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La Biblia no habla contra tener imágenes sino ídolos, que es otra cosa.

Uno de los ataques más viles que reciben los católicos de parte de los hijos de la protesta es que son idólatras, queriendo significar que adoran imágenes.

Pero nada más lejos de la verdad.

Porque siglos antes de la aparición de Lutero en escena la enseñanza de los concilios de la Iglesia siempre fue condenar la adoración a imágenes.

Lamentablemente no hay forma de que muchos protestantes comprendan esto, porque se trata solamente una forma que tienen los pastores empresarios de confundir a los católicos poco formados, para llevarlos a su congregación.

Aquí hablaremos sobre por qué los católicos no son idólatras y si hay alguien idólatra son los propios protestantes. 

Es absolutamente falso que los católicos adoremos imágenes. Decirlo es ignorancia o malicia. Los católicos adoramos solo a Dios.

Entonces, ¿porque tenemos imágenes?

Las imágenes son solo representaciones artísticas de Jesús, de María o de los santos para facilitar el recuerdo.

Cuando una madre tiene fotos de sus hijos no cree que en la foto están sus hijos, sino que son una representación para recordarlos mejor.

Son una ayuda para elevar los sentidos. 

Pero aquí hay dos cosas mezcladas: por un lado la construcción de imágenes y por otro la adoración de las mismas.

Veamos el tema de la construcción de imágenes en sí mismo primero.

Los protestantes dicen que en el texto de Éxodo 20,4-5, Yahveh prohíbe la fabricación de imágenes.

Y se agarran de esto para decir que los católicos son idólatras, porque usan imágenes como forma de elevarse mentalmente a lo divino.

Efectivamente Yahveh prohíbe hacer representaciones de las cosas que existen en el mundo, pero queda claro en el texto cuál es la razón.

La intención es que el pueblo no se postre ante ellas, porque Él es el único Dios.

Y esto está reforzado porque luego Yahveh mandó a hacer figuras de querubines sobre el arca de la alianza, Éxodo 25, 18-20, lo cual estaría violando su orden de no hacer imágenes.

El templo de Salomón estaba lleno de imágenes de querubines y de figuras de animales, II Crónicas 3,5

Y también vemos que Yahveh mismo le mandó hacer a Moisés una imagen de una serpiente de bronce, en Números 21, para que cuando la gente la mirara se curara de la mordedura de serpientes.

Este pasaje último es especialmente revelador, porque la imagen de la serpiente de bronce fue solamente destruida cuando el pueblo comenzó a adorarla mucho después.

Lo cual nos reafirma que la intención del mandamiento de Dios de no hacer imágenes no pretendía reaccionar contra cualquier representación sensible, artística.

Sino que lo que intentaba este mandamiento era luchar contra la adoración a otros dioses y preservar la trascendencia del único Dios.

En resumen, Dios prohíbe la fabricación de imágenes destinadas a la adoración, porque el culto de adoración sólo corresponde a Dios.

Entonces vamos al segundo punto.

Para cualquier católico razonablemente formado, la adoración de una imagen, ya sea que represente a un santo, a un ángel o a la misma Virgen, es un pecado contra el primer mandamiento de la ley de Dios; adorar a Dios por sobre todas las cosas.

Si un católico adora una imagen, no es católico sino idólatra. 

Pero esto no debe confundirse con la veneración que los católicos tienen ante los santos y que se valen de imágenes para recordarlos mejor.

Las imágenes de Jesucristo, santos y otras cosas sagradas, cumplen una función muy importante en la vida de la Iglesia. 

No nos dan la fe, pero a través de ellas permiten a nuestra naturaleza, que es a la vez corporal y espiritual, remontarse a la evocación de Dios y de quienes le sirvieron muy por encima del promedio.

Las imágenes han sido siempre un medio para dar a conocer y transmitir la fe en Cristo y la veneración y amor a la Santísima Virgen y a los Santos.

La Iglesia ha condenado siempre la adoración de las imágenes, como el segundo concilio de Nicea del año 787, 7 siglos antes de la aparición de Lutero en escena.

Y el catecismo del Concilio de Trento del año 1566, en la ventana histórica de Lutero, enseñó que se comete idolatría adorando ídolos e imágenes como si fueran Dios.

Y esto porque la Iglesia Católica cree que hay un sólo mediador entre Dios y los hombres, que es Jesucristo.

Mientras que la Virgen María y los santos no son considerados como mediadores alternativos o independientes de Jesucristo, sino como intercesores ante Jesucristo, y ejemplos para los vivos.

Hay hombres y mujeres que, transitando el único camino que es Cristo, se transforman para nosotros en ejemplo del seguimiento de Jesús. 

Así lo afirma San Pablo cuando habla del ejemplo que él mismo está dando a las comunidades que formó, porque sigue a Cristo (Filipenses 1,21; 3,17 y 1Timoteo 1,16). 

De modo que en resumen, Dios prohíbe que se construyan imágenes con fines idolátricos, o sea para adorarlos en lugar de adorarlo a Él.

Pero no prohíbe imágenes con una función sensible que active el recuerdo y para elevar la imaginación hacia lo divino.

Los católicos están en perfecta sintonía con estos mandamientos de Dios de evitar la idolatría, porque piensan que hay un solo Dios, y un sólo mediador entre Dios y los hombres que es Jesucristo.

Y que sólo a Dios hay que adorar.

Mientras que a los santos, incluido María, le debemos honra y veneración, porque sus vidas fueron un ejemplo de fidelidad a Dios.

Y recordarlos nos lleva a imitarlos.

Pero no le debemos adoración como a Dios.

Aquí estamos ante el problema de siempre, los protestantes se fijan en las palabras de la Biblia pero no en todo el contexto.

En realidad si hay alguien idólatra aquí son los propios protestantes, porque idolatran las palabras que contiene la Biblia sin analizar lo que significan realmente.

Es lo mismo que pasa con el purgatorio, como no está mencionada la palabra purgatorio en la Biblia, entonces la Biblia no habla del purgatorio.

Hemos hecho un video explicando sobre dónde habla la Biblia del purgatorio.  

Y es por la mala comprensión del mensaje bíblico, por su idolatría a las palabras de la biblia y no al contexto de lo que se expresa, que el protestantismo generó una enorme degradación del cristianismo y permitió el crecimiento del ateísmo.

La reforma mutiló los sentidos y la belleza blanqueando las paredes de los templos y quitándoles las imágenes.

Cambiando la bella arquitectura de las iglesias por especie de cajas de zapatos, dónde la gente podría asistir a escuchar lo que decía el pastor, pero que no promovía el encuentro con lo divino.

Fue así que el arte religioso perdió su valor y así la cultura en general no tuvo el aporte del cristianismo como forma de expresión.

De esta forma el cristianismo se automutiló al dejar de llegar a todo el público y el arte que comenzó a predominar fue el arte ateo.

Se perdió el concepto de la devoción popular.

Las peregrinaciones que inspiraban los santos eran un acto de piedad y espiritualidad que acercaba a la gente a Dios.

Y esto fue acabado por el protestantismo, que además denostó las ayudas físicas para practicar devociones, como por ejemplo hacer la señal de la cruz o el uso del rosario para orar.

De la misma forma fueron criticados y combatidos el ayuno, los sacramentales, y cualquier devoción popular, sobre todo si tenía una imagen como referencia.

Se perdió el valor de las experiencias místicas.

La vida contemplativa generaba un misticismo que los profetas radicales del protestantismo rechazaron de plano.

Y esa denostación sigue hoy porque consideran que todas las apariciones marianas y las vivencias místicas son obras del demonio; lo dicen a voz en cuello sin siquiera tratar de investigar lo que sucede allí.

Aunque muchos protestantes también dicen a voz en cuello que reciben palabras de conocimiento de Dios, que les da revelaciones y profecías, pero no tienen el tino de verificar la veracidad de lo que reciben, y las aceptan sin chistar, porque no investigan esos mensajes como la Iglesia Católica.

Y ni que hablar que la reforma protestante destrozó la idea de un cristianismo unido.

Porque a partir de ahí comenzó una fragmentación infinita.

La cual fue producida por la idea de que cada uno podía interpretar la biblia por sí mismo.

Y entonces aparecieron cantidad de denominaciones diferenciadas por la manera de interpretar la Biblia y acicateadas por la ambición personal de los pastores de tener su propia Iglesia.

Bueno hasta aquí lo que queríamos hablar sobre la incorrecta interpretación de los protestantes de que Dios prohibió las imágenes por sí mismas.

Sino que prohibió las imágenes que fueran idolatradas, o sea que fueran adoradas como un Dios.

Y por otro lado dejamos claro que los católicos adoran sólo a Dios, mientras que a los santos los honran y veneran.

Si hay alguien idólatra acá con los protestantes.   

Y me gustaría preguntarte si alguna vez algún protestante te trató de idólatra y que le contestaste.

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