgará al mundo una época de paz.  

Y si miramos más en detalle, descubrimos que el hilo conductor ha sido mediante la Virgen del Carmen.

Nuestra Señora del Carmen nació en el Monte Carmelo donde hoy está Haifa, en el norte de Israel, en Galilea, precisamente donde nace el cristianismo; recordemos que a Jesús le decían el galileo.

En ese lugar, el profeta Elías desafió a los sacerdotes del dios pagano Baal.   

Propuso que cada uno rogara a su respectivo Dios para invocar la lluvia, porque habían tenido 3 años de sequía.

Los partidarios de Baal sacrificaron un novillo en medio de oraciones, pero su dios no mandó fuego para asarlo.

Luego Elías tomó otro novillo, invocó a Yahvé y al cabo de pocos instantes cayó fuego sobre el altar, asando el novillo y sonaron grandes truenos, Primer libro de los Reyes, 18.

Luego apareció una pequeña nube que fue creciendo y finalmente cayó una lluvia abundante.

Allí Elías mostró que Yahvé era el verdadero Dios.

Faltaban unos 900 años para que María naciera.

Y después de Cristo se instalaron ermitaños en el Monte Carmelo y consideraron que la nubecita que había hecho llover era la Santísima Virgen María.

De estos ermitaños nació la Orden Carmelita, que reivindica como sus fundadores a los profetas Elías y Elíseo.

Pero por la invasión de los musulmanes sarracenos en 1291, que los martirizó y diezmó, se vieron obligados a abandonar el Monte Carmelo.

Una antigua tradición dice que antes de partir se les apareció la Virgen mientras cantaban el Salve Regina y Ella prometió ser para ellos su Estrella del Mar.

En el primer capítulo de la Orden celebrado fuera del Carmelo, en Aylesford, Inglaterra, en 1247, fue elegido general de la Orden San Simón Stock.

Y se decidió dejar de ser una orden ermitaña para ser una orden mendicante. 

La vida solitaria cedería su lugar a la comunitaria, la comida se celebraría en comunidad, y ya no actuarían en el desierto sino en la ciudad.

Pero el nuevo general pensaba que sin una intervención de la Santísima Virgen la orden estaba en peligro de desaparecer.

Entonces puso la orden bajo el amparo de María suplicándole la protección a la Flor del Carmelo.

Y el 16 de julio de 1251 la Virgen María se le aparece y le entrega el escapulario para la orden.

Le dice, “tú y todos los Carmelitas tendréis el privilegio, que quien muera con él, no padecerá el fuego eterno”.

Y el mismo día él tuvo que asistir a un moribundo.

Cuando le puso el escapulario le pidió a la Virgen que mantuviera la promesa que le acababa de hacer, y el hombre se arrepintió, confesó y murió en estado de gracia.

Desde este momento tuvo lugar en la Orden un cambio milagroso.

Y en el siglo XIV la Santísima Virgen se aparece al papa Juan XXII vestida con el hábito carmelita, y le prometió sacar del Purgatorio el sábado después de la muerte, al que muriese con el Escapulario.

Le dijo, “Yo Madre de misericordia, libraré del Purgatorio y llevaré al Cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieseis vestido Mi Escapulario”.

Esto se llamó el Privilegio Sabatino.

¿Y por qué decimos que la Virgen del Carmen es el hilo conductor de los mensajes del Cielo sobre el Final de los Tiempos?

Porque se entronca con las apariciones de Fátima, Garabandal y Akita.

¿Cómo? 

En la última aparición de Fátima, el 13 de octubre, cuando se produjo el Milagro del Sol, Nuestra Señora apareció vestida con el hábito carmelita y el escapulario en la mano.

Fue así. Después que Nuestra Señora desapareció en el firmamento, los pastorcitos contemplaron a San José con el Niño Jesús y a Nuestra Señora envuelta en un manto azul.

San José y el Niño trazaron la Señal de la Cruz sobre el mundo.

Luego vieron a Nuestro Señor bendiciendo al mundo y a la Virgen, como Nuestra Señora de los Dolores.

Y al final esta aparición se desvaneció y vieron a Nuestra Señora una vez más, pero esta vez como Nuestra Señora del Carmen.

Más tarde Lucía se volvería religiosa carmelita, e interpretaría que la devoción del escapulario agradaba a la Virgen y deseaba que se propagara.

Pero también ambas apariciones se entroncan con las apariciones de Garabandal.

Cuando la Santísima Virgen se despidió en Fátima como Nuestra Señora del Carmen dijo, “hasta San Sebastián de España”, según un libro carmelitano publicado en Brasil hacia los años de 1930.

Y en la pequeña aldea de San Sebastián de Garabandal se apareció como Nuestra Señora del Carmen de Garbandal entre 1961 y 1965, con un vestido blanco, manto azul, corona de doce estrellas doradas, y llevando el escapulario marrón.

Es en esta aparición de Garabandal donde Nuestra Señora informó sobre el itinerario que seguirá la batalla del Final de los Tiempos.

Primero el Espíritu Santo producirá el Aviso o Iluminación de Conciencia, para reformar la conciencia del mundo y lograr gran cantidad de conversiones.

Y dio una cantidad de indicios sobre el momento en que sucederían estos eventos.

Luego haría un Milagro para significar que el Aviso efectivamente vino de Dios.

Finalmente vendría al Castigo, cuya intensidad dependerá de la respuesta al Aviso. 

Y por último está la conexión de las apariciones de Akita con las de Fátima.

Por un lado, el último mensaje de Akita, el más importante de todos, se produjo un 13 de octubre de 1973, misma fecha que el último Mensaje de Fátima.

Y por otro lado, el mensaje es como si Nuestra Señora hubiera puesto una lupa sobre las informaciones que dio en Fátima y Garabandal, diciendo lo qué pasará dentro de la Iglesia con la apostasía, y qué cosas podrían suceder en el Castigo profetizado en Garabandal.

En junio de 1988, el Cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dio un juicio definitivo en favor de las apariciones de Akita, considerándolas auténticas y dignas de ser creídas.

Y dijo, “el mensaje de Akita es el mensaje de Fátima”.

Por eso se le llama popularmente la Fátima de Oriente.

Bueno, hasta aquí lo que queríamos contar sobre que Nuestra Señora se ha estado manifestando como la Virgen del Carmen, para dar un hilo conductor sobre los sucesos que están ocurriendo y ocurrirán en el Final de los Tiempos.  

Y me gustaría preguntarte si usas el Escapulario Carmelita o no.

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Las Claves para Bendecir y Usar el Escapulario de la Virgen del Carmen [sus Promesas y Milagros]

Miles de milagros de almas salvadas.

En pocos sacramentales y devociones marianas se ve una intervención del Cielo tan prolífica como en el Escapulario carmelita y en la advocación a la Virgen del Carmen.

Ambas devociones surgieron por una intervención directa de Nuestra Señora, y los frutos que han dado en los últimos 8 siglos han sido enormes.

Y ambas están fuertemente atadas a la fundación de la Orden Carmelita, que ancla sus raíces en Tierra Santa, siglos antes de la encarnación de Jesucristo.  

Aquí hablaremos sobre los sucesos sobrenaturales alrededor del escapulario marrón y la advocación a la Virgen del Carmen.

Sobre las promesas que hizo el cielo a quienes lleven el escapulario durante su vida y de qué forma se debe imponerlo.

Una de las advocaciones marianas más extendidas por el mundo es la de Nuestra Señora del Carmen.

Y también lo es su sacramental, el Escapulario Marrón carmelita, que fue recibido por el superior de la orden de manos de la Virgen María.

La historia comenzó en Tierra Santa siglos antes de que apareciera la Virgen María en la historia.

Desde tiempos inmemoriales vivían en el Monte Carmelo, en Tierra Santa, eremitas que seguían las enseñanzas de los profetas Elías y Eliseo, del Antiguo Testamento.

Allí sucedió lo que cuenta el primer libro de los Reyes capítulo 18, en que Elías les hace un reto a los sacerdotes del dios pagano Baal, de que el Dios de cada uno ase un toro de forma sobrenatural, con fuego bajado del cielo, para ver cual es el dios verdadero y responde.

Primero lo intentaron los 450 sacerdotes de Baal y no bajó nada del cielo. 

Y luego cuando le tocó el turno a Elías, oró «Señor, Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Ahora te pido que des una prueba de que tú eres el Dios de Israel».

Y descendió fuego del cielo que quemó al toro.

Faltaban unos 900 años para que naciera María.

Ya en los primeros siglos de la era cristiana el Carmelo era un lugar de peregrinación.

Pero era una zona de conflicto permanente, algunas veces los eremitas eran sacados del Carmelo, pero siempre volvían.

Y en 1291 el Monte Carmelo fue tomado por los sarracenos y los hermanos fueron mártires.

La situación de los cristianos era tan precaria que la emigración se hizo obligatoria.

Pero aún después que los eremitas Carmelitas comenzaron a emigrar a Europa, tuvieron algunos momentos difíciles para establecerse.

Varias colonias de ermitaños se asentaron en Chipre, Sicilia, Francia, Gran Bretaña.

Y en el primer capítulo de la incipiente orden, celebrado en Gran Bretaña, fue elegido como general de la orden San Simón Stock.

Quien pensaba que sin una intervención de la Santísima Virgen la orden estaba en peligro de desaparecer.

Entonces puso la orden bajo el amparo de María, suplicándole la protección, a la Flor del Carmelo

De ahora en adelante no se fundarían monasterios en desiertos, sino que se haría en ciudades o en suburbios de las ciudades.

Y la vida solitaria cedería su lugar a la vida comunitaria.

Así la orden dejó de ser ermitaña y llegó a ser una de las órdenes mendicantes.

Y en el mismo siglo XIII, San Simón Stock recibe de manos de la mismísima Virgen María el escapulario, el símbolo de la congregación.

Y a partir de entonces nace la advocación de Nuestra Señora del Carmen, con la imagen del Niño y la Madre llevando el escapulario marrón.

Según la tradición, la Santísima Virgen se apareció a San Simón Stock en Cambridge, Inglaterra, el domingo 16 de julio de 1251.

Y le dijo:

«Toma hijo querido, este escapulario de tu orden como una insignia de mi cofradía para ti y todos los carmelitas.

Como un signo especial de la gracia, el que muera con esta prenda no sufrirá el fuego eterno.

Es signo de salvación, una salvaguarda en los peligros, prenda de paz y de la alianza».

Y el mismo día que la Santísima Virgen le dio a San Simón Stock el escapulario junto con la promesa, él tuvo que asistir a un moribundo.

Y cuando le puso el escapulario y le pidió a la Virgen que mantuviera la promesa que le acababa de hacer, el hombre se arrepintió, confesó y murió en gracia de Dios.

Desde este momento tuvo lugar un cambio milagroso en la Orden.

Y luego, en el siglo XIV, estando en oración el Papa Juan XXII, se le apareció la Virgen, vestida con el hábito carmelita, y le prometió sacar del purgatorio el sábado, después de la muerte, al que muriese con el Escapulario.

Le dijo,

«Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubiesen vestido Mi Escapulario».

Esto es lo que se llama el privilegio sabatino, que tiene estos requisitos:

Usar el escapulario con fidelidad.

Observar la castidad de acuerdo al estado de vida.

Y el rezo del oficio de la Virgen o rezar diariamente 5 décadas del rosario.

Se han registrado enorme cantidad de milagros relacionados con el uso del Escapulario de la Virgen del Carmen.

En un artículo relatamos varios milagros, te dejo el link en la descripción de este video.  

Un milagro reciente sucedió al Padre John Higgins en el 2012.

El Padre Higgins había ido a una comida, pero ni bien llegó lo llamaron de un hospital para dar la extremaunción a un moribundo.

Condujo rápidamente porque la enfermera a cargo de la sala de emergencias, Anne, lo estaba esperando, Él la conocía de la parroquia.

Pero cuando llegó le dijo,

«Lo sentimos Padre John es demasiado tarde. Se ha ido».

Y cuando vio al hombre que le estaban retirando los cables se dio cuenta de que llevaba un Escapulario del Carmen.

Se acercó y dijo, «Él está usando un viejo Escapulario del Carmen».

Y cuando lo tocó sonó un pitido desde un monitor, y luego en otro.

La enfermera dijo: «¿Qué hizo usted?»

Y respondió, «¡Nada!»

Los médicos y enfermeros boquiabiertos saltaron y rápidamente volvieron a conectar los cables.

Entonces el paciente abrió los ojos y dijo,

«Oh, que bueno Padre. Le he estado esperando. Quiero hacer una confesión».

Hicieron una confesión rápida y le dio la absolución de emergencia mientras los técnicos trabajaban.

Y un par de semanas más tarde el hombre fue a verlo a la parroquia para la confesión y le dijo que el doctor no podía entender lo que pasó, tuvo que romper el certificado de defunción que ya había empezado a llenar.

Los paramédicos le mostraron sus notas y en la parte inferior de la página habían escrito la hora y el lugar de su muerte.

Y luego en grandes letras en negrita habían añadido «devuelto a la vida por Dios».

El Escapulario de Carmen es, junto con la Medalla Milagrosa, los sacramentales marianos más populares.

Y forma parte de una de las apariciones marianas más importantes de nuestro tiempo.

En 1917, la Virgen pidió cinco cosas en Fátima:

La consagración a su Corazón Inmaculado.

Recepción de la Sagrada Comunión los primeros sábados durante cinco meses consecutivos.

El ofrecimiento de sacrificios diarios para la conversión de los pecadores.

Rezar las cinco décadas del Rosario cada día.

Y el uso del escapulario del Carmen como signo de la consagración a María.

Para este último pedido la Virgen no utilizó palabras, sino que llevó puesto el Escapulario en su última aparición en Fátima.

Y Sor Lucía explicó que la Virgen lo hizo porque «Ella quiere que todos lo usen».

Y agregó que «el Rosario y el Escapulario son inseparables».

Y la razón para llevar el Escapulario es que se trata de nuestro «signo de consagración al Inmaculado Corazón de María».

Como se ve en las imágenes, el pequeño escapulario consiste en dos piezas de tela de color marrón.

Una pieza cuelga sobre el pecho del usuario, y otro cuelga en la espalda.

Estas piezas se unen por dos correas o hilos que se superponen en cada hombro, de ahí la palabra escapulario que remite a los hombros.

Fueron devotos del Escapulario Marrón San Juan Pablo II, que lo llevaba el día de su muerte y está expuesto en su ciudad natal Wadowice. 

Y también fundadores de otras congregaciones como San Alfonso María Ligorio, San José María Claret y San Juan Bosco.

Debido a que el escapulario es una prenda de tela, cualquiera puede recibir el Escapulario Marrón. 

Cualquier sacerdote o diácono católico puede investir a un católico bautizado con el Escapulario.

Los laicos no pueden bendecir un Escapulario.

Y una vez que una persona ha sido investida con el escapulario de tela, puede usar la medalla escapulario con la representación de Jesús con su Sagrado Corazón en un lado y María en el otro.

Una vez bendecido el primer escapulario, el devoto no necesita pedir la bendición para los escapularios posteriores.

Los escapularios gastados, si han sido bendecidos, no se deben echar a la basura, se deben quemar o enterrar como signo de respeto.

¿Y puede darse el escapulario a quien no es católico? Sí. 

El escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar que ella es Madre de todos. 

Muchos milagros de conversión se han realizado en favor de buenos no-católicos, que han decidido practicar la devoción al escapulario.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar, la historia de los carmelitas, del escapulario y las promesas sobrenaturales que tiene para quienes lo usen, y de la advocación Virgen del Carmen.

Y también revelamos como imponerlo y usarlo. 

Y me gustaría preguntarte si usas algún sacramental mariano y cual usas.

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La Devoción del Escapulario Carmelita

El escapulario es un símbolo de Consagración a la Santísima Virgen María, y de la protección de la Madre de Dios a sus devotos.

Ver:
Nuestra Señora del Carmen, Universal ( 16 de julio)
Videos sobre Nuestra Señora del Carmen
La Devoción del Escapulario Carmelita
Imposición del Escapulario Carmelita
Novena a Nuestra Señora del Carmen
Devoción de las 7 Excelencias a Nuestra Señora del Carmen
Consagraciones a Nuestra Señora del Carmen y otras Oraciones
Orar junto a la Virgen del Carmen
El Santuario de la Virgen del Carmen en el Monte Carmelo

La palabra escapulario viene del Latín «scapulae» que significa «hombros». Originalmente era un vestido superpuesto que cae de los hombros y lo llevaban los monjes durante su trabajo. Con el tiempo se le dio el sentido de ser la cruz de cada día que, como discípulos de Cristo llevamos sobre nuestros hombros. Para los Carmelitas particularmente, pasó a expresar la dedicación especial a la Virgen Santísima y el deseo de imitar su vida de entrega a Cristo y a los demás.

El Papa Pío XII alude a este hecho cuando dice: «No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen.»

Muchos Papas, santos y teólogos católicos han explicado que, según esta promesa, quien tenga la devoción al escapulario y lo use, recibirá de María Santísima a la hora de la muerte, la gracia de la perseverancia en el estado de gracia (sin pecado mortal) o la gracia de la contrición (arrepentimiento). Por parte del devoto, el escapulario es una señal de su compromiso a vivir la vida cristiana siguiendo el ejemplo perfecto de la Virgen Santísima.

 
ES UN SACRAMENTAL

El escapulario, al ser un sacramental, no nos comunica gracias como hacen los sacramentos sino que nos disponen al amor a Dios y a la verdadera contrición del pecado si los recibimos con devoción.

Según el Concilio Vaticano II, «un signo sagrado según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se significan efectos, sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia». (S.C.60).

La Virgen dio a los Carmelitas el escapulario como un hábito miniatura que todos los devotos pueden llevar para significar su consagración a ella. Consiste en un cordón que se lleva al cuello con dos piezas pequeñas de tela color café, una sobre el pecho y la otra sobre la espalda. Se usa bajo la ropa. Junto con el rosario y la medalla milagrosa, el escapulario es uno de los mas importantes sacramentales marianos.

«La devoción del escapulario del Carmen ha hecho descender sobre el mundo una copiosa lluvia de gracias espirituales y temporales» (Pío XII, 6-VIII-1950).

Dice San Alfonso Ligorio, doctor de la Iglesia: «Así como los hombres se enorgullecen de que otros usen su uniforme, así Nuestra Señora Madre María está satisfecha cuando sus servidores usan su escapulario como prueba de que se han dedicado a su servicio, y son miembros de la familia de la Madre de Dios.»

NO ES…
• Un objeto para una protección mágica (un amuleto).
• Una garantía automática de salvación.
• Una dispensa para no vivir las exigencias de la vida cristiana.

SÍ ES…
• Un signo aprobado por la Iglesia desde hace varios siglos.
• Un signo que representa el compromiso de seguir a Jesús como María:
• Abiertos a Dios y a su voluntad.
• Guiados por la fe, la esperanza y el amor.
• Cercanos a las necesidades de los demás.
• Orando constantemente y descubriendo a Dios presente en todas las circunstancias.

 

LA VIRGEN MARÍA ENTREGA EL ESCAPULARIO EL 16 DE JULIO DE 1251

En el año 1246 nombraron a San Simón Stock general de la Orden Carmelita. Este comprendió que, sin una intervención de la Virgen, a la orden le quedaba poco tiempo. Simón recurrió a María poniendo la orden bajo su amparo, ya que ellos le pertenecían. En su oración la llamó «La flor del Carmelo» y la «Estrella del Mar» y le suplicó la protección para toda la comunidad.

En respuesta a esta ferviente oración, el 16 de julio de 1251 se le aparece la Virgen a San Simón Stock, General de los Carmelitas, con el escapulario de la Orden en sus manos, y le dijo: «Tú y todos los Carmelitas tendréis el privilegio, que quien muera con él no padecerá el fuego eterno»; es decir, quien muera con él, se salvará.

Luego, la Santísima Virgen se apareció al Papa Juan XXII en el siglo XIV y le prometió para quienes cumplieran los requisitos de esta devoción que «como Madre de Misericordia con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, (…) sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza».

Aunque el escapulario fue dado a los Carmelitas, muchos laicos con el tiempo fueron sintiendo el llamado de vivir una vida mas comprometida con la espiritualidad carmelita y así se comenzó la cofradía del escapulario, donde se agregaban muchos laicos por medio de la devoción a la Virgen y al uso del escapulario. La Iglesia ha extendido el privilegio del escapulario a los laicos.

 

LAS PROMESAS DEL VIRGEN DEL CARMEN SOBRE EL ESCAPULARIO

Decía el Papa León XIII, «Su misma nobleza de origen, su venerada antigüedad, su extraordinaria propagación, así como los saludables efectos de piedad por él obtenidos, y los insignes milagros obrados por su virtud, lo recomiendan con el mayor encarecimiento». A él ha vinculado la Virgen dos maravillosas promesas:

Primera promesa

Es la gran promesa, el privilegio de preservación o exención del infierno para cuantos mueren revestidos con el Escapulario Carmelitano. Orando con fervor a la Virgen S. Simón Stock, General de la Orden Carmelitana, apareciósele circundada de ángeles la Stma. Virgen (16 de Julio de 1251) y entregándole, como prenda de su amor maternal y de ilimitado poder, el Santo Escapulario, prometióle que cuantos murieren revestidos de él no se condenarían.

Para merecer esta Promesa de la perseverancia final, se requiere haber recibido el Escapulario de manos de sacerdote, llevarlo siempre puesto, especialmente en la hora de la muerte, e inscribir el nombre en el libro de la cofradía.

Segunda promesa

Estando orando el Papa Juan XXII, se le apareció la Virgen, vestida del hábito carmelitano, y le prometió sacar el purgatorio del sábado después de la muerte al que muriese con el Escapulario. María dijo al Papa: «Yo Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al cielo, el sábado después de la muerte, a cuantos hubieses vestido mi Escapulario».

Tal es el privilegio Sabatino, otorgado por la Reina del Purgatorio, a favor de sus cofrades carmelitas, el Papa Juan XXII y promulgado por éste en la Bula Sabatina (3 de Marzo de 1322) aprobada después por más de veinte Sumos Pontifices.

Por él, el Sábado siguiente a la muerte de los cofrades carmelitas, o como lo interpreta la iglesia, cuanto antes, pero especialmente el sábado, según declaración de Paulo V, la Virgen del Carmen, co
n cariño maternal, los libra de la cárcel expiatoria y los introduce en el Paraíso.

El Papa Paulo V expidió el 20 de enero de 1613 el Sgte. Decreto: «Permítase a los Padre Carmelitas predicar que el pueblo cristiano puede piadosamente creer que la Bienaventurada Virgen María con sus intececiones continuas, piadosas sufragios y méritos y especial protección, ayudara después de la muerte, principalmente el sábado, día a ella dedicado, a las almas de sus cofrades que llevaren el habito carmelitano».

En 1950 recordaba Pío XII: «Ciertamente, la piadosa Madre no dejará de hacer que los hijos que expían en el Purgatorio sus culpas, alcancen lo antes posible la patria celestial por su intersección, según el llamado privilegio sabatino, que la tradición nos ha trasmitido».

Para ganar esta Promesa, el privilegio Sabatino, sobre los tres requisitos anteriores, se exige: usar el escapulario con fidelidad; observar castidad de acuerdo al estado de vida;.rezo del oficio de la Virgen (oraciones y lecturas en honor a la Virgen) o rezar diariamente 5 décadas del rosario.

 

INDULGENCIAS

He aquí las indulgencias plenarias y parciales para los que visten el escapulario.

A) Indulgencias plenarias.
1. El día que se viste el escapulario y el que es inscrito en la Tercera Orden o Cofradía.

2. En estas fiestas:
a) Virgen del Carmen (16 de Julio o cuando se celebre);
b) San Simón Stock (16 de mayo);
c) San Elías Profeta (20 de Julio);
d) Santa Teresa de Jesús (15 de Octubre),
e) Santa Teresa del Niño Jesús (1 de octubre);
f) San Juan de la Cruz (14 de Diciembre);
g) Todos los Santos Carmelitas (14 de Noviembre).

3. Indulgencias Plenaria el día del Carmen. El día del Carmen, 16 de Julio, o en la fecha que exactamente se celebre, tiene concebida una indulgencia plenaria.

4. Indulgencia parcial. Se gana indulgencia parcial por usar piadosamente el santo escapulario. Se puede ganar no sólo por besarlo, sino por cualquier otro acto de afecto y devoción. Y sólo al escapulario, sino también a la medalla-escapulario.

 

ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL ESCAPULARIO

¿Puede darse el escapulario a quien no es católico?. Sí. El escapulario es signo de la Maternidad Espiritual de María y debemos recordar que ella es madre de todos. Muchos milagros de conversión se han realizado en favor de buenos no-católicos que se han decidido a practicar la devoción al escapulario.

Una vez bendecido el primer escapulario, el devoto no necesita pedir la bendición para escapularios posteriores.

Los escapularios gastados, si han sido bendecidos no se deben echar a la basura. Se pueden quemar o enterrar como signo de respeto.

Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora. San Claude de la Colombiere advierte: «Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario»

 

LA MEDALLA ESCAPULARIO

La medalla-escapulario tiene en una cara la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y la imagen de la Bienaventurada Virgen María en su reverso. En 1910, el Papa Pío X declaró que, una persona válidamente investida en su escapulario de tela podía llevar la medalla-escapulario en su lugar, provisto que tuviera razones legítimas para sustituir su escapulario de tela por la medalla-escapulario.

Esta concesión fue hecha a petición de los misioneros en los países del trópico, donde los escapularios de tela se deterioran pronto. Ahora bien, el Papa Pío X y su sucesor, el Papa Benedicto XV, expresaron su profundo deseo de que las personas continuaran llevando el escapulario de tela cuando fuera posible, y que no sustituyeran el escapulario de tela por la medalla escapulario sin que medie primero razón suficiente. La vanidad o el miedo a profesar su fe en público no pueden ser razones que satisfagan a Nuestra Señora. Personas de esta clase corren el riesgo de no recibir la promesa del escapulario del Carmen.

 

ALGUNOS TESTIMONIOS ESPECIALES

El Beato Papa Gregorio X fue enterrado con su escapulario solo 25 años después de la Visión del Escapulario. 600 años mas tarde cuando abrieron su tumba, su escapulario estaba intacto.

El Papa Pío XII habló frecuentemente del Escapulario. En 1951, aniversario 700 de la aparición de Nuestra Señora a San Simón Stock, el Papa ante una numerosa audiencia en Roma exhortó a que se usara el Escapulario como «Signo de Consagración al Inmaculado Corazón de María» (tal como pidió la Virgen en Fátima).

El mismo día que S. Simón Stock recibió de María el escapulario y la promesa, el fue llamado a asistir a un moribundo que estaba desesperado. Cuando llegó puso el escapulario sobre el hombre, pidiéndole a la Virgen que mantuviera la promesa que le acababa de hacer. Inmediatamente el hombre se arrepintió, se confesó y murió en gracia de Dios.

San Alfonso Ligorio y S. Juan Bosco tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y usaban el escapulario. Cuando murió San Alfonso Ligorio le enterraron con sus vestiduras sacerdotales y con su escapulario. Muchos años después cuando abrieron su tumba encontraron que su cuerpo y todas las vestimentas estaban hechas polvo, sin embargo su escapulario estaba intacto. El escapulario de San Alfonso está en exhibición en su Monasterio en Roma.

San Pedro Claver, se hizo esclavo de los esclavos por amor. Cada mes llegaba a Cartagena, Colombia un barco con esclavos. San Pedro se esforzaba por la salvación de cada uno. Organizaba catequistas, los preparaba para el bautismo y los investía con el escapulario. Algunos clérigos acusaron al santo de celo indiscreto. Sin embargo él continuó su obra hasta tener mas de 300,000 conversos.

Es evidente que la Virgen María quiere revelarnos de manera especial el escapulario. Reporta Lucia (vidente de Fátima, Hermana María del Inmaculado Corazón), que en la última aparición (Octubre, 1917, día del milagro del sol), la Virgen vino vestida con el hábito carmelita y con el escapulario en la mano y recordó que sus verdaderos hijos lo llevaran con reverencia. También pidió que los que se consagraran a ella lo usaran como signo de dicha consagración.

Juan Pablo II: “También yo llevo mi escapulario desde hace mucho tiempo, el escapulario del Carmelo”.

 

OTROS TESTIMONIOS

Un anciano fue llevado al Hospital de San Simón Stock en la ciudad de Nueva York, inconsciente y moribundo. La enfermera al ver al paciente con el Escapulario Carmelita llamó a un sacerdote. Mientras rezaba las oraciones por el moribundo, éste recobró el conocimiento y dijo:
«Padre, yo no soy católico».
«¿Entonces, ¿por qué está usando el Escapulario Carmelita?», preguntó el sacerdote.
«He prometido a mis amigos usarlo», explicó el paciente. «Además rezo un Ave María diariamente.» «Usted se está muriendo» replicó el sacerdote. «¿Quiere hacerse católico?»
«Toda mi vida lo he deseado», contestó el mor
ibundo.
Fue bautizado, recibió la Unción de los Enfermos antes de fallecer en paz.

«Un sacerdote de Chicago fue llamado para ir a asistir a un moribundo que había estado lejos de su fe y de los sacramentos por muchos años. El moribundo no quiso recibirlo, ni hablar con el. Pero el sacerdote insistió y le enseñó el escapulario que llevaba. Le preguntó si le permitiría ponérselo. El hombre aceptó con tal que el sacerdote lo dejara en paz. Una hora mas tarde el moribundo mandó a llamar al sacerdote pues deseaba confesarse y morir en gracia y amistad con Dios»

El demonio odia el escapulario. Un día al Venerable Francisco Yepes se le cayó el escapulario. Mientras se lo ponía, el demonio aulló: «¡Quítate el hábito que nos arrebata tantas almas!».

Un misionero Carmelita de Tierra Santa fue llamado a suministrar la unción de los enfermos en el año 1944. Notó que mientras caminaba, sus pies se hundían cada vez mas en el fango hasta que, tratando de encontrar tierra firme, se deslizó en un pozo de fango en el que se hundía hacia la muerte. Pensó en la Virgen y besó su hábito el cual era escapulario. Miró entonces hacía la Montaña del Carmelo gritando: «¡Santa Madre del Carmelo! ¡Ayúdame! ¡Sálvame!». Un momento mas tarde se encontró en terreno sólido. Atestiguó mas tarde: «Sé que fui salvado por la Santísima Virgen por medio de su Escapulario Carmelita. Mis zapatos desaparecieron en el lodo y yo estaba cubierto de él, pero caminé las dos millas que faltaban, alabando a María».

En el verano de 1845 el barco inglés, «Rey del Océano» se hallaba en medio de un feroz huracán. las olas lo azotaban sin piedad y el fin parecía cercano. Un ministro protestante llamado Fisher en compañía de su esposa e hijos y otros pasajeros fueron a la cubierta para suplicar misericordia y perdón. Entre la tripulación se encontraba el irlandés John McAuliffe. Al mirar la gravedad de la situación, el joven abrió su camisa, se quitó el Escapulario y, haciendo con él la Señal de la Cruz sobre las furiosas olas, lo lanzó al océano. En ese preciso momento el viento se calmó. Solamente una ola más llegó a la cubierta, trayendo con ella el Escapulario que quedó depositado a los pies del muchacho. Durante lo acontecido el ministro había estado observando cuidadosamente las acciones de McAuliffe y fue testigo del milagro. Al interrogar al joven se informaron acerca de la Santísima Virgen y su Escapulario. El Sr. Fisher y su familia resolvieron ingresar en la Iglesia Católica lo más pronto posible y así disfrutar la gran protección del Escapulario de Nuestra Señora.

En mayo de 1957, un sacerdote Carmelita en Alemania publicó una historia extraordinaria de cómo el Escapulario había librado un hogar del fuego. Una hilera completa de casas se habían incendiado en Westboden, Alemania. Los piadosos residentes de una casa de dos familias, al ver el fuego, inmediatamente colgaron un Escapulario a la puerta de la entrada principal. Centellas volaron sobre ella y alrededor de ella, pero la casa permaneció intacta. En 5 horas, 22 hogares habían sido reducidos a cenizas. La única construcción que permaneció intacta, en medio de la destrucción, fue aquella que tenía el Escapulario adherido a su puerta. Los cientos de personas que vinieron a ver el lugar que Nuestra Señora había salvado son testigos oculares del poder del Escapulario y de la intercesión de la Santísima Virgen María.

En Octubre de 1952, un oficial de la Fuerza Aérea en Texas escribió lo siguiente: «Seis meses después de comenzar a usar el Escapulario, experimenté un notable cambio en mi vida. Casi inmediatamente comencé a asistir a Misa todos los días. Durante la cuaresma viví fervorosamente como nunca lo había hecho. Fui iniciado en la práctica de la meditación y me encontré realizando débiles intentos en al camino de la perfección. He estado tratando de vivir con Dios y doy el crédito al Escapulario de María».

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A Nuestra Señora del Carmen DEVOCIONES Y ORACIONES FOROS DE LA VIRGEN MARÍA Foros de la Virgen María

Imposición del Escapulario Carmelita

La imposición se hace preferentemente en comunidad. Es necesario que en la celebración quede bien expresado el sentido espiritual de las gracias unidas al Escapulario de la Virgen del Carmen y los compromisos asumidos con este signo de devoción a la Santísima Virgen.

Ver:
Nuestra Señora del Carmen, Universal ( 16 de julio)
Videos sobre Nuestra Señora del Carmen
La Devoción del Escapulario Carmelita
Imposición del Escapulario Carmelita
Novena a Nuestra Señora del Carmen
Devoción de las 7 Excelencias a Nuestra Señora del Carmen
Consagraciones a Nuestra Señora del Carmen y otras Oraciones
Orar junto a la Virgen del Carmen
El Santuario de la Virgen del Carmen en el Monte Carmelo

El primer escapulario debe ser bendecido por un sacerdote e impuesto por él en oración.

 

FÓRMULACIÓN BREVE PARA LA IMPOSICIÓN DEL ESCAPULARIO

«Recibe este Escapulario, signo de una relación especial con María, la Madre de Jesús, a quien te comprometes a imitar. Que este Escapulario te recuerde tu dignidad de cristiano, tu dedicación al servicio de los demás y a la imitación de María. Llévalo como señal de su protección y como signo de tu pertenencia a la familia del Carmelo, dispuesto a cumplir la voluntad de Dios y a empeñarte en el trabajo por la construcción de un mundo que responda a su plan de fraternidad, justicia y paz.»

El Escapulario es impuesto, sólo la primera vez, por un sacerdote. Puede ser sustituido por una medalla que tenga por una parte la imagen del Sagrado Corazón y por otra la de la Virgen.

Para quedar inscrito en la cofradía organizada o Tercera Orden del Carmen, este sacerdote debe estar facultado por el superior General de los Carmelitas. Los simples fieles no pueden bendecirlos ni imponerlos.

 

FORMULACIÓN INTERMEDIA

V: Muéstranos Señor, tu misericordia.-
R: Y danos tu salvación.
V: Escucha, Señor, mi oración.
R: Y llegue a ti mi clamor.
V: El Señor esté con vosotros.
R: Y con tu espíritu.

OREMOS. Señor nuestro Jesucristo, Salvador del género humano, bendice con tu diestra a est hábito que, por tu amor y el de tu Madre la Virgen María del Monte Carmelo, va a llevar con devoción tu siervo (o sierva), a fin de que por la intercesión de tu misma Madre y defendido(a) del maligno espíritu, persevere en tu gracia hasta la muerte: Que vives y reinas por los siglos de los siglos.- R: Así sea.

A continuación rocía el escapulario con agua bendita y después lo impone a la persona o personas (a cada una por separado). Diciendo a cada una.

V: Recibe este hábito bendito, suplicando a la Santísima Virgen que, por sus méritos, lo lleves sin mancha, le defienda contra todas las adversidades y te conduzca a la vida eterna.
R: Así sea.

V: Yo, usando de la potestad que se me ha concedido, te recibo a la participación de todos los bienes espirituales que, por la misericordia de Jesucristo, practican los religiosos Carmelitas. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.-
R: Así sea.

V: Que te bendiga el Creador del cielo y de la tierra, el Dios todopoderoso, que se ha dignado incorporarle a la Cofradía de la Santísima Virgen del monte Carmelo, a quien imploramos que en la hora de tu muerte abata la cabeza de la serpiente infernal y finalmente, consigas las palmas y la corona de la herencia sempiterna. Por Jesucristo nuestro Señor.-
R: Así sea.

Y rocía el nuevo cofrade con agua bendita. Cuando son más de una de las personas que han de recibir el santo escapulario, se dice en plural. No deje de exhortarles a que vistan dignamente el escapulario, tratando de imitar las virtudes de María.

En caso de necesidad, basta para bendecir el escapulario la señal de la cruz del sacerdote y las palabras. «En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén».

 

FORMULACIÓN LARGA

a. RITO INICIAL
El celebrante, delante de una imagen de la Virgen, exhorta a los que van a recibir el Escapulario, invitándoles a participar dignamente en la celebración. Luego dice:
V: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
R: Amén.

V: La gracia de nuestro Señor Jesucristo, nacido de Santa María Virgen, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, estén con todos ustedes.
R: Y con tu espíritu.

El celebrante expone brevemente el significado de la bendición e imposición del Escapulario

b. LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS
Uno de los presentes, o el mismo celebrante, proclama un texto de la Sagrada Escritura, por ejemplo
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 12, 1-2.
Hermanos: Les exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar sus cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es el culto razonable. Y no se ajusten a este mundo, sino transfórmense por la renovación de la mente, para que sepan discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.
Palabra de Dios
(Puede leerse otros textos)

El celebrante exhorta a los presentes explicando la naturaleza de la celebración con estas o parecidas palabras.

Durante la vida terrena de Jesús quien tocaba, aunque sólo fuese los flecos de su manto quedaba curado. Alabamos al Señor por que en su Iglesia continúa usando los medios más humildes para mostrarnos su inmensa misericordia. También nosotros podemos utilizarlos para glorificar al Señor, expresar nuestro deseo de servirlo y renovar nuestro compromiso de fidelidad, contraído en la consagración bautismal para toda nuestra vida.

El Escapulario del Carmen es un signo del amor maternal de la Virgen María, que recuerda su iniciativa a favor de los miembros de la Familia Carmelita, particularmente en los momentos de mayor necesidad. Es un amor que pide respuesta de amor.

El Escapulario es un signo de comunión con la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo, dedicada al servicio de la Virgen para el bien de toda la Iglesia. Con él expresáis el deseo de participar en el espíritu y vida de la Orden.

El Escapulario es un espejo de la castidad y de la humildad de María; por su sencillez nos invita a vivir con modestia y pureza, llevándolo día y noche es signo de nuestra oración continua y de particular dedicación al amor y al servicio de la Virgen María.

Llevando el Escapulario renováis vuestro compromiso bautismal de revestirnos de nuestro Señor Jesucristo. En María será salvaguardada vuestra esperanza de salvación, porque el Dios de la Vida ha puesto su morada en Ella.

c. PRECES
Sigue la oración común. Se propone algunas intenciones a elegir las más adecuadas o añadir otras relacionadas con las peculiaridades de los fieles o de las circunstancias. El celebrante inicia diciendo:

Roguemos a Dios, nuestro Padre, por intercesión de la Virgen María, diciendo:

Te rogamos, óyenos. (te lo pedimos Señor)

Para que quienes visten el Escapulario sean revestidos de Cristo con la gracia del Espíritu Santo, roguemos al Señor

Para que quienes visten el Escapulario vivan su compromiso bautismal de revestirse de Cristo, roguemos al Señor.

Para que quienes visten el Escapulario sean siempre miembros vivos de la Familia del Carmelo con sus oraciones, sacrificios y buenas obras, roguemos al Señor.

Para que quienes visten el Escapulario sean continuación del amor de que Jesús profesaba a su Madre, roguemos al Señor

Para que quienes visten el Escapulario se revistan de las virtudes de la Virgen Purísima, sepan escuchar la Palabra de Dios y vivirla cada día, roguemos al Señor.

Para que quienes visten el Escapulario, por intercesión de Ma
ría, sean iluminados en la contemplación, gozosos en la fraternidad y celosos en el servicio a los demás, roguemos al Señor.

Para que quienes visten el Escapulario vivan de modo que entren a formar parte de la asamblea de los santos, con María, revestidos del vestido nupcial, roguemos al Señor.

d. ORACIÓN DE BENDICIÓN
El celebrante con las manos extendidas, dice:

V: Padre Santo, que prefieres y aumentas la caridad, tú has querido que tu Unigénito Hijo Jesucristo se encarnara en el seno de la Virgen María por obra de Espíritu Santo; concede a este(a) hijo(a) tuyo(a) que recibe con devoción el Escapulario de la familia de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, la gracia de revestirse del Señor Jesús en todas las circunstancias de esta vida, y alcance así la gloria eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
R: Amén.
El celebrante asperja con agua bendita,

e. IMPOSICIÓN DEL ESCAPULARIO
El celebrante impone el Escapulario diciendo:

V: Recibe este Escapulario por el cual quedas admitido (a) en la Familia de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, llévalo como signo de su protección maternal y de tu compromiso por imitarla y servirla. Ella te ayude a revestirte de Cristo, para gloria de la Santísima Trinidad y para cooperar en la Iglesia para el bien de los hermanos.
R: Amén.

Terminada la imposición el celebrante anuncia la admisión a la familia carmelitana con estas o parecidas palabras:

V: Por la facultad que me ha sido concedida te admito a la participación de todos los bienes espirituales de la Orden del Carmen.

f. CONCLUSIÓN DEL RITO
El celebrante concluye el rito de la bendición diciendo:
V: La bendición de Dios Todopoderoso descienda sobre ustedes.
R: Amén.

V: Recibe este Escapulario, signo de una relación especial con María, la Madre de Jesús a quien te comprometes a imitar. Que este Escapulario te recuerde tu dignidad de cristiano, tu dedicación al servicio de los demás y a la imitación de María.
Llévalo como señal de su protección y como signo de tu pertenencia a la familia del Carmelo, dispuesto a cumplir la voluntad de Dios y a empeñarte en el trabajo por la construcción de un mundo que responda a su plan de fraternidad, justicia y paz.
R: Amén.

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A Nuestra Señora del Carmen DEVOCIONES Y ORACIONES

Orar junto a la Virgen del Carmen

De camino con el pueblo, fíjate en las gentes sencillas que se acercan a la Virgen. Observa sus gestos, sus signos, sus símbolos. El pueblo es siempre protagonista.

Ver:
Nuestra Señora del Carmen, Universal ( 16 de julio)
Videos sobre Nuestra Señora del Carmen
La Devoción del Escapulario Carmelita
Imposición del Escapulario Carmelita
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Devoción de las 7 Excelencias a Nuestra Señora del Carmen
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El Santuario de la Virgen del Carmen en el Monte Carmelo

DIOS PONE LOS OJOS EN LO QUE NO CUENTA

Mira sus rostros y podrás ver en ellos dibujado el evangelio de María.

Respeta su fe. Únete a ellos: “Tómate un poco de tiempo, vete como un fiel más a la casa de la Virgen, enciende un cirio, reza un avemaría de rodillas, mira el rostro de Nuestra Señora” (Cardenal Martí).

Valora las cosas pequeñas de cada día. No desprecies las realidades humildes, te quedarías sin descubrir la belleza que esconden. Míralo todo con atención amorosa.
María estuvo envuelta en lo pequeño: su pueblo, su pobreza, su ser de mujer, sus manos aldeanas llenas de sudor y trabajo, su vestido hecho regalo en el escapulario… Pero Dios miró esa pequeñez y brotó un canto desde abajo.

 

DIOS VALORA HASTA UNA SIMPLE MIRADA

Es verdad que todos estamos llamados a una fe adulta y responsable, pero los grandes árboles comienzan siendo solo una semilla. Aprecia lo que brota en ti hacia la Madre: un pequeño deseo, un beso, un sencillo alzar de los ojos, una canción, una emoción. Son brechas que permiten que el Misterio se haga más humano y acampe entre nosotros. La samaritana se acercó a Jesús con su sed y su cántaro vacío, y terminó recibiendo el agua viva.

 

LO HUMANO NO ES AJENO A LA FE

El gran drama de nuestro tiempo es la separación entre fe y cultura. “Una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, no totalmente pensada, ni fielmente vivida” (Juan Pablo II). Aprecia la religiosidad popular hacia la Virgen; ha logrado muy a menudo que la fe arraigue en el pueblo con una vivencia profunda. La fe y el amor a la Virgen del Carmen en la escucha de la Palabra, en la respuesta de la fe, en el gozo compartido, en la solidaridad con los crucificados, en la esperanza frente a toda desesperanza… se han hecho pueblo, han tejido la vida cotidiana de las gentes.

 

LA ORACIÓN SE HACE FIESTA

En los puertos de mar y en las pequeñas ermitas de la montaña, en los pueblos y ciudades, se hace fiesta el día de la Virgen del Carmen. Entra con sencillez en alguna de esas fiestas, donde se dicen pocos cosas pero las dicen todos, donde se comparte la música, la comida, el encuentro, la alegría, la fe. “En ella encuentra el pueblo la fuerza para vivir y la capacidad de volver con renovada esperanza a la lucha cotidiana” (Luis Maldonado).

 

EL REGALO DEL CORAZÓN DE JESÚS

María es un regalo del amor loco de Jesús, que lo da todo. Su última acción, antes de decir que todo está cumplido, es la entrega mutua del discípulo amado y su madre, convirtiéndolos en madre e hijo. Contempla despacio la escena y métete tú también en ella. Observa cómo la memoria de María se ha mantenido viva y gozosa en el corazón de la Iglesia y no se entiende una devoción a la Virgen que desvincule de la Iglesia. Desde ese momento la Virgen se ha hecho de todos, ha entrado en la casa de todos. “No hay llanto en esta tierra que no pase, María, por tus manos. No hay gozo en que no brille tu luz. No hay esperanza que tú no hayas sembrado. No hay oración que suba hacia tu Hijo sin pasar por tus blancas manos intercesoras” (José Luis Martín Descalzo).

 

EXPERIENCIA DE LA TERNURA

Contempla a la Virgen del Carmen como lugar de confianza, de misericordia y de perdón. Así lo han hecho muchos antes que tú al percibir en Ella el rostro materno de Dios, sintiendo su cercanía y admirando su belleza que brota de la gracia. La casa de la Virgen se ha convertido en casa de oración estando muchos ratos a solas con quien sabemos nos ama. “Mas yo siento caer sobre mi frente / vuestra dulce mirada. Y un consuelo / infinito de amor me ofrece un cielo / -que no sabré ganar- eternamente” (De Manuel Machado, ante una imagen de la Virgen del Carmen que se venera en Burgos).

 

EL ICONO DE MARÍA

“Quiero pintar rostros, no catedrales”, decía Van Gogh. Todo rostro esconde un misterio. Lo más bonito de la Virgen del Carmen es su rostro, que deja adivinar la belleza de su corazón. Mira, con ojos de estupor y de sorpresa, con ojos orantes, el rostro de María. Pinta, de tanto mirarla, un icono en lo más profundo de tu corazón. Y salpica con la belleza de este icono tus plegarias. Así tu “rosario será el credo hecho oración” (Newman), tu Angelus una bocanada de aire fresco en las pausas del día, la Salve un encuentro de miradas, y tantos cantos “expresión de un corazón que ama” (San Agustín).

 

EL ESCAPULARIO

Todo un detalle de cariño de la Madre. Deja que tu desnudez se encuentre con el vestido de gracia de la Madre; deja que tu fragilidad sea fortalecida con su escapulario; deja que tu sed se encuentre con su fuente y te broten abundantes las aguas de vida. “¡Yo no quiero saber de qué está hecho / este milagro que en mi vida brilla! / ¡Yo no quiero saber cómo han venido / estas cuatro palabras de María! / Yo no quiero saber: no sabe el prado / tanta flor, tanta luz como lo habita. / Pero sé que una estrella ha descendido / y un abismo sin fondo se ha cubierto. / El amor me buscaba con gemido / y me encontró desnudo en el desierto” (Augusto Donázar).

 

MENSAJEROS DE UN AMOR DE MADRE

Abre tus manos, recibe lo que la Virgen del Carmen te da y vete a contárselo a los demás. María “ofrece la victoria de la esperanza sobre la angustia, de la comunión sobre la soledad, de la paz sobre la turbación, de la alegría y de la belleza sobre el tedio y la náusea, de las perspectivas eternas sobre las temporales, de la vida sobre la muerte” (Pablo VI).

Virgen del Carmen,
revístenos con tu escapulario,
revístenos con tu amor.
Conságranos en la hondura de tu amor,
conságranos en la belleza de tu mirada.
Acógenos en tu corazón
para que hagamos de nuestro corazón
una casa que te acoja.
Ven con nosotros al camino,
cuida de nuestra frágil barquilla.
No olvides que eres Madre de cada uno
y de cada una de nosotros,
que llevas nuestro rostro grabado en tu corazón.
Cuídanos para que no sucumbamos
en los mil peligros del mar
hasta que lleguemos un día felices
al ansiado puerto de la gloria celestial.
“Atráenos, Virgen María,
caminaremos en pos de ti”.


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A Nuestra Señora del Carmen DEVOCIONES Y ORACIONES

Consagraciones a Nuestra Señora del Carmen y otras Oraciones

Son 2 oraciones de Consagración a Nuestra Señora del Carmen, la Salve a ella, y una oración de Súplica para Tiempos Difíciles.

Ver:
Nuestra Señora del Carmen, Universal ( 16 de julio)
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Imposición del Escapulario Carmelita
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ORACION DE CONSAGRACIÓN 1

Virgen del Carmen, oh Madre mía, me consagro a TI, y confío en tus manos mi existencia entera. Acepta mi pasado con todo lo que ha sido. Acepta mi presente con todo lo que es. Acepta mi futuro con todo lo que será. Con esta total consagración te confío cuanto tengo y cuanto soy, todo lo que he recibido de tu Hijo Sacratísimo y de tu Esposo Santísimo.

Te confío mi inteligencia, mi voluntad y mi corazón. Pongo en tus manos mi libertad, mis ansias y mis temores, mis esperanzas y mis deseos, mis tristezas y mis alegrías. Cuida de mi vida y todas mis acciones para que sea más fiel al Señor Trino y Uno, y con tu ayuda alcance la salvación.
Te confío, Oh gran Señora, mi cuerpo y mis sentidos, para que sean puros siempre y me ayuden en el ejercicio de las virtudes.
Te confío mi alma, para Tú la preserves de las tentaciones del mundo, de la carne, y de Satanás. Hazme participar de una santidad similar a la tuya; vuélveme conforme a Jesucristo, ideal de mi vida.
Te confío mi entusiasmo y el ardor de mi devoción para que me ayudes- a no envejecer en la Fe.
Te confío mi capacidad y ganas de amar como has amado Tú, y como Jesús quiere que se ame .
Te confío mis incertidumbres y mis angustias, para que en tu Corazón encuentre seguridad, sostén y luz en cada instante de mi vida.

Con esta consagración me empeño en seguir tu vida de humildad, mansedumbre, y pureza. Acepto las renuncias y los sacrificios que esta elección conlleva y te prometo con la gracia de Dios y con tu ayuda ser fiel al empeño tomado

Oh, Madre de todos los hombres, Soberana de mi vida y de mi conducta, dispón de mí y de todo lo que pertenece para que camine siempre en el Evangelio bajo tu guía, oh Estrella del Mar.
Oh Reina del Cielo y de la Tierra, Madre Santísima del Redentor, soy todo (a) tuyo (a), oh Virgen del Carmen, y a Ti quiero unirme ahora y siempre para adorar a Jesucristo, junto a los Ángeles y a los Santos, ahora y por los siglos de los siglos.
Amén.

 

ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN 2

Soberana Virgen del Carmen, Madre común de todos los fieles, pero muy en especial de los que visten vuestro Santo Escapulario: alcanzadme a mi, que soy uno de vuestros privilegiados hijos, que viva castamente todos los días de mi peregrinación por este mundo, que muera bajo vuestro manto maternal, y, si Dios me destinase a expiar mis pecados en el Purgatorio, sacadme de allí cuanto antes con vuestra poderosa intercesión, cómo lo habéis prometido a todos aquellos que se adornan con el escudo e insignia de los predilectos hijos del Carmelo.

¡Oh dulcísima María! Defensa en los peligros, prenda de vuestro amor singular, y pacto de eterna alianza con vuestros hijos, llamasteis a vuestro Santo Escapulario.

Que nunca, pues, se rompa este pacto por el pecado, ¡oh Madre mía querida!; y en prueba de mi fidelidad perpetua, yo me ofrezco todo a Vos, y consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y todo mi ser; y pues soy todo vuestro, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén.

 

SALVE A NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

Salve, Virgen pura,
Salve, Virgen Madre,
Salve, Virgen bella,
Reina Virgen, Salve.
Gózate, María,
Patrona del Carmen,
Con las alabanzas
Que dan tus cofrades.
Tu amparo buscamos
Benigno y suave,
Hoy los desterrados
En aqueste valle.
Eres del Carmelo
La Pastora amable,
Que tus ovejuelas
Das pasto suave.
A Ti, pues, clamamos
Buscando piedades:
¡Ea, pues, Señora,
No nos desampares!
Es tu Escapulario
La cadena grande
Con que se aprisiona
El dragón infame.
Vuelve ya a nosotros
¡Oh piadosa Madre!
Tus benignos ojos,
Llenos de piedades.
Pues con tu defensa
Viven tus cofrades
Libres de peligros
Y de todos males.
Muéstranos, María,
Benigno y afable,
De tu puro vientre
El fruto admirable.
Es contra el Infierno
Tu poder tan grande,
Que libras las almas
De eternos volcanes.
Si, por nuestras culpas,
Penas a millares
Merecemos todos,
Tu favor nos salve.
Y, si al Purgatorio
Bajan tus Cofrades,
Pedimos, Señora,
Que al punto los saques.
¡Oh clemente! ¡oh pía!
¡Oh cándida ave!
¡Oh dulce María!
Salve, Salve, Salve.

 

ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN DE SÚPLICA PARA TIEMPOS DIFÍCILES

Tengo mil dificultades:
ayúdame.
De los enemigos del alma:
sálvame.
En mis desaciertos:
ilumíname.
En mis dudas y penas:
confórtame.
En mis enfermedades:
fortaléceme.
Cuando me desprecien:
anímame.
En las tentaciones:
defiéndeme.
En horas difíciles:
consuélame.
Con tu corazón maternal:
ámame.
Con tu inmenso poder:
protégeme.
Y en tus brazos al expirar:
recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.
Amén.

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Devoción de las 7 Excelencias a Nuestra Señora del Carmen

Los cofrades del santo Escapulario de la Virgen del Carmen rezan cada día siete Padrenuestros y Avemarías en honor de las siete excelencias que tuvo la santísima Virgen.

Ver:
Nuestra Señora del Carmen, Universal ( 16 de julio)
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Novena a Nuestra Señora del Carmen
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El Santuario de la Virgen del Carmen en el Monte Carmelo

Por estas siete excelencias se ha de pedir a la Santísima Virgen santidad en el alma y pureza en el cuerpo, observancia de la Ley santa de Dios, buena muerte y verse libre del Purgatorio para gozar de la vida eterna; pues, como Ella tiene prometido en la Bula del Papa, Juan XXII, amparara y favorecerá a sus devotos y Cofrades en la vida, los asistirá en su muerte y librará de las penas del Purgatorio.

Después de cada excelencia se reza un padrenuestro y una avemaría

Primera excelencia, el haber tenido el cuerpo más perfecto y hermoso de todas las criaturas con el singular privilegio de haber sido concebida en gracia.

Segunda excelencia, el alma más santa, que Dios crió, después de la de Jesucristo, adornada de todas las virtudes y gracias del Espíritu Santo.

Tercera excelencia, la vida mas excelente que hubo en el mundo, juntando con suma perfección las tres vidas: activa, contemplativa y unitiva.

Cuarta excelencia, la dignidad más aventajada que tuvo jamás criatura alguna, por ser Madre de su Criador.

Quinta excelencia, la muerte más dichosa que puede haber, por haber muerto de amor a su Dios.

Sexta excelencia, la Asunción más gloriosa que jamás se vio, acompañada de ángeles y llevada en los brazos de Cristo, su amado.

Séptima excelencia, la coronación y gloria más soberana que se puede pensar, pues fue coronada de las jerarquías angélicas.

ORACIÓN
Virgen soberana, gloriosa Madre, Templo y sagrario de la Trinidad Santísima, Gloria de los justos, Amparo y consuelo de los afligidos pecadores, Madre y blasón de los Carmelitas: por la purísima limpieza de pecado original; por la’ gracia y dones que adornan vuestra alma; por la vida que hicisteis para espejo de los justos; por la dignidad grandiosa de Madre de Dios, engrandecida y ensalzada entre todas las generaciones; por la muerte dichosa de amores soberanos; por la Asunción gloriosa para Reina de los cielos, y por la corona de gloria que os dieron para aventajar a los Santos y Coros celestiales: os suplico, pues lo tenéis ofrecido a los que llevan vuestro santo Escapulario y procuran ser hijos vuestros, me ayudéis en vida, para que con santidad en el alma y pureza en el cuerpo sirva a vuestro Hijo JESÚS, guardando sus santos preceptos, y me asistáis en mi muerte, para que en los peligros de ella, triunfando de mis enemigos, salga de esta vida en gracia y amor de Dios. Y, finalmente, en las rigurosas penas del Purgatorio, vuestra intercesión soberana me valga, para que el primer sábado salga a gozar de la vida eterna. Así sea.

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Novena a Nuestra Señora del Carmen

La Novena se reza entre el 7 y el 15 de julio y la fiesta es el 16 de julio.
Dijo Juan Pablo II: «También yo llevo sobre mi corazón, desde hace tanto tiempo, el Escapulario del Carmen! Por ello, pido a la Virgen del Carmen que nos ayude a todos los religiosos y las religiosas del Carmelo y a los piadosos fieles que la veneran filialmente, para crecer en su amor e irradiar en el mundo la presencia de esta Mujer del silencio y de la oración, invocada como Madre de la misericordia, Madre de la esperanza y de la gracia».

Ver:
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Por la señal, etc.

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío me has de perdonar mis culpas, y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.

ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS

Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)

Rezar a continuación la oración del día que corresponda:

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos como ofenden a tu divino Hijo, y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.

DÍA PRIMERO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta, vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA SEGUNDO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA TERCERO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA CUARTO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA QUINTO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA SEXTO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA SÉPTIMO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA OCTAVO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

DÍA NOVENO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.

ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.

Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.

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