Quizás el signo más destacable que resalta de nuestra época es la pérdida de fe en la revelación de Dios, que arrastra todo lo demás
Al desconocer que lo que el autor nos mandató en la Biblia es eterno, porque Él es Dios, estamos abriendo las puertas a una nueva moral, antagónica con la cristiana.
Eso sucede en un mundo donde la Iglesia ya no tiene el predicamento moral, ni la coherencia de discurso, como para denunciar esto.
Y en muchos casos hasta llega a promoverlo, porque se ha ido introduciendo el espíritu del mundo dentro de su casa.
Aquí hablaremos sobre cómo se está produciendo la apostasía actual en el mundo, cómo la Iglesia está paralizada y a veces legitimando esto, qué dice la Biblia de esto que estamos viviendo, y cómo podremos salir de tal situación.
El Beato Cardenal John Henry Newman escribió proféticamente ya en el siglo XIX sobre el futuro cercano que se avecinaba en su propia época, dijo,
«El peligro especial del tiempo que tenemos por delante es la propagación de esa plaga de infidelidad, que los Apóstoles y el mismo Señor han predicho como la peor calamidad de los últimos tiempos de la Iglesia».
Estaba hablando de la pérdida de la fe, o sea la apostasía, porque el espíritu del mundo en su día, estaba haciendo avances cada vez mayores contra lo que quedaba de la antigua cristiandad.
Además señaló que las épocas de tibieza y laxitud entre los fieles, siempre habían sido el prólogo de las persecuciones.
Y que la próxima persecución sería precedida por la mayor apostasía en la historia de la Iglesia.
Una civilización que había conocido el cristianismo estaba eligiendo volver al pantano del paganismo en nombre de lo que llama progreso, atrofiando el concepto de libertad, e imponiéndolo agresivamente a todos.
Esta revolución, que tiene como máximo exponente la revolución sexual de los años ’60, ha logrado tal éxito en occidente por el crecimiento fenomenal de nuevos medios de comunicación y la tecnología de la persuasión y manipulación mental.
Que abruman la conciencia, y hacen de la voluntad humana un instrumento para redefinir, no sólo el significado del hombre, sino de la realidad misma.
En el mundo occidental, parece que alrededor de más de la mitad de los católicos ya no creen realmente en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, ni en otras doctrinas fundamentales de la Fe.
Esta mayoría también rechaza las enseñanzas de la Iglesia sobre la moralidad sexual y sobre la vida.
Y sin embargo, muchos de ellos siguen asistiendo a misa o se definen a sí mismos como católicos, transformando la fidelidad a los mandamientos que dejó Jesús, en una especie de identidad cultural religiosa.
Tal vez suceda, Dios quiera que no, lo que pasa en muchas sinagogas, que cantan los salmos que hablan de Dios, como una expresión cultural judía, a pesar que la mayoría no cree en la existencia de Dios.
En una homilía del 29 de junio de 1972, Pablo VI da cuenta de esto diciendo que «el humo de Satanás se ha filtrado en la Iglesia de Dios a través de alguna grieta».
Y el 13 de octubre de 1977, Pablo VI llegó a decir que había infiltrado el vértice de la Iglesia, dijo,
«La cola del diablo está produciendo la desintegración del mundo católico, y la oscuridad de satanás que ha entrado, se ha extendido por toda la Iglesia Católica hasta su cumbre»
Y lo sintetizó diciendo que,
«La apostasía, la pérdida de la fe, se está extendiendo por todo el mundo y en los niveles más altos dentro de la Iglesia».
Muchos de estos herejes liberales, que permanecen en las filas de la Iglesia, asumen el proyecto de deconstruirla desde dentro, para reconstruirla según sus propias nociones humanas, al grito de que hay que modernizar a la Iglesia.
Y le ofrecen al mundo un Cristo manso, en lugar de uno misericordioso y justo; un cristianismo poco exigente, que hace la vista gorda y justifica los pecados, en lugar de uno que se comprometa a cumplir los mandamientos que Él dejó a los apóstoles.
Para estos reingenieros morales el mensaje actual de Dios no está preferentemente en los evangelios ni en las revelaciones privadas, o sea las apariciones marianas, sino en la opinión pública.
Con el agravante de que esa opinión pública es fácilmente manipulable por los medios de comunicación y las redes sociales.
Por eso el Cardenal Kurt Koch ha denunciado al Camino Sinodal Alemán, por querer priorizar una cuarta fuente de revelación de Dios, que es la opinión pública, por sobre las fuentes de revelación que reconoce la Iglesia: la biblia, la tradición y el magisterio.
Esta nueva fuente de revelación exalta al hombre como medida de todo, con la consecuente negación de los derechos de Dios.
Y la Iglesia le da la legitimación a esta revolución moral en el otrora Occidente cristiano, porque fue liderada por gobiernos dirigidos por cristianos herejes o apóstatas y porque hoy en la Iglesia se oyen voces que le dan legitimidad espiritual.
Esto está avanzando desde la época del Cardenal Newman.
Y sólo una cosa se interpone en su camino: la Iglesia Católica Romana, cuando ésta vive al máximo la plenitud de la vida en Cristo, y cuando es el baluarte que se mantiene firme contra todas las malicias y engaños del maligno.
Es por eso que hay una lucha tan intensa dentro de la Iglesia Católica en este momento.
Y por eso es tan importante para el destino de la humanidad lo que suceda dentro de la Iglesia Católica.
Este conflicto no surge ahora como por arte de magia, sino que ya está profetizado en el Apocalipsis.
En el Apocalipsis capítulos 2 y 3 se habla de 7 iglesias, que son estados por los que pasaría la Iglesia a través de la historia.
Hoy estaríamos en el período de la Iglesia de Sardes, la quinta Iglesia, que comenzó luego de terminada la cristiandad.
Y antes habían sucedido los períodos de la Iglesia de Éfeso, de Esmirna, de Pérgamo y de Tiatira.
Según el sacerdote Bartolomé Holzhauser, del siglo XVII, el período de la Iglesia de Sardes sería de calamidades y devastación, opresión de los católicos por tiranos y herejes, y el ascenso de los musulmanes.
Y de la laxitud en los preceptos divinos y humanos, donde el clero no respetará las leyes de la Iglesia.
Cada uno será inducido a creer y a hacer lo que le plazca.
Y para la Iglesia Católica será una época de desolación, humillación y deserciones.
Pero será una época también en que Jesucristo irá purificando a Su pueblo a través de guerras, hambrunas, plagas, epidemias, y a la Iglesia con herejías.
Los cristianos verdaderos que sobrevivan serán pocos en la Tierra.
Y hacia el final, dice la venerable Magdalena Porsat del siglo XIX, que siete crisis precederán el triunfo de la Virgen María: inclemencias en el clima e inundaciones ; enfermedades de animales y plantas; epidemias sobre los hombres; revoluciones; guerras; y una bancarrota económica universal, que será la crisis del parto de la nueva época.
Y una vez finalizada esta etapa, se pasará a la sexta Iglesia, la de Filadelfia.
Que comenzará con la ascensión del Gran Monarca en el mundo civil y el Papa Angélico en el orden eclesiástico, por una gracia inesperada de Jesucristo.
Y los hombres vivirán en paz, porque harán las paces con Dios.
La sexta era de la Iglesia es un tiempo de una verdadera Era de Paz, del que habla la Santísima Virgen en varias apariciones, y los primeros padres, doctores de la Iglesia y santos.
Lo cierto es que Jesús vino a la Tierra a enseñar el evangelio del amor, enseñando claramente que amar verdaderamente al prójimo se basa en la fidelidad total a los mandamientos divinos.
Sin ese contexto, la supuesta justicia degenera en contemplación de las fantasías humanas y en legalismo.
Pero en cambio vemos que en nuestros tiempos muchos sacerdotes hacen las paces con lo que es el pecado, según la compresión del pecado de Jesús.
Y sostienen que el único pecado verdaderamente grave es la intolerancia, que significa hacer que las personas se sientan incómodas consigo mismas.
Y promueven falsas escisiones en la mente y el corazón de los fieles, postulando de hecho que la verdad y la misericordia están en conflicto entre sí, que la justicia y la misericordia son conceptos desvinculados del fundamento del Aquel que es la misma Justicia y Misericordia, y que la doctrina y la práctica pastoral no tienen por qué ser coherentes
Es por eso que década tras década hemos visto a nuestras iglesias transformarse de acuerdo con una interpretación falsa del Concilio Vaticano II.
Donde por ejemplo la liturgia a menudo se convierte en un ritual social centrado en el hombre.
Y son canceladas de hecho magníficas enseñanzas de nuestros Papas anteriores, siendo ignoradas o refutadas, o mutadas o mal aplicadas.
El Señor nos pide que nos mantengamos firmes como un signo de contradicción contra la avalancha de engaños y malicia.
Y que tengamos en cuenta que a lo largo de su larga historia la Iglesia ha estado muchas veces en crisis.
Sin embargo, el barco siempre se ha mantenido navegando y avanza.
Dios está permanentemente en Su trabajo, buscando sacar algo bueno de nuestras locuras, aparentemente interminables.
En algún momento Él suscitará nuevos pastores y nuevos santos para nuestro tiempo, y probablemente será en medio de grandes tribulaciones.
Mientras tanto, nuestra tarea será mantener nuestros ojos fijos en las enseñanzas de Jesucristo, porque si creemos que Él es Dios, son eternas.
Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre este período de apostasía sobre el mundo y la Iglesia que tenemos adelante.
Y me gustaría preguntarte si has visto pérdida de fe en sacerdotes y en qué la has visto.
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