Este es un resumen de los aspectos más importantes sobre la veneración a la Virgen María en los católicos.
En pocas frases se puede tener un panorama amplio de las creencias católicas hacia Nuestra Señora.
QUIÉN ES LA VIRGEN MARÍA
María, que en hebreo quiere decir “Señora” y según otros “Mar amargo”, es la mujer con la cual se abre la promesa en la antigua alianza (Gn. 3:15) y con la cual cierra Simeón la antigua profecía (Lc. 2, 25-35).
Es la Mujer que ha tenido el mayor contacto con la Santísima Trinidad en la historia.
El Padre la escoge entre todas las mujeres para ser madre de su hijo unigénito, el Espíritu Santo engendro un hijo en sus entrañas y la segunda persona tomo carne y sangre en su vientre.
Si por Eva entró el pecado en el mundo, por la Virgen María entró la salvación.
Tiene la misión de combatir contra el “dragón” y la “bestia” del mal en los tiempos finales según el Apocalipsis.
CUÁLES SON LOS DOGMAS MARIANOS
Los dogmas marianos proclamados por la Iglesia Católica Apostólica Romana son cuatro:
A) En el año 431, el Concilio de Éfeso declaró a María Madre de Dios, Theotokos.
B) En el año 649 (dos siglos después) el Papa Martín I declaró su Virginidad Perpetua (antes, durante y después del parto).
C) Más de mil años después se proclamó el próximo dogma: la Inmaculada Concepción (1854), por el Papa Pío IX. Este dogma enseña que María fue siempre libre de pecado. No tuvo pecado original.
D) Un siglo después, el Papa Pío XII proclamó la Asunción de María(1950): Al final de su vida terrenal, la Madre de Jesús fue llevada a la gloria del cielo en cuerpo y alma.
A) MADRE DE JESÚS Y POR TANTO MADRE DE DIOS
María es Madre de Jesús quien es Dios y Hombre.
Si negáramos su maternidad divina entonces también negaríamos que Jesucristo, su hijo, sea Dios.
Esta expresión, Madre de Dios, no dice que sea María quien por su engendramiento ha dado a Jesús su divinidad, sino que dice que María ha engendrado según la carne a aquel que es eternamente engendrado por Dios.
B) VIRGINIDAD PERPETUA DE MARÍA
La Iglesia afirma la doctrina de la virginidad perpetua de María Santísima.
Esto significa que ella fue siempre virgen: antes, durante y después de dar a luz a Jesucristo.
La virginidad de María antes del parto está firmemente atestiguada por los evangelios de san Mateo y de san Lucas.
Este último en su relato de la Anunciación insiste en que “el ángel Gabriel fue enviado por Dios… a una virgen… y el nombre de la virgen era María” (Lc 1,26-27).
Mateo dice que en la concepción de Jesús se cumplió la profecía de Is 7,14 sobre la concepción virginal del Mesías (Mt 1,22-23).
Y que José no conoció a María “hasta que dio a luz un hijo” (Mt 1,25) con lo cual queda excluida cualquier relación carnal antes del nacimiento de Jesús.
C) MARÍA CONCEBIDA SIN PECADO
¿Cómo mantener la realidad pecadora de una madre, marcada como todo ser humano por el pecado original, y la realidad no pecadora de un niño como Jesús?.
El 8 de diciembre de 1854 el Papa Pío IX definió la fe de la Iglesia católica sobre la Inmaculada Concepción:
“Desde el primer instante de su concepción, por la gracia y el privilegio de Dios todopoderoso, y en consideración de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, la Virgen María fue preservada intacta de mancha de pecado original”.
Por consiguiente, no solamente María no ha cometido pecado, sino que no ha sido alcanzada por el pecado original.
D) LA ASUNCIÓN DE MARÍA A LOS CIELOS
¿Cómo se terminó la vida terrestre de María?
El 1º de noviembre de 1950 el Papa Pío XII definió solemnemente, después de consulta a todos los obispos, la Inmaculada Madre de Dios.
“María siempre virgen, después de haber acabado el curso de su vida terrestre, ha sido elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial”.
Nada se dice sobre si María murió o no antes de haber sido elevada al cielo.
Lo que se afirma es que su cuerpo no ha conocido la corrupción, no se ha degradado, sino que ha sido elevado a la gloria celestial.
Nótese también la diferencia entre la Ascensión, en la que Jesucristo resucitado de entre los muertos sube al cielo (Él es el actor de la acción), y la Asunción, en la que María es elevada al cielo por Dios (ella es pasiva, es Dios quien actúa).
MARIA REINA
El pueblo cristiano siempre ha reconocido a María Reina por ser madre del Rey de reyes y Señor de Señores.
Su poder y sus atributos los recibe del Todopoderoso: Su Hijo, Jesucristo.
Es Él quien la constituye Reina y Señora de todo lo creado, de los hombres, de los ángeles y para vencer a satanás.
María Santísima es Reina por ser la madre de Dios hecho hombre, el Mesías, el Rey universal.
Por ser la perfecta discípula que acompañó a Su Hijo desde el principio hasta el final, Cristo le otorga la corona.
El papa Juan Pablo II, en la audiencia del 23-7-97 dijo que
“María es Reina no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque (…) cooperó en la obra de la redención del género humano. (…).
Asunta al cielo, María es asociada al poder de su Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la difusión de la gracia divina en el mundo”.
MARÍA COOPERA EN NUESTRA SALVACIÓN
Esta cuestión divide a católicos y protestantes.
Los católicos dicen que María, al convertirse en Madre de Dios, ha cooperado a la realización de nuestra salvación (por su escucha, su servicio de intercesión como en Caná, etc.).
Pero eso no significa sin embargo que María sea una segunda mediadora al lado de Cristo, como si añadiera alguna cosa a la obra de Él.
María está en efecto, como nosotros, del lado de los salvados.
MARÍA MADRE DE LA FE, DE LA ESPERANZA Y DE LOS CREYENTES
María es mujer de fe, de esperanza y de caridad como ninguna otra criatura había sido antes ni jamás lo ha de ser.
En estos tiempos de general apostasía y de consecuente destrucción del hombre, la Madre de Dios nos asegura con su presencia el favor del cielo, la victoria de Nuestro Señor sobre el pecado, sobre la muerte y sobre satanás.
Ella viene a traernos la luz de Cristo.
Ella viene a llevarnos a Cristo, Ella viene a defender a la Iglesia y a su Pastor. Su presencia continua reaviva y fortalece nuestra esperanza e ilumina nuestra fe.
MADRE DE LA IGLESIA
Los primeros cristianos han concedido mucho valor a la presencia de María al pie de la cruz de su hijo, Jesús. Se acuerdan de estas palabras dichas a Juan: “He ahí a tu madre” (Jn. 19,27).
La expresión Madre de la Iglesia no ha visto la luz hasta el fin del concilio Vaticano II.
El Papa Pablo VI proclamó entonces a María Madre de la Iglesia, es decir Madre de sus fieles y de sus pastores.
MARÍA MEDIANERA DE TODAS LAS GRACIAS
Todas las Gracias vienen a través de María porque Jesucristo El Salvador del mundo viene a través de ella.
No hay mayor Gracia aparte de Jesús.
Todas las gracias vienen a nosotros a través de María porque su intercesión es un preámbulo a todas las gracias.
MARIA CORREDENTORA
Actualmente hay un movimiento que propone al Papa la aprobación del 5º dogma de María Corredentora.
El título Mariano “Corredentora”, se refiere a la participación única de María en la obra de nuestra redención llevada a cabo por Jesucristo.
Es un paso más a su carácter de cooperadora en la salvación.
El término como ha sido usado por la Iglesia nunca pone a María en nivel de igualdad con Jesucristo, el divino redentor.
Sin embargo, la libre y activa cooperación humana de la Madre de Jesús en la redención, particularmente en la Anunciación y en el Calvario, es correctamente reconocida por el magisterio y las enseñanzas papales del Concilio Vaticano Segundo –Ver “Lumen Gentium” Nos. 56, 57, 58 y 61–.
Y se convierte en un ejemplo preeminente de cómo el Cristiano está llamado a hacerse un “co-trabajador con Dios”.
POR QUÉ LOS CATÓLICOS LE ORAN A MARÍA
Realmente, toda oración cristiana no se dirige más que a Dios: sea al Padre, o a Jesucristo o al Espíritu Santo, o incluso a la Trinidad en cuanto tal.
Si recurrimos a María y a los santos en nuestra oración, es para pedirles ayuda, su intercesión ante Dios, su oración.
Es lo que hacemos al pedir en el “Ave María” al decir “ruega por nosotros pecadores”.
Nuestras oraciones dirigidas a María son en realidad oraciones dirigidas a Dios que es el único que puede escucharlas.
Siempre podemos alabar a María como lo han hecho antes de nosotros Lutero y otros reformadores.
María decía en su Magnificat: “Todas las generaciones me felicitarán” (Lc. 1,48).
Nosotros la veneramos, alabando a Dios por ella y con ella.
Como lo hizo el ángel en la Anunciación e Isabel en la Visitación.
CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
Nos consagramos al Inmaculado Corazón de María, porque Dios nos ha entregado a María como Madre y nos ha confiado a ella.
Ella es pues responsable de velar por la salvación de todos sus hijos, de hacer que se acerquen a Jesús, que escuchen su Palabra, que vivan como hermanos.
Jesús quiere que tengamos un corazón limpio, sencillo, humilde, inmaculado como el de su madre.
Consagrarse a María significa ponernos en sus manos, a su servicio y disposición.
Y Ella nos guiará hacia Jesús.
Consagrarnos a Ella significa dejarse llevar sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de madre.
Consagrarse a María significa vivir permanentemente en su Inmaculado Corazón, dentro del Corazón divino de Jesús.
Es dejar que Ella actúe por medio de nosotros.
Es como prestarle nuestra lengua para que hable por nosotros y nuestro corazón para que ame a los demás por nuestro medio.
LOS CATÓLICOS NO ADORAN A MARÍA
La Iglesia no se cansa de proclamar que nosotros honramos a María como lo hacía Jesús y la proclamamos bendita, cumpliendo la profecía bíblica (Lc 1, 48).
Pero la adoración es única y propia de Dios y María es criatura.
A María se la venera o se le concede hiperdulía.
POR QUÉ LOS CATÓLICOS REZAN EL ROSARIO SI NO ESTÁ EN LA BIBLIA
No hay oración más Bíblica que el rosario, todos los misterios están en la Biblia, el Padrenuestro, también está en la Biblia y la primera parte del Ave María también.
El Rosario es una oración más Bíblica que muchas que se hacen en algunas iglesias.
En cuanto a la repetición dice Mc 14, 39 que Jesús repetía muchas veces la misma oración, el rosario es una meditación en una oración.
MARÍA SE PRESENTA CON DIFERENTES ROSTROS Y VESTIDOS
Las advocaciones a María son múltiples pero siempre es la misma Virgen María la que se venera a través de Nuestra Señora del Carmen, la Virgen del Rosario o la Reina de la Paz de Medjugorje.
María presenta en cada advocación un perfil levemente distinto y a su vez cada advocación crece en un lugar geográfico e histórico que le da su originalidad.
MARÍA SE ESTÁ APARECIENDO
La Iglesia Católica y la Ortodoxa admiten que algunos fenómenos se deben a la presencia sobrenatural de la Virgen María a videntes.
La Iglesia Católica distingue entre apariciones públicas (en que estudia su veracidad) y privadas (en que el vidente así lo expresa), pero en ningún caso el fiel está obligado a aceptarlas.
El estudio de una aparición puede llevar siglos hasta que la Iglesia aprueba o desaprueba; en más del 95% de las apariciones estudiadas la Iglesia no se ha expedido y sólo una ínfima minoría son aprobadas o desaprobadas.
El Vaticano no aprueba las apariciones que están en curso y nunca aprueba los mensajes.
Los Obispos muchas veces permiten oficiar misa en los lugares de las apariciones, incluso aunque hayan dicho públicamente que no hay evidencias que sea un fenómeno sobrenatural, porque no niegan su autenticidad, sino expresan que no tiene pruebas irrefutables de ello.
Cuando un Obispo aprueba una aparición de María puede suceder y ha sucedido, que su sucesor la repruebe o viceversa.
Las contradicciones y los ataques son inherentes a las apariciones marianas, porque siempre que se está apareciendo María está actuando el demonio para destruir su obra.
El punto central para discernir si una aparición viene de María son los frutos que deja (conversión, obras, sanaciones), su guía hacia Jesús y una catequesis compatible con la de la Iglesia Católica.
MARÍA ES CENTRO DE ATAQUE HOY EN DÍA
Desde el Génesis fue profetizada “enemistad entre la Mujer y el demonio” (Gn. 12, 13-18).
También está escrito que el demonio les hará la guerra a los hijos de la Mujer.
Esta es la razón por la cual María es centro de división entre los cristianos y los hijos de las tinieblas.
La gran promesa en Gn. 3, 15 dice que quienes vencerán a la descendencia de la serpiente son los hijos o descendencia de la Mujer.
Nosotros somos la descendencia de la Mujer, esta Mujer es la Virgen María.
Los ataques a María provienen también desde dentro de la Iglesia Católica a través del “minimismo mariano”.
Que puede apreciarse cuando no se resalta a María como Reina ni los privilegios concedidos a la Santísima Virgen por haber sido creada para ser la Madre de Dios y asociada a Cristo para la obra de redención de la humanidad.
Y por el contrario, se la minimiza cuando se la relega solamente como madre fiel, acompañante de los discípulos, con gran capacidad orante, intercesora.
ALGUNAS PERSONAS DICEN QUE LAS APARICIONES DE MARÍA SON COSAS DEL DEMONIO
Falso, María según Apocalipsis 12, tiene la misión de anunciar la segunda venida de Cristo y en las apariciones María no trae al mundo mensajes propios, trae un mensaje Evangélico de conversión, arrepentimiento y retorno a las Escrituras.
El demonio no puede predicar conversión a Jesús, y los frutos de paz, conversión y alegría que se ven en las personas que asisten a estos eventos no pueden venir del maligno.
Dice la Escritura que atribuir al demonio las obras de Dios es pecado contra el Espíritu Santo y este no se perdona (Mt 12, 22-32).
¿TUVO MARÍA MÁS HIJOS?
En el evangelio de San Marcos, se mencionan cuatro hermanos de Jesús, Santiago, José, Judas y Simón los cuales nunca son llamados hijos de María.
La palabra hebrea “Aha” se utiliza como hermano, tío, primo, pariente; por ejemplo en Génesis 13, 8 se menciona a Lot como hermano de Abraham, sin embargo son tío y sobrino (Gen 12, 5).
En el mismo evangelio de Marcos 15, 40 se nombran a José y Santiago hijos de María que en Juan 19, 25 se aclara que esta María era hermana (Aha) de la Madre de Jesús.
En Hechos 1, 13 se mencionan a Simón y Judas como seguidores del Maestro.
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