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Peregrinaciones y Santuarios Tierra Santa

Peregrinación Visual a Tierra Santa

Peregrinar a Tierra Santa es volver a los orígenes de nuestra fe. Extraordinaria oportunidad para acoger la Gracia de la Conversión.

Urge recuperar el espíritu de la «peregrinación» que tanto alimentaron los primeros evangelizadores de la historia romana y Europa a lo largo del primer milenio cristiano. Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela fueron las tres rutas de peregrinación.

Para un cristiano cruzar hoy el Mediterráneo hacia Jerusalén es repetir la historia a la inversa. Es volver a las raíces, a la cuna, a la fuente de nuestra fe. Es el punto de partida del evangelio… es volver a las coordenadas desde donde se irradió la Historia de la Salvación.

Lo que impresiona no es lo que el hombre ha hecho sino el deseo de adivinar en el ambiente ese algo invisible que se descubre al mirar con los ojos del alma…Se ha dicho muy acertadamente de Tierra Santa que es el 5º evangelio. Itinerario excepcionalmente valioso de peregrinación cristiana.

¿A QUÉ LLAMAMOS TIERRA SANTA?

A los lugares donde se desarrollaron escenas bíblicas, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento.

Los lugares más destacados son:

-Jerusalén, conocida como ciudad Santa por las 3 religiones monoteístas (judíos, cristianos y musulmanes), es quizás el sitio más conocido de Tierra Santa.

-Belén, Palestina: ciudad natal del Rey David y de Jesús.

-Nazareth, Israel: ciudad donde creció Jesús.

-Monte Sinaí, Egipto: monte de la revelación divina a Moisés y elección de Israel.

-Rio Jordán, tiene que ver con muchos personajes bíblicos como Josué, Elías y donde Juan Bautista bautizó a Jesús. Divide el concepto más estricto de Tierra Prometida al oeste.

-Mar de Galilea, Israel, llamado también lago de Genesaret o lago Tiberíades. Tiene que ver con los acontecimientos de la vida pública de Jesús y donde elige a los 12 Apóstoles.

-Desierto de Judea, Israel y Palestina: como el río Jordán tiene que ver con muchísimas escenas y personajes bíblicos, batallas, manifestaciones divinas, profetas, tentaciones de Jesús y otros acontecimientos.

Mapa Geográfico
Mapa Geografico
Mapa Geografico

El país de la Biblia es un pequeño territorio situado en la punta sudoriental del Mediterráneo. Israel, limitado por el Mediterráneo, Líbano, Siria y Jordania, sirve de puente entre 2 continentes África y Asia. Desde hace 4.000 años el pueblo de Israel y su tierra han escrito páginas fascinantes de la Historia de la Humanidad. A esta estrecha franja de tierra entre el Mediterráneo y Rio Jordán ya le llamó el historiador griego Herodoto: Palestina (origen «Palestu»o «Paleset» o país de los filisteos) Ya anteriormente en el SVII a.C. se llamó país de Canaán.

Con el nombre de Israel aparece 11 veces en la Biblia.

Aquí conviven las tres grandes religiones monoteístas: judía, musulmana y cristiana.

A pesar de su poca superficie (25.000 km cuadrados) es un terreno muy variable, llanuras fértiles al norte, llanura del Sarón, valle del Edrelón (sur de Galilea), valle del alto Jordán. Parte central es montañosa, parte importante del desierto de Judea. Se hablan 2 idiomas, hebreo y árabe. Vegetación mediterránea y clima subtropical.

Desde la Biblia los territorios se dividen en Galilea, Samaría, Judea.

Franciscanos en la Vía Dolorosa. Jerusalén
Franciscanos en la Vía Dolorosa. Jerusalén

El conflicto entre Palestinos e Israelíes y la marginación que sufren los cristianos en la Tierra de Jesús, ha hecho que el éxodo vaya en aumento y las peregrinaciones han disminuido tanto que los Santos lugares corren el peligro de convertirse en museos.

Los palestinos no todos profesan la religión musulmana. Hay palestinos árabes cristianos (ortodoxos, católicos, protestantes…hay más de 50 denominaciones de grupos minoritarios)

Los cristianos palestinos sufren discriminación.

En Jerusalén residen: 3 patriarcas (latino, griego, armenio), 10 arzobispos, obispos y vicarios de diferentes comunidades.

Los cristianos y su manera de concebir la vida fundamentada en la dignidad de la persona humana pueden ayudar a construir puentes y a difundir la lógica de la reconciliación.

La presencia constante de cristianos modera el diálogo entre judíos y musulmanes.

EVANGELIO DEL MAR

Mar de Galilea
Mar de Galilea

Tiberíades, capital de Galilea fundada por Herodes Antipa en recuerdo de Tiberio. Aquí tuvo lugar el Ministerio de Galilea. Algunos pasajes que tuvieron lugar:

-Pesca milagrosa (Lc 5,1-11)
-Tempestad calmada (Mt 8,23-27)
-Jesús camina sobre las aguas (Mt 14)
-Milagro de los peces y panes (Mt 15,32-38)
– Cafarnaún, Jesús cura a la hija de Jairo

Galilea proviene de «Galil», significa» cilindro». Tiene 21 km de largo por 11 km de ancho. Aquí elige a sus discípulos entre los más sencillos pescadores del lago.

Vegetación del Mar de Galilea
Vegetación del Mar de Galilea

El Mar de Galilea, Genesaret o Tiberiades es uno de los lugares más bellos de Tierra Santa por la claridad y pureza de sus aguas. Por las orillas de esta lago , Jesús predicó el evangelio, es la primera parte de su vida pública.. El verdor y fertilidad de su suelo aumentan progresivamente.

El Éxodo de la Biblia habla de la » Tierra que mana leche y miel» para indicar la abundancia y calidad de sus frutos, en la alta Galilea… En el Valle de Esdrelón… mientras que el Sur (Judea, Jericó,, Mar Muerto..) son paupérrimos.

Un viento nítido de absoluta pureza mueve la barca de los peregrinos…. donde emociona leer el cap. 6 de Juan o el primer anuncio de la Eucaristía «Yo soy el pan vivo bajado del cielo, el que coma de este pan, vivirá para siempre..»

La estampa de este mar tranquilo pero que a veces sus aguas pierden la calma al recibir el empuje de los vientos que descienden del Monte Hermón hasta el punto de formarse un fuerte y peligroso oleaje (Lc 8, 22-25)

En faenas de pesca y por esta orilla andaban Pedro y Andrés y Santiago y Juan cuando Jesús , poniendo en ellos su mirada les llamó «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres» (Mc 1, 16-20)

PRIMADO DE PEDRO: «MENSA CHRISTI«

Orillas del Mar de Galilea.Mensa Christi
Orillas del Mar de Galilea.Mensa Christi

En esta peña central sobre el altar o «Mensa Christi» descansaron los panes y peces asados preparados por Cristo a sus discípulos. En este pequeño anfiteatro, construido por los franciscanos, tuvo lugar el evangelio de Jn 21,15-18

Podría ser el primer Vaticano….

CAFARNAÚN

Cafarnaún
Cafarnaún

Cafarnaún, situado a orillas del lago de Galilea. Aquí centró Jesús sus actividades apostólicas. Lugar de confluencia económica, las excavaciones así lo demuestran..Han encontrado restos de una antigua calzada romana “vía maris». En otro tiempo famosa por su trigo y próspera y floreciente por el paso de las caravanas que iban de Damasco a Egipto.

sinagoga
Sinagoga

Esta sinagoga nos indica la importancia que tenía el pueblo de Cafarnaún. El interés arqueológico de los franciscanos hizo que se reconstruyera esta sinagoga y ha impedido el bárbaro destrozo de las ruinas por los beduinos.

En este pequeño pueblo de millar y medio de habitantes se concentraba casi toda la actividad económica: olivo, cultivo de vid, prensa de aceite, actividad pesquera con impuestos aduaneros.

columna sinagoga
Columna Sinagoga

En las sinagogas se desarrollaba el servicio religioso cuya fachada estaba orientada a Jerusalén. A ambos lados de la puerta central se exponía el rollo de la ley. Jesús acudía a la sinagoga como buen judío.

En esta columna del fondo norte aparece una inscripción «Herodes hijo de Mónimos y Justo su hijo erigieron esta columna».

Fue en esta sinagoga donde Jesús les hablaba del alimento no perecedero, del pan del cielo, premonición Eucarística.

 

CASA DE PEDRO EN CAFARNAÚN

Casa de Pedro en Cafarnaún
Casa de Pedro en Cafarnaún

Este es uno de los puntos a resaltar, ya que sorprende que éste trágico montón de piedras fuera domicilio de Jesús en Cafarnaún. Estas chozas de piedra, lo que fuera una pobre casa de pescadores…fue lugar de veneración y culto por la primera comunidad de culto de Cafarnaun, convertida en «domus-eclesia» sobre la que se ha edificado una iglesia moderna octogonal, pero que conserva perfectamente las excavaciones.

La peregrina española Hegeria escribe en su diario» en Cafarnaún , la casa del príncipe de los Apóstoles ha sido convertida en iglesia», donde cantidad de grafitos encontrados demuestran el carácter religioso con alusiones a la persona de Jesús, Cristo Señor..

 

TABGA

tabga
Tabga

Es uno de los mosaicos más famosos de Tierra Santa que conmemora el milagro de los peces y panes (S IV).Traducción árabe del griego»heptapegón» o 7 fuentes y un pequeño santuario que conmemora el milagro en el que Jesús dió de comer a unos 5.000 hombres (Jn 1,15) con tan sólo 5 panes y 2 peces. Fue tan espectacular que hasta San Juan quiere proclamarlo rey.

 

SANTUARIO DE LAS BIENAVENTURANZAS

monte de las bienaventuranzas
Monte de las Bienaventuranzas

Aquí el alma calla, contempla, se estremece….

(Mt 5, 1-2) San Mateo nos deja con maestría el discurso más famoso de Jesús: Sermón de la Montaña o Carta Magana del Reino. Sobre elevada 200 metros sobre el lago aquí el peregrino disfruta al máximo de la contemplación de tan singular panorama. En las paredes octogonales aparecen las 8 frases que Jesús pronunció… ese terremoto de la ley cristiana…Quedan pocos recuerdos materiales para hacernos llegar la grandeza del mensaje y se da paso a la naturaleza, al silencio y a la contemplación…

 

RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL BAUTISMO

Rio Jordán
Rio Jordán

La ruta más normal para subir a Jerusalén es a través del río Jordán, en hebreo yarden, significa descender… el que desciende hasta el mar Muerto.

En el Antiguo Testamento lo nombra 179 veces y en el Nuevo Testamento 15 veces. Por este rio sagrado pasaron los antiguos patriarcas, Abrahan, Jacob con sus rebaños y familias…

Jesús vino de Galilea al río Jordán donde fue bautizado por Juan Bautista (Mt 3,13) Allí fue consagrado para su misión y tuvo lugar la teofonía «Este es mi Hijo amado..»

Río bíblico por excelenccia. El paso del rio Jordán, según la tradición hebrea es el cumplimiento de la promesa hecha por Yavé a Abrahan, Isaac , Jacob y de darles la Tierra Prometida.

 

CANÁ DE GALILEA : RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS DEL MATRIMONIO

Cana de Galilea
Canáa de Galilea

A 7 Km de Nazaret al peregrino sólo le llama la atención el campanario de la Iglesia franciscana construida en el lugar que recordamos el milagro de la conversión del agua en vino en las bodas de Caná (Jn 2, 1-12).

San Bernardo nos recuerda que María tan sólo habló 4 veces. La primera vez al ángel Gabriel, la segunda a su prima Isabel, la tercera a su hijo de 12 años y la cuarta en las bodas de Caná. La última palabra que los evangelios ponen en boca de María son «Haced lo que Él os diga», después Ella calló porque realmente ya lo había dicho todo.

de la Cripta
de la Cripta

Excavaciones de los primeros cristianos se encontraron en la cripta de la Iglesia vestigios de un patio enlosado, restos de pavimento, de mosaico… del S IV. Podría tratarse de una Iglesia ya frecuentada por los judeo cristianos. También se conservan ánforas de piedra rememorando las tinajas de las bodas.

Tras el milagro (Jn 2,1-12) dice textualmente tanto Lucas como Juan..»Después de esto bajó Jesús a Cafarnaúm»…pues bien, de Nazaret a Cafarnaúm se sitúa una tradición medieval, el «campo de las espigas»…eran caminos, senderos donde el sembrador arrojaba sus semillas y donde los discípulos acudían a arrancar las semillas por el hambre.

 

NAZARET: BASÍLICA DE LA ANUNCIACIÓN

Basilica de la Anunciación de Nazareth
Basilica de la Anunciación de Nazareth

El centro de Galilea es Nazaret. Su corazón es la Basílica de Nazaret y en el centro: la gruta de la Anunciación, los franciscanos son custodios desde 1620. Su arquitecto Giovanni Muzio la construyó en hierro y hormigón.

Aquí se nos invita a los peregrinos a la contemplación. Nazaret fue en tiempos de Jesús una aldeucha insignificante. La peregrina Egeria española ya nos hablaba de la gruta.

La fachada exterior gira en torno a la Historia de la Salvación, escenas de María y los 4 evangelistas.

Interior de la Basílica de la Anunciación en Nazaret
Interior de la Basílica de la Anunciación en Nazaret

El interior se encuentra envuelto en una penumbra calculada, no hay concesión decorativa que distraiga el espíritu hasta asomarse a la cripta concebida en dos planos, hasta asomarse a la casa de la Virgen, insignificante gruta, estrella polar de todo el santuario.

Gruta de la Anunciación
Gruta de la Anunciación

Aquí todo es humilde, hasta los restos arqueológicos, ligeramente reconstruidos.

Aquí tiene lugar el encuentro cumbre más importante de todos los siglos, nada más y nada menos que la Redención de la Humanidad. El Ángel Gabriel anuncia a María que va a ser la madre del Redentor.

Donde nunca había estado más cerca el cielo de la tierra, ni Dios del hombre.. Es un nuevo amanecer en la historia de la Humanidad.

En esta humilde catedral se realizó el más sublime de los desposorios: el de la divinidad con la humanidad.

Este es el primer Avemaría de la Historia. Aquí María acepta el plan de Dios.

 

GRUTA DE NAZARET

Gruta de Nazareth
Gruta de Nazareth

El ambiente de la gruta invita al recogimiento y oración callada.

«VERBUM CARO HIC FACTUM EST» Aquí el verbo se hizo carne…He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según Tu Palabra.

 

BÓVEDA DE LIRIO INVERTIDO:BASÍLICA DE NAZARET

Cúpula de lirio invertido. Basílica de Nazaret
Cúpula de lirio invertido. Basílica de Nazaret

Grandiosa cúpula de 18 metros de diámetro en forma de cáliz de un lirio invertido, (lirios que acompañan a María simbolizando la pureza y la virginidad en todas las obras de arte…), donde la inicial de María «M» aparece en toda su estructura.

 

IGLESIA SAGRADA FAMILIA DE NAZARET

Iglesia Sagrada Familia en Nazaret
Iglesia Sagrada Familia en Nazaret

Es el evangelio de San Mateo quien nos dice que una vez resuelto el embarazo de María, José se la llevó a su casa, vivieron juntos y formaron una familia, donde» Ella guardaba todas esas cosas en su corazón mientras Jesús progresaba en sabiduría, estatura y en gracia de Dios»(Lc 2,51-52)

 

BASAMENTO DE UNA COLUMNA PRIMITIVA S.II

Columna primitiva Sinagoga de Nazaret. Siglo II
Columna primitiva Sinagoga de Nazaret. Siglo II

El arqueólogo franciscano Bagatti encontró vestigios de culto cristiano.

Vemos esta interesante columna de la primitiva Iglesia sinagoga del S II en la que un devoto peregrino gravó a modo de grafito esta frase «xe maría» en griego. Escrito antes del primer concilio de Éfeso, del año 431, prueba de la existencia de una comunidad cristiana durante los primeros siglos.

 

SANTUARIO CARMELITANO. S XII.HAIFA, ISRAEL

Haifa. Panorámica
Haifa. Panorámica

 

FLOR DEL CARMELO,STELLA MARIS,ESTRELLA DEL MAR

En lo alto de la ciudad de Haifa, Israel se encuentra el Monte Carmelo, como estrella que alumbra el mar (Karmel: jardin). Monte donde numerosos profetas dieron culto a Dios y estudiando la vida de los profetas Elías y Eliseo se les apareció en una nube la Virgen María y fundaron un templo en su honor siendo la primera Congregación de los hermanos de Santa María del Monte Carmelo.

Durante las cruzadas del SXIII y la invasión de los sarracenos sufrió grandes persecuciones y huyeron a Europa aprobando sus reglas Inocencio IV. Durante su huida se les apareció la Virgen y les prometió ser su «estrella del mar».

El 16 de Julio 1251 la Virgen del Carmen se le apareció a San Simon Stock, superior general de la Orden al que le entregó el Escapulario (junto al Rosario y la Medalla Milagrosa, signos de devoción mariana) y su hábito. La Virgen prometió liberar a todas las almas que hayan vestido el Escapulario durante su vida, el sábado siguiente a la muerte de dicha persona: Privilegio sabatino.

Más tarde, la española Santa Teresa de Jesús (1515-1582)en Ávila se encargará de la Reforma del Carmelo, junto a San Juan de la Cruz, dos ejemplos de la mística española. Esta Regla estaría basada en la aprobada en 1247 y se llamó Orden de Las Carmelitas Descalzas (Vida de clausura estricta y de oración y mortificación)

Cueva de Elías
Cueva de Elías

Bajo el camarín de la Virgen se encuentra la cueva del profeta Elías.

«KEFAR TAVOR» MONTE TABOR

Monte Tabor
Monte Tabor

A 600 metros de altura se alza esta montaña. Muchos historiadores (Eusabio de Cesarea S III, San Cirilo S IV, San Jerónimo), describen con precisión geográfica este lugar, cuya custodia franciscana se remonta a 1631.

Basílica del Monte Tabor
Basílica del Monte Tabor

El arquitecto italiano Barluzzi construye esta Basílica del Monte Tabor inspirada la fachada exterior en el acontecimiento que conmemora la Transfiguración (Mt 17,1-9): Tres tiendas, para Moisés, Elías y la central para Jesús. Destaca el triple frontón en el que se lee “Señor, qué bien estamos aquí». El Señor se transfiguró delante de ellos, su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestidos blancos como la luz.

Con mosaicos en la Cripta, según dibujos de Aleff, haciendo alusión a las 4 transfiguraciones de Cristo (Como Niño, como Cordero, Transfiguración y Cristo Resucitado), celebrar la liturgia es una gran ayuda para captar toda la profundidad del Misterio al mismo tiempo que miramos con los ojos del alma:

Interior de Basílica de Monte tabor
Interior de Basílica de Monte tabor

JERICÓ

Ciudad oasis. Es la ciudad amurallada más antigua del mundo. Sus 17 estratos en excavaciones es apto sólo para los mejores arqueólogos: 17 poblamientos sucesivos, siendo el más antiguo del periodo mesolítico.

Su ubicación se debe a un manantial de agua perenne conocida como la fuente del Profeta Elías (2 Re) de ahí que sus aguas sean santas y sanadoras para judíos, cristianos y musulmanes. Los estragos de la guerra son patentes.

Murallas de Jericó y manantial de agua perenne.
Murallas de Jericó y manantial de agua perenne

MAR MUERTO

Mar Muerto
Mar Muerto

Lugar más bajo de la corteza terrestre: 400 metros bajo el nivel del mar, longitud 80 km. Su gran salinidad (6 veces más cantidad que el mar) y su gran densidad de agua plomizas favorece que los cuerpos floten y nada mejor que probarlo. Sus lodos contienen sales minerales, azufre, cloruro de sodio, magnesio, potasio… (Recomendado para enfermedades de piel)

 

DESIERTO DE JUDEA

A 1 km del Mar Muerto y a principios del S XX, un pastor beduino se encontró en las Cuevas de Qumrám 7 rollos de manuscritos antiguos y textos bíblicos realizados en piel y pergamino. Contiene reliquias de un monasterio de esenios, especia de secta que estaba en desacuerdo con el judaismo oficial y buscaban alejarse al desierto para recuperar la fidelidad a la Ley, esperaban al Masías.

Desierto de Judea
Desierto de Judea

De Jericó a Jerusalén existe un terreno árido y pedregoso. La Biblia está lleno de de datos, reflexiones, que han hecho del Desierto de Judea un lugar teológico. San Marcos dice de Jesús «El Espíritu lo lleva al desierto, estuvo 40 días siendo tentado por Satanás, vivía entre las fieras

También en el Monte de las Tentaciones existe un Monasterio griego ortodoxo que recuerda las tentaciones.

BELÉN

A 10 km de Jerusalén está Bet-lehem (casa del pan). En la Biblia es identificada como Efrata (aquí murió Raquel, segunda esposa de Jacob).

Para acceder a ella hay que atravesar férreos controles policiales.

Un muro de 12 metros lleno de odio, egoismo, venganza y soberbia nos da la bienvenida.

Basílica de Belén. Puerta de entrada
Basílica de Belén. Puerta de entrada

La Basílica de Belén, la más antigua de Tierra Santa, pertenece a griegos ortodoxos, armenios y latinos gracias a la custodia franciscana desde 1347.

Edificio que parece una fortaleza medieval. Actualmente se entra por una puerta pequeña que obliga al peregrino a inclinarse bastante…con la humildad que hace falta para admitir el Misterio de Dios hecho hombre.

Data del periodo turco para evitar posibles profanaciones.

Interior de Basílica de Belén
Interior de Basílica de Belén

El interior tiene forma de cruz latina con 4 filas de columnas de fuste monolítico. Un rico iconostasio ortodoxo puede apreciarse en su interior.

Detalle de un muro Ave María en latín árabe y griego
Detalle de un muro Ave María en latín árabe y griego
Iconostasio
Iconostasio

La gruta se encuentra bajo el presbiterio, como podemos apreciar en la foto. Tiene reducidas dimensiones y forma rectangular (12 metros por 3 m)

Hay un altar y debajo de este (es necesario caer de rodillas) una estrella de plata «Aquí Cristo nació de la Virgen María». Aquí se inicia una nueva era: la del nuevo pueblo de Dios…«Ya no hay distinción de judío ni gentil..»

Estrella de Belén
Estrella de Belén

CAMPO DE LOS PASTORES

Capilla de Campo de Pastores
Capilla de Campo de Pastores

Sencilla capilla de Barluzzi con frescos alusivos al ángel que desciende a comunicar a los pastores la Buena Nueva . Quiso Dios que el hecho más importante de la historia pasara inadvertido a los sabios y fuera revelado a los sencillos.» Gloria a Dios en el cielo»(Lc 2,8-20)

«Los pastores se volvieron glorificando a Dios por lo que habían visto y oído» (Lc 2 , 8-20)

Este pueblo a 3 km de Belén es en su mayoría cristiano, gracias a los franciscanos .

 

AIN-KAREN

A 8 Km de Jerusalén se encuentra la «Fuente del viñedo».

Famoso por ser la patria chica de San Juan Bautista.

Aquí tuvo lugar la visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel, con este pequeño santuario que recuerda en 50 idiomas el Magnificat. (Lc 1, 39-56)

Iglesia que honra a María
Iglesia que honra a María

La Iglesia que honra a María es obra del franciscano Barluzzi, con pinturas que hacen alusión al Concilio de Efeso (La Maternidad Divina de María), a María como refugio de los pecadores, a María como mediadora, Socorro de los cristianos….

Mosaico que recuerda la Visitación
Mosaico que recuerda la Visitación

«Engrandece mi alma al Señor y alegra mi Espíritu en Dios mi Salvador, porque puso sus ojos en la pequeñez de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las naciones porque el poderoso ha hecho grandes obras en mí,su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación..»

JERUSALÉN

Todo peregrino antes de entrar a Jerusalén visita estas vistas panorámicas…

Juan Pablo II decía :»La ciudad del muro del llanto, ciudad de la Roca, ciudad de Resurrección, donde la Iglesia sufre amargamente sus divisiones y los herederos de Abraham se enfrentan dolorosamente»

La ciudad de Jerusalén bañada por la luz de oriente
La ciudad de Jerusalén bañada por la luz de oriente

Ciudad Santa donde conviven las 3 religiones monoteistas:

-Judios: Templo de Salomón

-Musulmanes: para ellos es el tercer lugar santo tras Medina y la Meca. La mezquita de la Roca es la Peña donde Mahoma ascendió en caballo blanco a los cielos

-Cristianos: aquí tuvo lugar la Pasión, muerte y Resurrección de Jesús.

Jerusalén está dividido en 4 barrios: musulman, armenio ,cristiano, judío.

De los 4 millones y medio, un 80% son judíos, un 13% musulmanes y apenas un 2% cristianos.

 

JERUSALÉN: CRISOL DE CULTURAS

Población pluralista donde coexisten diferentes religiones, culturas, tradiciones con identidad propia.La presencia cristiana la constituyen latinos, armenios, melquitas, sirios, maronitas, griegos ortodoxos, más los musulmanes y judíos

 

PUERTA DORADA

Puerta Dorada de Jerusalem
Puerta Dorada de Jerusalem

Grandioso muro de piedra que rodea la ciudad con 7 Puertas llenas de leyenda e historia. Cuatro kilómetros amurallados y construidos por Sulimán el Magnífico en 1536. En la imagen vemos la Puerta Dorada. Tapiada por los musulmanes. La tradición nos cuenta que el Mesías ha de entrar por esta puerta a Jerusalén y con la intención de detenerlo los musulmanes tapiaron y sellaron la puerta y construyeron un cementerio.

Esta vista que mira al Torrente Cedrón es la más conocida.

 

CÚPULA DE LA ROCA

Mezquita de Omar.Cúpula de la Roca
Mezquita de Omar.Cúpula de la Roca

Este es uno de los lugares santos del Islam. Aquí se guarda la roca-peña desde donde Mahoma ascendió en un caballo blanco. Los judíos también han identificado el Monte Moria como la colina desde donde Abraham intentó sacrificar a su hijo Isaac. Aunque los musulmanes también se sienten descendientes de Abraham, pero no de Isaac, sino de su primogénito Ismael.

La explanada de las mezquitas de más de 400 metros es considerado por los musulmanes lugar sagrado de oración. Aquí también venía la Sagrada Familia a orar, aquí fue presentado al Templo, tuvo lugar la expulsión de los mercaderes…curó a un ciego en sábado.

El Rey David comenzó a construir el Templo y fue acabado por su hijo Salomón.

 

MURO DE LAS LAMENTACIONES

Muro occidental del Templo de Salomón.
Muro occidental del Templo de Salomón

Lugar santo de oración para los judíos, quienes piden por la llegada del Mesías. Entre el cumplimiento de los ritos está el uso del «Talit», pañuelo blanco con franjas azules que cubre la cabeza y las «filacterias» pasajes de la ley.

Este muro es el principal centro religioso de Jerusalén y lugar de reunión del «shabat», desde el viernes al sábado al caer la tarde.

 

MONTE SIÓN Y SUS SANTUARIOS: PATER NOSTER

Galería del Pater Noster
Galería del Pater Noster

Este Santuario del Pater Noster, está en la cima del Monte de los Olivos, pertenece a las hermanas carmelitas. En su gruta Jesús solía retirarse a orar con sus discípulos. Construido por Santa Elena, destruido por los persas, reconstruido por las Cruzadas y vuelto a destruir por Saladino. Actualmente es un edificio del S XIX.

Padre nuestro en hebreo. Galeria del Pater Noster
Padre nuestro en hebreo. Galeria del Pater Noster

Tal vez así se escribió en hebreo por primera vez.. O tal vez en arameo.

 

PISCINA PROBÁTICA

Piscina Probática
Piscina Probática

Antigua piscina de Betsaida cuyas aguas tenían fama de sanadoras.

Aquí tuvo lugar la curación del paralítico (Jn 5,1-6)

 

PUERTA DE DAMASCO

Puerta de Damasco
Puerta de Damasco

Zoco e imponente servicio de seguridad de los soldados israelíes.

La puerta más grande de las 7 que rodean la ciudad.

 

CENÁCULO

Cenáculo
Cenáculo

Aquí tuvo lugar la Última Cena, donde Jesús instituyó la Eucaristía. Dicha sala con reminiscencias medievales, arcos apuntados de estilo gótico, levantado por los cruzados probablemente. Aquí se apareció Jesús resucitado y Pentecostés (Mc 14,15), (Jn 13,16)

Capitel con Pelícanos
Capitel con Pelícanos

En dicha sala encontramos este capitel con pelícano, este noble animal llegado el extremo alimenta a sus crías con su propia sangre hiriéndose en el pecho con su pico, acto supremo de amor y entrega, que nos recuerda la Eucaristía.

 

IGLESIA DE LA DORMICIÓN DE LA VIRGEN

Iglesia de la Dormición de la Virgen
Iglesia de la Dormición de la Virgen

Una de las Iglesias más bonitas de Tierra Santa, junto al Cenáculo. Construida y regaladapor el Keiser Guillermo II de Alemania. En el ábside un mosaico en forma de icono que conmemora la riquísima simbología mariana en la Iglesia con inscripciones latinas que recogen textos de Isaías, evangelistas, Antiguo y Nuevo Testamento…

Cripta de la Dormición
Cripta de la Dormición

ÚLTIMAS 24 HORAS DE JESÚS EN JERUSALÉN

Itinerario de Jesús
Itinerario de Jesús

GETSEMANÍ (Monte de los Olivos)

Entrada al Huerto
Entrada al Huerto

Aquí el peregrino guarde silencio y admiración. Este huerto de Getsemaní situado en el Valle de Cedrón es el que Jesús cruzó una y otra vez, situado en el Valle de Josafat, donde la tradición cuenta que tendrá lugar el Último Juicio Final (Prof, Joel 4,2-12)

Olivos añosos
Olivos añosos

Sólo quedan 8 olivos milenarios custodiados por los franciscanos con esmero a los que tienen que injertar para que no mueran. Esa savia nueva somos nosotros.»Formamos parte del Cuerpo de Cristo.»

 

BASÍLICA DE LA AGONÍA

Basílica de la Agonía
Basílica de la Agonía

Llamada tambien Basílica de las Naciones, construida en 1924 por el arquitecto Barluzzi, cuyo interior invita al recogimiento y a la contemplación. La luz ténue dispone al peregrino al Misterio de Getsemaní, misterio del dolor y sufrimiento.

Roca de la Agonía
Roca de la Agonía

La roca de la Agonía hace de presbiterio. Es imposible salir de aquí y acostumbrarse al fluir de las cosas…

Aquí se escuchan con especial realismo las palabras de Jesús (Mt 26, 36-46). «Me muero de tristeza” Aquí oró y suplicó antes de su pasión.

«Jesús fue, según la costumbre, al Monte de los Olivos y le siguieron sus discípulos. Se apartó de ellos y de rodillas rezaba: Padre si quieres, aparte de mí éste cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo que le confortaba, allí sudó gruesas gotas de sangre que corrían hasta la tierra y, levantándose de la oración fue a sus discípulos y se los encontró dormidos y les dijo:-Levantaos y orad para que no entreis en tentación» (Lc 22,39-46)

 

GRUTA DEL PRENDIMIENTO

Gruta del Prendimiento
Gruta del Prendimiento

Cueva natural, aquí se guarecía Jesús con sus apóstoles para librarse del frío de Jerusalén. Hay grafitos de la época de los cruzados. Jesús despues de orar, vuelve con ellos para advertirles de la traición.

Aquí le entregó Judas… era la hora del poder de las tinieblas…

 

SAN PEDRO «IN GALLI CANTU»

San Pedro in galli catu
San Pedro in galli catu

Esta Iglesia (Asuncionista francesa) recuerda las negaciones de Pedro.

«Antes de que cante el gallo 2 veces, me habrás negado tres…y rompió a llorar…»(Mc 14,71-72)

Escalera del Torrente Cedrón
Escalera del Torrente Cedrón

Escalinata que baja al Torrente Cedrón, según San Marcos la recorrió esa misma noche tres veces. Aquí subió Jesús que venía de Getsemaní y fue enjuiciado por el sanedrín. Se encontraba la casa del sumo sacerdote Caifás y fue llevado la noche del Jueves Santo.

Una fosa excavada en la roca ha descubierto una serie de cisternas. Parece que fue arrojado y obligado a pasar la última noche de su vida en este mundo.

Cisternas cedron
Cisternas del Cedron

VIA DOLOROSA

Mapa Vias Dolorosa
Mapa Via Dolorosa

Desde las ruinas de la Torre Antonia, lugar donde Poncio Pilato anunció la condena de Jesús (Jn 9, 13)…hasta la Basílica del Santo Sepulcro es el itinerario aproximado que recorrió Jesús desde el Pretorio romano hasta el Calvario.

Los franciscanos han contribuido a extender esta devoción del VIA CRUCIS desde el SXIV en el que se les concedió la Custodia de los Santos Lugares.

Este es uno de los momentos más emocionantes de los peregrinos, 14 estaciones de oración y contemplación frente al bullicio de lo que hoy es un zoco, plagado de tiendas, musulmanes, judíos… es ir contracorriente, es el devenir de la senda cristiana, un camino de difícil acceso, en el que te sientes humilde, pequeño, vulnerable….Es en la Séptima Estación, Segunda Caída de Jesús donde la Capilla franciscana te abre las puertas a la infinita misericordia de Dios.

SANTO SEPULCRO

Santo Sepulcro
Santo Sepulcro

Fue Santa Elena la que comenzó a construir en 326, sobre el Gólgota esta Iglesia, destruida en el 614 y reconstruida por los Cruzados.

 

PIEDRA DEL GÓLGOTA

Nada más entrar, en la 12 Estación, por unas escaleras estrechas a la derecha subimos los peregrinos al Calvario, donde Jesús muere en la Cruz. SOLO SILENCIO

Piedra del Gólgota
Piedra del Gólgota
Piedra de la Unción
Piedra de la Unción

Entrando al Santo Sepulcro, de frente un mosaico recuerda la piedra donde fue ungido el cuerpo de Jesús, cuando fue bajado de la Cruz. Realizada por José de Arimatea y Nicodemo…»Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos y perfumes como es costumbre sepultar a los judíos»

Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron
Piedra del sepulcro
Piedra del Sepulcro

.»..Era ya casi la hora sexta, y las tinieblas cubrieron toda la tierra hasta la hora de nona. El sol se oscureció: y el velo del templo se rasgó por medio. Entonces Jesús, dando un gran grito, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y, diciendo esto, expiró.»

Entro en el Santo Sepulcro y leo en la piedra» ¿BUSCAIS A JESÚS EL NAZARENO? NO ESTÁ; HA RESUCITADO»

«DICHOSOS LOS QUE CREEN SIN HABER VISTO»

Fuente: evangelizarconelarte.com

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Peregrinaciones y Santuarios Tierra Santa

Videos de lugares de Tierra Santa

 

Maravillas De Tierra Santa – Parte 1

 

Trip to the Holy Land, Jerusalem and Bethlehem

Rediscovering Holy Land sites

Lugares de Tierra Santa. Belén

Lugares de Tierra Santa. Nazaret

Lugares de Tierra Santa. El Templo de Jerusalén

Lugares de Tierra Santa. Jerusalén

Lugares de Tierra Santa. Cafarnaum

Lugares de Tierra Santa – Ain Karim

En La Tierra de Jesús – Tabga, Tabor, Monte de las Bienaventuranzas.

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Peregrinaciones y Santuarios Tierra Santa

Un peregrinaje a Tierra Santa tras las huellas de la Virgen María

Gruta de la casa de la virgen María en Nazareth
Gruta de la casa de la virgen María en Nazareth

Un viaje de descubrimiento siguiendo los pasos de la vida de María, madre de Jesús, en el entorno bíblico en el cual ella vivió

 

Nazaret
Pasee por las calles y senderos de Nazaret, la ciudad actual que antiguamente fue la aldea donde creció Jesús. La Basílica de la Anunciación consagra la gruta donde, según la tradición, el Arcángel Gabriel apareció frente a la Virgen María (Lucas:26-35).

Basílica de la Anunciación
Basílica de la Anunciación

El cercano Centro Internacional “María de Nazaret” preserva importantes hallazgos, recientemente descubiertos, de una vivienda familiar que data del siglo I. A poca distancia, el Manantial de la Virgen María conmemora el lugar del cual María sacaba el agua para la Sagrada Familia.

 

Otros sitios en la Galilea
El moderno monasterio franciscano, Monasterio de Santa Ana y San Joaquín, conmemora el lugar de nacimiento de María. Según una tradición que data de los primeros años de la Iglesia, María nació en el antiguo poblado de Sepphoris (Zippori), actualmente un parque arqueológico nacional.

María estuvo presente en la boda en Caná, escenario del primer milagro de Jesús, donde Él convirtió agua en vino (Juan 2:1-11).

Iglesia de Caná de Galilea
Iglesia de Caná de Galilea

 

El Lago Kinneret (Mar de Galilea)
La antigua aldea Cafarnaún o Capernaúm, donde Jesús vivió durante gran parte de su ministerio en la Galilea, es también importante para la fe Mariana, porque la Virgen María acompañó a su hijo a Capernaúm según el relato en Juan 2:12. La Iglesia de la Casa de San Pedro consagra los restos de una vivienda monoambiental atribuida como “la Casa de Simón, denominado Pedro” (Marcos 1:29). La actual iglesia está construida sobre la Ínsula Sacra para preservar los hallazgos arqueológicos.

 

Haifa y el Monte Carmelo
El Monasterio de Stella Maris está dedicado a “Nuestra Señora, Estrella del Mar” (Stella Maris, en latín). Desde la era Bizantina, la cercana Cueva de Elías ha sido identificada como el lugar donde la Sagrada Familia descansó en su viaje de retorno de Egipto.

Monasterio Stella Maris de Haifa
Monasterio Stella Maris de Haifa

 

Jerusalén – La Ciudad Vieja
Antiguamente, así como en la actualidad, Jerusalén ha sido el centro de la vida religiosa judía. Es muy posible que María, especialmente en su madurez, haya visitado la ciudad por lo menos una vez al año para orar en el Templo.

El peregrino contemporáneo puede visitar el Muro Occidental (o de los Lamentos) [Heb., ha-Kotel ha-Ma’aravi], un resto de la gran muralla de contención alrededor de la plataforma del Monte del Templo, que ha sido un lugar judío de oración y devoción desde que en el año 70 los romanos destruyeran el Segundo Templo. Los visitantes también pueden ascender al Monte del Templo donde sólo musulmanes pueden acceder al interior de la Cúpula de la Roca y a la Mezquita Al-Aqsa.

La Iglesia de Santa Ana (Piscina de Bethesda o Probática) del siglo XII consagra el lugar de nacimiento de la Virgen María, según la tradición Bizantina.

La Vía Dolorosa comienza cerca del arco del Ecce Homo en el Barrio Musulmán y termina en la Iglesia del Santo Sepulcro en el Barrio Cristiano. De las 14 estaciones, cuatro están directamente relacionadas con la Virgen María, testigo del padecimiento.

La Iglesia del Santo Sepulcro contiene varias capillas dedicadas a la Virgen María, incluyendo una imagen de María, Madre Dolorosa (Mater Dolorosa).

basilica de santa ana en jerusalen
Basilica de Santa Ana en Jerusalen

 

Jerusalén – Fuera de las murallas de la la Ciudad Vieja
El Cenáculo (“Sala Superior”) – una sala del Siglo XIV en una pequeña estructura de dos plantas dentro de un complejo más grande de edificios en la cima del Monte Sión – conmemora el lugar donde Jesús celebró la Última Cena con sus discípulos. Está también asociada con una tradición más temprana, como mínimo del Siglo IV, según la cual éste fue el lugar (o por lo menos las inmediaciones) donde tras la muerte de Jesús los discípulos y otros miembros de la comunidad se reunieron con la Virgen María (Hechos 1:14) – y donde, en Pentecostés, experimentaron la llegada del Espíritu Santo (Hechos 2:1-4).

La Abadía Hagia Maria Sion en el Monte Sión (antiguamente conocida como Abadía de la Dormición) fue consagrada en el año 1910. La abadía fue construida sobre parte del sitio de la antigua basílica bizantina de Hagia Sion y de una más tardía iglesia cruzada, Santa María del Monte Sión. Una capilla en la cripta está dedicada a la Dormición.

La Tumba de la Virgen (Iglesia Ortodoxa) está ubicada en la base del Monte de los Olivos en el Valle de Josafat, un brazo del Valle Kidron, cerca del Jardín de Getsemaní y de la Iglesia de Todas las Naciones, también llamada la Iglesia de la Agonía.

 

Ein Karem
En la tradición cristiana, es el lugar de nacimiento de San Juan Bautista y donde residían sus padres, Zacarías e Isabel. El Nuevo Testamento relata la visita de María a su prima Isabel, estando ambas encinta (Lucas 2:39-56). Varios sitios en la aldea están asociados a aquella visita.

Manantial de María, un manantial y fuente en el centro de la antigua aldea. Según una tradición, éste es el lugar donde se encontraron María e Isabel, y donde María bebió (el manantial se ha convertido en un lugar de peregrinación cristiana).

Iglesia de la Visitación – tradicionalmente reconocido como el sitio donde se hallaba el hogar de Isabel -prima de María- y su esposo Zacarías (padres de San Juan Bautista).

Iglesia de la Visitación
Iglesia de la Visitación

Iglesia de San Juan Bautista señala el sitio tradicionalmente reconocido como lugar de nacimiento de San Juan Bautista.

 

Belén*
La Basílica de la Natividad, uno de los más tempranos e importantes edificios eclesiásticos cristianos; consagra la cueva donde nació Jesús (Lucas 2:7).

Basílica de la Natividad
Basílica de la Natividad

La Gruta de la Leche, situada en la cripta de una pequeña capilla franciscana, es celebrada por la tradición como la cueva que sirvió a la Sagrada Familia como refugio antes de escapar a Egipto.

* Bajo jurisdicción de la Autoridad Palestina. Podría ser necesario hacer arreglos especiales para visitar el lugar, incluyendo la necesidad de coordinar transporte y guías.

 

Abu Ghosh
La aldea de Abu Ghosh está ubicada en el sitio bíblico Qiryat Ye’arim, donde el Arca de la Alianza estuvo depositada durante veinte años antes de retornar a Jerusalén (I Samuel 6: 21, 7:1-2). La Iglesia de Notre Dame de l’Arche de l’Alliance (Nuestra Señora del Arco de la Alianza), construida en el año1924 en la cima de la colina conmemora aquel evento.

 

Deir Rafat
El santuario católico del Monasterio Deir Rafat (al oeste de Beit Shemesh y del Kibbutz Tzora’) fue establecido en los años 30 por el Patriarca Latino, Mons. Louis Barlasina. El santuario está dedicado a la Virgen María como Reina de las Naciones y Protectora de la Tierra Santa.

Fuente: goisrael.com

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Peregrinaciones y Santuarios Tierra Santa

Peregrinos y monjes en el desierto oriental en el siglo V

El país de Jesús es la Tierra Santa por antonomasia, por eso no es de extrañar que hayan sido precisamente los Santos lugares los que, desde tiempos inmemoriales, fueron la morada de muchos cristianos de todo el mundo que, deseosos de consagrar su vida totalmente a Dios, abrazaron la vida monástica.  

Tierra Santa, por su dignidad incomparable, siempre atrajo fuertemente las almas. Por esta razón ya, desde los principios del cristianismo, los desiertos de oriente medio (especialmente de Palestina y Jordania) se vieron poblados por anacoretas y cenobitas procedentes de todo el mundo cristiano.

Si bien algunos eran monjes veteranos provenientes de otros monasterios, los cuales se acercaban con el ideal de continuar en Tierra Santa el camino religioso y ascético, hay que decir que la mayoría de ellos eran peregrinos deseosos de venerar los Santos Lugares. Éstos,  movidos por la Gracia de Dios que interiormente obra en los corazones, pero también por la intensa  experiencia religiosa vivida, descubrieron la vocación de su vida y, consiguientemente, allí se quedaron.

Peregrinos visitando un monasterio de Tierra Santa

Por esta razón toda una multitud, ya desde los primeros siglos del cristianismo, se dirigió a la más santa de las tierras. “De la India, de Persia y Etiopía recibimos diariamente turbas de monjes” escribía San Jerónimo a Leta, desde su monasterio de Belén. El mismo santo cuando describe los funerales de Santa Paula habla de “enjambres de monjes” que “entonaban himnos en diversas lenguas”. 

A lo largo de los siglos IV y V, Palestina se fue cubriendo de ermitas, pequeñas colonias de anacoretas, cenobios y lauras, hasta alcanzar una  población tan densa como variada y políglota. Como arriba hemos afirmado, muchos peregrinos decidían abrazar el estado de vida monástica, movidos por la Gracia Divina y el ejemplo de vida de los monjes, pues veían concretizada en ellos la vida del evangelio, o mejor: el evangelio hecho vida.

Había una estrecha relación entre los peregrinos y los monasterios, no sólo en razón de las vocaciones sino también porque éstos se edificaron cercanos a las vías de acceso a los lugares santos, (Jerusalén, por ejemplo). Por otro lado, los monjes estaban allí, pues, seguían a Jesús… y lo mismo intentaban hacer los peregrinos. No es para nada extraño que haya existido una fluida relación entre ambos.

¿Cuáles eran estas vías de acceso y por qué eligieron establecer allí, los monjes, sus monasterios?

Santuario en Tierra Santa Construído arriba de un camino

A la primera pregunta respondemos lo siguiente: por dos itinerarios llegaban los peregrinos a los Santos Lugares.

Unos venían de la costa, conocían Jerusalén y luego continuaban hacia el Jordán, para venerar el lugar del bautismo de Jesús.

Otros, preferían el camino de Damasco: bordeando las riveras del Jordán llegaban a Jericó y después a Jerusalén. De estas dos formas de llegar a tan ansiado lugar, la última era la más usada puesto que seguía las huellas que expresamente relatan los evangelios hizo Jesús.

¿Por qué eligieron establecer allí sus monasterios? Por una sola razón: la caridad. Ellos ofrecían asistencia a los peregrinos, material y espiritual. Era ésta una nueva oportunidad que Dios les brindaba para hacer que esas almas se acercasen a Él…  acercándosele, le conociesen… conociéndole, le amasen.

Si tenemos en cuenta lo dicho, se entiende, pues, que la mayoría de los monasterios que surgieran en Palestina, se erigiesen en lugares cercanos a las vías de peregrinación. El más antiguo monasterio del desierto de la Judea, el monasterio de San Caritón, es un claro ejemplo de cuánto hemos afirmado. En efecto, el santo, fundó su primer laura en Faran, a poca distancia del lugar en el cual, tiempo atrás, había sido capturado por un banda de ladrones mientras se dirigía a Jerusalén.

Otro ejemplo es el monasterio del “Canneto”(Calamon) a las riveras del Jordán, al sur del valle por donde la vía atravesaba el río y donde más tarde fue localizado el lugar del Bautismo de Jesús y fundada la Iglesia de San Juan Bautista. A estos dos monasterios hay que sumar el segundo del desierto de Judea, conocido como laura de Duka, (segunda fundación de San Caritón) el cual surgió en las cercanías de Jericó, también íntimamente relacionado con los peregrinos.

Tiempo seguido, debido a la tremenda inseguridad que reinaba en esos parajes tan expuestos a los bandidos, se hizo necesario que los nuevos monasterios se estableciesen en las cercanías de lugares poblados. Por eso, después de las primeras fundaciones monásticas en los desiertos de Tierra Santa, debido a las bandas de forajidos y sarracenos que acechaban continuamente a los habitantes del desierto, los nuevos monasterios de Palestina se erigieron en las inmediaciones de Belén y Jerusalén principalmente.  

Esto fue así hasta los comienzos del siglo V, cuando el monaquismo recibió un nuevo impulso con San Eutimio. Si bien el santo vivió en las lauras de Faran, tiempo después, en el año 411, se internó en el desierto fundando su primer monasterio en un canal en el desierto de Zif, al sur de la Judea; allí fundó un cenobio.

Ruinas del Monasterio de San Eutimio

San Eutimio suspiraba por la soledad y por eso, su primera fundación (el cenobio de Teoctisto en el Wadi Mukellik) es, en cierto sentido, un paso en busca de la soledad que tanto ansiaba. Sin embargo, la santidad de vida habitualmente atrae multitudes: una zona de descanso a unos pocos metros de la entrada del cenobio, con una cisterna, asientos de piedra y numerosos grafitos griegos atestiguan cuán frecuentado fue este monasterio por los peregrinos.

También la laura que lleva su nombre fundada en la llanura, a poca distancia de la vía de los peregrinos, fue frecuentemente visitada por ellos. No deja de admirar que precisamente Eutimio, que tanto anhelaba la soledad, fundase la laura allí, en zona tan próxima a las vías de peregrinación, pues bien, ya lo hemos dicho, una sola razón movía a los solitarios a esto: el ardor de la caridad. Probablemente San Eutimio, que tiempo atrás, tanto había trabajado pastoralmente para convertir a sarracenos (en su primera sede) y a maniqueos (en la segunda), al erigir la laura en un lugar tan transitado, pretendía convertir a malintencionados que frecuentaban esta vía.

No debemos pensar que fuesen pocos los visitantes del monasterio, Cirilo de Escitópolis narra que en una oportunidad un grupo de cuatrocientos peregrinos armenios llegados a inmediaciones del lugar, decidieron visitar la laura y en aquella ocasión San Eutimio recomendó vivamente a sus monjes practicar la más generosa hospitalidad. El mismo autor dice que en una oportunidad, S. Eutimio apareció en sueños al sarraceno Terebon para indicarle cómo llegar al monasterio para poder ser curado: “Yo soy Eutimio, quien habita en el desierto oriental de Jerusalén, a diez millas de la ciudad, en la garganta que está al sur del camino a Jericó”. 

A pocos metros de la laura de San Eutimio, Augusta Eudocia, gran admiradora suya, construyó una cisterna para refrigerio de peregrinos y una Iglesia dedicada a San Pedro, para asegurar que cada viajante se detuviese a contemplar el panorama que tanto gozo había traído a su alma al punto de arrancar la exclamación: “¡Cuán bella son tus tiendas, Jacob, tu morada, Israel!” (Nm 24,15).

Pero estos monasterios no fueron los únicos que estuvieron fuertemente relacionados con los peregrinos: a poca distancia al oeste de la laura de Eutimio (tiempo después transformada en cenobio), en un lugar fácilmente accesible desde el camino principal que utilizaba la generalidad de los peregrinos, se encontraba el monasterio de Martirio (un capadocio que llegó a Palestina en el año 457 proveniente de Nitria, Egipto) Primeramente, Martirio, habitó en la laura de San Eutimio y después se retiró a una caverna a unos 15 estadios de la laura, donde, con el tiempo, se formó una comunidad que floreció especialmente cuando Martirio fue patriarca de Jerusalén (478-486).

De frente, al norte del camino, estaba el eremitorio de Gabriel, discípulo de Eutimio, el cual cuando empezó a ser miembro del clero jerosolimitano, allí buscó el retiro y soledad para mejor vivir el tiempo de cuaresma.

“Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó” dicen los evangelios, en la parábola del buen samaritano. Existe aún hoy un gran desnivel entre las dos ciudades. Los peregrinos, para poder superar la fatigosa subida (a la cual se sumaba la adversidad del clima desértico), necesitaban de lugares apropiados para el descanso y refrigerio.

Pues bien, estos generalmente fueron atendidos por monjes del desierto. El paraje más occidental de ellos, o sea el más próximo a Jerusalén era, la ya mencionada, Iglesia de San Pedro con su pequeño monasterio adjunto. A unos 8 Km. al este surgía la Iglesia de San Adán, también ella con un monasterio anexo; estuvo tan estrechamente relacionado con los peregrinos que aún hoy conserva el nombre de “posada de cristianos”, en árabe: Khan Saliba.

Monasterio de Koshiba

Unos kilómetros más hacia el este se halla, en la garganta de Wadi Il-Kelt, el monasterio de Khoziba. Fue erigido en la primera mitad del siglo V

; comenzó con unas ermitas, pero que después, en el año 480, se transformó en todo un cenobio. En las cercanías de Jericó nos encontramos, además del ya nombrado cenobio de Khoziba, con la laura de San Saba, el monasterio de San Eutimio,  y el de Teodosio Cenobiarca, (el cual contaba también con un hospital), todos ellos son de la segunda mitad del siglo V y  todos ellos fueron erigidos en el desierto de Judea.

Los monasterios del desierto en Palestina se erigieron en dos zonas bien marcadas: una es la llamada por las fuentes bizantinas: “desierto oriental” (se entiende: zona al este de Jerusalén. Zona más bien montañosa caracterizada por profundos canales que bruscamente descienden hacia el Mar Muerto); la otra es la denominada “desierto del Jordán” (la cual, por el contrario, es una llanura. Esta limitada al oeste por la muralla montañosa sobre las cuales se construyeron fortalezas de tiempos asmoneos y herodianos, y al este por los márgenes del río en el cual fue bautizado Jesús).

También en el siglo V surgieron una docena de monasterios en el camino que, descendiendo por el Jordán, se une con la Vía Trajana. El más antiguo es probablemente la laura de Calamón. No tenemos noticia cierta del tiempo de su fundación, pero tradiciones aseguran que habrían existido ermitas ya antes de la paz alcanzada por la Iglesia. Calamón surgió muy cercano a la fuente de Ain Hajla.

Monasterio de San Gerazimo

Otros monasterios nacieron en esta zona: por ejemplo, el de San Gerzimo.

Fue fundado pocos años después del Concilio de Calcedonia, en un lugar muy cercano al de Calamón. Otros que podemos nombrar son  aquellos dos monasterios gemelos que instituyó Elías, patriarca de Jerusalén (494-516) en los años sesenta del siglo V. También es para destacar aquí, el monasterio de San Juan Bautista, el cual, a fines del siglo V o en los primeros años del siguiente, el emperador Anastasio (491-518) el cual no sólo contribuyó a la construcción de la Iglesia y monasterio en el lugar del Bautismo del Señor, sino que también asignó una pensión anual de seis monedas de oro para cada uno de a los monjes.

La paz y prosperidad del siglo VI dieron un gran impulso a las peregrinaciones  y los emperadores, especialmente Justiniano, contribuyeron ampliamente a la construcción y mejora de los monasterios de la región.

Muchas fuentes e investigaciones arqueológicas indican que los monasterios de este período fueron tantos que, edificados uno  al lado de otro, llegaron a constituir una verdadera ciudad monástica.

Un ejemplo de lo que venimos diciendo muy bien lo narra Leoncio de Neapolis en su obra “Vida de Gerásimo”: dos peregrinos sirios salen de la ciudad de Jericó… de pronto, llenos de estupor ante la imponente vista de los monasterios edificados a orillas del Jordán, se detienen… encantados por el panorama exclaman: “es la ciudad de los Ángeles de Dios”… abandonan su destino y encaminan sus pasos hacia la laura de Gerasimo… una vez allí, llenos de gozo, reciben el habito monástico, signo de su consagración total a Dios.

 Fuente: P. Jorge Cortés, IVE

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Peregrinaciones y Santuarios Tierra Santa

El primer relato conocido de una peregrinación a Tierra Santa es de la monja Egeria

En el siglo IV hubo una mujer, llamada Egeria, (como queda testimoniado por Valerio –abad de Bierzo– en una epístola dirigida a sus monjes a mediados del siglo VII), que guiada por el Señor recorrió a lo largo de tres años los distintos lugares por donde pasó el pueblo de Israel, el lugar del nacimiento, la pasión y la resurrección de Nuestro señor Jesucristo y los sepulcros de innumerables santos mártires para hacer allí oración y encontrar motivo de edificación. Sobre todo, el Calvario y el Santo Sepulcro eran meta de innumerables peregrinos.  

Se sabe que ella fue peregrina  y que en su viaje estuvo por los países que forman el Oriente próximo: Asia menor, Siria, Palestina y Egipto, gracias a un manuscrito, hallado en  Italia, en el año 1884. A raíz de diversos estudios que se hacen después de este magnífico hallazgo, tenemos muchos datos acerca de la vida y del viaje que ella realiza, a pesar que lamentablemente se han perdido algunas hojas. 

Aquí solo daré a conocer algunos detalles sobre la vida de esta peregrina, y sobre el manuscrito, dejando para más adelante los lugares y santuarios que ella recorrió (Jerusalén, Monte Nebo, el Sinaí, etc.) y la riqueza de la liturgia utilizada en Jerusalén, en el siglo IV. 

El país: es Marius Ferotín, monje benedictino francés, que después de confrontar varios datos acerca del lugar de nacimiento de ella, concluye que su patria, es un lugar comprendido dentro de la “ Provincia Gallaecia”, que pertenecía a Roma. Esta provincia era muy grande por lo cual no se puede dar un lugar preciso de donde ella nació y vivió. 

No obstante si fue pariente del emperador Teodosio (como lo demuestran algunos documentos) podría haber vivido en Cauca (actualmente llamada Coca, provincia de Segovia) y su vida religiosa debió llevarla a cabo en algunos de los centros de Asturias o de León, en las que piadosas jóvenes consagraban a Dios su virginidad, llevando vida ascética. 

La familia: si no era familiar del emperador Teodosio, al menos eran conocidos, esto se comprueba porque Egeria encontró en los lugares donde fue, el apoyo de grandes personajes, monjes, clérigos y obispos que se ofrecían para mostrarle los lugares que quería conocer. 

Teodosio nació en Cauca en el 347, hijo del conde Flavio Teodosio. Acompañó a  su padre en las guerras de Gran Bretaña, el Ilirico y África, después de la muerte de su padre en el 377, estuvo alejado de los cargos públicos. 

Es el emperador Graciano en el 378 quien lo asocia al imperio dándole el cargo mayor en la dignidad militar. En el 370 le encarga el gobierno de Oriente. Desde fines de este año, hasta el año siguiente, emprende su viaje hasta la ciudad de Constantinopla, haciéndose bautizar en Tesalónica. 

La peregrina Egeria

Los comienzos del viaje: se puede suponer entonces que ambos viajaron juntos con un numeroso acompañamiento desde el NO de España, pero con distintos objetivos; Teodosio para defender el imperio contra los invasores y Egeria  para venerar los distintos santuarios situados en Palestina y visitar los monasterios de Siria y Egipto. Después de abandonar su tierra natal, atravesarían la Galia meridional, hasta llegar al Ródano, luego por el N de Italia, embarcándose en Aquileya o en algún otro puerto por el Adriático. 

Aquí se separarían, él para luchar contra los bárbaros, mientras que ella seguiría por mar hasta Constantinopla, en este lugar aprovecharía a estudiar el griego para hablar con la gente que vivía en esta capital y para entenderse con los que encontraría a lo largo de su viaje, para más tarde emprender su peregrinación a los lugares santos. 

Sobre el manuscrito: lo más probable es que el códice que contiene el Itinerario de Egeria fuese escrito en latín en el S XI, en el monasterio benedictino de Monte Casino, y se conservase aquí durante varios siglos. 

En el año 1650 no es contado entre los libros de la biblioteca del monasterio, recién en 1788 se encuentra este códice en Arezzo, en el monasterio de las santas Flora y Lucila. En el año 1810 suprimido este monasterio por orden de Napoleón, el códice es llevado a la “Confraternità dei laici”, (en la misma ciudad) es aquí donde se lo encuentra en 1884. 

El itinerario fue escrito en pergamino, mide 262 x 171 mm, y además de contener lo de Egeria, que ocupa 22 hojas, se encuentra en la primera parte 15 hojas que contienen el “Tratado de los misterios y los himnos de San Hilario” 

División del manuscrito: está dividido en dos partes, la primera parte describe los viajes de Egeria, la segunda parte la liturgia de Jerusalén en el siglo IV. 

Al manuscrito le faltan hojas pero es imposible determinar cuántas: el original, que posiblemente fue el que tuvo el abad Valerio, no pudo ser hallado nunca a pesar de los esfuerzos por encontrarlo. Es por las cartas que él escribe comentando sobre el manuscrito y los detalles que pone, que se sabe que éste que se tiene ahora, está incompleto. 

Aspectos del itinerario: leyéndolo uno se da cuenta que ella leía la Biblia en cada lugar que visitaba, (cita 80 veces el AT y 20 el NT.). Si bien es cierto que en ese entonces no era tan sencillo viajar con una Biblia, sin embargo se ve que ella siempre la llevaba consigo. 

Posiblemente la que utilizó haya sido en griego, ya que es posterior la traducción al latín que hace San Jerónimo. También queda de manifiesto que conocía los lugares, su historia y que le eran familiares, lo que muestra que había estudiado acerca de ellos. 

Era costumbre que aquellos que pasaban por Tierra Santa, hicieran representaciones gráficas de los lugares, edificios y personas con las que ellos habían tenido contacto. Gracias a  estos se han podido conocer, sobre todo monumentos, que hoy día han desaparecido o han sido transformados. En el original Egeria también debió haber hecho esto, porque ella misma pone: “como veis”, es una lástima que esos gráficos se hayan perdido. 

Cada lugar es descrito minuciosamente y con detalles preciosos, lo mismo sucede cuando escribe acerca de  la liturgia de Jerusalén. Todo esto nos hace pensar en la importancia que tenía para ella, el estudio de cada uno de los lugares por donde peregrinó, acompañada con la palabra de Dios, para meditar en su corazón las verdades conocidas. 

Como dice el abad Valerio en la carta antes mencionada, cuanto más instruida estaba en la santa doctrina, tanto más sentía encendido su corazón en la llama de un deseo santo inenarrable. Leyendo, pues, con gran avidez todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento y cuanto halló escrito sobre los lugares de los más señalados santos en diversas partes del mundo, provincias, ciudades, montes y desiertos, parte, solícita, en viaje y aunque su peregrinación durará muchos años, recorre sin embargo, todos esos lugares con el auxilio de su Señor. 

Al ir en busca del remedio para su alma, ha dado a muchas almas un ejemplo admirable para seguir a Dios. 

  

LOS DISTINTOS LUGARES A DONDE FUE, LOS CAMINOS ESCOGIDOS, Y EL TIEMPO QUE UTILIZÓ PARA ELLO.

Cuando Egeria llegó a la ciudad de Jerusalén, en el 381, ésta distaba mucho de ser igual a la del tiempo de Jesús, hasta el mismo nombre de la ciudad había desaparecido, se usaba más el de Aelia Capitolina. 

Historia de la ciudad de Jerusalén (132-381)  

Desde el 132 al 135 el pueblo judío se había levantado en armas contra Roma por segunda vez. En el 134, Roma toma la capital y un año después el emperador “Aelius Hadrianus” construye una nueva ciudad y le pone el nombre de Aelia Capitolina, pero corrientemente se la llamaba Aelia. 

Ésta estaba dividida en dos partes separadas: 

1- al norte: vivía el elemento civil, principalmente los veteranos que habían tomado parte en las luchas.  

A su vez estaba dividida en 4 grandes barrios por dos amplias arterias. Una iba desde el N al S y formaba el cardo maximus, desde la puerta de Sión, hasta la puerta de Damasco. La otra de O a E, el decumanus, desde la ciudadela o Torre de David hasta la entrada o explanada del templo. 

El quadrivium era la intercesión entre el cardo maximus y el decumanus, y cerca de éste se hallaba el foro y el capitolio, y en otras partes de la ciudad, las termas, el teatro y el circo, elementos esenciales en toda ciudad o colonia romana. 

En la gran explanada del templo judío, destruido por el emperador Tito (año 70) se encontraba el templo de Zeus o  de Júpiter. 

2- Al sur: los soldados de “la legio X fretensis”, ellos formaban la guarnición de la colonia y el territorio. 

Jerusalén en el Mosaico de Mádaba: se puede distinguir claramente tanto el Cardo Máximo como el Santo Sepulcro

Cuatro eran las puertas que daban entrada a la ciudad, tres de ellas visibles todavía, la de Jaffa, Damasco y la del arco del Ecce Homo. 

En general esto es lo que conoció Egeria, sólo había habido dos cambios importantes, el foro y el capitolio, destruidos por los arquitectos de Constantino en el 326 daban lugar a la Basílica del Martyrium, la Anástasis, y el patio o claustro entre los dos, llamado ante crucem. 

Donde estaban los soldados de la fratensis habían empezado a llegar cristianos venidos de los pueblos gentiles. 

Más al sur, una nueva Iglesia acogía la sala alta de Pentecostés o Iglesia de los apóstoles: el cenáculo.  

Eusebio de Cesarea atestigua que Adriano se mostró tolerante con los cristianos, pero no así con los judíos que tenían prohibida la entrada a Jerusalén. 

De a poco fue aumentando el número de los cristianos, celebrando sus reuniones religiosas en el cenáculo (monte Sión) junto al cual residían sus obispos. 

Cuando vino la paz Constantiniana  y sobre todo con la construcción del Martyrium y de la Anástasis (325-335) el obispo Máximo trasladó su residencia a Jerusalén; fue en este tiempo donde pudo organizarse la Iglesia aquí y por medio de la catequesis convertir más gentiles al cristianismo. 

La Jerusalén cristiana de Egeria. 

Vivió en esta ciudad por tres años, ya la mayoría eran cristianos y con su jerarquía bien establecida. 

1- El obispo y su clero: el obispo era Cirilo, cuya sede dependía de la metropolitana de Cesarea marítima. 

Entró a la vida monacal muy joven, fue ordenado diácono en el 330 por su obispo Macario y presbítero por el nuevo sucesor Máximo. Se encargó de la catequesis predicando a los catecúmenos de la Aelia capitolina. 

Fue elegido obispo de Jerusalén en el 350 y después de haber sido destituido y desterrado tres veces por el arriano Acacio, vuelve definitivamente a su sede en el 379, al ser elegido Teodosio como emperador. En el 381 asiste al concilio general de Constantinopla. Muere en el 386. 

Será él quien se encargue de la atención espiritual de Egeria mientras se encuentra aquí. 

El clero diocesano de Jerusalén era ya numeroso, en la descripción que ella nos hace de los variados actos litúrgicos encontramos: 

-presbíteros que predican frecuentemente. 

-que sirven de intérpretes cuando predica el obispo en griego. 

-que asisten al obispo en las celebraciones más solemnes. 

-diáconos que rodean al obispo durante la ceremonia de la adoración de la cruz. 

2- La vida monacal: había en esta diócesis y en todo el oriente cristiano, una vida ascética intensísima, tanto eremítica como cenobítica, practicada por numerosas personas. 

Cuando Egeria llegó a Constantinopla, pudo constatar esta vida ascética en la capital del Imperio, así también en Jerusalén, sobre todo la vida cenobítica. 

En el monte de los olivos conoció y mantuvo estrecha amistad con Melania la Anciana, que acababa de fundar junto al santuario de la ascensión un monasterio con cincuenta monjas y una hospedería para peregrinos y enfermos. Cerca de éste uno fundado por Rufino de Aquileya, para monjes, también muy numeroso. 

Uno de sus ideales al emprender el viaje había sido ver y ponerse en contacto con estas personas santas, que llevaban como ella vida monacal. 

No se sabe exactamente el género de vida que llevaban ella y sus compañeras, pero queda demostrado que era una vida piadosa y consagrada a Dios. Aunque vivían en comunidad no estaban sujetas a clausura, en el sentido que hoy se le da  a esta palabra, podían salir libremente de su casa o monasterio y comunicarse con el mundo. Con ellas había vivido, y por el trato respetuoso y a la vez familiar y sumamente cariñoso, parecería que ella hubiese sido la superiora. 

Los viajes de Egeria  

La primer parte en la que ella describe seguramente el viaje desde su tierra natal hasta Constantinopla y de aquí a Jerusalén y a otros lugares dentro de Egipto no ha sido encontrada, comienza la descripción estando ya en el Sinaí, por eso los datos son tomados de lo que escribe el monje Valerio y Pedro Diácono acerca de los viajes que ella realizó. 

Viaje a la Nitria y la Tebaida. 

Debió emprender el viaje, después de haber estado en Jerusalén para la cuaresma y pasar allí las fiestas de Pascua y Pentecostés del año 382. 

Los monasterios y eremitorios que ella  iba a visitar se hallaban, unos en el delta y otros en la Tebaida (alto y bajo Egipto) 

El viaje de ida parece que fue por mar, lo más probable es que haya sido desde Cesarea marítima hasta Alejandría, visitando los monasterios a lo largo del Nilo. El viaje de vuelta sería desde Tebas a Pelusio, siguiendo la gran vía que las unía, así visitaría seguramente varios lugares del Éxodo, que luego volverá a visitar más despacio a su regreso del Sinaí. 

En Alejandría se detendría algunos días, no solo para estudiar la vida monástica que estaba muy activa ahí, sino también  para conversar con personas que llevaban esta vida. 

En el uadi Natrun, este valle es una depresión del desierto líbico. Distante de Alejandría unos 80 km, al SO, aquí se establecieron en el siglo IV varios eremitas y monjes, contribuyendo con su ejemplo y su actividad literaria al aumento del cristianismo en Egipto, su fundador fue Amun. 

Hacia el O de este uadi, en el desierto de Skete, había varios monasterios en una misma región, llamados en conjunto lauras. 

Para llegar a Tebas pudo haberlo hecho por tierra o por el Nilo, contempló sin duda los innumerables y majestuosos monumentos egipcios de los faraones que había en el trayecto desde el Cairo hasta Tebas: las pirámides de Guiza, Menfis y Saqqara; los grandes templos de Tebas, Lúqsor y Kárnak. 

En Fustat (Cairo viejo) existía probablemente una capilla de los coptos, con la tradición de que había sido refugio de la Sagrada familia en su huida a Egipto. 

En Fau, había un gran convento fundado por San Pacomio, donde los monjes de todo Egipto se reunían dos veces al año. Cerca también se encontraba el lugar llamado Tabennisi, con el primer monasterio fundado por él, en el año 320. 

En todos estos monasterios se hablaba el copto, llamado saídico o del Alto Egipto, solo algunos monjes sabían el griego. 

Viaje al Sinaí  

Memorial de Moisés en el Monte Nebo

Egeria dice que el viaje de Jerusalén al Sinaí se hacía en 22 jornadas 

, aquí estuvo varios días, a su regreso pasó por los lugares del éxodo, eso demuestra que tardó en regresar. Calculando así los días se supone que tardó en todo el viaje unos dos meses, y que lo emprendió a principios de noviembre del 383, después de celebrar en Jerusalén del 14 al 21 de septiembre, las fiestas de las Encenias o dedicación de los edificios Constantinianos del santo sepulcro y lo terminó como ella nos dice a comienzos del 384, porque celebró la fiesta de la Epifanía, el 6 de enero en la ciudad de Arabia (capital de la provincia del mismo nombre). 

Debe haber salido por mar desde Cesarea marítima hasta Pelusio, capital de la Provincia Augustámnica (el emperador Constantino dividió Egipto en 6 provincias). 

Además de la actividad comercial y militar ésta era una ciudad episcopal muy poblada y activa, se encontraban cerca de ella muchos monasterios. 

La ciudad estaba situada a unos 50 km. al oriente de la actual Port Said y canal de Suez, fue muy importante durante todo el período romano y bizantino. 

Desde aquí se dirigió a Cylsma, unidas por una vía comercial y militar. 

Clysma quedaba a unos 5 km de Suez, era una fortaleza ptolemaica, que había sucedido a un puesto más antiguo de época faraónica. Cuando Egeria estuvo, 

formaba un puerto importante de comercio con las Indias y ciudades del mar Rojo y de la Arabia. 

De Clysma, a solo 12 km al SE por un camino desértico, se encontraban las fuentes de Moisés, un oasis con fuentes de agua fresca y abundante vegetación. 

Desde Ain Musa (nombre en árabe), llegaron caminado después de tres días a Mará. Aquí  Moisés convirtió el agua amarga en dulce echando un madero en el agua (Ex.15, 22-25) 

Bastante más alejado de este lugar llegaron a Elim, (también llamado uadi Gharandel) identificado con el  de la Biblia “Había doce fuentes de agua y setenta palmeras y acamparon allí junto a las aguas” (Ex.15,27) 

Siguiendo su marcha llegaron hasta Farán, distante del Sinaí 50 km. Farán fue en la época bizantina sede episcopal. 

Aquí en lo alto de una colina, junto a numerosas  ruinas de monasterios e iglesias, veneran los beduinos el lugar donde Moisés oraba durante la batalla contra Amaleq (Ex.17,8-10). 

Desde el uadi Feiran se llega después de varias horas de marcha a caballo o camello a un lugar llamado el-bab (la puerta), y por este a un desfiladero el Naqb el-Haua a 1505 m.  sobre el nivel del mar. 

El Sinaí: dice Egeria que “a los viajeros les eran mostrados los lugares bíblicos por donde iban”, seguramente por los anacoretas de Farán que les acompañaban, pasado el desfiladero de Naqb el Haua se encontraba un valle amplísimo, siguiendo este valle se llega hasta el convento de los cuarenta (deir el arbain) a 1170 mtrs. de altura, aquí se recuerda los cuarenta monjes degollados por los sarracenos. 

Se hallan al pie del monte de Moisés, pasan la noche en algunas de las ermitas para subir bien temprano hasta la cima del Yabal Musa a 2992 m. de altura. Oyen  Misa, y contemplan el hermoso panorama. 

Van bajando al monte Horeb, con el recuerdo de Elías, y poco después llegan al lugar donde Aarón y los setenta ancianos esperaban a Moisés. En el pie del monte, se encuentra el lugar de la zarza ardiente(Ex.3,1-5). 

Emprende su regreso pasando por distintos lugares, Gessen, Etham (Ex13,20) Pithom (Ex.1,11) Arabia y Ramesses; la primera era el nombre de una de las provincia de Egipto en el Delta Oriental, también el de su capital. La segunda es la ciudad de donde parten de Egipto los hebreos (Ex.12,17). Fue restaurada por Ramsés II (1292-1225 a.C) el más grande de los faraones. Tathnis (Tafnis) y Pelusio, aparece la primera en la Biblia (Jer.2,16; Jer 43,8-9) 

El monte Nebo: Realiza este viaje atraída por el recuerdo de Moisés, parte de Jerusalén en compañía de un presbítero, varios diáconos y monjes, llegan a Jericó después de haber caminado unos 30 km., siguen hasta el Jordán al lugar tradicional por donde pasaron los israelitas conducidos por Josué.

De aquí se dirigen a la ciudad de Livias y desde aquí, al Monte Nebo, gebel el-neba  (en árabe) a 808 metros de altura, desde donde Moisés vio la tierra prometida (Dt.32,48-50 y 43,1)

Al país de Job: Es animada a realizar este viaje por unos monjes que le relatan acerca de la patria de Job.

Parte desde Jerusalén y tardan 8 días en llegar a Carneas, antes llamada Dennaba, y ahora llamada ciudad de Job. Como el viaje es largo se detienen en Siquem, actual Nablus, luego continúan hacia el Oriente, al Jordán, antes de llegar al río hay un hermoso valle y en él hay una Iglesia que recuerda el encuentro de Melquisedec con Abraham (Gen.14, 17-20). Llegan por fin a Carneas, donde se veneraba el sepulcro de Job.

Viaje de regreso a Constantinopla

Después de haber visitado todos los lugares santos durante tres años, vuelve a su tierra natal, pasando por lugares que ya había conocido y otros que le eran nuevos.

No se sabe con precisión el camino de regreso que tomó, pero se puede suponer que para llegar hasta Antioquía, lo hizo por mar, porque no nombra ninguna ciudad por la que hubiera pasado.

Sale pues de Cesarea marítima y llega hasta Antioquía, como Edesa no quedaba muy lejos, se determina a ir y a otros partes de la Mesopotamia, para poder ver a los monjes que se encontraban allí y rezar en el sepulcro de Santo Tomás.

Egeria llega el 19 de abril, hacía más de 10 años que había muerto allí San Efrén, diácono. No lo conoció personalmente pero pudo escuchar los himnos que el mismo había escrito, durante la liturgia cantada alternando dos coros. Eran de temas muy variados escritos en la lengua materna siríaca.

Ese mismo día visitó la Iglesia y el sepulcro de Santo Tomás que se encontraban en dos lugares diferentes.

De Harán a Antioquía; queda a unos 38 km al SSE de Edesa, llega el 23 de abril, en la vigilia del santo del lugar, San Helpidio, festejando así con todos los monjes que venían para ese día. La Iglesia había sido construida en lo que fue la casa de Abraham. Fue visitando con el obispo de la ciudad todos los lugares que tenían relación con los lugares bíblicos.

De Antioquía a Constantinopla:  Se encontraría en Antioquía con el obispo, llamado Melecio, que había asistido al concilio de Constantinopla, estaban también aquí, los presbíteros Flaviano y Elpidio.

Después de varias jornadas llega a la ciudad de Tarso, patria del apóstol San Pablo, donde probablemente conoció al obispo Diodoro.

Visita el sepulcro de Santa Tecla, que quedaba a tres días de allí, antes de llegar, en uno de los monasterios, se encuentra con una amiga suya, “de cuya vida todos daban testimonio en oriente, la santa diaconisa llamada Marthana”, a la que había conocido en Jerusalén. De allí van al sepulcro, aquí están dos días, vuelve a Tarso, y se queda en la ciudad tres días.

El mismo día que parte de Tarso llega a la mansión de Mansocrenas, donde murió de fiebre el emperador Constancio el 3 de noviembre de 361.

Sigue el mismo camino que llevó al ir a Jerusalén por las provincias de Capadocia, Galicia y Bitinia, hasta llegar a Calcedonia “en este lugar -dice ella- me detuve por el famoso sepulcro de Santa Eufemia, que desde antiguo me era ya conocido”.

Al día siguiente pasa el mar y llega finalmente a Constantinopla, dando gracias  a Dios por haberle concedido ir a Jerusalén, ver lo que deseaba y volver de nuevo a Constantinopla.

Dice que tenía también el deseo de pasar a Asia y venerar en Efeso el sepulcro de San Juan evangelista y otros lugares, no dice nada de la Virgen en Efeso, una  prueba más a favor de su sepultura en Jerusalén.

Con mucha insistencia le repetía a sus hermanas ”viva o muerta” lo que parece indicar que no se sentía bien, tan largo había sido el camino, con tantos sacrificios, que su salud estaría resentida.

  

EN EL TIEMPO DE EGERIA HABÍA  EN JERUSALÉN CINCO GRANDES SANTUARIOS

El Cenáculo en el monte Sión: Una tradición antigua e ininterrumpida nos asegura de la autenticidad del Cenáculo. Cuando en el año 70, Jerusalén fue destruida por el emperador Tito, esta zona de Sión quedo intacta, porque estaba instalada en ella, “la legio Fretensis decima”, que había ayudado a Tito.

El Cenáculo: reconstrucción cruzada

San Epifanio, palestino que vivió en Jerusalén por varios años, en sus escritos, dice que en el año 117 cuando Adriano, llegó a Jerusalén de paso a Egipto, halló la ciudad y el templo destruidos por Tito, excepto algunas casas, entre ellas la que contenía “la pequeña Iglesia de Dios”, en el monte Sión, donde se había establecido la guarnición de Tito.

Es la Iglesia que conoció Egeria, pero ya agrandada, probablemente por Cirilo de Jerusalén siendo ya obispo. En sus escritos nombra a ésta “en este mismo lugar donde ahora se halla la iglesia en Sión”.

Iba varias veces al año el obispo con todo el pueblo, y allí practicaban varios actos litúrgicos.

Esta Iglesia agrandada comprendía dentro la sala alta o Santo Cenáculo, fue destruida por los persas en el 614 y reconstruida magníficamente por los cruzados a principios del  s XII con el nombre de Santa María de Sión.

Recién en el año 1335 entró en poder de los franciscanos, le habían cedido la propiedad los piadosos reyes de Nápoles, Roberto y Sancha de Mallorca que lo habían comprado unos años antes. Pero solo quedaban ruinas de la Iglesia, ya que había sido muchas veces invadida, pero el Cenáculo se conservaba bastante bien, solo un poco deteriorado. Ellos se encargaron de la reparación y lo conservaron por más de dos siglos, hasta que fueron arrojados de él por los turcos de Constantinopla a mediados del siglo XVI.

El Cenáculo fue la primer Iglesia del mundo cristiano, llamado con razón “Mater omnium ecclesiarum”, madre de todas las Iglesias.

En el testimonio de Egeria no se encuentra ningún recuerdo del rey David y tampoco de su sepulcro aunque más tarde se celebraría allí una synaxis (reunión de fieles para celebrar la fiesta o conmemorarla) en honor de David.

El Santo Sepulcro Constantiniano: La fuente principal, de valor inestimable, que se posee  acerca de los edificios construidos por el emperador Constantino, en el lugar de la muerte, sepulcro y resurrección de Jesucristo, es la que nos ha dejado Eusebio de Cesarea, en su obra  “de Constantini vita”, ya que él fue testigo ocular y estuvo muy ligado al emperador.

1- Origen de los edificios Constantinianos: En el año 325, se celebró en Nicea de Bitinia el primer concilio ecuménico, que duró  dos meses, convocado y presidido por el mismo emperador Constantino. Tenía por objeto procurar la unidad de la Iglesia, condenado el arrianismo y también fijar la fecha de la celebración de la Pascua.

Antes de regresar a su diócesis Macario, obispo de Jerusalén, solicitó al emperador autorización y la obtuvo para hacer desaparecer el Capitolio y templo de Júpiter que Adriano había erigido en el centro de la ciudad y que cubrían los lugares santos.

Lo obtuvo fácilmente porque Constantino había dado un decreto exigiendo de los paganos la restitución de las iglesias cristianas confiscadas por ellos y los lugares consagrados por la sepultura de los mártires.

Macario, con la ayuda de las autoridades de la ciudad hizo demoler los edificios que cubrían los lugares cristianos desescombrando todo hasta lo más profundo.

Cuando llega al año siguiente, Elena, madre del emperador, ya se había llegado hasta el hoyo o cisterna en la que fueron arrojados los instrumentos de la crucifixión; pues a ella se le atribuye el hallazgo de la Cruz.

Cuando Constantino supo del hallazgo, escribió a Macario para felicitarlo haciéndole saber la orden dada a Draciliano, viceprefecto del pretorio, y al gobernador de Palestina, acerca de los edificios que debían construirse en aquellos lugares santos:

 “Constantino Vencedor, Máximo, Augusto a Macario: Es tan grande la gracia de nuestro Salvador, que no hay palabras para narrar este milagro. Pues el monumento de su sacratísima pasión, oculto bajo tierra durante tantos años, sólo vino a la luz después de desaparecido el  enemigo de todos (la muerte de Liciano) y de recobrada la libertad por sus siervos: cosa que supera toda admiración; pues aunque todos los sabios del mundo, reunidos en consulta, se propusieron decir algo acerca de la excelencia del monumento, creo que no podrían decir ni la mínima parte… solo quisiera decirte que mi principal deseo es que… aquel lugar sea adornado con un hermoso monumento.

Conviene, pues, que tu prudencia disponga y cuida todo lo necesario para la obra; de modo que esta basílica no sólo sea la más bella de cuantas existen,

sino que supere a las mejores construcciones de todas las ciudades. En cuanto al edificio y la decoración de sus muros, te hago saber que he encargado de ello a nuestro amigo Draciliano, viceprefecto del pretorio, y al gobernador de la provincia.

Nuestra piedad les ha ordenado que sean enviados inmediatamente los artistas y obreros y cuanto sea necesario a la obra, según tu prudencia les indicará. En cuanto a las columnas y mármoles, busca todo lo que creas más precioso y útil a la vista, y procura escribírnoslo, para que sabiendo por tu informe su cantidad  y calidad, podamos hacer llevar de todas partes los materiales que creamos serán necesarios; porque es justo que el lugar más ilustre del mundo sea adornado según lo merece.

Quisiera saber tu opinión acerca del techo de la basílica: si quieres que sea artesonado, o con otra ornamentación. Si se hace artesonado, podrá adornarse con oro… que Dios te guarde, querido hermano”

Los arquitectos de estas admirables obras son: Zenobio y Eustato.

2- Descripción: De Oriente a Occidente se hallaban en este orden: Martirio, Atrio interior, Anástasis y al SO del martirio la Cruz.

La Basílica del martirio comenzaba en la calle principal de Aelia, el Cardo Maximus, unos escalones elevaban su nivel sobre el de la calle; tres puertas, la central mas grande que las laterales, se abrían en la fachada y daban acceso a un atrio a Cielo raso de 25 metros desde la fachada, rodeado de galerías cubiertas y en el centro una fuente. A continuación, tres puertas daban acceso a la Basílica, de cinco naves, la central era  más amplia.

Una escalera cerca del altar bajaba al lugar donde fue hallada la Cruz, hoy llamada de Santa Elena y entonces formando la cripta del Martirio. En el ábside se hallaba el trono episcopal y detrás la escalinata del presbiterio adornada con doce columnas en honor de los doce apóstoles. Encima de las naves laterales corría una línea de galerías, espléndidamente adornadas.

Esta  Iglesia del martirio servía de catedral al obispo  y de parroquia a los fieles de Jerusalén.

Detrás de ella, se abría un ancho atrio a cielo raso y rodeado de galerías por sus tres lados, cubiertas para proteger a los fieles de la lluvia y del sol. Este atrio recordaba el huerto de José de Arimatea, que en el se había excavado su sepulcro nuevo.

En el ángulo SE del atrio había una roca de unos 4 ó 5 metros  más alta que el nivel del suelo que la rodeaba, y en su cima fue colocada una cruz, adornada de piedras preciosas y cubierta con una especie de dosel contra vientos y el sol, porque también se encontraba a cielo raso.

Este lugar Egeria lo llama “Cruz: ante crucem y post crucem”. Al oriente de ésta, había una  capilla, en donde algunos días se celebraba un acto litúrgico.

En la parte más occidental se encontraba la Anástasis, en el centro, se abría el antro, la gruta sepulcral, esto era el Santo Sepulcro.

La cúpula que la cubría estaba sostenida por columnas monolíticas con capiteles corintios, algo maltratadas por los persas en el 614 y enteramente arrasadas por el califa Hakim en el año 1009 y sustituidas por otras columnas y pilastras en la reconstrucción de Constantino Mónomaco en el año 1048.

Esta cúpula constantiniana aparece en el mapa de Mádaba  en color amarillo y el techo del martirio en rojo.

Algunos han pensado que la Anástasis fue construida después porque no se habla expresamente de ella en la dedicación, pero si  Constantino manifestó su deseo de rodear el Santo Sepulcro de un espléndido santuario, esto quiere decir que todos los edificios fueron construidos simultáneamente.

Dice Eusebio en sus escritos “ante todo adornó aquella gruta sagrada, por ser la cabecera de toda la obra… y la decoró, con columnas riquísimas y el mayor adorno”

Y Cirilo de Jerusalén, diez años más tarde, dice “El vestíbulo, que precedía la cámara sepulcral (llamado hoy capilla del ángel) desapareció al edificar la Anástasis; pues fue cortado para dar lugar a la armoniosa construcción actual. Pero la piedra que cerraba el sepulcro se encuentra hoy junto al mismo sepulcro”

Los materiales (columnas y mármoles) que servían para la construcción de estos edificios debían ser buscados y enviados a los arquitectos desde varias partes distintas, así se lo había dicho el emperador al obispo. Quizá mucho del material utilizado fue llevado desde la espléndida  Cesarea de Herodes, donde era abundante, o tal vez de la Sebaste herodiana de Samaria o de otros grandes monumentos helenísticos y romanos de Palestina, Siria y Transjordania.

Una idea de la belleza de estas columnas monolíticas de la Anástasis constantiniana, pueden dárnoslas las columnas que adornan el interior de la mezquita de Omar en Jerusalén, ya que muchas cosas fueron quitadas de los lugares cristianos por el califa Hakim en el 1009.

Estos edificios constantinianos (llamados así por la orden dada por el emperador para su construcción) que eran: Martirio, Cruz y Anástasis, estaban incluidos en un períbolo rectangular de unos 132 metros de largo por 38 de ancho. Tenían dos amplios corredores a ambos lados de la basílica,  servían estos, para que sin entrar en ella estuviesen comunicados directamente con la Anástasis por dos puertas.

La dedicación de estos edificios se hizo el 14 de septiembre del 335 y duró la fiesta por espacio de una semana.

El obispo Máximo, (331-347) sucesor de Macario, trasladó su sede desde el monte Sión a el martirio, donde en el ábside había una serie de asientos para el obispo y los presbíteros que lo acompañaban.

La Iglesia de la gruta en el monte de los Olivos: Al mismo tiempo que empezaron los trabajos en el sepulcro, otro grupo de trabajadores comenzaba con los edificios en Belén y en el monte de los olivos.

Iglesia de la Gruta en el Monte de los Olivos

Eusebio es quien atribuye a Santa Elena la iniciativa para la construcción en este monte “la madre del emperador, ennoblecía con grandes edificios en el monte de los Olivos el recuerdo de la subida del Salvador al cielo, construyendo sobre la altura, cerca de la cima de la montaña, el edificio sagrado de una iglesia y un lugar de oración en honor del Salvador, el cual gustaba detenerse en ese lugar: allí, en la gruta misma donde la historia verídica asegura que el Salvador de todos inició a sus discípulos en sus misterios ocultos”

El edificio se compone de un atrio, el cuerpo de la Basílica, baptisterio, y en el ábside el altar, en el lugar mismo de la gruta venerada por haber estado allí el Salvador.

Por muchos siglos este santuario quedó en el olvido, recién en el año 1910 y 1911 se hicieron excavaciones que dan a conocer restos del santuario y han permitido trazar un plano del mismo.

Desde la segunda mitad del S XIX se conoce este santuario con el nombre del Pater Noster.

El lugar de la Ascensión: Desde antes del s IV se veneraba en el monte de los Olivos, un lugar que recordaba la subida del Salvador a los cielos.

Egeria le da a este lugar el nombre de “Inbomon”, es decir “el lugar”, ya que ella no nombra ninguna iglesia, quizá habría algún monumento que recordaba este hecho (Mc.16,19)

La iglesia de forma octogonal fue construida por Poemenia, noble dama pariente del emperador Teodosio, ella llego a Jerusalén en el año 394.

La Basílica de la Natividad en Belén: Este lugar fue venerado por cristianos desde los primeros tiempos, atestiguado esto por Justino, escritor palestino, en el siglo II.

Este lugar fue profanado, en tiempo de Adriano, había allí un bosquecillo y un templo en honor de Adonis. Constantino y su madre mandaron a construir una Basílica para honrar lugar tan sagrado. Comenzando los trabajos al mismo tiempo que los del Santo Sepulcro, en el año 325.

Los samaritanos en el año 527, en su rebelión contra el imperio, arruinaron un poco el lugar, pero fue reconstruida por Justiniano poco tiempo después.

En el año 1934 se hicieron excavaciones que permitieron descubrir parte del pavimento constantiniano, visible todavía en parte.

La Iglesia de los pastores: Llamada también, campo de los pastores, en árabe “Kanisat al rua”.

Se halla a un poco más de un kilómetro al oriente de Belén, en la llanura que se extiende al pie del pueblo de Beit Sahur. Es en este lugar donde los ángeles se les aparecieron a los pastores y les anunciaron el nacimiento del Salvador (Lc. 2,8)

No se sabe con exactitud el año en que fue fundada esta Iglesia, pero ya existía cuando Egeria estuvo aquí.

Fue destruida por los samaritanos en el año 529 durante su sublevación en Palestina, quedando sólo, cubierto por las ruinas, el pavimento, descubierto en las excavaciones de 1972.

En la misma época los samaritanos arruinaron también muchas Iglesias, entre ellas la de la Natividad, reconstruida después por Justiniano, seguramente fue él quien mandó reconstruir la Iglesia de los pastores.

Excavaciones en esta Iglesia: Cuando en  el año 1972 se hicieron las excavaciones arqueológicas los resultados fueron muy buenos, ayudando a verificar la autenticidad del lugar.

Fue excavada  y estudiada la gruta y capilla subterránea, que data del siglo IV, llamada “Sagrada gruta natural”, la “Iglesia de la gruta”, que data del siglo V, y la Basílica que data del siglo VI; pues es la reconstrucción  de la Iglesia destruida por los samaritanos.

Lo que mejor se conservó fue la Iglesia de la gruta, es de la primera época bizantina y el más antiguo edificio cristiano del lugar, es rectangular y mide 11 por 15 metros, fabricada enteramente dentro del área de la gruta. El pavimento era de mosaico, pero solo se conserva una pequeña parte.

De la Iglesia superior solo se conserva el pavimento, que perteneció a la Iglesia anterior a la basílica del siglo IV. En este pavimento se encuentra la siguiente inscripción de estilo bizantino “Acuérdate de tu siervo Lázaro y de todas sus ofrendas. Amén” indicaría quien fue el que hizo esto, posiblemente un presbítero indígena, por su nombre.

Los franciscanos fueron dueños de esto desde el siglo XVI, hasta que en el año 1820 fueron sacados del lugar y entregado esto a los griegos.

Su nueva capilla, ocupa las ruinas del monasterio agrícola fundado por el abad Marciano en el 454, donde se detenía San Teodosio en sus visitas a Belén desde el suyo de Dor Dosi.

 

LA LITURGIA SEMANAL EN LOS SANTOS LUGARES 

Presentamos ahora como era la liturgia en los Santos Lugares, según lo relata la Peregrina Egeria. Y en este número veremos la liturgia semanal, es decir, como se vivía cada día y en especial el Domingo. El mes que viene veremos las principales solemnidades en el año (Pascua, Navidad, Pentecostés, etc.).

La liturgia semanal: Cada día, los ascetas, hombre y mujeres, bajaban desde las habitaciones que tenían entre las ruinas del palacio de Herodes en la explanada del monte Sión donde hoy tienen su nuevo colegio los Armenios gregorianos, para rezar en la Anástasis, una vigilia matutina, desde el canto de los gallos, hasta el alba.

Aunque no tenía carácter popular, asistían a ella algunos laicos fervorosos, y también presbíteros y diáconos.

Tal vez se alternaban en la recitación de las oraciones: aquellos después de los himnos y éstos después de las antífonas.

Al amanecer, empezaba el “oficio matutino” destinado al pueblo, compuesto de salmos determinados y terminaba ya de día. Participaban algunos catecúmenos (los que se preparan para recibir el bautismo) y fieles.

Terminados los salmos, el obispo, acompañado de su clero, entraba dentro de la gruta del sepulcro, hacía allí su adoración, salía y desde el interior de los canceles oraba por todo el pueblo y por algunas personas en particular.

Luego bendecía a los catecúmenos y a los fieles uno por uno, era ya de día cuando se despedían.

Oficios del domingo: Comprendía las siguientes partes

a- La Espera: Comenzaba antes del canto de los gallos y tenía lugar en el atrio interior, entre el martirio y la Anástasis, alumbrado por lámparas pues la Anástasis no se abría antes del canto de los gallos. Egeria conoce muy bien esto, ya que fue una de las que “esperaron”, porque los fieles temiendo no llegar a tiempo al oficio de resurrección, iban a la Iglesia mucho antes de la hora.

Los fieles empleaban el tiempo piadosamente cantando salmos hasta la hora del oficio.

b- El oficio de la resurrección: Comenzaba al canto de los gallos. Era solemne, se celebraba en la Anástasis (el lugar mismo de la resurrección) todo estaba muy bien iluminado.

Estaba presente el obispo Cirilo con su clero desde el comienzo, la entrada de éste no tenía carácter solemne sino que se dirigía directamente al sepulcro. Se abrían todas las puertas y la muchedumbre entraba.

El oficio comenzaba con el canto de tres salmos o cánticos de la Escritura, con responsorios. El primero era cantado por un presbítero, el segundo por un diácono y el tercero por un clérigo cualquiera. Después de cada salmo se recitaba una oración. A continuación se hacía una conmemoración, pero Egeria no nombra quien es el que lo hacía, si el obispo o un diácono.

La ceremonia siguiente consistía, en colocar los incensarios en el interior del sepulcro, esto es dentro de los canceles de la Anástasis, con incienso quemado en gran cantidad para que su rico perfume la invadiera .

Esto no iba acompañado de ningún canto, parece que este acto estaba destinado a preparar la lectura solemne del Evangelio.

El obispo de pie en el interior de los canceles, tomaba el Evangelio y lo leía él mismo desde la puerta del cancel. La perícopa escogida es llamada “La Resurrección del Señor”, pero comprendía la Pasión, muerte y Resurrección del Salvador.

Se hacía la lectura para mover al pueblo a meditar los misterios de la redención. Era leída seguramente muy despacio y escuchada con mucha atención, provocando en los fieles profundos sentimientos de dolor y admiración.

La resurrección era realmente el motivo de la celebración y el punto culminante del evangelio leído; pero ésta no se podía entender bien sin la pasión, ya que la victoria sobre la muerte presuponía la muerte misma. La exaltación del hijo de Dios era la consecuencia de su humillación.

Si bien no se podían separar, era más acentuada la Resurrección por ser, objeto de la pasión y esperanza de los cristianos.

Después de esta lectura se dirigían en procesión, cantando himnos a la Cruz, frente al atrio interior, donde se cantaba un salmo, seguido de una oración.

Para terminar bien el oficio, el Obispo bendecía a los fieles y se despedía.

c- La vigilia de la mañana: La vigilia matinal de los domingos correspondía a la de los días feriales. Aquellos que deseaban descansar antes de la celebración que tendría lugar en el martirio, iban a dormir a sus casas.

El oficio de la mañana de los días feriales y la vigilia matinal de los domingos terminaba a la misma hora.

d- La celebración en el Martyrium: Se celebraba el “oficio de la mañana” seguido de la Misa.

Todos los presbíteros presentes podían predicar, finalizando el obispo; esto se hacía los días domingos para que el pueblo de Dios sea instruido siempre en las Escrituras y en el amor a Dios.

Esto hacía que pasase mucho tiempo hasta la despedida. Una vez que terminaba la despedida, los monjes llevaban al obispo con himnos desde la Iglesia de la Anástasis. Cuando comenzaba a caminar éste, con himnos se abrían todas las puertas de la Anástasis y entraba todo el pueblo, excepto los catecúmenos.

Una vez entrado el pueblo, entra el obispo y se dirige a los canceles (eran los que rodeaban la roca del antro o gruta del mismo Santo Sepulcro).

Primero se dan gracias a Dios y se hace oración por todos: luego eleva la voz el diácono para que todos inclinen la cabeza, estando de pie, y así los bendice el obispo, de pie dentro de los canceles interiores y luego sale. Saliendo se le acercan a besarle la mano.

En esa época no había divisiones entre los cristianos, ni distintas confesiones que pugnaban por derechos en los Santos Lugares, ¡ni statu quo!, sino que las iglesias estaban hermoseadas, y el culto en todo su explendor. Si ahora, la liturgia en Tierra Santa tiene un sabor especial, ¡cómo sería en los felices días de Egeria!

 

LAS FIESTAS DEL AÑO

Egeria después de dar a conocer como era la liturgia en la semana pasa a describir las fiestas del año.

Epifanía y su octava: Era celebrada el 6 de enero, conmemorando el nacimiento de Jesús en Belén. La vigilia del día 5 era celebrada por el obispo de Jerusalén y su clero, parte en la Iglesia de los pastores, parte en la Iglesia Constantiniana de la misma ciudad. Terminada la vigilia, el obispo y sus acompañantes regresaban a Jerusalén, llegando al alba del día 6; ese mismo día celebraban allí solemnemente la fiesta. Lo mismo se hacía en Belén.

Habiendo llegado, entra el obispo y todos con él en la Anástasis, donde se encuentran encendidas muchas lámparas.

Se dice un salmo y se hace oración, son bendecidos por el obispo primero los catecúmenos y después los fieles. Se retiran todos, menos los monjes que se quedan recitando himnos.

Una vez que el pueblo ha descansado, se reúnen todos en el Gólgota, todos los himnos son apropiados para ese día. Después se van cantando himnos a la Anástasis, según costumbre, la despedida tiene lugar hacia la hora sexta (mediodía).

Al día siguiente se va nuevamente al Gólgota, y lo mismo se hace el tercer día. Durante estos tres días se celebra toda esta alegre fiesta en la Iglesia que hizo Constantino, siempre hasta la hora sexta.

El cuarto día en Eleona, la hermosa iglesia que está en el monte de los Olivos, todo se hace con los mismos adornos y la misma solemnidad. El quinto día en el Lazarium, cerca de Jerusalén.

El sexto en Sión, el séptimo en la Anástasis, el octavo en la Cruz. Así durante 8 días se festeja alegremente. El obispo debe estar estos días en Jerusalén.

Por la solemnidad y alegría de estos días acuden de todas partes innumerables gentes a Jerusalén.

En Belén, por ocho días completos, festejan también con mucha alegría, los monjes que deben quedarse allí.

Egeria al describir los ornamentos de las Iglesias dice:“…Allí no ves más que oro, piedras preciosas y seda; porque si miras los tapices, son de seda bordada de oro; si miras las cortinas, son también de seda bordada de oro. Todo el servicio del culto divino que se ve aquel día es de oro con piedras preciosas incrustadas. Y el número o valor de los cirios, candelabros o lámparas y de toda clase de objetos de culto ¿puede acaso apreciarse o escribirse? Y ¿qué diré de la ornamentación de la fábrica misma, que Constantino, bajo la vigilancia de su madre, en cuanto se lo permitieron las riquezas de su reino, decoró con oro, mosaicos y mármoles preciosos, tanto la Iglesia mayor como la Anástasis y la cruz y los demás lugares santos de Jerusalén?

La Presentación: Se celebra a los 40 días de la Epifanía. Ese día hay procesión a la Anástasis, en las que todos toman parte, y todo se hace ordenadamente con suma alegría, como para Pascua.

Predican todos los presbíteros y también el obispo, siempre acerca de lo que dice el Evangelio de la presentación de Jesús en el templo (Lc. 2,22-38).

Después de haber celebrado todo por orden, según la costumbre se celebra la oblación, y luego se hace la despedida.

La cuaresma y el ayuno: Aquí se observan ocho semanas antes de pascua, porque no se ayunan los sábados (excepto el de la vigilia pascual) y los domingos. Si se restan estos días quedan cuarenta y un días de ayuno, llamados “eoarti”, propiamente significa “fiesta”, pero que en Jerusalén la usarían para indicar los oficios de pascua, tal vez asociando la idea de la alegría con que practicaban los ayunos, considerándolo como fiestas.

La manera como practican los ayunos; algunos después de haber comido el domingo después de Misa, a la hora quinta o sexta ya no comen en toda la semana hasta el sábado siguiente después de la Misa en la Anástasis: estos son los “hebdomadarios”( los que ayunaban por semanas, su ayuno era rigurosísimo).

Los que han comido el sábado por la mañana, ya no comen por la tarde; sino que al día siguiente, el domingo, comerán después de la despedida de la Iglesia, a la hora quinta o más tarde, y después ya no comen hasta el sábado siguiente.

Otros llamados “apuctitas”, no solo en cuaresma sino en todo el año comen una sola vez al día.

Si algunos de ellos no puede ayunar las semanas enteras, cena a media semana, el jueves durante toda la cuaresma, si ni esto puede, lo hace dos días en la cuaresma, y el que ni esto puede come por la tarde.

Nadie exige cuánto deba hacer, cada uno hace lo que puede, ni es alabado el que hace mucho ni vituperado el que hace menos.

No pueden probar pan, ni aceite, ni nada de lo que producen los árboles; sino solamente agua y una pequeña bebida de harina.

En la cuaresma se hacen todos los días y en distintas horas himnos, rezo de salmos, etc., antes de entrar en la semana mayor, el sábado, al amanecer, hace la oblación el obispo; y luego el archidiácono (es un diácono encargado de anunciar algunos actos litúrgicos) avisa al pueblo que a la hora séptima (la una después del mediodía) debe estar en el “Lazarium” o Betania.

Al llegar al lugar donde María, hermana de Lázaro, encontró al Señor, salen todos los monjes a recibir al obispo. Allí, en la Iglesia, se dice un himno y una antífona y se lee el evangelio alusivo (Jn.11, 29-35). Desde aquí se dirigen al Lazarium, cantando himnos, una vez que llegan se rezan himnos y antífonas apropiadas al día y al lugar. Antes de la despedida es anunciada la Pascua por un presbítero, que lee el evangelio “Seis días antes de la Pascua vino Jesús a Betania…” (Jn.12,1-8)

Terminado esta liturgia vuelven a Jerusalén y en la Anástasis rezan vísperas.

Semana Mayor: Comienza con la procesión del domingo de Ramos, ese día desde el canto de los gallos hasta el amanecer, se hace lo de costumbre en la Anástasis o en el atrio de la cruz, así también a la mañana en el Martirio, pero después de la despedida se advierte al pueblo que desde el día siguiente y durante toda la semana deben reunirse en la Iglesia Mayor, a las tres de la tarde y que ese mismo día deben estar todos a la una en el monte de los Olivos.

La procesión del domingo de Ramos: Se encuentran todos en la Iglesia que hay allí, se recitan himnos y antífonas y se hacen lecturas apropiadas al día y al lugar.

Cuando son las tres de la tarde, suben cantando himnos al Inbomón (lugar desde donde el Señor ascendió a los cielos), y allí se sientan todos excepto los diáconos: se hace aquí igual que en la otra Iglesia.

A las cinco de la tarde, se lee el evangelio donde dice “salieron al encuentro del Señor, diciendo: Bendito el que viene en nombre del Señor” (Mt.21, 1-9). Se levanta el obispo y luego el pueblo y van a pie todo el camino, delante del obispo, cantando himnos y antífonas y van llevando en sus manos palmas o ramas de olivos, así van cantando hasta llegar a la ciudad, entran en la Anástasis y se hace el lucernario (rezo de vísperas), se repite la oración en el atrio de la cruz y se despide al pueblo.

Esta ceremonia ha sido practicada durante la época bizantina, luego por los Cruzados, y desde el siglo XIV por los franciscanos de Tierra Santa, fue interrumpida por algún tiempo, y hoy con algunas variantes se sigue realizando.

Lunes, martes y miércoles: Desde el lunes hasta el miércoles, toda la acción litúrgica es la misma, el martes van a la gruta de Eleona, donde el obispo lee el evangelio (Mt.24,4-44) y el miércoles, un presbítero lee en la Anástasis el evangelio de la traición de Judas (Mt.26,14-16).

Jueves Santo: Los actos litúrgicos de este día se celebran en tres lugares: Santo Sepulcro, monte Olivete y Getsemaní, terminando todo en el Santo Sepulcro.

Después de hecho lo de costumbre desde el canto del gallo, en la Anástasis y en el Martirio, donde se dice Misa y comulgan, siguen hasta la Anástasis, son bendecidos los catecúmenos y los fieles y se despide a todos a las cuatro de la tarde, donde van a sus casas a comer.

Después de comer, todos van a Eleona, a la Iglesia en cuya gruta estuvo ese mismo día el señor con los Apóstoles y allí se leen textos del Evangelio alusivos al día y al lugar (Mt.24,3-14; Mc.13,3-13; Lc.21,7-9).

Desde allí, a medianoche, van subiendo al Inbomón, cantando himnos; allí siguen diciendo himnos y antífonas, y oraciones que recita el obispo quien lee los textos evangélicos propios (Mc.16,19.20; Lc.24,50-53; Act.1,4-11).

Hacia la una después de medianoche comienzan a bajar del Inbomón, cantando himnos, y llegan al lugar donde Jesús oró esa noche. Entra el obispo y con él todo el pueblo, en la Iglesia de Gestsemaní, se reza una oración apropiada y se dice un himno, se lee el evangelio del prendimiento de Jesús (Mt.26,36-46; Mc.14,32-42 ;Lc.22,39-46; Jn.18,1-12). Provoca en la gente mucha emoción que se manifiesta por medio de sollozos y lágrimas.

De Gestsemaní se van a pie hasta la ciudad caminado muy despacio, una vez que llegan al atrio de la cruz, ya cuando el día esta empezando a clarear, y allí se lee el evangelio de Jesús ante Pilatos (Mt.27,11-23; Mc.15,2-15; Lc.23,3-7 y 13-25; Jn.18,29-40).

El obispo anima a los fieles y los despide.

Viernes Santo: Antes de la salida del sol, todos se dirigen con presteza a la iglesia que está en Sión a orar ante la columna de la flagelación, luego regresan y van a sus casas a descansar un poco para estar en las ceremonias del día.

En la iglesia del Gólgota detrás de la Cruz, en el mismo sitio donde halló Santa Elena la cruz, se sienta el obispo en su cátedra, y es colocada ante él una mesa alrededor de la cual están los diáconos, de pie. Colocan allí la cruz, guardada, junto con el título, en un relicario de plata dorada.

Toma el obispo por sus extremidades el santo leño y se acercan los fieles y catecúmenos, uno por uno, para venerarlo, tocándolo con los ojos y con la frente, pero no con la mano, vigilándolo cuidadosamente los diáconos.

Besan después el anillo de Salomón y el cuerno con cuyo aceite eran ungidos los reyes, y van saliendo, termina cerca del mediodía esta ceremonia.

Luego se dirigen todos al atrio libre (entre la Anástasis, la cruz y el martirio) allí el obispo sentado en su cátedra, preside la ceremonia que dura tres horas. Se leen distintas lecturas, referentes a la pasión ,ya sea del A.T o del N.T. Todo termina con la lectura del evangelio de Jn. 19, 30, una oración y la despedida.

En la Anástasis se lee el evangelio donde Pilatos entrega el cuerpo a José de Arimatea y éste lo pone en el sepulcro nuevo (Jn.19, 38-42). Leído el evangelio, son bendecidos los catecúmenos y se hace la despedida.

Sábado Santo: A las tres de la tarde termina el día sábado y comienza la preparación de las vigilias pascuales.

Los catecúmenos que acaban de ser bautizados son llevados a la Anástasis, (esto era algo característico en ellos, inmediatamente después de ser bautizados son llevados al lugar de la resurrección, indicando con esto la resurrección a una nueva vida) donde el obispo hace oración por ellos, de allí son llevados al martirio y

con todo el pueblo se siguen las vigilias pascuales.

Luego se celebra la Misa y se hace la despedida, cuando regresan a la Anástasis leen el evangelio de la Resurrección y así termina el oficio de las vigilias pascuales.

Pascua y su octava: El adorno de los lugares es el mismo que para la fiesta de la Epifanía.

La liturgia se celebra en el martirio y en la Anástasis, excepto el miércoles, que se va al monte de los Olivos y el viernes al Sión.

El domingo de Pascua, después de vísperas van al Sión, y leen allí el evangelio de la aparición de Jesús a sus discípulos en ese mismo lugar (Jn.20,19-23).

Durante los ocho días, el obispo, los recién bautizados, los apuctitas y cuantos quieren del pueblo suben al monte de los olivos y allí en la Iglesia del Inbomon y en la gruta dicen himnos y oraciones, bajando se dirigen hacia la Anástasis.

El domingo de la octava de Pascua, suben al Monte de los Olivos el Obispo y el pueblo, y en los dos lugares ya sabidos se practican varias devociones, luego se dirigen a la Anástasis rezando ahí las vísperas, terminado este oficio todo el pueblo lleva al Obispo a Sión donde se lee el evangelio de la aparición (Jn.20, 24-29), por último vuelven todos a sus casas.

Pentecostés: Los oficios comienzan con el primer canto del gallo, la vigilia se realiza en la Anástasis donde el Obispo lee el evangelio de la resurrección.

Al amanecer la liturgia tiene lugar en el Martirio predicando los obispos y los presbíteros, se realiza la oblación y luego se dirigen todos a Sión, junto con el Obispo. Se lee allí lo sucedido allí y en ese lugar “la venida del Espíritu Santo” (Hch.2,1-13). Al mediodía se dirigen todos hacia el Monte de los Olivos y en el Inbomon se leen perícopas evangélicas y de los Hechos de los Apóstoles que recuerdan la Ascensión del Señor.

A las tres de la tarde bajan a la iglesia de Eleona, donde se rezan vísperas y otras oraciones, y desde allí van bajando a la ciudad, ya de noche, alumbrados con muchas antorchas. Al llegar a la iglesia constantiniana se abren las grandes puertas que dan al Cardo Máximo de Adriano, entra el pueblo con el Obispo al Martirio cantando himnos, van luego a la Anástasis y al atrio de la Cruz; luego acompañan todos al Obispo cantando himnos hasta Sión, ya es medianoche.

Día de las Encenias: Es llamado aquel en que fue consagrado a Dios la Santa Iglesia que está en el Gólgota, llamada “Martirio”, también la Santa Iglesia que está en la Anástasis en el lugar donde el Señor resucitó después de la Pasión.

Son celebradas con sumo honor porque la cruz del Señor fue hallada en aquel día. Por eso se ha establecido que la consagración  por primera vez de estas iglesias fuera el día en que fue hallada la cruz del Señor.

Son celebradas durante ocho días. Desde muchos días antes comienzan a llegar muchedumbres de todas partes, no sólo de monjes y de aputactitas de varias provincias, esto es de Mesopotamia o de Siria o de Egipto y Tebaida, donde hay muchos monjes, sino también de otros diversos lugares o provincias, porque no hay nadie que deje de ir a Jerusalén para esos días de fiesta y solemnidad.

Los obispos por pocos que sean, se hallan en estos días más de cuarenta o cincuenta. Uno piensa haber cometido gran pecado si no ha tomado parte en estas fiestas tan solemnes a menos que haya habido algún impedimento en contra que impida al hombre su buen propósito.

La ornamentación es la misma que para Pascua y Epifanía.

El Bautismo:

a- La inscripción: Para ser inscriptos, el catecúmeno debe dar su nombre a un presbítero antes de la cuaresma. El día que comienza la cuaresma, se pone para el Obispo una cátedra en medio de la Iglesia Mayor, en el Martirio, se sientan a ambos lados los presbíteros en sillas y todos los clérigos están de pie. Así son presentados uno por uno los competentes, si son hombres con sus padres, si son mujeres, con sus madres. El Obispo pregunta en particular a los vecinos del que entró diciendo: “¿es éste de buena vida, obedece a sus padres?, etc.” si llega a comprobar que es irreprensible de todo lo que averiguó por los testigos presentes, él mismo anota con su mano el nombre. Pero si es acusado de algo, le ordena que salga fuera diciendo: “enmiéndese, y cuando se haya enmendado, se acercará al bautismo”

b- La catequesis: Durante los cuarenta días en que se ayuna deben ser exorcizados temprano por los clérigos, San Cirilo expresa claramente el contenido esencial de los exorcismos por medio de la belleza imagen del crisol “deseamos tener oro puro, que sin el fuego no puede quedar limpio de las materias extrañas, así el alma no puede quedar purificada sin los exorcismos”.

Luego de esto se pone una cátedra para el Obispo en el Martirio, y todos los que serán bautizados se sientan alrededor junto al Obispo, éste les enseña la ley, de esta manera: comenzando por el génesis durante los cuarenta días va recorriendo todas las Escrituras, exponiéndoles primero según el sentido literal y explicando luego el sentido espiritual, esto es lo que se llama catequesis.

c- Recepción y entrega del símbolo: cuando se han cumplido cinco semanas de enseñanza reciben el símbolo, del cual les expone la doctrina haciendo lo mismo que con las Escrituras, primero el sentido literal y luego el sentido espiritual. Y así sucede que en estos lugares todos los fieles siguen las Escrituras cuando se leen en la Iglesia porque todos son instruidos durante aquellos cuarenta días.

En la Semana Mayor ya no queda tiempo para instruirlos. En esta semana el Obispo se sienta en su cátedra en la Iglesia del Martirio y van pasando uno por uno el varón con su padre, la mujer con su madre y le entregan el símbolo, luego éste les habla a todos.

Cuando llegan los días de Pascua el Obispo va exponiendo todo lo que se hace en el bautismo. Durante este tiempo ni un catecúmeno se acerca a la Anástasis. Mientras el Obispo expone y narra cada cosa son tales los gritos de los que aclaman que sus voces se oyen aun afuera de la Iglesia, porque expone los misterios de tal manera, que nadie puede menos de conmoverse al oír lo que tan bien expone.

Lenguas litúrgicas: En esta provincia una parte del pueblo habla griego y siríaco, otra parte sólo griego y otro sólo siríaco. El Obispo habla siempre en griego, un presbítero traduce al siríaco lo que éste va diciendo en griego, lo mismo hacen con aquellos que sólo saben latín, para que así todo el pueblo aprenda.

Siempre los himnos, las antífonas y las lecciones como así también las oraciones que dice el Obispo contienen tales expresiones que son siempre apropiadas y convenientes al día que se celebra y al lugar de que se trata.

Fuente: Hermana María de Rocesvalles para Familia Religiosa del Verbo Encarnado, en Medio Oriente

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Peregrinaciones y Santuarios Temas generales de Peregrinaciones y Santuarios

La experiencia de la peregrinación cristiana

La peregrinación, experiencia religiosa universal, es una expresión característica de la piedad popular, estrechamente vinculada al santuario, de cuya vida constituye un elemento indispensable: el peregrino necesita un santuario y el santuario requiere peregrinos.

 

PEREGRINACIONES BÍBLICAS

280. En la Biblia destacan, por su simbolismo religioso, las peregrinaciones de los patriarcas Abraham, Isaac y Jacob, a Siquem (cfr. Gn 12,6-7; 33,18-20), Betel (cfr. Gn 28,10-22; 35,1-15) y Mambré (Gn 13,18; 18,1-15), donde Dios se les manifestó y se comprometió a darles la «tierra prometida».

Para las tribus salidas de Egipto, el Sinaí, monte de la teofanía a Moisés (cfr. Ex 19-20), se convierte en un lugar sagrado y todo el camino del desierto del Sinaí tuvo para ellos el sentido de un largo viaje hacia la tierra santa de la promesa: viaje bendecido por Dios, que, en el Arca (cfr. Num 10,33-36) y en el Tabernáculo (cfr. 2 Sam 7,6), símbolos de su presencia, camina con su pueblo, lo guía y la protege por medio de la Nube (cfr. Num 9,15-23).

Jerusalén, convertida en sede del Templo y del Arca, pasó a ser la ciudad-santuario de los Hebreos, la meta por excelencia del deseado «viaje santo» (Sal 84,6), en el que el peregrino avanza «entre cantos de alegría, en el bullicio de la fiesta» (Sal 42,5) hasta «la casa de Dios» para comparecer ante su presencia (cfr. Sal 84,6-8).

Tres veces al año, los varones israelitas debían «presentarse ante el Señor» (cfr. Ex 23,17), es decir, dirigirse al Templo de Jerusalén: esto daba lugar a tres peregrinaciones con ocasión de las fiestas de los Ácimos (la Pascua), de las Semanas (Pentecostés) y de los Tabernáculos; y toda familia israelita piadosa acudía, como hacía la familia de Jesús (cfr. Lc 2,41), a la ciudad santa para la celebración anual de la Pascua. Durante su vida pública, también Jesús se dirigía habitualmente a Jerusalén como peregrino (cfr. Jn 11,55-56); por otra parte se sabe que el evangelista san Lucas presenta la acción salvífica de Jesús como una misteriosa peregrinación (cfr. Lc 9,51-19,45), cuya meta es Jerusalén, la ciudad mesiánica, el lugar del sacrificio pascual y de su retorno al Padre: «He salido del Padre y he venido al mundo; ahora dejo de nuevo el mundo y voy al Padre» (Jn 16,28).

Precisamente durante una reunión de peregrinos en Jerusalén, de «judíos observantes de toda nación que hay bajo el cielo» (Hech 2,5) para celebrar Pentecostés, la Iglesia comienza su camino misionero.

 

LA PEREGRINACIÓN CRISTIANA

Peregrinos cargando cruces en la Iglesia del Santo Sepulcro

281. Desde que Jesús ha dado cumplimiento en sí mismo al misterio del Templo (cfr. Jn 2,22-23) y ha pasado de este mundo al Padre (cfr. Jn 13,1), realizando en su persona el éxodo definitivo, para sus discípulos ya no existe ninguna peregrinación obligatoria: toda su vida es un camino hacia el santuario celeste y la misma Iglesia dice de sí que es «peregrina en este mundo».

Sin embargo la Iglesia, dada la conformidad que existe entre la doctrina de Cristo y los valores espirituales de la peregrinación, no sólo ha considerado legítima esta forma de piedad, sino que la ha alentado a lo largo de la historia.

282. En los tres primeros siglos la peregrinación, salvo alguna excepción, no forma parte de las expresiones cultuales del cristianismo: la Iglesia temía la contaminación de prácticas religiosas del judaísmo y del paganismo, en los cuales la práctica de la peregrinación estaba muy arraigada.

No obstante, en estos siglos se ponen los cimientos para una recuperación, con características cristianas, de la práctica de la peregrinación: el culto a los mártires, en las tumbas, a las que acuden los fieles para venerar los restos mortales de estos testigos insignes de Cristo, determinará, progresiva y consecuentemente, el paso de la «visita devota» a la «peregrinación votiva».

283. Después de la paz constantiniana, tras la identificación de los lugares y el hallazgo de las reliquias de la Pasión del Señor, la peregrinación cristiana vive un momento de esplendor: es sobre todo la visita a Palestina, que, por sus «lugares santos», se convierte, comenzando por Jerusalén, en la Tierra santa. De esto dan testimonio las narraciones de peregrinos famosos, como el Itinerarium Burdigalense y el Itinerarium Egeriae, ambos del siglo IV.

Se construyen basílicas sobre los «lugares santos», como la Anástasis, edificada sobre el Santo Sepulcro, y el Martyrium sobre el Monte Calvario, que ejercen una gran atracción sobre los peregrinos. También los lugares de la infancia del Salvador y de su vida pública se convierten en meta de peregrinaciones, que se extienden también a los lugares sagrados del Antiguo Testamento, como el Monte Sinaí.

284. La Edad Media es la época dorada de las peregrinaciones; además de su función fundamentalmente religiosa, han tenido una función extraordinaria en la formación de la cristiandad occidental, en la unión de los diversos pueblos, en el intercambio de valores entre las diversas culturas europeas.

Los centros de peregrinación son numerosos. Ante todo, Jerusalén, que, a pesar de la ocupación islámica, continúa siendo un punto importante de atracción espiritual, así como el origen del fenómeno de las cruzadas, cuyo motivo fue precisamente permitir a los fieles visitar el sepulcro de Cristo. Asimismo las reliquias de la pasión del Señor, como la túnica, el rostro santo, la escala santa, la sábana santa atraen a innumerables fieles y peregrinos. A Roma acuden los «romeros» para venerar las memorias de los apóstoles Pedro y Pablo (ad limina Apostolorum), para visitar las catacumbas y las basílicas, y como reconocimiento del ministerio del Sucesor de Pedro a favor de la Iglesia universal (ad Petri sedem). Fue también muy frecuentado durante los siglos IX a XVI, y todavía hoy lo es, Santiago de Compostela, hacia donde convergen desde diversos países varios «caminos», formados como consecuencia de un planteamiento religioso, social y caritativo de la peregrinación. Entre otros lugares se puede mencionar Tours, donde está la tumba de san Martín, venerado fundador de dicha Iglesia; Canterbury, donde santo Tomás Becket consumó su martirio, que tuvo gran resonancia en toda Europa; el Monte Gargano en Puglia, S. Michele della Chiusa en el Piamonte, el Mont Saint-Michel en Normandía, dedicados al arcángel san Miguel; Walsingham, Rocamadour y Loreto, sedes de célebres santuarios marianos.

285. En la época moderna, debido al cambio del ambiente cultural, a las vicisitudes originadas por el movimiento protestante y el influjo de la ilustración, las peregrinaciones disminuyeron: el «viaje a un país lejano» se convierte en «peregrinación espiritual», «camino interior» o «procesión simbólica», que consistía en un breve recorrido, como en el Vía Crucis.

A partir de la segunda mitad del siglo XIX se recuperan las peregrinaciones, pero cambia en parte su fisonomía: tienen como meta santuarios que son particulares expresiones de la identidad de la fe y de la cultura de una nación; este es el caso, por ejemplo de los santuarios de Altötting, Antipolo, Aparecida, Asís, Caacupé, Chartres, Coromoto, Czestochowa, Ernakulam-Angamaly, Fátima, Guadalupe, Kevalaer, Knock, La Vang, Loreto, Lourdes, Mariazell, Marienberg, Montevergine, Montserrat, Nagasaki, Namugongo, Padua, Pompei, San Giovanni Rotondo, Washington, Yamoussoukro, etc.

 

ESPIRITUALIDAD DE LA PEREGRINACIÓN

286. A pesar de todos los cambios sufridos a lo largo de los siglos, la peregrinación conserva en nuestro tiempo los elementos esenciales que determinan su espiritualidad:

Dimensión escatológica. Es una característica esencial y originaria: la peregrinación, «camino hacia el santuario», es momento y parábola del camino hacia el Reino; la peregrinación ayuda a tomar conciencia de la perspectiva escatológica en la que se mueve el cristiano, homo viator: entre la oscuridad de la fe y la sed de la visión, entre el tiempo angosto y la aspiración a la vida sin fin, entre la fatiga del camino y la esperanza del reposo, entre el llanto del destierro y el anhelo del gozo de la patria, entre el afán de la actividad y el deseo de la contemplación serena.

El acontecimiento del éxodo, camino de Israel hacia la tierra prometida, se refleja también en la espiritualidad de la peregrinación: el peregrino sabe que «aquí abajo no tenemos una ciudad estable» (Heb 13,14), por lo cual, más allá de la meta inmediata del santuario, avanza a través del desierto de la vida, hacia el Cielo, hacia la Tierra prometida.

Dimensión penitencial. La peregrinación se configura como un «camino de conversión»: al caminar hacia el santuario, el peregrino realiza un recorrido que va desde la toma de conciencia de su propio pecado y de los lazos que le atan a las cosas pasajeras e inútiles, hasta la consecución de la libertad interior y la comprensión del sentido profundo de la vida.

Como ya se ha dicho, para muchos fieles la visita a un santuario constituye una ocasión propicia, con frecuencia buscada, para acercarse al sacramento de la Penitencia, y la peregrinación misma se ha entendido y propuesto en el pasado – y también en nuestros días – como una obra de penitencia.

Además, cuando la peregrinación se realiza de modo auténtico, el fiel vuelve del santuario con el propósito de «cambiar de vida», de orientarla hacia Dios más decididamente, de darle una dimensión más trascendente.

Dimensión festiva. En la peregrinación la dimensión penitencial coexiste con la dimensión festiva: también esta se encuentra en el centro de la peregrinación, en la que aparecen no pocos de los motivos antropológicos de la fiesta.

El gozo de la peregrinación cristiana es prolongación de la alegría del peregrino piadoso de Israel: «Qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor» (Sal 122,1); es alivio por la ruptura de la monotonía diaria, desde la perspectiva de algo diverso; es aligeramiento del peso de la vida que para muchos, sobre todo para los pobres, es un fardo pesado; es ocasión para expresar la fraternidad cristiana, para dar lugar a momentos de convivencia y de amistad, para mostrar la espontaneidad, que con frecuencia está reprimida.

Dimensión cultual. La peregrinación es esencialmente un acto de culto: el peregrino camina hacia el santuario para ir al encuentro con Dios, para estar en su presencia tributándole el culto de su adoración y para abrirle su corazón.

En el santuario, el peregrino realiza numerosos actos de culto, tanto de orden litúrgico como de piedad popular. Su oración adquiere formas diversas: de alabanza y adoración al Señor por su bondad y santidad; de acción de gracias por los dones recibidos; de cumplimiento de un voto, al que se había obligado el peregrino ante el Señor; de imploración de las gracias necesarias para la vida; de petición de perdón por los pecados cometidos.

Con mucha frecuencia la oración del peregrino se dirige a la Virgen María, a los Ángeles y a los Santos, a quienes reconoce como intercesores válidos ante el Altísimo. Por lo demás, las imágenes veneradas en el santuario son signos de la presencia de la Madre y de los Santos, junto al Señor glorioso, «siempre vivo para interceder» (Heb 7,25) en favor de los hombres y siempre presente en la comunidad que se reúne en su nombre (cfr. Mt 18,20; 28,20). La imagen sagrada del santuario, sea de Cristo, de la Virgen, de los Ángeles o de los Santos, es un signo santo de la presencia divina y del amor providente de Dios; es testigo de la oración, que de generación en generación se ha elevado ante ella como voz suplicante del necesitado, gemido del afligido, júbilo agradecido de quien ha obtenido gracia y misericordia.

Dimensión apostólica. La situación itinerante del peregrino presenta de nuevo, en cierto sentido, la de Jesús y sus discípulos, que recorrían los caminos de Palestina para anunciar el Evangelio de la salvación. Desde este punto de vista, la peregrinación es un anuncio de fe y los peregrinos se convierten en «heraldos itinerantes de Cristo».

Dimensión de comunión. El peregrino que acude al santuario está en comunión de fe y de caridad, no sólo con los compañeros con quienes realiza el «santo viaje» (cfr. Sal 84,6), sino con el mismo Señor, que camina con él, como caminó al lado de los discípulos de Emaús (cfr. Lc 24,13-35); con su comunidad de origen, y a través de ella, con la Iglesia que habita en el cielo y peregrina en la tierra; con los fieles que, a lo largo de los siglos, han rezado en el santuario; con la naturaleza que rodea el santuario, cuya belleza admira y que siente movido a respetar; con la humanidad, cuyo sufrimiento y esperanza aparecen en el santuario de diversas maneras, y cuyo ingenio y arte han dejado en él numerosas huellas.

 

DESARROLLO DE LA PEREGRINACIÓN

Peregrinos bendecidos por Benedicto XVI en Roma

287. Puesto que el santuario es un lugar de oración, así la peregrinación es un camino de oración. En cada una de las etapas, la oración deberá alentar la peregrinación y la Palabra de Dios deberá ser luz y guía, alimento y apoyo.

El resultado feliz de una peregrinación, en cuanto manifestación cultual, y los mismos frutos espirituales que se esperan de ella, se aseguran disponiendo de manera ordenada las celebraciones y destacando adecuadamente las diversas fases.

La partida de la peregrinación se debe caracterizar por un momento de oración, realizado en la iglesia parroquial o en otra que resulte más adecuada, y consiste en la celebración de la Eucaristía o de alguna parte de la Liturgia de las Horas, o en una bendición especial para los peregrinos.

La última etapa del camino se debe caracterizar por una oración más intensa; es aconsejable que cuando ya se divise el santuario, el recorrido se haga a pie, procesionalmente, rezando, cantando y deteniéndose en las estaciones que pueda haber en ese trayecto.

La acogida de los peregrinos podrá dar lugar a una especie de «liturgia de entrada», que sitúe el encuentro entre los peregrinos y los encargados del santuario en el plano de la fe; donde sea posible, estos últimos saldrán al encuentro de los peregrinos, para acompañarles en el trayecto final del camino.

La permanencia en el santuario, obviamente, deberá constituir el momento más intenso de la peregrinación y se deberá caracterizar por el compromiso de conversión, convenientemente ratificado en el sacramento de la reconciliación; por expresiones particulares de oración, como el agradecimiento, la súplica, la petición de intercesiones, según las características del santuario y los objetivos de la peregrinación; por la celebración de la Eucaristía, culminación de la peregrinación.

La conclusión de la peregrinación se caracterizará por un momento de oración, en el mismo santuario o en la iglesia de la que han partido; los fieles darán gracias a Dios por el don de la peregrinación y pedirán al Señor la ayuda necesaria para vivir con un compromiso más generoso la vocación cristiana, una vez que hayan vuelto a sus hogares.

Desde la antigüedad, el peregrino ha querido llevarse algún «recuerdo» del santuario visitado. Se debe procurar que los objetos, imágenes, libros, transmitan el auténtico espíritu del lugar santo. Se debe conseguir que los lugares de venta no estén en el área sagrada del santuario, ni tengan el aspecto de un mercado.

Fuente: Directorio de Piedad Popular y la Liturgia de la Iglesia Católica

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Peregrinaciones y Santuarios Temas generales de Peregrinaciones y Santuarios

Que son los santuarios para la Iglesia

El santuario, tanto si está dedicado a la Santísima Trinidad como a Cristo el Señor, a la Virgen, a los Ángeles, a los Santos o a los Beatos, es quizá el lugar donde las relaciones entre Liturgia y piedad popular son más frecuentes y evidentes. «En los santuarios se debe proporcionar a los fieles de manera más abundante los medios de la salvación, predicando con diligencia la Palabra de Dios y fomentando con esmero la vida litúrgica, principalmente mediante la celebración de la Eucaristía y la penitencia, y practicando también otras formas aprobadas de piedad popular».

En estrecha relación con el santuario está la peregrinación, que también es una expresión muy difundida y característica de la piedad popular.

En nuestros días, el interés por los santuarios y la participación en las peregrinaciones, lejos de haberse debilitado por el secularismo, gozan de amplio favor entre los fieles.

Parece conveniente, en conformidad con los objetivos de este Documento, ofrecer algunas indicaciones para que, en la actividad pastoral de los santuarios y en el desarrollo de las peregrinaciones, se establezca y favorezca una relación correcta entre acciones litúrgicas y ejercicios de piedad.

  

EL SANTUARIO ALGUNOS PRINCIPIOS

262. Según la revelación cristiana, el santuario supremo y definitivo es Cristo resucitado (cfr. Jn 2,18-21; Ap 21,22), en torno al cual se congrega y organiza la comunidad de los discípulos, que a su vez es la nueva casa del Señor (cfr. 1 Pe 2,5; Ef 2,19-22).

Desde un punto de vista teológico, el santuario, que no pocas veces ha surgido de un movimiento de piedad popular, es un signo de la presencia activa, salvífica, del Señor en la historia y un refugio donde el pueblo de Dios, peregrino por los caminos del mundo hacia la Ciudad futura (cfr. Heb 13,14), restaura sus fuerzas para continuar la marcha.

263. El santuario, como las iglesias, tiene un gran valor simbólico: es imagen de la «morada de Dios con los hombres» (Ap 21,3) y remite al «misterio del Templo» que se ha realizado en el cuerpo de Cristo (Cfr. Jn 1,14; 2,21), en la comunidad eclesial (cfr. 1 Pe 2,5) y en cada uno de los fieles (cfr. 1 Cor 3,16-17; 6,19; 2 Cor 6,16).

A los ojos de los fieles los santuarios son:

– por su origen, quizá, recuerdo de un acontecimiento considerado milagroso, que ha determinado la aparición de manifestaciones de devoción duradera, o de testimonio de la piedad y el agradecimiento de un pueblo por los beneficios recibidos;

– por los frecuentes signos de misericordia que suceden en ellos, lugares privilegiados de la asistencia divina y de la intercesión de la Virgen María, de los Santos o de los Beatos;

– por la situación, con frecuencia aislada y elevada, y por la belleza, ya sea austera, ya exuberante de los lugares en los que se encuentran, signo de la armonía del cosmos y reflejo de la belleza divina;

– por la predicación que allí resuena, llamada eficaz a la conversión, invitación a vivir en la caridad y aumentar las obras de misericordia, exhortación a llevar una vida caracterizada por el seguimiento de Cristo;

– por la vida sacramental que allí se desarrolla, lugar de fortalecimiento de la fe, crecimiento de gracia, refugio y esperanza en la aflicción;

– por el aspecto del mensaje evangélico que expresan, una interpretación especial y casi una prolongación de la Palabra;

– por su orientación escatológica, una invitación a cultivar el sentido de la trascendencia y a dirigir los pasos, a través de los caminos de la vida temporal, hacia el santuario del cielo (cfr. Heb 9,11; Ap 21,3).

«Siempre y en todo lugar, los santuarios cristianos han sido, o han querido ser, signos de Dios, de su irrupción en la historia. Cada uno de ellos es un memorial del misterio de la Encarnación y de la Redención».

 

RECONOCIMIENTO CANÓNICO

Santuario de las Lajas

264. «Con el nombre de santuario se designa una iglesia u otro lugar sagrado al que, por un motivo peculiar de piedad, acuden en peregrinación numerosos fieles, con aprobación del Ordinario del lugar».

La condición previa para que un lugar sagrado sea reconocido canónicamente como santuario diocesano, nacional o internacional, es la aprobación del Obispo diocesano, de la Conferencia de Obispos, o de la Santa Sede, respectivamente. La aprobación canónica constituye un reconocimiento oficial del lugar sagrado y de su finalidad específica, que es la de acoger las peregrinaciones del pueblo de Dios que acude para adorar al Padre, profesar la fe, reconciliarse con Dios, con la Iglesia y con los hermanos, e implorar la intercesión de la Madre del Señor o de un Santo.

Sin embargo, no se debe olvidar que otros muchos lugares de culto, con frecuencia humildes –pequeñas iglesias en la ciudad o en el campo – desarrollan en su entorno local, aunque sin reconocimiento canónico, una función semejante a la de los santuarios. También forman parte de la «geografía de la fe» y de la piedad del pueblo de Dios, de una comunidad que habita en un determinado lugar y que, en la fe, está en camino hacia la Jerusalén celestial (cfr. Ap 21).

  

EL SANTUARIO COMO LUGAR DE CELEBRACIONES CULTUALES

265. El santuario tiene una función cultual de primer orden. Los fieles se acercan, sobre todo, para participar en las celebraciones litúrgicas y en los ejercicios de piedad que tiene lugar allí. Esta reconocida función cultual del santuario, no debe oscurecer en el ánimo de los fieles la enseñanza evangélica de que el lugar no es algo determinante para el auténtico culto al Señor (cfr. Jn 4,20-24).

 

VALOR EJEMPLAR

266. Los responsables de los santuarios deben procurar que la Liturgia que en ellos se realiza, resulte un ejemplo por la calidad de las celebraciones: «Entre las funciones reconocidas a los santuarios, también por el Código de derecho canónico, está el desarrollo de la Liturgia. Esto no se debe entender como un aumento del número de las celebraciones, sino como una mejora de su calidad. Los rectores de los santuarios son conscientes de su responsabilidad para alcanzar este objetivo. Comprenden que los fieles, que llegan al santuario de los más diversos lugares, deben regresar confortados en el espíritu y edificados por las celebraciones que tienen lugar allí: por su capacidad de comunicar el mensaje de salvación, por la noble sencillez de las expresiones rituales, por el fiel cumplimiento de las normas litúrgicas. Saben, también, que los efectos de una acción litúrgica ejemplar no se agotan en la celebración realizada en el santuario: los sacerdotes y los fieles peregrinos tienden a llevar a sus lugares de origen las experiencias cultuales válidas que han vivido en el santuario».

 

LA CELEBRACIÓN DE LA PENITENCIA

267. Para muchos fieles, la visita a un santuario es una ocasión propicia, con frecuencia procurada, para acercarse al sacramento de la Penitencia. Por lo tanto, es preciso que se preste atención a los diversos elementos que contribuyen a la celebración del sacramento:

– El lugar de la celebración: además de los confesionarios tradicionales dispuestos en la iglesia, en los santuarios muy frecuentados sería deseable que hubiera un lugar reservado para la celebración de la Penitencia, que se pueda emplear también para momentos de preparación comunitaria y celebraciones penitenciales, y que, dentro del respeto a las normas canónicas y a la reserva que exige la confesión, ofrezca al penitente la facilidad para dialogar con el confesor.

– La preparación al sacramento: en no pocos casos, los fieles necesitan ayuda para realizar los actos que son parte del sacramento, sobre todo para orientar el corazón a Dios, con una sincera conversión, «puesto que de ella depende la verdadera penitencia». Se deben organizar encuentros de preparación, tal como se propone en el Ordo Paenitentiae, en los que, mediante la escucha y la meditación de la Palabra de Dios, se ayude a los fieles a celebrar con fruto el sacramento; o al menos se deben poner a disposición de los fieles subsidios adecuados, que les guíen no sólo en la preparación de la confesión de los pecados, sino para que alcancen un sincero arrepentimiento.

– La elección de la forma ritual, que lleve a los fieles a descubrir la naturaleza eclesial de la Penitencia; en este sentido, la celebración del Rito para la reconciliación de varios penitentes con confesión y absolución individual (forma segunda), debidamente organizada y preparada, no debería ser algo excepcional, sino habitual, previsto sobre todo en algunos momentos del Año litúrgico. Realmente «la celebración comunitaria manifiesta más claramente la naturaleza eclesial de la penitencia». La reconciliación sin confesión individual íntegra y con absolución general es una forma totalmente excepcional y extraordinaria, que no se puede alternar con las otras dos formas ordinarias y no se justifica por la sola razón de una gran afluencia de fieles, como sucede en las fiestas y peregrinaciones.

 

LA CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA

268. «La celebración de la Eucaristía es la culminación y como el cauce de toda la acción pastoral de los santuarios«; es preciso, por tanto, prestarle la máxima atención, para que resulte ejemplar en su desarrollo ritual y conduzca a los fieles a un encuentro profundo con Cristo.

A menudo sucede que varios grupos quieren celebrar la Eucaristía al mismo tiempo, pero por separado. Esto no es coherente con la dimensión eclesial del misterio eucarístico, desde el momento en que esa manera de celebrar la Eucaristía, en lugar de ser un momento de unidad y de fraternidad, se convertiría en expresión de un particularismo que no refleja el sentido de comunión y de universalidad de la Iglesia.

Una sencilla reflexión sobre la naturaleza de la Eucaristía, «sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad», debería convencer a los sacerdotes que guían las peregrinaciones a favorecer la reunión de varios grupos en una misma concelebración, debidamente organizada y que tuviera en cuenta – si fuera necesario – la diversidad de las lenguas; en ocasión de reuniones de fieles de distintas naciones es conveniente que se interpreten cantos en lengua latina y con las melodías más fáciles, al menos en las partes del Ordinario de la Misa, especialmente el símbolo de la fe y la oración del Señor. Tal celebración ofrecería una imagen genuina de la naturaleza de la Iglesia y de la Eucaristía, y constituiría para los peregrinos una ocasión de acogida recíproca y de enriquecimiento mutuo.

 

LA CELEBRACIÓN DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS

269. El Ordo unctionis infirmorum eorumque pastoralis curae prevé la celebración comunitaria del sacramento de la Unción en los santuarios, sobre todo con ocasión de peregrinaciones de enfermos. Esto está en perfecta armonía con la naturaleza del sacramento y con la función del santuario: es justo que donde se implora la misericordia del Señor de una manera más intensa, la acción maternal de la Iglesia se haga más solícita a favor de sus hijos que, por enfermedad o vejez, comienzan a encontrarse en peligro.

El rito se realizará según las indicaciones del Ordo, por lo que «si hay varios sacerdotes, cada uno impone las manos y administra la unción con la fórmula correspondiente a cada uno de los enfermos de un grupo; en cambio las oraciones las recita el celebrante principal».

 

LA CELEBRACIÓN DE OTROS SACRAMENTOS

270. En los santuarios, además de la Eucaristía, la Penitencia y la Unción comunitaria de los enfermos, se celebran, también, con más o menos frecuencia, otros sacramentos. Esto exige que los responsables del santuario, además del cumplimiento de las disposiciones que haya emanado el Obispo diocesano:

– procuren un entendimiento sincero y una colaboración fructuosa entre el santuario y la comunidad parroquial;

– consideren con atención la naturaleza de cada sacramento; por ejemplo: los sacramentos de la iniciación cristiana, que requieren una larga preparación e insertan al bautizado en la comunidad eclesial, deberían celebrarse, por norma general, en la parroquia;

– asegúrense de que todas las celebraciones de un sacramento hayan estado precedidas de una adecuada preparación; los responsables de un santuario no deben celebrar el sacramento del matrimonio si no consta el permiso concedido por el Ordinario o por el párroco;

– valoren serenamente las situaciones, múltiples e imprevisibles, para las que no es posible establecer a priori normas rígidas.

  

LA CELEBRACIÓN DE LA LITURGIA DE LAS HORAS

271. La visita a un santuario, tiempo y lugar favorable para la oración personal y comunitaria, constituye una ocasión privilegiada para ayudar a los fieles a apreciar la belleza de la Liturgia de las Horas y para asociarse a la alabanza cotidiana que, en el curso de su peregrinación terrena, la Iglesia eleva al Padre, por Cristo, en el Espíritu Santo.

Así pues, los rectores de los santuarios deben introducir en las actividades preparadas para los peregrinos, según la oportunidad, celebraciones dignas y festivas de la Liturgia de las Horas, especialmente de Laudes y Vísperas, proponiendo también la celebración, parcial o completa, de un Oficio votivo que tenga relación con el santuario.

A lo largo de la peregrinación y conforme se van acercando a la meta, los sacerdotes que acompañan a los fieles no dejen de proponerles, al menos, la oración de alguna Hora del Oficio Divino.

 

LA CELEBRACIÓN DE LOS SACRAMENTALES

272. Desde la antigüedad, la Iglesia ha tenido la costumbre de bendecir personas, lugares, alimentos, objetos. En nuestros días, sin embargo, la práctica de la bendición, motivada por usos antiguos y concepciones profundamente arraigadas en algunos fieles, presenta algunos puntos delicados. Con todo, continúa siendo una cuestión pastoral bastante presente en los santuarios, donde los fieles, que acuden para implorar la gracia y la ayuda del Señor, la intercesión de la Madre de la misericordia o de los Santos, suelen pedir a los sacerdotes las más diversas bendiciones. Para un desarrollo correcto de la pastoral de las bendiciones, los rectores de los santuarios deberán:

– proceder con paciencia en la aplicación gradual de los principios establecidos por el Rituale Romanum, los cuales buscan fundamentalmente que la bendición sea una expresión genuina de fe en Dios, dador de todo bien;

– subrayar de manera adecuada – en cuanto sea posible – los dos momentos que configuran la «estructura típica» de toda bendición: la proclamación de la Palabra de Dios, que da sentido al signo sagrado, y la oración mediante la cual la Iglesia alaba a Dios e implora sus beneficios, como recuerda el mismo signo de la cruz que traza el ministro ordenado;

– preferir la celebración comunitaria a la individual o privada y comprometer a los fieles para que participen de manera plena y consciente.

273. Es deseable que los rectores de los santuarios establezcan a lo largo del día, en los periodos de mayor afluencia de peregrinos, momentos especiales para celebrar las bendiciones; en ellos, mediante una acción ritual caracterizada por la verdad y la dignidad, los fieles comprenderán el sentido genuino de la bendición y el compromiso de observar los mandamientos de Dios, que comporta la «petición de una bendición».

 

EL SANTUARIO COMO LUGAR DE EVANGELIZACIÓN

Peregrinaciones en Santuario de Lourdes

274. Innumerables centros de comunicación social divulgan todos los días noticias y mensajes de todo tipo; el santuario, en cambio, es el lugar en el que continuamente se proclama un mensaje de vida: el «Evangelio de Dios» (Mc 1,14; Rom 1,1) o «Evangelio de Jesucristo» (Mc 1,1), esto es, la buena noticia que proviene de Dios y que tiene por contenido a Cristo Jesús: Él es el Salvador de todos los pueblos, en cuya muerte y resurrección se han reconciliado para siempre el cielo y la tierra.

Al fiel que se acerca al santuario se le deben proponer, directa o indirectamente, los elementos fundamentales del mensaje evangélico: el sermón de la montaña, el anuncio gozoso de la bondad y paternidad de Dios así como de su amorosa providencia, el mandamiento del amor, el significado salvador de la cruz, el destino trascendente de la vida humana.

Muchos santuarios son, efectivamente, lugares de difusión del Evangelio: en las formas más variadas, el mensaje de Cristo se trasmite a los fieles como llamada a la conversión, invitación al seguimiento, exhortación a la perseverancia, recuerdo de las exigencias de la justicia, palabra de consuelo y de paz.

No se puede olvidar la cooperación que muchos santuarios prestan a la labor evangelizadora de la Iglesia, al sostener de diversos modos las misiones «ad gentes».

 

EL SANTUARIO COMO LUGAR DE LA CARIDAD

275. La misión ejemplar del santuario se extiende también al ejercicio de la caridad. Todo santuario, en cuanto celebra la presencia misericordiosa del Señor, la ejemplaridad y la intercesión de la Virgen y los Santos, «es por sí mismo un hogar que irradia la luz y el calor de la caridad». En su acepción más común y en el lenguaje de los sencillos «la caridad es el amor expresado en el nombre de Dios». Esta encuentra sus manifestaciones concretas en el acoger y en la misericordia, en la solidaridad y en el compartir, en la ayuda y en el don.

Gracias a la generosidad de los fieles y al celo de los responsables, muchos santuarios son lugares de mediación entre el amor a Dios y la caridad fraterna, por una parte, y las necesidades del hombre, por otra. En ellos fructifica la caridad de Cristo y parece que se prolongan la solicitud maternal de la Virgen y la cercanía solidaria de los Santos, que se expresan, por ejemplo:

– en la creación y mantenimiento de centros de asistencia social, como hospitales, centros de enseñanza para niños sin recursos y residencias para personas ancianas;

– «en la acogida y hospitalidad para con los peregrinos, sobre todo los más pobres, a quienes se ofrecen, en la medida de lo posible, lugares y condiciones para un momento de descanso

– en la solicitud y cuidado de los peregrinos ancianos, enfermos, minusválidos, a los que se reservan las atenciones más delicadas, los mejores sitios en los santuarios; para ellos se organizan, en el horario más adecuado, celebraciones que, sin separarles de los otros fieles, tengan en cuenta sus circunstancias especiales; para ellos se establece una cooperación con asociaciones que se ocupen generosamente de sus desplazamientos;

– en la disponibilidad y en el servicio ofrecido a todos los que se acercan al santuario: fieles cultos e incultos, pobres y ricos, con-nacionales o extranjeros».

 

EL SANTUARIO COMO LUGAR DE CULTURA

276. Con frecuencia el santuario es ya, en sí mismo, un «bien cultural»: en él se dan cita y se presentan, como resumidas en una síntesis, numerosas manifestaciones de la cultura de las poblaciones vecinas: testimonios históricos y artísticos, formas de expresión lingüística y literaria, expresiones musicales típicas.

Desde este punto de vista, el santuario resulta con frecuencia un punto de referencia válido para definir la identidad cultural de un pueblo. Y en cuanto que en el santuario se da una síntesis armoniosa entre naturaleza y gracia, piedad y arte, se puede proponer como expresión de la Vía pulchritudinis para contemplar la belleza de Dios, del misterio de la Tota pulchra, de las admirables experiencias de los Santos.

Además, cada vez se tiende más a hacer del santuario un «centro de cultura» específico, un lugar en el que se organizan cursos de estudio y conferencias, donde se acometen interesantes iniciativas editoriales y se promueven representaciones sagradas, conciertos, exposiciones y otras manifestaciones artísticas y literarias.

La actividad cultural del santuario se configura como una iniciativa en el ámbito de la promoción humana; esta función se añade útilmente a la función primordial, de lugar para el culto divino, para la evangelización, para el ejercicio de la caridad. En este sentido, los responsables de los santuarios deben procurar que la dimensión cultural no adquiera una importancia mayor que la cultual.

 

EL SANTUARIO COMO LUGAR DE COMPROMISO ECUMÉNICO

277. El santuario, en cuanto lugar de anuncio de la Palabra, de invitación a la conversión, de intercesión, de intensa vida litúrgica, de ejercicio de la caridad es un «bien espiritual» que se puede compartir, en una cierta medida y conforme a las indicaciones del Directorio ecuménico, con los hermanos y hermanas que no están en plena comunión con la Iglesia católica.

En consecuencia, el santuario debe ser un lugar de compromiso ecuménico, sensible a la necesidad grave y urgente de la unidad de todos los creyentes en Cristo, único Señor y Salvador.

Por lo tanto, los rectores de los santuarios deben ayudar a los peregrinos a tomar conciencia del «ecumenismo espiritual» del que hablan el decreto conciliar Unitatis redintegratio y el Directorio ecuménico, según el cual los cristianos deben siempre tener presente la intención de la unidad en las oraciones, en la celebración eucarística, en la vida diaria. Así, en los santuarios se debería intensificar la oración con esta intención en algunos tiempos particulares, como la semana de oración por la unidad de los cristianos, en los días entre la Ascensión del Señor y Pentecostés, en los cuales se recuerda a la comunidad de Jerusalén reunida en la oración y en espera de la venida del Espíritu Santo, que la confirmará en la unidad y en su misión universal.

Además, los rectores de los santuarios promuevan, cuando haya oportunidad, encuentros de oración entre cristianos de las diversas confesiones; en estos encuentros, preparados con atención y colaboración, deberá primar la Palabra de Dios y se deberán valorar las formas de oración características de las diversas confesiones cristianas.

Según las circunstancias, será quizá oportuno extender, en casos excepcionales, la atención a los miembros de otras religiones: existen, de hecho, santuarios frecuentados por los no cristianos, que acuden allí atraídos por los valores propios del cristianismo. Todos los actos de culto que se realizan en los santuarios deben ser claramente conformes con la identidad católica, sin ocultar jamás lo que pertenece a la fe de la Iglesia.

278. El compromiso ecuménico adquiere aspectos particulares cuando se trata de santuarios dedicados a la Virgen María. En el plano sobrenatural, santa María, que ha dado a luz al Salvador de todos los pueblos y que ha sido su primera y perfecta discípula, tiene una misión de concordia y de unidad respecto a los discípulos de su Hijo, por lo que la Iglesia la saluda con el título de Mater unitatis; en el plano histórico, en cambio, la figura de María, debido a las diversas interpretaciones sobre su papel en la historia de la salvación, ha sido con frecuencia motivo de divergencia y división entre los cristianos. Hay que reconocer, con todo, que en el aspecto mariano, el diálogo ecuménico actualmente está dando sus frutos.

Fuente: Directorio de Piedad Popular y la Liturgia de la Iglesia Católica

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Que es una Peregrinación

La Biblia nos habla de la peregrinación en el Salmo 122 (121):
Que alegría cundo me dijeron
Vamos a la casa del Señor
Ya están pisando nuestros pies
Tus umbrales, Jerusalén.
 

Jesús era un peregrino, su última visita a Jerusalén, siendo observante de la ley judía, fue como peregrino durante la fiesta de Pésaj, la Última Cena.

Una peregrinación o peregrinaje es el viaje a un santuario o lugar sagrado con connotaciones religiosas efectuado por un creyente (o grupo de creyentes). Pero también se llama peregrinación al mismo santuario o lugar religioso destinado a recibir peregrinaciones.

Los lugares de peregrinación sagrados pueden serlo porque allí sucedió un hecho significativo para la fe, porque contienen alguna reliquia, porque allí se venera especialmente a alguna figura, porque allí se realiza alguna actividad especial religiosa o por las connotaciones que tiene su entorno.

La peregrinación se puede realizar para profesar la fe, como método para expiar algún pecado, para pedir gracias, como agradecimiento por peticiones concedidas.

Si bien se puede peregrinar siempre a los lugares sagrados, cada peregrinación tiene su fecha central, donde generalmente se realizan festejos.

 

EL PEREGRINO

Peregrinos en Medjugorje

Un peregrino es el viajero que visita algún lugar sagrado, allí encuentra lo sobrenatural participando de una realidad diferente a la realidad profana.

La Peregrinación nos ofrece la posibilidad de reencontramos con nuestra propia historia cristiana, nuestra realidad transitoria en este mundo. Pero la nota característica es la forma festiva y gozosa de estas peregrinaciones, que ha de recordarnos que nuestro peregrinar hacia Dios no debe, ni puede ser lastimoso ni triste.

Así pues, las peregrinaciones favorecen la práctica de los valores cristianos, estimulan un culto integral a Dios (ver, oír, cantar, escuchar, tocar, convivir, etc.) Nos dispone a ser agradecidos y ante todo nos recuerda nuestra común subsistencia y la necesidad de una salvación comunitaria.

 

HISTORIA DE LAS PEREGRINACIONES

Las Peregrinaciones iniciaron en la Iglesia antes de la paz otorgada por el emperador Constantino en el 313, aunque aumentaron considerablemente cuando la Iglesia gozó de paz y libertad en el Imperio Romano.

Las más antiguas peregrinaciones cristianas tenían como destino Roma y Tierra Santa como a las tumbas de los mártires. La más famosa de las peregrinas de esa época fue una española de nombre Egeria, quien nos narra cómo se celebraban estas peregrinaciones en Tierra Santa en el siglo IV.

Las peregrinaciones en honor a la Bienaventurada Virgen María cobran fuerza entre los siglos V-VII principalmente en Nazareth.

Pero, no es sino hasta los siglos XIV-XVII cuando lograron su más alto esplendor y participación.

La Iglesia encontró en el Papa Juan Pablo II el modelo de los peregrinos. El nos recuerda que el cristiano es ante todo un peregrino (GS 7) y que la Iglesia misma es un pueblo peregrino (LG 8).

En el Occidente cristiano durante la Edad Media se distinguían tres clases de peregrinos:

  • Romeros , aquellos que iban a Roma.
  • Palmeros, aquellos que iban a Jerusalén.
  • Peregrinos propiamente dichos, aquellos que iban a Santiago de Compostela.

Los tres principales lugares de peregrinación cristiana son:

  • Jerusalén y Tierra Santa
  • Roma (Italia y el Vaticano)
  • Santiago de Compostela (Galicia, España)

Pero también hay otros muy importantes como el santuario de Guadalupe en México, Lourdes en Francia, Aparecida en Brasil, Reina de la Paz en Medjugorje, entre otros. Además, hay peregrinajes regionales y los propios de cada país.

 

EL FORMATO DE LAS PEREGRINACIONES

Peregrinos en el santo Sepulcro
Peregrinos en el Santo Sepulcro

El modo de hacer una peregrinación ha variado con los siglos y con los lugares, pero básicamente ha mantenido su fisonomía. En la antigüedad se hacía así:

1. Se reunían en un lugar sagrado ( Templo )
2. Escuchaban la Palabra de Dios.
3. Se instruía sobre el sentido de la peregrinación.
4. Recibían la Bendición para partir.
5. Los peregrinos se ponían en camino, orando, cantando, conviviendo, conociendo.
6. La Peregrinación, finalmente, no concluye al llegar al santuario o meta de la peregrinación y de participar en los actos de Litúrgicos o de devoción, o en firmar el libro de peregrinos, o de adquirir algunos recuerdos como estampitas, medallas, agua bendita, etc. Se trataba y debe tratarse todavía de » recargar las energías » de cobrar nuevo vigor e impulso para llevar y hacer presente la gracia de Dios al volver a casa. Entusiasmar y alegrar a los miembros de la familia, de la comunidad que no pudieron asistir. Se trata ante todo, de infamarnos en el propósito de extender el Reino de Dios, tal como lo pedía el Papa Juan Pablo II: Una nueva evangelización, nueva en su impulso, nueva en sus métodos, nueva en su ardor.

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Vista aerea de Nazareth

Nazareth, city of Annunciation

Nazaret.: «DONDE TODO EMPEZÓ»

Biblical Productions Production Services in Israel Nazareth

Nazareth City 2007

NAZARETH ( ISRAEL )

Israel Nazareth

Israel Nazareth Church of the Annunciation part 1

The Church of the Annunciation – Nazareth – Israel

Restauración de la gruta de la Anunciación en Nazaret

En Nazaret – Basílica de la Anunciación

Nazareth – Basilica della Annunciazione

Nuove scoperte nella Grotta dell’Annunciazione di Nazareth

The church of the annunciation in Nazareth

Church of the Annunciation, Nazareth.


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